Partida Rol por web

 -Eres el orco mas feo que he visto en mi vida, tío. Arrugas hasta los cristales del coche-. Dijo uno de ellos mientras el otro te miraba de un vistazo.

 -¿De qué vas?-. Contestó el otro. -No has acertado una mierda, solo en lo de que es el coche perfecto. Largaos antes de que os pase algo malo y vuestra mamá sepa que le habéis robado la furgo a papá.

Kenji se sorprendió al ver aparecer a la doctora Blue por aquel panel invisible, pero pronto la sorpresa dejó lugar a una sonrisa al recordar sus facciones.
Me alegro de verte de nuevo.
¿A qué se debe el traslado?… preguntó, pues creía que las cosas le iban bastante bien en Londres cómo para tener que mudarse a Seattle.

Al contestar a Jamal sobre cómo se conocieron en Londres, no pudo evitar una ligera carcajada al recordar aquella alocada carrera de motos en la que participó como Shinobi Rider.
Fue… una experiencia curiosa… respondió, aún recordando su actuación.

Creo que no son necesarios rodeos contigo así que… ¿qué puedes decirnos del doctor Ambort Hemworth? preguntó de forma directa.

- Bueno pues en lo que es feo, pues es feo eso si Messieurs. - comenta Frankie mientras mira a los dos hombres y se rie un poco coquetona - sin embargo algo de carros sabe y es cierto su carro es una belleza aunque no es un carro europeo debo decir que debe ser rápido, aunque claro no tanto jajaja. -  

Mientras mira al que hablo de último. - Asumo que debe ser tuyo, te felicito. Es dificil encontrar carros de esta epoca en tan buen estado - mientras empieza a dar una vuelta al carro mirandolo y acariciandolo suavemente como tocando a una amante. - Estas curvas que contribuyen aerodinamicamente, son preciosas. Estas tomas de los costados le dan profundidad. 

- Bueno, perdón que los molestemos, pero como les dijo mi amigo soy de Francia y me gustan los carros y queria ver algunas quemadas de llantas buenas y aqui hay puros niños y ustedes son los unicos que tienen un carro de verdad. - 

Mientras espero su respuesta sigo mirando y acariciando al carro. 

Diesel se acercó al tipo que había hablado primero, mandaba huevos que el caracortada ese le llamara feo. Sin mediar palabra le estampó un cabezazo en el careto al rosado; las gafas de Diesel y las del tipo volaron en pedazos. El orco agitó brevemente la cabeza mientras gruñía mostrando los prominentes colmillos y a continuación descargó el codo contra la nariz del calvorota...

Diesel escuchó la voz de Frankie y volvió a la realidad dejando de flipar imaginadose apalizando a esos cabrones, se encogió de hombros levantando las manos en gesto conciliador y cerró la bocaza dejando que Frankie controlara la situación. - Joder, estas cosas se le dan bien a Jamal, lo mio es trastear con motores, manejar mis drones y, que coño, patear hijos de puta pero no darle a la lengua... - pensó Diesel al tiempo que seguía con la mirada los sugerentes movimientos de su compañera. - Mmm... vaya con la hermanita, mirala como ronea cuando quiere. -

Diesel devolvió su atención a los dos tipos una vez más y esperó a que estuvieran distraídos mirando a Frankie para activar, con un par de gestos disimulados en RA, los dos MCT-Nissan y dejarlos listos para entrar en acción. Si el asunto se desmadraba Diesel estaría más que encantado de enseñarle a estos dos capullos los juguetes que guardaba en la "furgo de papa".

De momento lo mejor sería mantener el tipo, aguantar las pullas de los tipos y esperar a ver si Frankie se los ganaba. Todo al estilo de Doc J.

 -Vaya... la orkita se las da de entendida.- Habló el calvo mientras se separaba del capó del coche.

 -Igual que el comemierda este-. Dijo señalando con la barbilla a diesel. -Largaos antes de que sea demasiado tarde.

El movimiento de la mano para reactivar el sistema de escáner del dron fue captado por el pandillero calvo, aunque por suerte parece que la conversación de Francine le distrajo lo suficiente para que no le diera importancia.

Con otro movimiento apareció en tu campo visual una pantalla que detallaba la visión en tiempo real del dron. Las siluetas definas en color gris correspondían a los dos pandilleros. Junto a ellos estaba el coche, gran masa de metal resaltada en blanco. Uno de ellos, el cuatro ojos, llevaba una pistola semiatomática escondida en el pantalón, en la zona lumbar. El calvo tenía metal en el cuerpo, manos, pies y cabeza. Supones que algunos implantes de pelea como nudillos de metal, algo de armadura tal vez y un sistema de chip en la cabeza. Pero no le ves armas, aunque la gran masa del corvette tapa mucha detección.

