Partida Rol por web

Bolg husmeaba el aire en busca de algo, y aunque captaba las palabras, ni atendía ni las entendía. Pues aquella joven aun no había dicho como salir de allí, que era lo que realmente le interesaba.

El movimiento de Nauj, alteró aun más si cabe al goblin, que miró en la misma dirección emitiendo un sordo bufido con el ceño fruncido, y mostrando sus pequeños dientes afilados al tipo que miraba su compañero.

Cuando Nauj volvió la vista a la joven que hablaba, el goblin mantuvo su mirada unos segundos más, y perdió el interés en aquel extraño personaje.

-Subid arriba, al segundo piso por las escaleras. No salgáis ni miréis nada por la ventana.

Sentiste un leve mareo, y tras parpadear notaste que ya no estabas en el bosque. El sitio era mas bien en un establecimiento de madera, con muchas mesas y sillas en un lado del ámplio salón. De frente a la entrada estaba una barra donde probablemente algún empleado actualmente inexistente se dedicase a servir tragos y a repartir comida. El lugar estaba completamente vacío, siniestro, y por las dos ventanas junto a la puerta no se veía mas que negro como si fuera de noche. La puerta que daba al exterior estaba cerrada. Algo mas alejada, una escalera de madera invitaba al siguiente piso.

Tu estabas en medio de todo eso, y tu compañero justo a un lado.

<< ¿Que rayos...? >> Mi mente se tambalea frente a la nueva escena que aparece ante mis ojos. Mi cabeza da vueltas y tengo deseos de vomitar, pero me contengo. Aclaro mi visión con dificultad, tratando de enfocar lo que sucede. Mi curiosidad innata me llama a mirar a través de la ventana, pero la advertencia que recibí al "caer" en este lugar me pareció muy clara. << A veces es mejor no saber ciertas cosas >>.

Me doy cuenta que Suzaku esta junto a mí. Acomodo mi equipo, y me dispongo a seguir la indicación.

Mientras me dirijo hacia la escalera, intento afinar mi oído para saber si hay movimiento en la parte de arriba.

A pesar de las advertencias me cuesta horrores contener mi curiosidad y cada tanto miro de reojo las ventanas para luego volver a ver el camino, el viaje fue agitado aunque  mas bien fue una teletransportacion, me mareo un poco pero no fue nada comparado a cuando mi padre me revoleaba de los pies y me daba vueltas como castigo.

Decidí seguir las indicaciones con Pietro al lado mientras subía pensativo en que clase de personas nos encontraríamos mas adelante…

El mirar por la ventana fue un grave error. O quizá no tanto, porque afuera solo se veía tierra yerma. Por alguna razón estabas completamente seguro de que alguien te estaba devolviendo la mirada ahí afuera, y la sensación no era nada agradable. Nada sucedió, pero tenías una mala espina tremenda...

Mientras subo las escaleras hago un gesto obsceno con la mano para cualquier ser o persona que me estuviera mirando, y dejo de prestarle mas atención hasta llegar al lugar indicado…

La planta superior parecía ser de habitaciones. Probablemente todo el establecimiento fuera una posada en si. En aquel momento habían accedido a un corredor de madera con varias puertas cerradas a la izquierda y la derecha. Sin venir a cuento, en el fondo se encontraba un arpa elegante de ébano junto a una silla vacía. Y varias personas se encontraban reunidas allí:

Un joven de cabello corto y rubio, ojos esmeralda y vestido con un traje blanco con detalles verdes. Dentro de lo poco ostentoso, sus ropas eran ligeramente mas cuidadas que la media circundante. También un piel-verde pequeño y bastante típico con ropas de piel toscas y muchas cicatrices como distintivo reptaba acechando. Estas criaturas solían ser la causa de muchos asaltos sangrientos y otros hechos abominables. Este en concreto estaba agazapado como una bestia acorralada, pero tranquilo a pesar de todo.

