Partida Rol por web

Crónica de la Vara: el Comienzo.

En un mar de arena

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22/10/2013, 08:18
Director

Tres días lleváis avanzando por el desierto. Las dunas de arena cambiantes del Anauroch es todo lo que veis en esta árida tierra. Dejáis a la izquierda, y lo más lejos que podéis, Umbra, la ciudad flotante atada por una negra columna al lago de Sombra. Toda esa zona esta cubierta de nubes, aunque el resto del cielo esté despejado y con un sol abrasador. La piel se os quema y por la noche el frío os pela lo quemado.

Hamah y Dhalia llevan un par de días sin hablarse, más que para intercambiar las palabras necesarias a la hora de comer o de beber, aunque el chico se muestra amable como siempre contigo. Eso sí, el agotamiento os hace estar más preocupados por sobrevivir que por dar muestras de cariño el uno al otro.

Al tercer atardecer ves, a lo lejos, sobre una duna, una figura montada en camello, los exóticos animales que habitan en el Anauroch. Ya habías percibido su figura un par de veces durante el día, pero lo achacabas más que nada al sol y el cansancio, pero ahora estás segura de que es real. Tras permanecer un rato quieto, como apenas una sombra, la figura desaparece cabalgando hacia el otro lado de la duna.

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22/10/2013, 14:24
Zeleste

Zeleste se detuvo y con una mano apartó el cabello que caía delante de sus ojos. Levantó la mirada vidriosa y a lo lejos le pareció, una vez más, ver una figura que les observaba. Llevaban ya tres días caminando por aquel largo y extenso desierto. Al principio, la joven se lo había tomado con ánimo y sus pasos habían sido firmes. Al descansar la primera noche se había encontrado mucho mejor y la pierna, aunque mostraba una enorme contusión, parecía haberse relajado y ya no tenía aquellos espasmos. 

Mientras caminaba, se percató de que algo ocurría entre Dhalia y Hamah. La noche anterior había estado tan agotada y dolorida, que había pasado por alto las miradas cargadas de resentimiento. Ahora, con la mente más despejada, fue consciente de ello y una espinita se clavó en su corazón.

Durante los dos primeros días, la joven intentó aparentar jovialidad. No quiso preguntarles el motivo de su nueva enemistad por evitar que empezaran a discutir. Así que les hablaba animadamente, e intentaba que ambos entraran en la conversación. No tardó en desistir y caer en el mutismo que parecía haberse apoderado del grupo. 

La segunda noche, Dhalia se recostó y calló dormida enseguida. Así que Zeleste aprovechó para preguntarle a Hamah qué era lo que les ocurría. Pero tan solo obtuvo silencio...

La joven no sabía qué pensar... Se había alegrado cuando vio que ambos parecían coger cierta amistad. Pero algo había ocurrido y de alguna forma se sentía desplazada... ¿Por qué no querían explicarle lo que ocurría?

También, cuando ambos dormían, intentó hablar con la vara. Preguntarle cosas, como quién era, qué hacían allí y otras preguntas que no llegaba a formular debido a su silencio. Le lanzó un detectar magia e intentó averiguar cuáles eran sus cualidades...

Empezaba a sentirse desesperada. El cansancio, el sol inclemente y las frías noches, hacían que temiera que no llegarían a salir de aquel desierto con vida...

Así que cuando vio aquella figura, pestañeó repetidas veces, convencida de que su mente le hacía una mala jugada. Pero aquel hombre continuó allí unos segundos, hasta desaparecer tras la duna...

- ¿Habéis visto...? - Les preguntó a sus compañeros mientras señalaba con el dedo hacia el lugar donde había estado aquella figura. - Allí había alguien que nos observaba... Iba sobre un camello... - 

- Tiradas (1)

Motivo: Conocimiento de conjuros

Tirada: 1d20

Resultado: 11(+8)=19

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22/10/2013, 15:22
Dhalia

Dhalia levanta la vista de repente. Lleva una camisa larga pegada al torso por el sudor. La armadura la lleva enganchada en una cuerda, cargada al hombro. La chica es la que mejor resiste el desierto, pero esta claro que empieza a agotarse.

Cuando comentas lo de la figura, los dos se detienen de repente. Dhalia mira haciendo sombra con los ojos y empieza a correr.

- ¡Creo que yo también lo he visto! - Dice ya alejándose.

Hamah suspira y reanuda el paso, pero sin hacer comentarios al respecto. Su frente esta perlada de sudor y una pequeña barba asoma por su rostro. Ni siquiera te mira.

Notas de juego

La vara emite un aura muy débil de transmutación.

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22/10/2013, 16:13
Zeleste

Dhalia había empezado a correr, pero Zeleste no se veía con fuerzas de seguir el paso de su compañera. 

