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Crónicas del Fin I: Camino Sin Retorno

Capítulo I: Hacia el Norte

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05/08/2018, 00:10
Narrador

La caravana no tardó en alcanzar la entrada al Paso de Ursuul, allí donde la tierra dejaba paso a la roca y en el que en vez de estar rodeados de árboles, lo estarían de montañas hasta que salieran por el otro lado, ya en los Pequeños Reinos. La leyenda decía que, hacia milenios, un caudillo de los hombres del norte, llamado Ursuul, quiso guiar a su pueblo a tierras más fértiles, pero se encontró con la barrera infranqueable del Macizo de Tar. Enojado por ello y clamando a sus dioses, golpeó la montaña con su espada, y abrió el Paso, comunicando así el Norte con el resto de Achaea. Por supuesto, no eran más que leyendas locales. Después de todo, existía un segundo paso más al noreste.

Las ruedas del carro traqueteaban sobre la piedra, pero curiosamente no se escuchaba sonido alguno de la parte trasera del carro. Lo que fuera que llevaran debía de estar bien asegurado para no estar dando bandazos de un lado a otro. Los seis guardias enanos se mantenían a los lados del vehículo en todo momento, en dos grupos de tres, avanzando igual de pesadamente.

Pronto, la entrada del Paso quedó atrás, todo cuanto podía verse al frente era el desfiladero extendiéndose hasta podía alcanzar la vista, incluso la mejorada de los elfos. Las paredes de roca se alzaban imponentes a ambos lados, todavía con apenas una docena de metros pero podía verse como más adelante las montañas seguían creciendo hasta el punto en que había que fijarse realmente bien para conseguir distinguir algo en lo alto.

Syndra e Yriel eran los únicos que tenían caballo propio, ambos de pelaje negro, mientras que el resto de aventureros tenía que imitar a los guardias y darle a la pierna, cargados con sus pertenencias, pero aun así más ligeros de impedimenta que los enanos. Thorskar y Therm seguían subidos al carro, guiando a los caballos cuidadosamente a través del camino abierto en la montaña. El sol sobresalía por encima de los picos rocosos, aunque aún le faltarían horas para alcanzar su cénit. Si todo iba bien, antes de que ocurriera habrían acabado de cruzar el Paso, y entrado en los Pequeños Reinos.

Notas de juego

En vuestro primer post, dejad claro a que altura del grupo vais: al lado del carro, unos metros por delante o por detrás, más adelantados o atrasados... Según la posición que vayáis ocupando, podéis formar grupitos, y por supuesto, cambiar de lugar cuando queráis. Pero dejad claro en todo momento donde os encontráis.

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05/08/2018, 02:14
[Muerta] Syndra

Al estar cada vez más cerca de las montañas, se podía sentir con mayor intensidad el frío de la región, si bien a la sombría parecía no afectarle en absoluto, posiblemente debido a la costumbre de su raza al frío, o el hecho de que fuera una hechicera cuyo dominio mágica radicaba en el hielo. Cualquiera fuera el motivo, estaba claro que aquello no le afectaba, por lo que la elfa se dedicó a observar a su alrededor, un tanto curiosa ante el hecho de que se encontraba explorando una región que desconocía por completo. Había un cierto sentido de aventura en todo aquello, y para una mujer perteneciente a un linaje importante, era algo interesante y un tanto divertido.

El recorrido a caballo, no era demasiado cómodo sin duda, en especial si tendría que hacerlo por mucho tiempo, antes de encontrar otra posada en el camino. Sin embargo, era preferible ir encima de su querido "Noche", antes que simplemente caminar como el resto de los plebeyos que formaban parte de la caravana. Aquello demostraba la diferencia en estatus... bueno, si no fuera por el hecho de que aquella aberración de la naturaleza también estaba montando un caballo... Probablemente se lo había robado o engañado a un pobre idiota para obtenerlo. Algo normal, teniendo en cuenta la clase de horrible mezcla de sangre que daba forma a aquel semielfo. Aún así, la hechicera no dijo nada al respecto, prefiriendo ignorar su presencia, así como que éste estuviera montando un caballo al igual que ella. Por lo menos, Noche era más bonito, de eso no había duda.

Cuando, por fin, pasaron la entrada del Paso, la elfa observó sorprendida las colosales paredes naturales de piedra del mismo, maravillada en cierta forma ante semejante grandeza, y pensando que no sería una mala idea establecer una especie de fortaleza allí, si alguien deseara tomar control del paso y cobrar a los viajeros para lograr cruzar. Bueno, si no fuera porque había otro paso a cierta distancia al noreste. De cualquier forma, no había duda de que era una visión bastante impresionante, por más que lo que realmente le importaba a la hechicera se encontraba del otro lado de las montañas... eso y el hecho de que deseaba llegar antes del anochecer a un pueblo o posada en el camino, ya que no tenía ningún deseo de acampar en lo posible. Lamentablemente, desconocía por completo la región, por lo que aquello no sería más que una sorpresa para ella, en especial cuando el templario no había sido de mucha ayuda a la hora de explicarle algo sobre Los Pequeños Reinos.

Por otro lado, era una pena que cierta persona no hubiera decidido acompañarla en aquella aventura, prefiriendo quedarse con su despreciable conformismo y miedo a salir de su comodidad sólo para tener que conformarse con una patética vida simple como aquella. No obstante, eso no quería decir que la sombría se fuera a dar por vencida, cuando obtuviera lo que deseaba, volvería a por ella en lo posible, de acuerdo a la promesa que le había hecho... bueno, casi promesa. Por fortuna, había obtenido algo mejor de todo aquello, al poder acompañar a la adorable mediana que había sido tan amable de invitarla a viajar con ella. Sin embargo, aún no había caído bajos sus encantos como la hechicera hubiera deseado, aunque suponía que era cuestión de tiempo, sólo debía de demostrarle que no había nada mejor que su cariño y... mimos.