Si, había que ponerse un poco al día, por lo que contestó sin problema la primera pregunta de Kenjuro.
-Tuve ciertos problemas con un cliente sociópata que derivó en un problema personal que acabó dando con mi situación en Londres.- La doctora miró hacia otro lado, entristecida. -Después vino un intento de asesinato y finalmente la muerte de un detective que me protegía, aunque claro, quedé como la asesina y tuve que venir aquí, a la ciudad de las oportunidades.- Dijo con sorna mientras se levantaba del asiento.

-En cuanto a la segunda pregunta, no puedo decir nada.- No os esperábais que fuera tan directa con este tema, aunque ya os había dado información al no reconocer que no supiera nada de ese hombre. -Todos sabemos que en las sombras debes permanecer en el anonimato, y mis clientes pagan por ello.- El silencio que vino después se hizo pesado.

- Tengo la esperanza de que mis dos compañeros sean suficientes para convencerla de que somos confiables - agregó Jamal con su tono de negociador, algo pretencioso pero honesto - y le doy mi palabra de que no tenemos nada en contra de Ambort. Sabemos que estuvo involucrado en un asunto de dragones y creemos que puede estar relacionado con otro asunto que estamos investigando. -

- Esta es la primera vez que nos vemos, doctora, pero me gusta creer que mi palabra vale algo en las calles de Seattle. Hasta ahora nadie ha podido decir que Jamal Ahmad alguna vez traicionó la confianza de sus contactos -

Jamal cerró su declaración con una sonrisa encantadora, planificada, practicada hasta el hartazgo para atraer a sus interlocutores, provocarles curiosidad, seducirlos.

Bethany había tenido una buena vida hasta que se torció. Habían matado a su familia por una rareza, algo que nadie sospechaba y le había costado la vida a un chico. Todavía la perseguía. Tanto en sueños como en la vida real. La había obligado a huir, a esconderse en el mundo de las sombras haciendo lo que mejor sabía hacer. Primero en Londres, luego en Seattle. No podía confiar en nadie, o acabaría huyendo a alguna otra gran ciudad donde esconderse de su pasado.

-Blayd'. Necesito un trago-. Pensó sujetándose la mano, que amenazaba con volver a temblar.

-Lo siento, pero yo también tengo reputación de no traicionar a mis clientes.- Respondió la doctora. -Y menos si está involucrado un dragón. No es bueno hacer tratos con esos seres.- Terminó, cruzándose de brazos.

Kenji asintió a la primera respuesta de la doctora, aunque no sin cierta sorpresa.
Es absurdo que hayas quedado como sospechosa… pero supongo que las fuerzas del orden siempre van a lo más fácil. dijo, lamentando la injusticia que estaba viviendo la doctora, obligada a esconderse lejos de su ciudad y su país.

Al notar la intransigencia de Bethany, incluso tras las palabras de Jamal, pensó que trataría de convencerla, aunque no tenía la diplomacia del doctor.
Bethany, entiendo que no puedas revelar información de tus clientes, eso es loable. Pero hemos visto cómo alguien ha creado un virus para matar a los dragones. ¡Hemos visto a una cría de Dragón muerta!
Tenía unas protuberancias como violeta por su cuerpo… tú eres doctora; alguien que desea salvar vidas, ¿verdad?
Pues si no hacemos nada, muchas vidas se perderán. Primero la de los dragones, y luego, cuándo estos se vean amenazados, la de cualquier persona a la que un dragón enfurecido encuentre en su camino. explicó, dejándole ver la gravedad del asunto.

Por un motivo u otro, Ambort es la única persona que creemos que puede saber algo del virus.
Así que, por favor, comparte con nosotros cualquier cosa que sepas sobre él; una única vez en tu vida. Te juro que nadie sabrá nunca de dónde hemos obtenido la información… y si te preocupa tu seguridad, en eso yo puedo ayudarte. dijo, exponiendo todas las cartas sobre la mesa.
Esperaba que por lo menos se lo pensara.

La doctora apartó la mirada mientras pasaba de tener los brazos cruzados en posición desafiante, a ser prácticamente un abrazo a sí misma, compadeciéndose de la suerte de la criatura. Ambos eran indicios de que la doctora tenía conciencia, no como la mayoría de matasanos que pululaban en las sombras.

-El...- comenzó intentando no parecer perturbada. -El doctor Ambort es paciente mío desde que vine a Seattle. Normalmente son quemaduras menores, ampollas o contusiones producidas generalmente por sus experimentos, en los que no me meto, y su afición por las carreras. Si le buscáis, aquí no lo encontraréis a menos que coincidáis con él en la puerta.- Un ligero temblor de las manos la obligó a esconderlas a la espalda, acto que enmarcó sus pechos desviando vuestra atención un segundo. Esperando que no os hubierais dado cuenta continuó hablando.