- Dhalia... Espera... - Dijo con voz débil y cogiendo a Simba en brazos reanudó el camino. Si a ella le costaba caminar en aquel desierto, el pobre animal lo pasaba peor, hundiendo sus patitas continuamente en aquel mar de arena. 

Se volvió a mirar a Hamah... Echaba de menos aquella complicidad que parecía haber nacido entre ellos... Desde que se habían puesto en camino, parecía haber olvidado los sentimientos que habían despertado entre ambos... ¿Por qué está tan distante conmigo...? 

- Hamah... ¿Qué te ocurre...? - Le preguntó una vez más, aprovechando que Dhalia se distanciaba a pasos agigantados.

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22/10/2013, 16:20
Hamah

Hamah te mira de reojo. Luego suspira y encoge los hombros.

- ¿No recuerdas por qué no puedo volver a mi casa? Hubiera preferido ir a través del Camino Negro que a donde nos pueda llevar esa harpía. Era uno de ellos, Zeleste, y parece que lo has olvidado.

El joven hunde la cabeza para que no le veas la cara y continúa caminando.

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22/10/2013, 16:32
Zeleste

Las palabras de Hamah fueron como una bofetada en medio de la cara para Zeleste. Sintió sus mejillas enrojecerse y su corazón encogerse en un puño.

- Yo... - Se mordió el labio reseco... No era justo, ¿por qué se lo echaba ahora en cara? ¿Por qué no dijo nada hacía tres días...? - Creo que ella ha cambiado... Trabajaba por dinero y ya no tiene quién le pague... - Durante unos segundos se quedó en silencio, sintiendo las lágrimas saladas empezar a desprenderse de sus pestañas... Pero tenía la piel tan quemada, que su simple contacto le escoció... Sujetando a Simba con una mano, con la otra secó sus ojos y apretó con fuerza los dientes. No era justo... - ¿De verdad hubieras preferido ir por el Camino Negro...? ¿Por qué no lo dijiste...? Es injusto... ¿sabes...? Yo... Creí que sus palabras tenían lógica. Temí que nos encontráramos con otra caravana de esclavos y por eso dejé que decidiera... Si hubiera querido hacernos daño ya lo habría hecho... Y si hubiera querido que continuáramos como esclavos, no habría propuesto ir por otro camino. Pero si de verdad crees que me equivoqué, deberías habérmelo dicho antes y no guardar silencio... - 

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22/10/2013, 16:36
Hamah

Empezáis a subir la duna. Hamah se ha vuelto a quedar en silencio durante un par de minutos, con los puños apretados.

- No lo se. No sé por qué no lo dije antes. Quizás por que confías en ella y me harías parecer un paranoico. O porque si fuéramos por el Camino Negro y nos atrapasen sería culpa mía... Yo... - Hamah llega el primero a lo alto de la colina de arena y se detiene. Se gira de repente, con los ojos abiertos y grita.

- ¡Zeleste! ¡¡Corre!! - Al momento, una flecha le atraviesa el hombro y cae al suelo aullando de dolor, agarrando el extremo de la punta.

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22/10/2013, 23:41
Zeleste

- ¡No...! - Zeleste palideció al ver como Hamah era atravesado por una flecha. Durante un par de segundos se quedó clavada en el suelo, los oídos le zumbaban con el grito del joven y su corazón latía mientras la sangre subía a su rostro. Dhalia nos ha traicionado... Oh... Hamah... Perdóname... Estaba tan sólo a medio metro de él, sólo necesitaba alargar la mano para tocarlo. Él le había gritado que corriera, pero no iba a dejarlo allí, indefenso, mientras era pasto de aquellos buitres. 

- Confía en mi... -

Soltó a Simba y acuclillándose hizo unos gestos con las manos mientras unas palabras suaves y melodiosas salían de sus labios... Cuando terminó de conjurar, tocó a Hamah y éste desapareció de su vista. Entonces se irguió y buscó la vara con una de sus manos, mientras dirigía su mirada violácea hacia lo alto de la duna, esperando ver aparecer a los que habían atacado a Hamah...

- Simba... No te separes de mi... - Tragó saliva y endureció su mirada. Sentía como la brisa jugaba con sus cabellos de plata, enredándose y tirando de ellos... Pero no apartó sus pupilas afiladas del lugar por donde había desaparecido Dhalia.

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23/10/2013, 09:35
Harun

En ese momento aparecen por la duna tres jinetes en camello. Uno de ellos lleva un arco y va con la cara tapada. El otro, con una espesa barba negra, observa a un lado y al otro e intercambia palabras con el que va en medio. Éste se acerca, apuntándote con una espada mientras contesta a su compañero en un idioma que no entiendes.

