Partida Rol por web

Acompañas al viejo ronin por la cuesta que lleva al puerto ya un puedes ver a algunas personas festejando el final del día. Sobre todo marineros y heimin, aunque algún samurai todavía deambula demasiado contento.

Ves la plaza donde te encontraste con el samurai Akodo y ya no hay rastro de su existencia. Suspiras y sigues a Hideki.

- Espero que esos chicos estén bien... parece mentira con lo que se me ha alientado en toda mi vida a odiar semejante clan... pero esos chiquillos tienen buen corazón, no como su familia. 

Os acercáis a los embarcaderos donde Hideki te señala a una zona donde solo hay barcas de nobles amarradas.

- Debería estar aquí. Si su barca no está es que han salido al mar y no han vuelto.

Pregunta a algunos guardias y marineroso borrachos, pero nadie parece haber visto la barca llegar desde ayer. Hideki mira el oscuro océano y niega con la cabeza.

- Excepto a lugares como la isla de las Geishas es peligroso navegar de noche. Si están en alta mar habrán echado anclas, y si están en otra isla es improbable que salgan a navegar de noche. - Se gira hacia la Suzume - Debéis valorar bien los pasos a dar mañana...

Me planto en el borde del muelle y observo el mar oscuro y silencioso, donde reside el peligro eterno de las islas, ¿cuántas vidas se habrá cobrado este asesino embaucador? .

Y miro a Hideki y de repente una idea cruza mi mente, ¿Y si todo esto ha sido planeado? Que casualidad que justo desaparezcan una vez que su maestro y protector ha sido despedido, tal vez alguien lo haya planeado todo, para aumentar su poder en la grulla o para sacar a la luz su incompetencia.... .

Niego con la cabeza. La fría brisa con olor a sal me devuelve a la realidad y miro a Hideki.

Gracias Hideki-san. Debo irme a descansar pues mañana será un día muy complicado. Si deseáis acompañarnos veré la manera en que vuestros servicios sean recompensados, pues no se si Yoritomo-sama estará en condiciones de navegar...

Así pues me despido con una inclinación y me dirijo a la posada. Con suerte a lo mejor Iwasaki-sama está despierta...

El ronin medita su respuesta unos minutos, como si tuviese sentimientos enfrentados y finalmente afirma con la cabeza y hace un gesto que dice "haré cuanto pueda".

Te acompaña hasta el muro que separa el distrito noble y te desea buenas noches. El mesón Iwasaki está en penumbra, no puedes ver a nadie entre las sombras. 

Llegamos frente a las puertas de mi casa después de un largo paseo. La noche es cálida y la brisa marina es tremendamente agradable. Todavía me bulle la mente después de todo lo sucedido, y rememoro los recuerdos del día anterior como si hubiesen sucedido años ha.

Sonriendo, hago una leve inclinación hacia el Tsuruchi.

-Muchas gracias por acompañarme, Tsuruchi sama, parece que mañana tendré el placer de volver a encontraros. Buenas noches.

Antes de que pueda darse la vuelta cojo una de sus manos suavemente con mi mano derecha estirando suavemente para que se acerque a mí, acercándome hasta una distancia indecorosamente corta y con la mano izquierda deposito una pequeña flor silvestre contra su oreja, acariciando el lóbulo al retirar la mano con la punta de los dedos.

-Como esta flor, también posees la belleza de aquello que crece salvaje , Hime-sama. Una belleza que eclipsa a todas las cortesanas de palacio. - Me aparto con suavidad, sonriendo mientras me doy la vuelta- Descansa bien Hime-sama, mañana será un día largo.

Avanzo sin esperar respuesta de camino al puerto, con suerte esta noche acabaré pronto.

Te deslizas hacia tu dormitorio tras despedirte del samurai Tsuruchi. Una voz te sorprende desde la oscuridad.

- ¿Nuevos amigos Aimi-kun?

Abandonas a la Kitsune en la seguridad de su hogar y te deslizas hasta el puerto.

Sobresaltada, escondo a mi espalda la flor que el Tsuruchi me había puesto en el pelo. Al dirigirme a mi dormitorio había estado jugueteando con ella entre los dedos, y por algún motivo despierta un sentimiento de culpabilidad en mí que no deseo que Mamoru perciba.

-¿Qué? -Respondo, esbozando una sonrisa nerviosa y tratando de escurrir el bulto.- ¿Qué haces por aquí a estas horas, primo?

