Partida Rol por web

- ¿Comemos algo? Tanta aventura me ha abierto el apetito. - Guiño el ojo a la comandante Kunaar - Espero que en esta cafetera tengan cerveza romulana...

Los oficiales entraron al salón comedor de la nave, en cuanto ingresaron un silencio de muerte se hizo en el lugar y todos los ojos se fijaron en ellos. Quienes estaban comiendo, se detuvieron con los cubiertos a medio levantar; los que estaban bebiendo dejaron sus vasos en el aire... Ya los oficiales de la Federación estaban pensando que había sido un error presentarse cuando se alzó un gran rugido en el aire, un grito de victoria. Luego hubo vítores en romulano y todos sin excepción se levantaron y se acercaron para estrechar la mano de los oficiales, en un acto de camaradería sin precedentes en las costumbres sociales romulanas.
Luego de recibir palmadas en la espalda y felicitaciones por su valor y su compromiso con el bienestar del pueblo de Rómulo se les invitó una ronda de cerveza romulana. Justo en ese momento entraron los oficiales que habían terminado el turno: la primera en aparecer fue Kunaar, seguida por unos amigos bien conocidos: la comandante Krafel, la teniente Daerx y la oficial de ingeniería Edison, esta última corrió hacia Eclecson y se abalanzó sobre él para abrazarlo, pero enseguida lo soltó con un evidente rubor en sus mejillas.
-¡Perdón, comandante, es que me da mucha alegría verlo!

Victoria. La palabra sonaba tan bien, y más dadas las circunstancias. Esperaba conocer más detalles, saber qué habían hecho sus compañeros, que aventuras habían tenido. Estrechó muchas manos cuando entró en el comedor, recibiendo y dando felicitaciones con una sonrisa. Era maravilloso estar vivo y haber logrado un objetivo tan noble, tan valiente y honorable.

Levantó la jarra y brindó en no pocas ocasiones, disfrutando del sabor de aquella intensa cerveza. Compartió una mirada con sus compañeros en aquella misión, que no había dejado de ser una locura arriesgada que había salido bien. Su mirada, entonces, se desvió hacia los recién llegados, a los que se alegró de ver sanos y enteros. Sus ojos se clavaron en alguien en especial, alguien a quien le alegraba ver sobremanera.

-Daerx... -dijo, pronunciando las palabras como si fueran un néctar embriagador.

Y lo eran.

-Mertens- saludó la trill acercándose contoneando su esbelta figura, inevitablemente algunos romulanos voltearon al verla pasar -Ha regresado -sostuvo y lo fulminó con una mirada ardiente. En su interior pensó que se había hecho la idea de que podía llegar a no verlo más, pero ahora que estaba de nuevo frente a ella se dio cuenta de cómo lo había hechado de menos.
-Cuando el capitán Tova'Daq preguntó quién quería acompañar a Kunaar en la nave romulana para rescatarlos a ustedes no lo dudé ni un segundo -se sinceró, luego sonrió y saludó al resto -Comandantes, qué gusto volverlos a ver - y se presentó al resto del equipo que había participado de la misión: Kryzek, Donovan y Jamenson, Laclau todavía estaba en observación.

Lo mejor de tener una vida tan corta como la suya es que aprendías a vivir cada momento como si fuera el último. Por eso, ni siquiera se planteaba la moralidad o las implicaciones de la pasión que sentía hacia aquella trill. Simplemente, quería vivirla hasta sus últimas consecuencias.

-Me alegro de que tengamos semejante comité de recepción. Aunque me temo que como hemos estamos descolgados de los acontecimientos en Rómulo, solo conocemos la mitad de la historia. Espero que alguien me pueda hacer un resumen, o algo así.

Luego compartió una mirada con Daerx, solo de pasada. Una mirada que iba con un mensaje psiónico.

Esperaba que ella no se resistiera a la transmisión del muy sencillo mensaje.

-Hay que celebrarlo, "comandante". No se preocupe, su secreto está a salvo conmigo. Pero que me iguale en rango no va a impedir que cuando termine con usted vaya a caminar arqueando las piernas durante una buena temporada.

Cuando llegaron y se hizo el silencio Eclecson tragó saliva.

Estabamos invitados ¿verdad?

