Partida Rol por web

La noche llegó, y llegó de la peor de las maneras. El repicar de las campanas resonó por todo el valle, su tañido que auguraba la invocación de aquellos seres de la disformidad hizo que muchos se revolvieran incómodos, hasta la médula de sus huesos.

Jeremías ordenó a los hombres que había asignado a los supervivientes que retiraran los cadáveres y al menos los dejaran en otro lado si iban a dormir ahí, no era plato de buen gusto intentar conciliar el sueño cuando el olor a podrido y cadáver asolaba las fosas nasales. 

El sueño no fue muy agradable, se establecieron guardias para cubrir el acceso principal después de encontrar un escondite ideal en el lateral de un pasillo que había sido reventado por la super estructura de la nave siniestrada. Nadie vio nada, ni incursiones ni nada, salvo, el trémulo brillo verdoso azulado de uno de los esqueletos deambulando por la zona y sin apartar la vista del observador... sin duda el ritual del Pater había surtido efecto y una fuerza invisible evitaba que avanzaran.

Poco a poco un nuevo día se fue perfilando con la salida de la estrella del sistema solar con la omnipresente luna en aquella semana de sangre como llamaban los nativos. Poco a poco se fueron despertando los guardias imperiales para afrontar un nuevo día, con un nuevo planteamiento... aunque los heridos infectados preocupaban, las heridas no se habían infectado al menos, pero las venas y arterias que pasaban por la zona del mordisco habían adquirido un tono negruzco preocupante. Jeremías había despertado febril y con mal aspecto. Tenía los labios resecos y la mirada algo perdida... una mirada que enfocó a Stigga y Armand tratando de ver como era su estado...

Esa nueva mañana, Jeremías pudo ver como Stigga se mantenía asintomática y Armand había despertado caliente pero con menos fiebre que el día anterior... parecía que el sistema inmune de ambos estaba luchando bien, seguramente quedarían reminiscencias de las ultimas vacunas que recibieron al destacar sus compañías en otros planetas.

Stigga se despertó bastante mejor, casi se olvidaba de que estaba en una cuenta atrás por su vida pues no se notaba extraña, pero se acrodó y no pudo evitar meterse prisa.

-¿Cuando nos movemos? -preguntó mientras abría los ojos y prestaba atención a todo, ya fuera algo que se viera o se oyera.

Zora baja de su posición y llega a donde los demás, ya pertrechada y preparada, por lo que dice:- Cuanto antes nos movamos mejor, el día es corto y la noche larga, aprovechemos ahora, pues necesitaremos nuevos cuerpos para las siguientes plegarias del Pater. y girándose hacia el termino diciendo:- Pater!, el ritual que realizaste ayer, tiene algún tiempo de caducidad?, deseaba escuchar un no, pero lo mas seguro que seria un si rotundo.

Armand se despertó, jodido, pero en proceso de mejora. Tras comer un poco de carne seca y dar un par de tragos de amasec se puso de pie. Caminó hacia la pelirroja para encender el habano apagado del día anterior, al que dio un par de bocanadas antes de mirar al grupo que le rodeaba. Fue hacia su compañero Volpone y le tendió el amasec, como venía siendo habitual esas pocas mañanas que llevaban en aquel planeta. Hecho esto se dirigió al grupo - ¿Nos ponemos en movimiento? Con un poco de suerte encontraremos el alambique secreto del senescal de la nave y acabamos ciegos a media tarde... Como siempre, tres grupos con los taniths delante. Pelirroja te caes de la lista, entra Jeremías - Miró a Illi y añadió - Tortolitos - dijo guiñando un ojo a su camarada - Las armas pesadas a la retaguardia.

Arriba todo el mundo.

Jeremías, Jeremías...

El doctor examinaba a su primer paciente de la mañana, aun sin tener medicamentos adecuados para tratarlo. A su alrededor la reducida escuadra se ponía en marcha para inspeccionar más secciones de la nave. Baltar se preguntaba si todos iban a esa misión y quién se quedaría protegiéndole a él.

Aparte de lo que yo pueda ver...habla conmigo. ¿Qué sientes? ¿Y qué no sientes?

-Jeremías no va a ir delante, Volpone-dijo el explorador con un tono seco. Llevaba una media hora despierto, afilando el cuchillo en silencio en un rincón. Antes de que alguien protestara, señaló con la punta del arma al líder de los montaraces-¿de verdad quieres que alguien febril vaya en el grupo de avanzada? Si algo se le pasara por alto o fuera descuidado debido a su estado, todos pagaríamos por ello. No es buena idea-dijo, guardando el cuchillo en su funda tras aquello. 

