Partida Rol por web

La noche había pasado sin pena ni gloría, al menos, para la mayoría. Esa noche pocos tuvieron pesadillas, más bien, casi nadie, y por extraño que parezca, habían podido descansar, no como en días anteriores donde los terrores nocturnos hicieron acto de aparición en los sueños de cada superviviente. ¿Se estaban habituando a la nociva influencia del caós? ¿realmente nunca fue eso y solo sus subconscientes enfermos por el trauma del accidente? eran preguntas cuyas respuestas eran difíciles de adivinar, pero la duda estaba ahí, pululando por el aire.

Cuando amaneció, poco a poco se fueron despertando, sintiendo como las fuerzas volvían a sus cuerpos y maltrechos espíritus, pero no todos habían pasado una buena noche. Valshe, estaba algo agitada o nerviosa, y su aspecto indicaba con total claridad que no había dormido bien.

Jeremías no estaba, ni tampoco el pater, solo estaban los voluntarios de la ultima ciudad del planeta y los hombres de Jeremías que este había destinado a ayudar a Logan y compañía. Ellos estaban despiertos y hablaban con los milicianos, los cuales llevaban los rifles láser preparados y una mirada cargada de miedo en su mayoría, pero en otros muchos, su actitud era decidida y comprometida. Parecía fácil dilucidar quienes iban a morir primero.

Una neblina rodeó a Valshe, que había aparecido en mitad de un bosque retorcido. Los árboles estaban muertos, libres de hojas o frutos... sus ramas se doblaban en giros imposibles mientras que sus esqueletos daban un aspecto fantasmagórico a la arbolada. Empujada por una fuerza invisible, Valshe se vio movida hacía una dirección cualquiera, internándose cada vez más en el mar de niebla que se hacía más densa a cada segundo que pasaba.

Quizás pasaron horas o sencillamente solo fueron segundos, pero dio igual, Valshe estaba perdida, no veía nada y solo escuchaba su respiración agitada presa de un miedo que lo embargaba sin que pudiera entender por qué. Se giró repetidas veces sobre sus talones, jadeando, con el pelo revuelto y el corazón encogido hasta que un brillo de color azul cielo inundo parte del bosque. 

Por pura intuición, Valshe comenzó a andar en dirección contraria, tratando de alejarse de la luz, pero esta, se acercaba más y más... pasó de andar a correr, pero tampoco importó, la luz seguía acercándose al mismo ritmo constante, daba igual lo que ella hiciera, siempre se acercaba. Solo el espíritu combativo de Valshe prevaleció y comenzó a sprintar, a correr a todo lo que era capaz. Una carrera desesperada que se vio interrumpida de pronto cuando chocó contra un árbol cuyo ancho de tronco era infinito... era como una pared que lo dominaba todo y le cortaba el paso. 

Trató de recorrerlo yendo paralela a él, pero a cada paso que daba, descubría que estaba encerrada, la pared era curva y la luz estaba a pocos metros. Se sintió débil, perdida y lagrimas brotaron de sus ojos... lagrimas que le quemaron el rostro e hicieron que sus fosas nasales se contrajeran al percibir el característico olor de la carne quemada. Se llevó la mano a la cara y vio que no era agua, sino pequeñas llamas azuladas del mismo tono cromático que lo que se acercaba.

Perdida... estaba perdida...

La niebla, finalmente, dio paso a la luz. Una calavera cruel la atravesó con su macabra sonrisa y se colocó frente con frente con Valshe... tenía la intención de besar a la sacerdotisa, pero justo antes de sentir su contacto helado como el vacío, Valshe Durr se despertó de pronto, jadeante y sudorosa...

Logan se despertó, desperezándose levemente antes de retirarse la boina de los ojos y volver a calarla correctamente. Con gesto ceñudo observó la situación, reparando finalmente en dos grandes ausencias. Aquello le extrañó y preocupó a partes iguales. Tras cercionarse de que no eran sus ojos lo que le engañaba, decidió preguntar a uno de los hombres de Jeremías, pues seguramente ellos sabrían algo.

-¿Dónde están Jeremías y el Pater? ¿Les ha pasado algo?

