Partida Rol por web

Se despertó con el albor de la mañana, escuchando a bolg, aquel pequeño goblin, hablar con el niño. Poco a poco se irguió nuevamente y los miró a ambos. Luego de dedicarles una sonrisa, se dirigió a la puerta de entrada. Cogió algo de la bolsa antes de irse: Unas manzanas y algo mas de comer. Luego, alzó la voz.

-Tienes via libre para coger lo que quieras. Eso si, raciónalo o todos moriremos de hambre al siguiente dia. Recuérdalo.

Luego de aquella advertencia, le sonrió agradablemente y le dirigió una mirada  al grupo, especialmente a Syara. Luego salió por la puerta, sin comunicar a donde iba.

Seryu salió de la casa, e inmediatamente cambió algo su gesto. No había sentido nada pero... aquel bosque... ¿Porqué se parecía tanto a su tierra natal? En cualquier caso, quizás podría encontrar información de algun animal, o de alguna hada, lo cual sería excepcional. Así que vagó sin rumbo internándose entre los árboles, consciente del peligro que podía correr al hacer aquello, dandole mordiscos a una manzana mientras avanzaba hacia la espesura del bosque.

Con el estruendo que hacía el goblin vociferando y revolviéndolo todo, Nauj se despertó. Le había costado dormirse, a pesar del cansancio, pues el día había sido de lo más ajetreado y reflexionaba sobre lo ocurrido. Los ronquidos de Bolg y los continuos movimientos  de éste, tampoco ayudaban demasiado. Algunos se lideran por sí mismos, otros tienen otras inquietudes había dicho el joven mago. Así se sentía él; con su propia inquietud impuesta por unas fuerzas que sobrepasaban su entendimiento y con las cuales estaba aprendiendo a relacionarse y con un camino que parecía entrelazarse con el del Tirano. Pero él no podía afrontarlo sólo. Y menos sin estar seguro del todo.

Poco a poco se estiró en el sitio, como hacen los gatos, para luego ponerse en pie y recoger la manta. Mientras hacía esto se dirigió a Bolg, que seguía haciendo ruidos: Eres un grandísimo compañero en las peleas Bolg. Se detuvo un instante. No puedo decir lo mismo como compañero para dormir bajo mismo techo. Nauj se acercó a él y le puso la mano amistosamente en el hombro. Luego le dijo al chico: ¿Sabes cuánto tenemos hasta Seiní, Kenneth? Nauj no conocía el camino, nunca había estado por estas tierras aunque, por lo que recordaba del mapa que le mostró Bolg, calculaba que en una jornada podían alcanzar la capital.

El goblin miro a su compañero Nauj cuando este le colocó la mano en el hombro. - Zi, Bolg ez buen compañero. No parecía haber captado del todo la ironía del encapuchado.

- El mago ze ha ido, ha zalido. Noz ha dejado comida. Abrió un saco, y saco diversos víveres. - Zerá mejor que comamoz algo antez de partir hacia Sení. Bolg cogió algunas piezas de fruta y empezó a masticarlas sonoramente. - La mujer aun duerme. No zería correcto hurgar entre zuz cozaz, ¿No? Miró hacia Nauj, en espera de una respuesta. - ¿Los humanoz hacéis ezo? Su mirada interrogativa estudiaba el posible gesto de Nauj, mientras sonreía y asentía, leve, pero repetidamente con la cabeza. Un simple "si", y el goblin estaba dispuesto a husmear en el equipaje de Syara.

El agradable calorcillo de la habitación hizo que el sueño de Syara se prolongase más de lo que había esperado. Poco a poco fue desertando al escuchar la incesante verborrea del goblin. Abrió los ojos y se incorporo mientras miraba a su alrededor.

-Donde ha ido Seryu?

Bolg se sintió algo decepcionado. Syara se había despertado antes que Nauj le diera tiempo a responder. Con lo que el goblin hizo una mueca de disgusto. Pero en seguida retomó con ganas la actividad de comer.

- Ze ha ido... ha zalido... y noz ha dejado comida. Volvió a repetir para la recién levantada. Bolg se incorporó y se acercó hacia la mujer, llevándose consigo el saco de comida. - Toma, el mago lo dejó para que comiéramoz.

Bolg se sentó a su lado, sin esperar invitación alguna. - ¿De donde erez tu? Se la miró unos segundos. - Llevaz ropaz extrañaz, parecen calentitaz, zi, muy calentitz. Bolg aguzó el oído unos segundos, para volver acto seguido a mirar a la joven. Miraba con curiosidad la ropa, y extendió su mano para intentar tocarla.

Tomo algo de fruta de la bolsa que Bolg ofrecía. Mientras este le preguntaba.

-Mis ropas son así porque vengo de un sitio donde hace mucho frío...-sonrió- Aunque dudo que hayas oído hablar de mi tribu, los Innuhe.

El bosque, ahora bajo la reconfortante luz matinal que bañaba el verde presente mirase donde mirase, era un espectaculo de vida y tranquilidad. Pequeños animales pululaban por entre las copas de los árboles, ardillas, aves trinantes sobre todo. Por el suelo helado y los arbustos ocasionalmente podía verse el movimiento de algunas hojas al desplazarse ocasionales roedores de nieve de forma tímida, como es su naturaleza. Incluso, algo alejados de allí, a Seryu le pareció ver algún esquivo tognia seguramente velando por que su hermosa cola siguiera formando parte de su cuerpo.

El aire se respiraba frío y humedo, y la nieve crujía levemente bajo sus pies, conforme avanzaba en la caminata.

