Partida Rol por web

Supongo que es la reserva de dados de "Intuición", porque no encontré algo que dijera "Percepción"

El aterrador pájaro de rayos se abalanzó sobre ti sin dudarlo. Sus ojos, de un azul eléctrico, parecían el núcleo mismo de la fuente de maná, destilando fuerza, poder y... miedo. Un miedo irracional e incomprensible que asaltaba lo mas remoto de tu ser y te instaba a huir de aquél ser que parecía devorar tus recuerdos mas oscuros alimentándose de ellos.

En un instante volviste a tu cuerpo, sentado en el suelo y apoyado en la fría pared de chapa de la nave. A tu lado se encontraban Waveman u Doc. J.

No encuentras ningún otro dispositivo de vigilancia o persona que esté interesada por vosotros. El drone seguía vigilante, con su lente puesta en Bleidd aunque, sospechabas, el zumbido de la lente había ampliado la imagen para abarcar un ángulo más amplio.

Bleidd volvió en si con un rictus de terror en la cara, sobresaltándoos al retirarse con un grito tan deprisa de la pared donde estaba su cuerpo apoyado, que pareciera estuviera hecha de lava, en vez de chapa.

El pequeño dron descendió entonces sujeto por sus cuatro diminutas hélices dirigiéndose hacia vosotros. De color negro y tan pequeño que cabía en la palma de una mano, supisteis enseguida que se trataba de un dron de espionaje, no había ninguna amenaza o arma en él.

Una voz femenina surgió de un pequeño altavoz oculto en el dron.
-Tengo que mantener la privacidad de mis clientes, Bleidd. Comprende que no puedo dejar husmear a cualquiera dentro de mi sanctorum.-

-Creo que eso lo tienes bien cubierto, Doc... Ese espíritu es poderoso. 

Bleidd recuperó la compostura, alegrándose en sus adentros de que el ave de trueno fuera una medida de seguridad de Blue y no algo con lo que debiera lidiar. 

-Vengo a hablar del asunto que te comenté antes. 

Kenjuro se fijó en el pequeño dron que le comentaba Jamal, alerta por si portaba algún arma.
Si bien parecía demasiado pequeño como para suponer una amenaza.

De repente Bleidd volvió en sí, tal y como si acabara de presenciar algo horroroso.
Entonces el dron se acercó y una voz femenina… que le sonaba algo familiar… les habló, más concretamente a Bleidd.

Parece que es el sitio correcto.
Habrá que esperar a que nos deje entrar, supongo. dijo, resignado a esperar. Si como parecía estaba a medio trabajo, no era buena idea importunar.

Jamal prefería mantenerse al margen de la negociación por el momento. Además siempre era buena idea dejar hablar a un desconocido, para detectar manías, intereses o sencillamente percibir su estado de ánimo. Conocer esos detalles era una buena palanca en cualquier negociación.

Y alguien que usaba espíritus poderosos como protección había que tomarlo en serio.

Aquellos tipos estaban, curiosamente, limpios. No había nada de ellos en la red o de ese coche, a parte del modelo, año de fabricación y demás detalles tecnicos que ya conocías.

Y era precisamente esa falta de información la que mas información os proporcionó. Si eran "fantasmas" en la red era por que querian serlo. Es decir, seguramente fueran shadowrunners o gente importante de algún grupo mafioso o banda callejera. Y si eran importantes tendrian información sensible que compartirian a cambio de dinero u otra informacion igual de valiosa.

Aqui entraba Frankie y sus conocimientos. El entorno, los coches y ser los tipos mas peligrosos de esa fiesta de frikis del motor donde la media de edad rondaba los 15 años, daba a entender que estaban reclutando gente para su banda u organización. No eran simples camellos, vendiendo cerveza a los críos y un par de porros. Estaban allí por una razón, sabían donde se cortaba el bacalao y donde estaban las grandes carreras. Y lo mas importante, sabían donde se reunía la gente como ellos, para intercambiar información, piezas de repuesto del mercado negro y donde se encargaban de organizar las grandes carreras ilegales.

Podria decirse que habíais dado en el blanco. Pero un movimiento en falso y no solltarían prenda.

