Partida Rol por web

-¡MIERDA!-gritó la mujer al escuchar los gritos de esos hombres tras el chasquido de la rama. Había cometido un error de novata por los nervios, era preferible estar cinco minutos o serrar la rama con el cuchillo a realizar eso que había hecho. 

Estúpida -se dijo a sí misma mientras se enganchaba bien el lanzallamas.

Tras eso, y sabiendo lo que tenía que hacer, se dispuso a correr para intentar dar esquinazo a esos malditos traidores y, así, conseguir evitarlos, pero tenía que llevarlos hacia otro lado, y ahora mismo ella era el cebo perfecto- Haré de cebo -recordando lo que era normal en sus patrullas. Si uno era descubierto, podría llevárselos a ve tu a saber donde y salvar al resto de la patrulla.

Y sin más, se puso a seguir un rumbo cualquiera menos el que hubiera seguido si quería ir a la nave de vuelta. No se preocupó en esconderse mucho, pues quería que la siguieran, pero si tenía que esforzarse en orientarse bien o no sabría volver.

Eso supondría que estuviera en estado comatoso. A mí también me parece exasperante que los pacientes en coma deambulen por la nave quejándose de su ojo chungo. No le dejan a uno apreciar la belleza de las sabias opiniones médicas de oficiales de intendencia.

Necesito una aspirina, un calmante y un estimulante de base alcaloide.

El primer impulso de Zora fue volarle la cabeza a aquel desgraciado, el segundo salir corriendo. Reprimió ambos al darse cuenta de lo que pretendía Stigga. Era lo más lógico, y ella habría hecho lo mismo que su compatriota de haber estado en su lugar, pero eso no lo hacía más facil

- Suerte - Vocalizo la palabra, sin llegar a pronunciarla, cuando su compañera miró en su dirección, y rozo su comunicador con un gesto casi imperceptible. A la porra con el silencio de radio, no pensaba dejar también incomunicada a una compatriota.

La delgada tiradora se acurrucó contra el gran árbol tras el que se escondía, aferrando su rifle y cubriendose por entero con su capa de camaleonina, esperando que la partida pasase de largo sin verla.

El ruido de aquella condenada rama consiguió parar el corazón del explorador durante un par de segundos, mientras buscaba con los ojos abiertos el origen del ruido... Y lo localizaba en una Stigga que había descubierto su posición, y que ahora complicada mucho el asunto. Lanzó una imprecación en voz baja mientras los acontecimientos se desencadenaban, sabiendo que aquello no iba a acabar bien.

-Aléjate, dales esquinazo y escóndete... No hagas locuras. 

Tras esas palabras, se desplazó cautelosamente para ocultarse algo mejor y quitarse del paso de aquella marabunta hereje que se le iba a echar encima a la lanzallamas. 

Señalo al médico y después me señalo al ojo.

-Nononono, yo no me quejo de mi ojo chungo, él me dice cosas, usted, si es posible, me gustaría que me mirase el tobillo, lo necesito para andar y salir de aquí lo antes posible- asiento con la cabeza dando énfasis- van a pasar cosas malas si nos quedamos aquí mucho tiempo, el emperador lo sabe, ya lo dije antes y no me hicieron caso, hacer caso a Malakias. La gente no me hace caso y muere a mi alrededor- suspiro ante mi propia maldición-.

No puedes extrañarte de que la gente no te haga caso - digo - Loco - añado. 

Todo aquello me daba muy mala espina. Encima el del ojo torcido no para de hablar. A saber a dónde ha ido cuando no lo hemos visto.

Sargento. ¿Debemos salir fuera? - pregunto sin saber muy bien qué hacer y miro de reojo al médico. - Igual estar aquí encerrados... no. No sabemos nada de los Tanih, el del ojo no puede hacer nada y yo me empiezo a agobiar. 

Miro hacia la puerta de salida y recuerdo cómo abrí la del encargado del monitorum

¡Por el Trono, este hombre está desquiciado! – No obstante podría serles de gran utilidad, tal y como acababa de demostrar

¡Bien hecho! – dijo para animar al loco del ojo chungo – Tu ayuda nos es muy útil. Busca un almacén de suministros médicos y partiremos enseguida - Había que actuar, no podían permanecer más tiempos parados sin ningún tipo de avance. Había que decidir.