Armand despertó de mala gana, su estado habitual. Se incorporó tras rebuscar en sus bolsillos algo que llevarse a la boca, y aunque no lo hizo, se sintió tentado de echar un trago de la petaca.

No pasó por alto la ausencia del Pater ni del salvaje, pero hasta cierto punto esperaba algo parecido. Desde que aterrizaron, si es que puede llamársele así, había sospechado del Pater y no iba a dejar de hacerlo. No obstante, creía podía confiar en Jeremías, por lo que le extrañó su ausencia.

Realizó un pausado paseo entre los hombres y seleccionó con la mirada a algunos de ellos, los más decididos. Finalmente comenzó a señalarlos con el dedo al tiempo en que comentaba en voz alta - Hay unos tanques que nos vendrían de perlas, pero no va a ser sencillo hacerse con ellos, señores... Pero lo vamos a conseguir, no tengáis duda. Eso sí, id pensando en que vamos a sangrar, vamos a sangrar mucho...

Jeremh, que estaba hablando con quien parecía ser el portavoz de los milicianos, se acercó hacía Logan y Armand cuando estos dieron señales de vida. Le dedicó una rápida mirada a Valshe al verla agitada pero no dijo nada. Asintió a Armand y luego miró a Logan - Jeremías ha ido a explorar y el Pater a hacer de lo suyo... sino tenemos un pasillo asegurado de retirada estaremos jodidos y bloqueados... - le respondió con tranquilidad, con su arma colgada del hombro pero asida, listo para combatir, no con sus aliados, no, solo contra los herejes - deberíamos partir ya ¿están listos? ya casi no nos queda comida... - informó con cierto tono apremiante, una clara intención de "hay que buscar comida como sea".

-Más nos vale estar listos-respondió Logan, esperando que los dos ausentes se encontraran bien. Especialmente el Pater, ya que sin él estarían condenados. Tras eso, se volvió para mirar a los Tanith.

-Pues nada muchachos, tenemos una guerra que ganar-dijo, preparándose para avanzar cuando todos lo hicieran. Sintió su estómago rugir y quejarse, notando el vacío que suponía no comer. Ese, además de los tanques, era otro motivo para intentar ser rápido con la misión. Si no conseguían comida pronto, tanto daría que los tanques estuvieran en manos herejes. 

Tras las curas del médico se sentó a una esquina donde parecía que podría dormir y empezó a escribir en el diario algo aprisa para poder descansar y estar fresca al día siguiente.... maldita su mala suerte.

Se despertó sudando frío y de golpe, incorporándose en el acto mientras abría los ojos con agitación y terror. Con las manos apoyadas en el frío suelo se dio cuenta de que solo había sido un sueño, pero... que sueño. Tragó saliva y cerró los ojos con fuerza, aún le parecía divisar a aquella cosa justo en frente de ella. Con un gruñido de rabia se levantó y alistó mientras escuchaba al resto de compañeros. Sí que le extrañó que se hubiesen ido solos dos personas siendo que es peligroso andarse solito por los alrededores por lo que frunció un tanto el entrecejo. En cuanto se hubo cerciorado de que lo tenía todo en su sitio, se plantó frente al resto preparada para partir.

-Estoy lista, cuando gustéis.

Aún habiendo hecho parte de la guardia, T.E.R. se encontraba bastante entera. No había vuelto a sufrir las pesadillas que le asediaban mientras estaba en la nave esperando ser encontrada, y eso le había permitido descansar mucho mejor.

Recogiendo su equipo y el arma y cargadores de Ilium que le habían sido asignados, se aprestó para el inminente combate, repasando una por una sus armas, entonando letanías básicas de cuidado y manutención. Tras acabar de repasar sus pertenencias y asegurarse de que todo estaba preparado para usarse, empezó a repasar las armas del resto de sus compañeros, solicitándo respetuosamente su permiso antes de cogerlas y realizar los ritos pertinentes. *

Algunos tuvieron la rara sensación de que cuando T.E.R. pedía permiso para coger el arma y tocarla, en realidad se lo podía a la misma arma y no a su dueño....lo cual era en gran parte, verdad.