Con respecto, a los enanos, Syndra no pudo evitar preguntarse qué habrían de llevar en ese carromato que parecían protegerlo con tanto cuidado, por como se podía confirmar de acuerdo a la seguridad que tenía en ambos lados del mismo. Por su parte, la elfa había preferido mantenerse en la parte de atrás de la caravana, ya que lo que sea que pudieran llevar en el carromato, habría de atraer la posible atención de bandidos en el camino, por lo que no era una mala idea mantenerse lo suficientemente distante del mismo, pero tampoco demasiado lejos. Además, así daría la idea de que ella sólo era una mujer incapaz de defenderse, al encontrarse en la parte de atrás de la conglomeración.

Notas de juego

Voy unos metros por detrás del carro.

Por cierto, no he mencionado mucho a Ussia ya que no sé si al final aceptó ir conmigo sobre mi caballo o si prefirió ir a pie. Lo he dejado abierto a la posibilidad para que Ussia lo deje en claro en su post.

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05/08/2018, 10:41
Yriel Alessar

La entrada al paso abierto por la espada de Ursuul tenía un gran atractivo no sólo por la belleza del paisaje sino la historia que lo acompañaba. Había aprendido lo posible sobre aquél cuento por si en el futuro le convenía relatarlo en alguna posada. El semielfo caminaba junto al carro, con la brida de "Brioso" en la mano. Había ofrecido a cualquiera que estuviera cansado subir al caballo y él la mayor parte del camino la hacía a pie. No le importaba que cualquiera descansara un tiempo a lomos del corcel y lo había ofrecido en cuanto alguien se mostrara cansado.

El paisaje se tornó más oscuro en el interior del desfiladero. Aquello no le gustaba mucho pues suponía un gran riesgo, pero prefería la compañía de esa gente y arriesgarse lo que fuera necesario. Yriel gustaba de conversar y también era muy dado a preguntar sobre la opinión de los demás sobre aquellas tierras. Era su forma de aprender nuevas historias y de indagar acerca de su sentido de la belleza. Estaba intrigado por saber si los enanos encontrarían hermoso esa hilera de piedras sin vegetación. Para él, un entorno bello consistía en bosques, ríos y cánticos de pájaros, sin embargo se venía hacia el norte en un afán de aprender más sobre el mundo. Tampoco había vivido en la naturaleza antes, pues su hogar había sido una ciudad llena de trasiego y personas dispares que contrastaba con la quietud de la naturaleza. Grandes contradicciones se agolpaban en su mente, encontrando a la vez desmotivador el paraje, pero considerándolo una oportunidad de descubrir cosas nuevas. En todo caso, siempre le quedaba la música como modo de atraer buenas sensaciones a su lado, de modo que en varias ocasiones tomó el laud para que algunas notas y canciones acompañaran a los viajeros. Si era deseo del grupo entonces entonaría más de ellas, repertorio no le faltaba.

Dentro del desfiladero sin embargo, dejó el laud resguardado. Yriel había tomado su arco y había estado comprobando que estuviera en buenas condiciones, probado a tensar la cuerda y que ésta resistiera. No tenía demasiada práctica en él pero siempre podía servir para forzar a alguien a buscar cobertura. Lo cierto era que si les atacaban desde arriba estarían perdidos sin más opciones que largarse de allí. Quizá la elfa pudiera detener un posible asalto pero él no tenía tal conocimiento.

- En verdad si ahora nos atacaran desde arriba lo mejor que podríamos hacer es pegarnos a un lado y retroceder o avanzar rápidamente, dejando que los enanos resistan con los escudos. Si nos vienen por delante o detrás es cuando tendremos una oportunidad. Pienso que mejor deberíamos de ir todos juntos para actuar del mismo modo si hubiera un ataque. La actitud de esos hombres de anoche no llama a la confianza.

Comentaba refiriéndose a los hombres de negro de la noche anterior, que bien podían ser asaltantes. Si contaban con arcos ellos no tendrían opciones de defenderse salvo los guardianes del carro, que iban mejor preparados.

Notas de juego

Voy al lado del carro, a pie. Llevo en el hombro el arco largo, listo para usarlo.

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06/08/2018, 00:20
Ussia

A pesar de que Syndra no había conseguido traer a esa persona de la que hablaba antes y le había ofrecido su caballo para ir con ella, Ussia lo había rechazado por el momento. Le explicó de forma sincera que prefería ir a pie al principio del camino y montar con ella más tarde, cuando tuviese que ahorrar fuerzas o acelerar el paso. O hubiese piedras demasiado puntiagudas para sus pies descalzos. No le había dicho nada a Wülf sobre la elfa todavía, aunque daba por hecho que lo que habían hablado esa noche seguía en pie. 

Y sin embargo, rodeada de guardias y de un grupo de compañeros más que capaz de defenderse, la mediana no se sentía segura. Las palabras del enano prácticamente dictaban que no se fiase de nadie y aunque en parte tenía razón y era una ilusa por seguir aquel grupo casi a ciegas, quería pensar que se equivocaba. Pero los pensamientos seguían allí en su cabeza, distrayéndola durante el camino. Sólo las veces que Yriel se animaba a tocar algo con su laúd podía dejar de pensar y cantar o silbar acompañándole, ya que conocían casi las mismas canciones.

