Partida Rol por web

Nauj había aprendido a respetar el olfato del goblin, así que cuando Bolg anunció que algo no iba bien, tensó sus músculos y se mantuvo alerta. Seryu tomó las riendas y ordenó al grupo en formación de combate; Nauj ocupó su puesto y le pidió a su amigo que se posicionase junto a él.

Hacía poco se habían cruzado a varias gentes que parecían huir; si pasaba alguna más, Nauj pensó que sería bueno preguntarle qué ocurría.

Tras escuchar a su amigo Nauj, Bolg se colocó a regañadientes y murmurando cosas sin sentido en su posición. Aunque, por el contrario de sus compañeros de marcha, el goblin aprovechaba cada piedra, cada matojo y cada desnivel del terreno para agazaparse y ser lo máximo de sigiloso posible.

Tal vez le hiciera ir lago más lento, pues se movía de un sitio al otro como un animal esquivo.

El muchacho adopta rápidamente su sitio, tenso y con una expresión distinta. Cosas así eran su margen de trabajo, y siendo aquel ambiente de tensión tan conocido por él, se prefiere no entorpecer la marcha con comentarios innecesarios. Dejó todavía el espadón en su sitio, pues llevarlo en las manos era mas trabajoso que dejarlo ahí. Solo asintió levemente, en señal de que estaba listo para avanzar en conjunto. En ningún momento miró a Blog para nada, era comprensible que ni siquiera quisiera tener contacto visual.

El panorama al entrar en la recta final hacia Ivere era desolador. Aquel día que apenas comenzaba estaba sumido en el caos en ese pequeño y antiguo poblado. Las construcciones se veían bastante bien, cuidadas y poco deterioradas por el tiempo. Usualmente debía ser un paraje austero y pacífico, pero ahora todo formaba parte de una trifulca generalizada. Toda clase de sonidos llenaba el aire: Gritos de guerra, de dolor, murmullos, el arder del fuego sobre la madera, flechas que se incrustaban en la misma o en la carne de algún desafortunado...

Marcadamente había un grupo de gente que se diferenciaba del resto: Desalineados, algunos sin camisa, musculosos y de piel curtida. Vestían ropas de cuero con signos de tener mucho uso y tanto sus rasgos como las armas que usaban eran de lo mas variado. Estos individuos estaban salpicados por todo el panorama en distintas acciones: Algunos combatiendo contra otras personas, que bien podía ser oriundos del lugar o viajeros como ellos, otros tirando puertas de casas y comercios abajo para meterse en las mismas, los que podían se escurrían del lugar llevandose objetos producto del saqueo impune que propiciaba la libertina situación. El suelo era marco de abundante rojo que salía tanto de quienes ya habían caído por tierra como de los que aún estaban en pie, recibiendo o propinando heridas nuevas. Un caos total. Despreciablemente, mirando con algo mas de cuidado al suelo podían verse que algunos de los inmóviles bultos de carne eran bastante pequeños.

Nadie salió a recibirles ni se fijó en ellos con tamaña situación, pero ahora estaban tan cerca de la batalla que el fuego cruzado empezaba a afectarles. Una flecha perdida surgida de ningun sitio apreciable cruzó el aire. Pasó muy cerca de Nauj, ya que venía en diagonal, pero finalmente impacto en la joven Innhue. Por fortuna esta vino con poco empuje, y no consiguió mas que una herida casi sin importancia en el brazo de ella.

 El mago siguió concentrándose. La herida era mínima, así que decidió no utilizar su magia para curarla, en pro de la magia que podía hacer sobrevivir al grupo.

Entonces, pronunció unas palabras.

-¡Buscad a aquellos que sigan vivos! Necesitamos una explicación de lo sucedido.

Fuego, sangre, gritos y muerte, era lo que teníamos delante nuestro, lo que mis ojos veían, pero aquellas imágenes no iban a afectarme, había nacido para batallas, lo llevaba en mi sangre y daría lo que fuera por cumplir mi objetivo, el objetivo que había asignado mi padre.

Avanzábamos y el escenario no mejoraba, empeoraba. El suelo estaba cubierto de sangre y lo que mas me inquietaban eran aquellos pequeños bultos ¿Quizás niños o criaturas inocentes.

Una flecha roza mi brazo, sacándome de mis pensamientos. El ligero escosor y ardor hicieron que llevara la mano a la herida. Miro la mano, no tenía mucha sangre y al examinar la herida, me doy cuenta que no era nada grave, un simple roce, nada de que preocuparse.

