Partida Rol por web

Ah si todos entendieran tan fácil como tu que una promesa jamás podría quebrantarla...aunque bueno, dudo que lo hayas entendido la verdad.

Se sentó en su sitio rascandose la oreja.

Como sea...

-No me subestimes. Yo tampoco rompo mis promesas.- Dijo en lo que era apenas un quedo susurro, pues tenia miedo de que el mas mínimo ruido pudiera destorbarla y devolverle la consciencia. Aunque eso parecía poco probable.

Con firmeza toma la espada de la mano de la mujer y la cuelga al lado de su gemela. Con la mirada recorre el lugar en busca de una cuerda o cualquier cosa que le sirva para atarla.

Por allí no había nada que se pareciera a una soga. Además de alguna ocasional piedra desprendida de la pared, el lugar estaba vacío a primera vista. Pero entonces dió con un pequeño bulto algo alejado. Era una bolsa de cuero o eso parecía, y por el polvo hace tiempo que no se tocaba. No costó nada abrirlo y comprobar que parecía ser un pequeño deposito de emergencia con poca cosa. Una odre lleno y sellado, un pequete de vendas, un puñado de dinero, una bolsita de tela con semillas que parecían comestibles y un cordón trenzado de cuero de unos tres metros de largo. Esto último, se veía ideal para improvisar su intención.

Toma el cuero entre sus manos. No parece que esté demasiado seco como para agrietarse y partirse. Da un par de fuertes tirones para comprobar su robustez. El cordon se muestra recio y poco elástico, lo cual le satisface.

Rápidamente se pone manos a la obra. Coloca los brazos de la mujer detrás de la espalda, en una posición alta e incomoda para ella, y ata las manos entre si. De la última lazada que da para atarlas, hace salir un trozo largo de cuero que le ata al cuello con un nudo corredizo. De manera que si intenta hacer algún movimiento con los brazos, el nudo se hará mas pequeño y aumentará la presión sobre su garganta, llegandola a ahorcar si fuera necesario.

Una vez atada, la registra para asegurarse de que no lleva nada escondido. Coge la bolsa y sale al exterior para ordenarle al soldado que le ayude a cargarla sobre Argénteo.

Conforme le ataba, se vió obligado a descorrer la capucha para enlazar el cuello, y menuda sorpresa pudo apreciar. Donde debería haber piel, habían escamas. Azules y pequeñas, lustrosas...el metal que cubría el rostro estaba bien aferrado a la parte de atrás de la cabeza, así que no iba a caerse a menos de que lo quitara él mismo si así lo preferia. El cabello se descubrió largo, bastante largo de echo.

Tras la breve busqueda halló también un cuchillo menor, una daguilla por asi decirlo, en una funda disimulada en el cinturón, del lado de la espalda. En un bolsillo tenía una gema transparente, que reconoció enseguida ya que en Idu solían usarse esa clase de piedras para adivinar cosas.

Escamas. La sorpresa le heló unos instantes. Últimamente había oído rumores sobre dragones, pero eso no se lo esperaba. -¿Qué fue lo que dijo el chico ese?- - "Un solitario cazador en el camino , un dragón turbando su destino.. ." las palabras afloraron en su memoria acompañadas por la música de la mandolina. -¡Con que el bastardo lo sabía! Se rió de mi descaradamente. ¡Tendría que haberlo ensartado con mi espada!.-

Acabó lo que la sorpresa había interrumpido y luego la registró minuciosamente. La daga que encontró la guardó en la caña de su bota y la gema en la bolsa de cuero que se cargó a la espalda.

Con sumo cuidado se encargó de que la capa y la máscara la taparan por completo, antes de salir a buscar al soldado. No quería que descubriera la autentica naturaleza de la enmascarada.

Juntos volvieron a entrar y cargaron con ella el trecho que los separaba de los caballos, mientras la luz de su gema de Idu danzaba al compas de sus pasos.

Shadar la cogió por la parte superior, para asegurarse de que no quedaban las escamas al descubierto, y el soldado por los pies. Entre ambos la cargaron encima de Argénteo y empezaron a retomar el camino de vuelta.

-Lord Nird estará muy contento, esta misión ha salido mejor de lo que esperaba.- Mientras avanzaban se dirigió a Inome -Ves eligiendo manjar. Te lo has ganado.-

Habían dejado atras la espesa arboleda y la gruta oculta, estaban cerca de volver al camino principal.