Ayudada por su servidor, la tarea la hacían a una buena velocidad, pero aún y todo no sabía si le daría tiempo a repasar todas las armas. "Muchos dicen que El Omnissiah da engranajes a quién no tiene combiherramientas, pero ése no es mi caso...incluso sin mis mecadendritas. Siempre he tenido mucha fe y devoción, y nunca se me han caído las arandelas por meter las manos en ungüentos u otros fluidos..." decía T.E.R. mientras repasaba el arma de Zora con la mirada.
 

Cuando le indicaron que había que partir, simplemente se levantó de su sitio cargando con sus cosas y siguió tratando las armas, a mucha menos velocidad, pero sin detenerse. Su servidor se encargaría de recoger el arma a tratar, llevársela, recoger el arma recién tratada y llevarla a su dueño, mientras ella las acondicionaba todas. Mientras tanto, ella seguiría en la parte "trasera" de la expedición. No podía exponerse al fuego enemigo concentrada como estaba en hacer que las armas de todos fueran lo más eficientes posibles.

Finalmente, el arma que ella portaba (el rifle de plasma de Ilium) y el cañón láser portátil de Stigga fueron tratados por su diestras manos*, con mucho más cariño del que dedicó a las otras armas que le fueron pasando*, que se limitó a limpiarlas y comprobar que todo estaba más o menos en su sitio y que eran funcionales.

Zora se aparto de su puesto, bajo donde los demás, con sus enseres y preparado el laser largo como siempre, vio a T.E.R - 3.0 manipulando las armas y dijo:- Usa tus conocimientos en las armas mas potentes y menos fiables, yo creo que puedo seguir con esta sin problemas. Ademas habrá que largarse ya si queremos apoderarnos de algún tanque gordo y buscar comida.

Al ver que se ponían en movimiento, Logan intentó avanzar en vanguardia.

-En silencio y con mil ojos. No quiero que nos la jueguen otra vez-dijo, antes de terminar de ponerse en cabeza. Avanzó con calma y observando su camino, procurando detectar posibles minas u otras trampas. No iba a estar cerca de saltar por los aires de nuevo. No así, al menos. 

-Sí, sí, sí -dijo Stigga mientras se iba cargando los diferentes bártulos y las armas. Esperó a que el tecnosacerdote terminara de meterle mano al cañón laser para cogerlo- espero que no lo hayas estropeado, es lo único que nos puede salvar contra los blindados si caen en manos enemigas.

Gaius se incorporó después de la noche y sacó uno de sus últimos cigarrillos. Lo miró con pena. Eso si iba a ser una pesadilla de verdad. Se lo llevó a los labios y lo prendió con el encededor de inducción.

Aquel estúpido planeta sería su maldita tumba, reflexionó, mientras guardaba su equipo y se acomodaba como podía dentro de la armadura de asalto. Dejó que TER revisara su arma, aunque no creía que fuera a marcar la diferencia. y comprobó su botiquín. Bueno, todavía le quedaban algunos dias de calmantes si los racionaba. Se levantó.

- Vamos- se limitó a responder, sombrío.

Al fin, el grupo estuvo listo para emprender la marcha sin haber podido casi probar bocado, los suministros escaseaban y al no saber cuando podrían conseguir algo más, lo mejor y más prudente era empezar a racionar la comida de la que disponían. El paseo fue de lo más pesado y tortuoso, pues, avanzar a través de los hierros retorcidos de una nave siniestrada no era tarea fácil. 

Al principio no hubo contacto con nadie más allá de los imperiales que iban avanzando seguidos de un nutrido grupo de milicianos, obviamente solo iban veinte con ellos, los otros treinta, se quedaron a proteger el campamento base establecido por Jeremías y sus hombres de confianza. Al fin alcanzaron el almacén donde estaban las minas. Ahora, que Logan iba liderando la marcha con los cinco sentidos puestos en cada paso que daba, logró identificar más explosivos escondidos con torpeza. Fue una fortuna que los herejes no supieran de tácticas de guerrilla, sino, estarían pagándolo bastante caro.