El arquero te apunta también. Dos hombres más aparecen por encima de la duna, a pie. Llevan cada uno una cimitarra. El hombre de la poblada barba hace unos gestos con la mano, echas unos polvos al aire y observa a su alrededor, señalando un lugar a unos 6 metros de donde estáis. Da una orden, o eso te parece, en su extraña lengua y los hombres a pie se dirigen hacia allí.

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23/10/2013, 11:16
Zeleste

- Nooo... -

Zeleste ahogó un gemido al ver al hombre de barba empezar a conjurar. Enseguida supo de qué se trataba y todas las esperanzas que había depositado en la salvación de Hamah se vinieron abajo. Tragó saliva y se quedó quieta, mirando con odio al hombre que señalaba hacia un punto y enviaba a sus esbirros. 

- Hamah... Ellos no te ven... Es el de la barba el que sí puede hacerlo... - Gritó al aire... ¿Pero qué podía hacer su amigo? El corazón de Zeleste había empezado a latir con fuerza. ¿Cómo podía haber sido tan tonta...?

- Tiradas (1)

Motivo: Conocimiento de conjuros

Tirada: 1d20

Resultado: 18(+8)=26

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23/10/2013, 12:08
Harun

El jinete frunce el ceño cuando te pones a gritar y aprieta la hoja de la lanza contra tu cuello. Brama una tosca palabra a su compañero. No la entiendes pero por el tono no augura nada nuevo. El conjurador asiente y vuelve a mover los dedos y a hablar en su exótica lengua.

Varios rayos salen disparados de sus dedos y pasan entre los dos hombres, golpeando a algo que hay más allá. Al momento escuchas un grito ahogado y algo cae contra la arena con un golpe seco.

El jinete separa ligeramente la lanza, y con una voz jovial, pero a la vez autoritaria, y con un acento peculiar, ordena:

- Vamos, camina.

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23/10/2013, 12:29
Zeleste

Zeleste ahogó un grito al ver salir los haces de energía de los dedos de aquel hombre. Los siguió con la mirada y en ese momento, al escuchar el grito ahogado de Hamah, sintió que el mundo se abría a sus pies. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para no desvanecerse... Sentía las lágrimas ardientes corriendo por sus mejillas y empezó a temblar, mientras se abrazaba a sí misma. 

Se volvió a mirar al hombre que la apuntaba con la lanza. - Asesinos... - Murmuró con un hilo de voz. La joven se sentía culpable por lo que le había pasado a Hamah... Todo es culpa mía, no tenía que haber confiado en Dhalia... Oh! Hamah... Perdona... 

Empezó a caminar, siguiendo las órdenes de aquel hombre. Había bajado la cabeza, clavando sus ojos en la punta de sus zapatos. Le costaba caminar, tenía que dar un paso detrás de otro, pero era tan difícil... Detrás quedaba Hamah, ¿cómo estará...? Tengo que ser fuerte, no... no puedo rendirme... Apretó con fuerza los puños y levantó la cabeza, desafiante. Las lágrimas se secaban en su rostro y sus ojos se volvieron fríos.

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23/10/2013, 12:47
Director

De reojo ves a los hombres cargar a Hamah, o algo invisible que debe ser Hamah y arrastrarlo entre los dos detrás de los tres jinetes. El de la lanza no deja de apuntarte, mientras que los otros dos os escoltan a los lados. Cuando cruzáis la duna, una nueva perspectiva cobra sentido. Frente a ti, apenas alejados unos 200 metros, hay un pequeño campamento de tiendas de tela alrededor de un oasis. Ves figuras de camellos y personas borrosas por el calor del sol.

Unos cuantos hombres más os esperan, tanto a pie o en camello, vestidos con ropas del desierto, la mayoría con el rostro cubierto. Otros tantos están volviendo al campamento cuando pisas lo alto de la duna. El jinete te da un ligero golpe con la parte de madera de la lanza para que continúes caminando.

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23/10/2013, 16:36
Zeleste

Zeleste se había detenido un momento para contemplar el pequeño campamento que se desplegaba ante sus ojos. Éstos los cubrió con una mano, para hacer sombra y poder apreciar más los pequeños detalles. Estaba buscando a Dhalia, esperaba verla en el suelo, hecha prisionera como ellos... Lo deseaba con todo su corazón... Idiota, nos ha traicionado... Se dijo con amargura. Pero todavía tenía la vana esperanza de estar equivocada...

En aquel momento, mientras sus iris violáceos buscaban una figura femenina entre aquella gente, sintió un golpe en la espalda. Se volvió a mirar al hombre que empuñaba la lanza y se mordió el labio, tragándose las amargas palabras que luchaban por salir... De soslayo vio a los otros soldados que cargaban a Hamah y tragó saliva, poniéndose nuevamente en marcha. 