-Miyagami Kenjuro-sama, que inesperado placer.- Dijo la voz a través del altavoz del drone, que se giró enfocando al japonés. -No nos veíamos desde Londres. Pasad a la sala, estoy terminando con un cliente.

EL drone voló de vuelta a la critalera superior, posandose sobre la repisa en una zona de sombras a modo de camara de vigilancia. Entonces, sin emitir ruido alguno, en una esquina del frontal de la vieja nave, se deslizó un panel de chapa oxidado revelando una salita de estar acogedora, iluminada indirectamente con luz blanca. Una planta autentica de hojas grandes y verdes dominaba la cuadrada sala desde una esquina y las sillas tapizadas en cuero sintetico negro eran mullidas, cómodas y agradables. En el aire flotaba un olor a lavanda que os recordaba vagamente al olor a medicamento de de un hospital. Sin duda no era la tipica clinica clandestina donde el olor a podredumbre y despercidios lo inundaban todo.

Jamal agradeció internamente la pulcritud del lugar, era sin dudas un cambio reconfortante al cliché de bandejas de sangre seca, cortinas de plástico manchadas y drogadictos en la sala de espera.

- Entonces... - miró a Kenjuro con picardía - ¿qué hay con la historia de Londres? -

Cuando había oído el nombre de Doctora Blue, no hubiera imaginado que sería la misma Doctora Blue.
Pero la voz a través del dron le recordó a Bethany, la doctora que él conocía.

Ohhh… ¡ohisashiburi!
¿Qué haces en Sea…? Bueno, las preguntas luego. dijo, pues se sentía bastante ridiculo hablándole a un dron.

Entraron a la pequeña pero acogedora salita de espera, y se sentó esperando a que la doctora terminara con su paciente.
De repente, la voz de Jamal le sorprendió, en ese tono jocoso como si pensara que él y la doctora habían tenido… algo.
Sonriendo ante la ocurrencia, negó con la cabeza.
Creo que no es la “historia” que imaginas.
Digamos que colaboramos en un trabajo… respondió.

Ciertamente, había tenido una de esas historias que imaginaba Jamal, pero con Aileen… suspiró un instante al recordarla, poniéndose serio de nuevo no fuera a ser que el doctor imaginara cosas.

- Bueno amigo mio, que hacemos esos dos están limpios, así que deben de estar bien sucios jajaja, como los abordamos o como quieres intentarlo. -

Mientras vuelve a mirar donde se encuentran los sujetos.

- Nos vamos a hablar con ellos o los seguimos luego con uno de tus drones? Igual podrias ponerles un rastreador en el coche cuando vayamos a hablar con ellos por si fallamos, que opinas? -

- Uuhh Jujuju, tan limpios que el olor a mierda llega hasta aquí. - Diesel se tapó la nariz bromeando. - Vamos a hablar con ellos, hermana. Déjame darles un poco de bola con el carraco y luego a ver si puedes camelarte a alguno. -

El orco manipuló una serie de iconos en la interfaz de control de drones que la RA mostraba como una serie de anillos luminosos delante de sus manos. Al instante, dos de los pequeños Mcfly salieron volando de la bahía de drones de la furgo. Uno se elevó hacia la noche y el otro se posó en el techo de la Rover. - Siii, Frankie, vamos a ponerles un ojito en el cielo a esos dos. Bieeen, McFlys en posición, vamos p´allá. -

Diesel comprobó que su Ares Predator estaba bien sujeta en su funda debajo de la chaqueta, descendió del vehículo y caminó hacia los tipos. El orco andaba con su habitual paso desgarbado, su pelo fucsia moviéndose al compás y cuando estuvo cerca de los hombres silbó al tiempo que se levantaba las gafas dejándolas apoyadas en la cabeza.
- ¡Fiuuuuuuuuuuuuuuuuu Fuuuuu! Mira, primita, esto si que es una obra maestra de la ingeniera y no esas mierdas híbridas japonesas - el orco señaló con la cabeza hacia la concentración de chavales. - Wow, por la forma del capó parece que habéis desplazado el motor v8 hacía atrás y seguro que habéis instalado un sistema-biturbo para explotar toda esa potencia. ¿Y qué me decís de la transmisión, ehhh? seguramente doble embrague reforzado, frenos más grandes y amortiguadores ajustables. Pero, ¡Oh! Perdonar mis modales, jejeje, ni siquiera nos hemos presentado. Me llamo Diesel y esta es mi prima, Francine. -
Diesel hizo el gesto de la paz con los dedos y dedicó una larga y simpática sonrisa a los dos hombres, o eso pensaba el feo y desgarbado orco; luego continuó dándole rienda suelta a su verborrea.