Doctor – preguntó – Parece que está usted totalmente recuperado, o en un estado comatoso bastante humorístico - dijo acompañándolo de una sonrisa -Supongo que le parecerá bien poder contar con nuevos suministros...

Dirigiéndose al grupo completo comentó, alzando la voz - Si me guían yo abriré camino. Los Tanith podrían haber encontrado problemas y no estoy dispuesto a permanecer aquí más tiempo. Contactarán con nosotros en función de su situación. ¡Preparense!

Illi, cierra el grupo. Silencio absoluto mientras avanzamos, nos comunicaremos por señas – dijo esto último refiriéndose especialmente al piloto y al oficial – Nadie abre fuego hasta que de la orden ¿Todo correcto?

A la espera de que ojoloco fuese capaz de encontrar el almacén correcto, Armand se echó a la espalda la terminal de radio y sacó su rifle. Aquel avance iba a ser penoso, los Tanith se reirían sin duda, pero necesitaban moverse...

Lo que menos me gusta... encima... 

Ilium sabía de sobra que las labores de reconocimiento no eran para nada sus especialidades pero no desobedeció al sargento y cargó con su mochila, su arma y se quedó a la espera de que el grupo avanzara para cerrar el grupo.

Miro al soldado que hasta entonces no había dicho nada, pero mi ojo chungo no dice que vaya a morir pronto, así que hablaremos con él más tarde, a santo de que dice que estoy loco. No lo entendemos. Menos mal que el sargento que vocifera mucho sabe que somos completamente imprescindibles.

-Sargento- señalo el mapa de la nave descargado- estamos aquí, en el tercer pedazo de la nave, las enfermerías son de difícil acceso en estos otros pedazos, mejor irnos ya- la nave pese al fluir de datos, se ve un mapa de el gran pecio despedazado en cinco grandes pedazos- este último, el quinto, desaconsejo investigarlo, aunque he comprobado que no hay riesgo de explosión del núcleo, mejor no arriesgar.

Vuelvo a mirar al medicae para implorarle ayuda para mi tobillo, que lo tengo hinchado como mi pantorrilla.

-mi tobilloooooooooo- digo lastimosamente mientras intento acceder a alguno de sus bolsillos por si tiene algo por ahí escondido.

Stigga lanzó una fugaz mirada a sus camaradas y salió corriendo en otra dirección mientras que Logan y Zora se apartaban ligeramente para terminar de camuflarse con el entorno, las hojas de los matorrales y arbustos de porte bajo facilitaron el trabajo y vieron con total lujo de detalles como un grupo de un total de cincuenta y tres herejes pasaba por delante de ellos levantando trozos de la vegetación conforme las iban aplastando con sus pesadas botas de trabajo minero. Lo que Logan vio se confirmó, sus tatuajes, sus rostros demacrados con expresiones de furia descontrolada, una actitud violenta, lejos de todo raciocinio... algo demencial y poderoso. El líder iba el ultimo del grupo, mientras los otros mostraban una desquiciada inteligencia, este era todo lo contrario, sus facciones eran duras, cargadas de odio pero de un odio contenido, frío y calculado. La pistola la llevaba en su mano derecha y un electro látigo colgaba del cinto. Vestía ropas de mejor calidad y por el contrario que el resto, no estaba tan manchado de polvo.

Los tatuajes les devolvieron la mirada y aquello provocó una oleada de nauseas que de no ser por su autocontrol y experiencia les hubiera hecho vomitar sobre el suelo del bosque. Ambos eran capaces de ver como Stigga se fundía con el bosque pero si uno prestaba atención podría ver como una figura camuflada se movía por el bosque con paso experto y conduciendo al grupo de herejes lejos de allí y apartándolos del punto del accidente, aunque eso era difícil dadas las dimensiones de la nave siniestrada.