A la par, un hombre con ropas también de pieles bastante rústicas. Apreciar su rostro era imposible mientras estuviera oculto en las profundidades de una capa con capucha del mismo color cuero de sus ropas.

Por allí también estaba una mujer mas adulta que pasaría los 20 quizá, de piel casi cerúlea, cabello largo tan rubio que casi pasaba a ser blanco. Una capa de piel de oso blanco, botas del mismo material, pantalones de cuero teñido en blanco y un peto que parecía hecho con escamas de admantita terminaban de darle un aspecto severo a un rostro que de por si ya lo era.

Así mismo humano de edad media y tez de tono corriente. Vestía una discreta túnica, sencilla pero a la vez elegante, y al cuello se apreciaba un colgante de piedra verde que se te antojaba demasiado brillante. El cabello estaba suelto se presentaba largo y rizado, de tono castaño claro. Al parecer estaba algo herido, puesto que algo de carmín manchaba la parte baja de su cuerpo.

El siguiente individuo...cabello negro y largo, ojos rojos como la sangre, piel palida y unos afilados colmillos sobresaliendo de la boca...un hombre de aparentemente treina años de edad, vestido elegantemente con una armadura de metal ennegrecido (aunque ahora mismo abollada de forma importante), hombreras con pinchos intimidantes y una larga capa roja aferrada a estas completan el atuendo. Sosteniendo el pantalon negro reforzado con perneras metálicas, un cinto oscuro que tiene unas letras bordadas en dorado.

Pendiendo de la cintura se puede ver la funda de una espada, y si bien no se ve la hoja hay una gema bastante rara en la empuñadura de color azulado.

Por otra parte también estaba presente una figura cuanto menos, curiosa. Era un rostro joven, y de facciones para nada vulgares a pesar del detalle de tener piel escamosa y azulada. Toda una sorpresa, realmente. Algún mechón del cabello largo y en tono castaño claro se había colocado con naturalidad a los costados de la cara, enmarcando la misma. ¿La terminación de la oreja era punteada? Sin duda era familiar aquello. Era la viva imágen del cartel que estaba aqui y allá solicitando captura. Pero había un detalle. La del cartel tenía una cola reptil, y esta no a todas luces. Este detalle era algo despistante, porque incluso tenía las marcas bajo el ojo en color lila oscuro, esos puntos estaban impresos sobre tres escamas en concreto. En la frente llevaba un bonito adorno aplanado de oro, sujeto alrededor de la cabeza por un hilo casi invisible.

Su ropa consistía en un conjunto simple de cuero que parecía esmerarse en ocultar la piel por obvias razones, y una capa con capucha blanca pendía, algo rota por una herida en el hombro que parecía ser de suma gravedad.

Por último, Scire también estaba allí. Solo que distinta a como le habían visto inicialmente, aqui vestía una holgada túnica negra con bordes dorados, junto con sandalais de tiras simples.

Las ropas y la capa de la draconiana eran identicas a lo que recordabas en tiempos pasados. Entre las llamas, la confusión...La de la capa blanca, era su mismo atuendo. Pero la capucha y la máscara ahora eran inexistentes, y tenía un hombro herido de gravedad.

Se escucharon pasos de la planta baja. Esto causó alarma pensando que tal vez algo había entrado, sin embargo Scire hizo un gesto con la mano en señal de calma, como si no tuviera mucha importancia. Las pisadas subieron por la escalera, revelando a dos nuevas caras.

Un hombre joven de cabello negro con algun que otro reflejo verdoso, ojos azules y oscuros y piel clara, aunque bronceada. Lleva ropas de cuero tratado de color negro con multiples bordados y adornos plateados, los brazos como las piernas estan a cubierto y sobre este atuendo, una capa de tela violeta que oculta la espalda. Se nota a simple vista que es de Orem debido a que además de la plata en la ropa también y en el mismo material se pueden apreciar pulseras y una tiara ceñida a la frente, ajustadas al cuerpo. Una armadura también plateada cubre su torso, el brazo izquierdo y el antebrazo del opuesto.