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23/10/2013, 17:33
Director

Os juntáis con los hombres que esperan y cargan el cuerpo invisible de Hamah en uno de los camellos. Mientras tanto, intercambian siempre palabras en su lengua extranjera. Los únicos que no hablan son los tres de los camellos: el embozado con el arco, el mago y el jinete de la lanza.

Cuando llegáis ya al oasis ves a tu alrededor varias mujeres y niños. La mayoría de los hombres formaban parte del grupo que te ha traído hasta aquí. Muchos de los pequeños se paran a mirarte, poco antes de que sus madres los cojan en brazos y los alejen de allí, lanzando una mirada acusadora hacia ti.

El camello donde va Hamah es conducido hacia una de las tiendas del final, pero a ti te obligan a detenerte y te señalan la tienda que tienes más cerca. Una carpa bastante pequeña de color morado.

- Entra. - Dice de nuevo el hombre del raro acento.
 

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23/10/2013, 17:51
Zeleste

Zeleste no entendía por qué aquellas mujeres la miraban así. Los niños la habían mirado con curiosidad, pero parecía que aquello era malo. La joven se encogió ligeramente de hombros y miró hacia donde le indicaba el hombre que la había estado apuntando con la lanza. 

Tenía que obedecerle, no le quedaba otra opción... 

Sentía a Simba caminando muy pegado a sus piernas. Estaba asustado y no entendía qué estaba ocurriendo. Debía estar sintiendo la congoja y el miedo que la joven le transmitía. 

Zeleste asintió con un suave movimiento de cabeza y entró en la tienda de color morado. Sus pupilas se dilataron para acostumbrarse a la penumbra de aquel lugar, tras el reflejo de sol que había estado todo el día dándole en los ojos. 

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23/10/2013, 18:14
Director

Dos guardias entran contigo en la tienda. El interior es muy sencillo, con varias jaulas pequeñas donde hay algún ave o mamífero pequeño. En el centro hay un poste con varias cadenas colgadas. Te acercan al poste y te colocan un grillete en el cuello y dos en las manos. Te permitirán moverte, pero apenas unos metros, que es lo que da de sí la cadena.

En ese momento reparas en un cuerpo tumbado boca abajo en el suelo, atado con cadenas al mismo poste. Identificas al momento la cabellera rubia que se esparce por la arena. Es Dhalia.

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23/10/2013, 18:22
Zeleste

- ¡Dhalia...! - 

Zeleste no había puesto resistencia cuando la encadenaron a aquel poste. Volvía a ser prisionera... ¿Era quizás ese su destino...? Mientras aprisionaban su delicado cuello, reparó en la figura que yacía en tierra. Su corazón dio un vuelco y no pudo evitar que saliera el nombre de su compañera de sus labios ajados... No les había traicionado... Las palabras de Hamah, justo antes de ser atacados, habían hecho que desconfiara enseguida...

Se arrodilló junto a la mujer y le acarició con suavidad el cabello mientras buscaba heridas visibles. No le importó la presencia de los soldados, incluso, si la miraron, ella les lanzó una mirada helada... 

- Dhalia... ¿Cómo estás...? -

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23/10/2013, 18:30
Dhalia

Los guardias intercambian un par de palabras y uno de ellos te quita la vara y sale por la cortina que sirve de apertura a la tienda. El otro se queda al lado de la misma, en el interior, y cruza los brazos, mirandoos con unos finos ojos a través del turbante.

Cuando das los toques a Dhalia esta se mueve ligeramente, haciendo sonar las cadenas que la atan. Mueve la cabeza con cuidado y empieza a erguirse.

- ¿Zeleste? - Dice con su voz firme. - ¿Estas bien?

Se coloca hasta sentarse. Lleva la camisa antes sudada llena de arena. Sus armas no están a la vista, ni su armadura. Finalmente te mira y sonríe algo apenada.

- Lo siento. Ha sido culpa mía.

Notas de juego

 

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23/10/2013, 18:57
Zeleste

Zeleste respiró aliviada al ver que Dhalia parecía estar bien. Quizás tuviera alguna magulladura, pero a la vista no había nada grave. 

La miró a los ojos y dibujó una mueca triste con los labios.

- Yo estoy bien, pero Hamah... - No pudo continuar hablando, y todo el aplomo que había mostrado delante de aquellos soldados se vino abajo en forma de lágrimas. Llevó ambas manos a su rostro, cubriendo sus ojos y dejando que todo el miedo que sentía por su amigo saliera a borbotones. - No sé cómo está... le dispararon y... ¡Oh... ! ¿Qué he hecho...? - Durante unos minutos no pudo hablar... - Yo... Quise protegerle y puede que esté muerto por mi culpa... - Consiguió decir finalmente entre hipidos y lágrimas amargas.