Cuando Ussia se quiso dar cuenta, habían llegado a un paisaje espectacular, si es que había mucho que ver. Aquella cordillera la hacía sentir diminuta y el desfiladero parecía no tener fin. Había vivido junto al mar la mayor parte de su vida y el horizonte del desfiladero le recordaba al que se veía desde el puerto, sólo que en vez de cielo y mar, estaba formado por cielo y piedra. Pero por mucho que le recordase a casa, el desfiladero le transmitía mucha más intranquilidad. ¿Quién sabía cuántos bandidos hambrientos de bienes y dinero estarían acechándoles desde aquellas altas estructuras? Las palabras de Yriel no hicieron más que remover los nervios que sentía en su interior.

Ussia aferró con más fuerza su petate sobre su espalda y echó una mirada en derredor, comprobando que sus compañeros no estaban muy lejos. Se quedó a un lado del carro, más adelantada que Syndra, preparada para correr en la dirección contraria al peligro, fuese cual fuese.

Notas de juego

Voy al lado del carro, en el mismo lado en el que esté Syndra.

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06/08/2018, 02:14
Gorsha

Gorsha viajaba con una plácida sonrisa en la cara. Aquellas tierras la ponían nostálgica, ya que le recordaban mucho a su pueblo natal. No en vano, la tribu de la que procedía estaba situada en las montañas que hacían de frontera entre los pequeños reinos y el Imperio de Altairea. Tal vez por eso, a pesar del frío que calaba en los huesos, la orca se sentía tan a gusto como si estuviera delante de un cálido fuego encendido y con una jarra de hidromiel en la mano.

El incidente con los bandidos de la noche anterior estaba prácticamente olvidado por parte de la mercenaria. Cosas más importantes ocupaban su mente, como la impresionante arma que había empleado aquel enano y que tenía que llevar como fuera a su aldea. No precisamente esa, se conformaba con una que fuera igual o incluso con unos planos para poder fabricarla. La orca sólo podía imaginarse cómo prosperaría su gente con semejante potencia bélica.

Esos pensamientos animaban a Gorsha, haciendo que, desde el principio, y a pesar de ir a pie, la fornida guerrera hubiera mantenido un ritmo de caminata vivo, como bien indicaba su posición bien a la vanguardia. Aparte, el estar en primera línea hacía que pudiera ver cualquier amenaza de frente. Si algo atacaba la caravana por delante, ella lo vería y lo aplastaría. Y si los enanos le debían una, tal vez demostrasen su gratitud con un arma, por ejemplo. Bueno, más bien si le debían muchas, que los enanos eran un pueblo orgulloso y que no gustaban de entregar su confianza a los extraños a la ligera, especialmente a las razas orcas.

La voz del semielfo le llegó un poco a medias por la distancia y por el propio ruido del carro. Sin embargo, Gorsha consiguió entender lo suficiente como para contestarle:

 -No te preocupes elfito. Esta caravana cuenta con guerreros excelentes de todas las disciplinas y somos muchos ojos puestos en el camino. Si algo decidiera cometer la estupidez de atacarnos, le aplastaremos como a un insecto.

Gorsha llevaba su fiel hacha al hombro, en un gesto relajado pero lista para usarla en el instante en el que viera una amenaza. Combates y montañas frías, ¡ciertamente aquello la hacía sentirse como en casa!

Notas de juego

Gorsha viaja por delante del carro, a suficiente distancia como para dejar espacio pero sin dejar de oír a Yriel.

Si no se suponía que debía escuchar a Yriel, avísame master y edito.

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06/08/2018, 16:26
[Muerto] Wülf Audersner

Aquel pasaje era bien conocido por el curandero, y si bien no guardaba secreto alguno siempre conseguía apreciar su belleza con cierta nostalgia. Sus viajes duraban mucho tiempo y era por ello que, al regresar, todo semejaba nuevo y único. 'Nunca amarás tanto tu tierra como cuando estéis separados por mucho tiempo', algo que su madre le repetía cada vez que regresaba al poblado. Y era cierto, para qué negarlo. La lejanía endulza la idea que se tiene, y aquellas formas idílicas que iba creando en su mente  conseguía alterar la realidad, apreciando hasta los más breves detalles que el viento conseguiría robar. Así, pues, el era capaz de maravillarse por las montañas y las rocas de igual forma que el resto de su campaña, como si jamás lo hubiera visto.

Él se había mantenido por delante del carruaje, pero no muy alejado, cerca de Gorsha. Parecía que el elfo había hablado para todos ya que su voz se escuchó perfectamente. No pudo evitar soltar una fina y elegante carcajada al comprobar cada palabra; admiraba lo precavido que era. - Espero que no siembres la paranoia, Yriel. Está bien tener un plan, pero no te obsesiones con ello. - Respondió con una alegre sonrisa en su rostro, alzando su voz para que pudiera oír cada parte de lo que tenía que decir. - Somos un grupo un tanto curioso, y veo a muchos diestros en combate... No somos la mejor presa posible. Lo más astuto sería esperar a los comerciantes que viajan con menor protección. He visto a muchos, en su inocencia, atravesar este lugar sin una escolta. - Y él era uno de esos viajeros que iban en solitario por lo común, aunque con una abismal diferencia; él era conocedor de muchas técnicas, de las sombras y el sigilo. Era y es capaz de recorrer el camino en silencio y sin ser detectado. 

Le dedicó una pequeña mirada a Ussia, esperando que lo hablado pudiese llevarse a cabo. La incorporación de tantos nuevos acompañantes era curiosa, pero no un impedimento, además de que su poblado se encontraba cercano a la entrada, aunque tampoco exactamente al lado. En mitad del bosque y algo escondido. Una parada allí sería beneficiosa para todos, pudiendo descansar y reponer enseres. Entendía que sería algo que muchos desearían poder hacer. 

Notas de juego

Mientras no estemos en posiciones contrarias (delante - detras, izquierda - derecha) me parece lógico que nos escuchemos.

Me sitúo al lado de Gorsha.