Por otra parte, junto a él venía un niño, probablemente no pasaría los 14 años Cabello negro, ojos oscuros y piel blanca componen un rostro simple y expresivo. Pueden verse unos pantalones muy holgados y rojo opaco, que a los lados tienen aferradas de forma horizontal unas tiras raras con estrellas amarillas. Infantil quizá. La parte superior del cuerpo es un misterio, debido a una capa cerrada que desde el cuello cubre todo el torso hasta la rodilla casi. Sandalias finas calzan los pies, rematando el extraño aspecto.

Scire se llevó una mano a la frente un segundo y sacudió la cabeza casualmente luego, mirando a los recién llegados. Tomó aire conforme.

-Ahora si estamos todos, mucho mejor porque estar en dos sitios al mismo tiempo es sumamente incómodo. 6 de 8 indemnes está mucho mejor que la última vez. ¿Hm? ¿Donde me había quedado? Ah, vuestras dudas. No saquéis conclusiones adelantadas, os sorprenderéis sabiendo que quien estáis pensando no es vuestro enemigo realmente.

Sonrió levemente, y pareció recordar por donde seguir de repente. 

-Diez es el número perfecto, dicen, usualmente esto se basa a que es el mismo numero de dedos que tenemos en las manos, y quizá sea casualidad, pero fueron 10 los mortales necesarios para poder llamar a Jevide, un dios capaz de cambiar las cosas con su gran fuerza y poder. Todos estaban por distintos motivos, pero de acuerdo en que necesitaban salir de esa situación para continuar con sus vidas. Quizá debería decir once. porque entre ellos incluso estaba un réprobo, que si bien no se arrepentía de lo hecho quería lo mismo que los demas. No podía ayudarles directamente pero fue quien les proporcionó los elementos necesarios, que sin los beneficios que tenía habrían sido imposibles de conseguir.  La convocación fue exitosa, pero los lazos de Jevide con este mundo eran débiles. Necesitaba sacrificios. Ellos mismos no podían serlo, porque eran parte del llamamiento. Se vieron obligados a... 

Había ido caminando nuevamente hacia el instrumento. Pero sin venir a cuento se apoyó en la parte superior del mismo, como si estuviera fatigada. Pasó una de las manos por la cara en esos momentos.

-Ah...vosotros dos -dijo, probablemente refiriendose a las dos nuevas caras- Os dije claro que no mirárais por la ventana. Una instrucción bastante simple y que hasta un niño puede comprender, a menos de que sea tonto - Sentenció. Su tono dejaba ver un quizá ligero (¿o no tan ligero?) enfado, la primera vez que se le escuchaba emplear un cambio de voz de ese tipo.

Entro en la habitación con cautela, sin fiarme de los presentes. Rápidamente repaso con mi vista a todos los individuos del salón. Sin duda un grupo... variado. Como sin duda no hay lugar para ocultar, me acerco hacia el interior tomando una distancia media con respecto a los demás. Ni demasiado, ni demasiado lejos... No me fío de ninguno.

Mis ojos se centran en la draconiana un instante. No puedo evitar entornar los ojos mientras la observo.

De repente, la exclamación de la mujer en la tunica negra vuelve mi atención hacia ella. Me da la advertencia, y siento el enojo en sus palabras. Sin embargo, no pronuncio palabra, manteniendo mi rostro serio y desconfiado. Las palabras que ella dice no tienen ningún significado para mí.

Mientras observaba a la draconiana, instintivamente reconocí su indumentaria de aquella vez. No era perfectamente igual, pero era lo más parecida que había visto en años. << ¿Podría ser ella...? >> Mi mente saca conjeturas apresuradamente. No puedo evitar dudar si he encontrado a la de "la capa blanca". No siento ningún rencor contra ella. Mi padre era un monstruo. Pero cruzarme con ella ahora, ¿que significaba?