-Vaya, con que el animal tenía razón... señor, he de decir que estoy deseando volver a casa a ver a mi mujer y mis hijos -comentó contento aquel hombre- ¡Gato! ¡Acabas de reestructurar mi postura sobre los de tu calaña!

Mientras el soldado caminaba a su lado comentando esto, pudo apreciar que por fin, había algo de movimiento proveniente de la prisionera.

Es una pena que no esté tu otro amigo por aqui. Tenía pintas de ser mas ambicioso que tu -se hizo oír con un tono casual mientras se desperezaba elegantemente.

Bueno, quizá tu también lo seas en algún otro sentido. Vaya, ¡se ha despertado tu amiga!

-Hm...

Se removió un poco, y descubrió para su sorpresa la sensación de ahorque que experimentaba al intentar moverse. No tardó mas de unos segundos en asimilar que estaba sobre un caballo, y se escuchó un ruido, curioso, como si estuviese husmeando el aire.

-¡Cabrón!- exclamó. Se removió algo mas, pero le fue imposible hacer nada que le fuera demasiado competente en esa posición. Era la primera vez que le dirigía la palabra. Su voz sonaba firme e intimidante.

-Soy ambicioso a mi manera, gatuso. Si realmente te estás un tiempo conmigo ya me irás conociendo.- Dice en tono distendido.

Mira a la de la capa blanca -Vaaaya, tienes razón...- La mujer toma consciencia de la situación y le insulta. -Veo que tienes un mal despertar.- Comenta con una sonrisa burlona que ya empieza a ser habitual. -Encima que me tomo la molestia de ir a buscarte a una mísera grieta en la montaña cuando estás inconsciente, me lo pagas con un insulto. ¿Qué ha sido de los buenos modales en estos tiempos que vivimos?-

-No acostumbro despertar atada -comentó con un ligero tono de amargo sarcasmo- ¿Eres uno de los -hizo una leve pausa, como si buscara una palabra correcta- comandantes del rey no es así?

Buscó con los dedos la funda cerca de la espalda, palpandola vacía.

-Si hablamos de modales, ¿no crees que es peor robar las cosas de una persona?

-¿Robar? La simple palabra me ofende. Si a lo que te refieres es a esa daguilla que llevabas a la espalda, no te preocupes. Te la he guardado para asegurarme de que no te haces daño. No quisiera que por querer desatarte te acabaras cortando las venas.-

-¿Donde esta el otro? No lo...veo

Claro que era imposible que viera a alguien desde la posición en la que se encontraba. Los dedos enguantados rascaron algo la cuerda, como palpandola.

-¿Tienes nombre? Va a ser un largo viaje hacia la capital, que asumo es hacia donde me estas llevando y a este paso mas aún.

En ese punto el gato trotó para ir del lado donde estaba el rostro cubierto, girando la cabeza como con curiosidad

Yo también soy muy hablador. ¿Cuantos años tienes como para tener problemas con tu cuerpo de esa forma tan extrema?

Parece que o bien quería incomodarle o simplemente quería entretenerse el también.

No puedo ocultar la expresión de asombro al escuchar la pregunta de la capa blanca. -Pues es curioso que tu no lo sepas...- Que no lo supiera ella, le preocupaba, le preocupaba mucho. Creia que el comandante Ikandriel habia perecido en sus manos.

-Si, creo que incluso hablas demasiado. No te metas con ella que a ti nadie te a preguntado que haces en ese cuerpo felino- Replicó tajante al comentario de Inome.

-Tiene razón el camino se hará muyyyy laaargo.-

-Mi nombre es Shadar. ¿Y el tuyo misteriosa enmascarada? estoy harto de referirme a ti con el nombre de "La de la capa blanca"-

Dejó escapar una leve risita desde detrás de la máscara.

-Yo hace tiempo que no tengo nombre. Son cosas que se pierden con el tiempo y las circunstancias. Tampoco yo pedí que me dieran ese apodo. Es imposible que me siguieras hasta la gruta, ¿que ha sido eso de aparecer de pronto? Y bueno...la verdad no esperaba que se me hubiese pasado tanto la mano con él, supongo que al final y no aguantó.

Una voz clara y cordial se escuchó en su cabeza.

Comandante...¿Comandante Shadar? ¿Podéis oírme? Soy la teniente Scire. Estoy intentando comunicarme con usted por medio de una tecnica aún en fase de experimentación, por lo cual no tengo seguridad de que este mensaje llegue y al ser de una sola vía no podré obtener respuesta.