El Volpone se quedó pensativo tras las palabras del médico, saliendo de su ensimismamiento ante las palabras del Tanith. - Claro, cómo no había caído en que también el salvaje padecía las secuelas... Pues o te importan una mierda los salvajes estos, algo que es cierto, o la infección te está afectando más de lo que crees.

Alarmado por esta segunda posibilidad Armand trató de disimular como buenamente pudo - Tienes razón, iremos en dos grupos salvo que otro nativo - estuvo a punto de decir salvaje pero se contuvo - asuma la responsabilidad - Y añadió - Supuse que ellos - refiriéndose a los salvajes - habrían desarrollado algún tipo de... no se... resistencia, a este tipo de infecciones.

Y sin añadir más esperó a que todo el mundo se pusiera en marcha.

Je!, fue lo único que dijo Zora al escuchar la pésima escusa del sargento, para ella la postura del Volpone era clara y su amiguito eran mejores que los demás y que decir de las pobres gentes de un planeta sin tecnología, seguro que les consideraba retrasados y sin capacidad ofensiva, prescindibles, pero ella estaba segura que eran mucho mas hábiles que muchos de los soldados de los regimientos con los que habían luchado los Tanith, por mucha tecnología que tuvieran.

Malakias sufre de terrores nocturnos, aunque son tan frecuentes, que de los gritos normales se reduce a sólo unas sacudidas fuertes y se despierta de golpe, para al poco volver a estar durmiendo y con pequeños espasmos que van "in crechendo" hasta despertarlo. Un sueño especialemente tétrito hace que el piloto esté despierto un buen tiempo abrochándose y desabrochándose la bota. Cosa que lo tranquiliza.

Por la mañana, tras asearse un poco, levanta un dedito despacio pidiendo la palabra.

-¿Que hay de desayuno?-pregunta ignorando las formaciones tácticas que ni le van ni le vienen-

Me despierto entre quejas hasta que me doy cuenta de donde estoy. Carraspeo a las órdenes del sargento y cojo mi rifle de plasma. 

- Como ordene sargento - le digo poniéndome en pie. Soy consciente de lo grave que está el sargento y eso me preocupa. - No perdamos tiempo, vamos contra el reloj.

Miro a Malakias y le digo:- Lo primero es conseguir medicinas, después desayunaremos, pero antes tomate un tentenpie de los que tenemos, digo sacando una tira seca de carne que empiezo a mordisquear mientras compruebo el rifle largo y su carga de batería.

El explorador no respondió a las suposiciones del volpone. Puede que la enfermedad le estuviera afectando a la cabeza, pero en el momento en el que Jeremías les dijo con temor que no les mordieran, cabía suponer que no tenían ninguna clase de inmunidad. Tras revisar todo su equipo, dijo:

-Si nadie tiene nada más que decir o hacer, deberíamos ponernos en marcha. 

Jeremias se limitó a asentir algo fatigado por la enfermedad que se hacía más fuerte en su organismo. Aferró el rifle láser y lo utilizó como una muleta para poder levantarse, lo cual realizó con una dificultad torpemente fingida. Hizo un gesto de que los seguía y empezó a avanzar siguiendo al resto, como había indicado el Volpone después de la corrección de Logan... 

El pater también se levantó y observó el lugar con extrañeza, luego, encaró a quien le había formulado la pregunta y le dedicó una extraña mirada - bueno... si consiguen traer gente, lo podremos mantener más facilmente... no se cuan de fuerte es aquí la corrupción como para saber cuanto puede durar... - parecía algo cansado, como sino hubiera dormido bien y su cansancio era reflejado por unas ojeras bastante grandes. 

Sin mucho más que añadir, el grupo tomó su rumbo delimitado por Armand. Dos grupos fueron formados ya que nadie tomó la responsabilidad como para formar un tercero, los montaraces parecían reacios de tomar la iniciativa y se mantuvieron en silencio, expectantes y comprobando las nuevas armas que acababan de adquirir.

El paseo fue algo largo, les tomó a cada grupo una hora más o menos para poder sortear los diferentes pasillos, los accesos bloqueados y los callejones sin salida. Lo cierto es que la nave estaba hecha un asco y que hubiera cadáveres por ahí tirados, destrozados y desmembrados no ayudaba a mantener la tranquilidad... el olor a podrido empezaba a ser algo insoportable.

Al final, llegaron a encontrarse en un pasillo, el corredor principal de la zona ventral de la nave, y el cual, seguía comunicando la nave, los dos pedazos... el primero, con el segundo; pero su estado era preocupante. El metal crujía con fuerza a causa del viento que soplaba de manera racheada y hacía que ese pasillo se moviera de un lado para otro. Los Imperiales no habían encontrado un camino mejor que llevara a tierra firme, sino más bien ese "puente" algo quebradizo situado a unos treinta metros de altura.