Partida Rol por web

Seryu abrió la puerta para bajar, y Blog iba detrás de él para salir. Sin embargo cuando el joven rubio practicamente se tropezó con una chica de cabello rojizo que al parecer estaba a punto de entrar. La misma clériga que había estado junto a la El resultado fue que un platel grande que traía saliera despedido hacia arriba. No por el choque, sino mas bien había sido un acto reflejo de la joven. La vianda traía lo que parecía una pila de numerosos bollos de crema con aspecto deslumbrante, y en especial para alguien con un estómago tan vacío como lo tenía la mayoría.

Tan preciado alimento se precipitó en ese segundo hacia el suelo rumbo a desperdiciarse. Pero no llegó. Un brazo se había colado por encima del hombro de ella, señalando con dos dedos la bandeja. Y esta había frenado su caída de forma seca, al igual que los bocados. Estuvieron suspendidos solo un instante, ya que aquellos dedos se movieron hacia arriba como dirigiéndolos, y de forma simétrica la bandeja y los objetos se elevaron algo. El gesto señaló los vacíos brazos de la chica pelirroja, y con algo de desgana la bandeja calló de nuevo en ellos. Y seguidamente casi todos los bollos. Excepto uno, que fue directo a la mano, que lo recibió con naturalidad. En ese instante se observó una pulsera con plumas muy pequeñas sujetas de tono naranjizo con motas, probablemente de algún pichón de ave escapar de debajo de la manga roja que cubría el brazo hasta la muñeca.

El dueño de este era un joven de cabello castaño algo claro y ojos verdes y oscuros. Pantalón negro que era limitado por botas altas de cuero bien cuidadas, un jubón del mismo color de la manga con discretos detalles dorados y para rematar el atuendo y una capa gris oscuro con bordeados y detalles verdes sujeta al cuello. Su mirada tan solo transmitía seriedad, sin embargo. Su brazo se retiró de la habitación tan de súbito como había aparecido, para disgusto de la chica, con su "trofeo".

-La gente de este lugar si que se esmera en la cocina -pronunció su voz clara, pero de forma ambigua y con poca emoción tras probar el bollo. Se escucharon sus pasos alejándose tras que abandonara el marco de la puerta.

La novicia bufó enfurruñada, al parecer con un berrinche, por lo cual vociferó de forma ruidosa:

-¡Sekh, iduense maleducado! Al menos podrías presentarte y saludar.

-¿Para que? Ya me has presentado tu. Mejor enfocarte en no tirar eso de nuevo -se oyó lejanamente. Al parecer estaba bajado las escaleras.

La chica musitó quedamente algo incomprensible y luego reparó en que era el centro de las miradas. Solo estiró la bandeja, en señal de que era para los presentes.

-Tendrán que disculparlo, es un grosero. Ya que al fin se ha ido esa zahorí tétrica nadie impide que pueda agradecerles. Uh...hay gente que no conozco, pero supongo que son amigos. Venga, coman y diganme como se sienten.

Era obvio que no tenías en mente precisamente bocaditos de crema para saciar tu hambre...Dantmor estaba apoyada a un lado de tu lecho, esperando. Probablemente ahora la gente a tu alrededor percibiera el agradable aroma de los bollos...pero tu tenías los sentidos inundados por una sola fragancia: sangre. Sangre que corría por las venas de cada uno de los presentes y que casi parecía estarte gritando por pasar a formar parte de tu cuerpo. Como siempre, la sed era insoportable y luego de dos días, reclamaba ser atendida.

No respondió al comentario de Andrue. -Eso te lo tendría que decir yo.-

Seryu abrió la puerta y nos dio la bienvenida una lluvia de repostería que estaba apunto de echarse a perder. Pero antes de caer al suelo, los bollos empezaron a flotar y hizo acto de presencia quien acababa de salvar el desayuno, o mejor dicho, parte del desayuno. Shadar entrecerró ligeramente los ojos al verle. -Vaya... demasiadas casualidades.- Después miró a Azur, pensando.

-Ivere a parte de ser un pueblo de paso, está lleno de grandes magos y guerreros. ¡Ja!, hay mas aquí que en el destacamento avanzado.-

Miró a Azur. -¿Cómo has podido pasar de ser mi prisionera a mi protegida? Puedo acusar a Scire de manipularme y forzarme a venir aquí para encontrarme con estos, a fin de cuentas, nunca vi al ser del que hablaba y luego no lo busco cuando hicimos la adivinación. Probablemente ni exista, pero... Azur... Scire no podía saber que la tenía en mis manos y desde luego, ahora es objeto de su interés y de la mano derecha del rey...