Actualmente deberíais estar en Yrubac o alrededores y según estimamos pasará algunos días allí por lo que no debería haber peligro para usted, pero queda avisado. Algo está pasando a la altura del lago Wrad, aunque no tenemos idea exactamente de que es, una especie de sombra informe se extiende por esa region. Desde aqui en Ivere donde me encuentro ahora, se puede apreciar en la distancia aquel fenomeno. No se extiende, simplemente parece estar apostado.

He tenido algún informe antes sobre la misma criatura en otros puntos de Kysuta, y su patrón de comportamiento siempre es el mismo. Se come cualquier animal o persona que encuentre y luego se marcha. Este aviso es para o bien cierre el paso temporalmente, o simplemente se mantenga alejado. Pienso tomar una ruta alternativa para regresar a la capital, quizá nos cruzemos allí. He enviado la misma información al comandante Ikandriel también.

Esas palabras se materializaron lentamente en su mente. Le recordó remotamente a la forma en la que la espada hablaba con él anteriormente. Sin embargo, se sintió con un ligero mareo durante unos pocos instantes, aunque se le pasó enseguida. Quizá fuera un efecto secundario ya que según el mensaje el metodo de comunicación era experimental.

En cuanto a la persona que te hablaba, habías llegado a cambiar pocas palabras o vistas para con élla. El nombre completo era Scire Seimhel y había ingresado hace dos años como integrante los eruditos del castillo. Pese a esta estancia relativamente larga le habías visto y hablado realmente muy poco a parte de algún saludo aunque la impresión que te llevaste fue bastante grata, casi parecía irradiar un aura de tranquilidad. Físicamente era ligeramente mas baja de la media, piel pálida y a juzgar por la silueta tendría unos 5 años menos que tu y siempre viste tunicas oscuras. A simple vista, en el centro de la frente poseía una marca roja. Podía pasar días sin salir de su recamara, y el hecho de que empezara a ascender como cualquier soldado sin siquiera ir al campo de batalla despertó una considerable cantidad de envidia. La escalada en rangos se debía a sus estudios e investigaciones en las que el rey parecía estar bastante interesado.

Lo cierto es que los chismes y rumores siempre se encargaron de arrojar algún dato mas. Pese a ese caracter afable la disciplina mágica en la que se especializaba era justamente la mal vista de todas. Vulgarmente llamada "magia negra" la nigromancia era bastante conocida no solo por sus devastadoras fuerzas, sinó por corromper y enloquecer a sus usuarios, aunque a saber hasta que punto era cierto. Ultimamente, parece que ha estado saliendo mas que en ninguna otra época en solitario.

Punto a parte de esto, el soldado que te acompaña permanece en un tenso silencio, con la vista distraída. Quizá se deba a que no le cae del todo bien estar andando junto a la persona que había masacrado a sus camaradas, o simplemente al cansancio de todos los días que pasó escondido en un mal refugio sin comodidad alguna. O quizá todo junto. El sol de la media tarde debía ser fuerte, sin embargo las nubes se habían encargado de cubrirlo del todo, haciendo que el pesado calor de esas horas fuese reemplazado por un agradable clima fresco.

Bufó.

¡Vaya trato! Yo que intentaba ser amable...

El tono ácido que empleaba ahora dejaba claro que no eran palabras del todo sinceras. Se limitó a seguir andando, aunque por un segundo parecío erizarse algo

Espero que no llueva

El pequeño mareo que sintió hizo que se colgara un poco de las riendas de Argénteo. -Tendré que hablar con ella para mejorar ese conjuro.-

Levantó la vista al cielo. -Algo me dice que nos vamos a mojar- comentó en tono taciturno y se sumió en sus propias reflexiones.

-Así que me voy a cruzar con Scire… Perfecto. Espero poder sonsacarle algo de los rituales que tanto interesan al rey. Tengo que lograr estar presente cuando los realicen.- Sus pensamientos le llevan a alzar la mirada hacia su prisionera. -Creo que tengo la moneda de cambio que me permitirá estar en el lugar adecuado en el momento adecuado.-

Dió unos cuántos pasos mas y decidió que no le apetecia hacer el camino en silencio. -Volviendo al tema que nos ocupaba. Dices no tener nombre, pero de alguna forma te deben llamar. Seguro que tus allegados no te llaman La de la capa blanca.-

Aún quedaba bastante tramo para llegar al lago Ward, el cual había bordeado con su antiguo compañero al galope cuando iniciaban la travesía. Aún tenía bastante tiempo para tomar un desvio quizá hacia el pueblo de Ivere, o bien dar media vuelta, o quizá ir de frente a la perturbación del lago.