Soy distraído por las palabras que Scire nos dirige a mí y a mi compañero.

Miré hacia la entrada, atento a las pisadas ascendentes. Scire podía conocerlos, pero yo no. No sabía ni sus nombres ni sus intenciones, y mejor estar armado cuando decidieran revelarlas. Scire continuaba su relato, pero prefería escucharlo sin darles la espalda.

Había desenvainado mi espada, con lentitud. Sin ninguna palabra de presentación, y no me gustaba el método en que la miraba.

No les des tregua, ellos no tendrán esa consideración contigo

Asentí a sus palabras, ya había pensado en ello antes de que empezara a enunciarlo.

- Un poco descortés presentarse de improviso sin dar nombre alguno... - dije con tono mordaz

Dirijo la mirada hacia el hombre que me habla. Es el de los cabellos largos y oscuros, y puedo apreciar que tiene la espada desenvainada.

Lentamente levanto ambas manos, para que puedan apreciar que no estoy sosteniendo ningún arma, ni busco pelea. Aun así, mi rostro no cambia en lo más mínimo.

- No tengo intenciones de pelear. - Digo con neutralidad. Siempre me caractericé por ser centrado y serio. Y esta extraña situación no cambiaria nada. Giro la cabeza señalando a la mujer de la tunica negra. - Y si no me he presentado, es que no confío rápidamente en gente que me trae aquí con manipulacion y chantaje. - Digo fríamente.

Dejo pasar un momento, observando a todos los presentes y sus movimientos. Finalmente vuelvo a mirar al hombre de la armadura ennegrecida.

- Si quieres saber mi nombre, es Pietro Leonforte. - Mi voz es calmada, serena. - Ahora, si estamos tan interesados en nombres, me gustaría saber el de todos los presentes. -

Los pasos provinientes del piso inferior, hicieron que mi cuerpo se tensionara. Desde que había entrado en éste lugar y tras el suceso de las ilusiones, permanecía alerta y no podía evitar desconfiar de todos, bueno, excepto de uno.

Las pisadas cada vez se escuchaban más cerca y la tranquilidad de Scire llamó mi atención y por un instante pienso que no debía de preocuparme, que no corríamos peligro alguno.

Contemplo las dos personas que entraban a la habitación. A simple vista parecía gente de fiar, pero aún no podía dar fé de ello. Los miro de arriba abajo, una y otra vez y las palabras de Scire hicieron que apartara la mirada para fijarla ahora en ella y continuar escuchando su relato.

¿Ahora estamos todos? ¿A qué se refería con esas palabras? ¿Sería éste un nuevo grupo de guerreros? ¿Con la misma causa y misión? Inconcientemente rasco mi cabeza, confundida nuevamente por sus palabras. Suspiro frustrada, porque cada vez entendía menos.

La espada del vampiro hizo girar mi cabeza, mirándo fijamente su mano y luego miro al recién llegado ¿Pietro?.

-Y tú no eres muy cortés al desvainar la espada- interrumpo la conversación -Mi nombre es Syara ¿Quiénes son ellos? ¿Scire?- pregunto sin apartar la mirada de Pietro.

-Manipulación y chantaje? -Scire le echó una mirada mas seria de lo que hasta ahora había visto ninguno de los presentes al hombre.

-Yo no te he obligado a venir, ni a ti ni a nadie. No te creas tan importante. Tampoco voy a mover un dedo por lastimarte por la sencilla razón de que se que morirás en unos días.

Se afianzó en el arpa, como si le costara mantenerse en pie.

-Hay cosas que no váis a poder masticar de golpe, o mas bien a algunos os va a ser dificil, en especial a los que tenéis la cabeza algo "dura" -claramente se denotaba que la palabras palabras correctas para describir a quienes describía eran otras menos amables.