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06/08/2018, 19:40
[Muerto] Erizo

Erizo caminaba en el lado derecho del carro, entre dos de los guardias, con una mano apoyada despreocupadamente en el estribo del pescante, aunque desde que la había colocado allí sentía la penetrante mirada del guardia que marchaba detrás suyo taladrándole la nuca.

Iba conversando con Thorskar y su hijo, intentando averiguar algo acerca de lo que le aguardaba luego de cruzar el Paso. Como todos, sentía una sana curiosidad por conocer el contenido de aquel carro, tan bien asegurado y custodiado. Sin embargo, la presencia de los seis enanos armados hasta las muelas era un disuasorio bastante efectivo, y no quería que le cortaran la nariz por meterla en donde no lo llamaban, por lo que evitaba por todos los medios tocar el tema del delicado cargamento.

—Y ustedes, ¿ya han viajado a los Pequeños Reinos con anterioridad? ¿Qué puede esperar un recién llegado de las tierras de más allá del Paso? ¿Hay alguna facción que domine sobre las demás, o la región fronteriza es un caos tan grande como cuentan los rumores?

Casi inconscientemente, a medida que avanzaban, iba oteando los impresionantes picos y las escarpadas paredes, buscando potenciales emplazamientos para armar una emboscada, o para meterse dentro de una. Su tiempo con los mercenarios le había enseñado a leer el terreno, y aprovechar cada piedra, cada arbusto, cada arroyuelo, para obtener una ventaja sobre el enemigo.

Notas de juego

Camino a la derecha del carro.

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07/08/2018, 00:32
[Muerta] Gwyl

Gwyl caminaba por delante del semielfo, sin estar del todo cómoda con el. Aún no había decidido que responderle a lo último que le había dicho, pues se había quedado sin palabras, y luego el momento se había diluído al comenzar la marcha. Sabía que en algún momento tendría que hablar con el y ofrecerle explicaciones. No tenía ningún problema con Yriel, no de esa índole al menos. El mestizo le agradaba, y se sentía a gusto con el a pesar de que era notorio que se trataba de un niño rico de Viavenna con todas las de la ley ... Quizás el problema era ese precisamente, que le agradaba, y ese juego entre los dos activaba todas sus alarmas de peligro. Al fin y al cabo, el mestizo podía estar de paseo, pero ese no era para nada de el caso de Gwyl.

No obstante, su forma de caminar no lo delataba, caminaba con un paso elástico y amplio y una actitud relajada. A veces incluso, daba pequeños saltitos, acelerando momentáneamente su paso, saltando entre las piedras del camino como si fuera un perro joven a quien sus amos habían sacado a cazar. Incluso a veces canturreaba cancioncillas que conocía, y que en su mayoría hablaban de hombres enamorados, o borrachos, o ambas cosas a la vez. No obstante, si alguien experimentado la observaba, podía darse cuenta de que sus movimientos no eran tan erráticos, y de hecho, se movía de de forma felina y eficiente, sin hacer ruido con sus pisadas. Sus manos, que permanecían relajadas en su cintura, donde las apollaba en el cinturón, estaban cerca del mango de sus dagas y su estoque... Gwyl tenía, como siempre una actitud juguetona, pero estaba alerta.

La llegada al paso alejó todos los pensamientos y preocupaciones que la muchacha pudiera tener en torno a Yriel para dar paso a una mirada brillante y asombrada. - Increíble - susurró para si misma maravillada. Los oscuros picos de las montañas y el terreno pedregoso tenían una belleza difícil de describir... Y a la chica le fascinaba. No, no era un prado encantador ni suaves colinas boscosas... Pero era hermoso igual, como era hermosa una tormenta con sus rayos centelleando sobre el cielo, o como era hermosa la propia Gwyl, sin ser rubia ni tener la piel clara como era el ideal. Se sonrojó un instante ante este pensamiento tan poco humilde, pero lo dejó de lado deprisa, demasiado ocupada en maravillarse con aquel portento de la naturaleza. Sabía que no era cierto... Pero la muchacha eligió creer en que el paso había sido creado con una espada que hendió la montaña. A veces las leyendas eran mejores que la realidad.

Las palabras de Yriel y sus preocupaciones sobre el lugar la trajeron de regreso, y no puso si no sonreírse ante su precaución. Ella estaba ahí maravillada y embebida en la belleza de aquel lugar... y mientras el mestizo solo podía pensar en el peligro que traía consigo. Tenía razón por supuesto, era un lugar ideal para emboscadas... Y Gwyl estaba segura de que los enanos llevaban algo sumamente valioso en su carro, algo tan valioso que lo protegían con truenos de manos... Y que probablemente, aunque la curiosidad la matara, era mejor no conocer. Sin embargo, también tenían razón Gorsha y Wülf. Si una banda quería asaltarlos... Tendría que ser una banda bastante numerosa y fuerte, o no tendrían oportunidad.

- Hay que ser como un gato - dijo al fin, mirando al mestizo con una sonrisa, mirándole hacia atrás - O eso me decía uno de los hombres que me crió. "Eres pequeñaja, así que tienes que ser como un gato"  ... Esto quiere decir, siempre estar relajado y confiado, pero alerta. Y cuando se presente el peligro, atacar rápido y sin gastar energía de más. - se colocó al lado de Yriel y le dio un codazo con suavidad en las costillas, con la fuerza justa para darle cosquillas - Preocuparse es gastar energía de más, por si te lo preguntabas - le aclaró divertida, y continuó caminando a su lado. Dejó una distancia entre ambos con la que se sentía cómoda, pero tampoco demasiada.... Al menos esperaba haberle dado a entender que no estaba enfadada con el ni mucho menos. Sin duda, en cuanto hicieran un descanso, intentaría explicarle su situación, al menos en parte. El pobre se lo merecía, lo estaba marenado mucho.