El frío del puerto despeja mi mente, después de un día tan ajetreado. No esperaba encontrarme con tanta gente conocida ni esperaba meterme en tantos jaleos en mi primer día en las Islas, pero se duerme mejor después de un buen día de trabajo y sobretodo después de... La Yoritomo dijo que tenía que arreglar unos asuntos en el puerto, con suerte alomejor todavía la encuentro, solo hace falta que Benten ilumine un poco mi camino.

Mamoru camina hacia ti y te rodea, mirándote como buscando algún indicio de algún extraño crimen.

- ¿quien era ese?
Y no me mientas, prima... no querrás que madre sepa que no acompañaste a la samurai Suzume hasta su casa...

-¿Qué? -Repito, para ganar tiempo- ¿Quién? ¿El Tsuruchi? Bueno, él es... un compañero. Esta tarde hemos tenido un bonito encuentro con Doji Nobuo y nos ha encargado una misión. Así que después de hacer unas pesquisas, Tsuruchi sama se ha ofrecido a acompañarme a casa. No me parece para tanto. A la Suzume la ha acompañado otro de los que nos han acompañado hoy. Un Yoritomo.

Mientras hablo me dirijo a la puerta de mi habitación y la abro lentamente para no hacer ruido. Una vez allí, me arrodillo para sacar una yukata limpia de un cajón de la cómoda, y después comienzo a desabrocharme el obi lentamente. Quizá si le pongo nervioso se vaya antes. 

-¿Y vosotros qué habéis hecho hoy? Os he visto durante los fuegos artificiales -comento, mientras dejo caer el obi al suelo y comienzo a deslizar el cuello del kimono hasta dejar mis hombros a la vista.

Tu primo se siente incomodado y desvía la vista hacia otra parte cuando tu te giras.

- ¿desde cuando te fías de piratas que acabas de conocer en una festividad? Sabes el deshonor que podría repercutir si le pasase algo?

Te acercas al puerto donde la fiesta ya está terminando, la mayoría de la gente decente ya se ha retirado antes de la medianoche, muchos ya llevan bebiendo desde la mañana, aguantar hasta estas horas en una taberna solo es para los más resistentes y osados.

Entras en varias posadas y aparte de marineros ebrios encuentras poca cosa. Hasta que llegas a un antro llamado  "la posada del Diente de Tiburón"

Allí se encuentra la marinera Mantis, tumbando a algunos hombres en una confrontación de alcohol y amasando algunos bu.

Me quedo en ropa interior, con el kimono a mis pies, y me aproximo a mi primo mientras hago pucheros.

-¿Has venido a recibirme sólo para reñirme Mamoru kun? -Adelanto el labio inferior mientras me brillan los ojos- ¿Ni siquiera vas a darme las buenas noches o a preguntarme cómo me ha ido el día?

Entro en la taberna y me dirijo donde esta la Yoritomo, puedo vislumbrar sus curvas desde detras, sin duda es una mujer con un cuerpo impresionante.

-Parece que la noche os ha ido bastante bien Azumi-san- Digo mientras señalo el monton de bu que tiene encima de la mesa - Cualquiera diria que esta es vuestra noche de Suerte.- Llevo bastante rato buscando entre las posadas pero parece que por fin he acertado.

Mamoru se ruboriza y se da la vuelta.

- No deberías hablar con hombres como ese. No te traeran nada bueno, solo buscan una cosa.
Madre quiere que traigas a la Suzume a comer a casa. hay que conseguir una buena relación con ella. pronto será invitada a la corte y será tu entrada en ella. Necesitamos que se sienta en deuda con nosotros.

Se gira para mirarte por el rabillo del ojo una vez antes de marcharse. - Descansa Aimi-kun... ha tenido un largo día.

La mujer mantis se ha sentado en la mesa cruzando la piernas mientras cuenta las monedas atesoradas en el juego. Se gira al oir su nombre y te mira por encima de su hombro. Una sonrisa divertida se dibuja en su rostro.

- Tsusuruchi Kô... parece ser que las fortunas os han dado fuerzas para resistir el último combate del festival. Me alegro mucho de veros. - Gira con gran agilidad pasando las piernas de un lado de la mesa al otro y se apoya sobre la mesa con las manos, dejando que se vea un espectacular y atrevido escote cuando su pelo cae hacia atrás. - ¿Los chicos buenos no suelen andar a estas horas de la noche por tabernas de mala muerte como estas...? ¿Que hacéis vos aquí?