El General Valdo está en camino, viene a buscarla y se supone que yo debo esconderla... Claro que la pienso esconder, porque es MI prisionera y los méritos de la captura deben ser para mi y no para el monta lagartos ese. Me había planteado ayudarla, como la legítima heredera que es. Pero, ¿de que me sirve si no es capaz de demostrar que lo es? Bah, ni tan siquiera es capaz de recuperar la memoria reciente. Lo mejor que puedo hacer es ganarle otro voto de favor a Lord Nird. Azur, ahora mismo no es mas que un filete.-

Lo que estaba claro es que hiciera lo que hiciera, sus acompañantes eran un estorbo. -Míralos que felices, que fáciles de manipular que son. Entraron a la posada como defensores del mundo y planteándonos a los hombres del rey como causa de todo mal. Un mal que exterminar. Y ahora se han olvidado. Están aquí, a nuestro lado, apunto de compartir almuerzo con nosotros como si no pasara nada. Ahora el mal es otro. Ahora hay que centrarse en lo que nos a contado Scire y olvidar lo demás. No importa si es de paja o no, alguien les a señalado un enemigo y se dirigen a la carga hacia él. Dispuestos a embestir con su lanza, tanto da si a espantapájaros con armadura o a enemigo de verdad. Así está el país, sumido en una guerra civil desatada por rumores. Cualquiera cuenta una historia y todos se la creen, cuanto mas alternativa a la versión oficial, mas veraz. Pero que no quepa duda de que nadie se molestará en saber si alguna de las versiones corresponde con la realidad-

 Observó la escena, atónito. Aquella demostración de magia era digna de un mago que sabía controlar muy bien sus poderes. Debía de investigarlo, aunque no era el momento.

Se sentó por donde pudo y comenzó a comer aquella bollería, sonriéndole

-¡Buaah! ¡Que hambre! No me puedo creer que haya dormido dos días seguidos.

Trataba de comer cuanto mas rápido mejor para poder ir a hablar con aquel mago. Le importaba tres pimientos si el no quería saber nada de Seryu, el muchacho iría a dar con él para investigar la naturaleza de su magia.

Aún con aquello en su cabeza, miró a la muchacha y comenzó a hablarle.

-Eh..señorita, ¿Quien es ese sujeto? El que ha hecho que no se cayeran todos los bollos.

Comentó, bastante intrigado, deseando escuchar lo que ella le permitiría conocer de aquel individuo de naturaleza mágica.

-Sekh, es una espada de alquiler por así decirlo. No usa espada, claro, pero eso define su profesión. La idea es que me acompañe desde Rakda donde hemos partido hasta la sede del clero de Alanku. ¿Te puedes creer que me ha preguntado en mas de una ocasión si no soy parte de algún culto diabólico?

Bufó nuevamente, molesta.

-No entiende lo delicados que son mis sentimientos, pero no importa ya que para un tosco como él seguramente sea incomprensible el tacto...y otras veces ¿sabes lo que contesta cuando le estoy hablando? ¿sabes? ¿eh? ¡¡NADA!! Como si no fuera mas que aire. ¡Y además! El dia del ataque ha dicho que es mi culpa que casi me maten. Cuando todos saben que es la suya, me dijo "quedate detras de mi". ¡Estaba traumatizada! Es normal que saliera corriendo a esconderme en esta posada. Pero ahí me tope con el bribón de antes y luego con ese chico llamado Inzar.

Pareció darse cuenta de que se estaba yendo de tema, y agregó:

-Es bastante bueno en lo suyo, pero con esa actitud jamás va a casarse...ahh, me llamo Aralun por cierto.

La chica se llevó ambas manos a la cara, dentro de la capucha, confusa y desorientada. Y luego comentó, con curiosa entonación. Ya mas calmada, se notaba en sus modos cierto aire noble.

-Escuchen, no entiendo que esta pasando o deja de pasar. Vengo...vengo de Alanku, y ha pasado algo horrible.

Se sacó la capucha de nuevo, en un impulso, mostrando una mirada firme y algo autoritaria. E inclusose sentó correctamente a pesar de que pudiera dolerle algo.