Escuchó la pregunta de Erizo y se quedó atenta a la respuesta. Ella tampoco había estado nunca en Los Pequeños Reinos, y cualquier información podía ser útil para su empresa. Frunció el ceño... Facciones dominantes ... Sin duda, si había una facción dominante, ese sería un buen lugar donde empezar a buscar a una mujer que, durante toda su vida lo que más había ansiado era dominar al resto.

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07/08/2018, 12:03
[Abandono] Thánur Dangorín

Habian emprendido el viaje tras el suculento desayuno que Flint les habia preparado. El paso por su taberna habia sido acogedor , mucho mas de lo que esperaba en esas lejanas tierras, ademas había resultado de lo mas interesante para el arquitecto. Su andar ya no era solitario, y no solo eso, estaba en compañía de varios enanos. Uno lo acompañaría en todo su viaje por los Pequeños Reinos y los otros hasta legar al primero de los reinos. Otros mas se habían sumado, un grupo dispar de razas y profesiones, cada cual con motivaciones diferentes, a todos los había conocido la neche anterior, y el largo viaje que tenían por delante sería una buena oportunidad para conocerlos mejor.

Thánur avanzaba de a pie, llevando una mochila con sus pertenencias, vestido con ropas de abrigo que cubrían su armadura de confección enana. Caminaba junto a Belandir en silencio, había aprendido que las palabras innecesarias no eran bien recibidas por su compañero y además tenía puesta su atención en el paisaje que tenía frente a él, el cual le resultaba nuevo y familiar a la vez  Aún habiendo viajado durante casi un siglo por la superficie del continente, nunca había llegado tan lejos, y a la vez adentrarse en las montañas lo hacía sentirse como en su hogar. Una sensación mas que justificada, pues el Macizo de Tar escondía en sus adentros al Reino enano de Anghazar. La caravana que avanzaba a su derecha estaba integrada por un grupo de hermanos de esas tierras, todos ellos del Clan Wedrun, y lo habían recibido como si fuese un miembro más de su familia. 

Contempló las rocas que se elevaban frente a él, disfrutando de las cambiantes tonalidades a medida que el sol se alzaba en el cielo. La piedra y el silencio eran los reyes del desfiladero al que estaban ingresando. Un lugar cuya belleza natual era respetada por el anciano enano, eso le producía una sensación de bienestar, la cual solo era empañada por la conciencia del peligro que albergaba. Las palabras de sus compañeros se hacían escuchar en el silencio del lugar, delatando su presencia. Yriel era el único que parecía haber entendido la magnitud del peligro, el resto creía que tenía posibilidades frente a una emboscada desde las alturas mientras cruzaban el angosto desfiladero. Una sonrisa amarga se dibujó bajo su barba y miró a Belandir si  decir nada. No conocen las montañas, son demasiado ingenuos para sobrevivir a su implacable dureza, pensó. Los dos enanos ya habían previsto a lo que se enfrentaban, y estaban preparados para ello desde la noche anterior, solo restaba una cosa que hacer.

Thánur alzó la voz hacia los dos enanos que viajaban sobre el carro -Therm, no quieres caminar junto a Belandir? Tiene grandes historias de batallas que te gustará conocer - aunque si logras que te cuente una de ellas puedes considerarte afortunado - A este viejo arquitecto le vendría bien descansar sus rodillas, y la oportunidad de una buena charla con tu padre sobre Khalar-Mahir es algo que no puede desperdiciarse- cruzó luego una mirada silenciosa con Thorskar y aguardó a que le permitiesen subir.

Notas de juego

Disculpen la demora. Thánur viaja a la izquierda del carro, a la altura de Thorskar y Therm, junto a Belandir.

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08/08/2018, 00:35
[Muerto] Belandir

Y la larga marcha comenzó como se había estipulado, solo el sonido de la naturaleza, acompañada por el sereno roce de las placas metálicas y los susurros de las montañas al momento de besar el viento, hacían que el silencioso guerrero enano emitiera un brillo tenue de nostalgia en sus ojos, una que desaparecía de forma intermitente cada cierto tiempo. Su silueta era marcada por una marcha pesada, llena de autoridad que era amplificada por el enorme martillo que reposada en su hombro derecho y un robusto escudo que da cobijo a casi la totalidad de su cuerpo, al mismo tiempo, una degastada capa de color negro, lleno de runas y símbolos que fácilmente se podrían confundir como aristocráticos, abrazaba la gruesa espalda llena de placas del enano.

Solo el humo de su pipa era lo que se desprendía de los labios partidos de Belandir, ninguna palabra o expresión eran lo suficientemente gallardas como para poder salir y destruir aquel sepulcral silencio que gobernaba a su alrededor. Para el enano las palabras inútiles y/u ociosas son solo un desperdicio de energía que tienden a aumentar las posibilidades de bajar la guardia, una acción que era inconcebible por parte del antiguo comandante, por eso mismo, tendía a ignorar cualquier dialogo que no se tratase de su contrato pactado por el arquitecto. No obstante, cuando Thánur hablo e introdujo la idea de cambiar posiciones, los inertes ojos del enano se movieron sigilosamente hacia donde el anciano hijo de la roca se encontraba, dejando un tenue y sigiloso mensaje de desaprobación e irritación por el simple hecho de imaginar interactuar de forma forzosa con alguien que consideraba no más importante que un insecto, sin embargo y gracias por el contrato pactado, Belandir seguiría cada acción de Thánur que ayude a completar su gesta, aun si eso signifique desperdiciar el tiempo del comandante en charlas mundanas llenas de utopías juveniles y pasionales-. Que estorbo-. Es lo que su conciencia le susurra mientras vuelve su mirada hacia al frente, en alerta ante cualquier movimiento extraño.