-Pero sé donde podéis encontrarlo. Garaje 88, aunque lo llaman Colina Gnomos, es una antigua gasolinera reformada para fanáticos del motor donde se junta ese tipo de gente. Os mando el enlace.- Hizo un gesto de sus dos dedos a modo de saludo militar hacia Bleidd. Un pitido sonó en el comlink del chamán. -Buscad a Mcnolian, y por favor, no mencionéis que os he dicho esto. 

- Gracias, has sido de mucha ayuda - Dijo Jamal con una sonrisa - quisiera agradecerte de alguna manera... ¿cena mañana en la noche? conozco un pequeño restaurante de comida tibetana en el centro, puedo pasar a buscarte a las siete  -

Así es el juego de las relaciones. Conoces gente, expandes tus posibilidades. Se corre la voz de que eres confiable, que llevas rubias de ojos celestes a cenar y empiezan a llamarte los peces gordos. La ropa, la chica, el Bentley, todo era parte del show.

- Bueno bueno, pues los señores se ponen muy graciosos con nosotros hermano - comenta mientras mira a Diesel. 

Luego una sonrisa mostrando los colmillos aparecen en su cara y los ojos empiezan a emitir un odio incontrolable, los demonios del pasado parece que la poseyeran y muestran una furia y rencor. 

Mientras camina por el carro, golpea fuertemente el marco de la luna, el golpe suena mucho, pero no deja marca alguna.

- Miren malditos desgraciados, podemos intercambir info de carreras o burlarnos todo el día, que deciden hacer. Hablen rápido que mi poca paciencia se agota. - 

La doctora sonrió. Pero antes de comenzar ha hablar sus ondulados cabellos dorados se movían al compás de una negación.

-Gracias pero mañana espero unos cuantos apuñalamientos, balazos, electrocuciones mágicas y algún que otro pretendiente mientras hago actualizaciones de software y hardware. Aunque no pareces un psicópata que vaya a raptarme y disecarme.- Dijo echándole un vistazo al face-. -Puede que algún día te llame-. Su insinuación, marcada con el timbre de elegante acento inglés hizo que sonara como si la mismísima Venus te concediera una posibilidad de alagarla. Antes de que la doctora llegara a la misma pared por la que salió, se dio la vuelta permitiendo que sus dorados cabellos ondulados surcaran el aire dejando un rastro de perfume y sus ojos azules absorvieran toda la magia del mundo. -Ahora me debéis un favor.- Dijo coqueta, mientras el panel se deslizaba otra vez, revelando una sala de tenue luz blanca con armarios perfectamente ordenados donde había medicamentos y otros utensilios médicos. Un gemido salía de de la sala, donde podía verse, a los pies de una cama, a un grupo variopinto de jóvenes Shadowruners armados hasta los dientes. 

-Si se queja, sobrevivirá-. Dijo la doctora mientras el panel se cerraba detrás de ella y otro panel al lado contrario se abría hacia el exterior permitiendo que el infame "olor a Tacoma" entrara en la pulcritud del lugar.

Jamal notó que la doctora no le había solicitado su contacto, tal vez una estrategia para probar su resiliencia.

Lo correcto era salir sin más, pero algo obligó a Jamal a dejar, sobre la mesa, una tarjeta con sus datos. Imaginó a la doctora tomando la tarjeta más tarde, sonriendo, y guardándola para usarla más tarde.

Pero también imaginó a un fisgón mirando la tarjeta, tomando nota del su nombre, y comunicando que la doctora había hablado con ellos.

Maldijo por dentro y volvió a guardar su tarjeta. Si la doctora quería contactarlo tendría sus métodos. 

"No te desvíes, doc" se dijo "primero el trabajo, después el placer".

- Tenemos una dirección y un nombre. A rodar -

A pesar de sus reticencias iniciales, Bethany terminó por darles la información que habían venido a buscar.
Seguro que había sido duro traicionar la privacidad de uno de sus clientes, así que Kenji se lo agradeció francamente.
Muchas gracias, Bethany.
Nosotros no hemos estado aquí hoy; no te preocupes. aseguró, dando a entender que su información estaría a salvo.

Enarcó una ceja ante la invitación de Jamal y la especie de coqueteo de la doctora. No es que tuviera interés en ella, pero le sorprendió el gesto del doctor.
Sin decir nada, miró con cierta curiosidad al grupo de Runners, para despedirse finalmente de Bethany.
Si alguna vez necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme. Cuídate. se despidió con una sonrisa y una mirada de reojo al doctor, por si quería añadir algo más en su intento de caramelarse a la doctora.

Luego, saldrían hacia el sitio que les había indicado.
Una vez fuera, se dirigió a Jamal en un tono neutro.
Sé que en el pasado Bethany sufrió mucho, así que sé un caballero con ella. dijo algo serio, sin insistir más, no fuera a pensarse el doctor que tenía algún tipo de interés en ella.