-Quizá la mayoría no me creerán con este aspecto monstruoso, pero...¡pero yo soy Azur D'Thire!

Las palabras de Azur me hicieron sobresaltar y en seguida, me puse en pie y camino hacia ella, ignorando por completo las palabras del felino, pues, aquello era realmente importante.

-¿Has dicho Azur D'Thire?- pregunto atónita y la miraba perpleja. No sabía mucho acerca de ella, pero no la imaginaba... así.

-Ya entiendo porque éstos hombre te sugieren que te escondas bajo esa capa ¿Recuerdas exactamente que sucedió? Sería importante que recordaras al menos un poco...- pongo una rodilla en el suelo, a escasos pasos de ella; apoyo un codo en la rodilla y observo a la mujer de piel escamosa con curiosidad.

Aquella noticia, sorprendería a mis compañeros de grupo, quizás deberían estar aquí presentes, pero entendía sus necesidades, yo tambíen las tenía, moría de hambre, pero ésto era sumamente importante.

Otra exhibición mágica de las que tanto le fascinaban, esta vez versada en el control sobre las leyes gravitatorias que afectan a la bollería tanto como a cualquier otro cuerpo, ocurrió ante los ojos de Nauj. Los magos y sus actuaciones nunca dejarían de asombrarle y de producirle cierta envidia.

Tomó uno de aquellos trozos de horneada masa ingrávida y se lo llevó a la boca, con el ansia de quien no ha probado bocado en semanas. De inmediato su estómago se lo agradeció.

Mientras lo hacía, Seryu preguntó por el autor de aquel rescate y la chica satisfizo su curiosidad, presentándose al mismo tiempo. También lo hizo la chica del rostro azulado, sorprendiéndoles con su declaración. Nauj decidió hacer lo propio.

- Mi nombre es Nauj y mi amigo se llama Bolg -dijo a sabiendas de que el pequeño goblin no tendría ninguna intención en presentarse. Miró a todos aquellos que no les conocían.- Parece que extrañas pero importantes razones nos han reunido aquí. Por mi parte nada sabía de todo lo que aquella muchacha de la marca en la frente nos contó -miró a todos para corroborar en sus expresiones que todo aquello no había sido un sueño, o,si lo había sido, era uno compartido por todos.

El encapuchado dudó si contar los motivos que le habían traído hasta allí, no le importaba hacerlo. Sin embargo varias cosas atraían poderosamente su curiosidad, y una por encima de todas ellas.

- Hemos visto carteles poniendo un alto precio a tu cabeza -miró a Azur cuando ésta reveló su identidad- ¿Qué motivos tiene D'Thyre para ello? Y ¿qué parentesco te une con él?

-¿Que? -contestó automáticamente, contrariada y sorprendida- ¿Precio por mi cabeza...?

Frunció el ceño por unos instantes, en silencio.

-Su...pongo que tiene sentido...No se cuentos D'Thire conozcas tu, pero mi padre se llamaba Serpaul.

Hacía tiempo que estaba lejos de aquella conversación, no los escuchaba, no existían salvo el hambre, la sed de la esencia de la vida. La maldición de mi vida comenzaba a surtir efecto, y necesitaba ser saciada. Sin aviso previo, aquella muchacha había aparecido en las escaleras con aquella "comida" A los demás les saciaría, pero a mí no. Aprovechando el estar fuera de la habitación, en las escaleras, salí corriendo hacia el exterior

Necesitaba una presa, un poco de sangre, una víctima desprevenida y solitaria que no causara demasiado revuelo

La magia me había apartado de la realidad, de mi propia realidad, mayor motivo para descofiar de la magia. Aquello que no puedo controlar. Shadar sabría cuidar de Azur y de que la situación no se descontrolase demasiado. Así podría urgir la situación para que marcharan rápidamente hacia donde estaba Scire

Bolg atacó sin piedad a los bollos que les habían traído. Casi engullendo más que masticando, y sin prestar atención si estaban contados o no. Pues tenía hambre, y las ansias de saciarlo eran muy grandes.

Con la boca llena. hizo un ligero movimiento de cabeza cuando Nauj lo presentó. Dándose por aludido, pero sin darle más importancia. Tan solo cuando su amigo encapuchado mencionó lo de los carteles, prestó algo más de atención a la respuesta. Acto seguido, lanzó una mirada de disgusto, llena de ira y resquemor hacia Seryu y Syara. Pues recordó los hechos acontecidos, días atrás, con el hallazgo del dichoso cartel.

