Partida Rol por web

...Y así, existías. Hasta hace un momento no eras nada, y en tan solo un instante, en la menor fracción en la que se puede medir el tiempo, lo eras todo. Eras consciente de la grandeza de todo y de ti mismo. Era un recuerdo, era un atisbo del futuro, era ambas cosas y no era ninguna... Ahora existías y antes no, eso era lo importante.

La propia esencia de la realidad te buscaba, se agrupaba, se aferraba entre si para formarte. Pero no toda, sentías como en otras partes, lejos de ti esa esencia que le da sentido a la realidad se agrupaba. "Hermanos" pensaste ¿Eso tiene algún sentido?

Es imposible saber cuanto tiempo transcurrió desde que fuiste consciente, hasta que estabas listo. Sentiste nacer y morir planetas, estrellas y galaxias. Hasta que decidiste que ya era suficiente de inactividad. Y lo que te hizo despertar de tu letargo fue una baliza. Un punto de la realidad que te anhelaba que tiraba de ti, como tu habías tirado de la esencia para formarte, ese sitio te necesitaba y tu lo necesitabas a el. Y solo estaba a un pensamiento de distancia.

Por fin.... Fue su primer pensamiento ante su reciente creación. El tiempo se arremolino junto a ella y sintió que era suyo... No lo habia creadó. Bueno no ahora, pero era un regalo de ella misma en otra fase. Aquel momento era tan solo uno de tantos... tantas posibilidades, tantas fases. Tomó el tiempo y lo congeló. Abriendo asi el avanico de eventos posibles y viendo cual tenia mayor importancia.

Ruth-Adum, ese era el siguiente paso. Sus "hermanos" acudirian allí tarde o temprano. Asi que la mejor opcion era ignorar su señal y esperarlos en el lugar que le reclamaba. Tomó al tiempo y se envolvió con el. Podia plegarlo y moverse a grandes distancias, o estirarlo y hacer que el transcurso de las estrellas se detubieran... Pero esa no era su unica cualidad aunque en aquel momento era la mas util.

Lo plego y entonces se encontró en ruth-Adum. La morada de dioses, ella ya sabia lo que era, porque ella misma lo habia visto en el tiempo.

Kotk-am-Toatl despertó siendo consciente de todo lo que debía ser. Como una estrella que nacía de la nada y moría tan de repente en una supernova, el dios había comenzado su existencia plena, siendo consciente de todas sus capacidades, pero sobretodo de la necesidad imperiosa de ese universo de que alguien velara por la justicia. 

Justicia -pensó para sí, no sabía de donde había provenido ese pensamiento, esa palabra y todo el significado que conllevaba, pero algo en esa simple palabra le hizo sentirse orgulloso, sentir que tenía una función. Impartiría la justicia, pero una justicia plena e inquebrantable, una justicia que no haría excepciones ni ambigüedades. Justicia. 

Eso mismo le pasó con la palabra "Hermanos". No estaba solo, era consciente de ello, pero tampoco sabía porque eran hermanos. ¿Tenían el mismo padre o es que eran los únicos seres que habían comenzado su existencia como él? Muchas preguntas, pero todas con su respuesta, que aparecía según surgía la pregunta.

Sus cabilaciones y divagaciones desaparecieron cuando algo le llamó la atención. Esa necesidad hizo que se olvidara de todo lo demás, como si fuera lo único importante en ese preciso instante, y con un pensamiento y un parpadeo, Kotk-am-Toatl se dirigió hacia ese lugar. Por primera vez había algo que le implicaba a actuar, a hacer algo, y no solo divagar.

Siguiendo esa extraña sensación, os movisteis o quizás la realidad se movió a vuestro alrededor, cada uno tenia su forma de adaptar sus antojos al mundo y ninguna forma era mejor o peor.

Sharashiel fue la primera en aparecer y tan solo un instante después Kotk-am-Toatl.

Donde llegaron solo había oscuridad, y de pronto una enorme ciudadela apareció ante ellos, antaño gloriosa ahora llena de fracturas y sin brillo. Ruth-adum. Padre. El hogar de Padre. Mi hogar. Muchos pensamientos se crearon en la mente de los dioses. Lo único que permanecía intacto era la puerta, una enorme puerta sin el menor daño. Ambos se miraron y supieron que no importaba cuantos pedazos de muralla faltaran, mientras que esa puerta no se abriese no podrían entrar.

No tenían mas opción, que esperar en los jardines, donde solo había tierra seca y adornos rotos.