-Gracias a este niño tonto no hay mas tiempo, Helios le ha visto y se ha dado cuenta de que aqui hay mas gente de la que debería. Esta intentando entrar y yo no tengo aguante para soportar demasiado.

Como afirmando sus palabras, abajo se escuchó un crujido, como si la madera empezara a romperse fruto de alguna presión.

-La historia y su reelevancia tendrá que quedar para otro momento, no soportaré mucho mas... -comentó, de forma rápida y procurando resumir con urgencia- Os conozco a algunos de otro...tiempo por así decirlo. La última vez quienes estaban, y parece que son fijos en este evento, son Suzaku, Shadar, Nauj, Blog y Pietro. Los otros han de ser variantes en cuanto a potencial...

Una voz nueva interrumpió a la mujer, que con su aspecto, aquella severa y casi siniestra mirada que tenía y sus augurios podía perfectamente empezar a antojarse un cuervo. Era una voz de joven, incluso quizá de niño, pero vibrante como la plata al ser golpeada por un martillo.

-¿Te revelas...contra quien ha permitido que existas, mujer?

Mientras subimos y vemos a todo el extraño grupo solo logro decir con un gesto de apatía absoluta:-“Supongo que era obvio terminar en un grupo de fenomenos”-

Luego Scire comienza  a explicar algo para detenerse apoyándose en el arpa de ébano aparentemente debilitada y regañándonos por mirar por la ventana llamando incluso tonto de una forma ofuscada, pero obviamente refiriéndose a mí:

-“Supongo que puedo decir es lo mínimo que puedes merecerte por traernos aquí sin decir mucho, así que no te quejes”-

Un ser que obviamente era un vampiro desenfundo su espada e interrogo a Pietro, mientras este mostraba que no tenía intenciones de pelear y una mujer de piel cerulea se metía tratando de separarlos.

-“Déjalos que peleen, de paso vemos sus habilidades”- dije mientras busque un rincón en el piso donde sentarme con las piernas cruzadas y también cruzar los brazos cerrando los ojos, tenia ganas de defender a Pietro, pero después de su patada también tenia ganas de que le diesen una escaramuza, además de que nunca había visto pelear a un vampiro…

En ese momento una voz de joven interrumpio la escena, pareciendo que regañara a Scire, eso me gusto, asi que con curiosidad abri mis ojos y fije mi mirada a donde provenia esa voz.

-¡AHHH! -la mujer gritó con todas sus fuerzas. Había entrado en un estádo de panico de un momento a otro, de la misma forma que quizá un caballo se empotricaría al ver fuego o un animal en general entrara en un estado irracional. En este caso, el detonador parecía ser esa nueva y misteriosa presencia.

Intentó hacer un movimiento brusco con el hombro herido, y esto fue una pésima idea. Seguidamente tuvo que apoyar la espalda en la pared para tenerse el pie, presionando con fuerza la zona de la herida. Se quedó así, inmóvil y temblando de dolor y de miedo.

Si antes estar ahí no te gustaba nada, ahora era un buen momento para entrar en histeria. Esa nueva presencia, indudablemente la dueña de la voz, no era algo natural. Y te sentías mas amenazado de lo que alguna vez pudiste haber estado en tu vida. Evidentemente, a la draconiana le pasaba algo similar, debido a su reacción.

<< ¿Que no era tan importante? >> No me gusto nada ese comentario. Me había traído aquí mencionando que era de importancia sobre Elisa, y ahora me estaban tomando a la ligera.

Mientras tomaba aire para responder a las palabras de Scire, la extraña voz resonó sobresaltándonos. La mujer draconiana soltó un grito, y se pudo apreciar como la herida de su hombro la hacia resentir su movimiento mal planeado

- ¿Que rayos es eso? - Pregunto para mi mismo. Claro, una respuesta no me caería nada mal en este momento tampoco.