- La mademoiselle ha llegado hoy de París y me he dicho: Diesel que mejor forma de enseñarle las maravillas de Seattle que unas buenas lanzadas. Pero solo nos hemos topado con ferias de coches de choque como esta. Hasta que, ¡Divina Providencia! hemos visto vuestro buga. Venga chummers, hacer feliz a este triste orco y decirme que vamos a poder ver como esta jodida maravilla quema el asfalto. - El rostro de Diesel era el de un enamorado, solo le faltaba besar el Corvette. - Y además tengo un credistick bien gordo de nuyens que no dudaría en apostar por esta máquina en una buena lanzada. ¿Qué me decís, ehh, amigos? ¡Que la señorita vea cómo hacemos las cosas en Seattle.! - Diesel calló, por fin, y miró con ojos expectantes a los dos hombres.

Bleidd tuvo que hacer un esfuerzo mental para adentrarse en el laboratorio, sabiendo lo que había allí dentro. Los otros no podían verlo, pero el espíritu estaba ahí mismo, justo al otro lado del velo, viéndoles, vigilando. Era como meterse en el mar sabiendo que un gran tiburón blanco merodea por debajo de la superficie. A medida que los efectos del terror sobrenatural se fueron desvaneciendo, recuperó la frialdad interior. No era la primera vez que se las veía con un espíritu que le superaba, pero sí con uno que lograba afectarle de aquella manera. Tenía que conseguir que Blue le dijera quien se lo había suministrado.

Enarcó una ceja al comprobar que Miyagami y la doctora se conocían también.

-El mundo es un ciberpañuelo -dijo, ante la respuesta que le dio el japonés a Jamal. 

Mientras esperaban en la sala, se acercó a la planta y rozó una de sus hojas con el dorso de un dedo. 

La doctora entró en la sala de espera a través de un panel corredizo que no imaginábais que hubiera ahí, de hecho, no parecía haber marca alguna de que existiera tal panel.

La rubia mujer os miró durante un instante. Estaba claro porqué la llamaban doctora Blue, sus ojos eran dos faros de un intenso color azul. Su expresión era seria pero transmitía amabilidad, una extraña mezcla en el mundo de las sombras, donde los matasanos eran tipos llenos de sangre que practicaban su medicina ilegal en cuchitriles cochambrosos y carecían de humor por completo. O tenían demasiado.

La doctora lucía un traje negro con falda tallada en su forma de mujer madura, ni delgada ni gruesa, con un extraño tatuaje de un vampiro en un brazo, posiblemente recuerdo de una juventud con mas acción.

Se sentó en una de las sillas confortables y cruzó las piernas mientras sonreía.

-Entonces, ¿quién necesita operarse de los tres?.-

Jamal se acercó a la doctora y le tendió la mano.

- Soy el doctor Jamal Ahmad, encantado - y con una sonrisa agregó - No buscamos cirugía en esta ocasión, aunque si así fuera, bastaría con perderse en sus ojos para quedar anestesiados -

Acompañó su adulación con una mirada penetrante, y luego se sentó.

- No doctor en medicina, me temo - agregó con humildad - mis socios y yo vinimos a conversar un momento. ¿Entiendo que conoce a Bleidd y a Kenjuro? -

-Yo soy Bethany Blue, aunque todos me conocen como la doctora en medicina Blue.- Dijo estrechando la mano de Jamal con un marcado acento inglés. -Entiende bien, señor Jamal. Bleidd es cliente mio y alguna vez también ha sido al revés. A Kenji lo conozco de un trabajo en Londres donde demostró su valía como luchador y piloto de carreras ilegales.- La doctora sonrió al japonés y agregó, -me alegro que acabaras de una sola pieza.- La doctora se incorporó en el asiento.

-Pero el tiempo es oro, y supongo que si quereis hablar no será acerca de anecdotas pasadas de moda.-