El despertar.

¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Un suspiro? ¿Un eón? El ente no lo sabía, solo podía observar fuera del tiempo, mirando la nada, haciéndose preguntas sin respuesta. Pero la nada es engañosa pues aun en el vacio del espacio si veía algo. Veía luz, veía diminutas partículas viajando hasta el infinito, así como tenues ondas que distorsionaban la realidad.

El ente extendió la mano… ¿tenía mano? Ni tan siquiera de si mismo se acordaba. Como la luz, que era lo único que conocía se vio a sí mismo. Nada más que materia que desprende su propia energía, pero esta ordenada. En si mismo vio orden. Contemplo como el éter que lo formaba se unía en una forma más tangible en el mismo momento que lo pensaba. ¿Quién era él?

Su mente viajo al pasado y al futuro, y en el presente se dio una forma enterrada en su consciencia, una forma imperfecta, porque el orden perfecto es solo un ideal, una utopía que busca mejorar lo ya existente, pero aun así esencial. Se diseño a sí mismo, se creó un rostro con el que percibir el cosmos, extremidades para manipularlo al placer de sus ideas y un pecho con un corazón en el que contener su misma esencia.

Cuando se vio a si mismo su mente lo vio claro.

-Yo soy Luz y Orden. Yo soy Nith-Rah. -Su voz resonó en sus labios y en su mente, aun cuando esas palabras no las había oído nunca... ¿o tal vez si?

Pero, aun siendo la misma esencia del universo se dio cuenta de que estaba incompleto… no porque no era perfecto, si no porque su misma esencia estaba esparcida, dividida y separada en los confines del universo.

Nuevas preguntas aparecieron en la mente del autoproclamado “luz y orden”… ¿Por qué estaba dividido? Notaba perfectamente como la esencia que compartía se ordenaba en otras formas que no eran la suya propia… ¿Podría ser que no estuviese solo?... Tenía que averiguarlo, ¿mas como?

Observando el universo dio con su respuesta. Aun en el caos, el orden siempre confluye en algún punto, igual que los astros giran en torno a las grandes masas y las cargas se atraen unas a otras, lo que es igual debe de juntarse… solo debía seguir su propio camino.

Así el ente viajo entre las estrellas, observando aun más el cosmos, comprendiéndolo, buscando orden del conocimiento adquirido. Viajaba, no errando sin rumbo, si no sabiendo  cual era su camino, solo una dirección, solo un punto en el espacio y el tiempo, en la materia y la energía, en el orden y el caos.

Solo un punto, donde sentía confluir el orden de la esencia que los formaba, que tiraba de todos, pues los necesitaba, tanto como ellos a aquel lugar.

La Nada, y luego... el Todo. Inmediatamente después de tener conciencia de sí mismo, la entidad cósmica que acababa de materializarse en el Caos del Infinito supo que acababa de existir, y por tanto, supo que debía de tener un nombre, pues todas las cosas tienen uno. Y por supuesto, inmediatamente después supo cuál era su nombre, pues supo también que era la voluntad cósmica que él lo supiera todo.

- Soy - dijo, y un destello de luz brillo en la inmensidad de la Nada, destruyendo estrellas y originando nuevas, aniquilando mentes y creando vida. Y con la luz, vino la conciencia, y con la conciencia, vino Eon.

Tal era la cantidad de información que acudía a él que se deleitó con esa sensación, placentera, que recorría cada fibra de su ser, extasiándolo. Sin embargo, esa vibración, esa baliza que le llamaba era demasiado fuerte, y la sensación de no saber, demasiado fuerte. Y como él debía de saber, allí marchó, con la velocidad de un parpadeo, con la potencia de la energía misma.

Cuando llego, el tiempo volvió a su lugar. Arremolinandose alrededor de la diosa. Ruth-Adum presentada un aspecto peor del que debia recordar. Aunque recordar cosas del futuro en lugar del pasado podia llegar a ser mas confuso aun. La puerta aun no se iba a abrir, faltaban otros...

- tu eres Kotk-am-toatl, lo se, lo he visto en las lineas del tiempo- dijo acariciando a este(al tiempo). Para una diosa como Sharashiel el tiempo ademas de una dimensión era una cosa tangible- Me presentare ante ti, como se supone que haceis las entidades temporales, soy Sharashiel. Madre del tiempo, guardiana de la magia, y esto es Ruth-adum, morada del cosmos-

Esa oscuridad era algo familiar y extraño a la vez. Su existencia se había desarrollado entre las estrellas hasta llegar a Ruth-adum. El hogar de su Padre. Todo era mucho más extraño de lo que podía reconocer, pero a la vez era muy familiar, como si siempre hubiera sabido que estaría ahí.