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08/08/2018, 13:44
Yriel Alessar

El semielfo tuvo que medio sonreir ante la repercusión de aquellas palabras. Después de que esos seis hombres abandonaran la posada de noche dejando extrañado al regente del lugar, no podían permitirse relajarse tanto.

- Tranquilos que volveré con el laud tras abandonar el desfiladero, sé que es lo que queréis. - Les dijo permitiéndose la broma, en nada sonó altivo sino que pretendía divertirse.

Observó a Gwyl quien le comentaba acerca de los gatos y que preocuparse era un gasto de energía. Un consejo que justo en ese momento no iba a tener en cuenta pero que valoraba.

- No estoy tan preocupado, creo que podrían haber problemas si esos hombres de negro eran bandidos, pero los lograríamos superar. Además siendo un grupo numeroso unos posibles asaltantes se lo pensarían antes de atacarnos. Lo que sí estoy es alerta. Los elfos tienen buenos sentidos, como los gatos, así que es buen momento ahora para usarlos.

Le gustaría hablar más sobre lo que sabía de los elfos, sin embargo creyó que no era el momento. El viavennés había notado cosas que le hacían diferente a sus compatriotas y una de ellas era el deseo de perfeccionar las actividades que realizaba, pero también un sentido innato o quizás exacerbado de la belleza. Ahora mismo él iba atento a las expresiones del resto y había notado la forma en la que valoraban el paisaje. La orca y los enanos parecían de muy buen ánimo admirando las rocas. Rocas. Le parecía fascinante que encontraran bellas las piedras. Le confirmaba lo que ya había advertido, que la belleza tenía significado y hacía que cada uno amara aquellas cosas que necesitaba. A él el paisaje le resultaba poco significativo pero las cosas que veía en la gente conseguían que se sintiera mejor.

El semielfo volvió a mirar a la mestiza. Había notado el gesto de complicidad y quería corresponderlo.

- Luego podemos practicar esas canciones que te gustan. Sonaban muy bien.

Ayer había aprendido algo y era que corresponder sus gestos físicos con otros gestos físicos era arriesgado. Esta vez le propuso algo diferente, no en vano le gustaba la idea de compartir cosas con ella.

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08/08/2018, 23:40
Erin

Imitando al semielfo Yriel, Erin mantuvo preparado su arco y un haz de flechas a mano. Como él, la joven temía que el peligro pudiera venir de las alturas. Por ejemplo, podían provocar un derrumbamiento, hacer que las rocas cayeran sobre la expedición, y simplemente bajar a tomar su botín. - ¿Qué botín? - se preguntó la chiquilla - Ni siquiera sabemos lo que custodiamos. ¿O soy yo la que no lo sabe? A lo mejor Yriel o Syndra sí son conscientes de la carga que protegemos. Sea como fuere, debe ser muy valioso para que los enanos lo cuiden así. A la mente de Erin acudió el recuerdo de la guerrera pelirroja. ¿Sería así como trabajaba una mercenaria? ¿Ignorando los detalles de su misión? Erin observó al grupo conforme emprendían la marcha; el corcel de la hechicera llamó poderosamente su atención. Noche... ¿Podría ella algún día poseer un animal así? Hubiera querido permanecer junto a Erizo, junto al carromato, y así poder charlar con él durante la travesía, pero se sentía inquieta: todavía recordaba al sospechoso grupo de la víspera. Decidida a no dejar que les tomasen por sorpresa, Erin encabezó la comitiva resueltamente, observando en el camino señales de una posible emboscada o de trampas. A su lado, la enorme hembra de orco, y aquel altaireano tan siniestro, Wülf. Con ella a su lado, Erin se sentía más segura: se la veía capaz de partir en dos el tronco de un hombre fornido. Viendo cómo otros miembros del grupo charlaban animadamente, Erin sintió envidia. Quizá no quisiera hablar con el tal Wülf, pero Gorsha parecía amigable. Sin embargo, además de estar cohibida, Erin prefería mantenerse en silencio y alerta al camino. Aquel paso, más que un bonito paisaje, le parecía una trampa mortal en potencia.

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08/08/2018, 23:40
Erin
Sólo para el director

Notas de juego

¿Puedo tirar Supervivencia para detectar trampas o emboscadas?

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08/08/2018, 23:53
Director

Notas de juego

Supervivencia es más para saber como hacer las trampas, enceder fuego, saber donde buscar refugio... Detectar amenazas de ese tipo entraría dentro de Percepción.

Puedes tirar igualmente, pero con Nivel Básico

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09/08/2018, 00:54
Erin
Sólo para el director

Erin permanece atenta a posibles peligros.

- Tiradas (1)
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10/08/2018, 00:40
Narrador

La pequeña caravana avanzaba a buen paso, aunque el accidentando terreno obligaba de vez en cuando a ralentizar el ritmo, o incluso a parar de todo para dar un empujón al carro y destrabar una de sus ruedas cuando se quedaba bloqueada entre dos piedras. Thorskar debía de haber previsto aquello y por eso habían querido partir tan temprano. Se notaba que eran pocos los que viajaban al norte con algún vehículo de ruedas, la mayoría de los pocos comerciantes que se atrevían a probar suerte lo hacían con una pesada mochila a la espalda cargada con todos sus enseres. Por eso eran tan pocos.

Las altas paredes los flanqueaban, proyectando su sombra sobre una parte del paso. Algunos vigilaban las alturas, sabiendo que un lugar como aquél era el que hacía la boca agua a todo bandido o salteador de caminos que existiera. Pero por el momento, todo parecía tranquilo. Aunque sin duda las cumbres del desfiladero otorgaban una posición más que ventajosa, llegar a ellas no era nada fácil, especialmente para aquellos que no tenían experiencia en escalada.