Dibujó una sonrisa en su rostro, mientras que seguía avanzando hacia el corazón del bosque: La vida era algo muy valioso, algo que él mismo valoraba mas que muchas otras cosas, por lo que aquel espectáculo lo reconfortaba y lo hacía sentirse bien.

Decició entonces, ya en profundidades del bosque, utilizar algo de su energía natural para crear varias plantas muy bellas a su alrededor. El motivo: Hacer que las hadas y silfos por allí presentes se dejaran ver y hablaran con el. A su vez, dijo varias palabras en idioma silfo.

-No temais. No soy vuestro enemigo, y se vuestro secreto....

Poco a poco retiró la túnica y se quedó ocn las alas plegadas en la espalda, mirando hacia el frente, esperando que alguien se apareciera frente a sí..

Pasaron algunos minutos y no había mucha señal de que su llamado se respondiera. Bajó la vista un segundo, pensando que quizá sus palabras habían sido en vano y fue entonces cuando reparó en algo extraño en el suelo. En concreto a un metro frente a sí...

Un par de ojos del mas claro celeste estaban mirandole, incrustados en la nueve como si formaran parte de un rostro invisible. Transmitían curiosidad y timidez a primera vista, pero no pasó nada mas. Solo se mantuvo observando a Seryu, esperando a que reaccionara.

No, Bolg, no sería correcto, le dijo en voz baja y viendo cómo la chica comienza a removerse en su sitio. ¿Puedo ver tu mapa de nuevo, Bolg? Nauj se quedó junto a la mesa, estudiando el mapa que el goblin fue a buscar entre sus cosas. La chica se despertó y comenzó a hablar con Bolg.

Los Innuhe ... No. Nauj no había oído hablar de ellos aunque esto no era nada raro. Había vivido casi toda su vida en las profundidades de los Grandes Bosques de Orem, con la única compañía de su madre hasta que ella murió y luego continuó unos cuantos años más recluido en su soledad. O sea que apenas conocía la geografía de Kysuta, sólo los pocos pueblos y ciudades que había visitado desde que salió del Bosque, hacía pocos meses.

Nauj decidió no preguntar. Quizás había sido algo brusco el día anterior y no quería generar desconfianza con más preguntas. Para hacerlas ya estaba Bolg, que no tenía miramientos. Tomó un trozo de pan como desayuno y se quedó ahí, mirando el mapa, escuchando la conversación entre la chica y el goblin y pensando que ya empezaba a ser buena hora para iniciar el camino.

El muchacho volvió a colocarse la túnica y miró al pequeño ser. Se quedó de cuclillas frente al mismo, sonriendo. Abrió la palma de la mano e hizo crecer una hermosa rosa en la misma, invitando al pequeño ente a subirse a su mano, sin quitarle la mirada de encima, sonriéndole, bastante complacido con la vision de aquella fabulosa hada..

Una vez la curiosidad del goblin fue saciada, se levantó, y empezó a empaquetar sus cosas. - Zi, zerá mejor que emprendamoz el viaje pronto. Haber zi podemos llegar a algún refugio antes del anochecer.

- ¿Pero donde demonioz ze ha metido del mago? Su rostro se contrajo en una mueca suspicaz. - Voy a zalir fuera, haber zi lo encuentro. Con su equipo a cuestas, se dirigió hacia la puerta. Pegó la oreja en esta, durante unos segundos, y se dispuso a salir. - Ezpero que no halla ido muy lejoz... Maldijo el goblin entre dientes, mientras cruzaba el umbral.

El pequeño ser comenzó a mostrarse gradualmente, al parecer cautivado por aquel gesto, y por las alas nacientes en la espalda del muchacho.

Comenzaron verse ya los delicados contornos del cuerpo, no medía mas de 20 centímetros. No tardaron en terminar de delinearse, revelando a la pequeña criatura: vestida de humilde forma, con prendas creadas a base de hojas y otros componentes naturales y unas pequeñas alas complejas como las de las mariposas en un rojo pálido y semitransparente, con detalles blancos. El cabello emulaba al nácar mas exquisito, y los pies iban descalzos.

Con suavidad se elevó levemente hasta pararse en la palma de Seryu y revisó la flor, encantada por su vistosidad. Luego le miró, y pronunció con una voz que sonaba limpia y frágil como un cristal:

-¿Quien eres?

El muchacho sonrió, encantado por la forma de la pequeña hada. Sin duda, había encontrado lo que buscaba.. comenzó a hablar dulcemente con la misma.

-Allá de donde vengo, me apodan "Alirio electo". Mi nombre es Seryu..  Soy un silfo de las profundidades del bosque del norte. Mi madre era hada y mi padre humano...de ahi nací yo.

Por supuesto, hablaban en idioma élfico antiguo. Era el idioma utilizado en aquellos casos.

-Creía que podía encontrar familiares por aquí, y no me equivocaba. ¿Existe alguna ruta hacia Seiní que sea mas rápida y segura? también me interesaria el estado en el que se encuentra ahora la ciudad, no pude recabar demasiada información..

El olor del mago lo condujo con facilidad hacia el interior del bosque, sus huellas recientes podían verse en la nieve aún. No tardó en dar con él...Seryu estaba acuclillado sobre la nieve con aquella expresión amable que le caracterizaba y al parecer había hecho crecer una bella flor, una rosa, en su mano. Pero lo mas llamativo no era esto, sino que de pie en su mano, se veía una pequeñisima criatura humanoide, con alas rojizas y semi-transparentes cual mariposa y ropas hechas de hojas. El cabello era de un tono similar al nácar, y sus ojos celestes, muy claros. Aquello era un hada, sin duda...