Pero o estaba solo. Había otra entidad, era como él, pero diferente. Puede que uno de sus Hermanos, y lo peor es que parecía saber más que él sobre todo lo que había a su alrededor- Entidades temporales, ¿eh? -dijo notando que ella, Sharashiel, se situaba como superior, o puede que simplemente diferente- sé que es esto, no se por qué lo sé, pero es así -dijo Kotk-am-Toatl- yo soy el Juez, la justicia es una parte importante para mí -miró la puerta y alzó una pregunta a nadie en general- ¿Por qué me has traído aquí?

Sospesó las escasas palabras de su hermano. Kotk, era señor de la justicia. aquello le agradó, pero no lo demostro con ninguna mueca. Siguio mirando las ruinas de aquel lugar, observandolo todo con detenimiento. Era tan decadente, en otros niveles no era asi, pero ante los ojos, por muy divinos que fueran, esa era la realidad del momento.

- La justicia es necesaria hermano. O lo sera en un futuro proximo, me alegra saber que hay alguien capaz de dominarla, cuando llegue el momento, si realmente sois dueño de ella, la magia y el tiempo se pondran a vuestro favor- añadió. Quizas otra vez hubieran sido enemigos, o quizas la justicia y el tiempo nunca hubieran intercambiado palabra, pero en este presente Sharashiel estaba sola ante la justicia y la muerte. Y el tiempo es buen compañero de todo ello.

Cuando el juez pregunto a nadie ella calló. En otro nivel podria conocer la respuesta, pero ahora mismo preferia esperar.
 

-El tiempo lo es todo y suele marcar el final de muchas cosas -dijo girándose hacia su hermana y mirándola a los ojos; los ojos de Kotk refulgieron un momento con un color dorado- me alegra saberlo; pero la justicia es igual para todos, incluso para nosotros, por lo que si sois justa, estaré de vuestro lado, eso tenerlo por seguro -observó las ruinas y varias ideas comenzaron a cruzar su mente.

-Este lugar tuvo vida y desapareció, solo espero que algo o alguien fuera capaz de juzgar a todos los que desaparecieron y guiarlos hacia el fin justo para sus vidas -observaba las ruinas con una mezcla de ilusión y tristeza. Todos esos sentimientos encontrados comenzaban a ser algo normal para él- Sois la Dama del Tiempo, ¿podrías saber qué es lo que pasó o pasará? ¿o quizás es algo que escapa incluso de los poderes de los seres como nosotros?

Ziltath acababa de nacer, un suspiro en la historia de la realidad, la energía y la conciencia se arremolinaron en el espacio atrayendo el éter del vacío y dando forma a la diosa, pero aquél nacimiento no era cosa de la casualidad, antes de que se fundiera con la existencia la diosa pudo contemplar el rostro de su padre, el rostro de la verdad.

Una verdad tan cegadora que obligó a Ziltath a cubrir sus ojos, si ese era el destino del todo ella no sería quien luchara para cambiarlo, se contentó con observar el nacimiento de quienes serían sus hermanos, Eon fue el primero en seguirla insuflando así la energía necesaria para que el universo siguiera su curso, no tardó en aparecer Atharon, el cual comenzó a crear formas de vida en el lienzo que hallaba en el centro de la existencia, poco después Kotk se apareció como fuerza contraria a Atharon y como guardián del equilibrio, Rah los siguió para otorgar orden y luz a los mortales hijos de Atharon, y por último Sharashiel, señora del tiempo, aportó sus artes para regocijo de los presentes.

Pero había algo que fallaba, una presencia que no acababa de surgir, mientras observaba a los mortales ddescubrió el motivo, un mortal se las había ingeniado para tomar el lugar de uno de sus hermanos, y como por arte del gran creador se materializó junto a los demás adoptando el nombre de Lovo, el panteón se hallaba completo.