Pero cuando los vitores empezaron se sorprendió aun más. A pesar de ser un simple ingeniero era consciente de las implicaciones de lo que sucedia. Y de que era algo sin precedentes. Algo...historico.
Pero el momento se acabó en cuanto llegaron Kunaar y los demás. Edison en especial. De hecho estaba pensandose si no estaría de más abrazarla cuando ella se le echó encima, para ruborizarse después. Lo mismo que él.

No se preocupe Teniente. Yo también me alegro de verla. No se lo va a creer, pero de alguna manera volvi a exponerme a otra dosis de radiación del nucleo. Me parece que me estoy aficionando.
Menos mal que en la Excalibur está usted para sacarme de aprietos.

Y le sonrió. Ya no le importaba nada más de la velada. Simplemente se dispuso a disfrutar de la buena compañia.
 

La vulcana observó la escena junto a Krafel, satisfecha al notar el júbilo reinante, pero claramente incómoda y sin saber muy bien cómo reaccionar ante las muestras de afecto de la tripulación y el comportamiento de Edison y el obvio flirteo entre Mertens y Daerx.

Una copa de vino romulano, Teniente Krafel? - dijo la oficial vulcana, intentando salir de la incómoda situación de alegría grupal.

Sin duda es momento de celebración para la tripulación, y parece adecuado que participemos activamente. Creo que podríamos tomar hasta 3'4 copas de ese vino romulano sin que afecte demasiado a nuestras capacidades antes del comienzo del próximo turno. 

-Yo les daré un resumen compañeros -dijo Krafel mientras se sentaba en la barra cercana -La Excálibur permaneció en órbita alrededor de Rómulo recopilando información biológica y geográfica en su mayoría. Mientras tanto, el capitán bajó a la superficie con la comandante Kunaar, la doctora Nerys y el jefe de seguridad. Allí al tiempo que él negociaba un tratado diplomático con las autoridades de Rómulo, la doctora y Kunaar trabajaron junto al equipo de medicina local en busca de una solución a la enfermedad creada por Sokar, que afectaba solo a la raza romulana, como ya saben -hizo una pausa y miró a Kunaar, sabía que su humildad no le permitía decir lo que ella estaba dispuesta a decir -Me complace anunciarles que la doctora Nerys y Kunaar han encontrado una solución a la enfermedad y especialmente la comandante Kunaar es la que ha desarrollado variantes de la vacuna que se están distribuyendo y con éxito por todo Rómulo, alcanzando todos los grupos demográficos.-Lueo agregó -Acepto esa copa, comandante, será un honor.

La vulcana escucha la explicación de los hechos mientras su cabeza va recordando las agotadoras sesiones de trabajo. Le parece que han pasado meses desde aquello, cuando en realidad ha sido apenas unos días. Cuando Krafel empieza a alabar la tarea, se ve a la joven oficial algo tensa, y si no fuera de Vulcano uno podría decir que se ha sonrojado.

Gracias Kraffel, pero, ahora es momento de celebración. Todo está volviendo a la normalidad, y la crisis ha servido para acercar a Rómulo y La Federación más de lo que muchos crían posible. Es tarea de nuestros diplomáticos mantener este acercamiento y hacerlo más sólido.

Coge una de las copas y va a beber cuando se detiene al percatarse de que sus compañeros la observan atentamente.

Parece que se espera que diga algo más.

Tras un breve instante, Kunaar alza su copa e improvisa un brindis como ha visto en ocasiones hacer en celebraciones.

Por la prosperidad y el entendimiento de Rómulo y la Federación!

Todos alzaron sus copas y brindaron por el futuro prometedor que vendría gracias a este desafortunado episodio, que habían logrado torcer con la ayuda y el esfuerzo de todos los integrantes de la Excálibur.
Cada uno siguió con sus charlas, intercambiando impresiones con sus compañeros, el clima era  de alegría, por fin la tensión estaba desapareciendo lentamente salvo para los romulanos que sabían que era casi inevitable una guerra con los tholianos a menos que encontraran fuertes evidencias que demostraran que no estaban asociados a Sokar, sin embargo, hasta ellos se permitían este momento de dispersión.
Apenas las naves llegaron a espacio romulano dos escoltas de gran porte hicieron acto de presencia a cada lado del ave de presa. Fue entonces cuando la puerta del bar se abrió y una mujer entró corriendo escoltada por dos oficiales romulanos que terminaban su turno: era Amaia Lightman.