La carrera duró una larga media hora, una media hora de silencio en la que los Volpone no tuvieron ninguna sola transmisión por parte de Logan y su equipo, pero al menos había logrado Stigga despistar a los herejes. Habían mantenido escuetas conversaciones por radio y al final, Stigga y los otros se reunieron en un punto en concreto, a medio camino de vuelta hacía la nave. La pelirroja estaba reventada, una carrera sprintando casi todo el rato a plena velocidad pasaba factura hasta el guardia más curtido, pero al menos, estaba viva, viva, pero fatigada. Ahora, ¿qué harían los Tanith?

Liam, visiblemente más calmado escuchó al Sargento y torció levemente el gesto. Después de que Malakias hablara le tocó a Liam - si eso es cierto, creo que va a ser imposible acceder a ese pedazo de la nave desde aquí... Creo que lo más prudente es marcharnos y contactar con los Tanith, no sabemos nada de este planeta, podríamos estar en un mundo infestado por orkos o algo peor... por el trono... podríamos estar hasta en un mundo demoniaco - la sola idea hizo que Liam se pusiera blanco libido al imaginarse un sin fin de torturas y muertes espantosas... 

Los comunicadores les habían permitido saber que su compañera estaba viva y bien, o al menos todo lo bien que permitian las circustancias, pero eso no disminuyo la alegria que sintio Zora al reencontrarse finalmente con ella.

 - ¡Stigga! ¿Te encuentras bien?. Ten, bebe un poco - Le tendió su cantimplora a la otra verghasita, esperando a que recuperase el aliento. Sabía de sobra que ningún Fantasma sería tan torpe de dejarse seguir hasta sus compañeros, pero aún así no pudo evitar hechar una preocupada mirada hacia la dirección por la que había acudido su compañera.

 - O te siguen buscando o estaran llendo de nuevo hacía la nave. Deberíamos regresar cuanto antes - Era obvio que Stigga se encontraba fatigada, pero dudaba mucho que quisiese parase a descansar. Es más, sospechaba que proablemente la daría un capón si sugería algo por el estilo - ¿Comprobamos si podemos establecer contacto con el resto, Cabo? -

Logan saludó con un asentimiento a Stigga, quedando claro, tras un par de segundos de calma, que ninguno de aquellos bastardos la estaba siguiendo. Los primeros pasos le parecían muy claros al explorador, y así los expuso a sus dos acompañantes, a pesar de no tener tan claro qué demonios harían a continuación.

-Sí, volvemos a la nave. A ver si los soldaditos de plomo responden... Después, los sacamos a todos de allí... Y veremos qué demonios hacer. 

El tanith empezó a andar con gesto ceñudo en la dirección en que estaba la nave, mientras echaba mano del microcomunicador.

-Aquí MkNeill, ¿me reciben?

El comunicador volvió a chasquear antes de escucharse la voz del explorador. 

-Aquí MkNeill, ¿me reciben?

Aquí estamos - digo acercándome al comunicador por el que parece que nos está hablando el Tanith. - ¿Estáis bien? ¿Habéis visto algo?

-Ya lo creo. Las malas noticias, mejor en persona. Prepárense para salir, volvemos a la nave.

Estamos preparados, esperamos indicaciones - ¿Coincidencia? Estos Tanith tienen un oportunismo cercano a lo herético...

Tras esos eternos minutos corriendo, huyendo de los herejes para perderles, Stigga se sintió lo suficientemente confiada como para volver con sus compañeros, exhausta, agotada y con ganas de descansar, pero ese no era el momento. Alzó el pulgar y esbozó una sonrisa antes de coger el agua que le ofrecía Zora, dio tragos cortos y medidos, pues no quería vomitar, y tras ello devolvió la cantimplora- Gracias. Buf, eran un auténtico puñado de hijos de puta -comentó mientras recuperaba el aliento- y espero que aún me anden buscando, pero saquemos a los soldaditos de plomo antes.

Liam escuchó la conversación por radio. Se ajustó las gafas, recogió lo poco de equipo que tenía, incluyendo una pistola de plasma de exquisita manufactura. Miró a un lado y a otro y empezó a escalar la montaña de restos que había hasta salir por la obertura que había en esa parte del fuselaje de la nave.

Agarro todos mis enseres y me preparo para salir en cuanto mi sargento de la orden.