El grupo se había repartido de manera cada vez más notoria a medida que la marcha progresaba. Por un lado, Syndra cerraba la comitiva, haciendo avanzar a su caballo con paso lento, dejando una prudencial distancia entre ella y el resto. En el lado contrario, Wülf y Gorsha, acostumbrados a aquél tipo de terreno, eran los que más rápido y más cómodamente se movían, por lo que no habían tardado en quedar por delante del carro. Sorprendentemente, la joven Erin era capaz de seguirles el ritmo, gracias a una agilidad natural que no pasaba desapercibida. Entre medias de ambas partes, Yriel, Gwyl, Erizo, Ussia, Belandir y Thánur iban a ambos lados del carro, quizás para no forzarse demasiado o quizás para mantenerse cerca del área de seguridad que proporcionaban los acorazados enanos.

- ¡Oh, no! - respondía Thorskar a la pregunta de Erizo - No es ni mucho menos la primera vez que hacemos un viaje así, pero sí la vez que viajamos tan al norte. Anghazar no tiene salida al otro lado del Macizo de Tar, así que por eso nos vemos obligados a usar la ruta más convencional. ¡Pero por el momento, quejarme ni se me pasaría por la cabeza! - dijo riendo antes de seguir respondiendo - Es bien sabido que los Pequeños Reinos poco tiene que ofrecer a los forasteros. Los que sacan más provecho son sin duda los mercenarios que año tras año se ganan la paga peleando para alguno de los reyezuelos. Solo he conseguido información sobre las tierras más cercanas, los reinos de Odrin, Cregan y Penda: dicen que el año pasado el reino de Odrin se hizo con varias tierras de sus vecinos tras vencerlos, así que lo más probable es que este año los otros dos reinos se unan para recuperar lo perdido, y volver a una situación de precario equilibro. Sobre el territorio de más allá, me temo que no hemos podido enterarnos de nada, aunque no dudo que que situaciones parecidas se darán en toda la región. No solo la frontera es un caos, si no todo el Norte. Menos cuando llega el invierno, claro.

Entonces el enano se giró hacia Thánur, sonriente, y asintió a su hijo, que de un salto se bajó del pescante para permitir que subiera el arquitecto, y este trató de darle conversación a Belandir.

Notas de juego

Vanguardia: Wülf, Gorsha, Erin

Lado izquierdo del carro: Yriel, Gwyl, Belandir, Thánur (se sube al carro)

Lado derecho del carro: Ussia, Erizo

Retaguardia: Syndra

Si habláis en voz alta, sin gritar pero con fuerza, la acústica os permite escucharos los unos a los otros. Si habláis en voz baja, marcad solo a los que están en la misma posición que vosotros (Delante, Centro o Detrás).

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10/08/2018, 02:06
[Muerta] Syndra

Al escuchar las palabras del repugnante mestizo, la sombría puso los ojos en blanco, completamente cansada de tener que soportar esas indicaciones, en especial cuando la estrategia del semielfo poseía bastantes fallas, y falta de consideración en otras situaciones. Ni hablar de la idea de permanecer todos juntos, que podrían jugarles bastante en contra si realmente hacían una tontería como aquella. Estaba claro que el muchacho, porque no era otra cosa a los ojos de la elfa, no había tenido en cuenta muchos factores, lo que demostraba que debía continuar dedicándose a tocar su laúd, en vez de intentar convertirse en un reconocido estratega. No duraría mucho como uno, sin duda, o así pensaba la hechicera. - Mejor continua tocando tu instrumento. No se te da mal. - Comentó de manera directa, aunque sin hacer alguna acotación a su plan. La elfa sabía muy bien lo que haría si realmente se desarrollara una emboscada en ese sitio. Lo más probable, era que los bandidos desearían lo que sea que hubiera en el carromato, y la sombría no tenía intención de oponerse a que se llevaran lo que quisieran de allí.

La confianza de Gorsha, no hizo más que crear una sonrisa en el rostro de la hechicera, a quien le pareció divertido esa confianza, si no fuera que una flecha podía acabar con la mayoría de los guerreros talentosos, si no se mantenían lo suficientemente atentos. Aún así, tenía que reconocer la valía... o tal vez estupidez, de la fuerte mujer. Syndra disfrutaba de las personas que tenían confianza en sí mismas, siempre que no la insultaran a ella de alguna manera con dicha confianza, claro. Sin embargo, eso no quería decir que pensara que la mercenaria podría derrotar a cualquiera, pero le agradaba su actitud. - Supongo que tendré que confiar en ti para que me protejas... - Dijo divertida, en voz alta para que la guerrera pudiera escucharla, mientras imaginaba lo interesante que sería tener a alguien protegiéndola, incluso si ella era capaz de defender a sí misma. Había cierto gusto en tener a alguien peleando por ti, en especial si era una mujer de exótico atractivo.

El resto de las conversaciones no fueron de mucho interés para la sombría, incluso algunas de las palabras, que sus compañeros de viaje expresaron, le parecieron bastante tontas en sí. Como la comparación de la joven humana con un gato, como si aquello fuera una buena comparación. El bandido ignorante que la había criado, se había olvidado del hecho de que los gatos, muchas veces, terminaban siendo el alimento de otras criaturas. Distaban mucho de ser el cazador perfecto, sólo para convertirse en otra presa. No pudo evitar reírse ante aquel consejo hacia el mestizo, pareciéndole bastante gracioso el hecho de que una joven que apenas había vivido le diera consejos a alguien que tenía más años que ella. Bueno, era normal, no parecía una joven que fuera fría a la hora de actuar, sino más bien la clase de persona que actuaba en base a sus emociones, como lo había demostrado la noche anterior con el ebrio. De cualquier manera, la hechicera no tardó mucho en aburrirse de aquella conversación, prefiriendo centrar su atención en la mediana.