-¡Karl! ¡Karl! ¡Te extrañé tanto! -gritó la mujer y se encaramó al cuello de su marido, acto seguido lo besó ardientemente en la boca.

La trill no pudo evitar soltar una risa, algunos se la quedaron mirando extrañados pero a ella le importó un comino. Le envió la respuesta telepática a Mertens: "¿Usted? ¿Acabar conmigo? Más bien creo que será al revés, veremos quién deja exhausto a quién comandante".
Le guiñó un ojo.
 

La muchacha se sonrojó más todavía, si eso era posible, ante las palabras de Eclecson. -Siempre estaré allí para usted comandante, digo, para sacarlo de apuros y para aprender -dijo determinante -Ojalá algún día sea tan buena en ingeniería como usted.

Kunaar da un paso atrás distanciandose de la pareja en su efusivo reencuentro y dirige su mirada a otro lugar mientras bebe lo que le quedaba de bebida de un trago, claramente incómoda.

- Alguien desea otra bebida? Yo la traeré...

Y sin esperar a la respuesta se dirige a por otra copa de vino romulano.

- ¡Amaia! - una explosión de alegria sale de mi pecho al ver a mi amada esposa - No se como te las arreglas, pero siempre vienes cuando más te necesito.

La abrazo bien fuerte, me reconforta tenerla a su lado, y más después de todo lo que hemos pasado.

- Vamos con los demás. Estoy seguro que la comandante Kunaar empezará a explicar chistes y batallitas después de la segunda cerveza.- le digo rodeándo su cintura con mi brazo y acercándonos a la mesa a buscar alguna bebida.

Eclecson sonrió ante el sonrojo de Edison, y con su siguiente respuesta aun más.

Ya lo es teniente, no le quepa duda. Puedo dar fe de ello. Y seguro que ha mantenido la Excalibur en perfectas condiciones.
Por cierto, estamos en una fiesta. Deje lo de comandante para cuando estemos en ingenieria. Llameme Mathew, o Matt si lo prefiere. Después de todo me ha salvado la vida. Sobran las formalidades en momentos como este.

Eclecson era una persona inteligente, y había notado los sentimientos que Edison parecia albergar sobre él. Con un poco de ayuda de cierto enfermero de la Excalibur, todo había que decirlo. Y se sentía muy alagado, pues lo cierto es que también se sentía atraido por ella. Pero dudaba de que fuese una buena idea. Después de todo ambos eran oficiales y servían en la misma nave. Aquello podía ser complicado.

Aunque en verdad ella merece la pena.

Bueno, ¿y qué habeis hecho mientras yo ayudabe a estrellar y luego preparar para explotar una nave? Seguro que también lo habeis pasado bien. Y aunque Kunaar seguro que lo explica prefiero escuchartelo a tí.

Observó con harta curiosidad la reacción de Kunaar, que no sabía a qué se debía. Tras compartir una mirada con Daerx que prometía una noche intensa, alzó su copa para celebrar la llegada de la esposa de Lightman.

-Brindo por ustedes. Me alegro de que su marido haya vuelto sano y salvo, y he de decirle que su intervención fue capital para que volviéramos a casa. Si lo hubiera visto, reduciendo a Sokar cuando pretendía amotinarse, derribando a un tholiano de un disparo de fáser. Derrochó valentía.

Fue a beber y se rió. La copa estaba vacía.

-Creo que debo ir a por más. Si me disculpan...

Dicho ésto, fue hacia la barra del Ten Forward, situándose justo al lado de Kunaar.

Miró al barman y pronunció en un romulano muy correcto.

-Una ronda más de cerveza para los de aquella mesa. Pago yo.

Luego se inclinó sobre la barra. Kunaar era más alta que él, y no se había subido a un taburete. El contraste habría parecido gracioso a cualquier cultura con grandes dósis de ingenuidad, como la humana.

-¿Todo bien, comandante? No me gusta meterme donde no me llaman, pero la he visto inquieta.