Con paciencia y tranquilidad Ziltath los observó uno a uno, dudando si contar a los demás el secreto del nacimiento de cada uno, finalmente determinó que no podía ser así, cada uno debería luchar por sus ambiciones, a fin de cuentas aquella era la gran verdad detrás de la pantomima de la realidad, deseos mortales en entes divinos y de poder ilimitado, la ironía era evidente, Ziltath estaba segura de una única cosa, si quería seguir existiendo debería trabajar para mantener el equilibrio.

je...- el orgulló de un dios no conoce limites, y Sharashiel se inchó de este tanto que el propio cosmos tubo que hacerse a un lado- puedo ver miles de cosas, puedo saber como va a morir hasta la ultima estrella antes de desaparecer yo misma, pero hay algo que escapa a mi visión y es que no puedo saber de nada antes de que yo misma existiera... son limites divinos, aunque puedo ver infinidad de posibilidades y caminos hermano... puedo ver en un futuro nuestras mas velicosas facetas enfrentadas, y en otro llegamos a amarnos mas incluso que cualquier dios amaria a si mismo.. en otros somos tan solo dos piezas alejadas en un tablero...- acaricio al tiempo, el cual ahora era como una serpiente traslucida que se arremolinaba sobre el torso de la diosa- el futuro es un camino incierto Kotk. Mas cuanto mas cercano es, menos caminos se abren y mas facil es verlo... aunque si que puedo decirte que aqui hubo como dueño y regente un gran poder... quizas...- se detubo un segundo a pensar lo que iba a decir- ¿padre?-

-Posibilidades y probabilidades, todo es posible y nada seguro hasta que ocurre -esbozó una ligera sonrisa- al menos mi cometido es más "simple y seguro", si eres injusto, eres castigado, no hay más.

Algo raro ocurrió, cuando mencionó a su Padre algo se le removió por dentro, algo que implicaba unos conocimientos que estaban ahí y que de los que aún no era del todo consciente- ¿Sabes por qué está cerrada esta puerta? Algo me incita a entrar, pero no creo que sea capaz de entrar en ese lugar. Ahí está todo lo que necesitamos saber. Estoy seguro, pero no se como puedo estarlo.

Una vez mas la realidad se altero, y tres nuevos entes se unieron a los dos que allí se encontraban.

Nith-Rah, Eon y Zilath, cada uno por sus propios medios, lograron alcanzar ese punto concreto del espacio. Ante ellos una ciudadela se alzaba, sin duda antaño había sido gloriosa, ahora sus muros estaban agrietados, carecía de brillo. Y algo inundo la mente de las deidades, pensamientos o recuerdos, afloraron. Ruth-adum. Padre. El hogar de Padre. Mi hogar.

Y la ciudadela cambió, no con un brillo o con un sonido, simplemente altero su forma, ya no estaba destruida, las grietas habían sanado, pero seguía presentando un aspecto viejo, abandonado. Las deidades se encontraban en lo que presumiblemente debía ser los jardines, a su llegada unas tierras yermas, ahora había plantas marchitas.

Lo único que permanecía inalterable, era la puerta de entrada que brillaba con luz propia, de una manera instintiva, todos sabían que por mucho que lo desearan hasta que esa puerta no se abriese no podrían acceder al interior.

Al igual que el agua de la montaña fluye irremediablemente hacia el océano infinito, Ziltath acabó en Ruth-Adum, varios de sus hermanos menos pacientes y con mayor iniciativa ya se encontraban allí, frente a la gran morada de los dioses, aunque marchita y arruinada seguía despidiendo una grandeza sin par incluso para los dioses, solo una puerta se interponía entre ellos y los mortales, pero hasta que el orden de poder no se completara nadie podría actuar, la diosa esbozó una ligera sonrisa, aquél era el legado del Padre a sus hijos.

Si tardaba segundos o eones no era asunto de ellos, simplemente debían esperar, sin duda el mejor momento para comenzar a conocer a sus hermanos, con paso armonioso y delicado Ziltath avanzó hasta la puerta para acariciarla, ni siquiera sabía la cantidad de secretos que podían esconder aquellos muros y sin embargo podía sentir el poder que emanaba del mismo, retrocedió de nuevo y tras una ligera inclinación de cabeza a modo de reverencia saludó a sus hermanos. Bienvenidos a nuestro hogar hermanos, aunque nuestra naturaleza lo hace innecesario, me presentaré, soy Ziltath de las revelaciones, diosa de la verdad y de los secretos, aunque conozco vuestros nombres no sé nada acerca de vuestras intenciones, mientras esperamos a Atharon y a Lovo podemos darnos a conocer, la paz debe reinar, al menos en el inicio de los tiempos, a fin de cuentas la entropía se encargará de torcer nuestros planes en un momento u otro y considero que resultará más beneficioso para todos que no nos alcance en mitad de una guerra divina.