El Tanith fue indicando a los novatos hombres de armas por donde ir avanzando hasta que llegaron a la obertura que daba al exterior y que, sin duda alguna, daba acceso al siguiente silo de almacenaje, cuando comenzaron a avanzar con extremo cuidado, Jeremh, que los acompañaba, hizo que se pararan y silbó imitando el ulular de un ave foránea. A los pocos instantes le llegó la respuesta y pronto guió al resto hacía un punto, que, conforme se acercaban, descubrieron a Jeremías cuerpo a tierra observando la entrada al siguiente silo a visitar. 

La entrada improvisada por el tremendo accidente era gigantesca, por ahí cabría sobradamente un caballero imperial. De la parte superior caían todavía algunos restos de metal cuando el viento ascendía soplando con cierta fuerza. Si uno se fijaba, podría ver con facilidad varios blindados y ... los herejes. 

Jeremías les dedicó una mirada valorando a los que acaban de llegar. A Jeremh solo le dedicó un ligero asentimiento de cabeza y cogió con más fuerza su rifle láser - Hay mucho movimiento - informó a los Tanith y Volpone - puede que haya cincuenta o más traidores, pero es difícil determinarlo, muchos están quietos estáticos... como si ¿rezaran? no lo tengo claro - explicó - pero debemos realizar el asalto lo antes posible... esta es la única entrada segura a pesar de lo grande que es, pero la otra que hay, esta justo en su zona y por ahí cualquier retirada sería un fiasco o una trampa mortal - se meció la barba y miró al Sargento y al Explorador - ¿sugerencias? 

T.E.R., en las últimas posiciones del grupo, siguió las indicaciones del Tanith como el resto para no acabar hecha mil trocitos de carne y metal.

Al salir al exterior de la nave la tecnosacerdotisa sintió una incomodidad que hacía bastante tiempo que no sentía. El estar al aire libre no le gustaba. Se agobiaba. No dejó de lanzar miradas a un lado y a otro mientras seguía al grupo, quizás por eso no pudo concentrarse tanto como siempre, y sólo 2 armas fueron tratadas por sus expertas manos, la suya, que previamente había sido posicionada en "potencia máxima" y la de Stigga, el cañón láser.

Ver la nave con aquellos daños tan inconmensurables, que se tardarían años en reparar, le dolió en el alma, pero lo que realmente la puso furiosa fue contemplar como aquellos seguidores del Caos profanaban con sus cánticos y ritos herejes las máquinas que el sagrado Omnissiah les había otorgado a la Guardia Imperial.

"Esos sucios herejes no deben seguir profanando los espíritus-máquina de esas belicosas reliquias, hay que detenerlos a toda costa." La voz impersonal de T.E.R. tuvo un matiz de urgencia que no pasó inadvertido. "Zora, no soy experta militar, pero mis cálculus-lógici me dicen que ésta es una posición perfecta para que ése francotirador esté esperando a que salgamos. ¿Dónde te pondrías tú si fueras él? ¿Posición superior?" Le dijo a Zora, poniéndose cerca de ella.

Mientras hablaba con la mujer, no dejó de observar la nave y los puntos donde un soldado podría subirse y posicionarse con un buen rifle. Había muchos. Sus lentes oscuras no paraban de zumbar mientras la mecadendrita que llevaba encima del hombro se extendió casi tres metros reduciendo su diámetro casi al grosor de un lápiz mientra apuntaba a la nave.

Finalmente habían llegado, aunque la cosa no pintaba bien. Tenían la inferioridad numérica, y su única ventaja era que estaban desprevenidos, o al menos eso parecía. Como bien apunto T.E.R. aquel tirador podía estar acechando por aquella zona, listo para cobrarse otra presa. 

-Un asalto directo no parece la mejor solución, somos demasiados pocos. A no ser que alguien vea algo más, creo que nuestra mejor opción es provocar el caos. Si logramos acercarnos con suficiente sigilo, tenemos unas cuantas cargas de demolición. Lanzar unas cuantas y que detonen, como preludio a nuestra ofensiva, podría generar suficiente confusión y bajas como para equilibrar más las cosas. 

