Partida Rol por web

Akemi Eiji llega a Monokuma Rock, o Monte Monokuma. 

Al llegar, Akemi no dijo nada, no le hacía falta decir absolutamente nada; a fin de cuentas, lo único que quería era ser el primero en llegar al lugar, ahora lo único que tenía que hacer era esperar a que ese tiempo llegara a su fin, el cual iba a ser en breve, pues apenas faltaban 12 minutos para que el aviso ocurriera.

B-Rabbit llega a Monokuma Rock, también llamado Monte Monokuma; a unos cuantos pasos de ella, se podía ver la figura inconfundible de Akemi con los brazos cruzados sobre su pecho esperando mientras miraba las caras de Monokuma esculpidas en la roca, y pese a que parecía estar distraído, un rápido movimiento de su ojo avizor, percibió la llegada de la joven al lugar.

Buenos días Akemi, ¿habría alguna forma de hacer un trato contigo? Venderé mi alma al diablo si es necesario, le dije a Akemi, aprovechando que éramos los primeros en llegar y no había nadie más en el lugar de momento al menos...

Akemi se mantuvo en silencio, ignorando por completo a aquella muchacha que de forma tan amable le había sugerido, o incluso pedido, que hicieran un trato, de a saber qué tipo; lo que era algo que normalmente Akemi tuviera en consideración, pero debido a todo lo que estaba pasando, no solo había decidido ignorar a la joven, sino que directamente parecía ni escucharle.

El grupo llega a Monokuma Rock, también llamado Monte Monokuma; a unos cuantos pasos de elloa, se podía ver la figura inconfundible de Akemi con los brazos cruzados sobre su pecho esperando mientras miraba las caras de Monokuma esculpidas en la roca, y pese a que parecía estar distraído, un rápido movimiento de su ojo avizor, percibió la llegada de los jóvenes al lugar.

A unos cuantos pasos de él, se encontraba B-Rabbit, la cual parecía estar ligeramente molesta por algo.

una de mis cejas se alzó al ver a los dos ahí como si nada y continué caminando hasta quedar a menos de un metro de ellos

desde cuando estáis aquí?

pregunte lo más neutra posible

Me pareció escuchar que llegaba más gente a dicha tierra, sin moverme demasiado, ni girarme ni nada, escuché una voz, y le dije cordialmente, ya que no sabía si, iba dirigida hacia mi persona o hacia Akemi.

Yo salí de la piscina indignada, la primera tal vez, del grupo, viendo que poca gente se dignó a ayudar en algo, justo después de que se proclamara a la chica muerta.

Tras eso y ver que el señorito Akemi, parecía ahora un borde de cuidado, mirando a las estatuas de la montañita/roca, lo que quiera que fuera aquello...

.... que? había evitado mi pregunta o no la había oído....? me crucé de brazos no me jodas enserio no iban a decir nada...? mi vista se fijó en akemi que no había dicho nada aún que raro....

Miro a mi alrededor algo extrañada por algo, al fin y al cabo no parecia encontrarla a primera vista.

Donde se encuentra Uma? *dije con algo de preocupacion, al fin y al cabo habia desaparecido durante bastante tiempo* Y... y que haremos aqui? Me refiero, estamos un poco en mitad de la nada, no seria mejor ir por ejemplo al hotel para discutir sobre el... el culpable? *voy mirando a mi alrededor, fijandome un rato en las montañas con esa forma tan peculiar esculpidas en las mismas*... *suspiro levemente pareciendo no saber que mas decir*

Llegue algo molesto a Monokuma rock, Después de no obtener ninguna pista en revisar los cuartos, solo tenía las pistas del velero.

Me alegro ver a Shishio y a Joshira aun firmes, por lo menos no lincharon a Shishio. 

Después de oír la propuesta de la pequeña Suigin, tuve que hablar antes que alguien hiciera una locura. 

Pues me temo que no podemos dejar ahora el Monokuma Rock. 

Eso puede ir en contra de las reglas, y tal vez violar las reglas signifique la muerte. Me dolía decir estas palabras pero era la verdad. No podemos dejar ahora en lugar. Si esta el peligro ya no podemos hacer nada por ella.

Hay que iniciar el Juicio. 

    ¿ sooo... y que onda con miss Yugana.. ? - decía mientras llegaba con el resto del grupo sin muchas ganas de participar en este tipo de cosas ... malas experiencias pasadas... -   que yo recuerdo que estas cosas son obligatorias... y no me venga después que con sus privilegios de niña caballo le pueden eximir de linchar al asesino.

    claro... igual ya la mataron y vamos a tener que hacer un segundo juicio cuando se acabe éste... - encogiéndome de hombros quitando el peso de la situación - tenemos comida, un bonito sol... y bastante lujos... y va y la gente encuentra divertido golpear niñas pequeñas... - apuntando con el dedo, pero a nadie en particular -  si que tienen problemas en casa.

La noche continuaba en aquel lugar y ya había pasado un buen tiempo desde que el reloj había dado su final, y nada había pasado. De hecho, Akemi seguía observando la montaña sin decir o hacer absolutamente nada, ignorando a todos los presentes como si tan solo fueran extras en la obra que él estaba representando.

Un temblor de tierra hizo que todos los presentes giraran sus cabezas hacia dónde Akemi estaba observando, la Monokuma Rock, y pudieron observar con cierto temor o incluso asombro como una de esas cabezas de Monokuma esculpidas en la roca, lentamente comenzaba a abrirse causando un gran temblor en la zona en la que se encontraban.

Pese a que podría parecer en un primer momento, que la boca de aquel Monokuma esculpido en la Montaña se abriera ante los jóvenes no iba a ser lo más impresionante, extraño o incluso sorprendente; puesto que, segundos después, desde el interior de aquellas fauces de la bestia de piedra, una escalera mecánica salió y se posó frente a Akemi Eiji.

Sin decir absolutamente nada a nadie, Akemi dio un par de pasos hacia delante y se subió a la escalera mecánica, la cual lentamente comenzó a subirle hacia las fauces de aquella bestia esculpida en la montaña, Monokuma Rock tenía más que un secreto oculto bajo la superficie, literalmente. Al igual que toda aquella isla, los cuales se iban a descubrir, en caso de que, claro está, sobrevivieran a este juicio.

. . .

Pese a estar en silencio, este se giró hacia el resto de los alumnos que se habían reunido en el lugar, no hizo falta decir nada y tampoco es que tuviera demasiado tiempo para dar un discurso, pues tan rápido como este se giró, las sombras del interior de las fauces de la bestia lo cubrieron por completo y lo hicieron desaparecer.

Ízan escudriñó las estatuas por unos largos segundos antes de subir por la escalera mecánica, sin proferir palabra alguna.

Subí por las escaleras sin decir una palabra a nadie...