Andrue se ha deslizado fuera de la habitación en silencio. Su mirada era siniestra, se entendía que él también tenía hambre y no pensaba precisamente en bollos de crema para saciarse, natural debido a su condición. Probablemente fuera mejor un rato de soledad para ocuparse de sus asuntos.

Por el pasillo no había nadie, aunque aún veías el umbral abierto de la habitación por la cual habías salido. Podías optar por entrar en alguna de las habitaciones en silencio para sorprender a su ocupante, o quizá bajar y buscar en otro lado.

Ese corredor era exactamente igual al de la "pesadilla" pero mucho mas doméstico y normal ahora, por supuesto.

Tenuemente, escuchas algunas voces de la habitación que tienes delante, parece que hay mas de una persona conversando. Caminando por el pasillo también oyes una voz femenina hablando quedo y musito, quizá rezando en solitario. Y hacia el final del pasillo, la risa de un niño desde la última habitación a la izquierda.

-No, Azur. No ha pasado algo horrible. PASÓ algo horrible. Han pasado diez largos años desde aquél día que huiste del castillo con tu aspecto transformado. Poco después de tu partida se inicio una guerra civil y aún estamos en ella.

Por todos lados hay carteles con tu rostro dibujado y por él ofrecen una nada despreciable recompensa. Por eso te he dicho que te cubras el rostro.

Antes de que empezare el ataque a Ivere y quedaras inconsciente por un buen golpe de porra, tu y yo manteníamos una interesante conversación, que deberíamos retomar en privado. Pero por lo visto has perdido tu memoria reciente y has vuelto 10 años atrás en tu recuerdo.

Por cierto Nauj...- Se giró hacia el encapuchado. -Has dicho que te llamabas así, ¿verdad? ¿Cuanto pides por esa capa con capucha? No contestes todavía si no quieres. Piensatelo mientras hablo con Azur.- Miró a la joven de piel escamada e hizo un ademan con la cabeza, acompañado con un gesto de manos, que pretendía ser cuanto menos, cordial. -Siempre que gustes, claro está.-

Azur asintió, turbada obviamente por los nuevos datos.

-¡Diez años!

Se frotó los ojos.

-He sido responsable de que mi familia muriera, he perdido la memoria de diez años y para mejorar parece que todos estamos malditos según aquel sueño extraño. ¿Podría ser peor?

No me interesaban los escándalos, ni tampoco una puesta en escena para derramar mi poder. Lo necesitaba y con urgencia. La voz de aquella mujer que empezaba a rezar, a alzar su rezo hacia los cielos. Me dirigí a su puerta, para abrirla con algo de prudencia y silencio. Quería tomarla desprevenida, para evitar que gritase tapandole la boca.

De lo contrario, si me sorprendía de aquella forma, habría que actuar rápido

Pronto estará en tus labios, tan deseable como para ella sería la miel, en aquellos tiernos labios, tan rojos y vívidos...

Aparté aquellos pensamientos, que no hacían más que dificultar mi autocontrol

 Y sin embargo, no había marchado de allí.

Pudo escuchar antes de marcharse completamente, el nombre de aquella muchacha azul.

Azur... de que le sonaría. Ahora no se acordaba... de cualquier modo, aquella información, sintió, era relevante.

Cerró la puerta tras de sí, entrando nuevamente en la habitación y quedándose cerca de aquella muchacha y de Syara. No hablaba, solo escuchaba, intentando adivinar porqué le sonaba aquel nombre, pero no lograba ubicarlo.

-...y vela por mi hermano. Hace varios meses que no se de él desde que se unió al ejército en Alanku...no permitas que le pase nada malo, aunque es algo imprudente y grosero es una buena persona...

Una mujer muy joven estaba arrodillada cerca de la cama en actitud de rezo como habías anticipado. Tenía el anhelado cuello cubierto un poco por la ropa clara que traía puesta, y un simple colgante con una pluma daba a intuír quizá que era iduense. Traía el cabello atado con listones amarillos y tenía los ojos cerrados. Estaba tan concentrada en su plegaria bienintencionada que ni siquiera se percató de tu sigilosa entrada.