Vengo de un lugar donde el tiempo y el espacio no existía, donde el universo era tan solo una idea que rondaba en una mente colectiva. Entonces algo se inició, como un pequeño pulso, un corazón en el fondo de todo que empezó a latir, un mecanismo que se ponía en funcionamiento de una manera inexplicable. Entonces fui consciente de mi existencia, más sólo era eso, pura y total consciencia. - ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? - Fue mi primera pregunta. Una idea a penas, algo que surcaba mis pensamientos.

- Tú eres vida, y tu darás el sustento vital a todo lo que está por venir. - Respondió una voz en mi mente, una voz que me resultaba profundamente conocida y que a la vez creía no haber escuchado nunca. Empecé a comprenderme a mi mismo, tratando de saber qué era yo, y cuál era mi propósito, analizando aquella frase. Sentí pasar el tiempo pasar mientras trataba de encontrar mi propósito y a mi mismo. Me otorgué un nombre, Atharon, y busqué respuestas. Yo era vida, eso había comprendido, pero debía demostrármelo. 

Entonces llegó el momento, algo sentí, algo que había cambiado, un lugar que me llamaba, que inexorablemente parecía atraerme. Me acerqué hacia allí, dejando mi consciencia navegar a la deriva, y decidí tomar una apariencia para representarme. Mi mente me dio el aspecto de una gran fiera, de enormes alas y ojos astutos, patas poderosas y un cuerpo cargado de vitalidad. Al alcanzar el lugar, la armonía parecía fluir de allí, sentí por primera vez la posibilidad de encontrar a otros como yo. Entendí que quizá no sería la mejor forma de entrar en aquel lugar, así que adopté un aspecto más sencillo, de más reducido tamaño para adaptarme a aquel espacio de serenidad. Por último, replegué mis alas a mi espalda antes de aparecer finalmente.

Como si fuera un pilar de luz, descendiente de alguna estrella lejana, Nith-Rah descendió a los jardines. Su cuerpo formado de éter brillante se reestructuro y se poso con elegancia, expandiendo su luz por todos los rincones de los jardines de Ruth-Adum. Ante su cercanía, la entropía del universo cambiaba, y lo que antes era caos, se ordena en formas viejas y nuevas.

Sus pies descalzos tocaron las baldosas del jardín, desgastadas por los eones, y brillaron como nuevas, reestructuradas al nivel de su origen.

Sus ojos brillantes como soles observaron a los presentes y los que llegaban, examinándolos y aprendiendo de lo que veía.

Sonrió complacido y hablo con una voz profunda, calmada, llena de poder y benevolencia.

Bienhallados mis hermanos. Sentí vuestra esencia confluir en este lugar, igual que los astros se atraen a las grandes masas. Sabed que yo soy Nith-Rah, señor de luz y orden. Espero que ahora que estemos juntos podamos descubrir que le ha ocurrido a este cosmos de entropía ascendente, que ahora es nuestro hogar.

Los ojos de Nith-Rah se posaron en la dama de la verdad y los secretos.

Bienhallada a ti también hermana, veo que tu también has observado la tendencia al caos de este universo… mientras viajaba en esta dirección también me he percatado de ello.

Si deseas saber mi objetivo, no es un secreto. Busco traer orden al caos, pues a pesar de que el caos es cambio y es el medio del orden para alcanzar la perfección, presiento que si la entropía del universo aumenta en demasía, nosotros desapareceremos, igual que la ultima pizca de materia desaparecerá en el universo.

Aun no os conozco tanto como desearía, pero siento que somos lo mismo, y os aprecio tanto como a mi mismo. No deseo mas que paz, prosperidad, y que nuestra existencia perdure, hasta que nuestro poder no pueda mantener el caos a raya, y llegue el fin de nuestra existencia.

La forma difusa de otro de los miembros del Panteón de Ruth-adum apareció ante ellos. No llegó con la grandiosa elegancia de Nith-Rah, sino que se materializó ante ellos de la nada, tomando forma suavemente. En su presencia, todos sabían quién era, y cuál era la misión que Padre le había encomendado con su nacimiento y creación, y todos sabían que no precisaba de boca para hablar, ni manos para tocar, puesto que su esencia misma era de aquello que surgía todo Conocimiento.

- Ruth-adum - las palabras resonaron sin emoción ninguna en las mentes infinitas de sus hermanos, y con esas palabras de reconocimiento, de existencia, las plantas del jardín, de miles de colores y formas, resplandecieron de nuevo.