Debía concentrarme, podía ser gravemente herida o incluso perder la vida y no podía permitirlo, no aún, no sin antes cumplir el mi objetivo destinado.

Con el ceño fruncido y con las manos empuñadas, comienzo la búsqueda de sobrevivientes, separándome del grupo. Si debía matar a quien se interpusiera en mi camino, no lo pensaría.  

- ¡Yo creo que está bastante claro lo que ocurre! -respondió Nauj al mago- ¡Esto es una masacre en toda regla!

El encapuchado contempló el grupo de asaltantes, que se distinguían con claridad del resto. Los habitantes de Ivere trataban de defenderse del ataque, pero no parecía que pudiesen conseguirlo sin ayuda.

- Si hemos de ayudarles, hay que actuar rápido -opinó, y miró al goblin, buscando su parecer con la mirada.

Nauj se quedó unos instantes esperando la respuesta de sus compañeros, y, entre tanto, trataba de localizar y hacer recuento de todos los individuos que habría que derrotar.

El goblin habí estado en lo cierto, llegaban tarde, pues parecía que poco y a pocos podían salvar. Lo más sensato hubiera sido escabullirse de aquel lugar, y no mirar a tras. No parecía que pudieran hacer mucho ellos solos, pero las palabras de Nauj y su mirada buscando sus ojos, hicieron comprender que eso no sería la acción a seguir.

- Zon muchoz, zon muchoz. Murmuró Bolg contemplando rápidamente el panorama que se abría ante él. - Pero zi Nauj va, Bolg irá con él. Hay que darse prisa, zi, o no quedará nada.

El guerreo se aproximó a Nauj, agazapado y con las armas a punto. Sus movimientos recordaban a los de un animal acorralado.

- Lizto.

-¡Nauj esta en lo correcto! ¡Tiene toda la pinta de ser un ataque relámpago de saqueadores!

Descolgó el espadón y pesadamente este se apoyó en el suelo. Sin embargo a los pocos segundos Inzar lo levantó con ambas manos, preparado también para sumergirse del todo en aquella encarnizada contienda. Tenía el ceño fruncido y la expresión mas seria que hasta ahora se le había podido ver.

Un gruto cruzó el aire, y provenía de una jovencita que venía corriendo a mas no poder mirando hacia atras a la par que farfullaba cosas:

-¡Nonononono, alejate hombre horrible! ¡¡SEKH no te pago para que estes ocioso, la idea es protegerme, AAAAH!!

Le venía dando persecución un humano de complexión robusta y animal. Se veía bastante grasiento y desagrable, pero estaba en buena forma y venía alcanzandola, con una sonrisa lobuna.

Era bonita y bastante joven, a ojo se le podían calcular 17 años mas o menos y traía un vestido simple de una pieza, sin mangas y bien cerrado al cuello en color perla. También unos guantes altos que acababan unos veinte centímetros antes del hombro, sujetos por brazaletes dorados para que no se cayeran.

Un cinturón del mismo color, al parecer bastante flojo y mas decorativo que otra cosa podía apreciarse en la cintura, ladeado mas de un lado que de otro y ciñendo la ropa. En la mano portaba un baston delgado con una esfera cristalina engarzada e el extremo, y detalles dorados a lo largo del mismo. En el cuello traía una fina tela roja, larga y liviana que daba algunas vueltas al cuello y dos extremos caían hacia atrás.

Tal carrera traía, que no llego a verles y por ende acabó dandose de lleno con Inzar, y tanto este como ella fueron a parar al suelo.  Era cuestión de segundos antes de que le alcanzara su acosador.

Hay veces que las circunstancias deciden por uno mismo. Las palabras de Bolg sembraron en Nauj alguas dudas pero el ataque feroz de aquel hombre a la niña que ha chocado con Inzar le decide definitivamente.

Levanta sus manos y se concentra en sentir la fuerza de los elementos en su interior. Decidido a parar la embestida del atacante, voltea la mano derecha, sintiendo como la humedad del ambiente se aglutina sobre ella y lanza un fuerte estampido de agua que se estrella con violencia contra el cuerpo del enemigo.

El movimiento de apertura de Nauj detuvo en seco al perseguidor. La estampida de agua le da con tal violencia que no solo cae de malas formas sobre su brazo izquierdo torciendoselo probablemente, sino que también el arma que traía (una espada de metal corriente) salió volando de las manos con el impacto dejandole desarmado. Esta voló yendo a parar donde estaba Seryu, y cayó cerca de sus pies tras darse de pomo contra la rodilla del silfo. Nada grave, pero un morado se iba a llevar de recuerdo probablemente.