Zora avanzo con su laser largo apoyado en el hombro y acariciandolo de vez en cuando.
Al llegar a la zona descubierta y ser interpelado por TER la respondió:- Pues si tenemos en cuanta que cuando estuvimos en este almacén nos dispararon desde fuera junto con el avance de ellos, podríamos pensar que esta allí dentro, detras de alguna caja, cosa que yo haría para estar mas protegido, pq estar fuera entre la vegetación solo puede ser el fin de un francotirador si no te ocultas bien. De echo yo me situare aqui dentro en unas cajas elevadas y protegido con una amplia zona de disparo, por ejemplo esa de hay. digo señalando una pila de cajas libres de granadas y minas donde colocarse y tener a tiro a la mayoria de aquella inmunda raza del caos.
subo a las cajas me acoplo con el contenedor metalico apoyando bien el rifle y camuflandome lo mejor que puedo.
Para acontinuacion mirar por la mirilla y ir observando las posiciones enemigas, sobre todo en cajas apoyados, o semi ocultos donde podria estar un francotidaros, ya que si lo encuentro sera el primero al que le dedique una bala.

Stigga se mantuvo en silencio y observó todo lo que pudo, así como lo que decía el montaraz.

-No me gusta nada ese rito, y no me preocupa tanto el espíritu máquina como que introduzcan un demonio en su interior. Ya tuvimos una experiencia parecida en Gerreon y no me gustaría revivirla -negó con la cabeza fuertemente- podemos hacer lo siguiente. Zora y yo tomamos posiciones, ella con su laser largo y yo con el cañón. De allí no saldrá ningún tanque y zora podrá crear el caos. Con suerte algunos saldrán a buscarnos y entonces podréis hacer el asalto. Coger lo que se pueda y preparar para destruír lo que no. Ponemos cargas en los silos de munición y hacemos saltar todo por los aires.

Valshe seguía los pasos de sus compañeros sin mediar palabra, se dedicaba a observar y escuchar a su alrededor para saber donde se podían estar encontrando, que se escuchaba a lo lejos quizá... en cuanto escuchó el sonido que hacía Jeremh entendió que hasta más o menos ese punto todo estaba controlado en cierta medida pero eso no la relajó pues se estaban acercando al parecer a una zona ya bastante delicada aunque se pudo confirmar con lo que decía Jeremías encontrado poco después de la "llamada".

Escuchó atentamente lo que estaban diciendo sus compañeros, esto no tenía buena pinta y lo sabía por el mero hecho de ver a los herejes estáticos y haciendo una especie de ritual. Empezó a observarlos en silencio intentando asimilar que clase de rito estaban usando para adivinar medianamente que es lo que pretendían con ello.

-Una idea así a voz de pronto es crear una distracción con un fuerte ruido en alguna zona levemente alejada de este sitio. Por como el viento hace caer aún metales del techo no creo que se vayan a mover del sitio por pequeñeces, es solo una idea pero si de algún modo se pudiese crear un buen revuelo en alguna de las zonas donde hay minas es probable que despejen esto para ver que ocurre, serían unas cuantas molestias menos.

Seguía observando lo que parecía un ritual aunque no quitaba ojo tampoco a lo que estaba haciendo el resto.

La gente daba por supuesto que Gaius no se fijaba en las cosas. Que era un yonki preocupado por encontrar drogas y nada más. Pero precisamente por esto, Gaius se fijaba en todo. Tenía el habito de mantener procesos de pensamiento paralelos en los que, mientras se seguía preguntando si no tenía que haber saqueado las celdas de combustible de la nave para poder destilar benznitromina (un aditivo de seguridad del combustible que se podía usar para alterar la quimica cerebral causando un potente alucinogeno con un moderado efecto antidepresivo), seguía escrutando la vegetación en busca de alguna planta conocida traída por los colonos que tuviera propiedades similares. El doctor siempre estaba atento.

Y más sobrio.

- Si causamos una distracción perderemos el efecto sorpresa- comenta.- Lo que necesitamos es una forma de entrar sin ser vistos. Si podemos volarlo todo con ellos dentro, mejor.