- Querida, Ussia. ¿Segura que no quieres montar mi caballo? Así consumirás menos energía, y debería de ser más cómodo que caminar durante tanto tiempo. - Le preguntó en voz alta a la comerciante, esperando que ésta aceptara su invitación por segunda vez. De lo contrario, no se molestaría mucho en hacerlo nuevamente. Si la pequeña deseaba cansarse, sería cosa de ella, incluso si la elfa deseaba fortalecer su relación con la mediana. Tampoco era como si fuera a insistir demasiado. Además, por un momento, tuvo que contener su ira al escuchar al mestizo hablar de sí mismo como si perteneciera a la misma raza que ella. Se vio realmente tentada, en ese instante, en dejarle en claro que él no era más que una mezcla repugnante, si bien, no tardó mucho en cambiar de parecer, principalmente porque le pareció, al final, que era bastante gracioso que el sujeto pensara que era un elfo. Sería gracioso que conservara esa mentalidad y expresara esas palabras a otro de su raza, para luego apreciar la expresión de desprecio en el otro elfo.

- ¿Qué hay de ti, Erin? Si mi querida Ussia no quiere... podrías subirte tú. No pareces muy pesada. - Le preguntó a la rubia, dejando en claro la invitación para ésta también, sólo si la mediana la rechazaba nuevamente. Después de todo, anteriormente la había invitado a pagarle un lugar en su habitación, la noche anterior, si bien ésta no se había pronunciado a favor. La joven parecía interesante a su modo, en especial por la forma en la que se movía. Estaba claro que había algo más en ella de lo que dejaba ver, y a la elfa le encantaba todo lo que fuera lo suficientemente de interés. Como por ejemplo... lo que dijo uno de los enanos como respuesta a una pregunta que había realizado el semiorco. En realidad, lo que realmente le había llamado la atención de las palabras del comerciante, había sido principalmente la explicación de alguno de los reinos del norte. - ¿Y sabes cómo puedo llegar al reino de Odrin? - Preguntó, sin duda interesada, al enano, esperando que éste conociera la localización de dicho reino. Ya había encontrado su principal objetivo. Sólo esperaba que estuviera en la misma dirección hacia la que se dirigía Ussia... no le gustaría separarse de la mediana, cuando había llegado a caerle bien.

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10/08/2018, 09:32
Yriel Alessar

Avanzando entre los altos muros escuchó de nuevo la historia sobre los tres reinos. Llegarían a tiempo para asistir a una guerra entre ellos lo cual no era halagüeño. El semielfo avanzaba con calma, al escuchar las palabras de la sombría le sorprendió que por primera vez se dirigiera hacia él. Hasta ahora tan sólo notó miradas frías provinientes de ellas. Aunque le sugería que no hablara de un posible ataque, Yriel seguiría atento.

- Me alegro de que te guste la música, aunque no voy a coger el laud ahora. Sin embargo sí tengo un poema que podría gustarte.

Hubo de recurrir a una poesía que conocía y adaptarla sobre la marcha, engarzándola con diferentes palabras. Era de gran belleza y esperó que con la transformación mantuviera la mayor parte.

"En el norte, entre las grutas
allá en la verde aspereza
de hojas y ramas hirsutas
se halla escondida una elfa.

La ondosa frescura del risco,
que en dulce zumo rebosa,
exprime las frutas en mixto
con los perfumes de la flora.

Ingenua jugando entre olores,
con gracia se empapa de mieles,
¡Qué dulzura entre las flores
y bendecida con tantos placeres!

De los trébol que da en los prados,
se entretiene con unas hadas
que traviesas cruzan en bando
danzando entre pequeñas ramas.

Embelesada entre la espesura,
se esponja del frescor del río,
¡Qué naturaleza más pura
de un panal de verdor tan frío!     

Anocheciendo baja hacia el mar
que embellece en plateado manto,
consume en el rezo su beldad
dando a la inmensidad místico canto."

Yriel aún seguía pendiente del entorno. En realidad si habían problemas confiaba en los enanos y Erizo, que ciertamente atesoraban más experiencia en estas situaciones.

- Por curiosidad, no quiere comentar alguien lo que habló con otras personas de la posada. Aquellos que parecían magos, por ejemplo.

Comentó pensando que podría haber algo interesante en aquello.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Aprovecho para tirar percepción.

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10/08/2018, 09:44
Therm Wedrun

El joven enano saltó del pescante para dejar subir a Thánur, y rápidamente se puso a la altura de Belandir. Tenía cierto brillo en los ojos, ante la perspectiva de escuchar las hazañas que pudiera contarle un veterano guerrero como sin duda lo era el otro enano - Viajáis con Thánur, ¿No? ¿Vos también sois de Khalar Mahir? ¡Habrá sido un largo viaje! Seguro que habéis llegado a vivir muchas aventuras a lo largo de vuestra vida, ¿No querréis compartir alguna durante el camino para hacerlo más ameno? - preguntó, en lengua enana.

Notas de juego

Solo le habla a Belandir pero el resto estáis lo bastante cerca para enteraros

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10/08/2018, 09:45
Narrador

Belandir se mostraba tan hastiado ante todo como siempre, quizás incluso más ahora que la compañía de Thánur había sido sustituida por un enano de apenas cuarenta inviernos y preguntón. Seguramente se disponía a simplemente ingorarlo, pero durante un breve momento se giró hacia él, y aquello fue suficiente. Aquél enano, Therm, con su melena y su barba rubias y sus facciones juveniles, le recordó a Belandir a su propia juventud en Kazad Drakk. El hijo de Thorskar tenía un sorprendente parecido con su antiguo amigo y rey Dain XII Tyrfingr cuando ambos eran jóvenes, y el futuro todavía les parecía prometedor y brillante.