Cuando el hombre se puso de pie, sujetandose el brazo, y vió que además de estar desarmado eran una buena cantidad para el solo, optó por salir corriendo en dirección contraria, hacia el tumulto general para perderlos.

Por otro lado, Inzar y la accidentada joven se revolvían por levantarse a la par.

-¡Ay! !!Ay!! ¡¡Bruto!! ¡¡Me he lastimado con esa horrible arma!!

La jovencita se puso de pie con algo de dificultad. El golpe con Inzar había provocado que, además de la caída, su talón tuviera un encuentro poco afortunado con el filo del espadón del guerrero. Se ayudó en el bello bastón que traía para no tener que hacer presión sobre el punto de apoyo mellado. Buscó con la vista a Nauj, dejando de prestarle atención al escandalizado mercenario, que ya estaba abriendo la boca para protestar.

-¡Increíble! Se lo agradezco mucho estimado señor.

Hizo una leve reverencia. Luego miró hacia el tumulto generalizado.

-Oh, donde esta Sekh...me va a escuchar...- aunque pretendía sonar enfadada, la verdad es que tenía mas tinte de preocupación que otra cosa.

-¿¡Que yo soy bruto!? ¡No soy yo quien viene corriendo como pollo sin cabeza sin ver a quien se lleva por delante! -replicó poniendose de pie toscamente. Se quitó algo de tierra y miró alrededor, contrariado.

-Podríamos perseguir a ese tipo, aunque supongo que no hace falta... -miró a Nauj el también- ¡recuerdame que no te haga enfadar!

Bolg permaneció atento a su alrededor, por si alguno de aquellos bestias volvía para dar problemas, más al ver como había resulto Nauj la situación no se digno ni siquiera en perseguir al tipo, pues creyó que ese no era su cometido.

Una amplia sonrisa apareció en el rostro del goblin, Nauj guardaba muchas sorpresas, y era su amigo.

Apenas me había alejado unos cuantos pasos del grupo y me detuve al escuchar gritos detrás mío. Una chica bien vestida huía de un hombre de muy mal aspecto.

Comencé a retoceder, pues no había mucha esperanza de que ella huyera de ese sujeto, debía ayudarle, pero el hechizo sorpresa de Nauj, hizo que me detuviera. Esbozo una sonrisa torcida, una interpretación estupenda por parte del encapuchado; aquel hombre pensaría muy bien antes de meterse con la chica o al menos hasta que estuviera con nosotros.

Necesitábamos supervivientes, ya habíamos encontrado una, por lo cual camino con cierta prisa hacia ella, no quería que huyera, debíamos saber que ocurría con certeza en aquel pueblo.

-Disculpa- digo a la chica a escasos pasos suyos, pasando por el lado de Inzar sin prestar mucha atención a su pequeño enfado -¿Podrías decirnos que ocurre?-

La chica se giró a ver a Syara con curiosidad. No parecía asustada.

-Es un ataque de bandidos. En estas tierras es extraño pero esta ocurriendo, y como es de esperar solo se preocupan por llevarse lo que se les antoja y matar a los que se interponen -luego agregó con desagrado- Ese baboso quería llevarme con él también. Ah...yo y Sekh estabamos hospedados en la posada de aqui y hemos despertado hoy con toda esta turba, se supone que tenía yo un guardaespaldas contratado pero no se donde se ha metido ese irresponsable. Será mejor que vaya a buscar a ese mago impresentable...

Una irónica sonrisa se dibujó en el rostro del marcado del goblin. Estaba a punto de abrir la boca, tras escuchar el comentario de la extraña sobre los magos, pero el guerrero pareció morderse la lengua y no dijo nada.

Aun atento a su alrededor, olfateaba nerviosamente, mientras intentaba ocultarse de posibles miradas indiscretas y mal intencionadas.

Ahora ya sabían a qué atenerse, debían decidirse si se involucraban en la pelea o se mantenían al margen, esperando a que pasase el chaparrón.

Poner en riesgo la misión por ayudar a los pobladores de Ivere podía resultar imprudente. Sin embargo formaban un buen grupo de luchadores, si no fuesen demasiados incursores, tal vez podrían con ellos... relexionaba Nauj. Tampoco se quedaba tranquilo abandonando a aquella gente a su suerte.

Mientras esperaba las opiniones de los demás, se concentró de nuevo en tratar de recontar la cantidad de bandidos que había a la vista.

Si no fuesen muchos...