Partida Rol por web

Las palabras de la albina habían descolado a Lance haciéndole perder su oportunidad de replicar, no por su comentario sobre su forma de hablar o por lo de nunca tener novia, si no por el echo de que le había costado entender que se refería a él con aquel extraño apodo.

-Para dejarlo claro, si la albina vuelve a llamarme de esa forma, se traga el sombrero.- Con clara irritación Lance vació  de un trago su jarra y agarró su arma mientras se levantaba camino a la entrada.

Viendo el panorama, va a ser mejor callar, dejemos que el tiempo pase y veamos cómo se dan las cosas. Cuando Aranis termina de hablar me levanto de la mesa y cojo la manito de Vilfain para llevarlo hasta la puerta y esperar juntos allí.
—Muy bien, ahora mami tiene que ir a trabajar —me pongo en cuclillas delante de él para quedar a su misma altura, acariciando sus mofletes—. ¿Te portarás bien con la abuela Eris? Claro que sí, qué pregunta, si eres mi caballero hermoso. Aprovecha para hablar con ella, ¿de acuerdo?
Aunque sigo manteniendo la sonrisa, se me notan los ojos un poco vidriosos, no quiero dejarlo solito, pero ¿qué otro remedio hay? Además, donde al menos la diosa se quede en la casa, no debería preocuparme, espero. Sé que no le causará ninguna molestia y creo que volveremos enseguida, será sólo registrarnos.
—Ven.
Me acerco a él y le doy un abrazo bien gigante. Siento un nudo horrible en la garganta, pero debo ser fuerte.
—¿Te gustaría que te lleve al festival después? Mira si encontramos manzanas acarameladas, ¿qué me dices?

Notó cierta inmadurez en Vivienne, quizás eran los nervios y por eso actuaba así. Era muy rara su actitud aunque no le quiso dar demasiadas vueltas a la situación con la explicación de Aranis en sus oídos. Al parecer las indicaciones eran muy claras y esas notas mentales que tomó Marianne ya estaban listas. Sólo se limitó a coger su arco y con un gesto Nieve ya se puso a su lado, dispuesto a salir junto a ella. 

Aunque no dudó en estar a la altura de Lance y darle un toque con el arco suave. 

—¿Preparado para patear traseros?—dijo a Lance y se acordó de algo—. Hm, hablando orientarnos. Necesito algo para hacer pequeñas marcas, eso nos ayudará a regresar con facilidad porque los rastros posiblemente deberemos deshacerlos así no nos sigue nadie. Pero debemos usar una forma de ubicarnos y saber que no hemos pasado dos veces por el mismo lugar. 

Aclaró la peliverde, atenta a como debía trabajar. Está más que preparada y se quedó aguardando en la entrada, le gustaba la idea de explorar y entrar en acción, no estaba acostumbrada a tanta quietud por más que hayan sido apenas unas horas. 

-Está bien, no te preocupes, después de todo no fue una clase muy convencional.- Dijo Aranis mientras te palmeaba el hombro. Una vez hecho eso antes de girarse hacia la salida miro a Eris.- A todo esto… el hijo de la elfa, Vivienne…

La mirada de la diosa cuando menciono a Vilfain, el hijo de Vivienne, perdió brillo. Finalmente asintió.- Si, creo que es lo mismo que tenían Meteria y Alfia. No pensé que la historia se fuera a repetir.- No tenías claro de que estaban hablando, pero el tono de la conversación había pasado a uno más solemne según caminabais hacia la entrada.

El pequeño Vilfain miro con miedo mientras agarraba a su madre a Lance. Parecía como si hubiera sido el único que había imaginado realmente a ese tipo haciéndole a su madre comerse el sombrero.

Finalmente todos os reunisteis en la entrada. Marianne, Lance, King, Vivienne y su hijo Vilfain al cual estaba abrazando. Estabais esperando cuando por uno de los dos lados del pasillo aparecieron Eris, Gerda y Aranis. Este último llevando en su mano unas hojas que reconocisteis rápidamente como las que había hecho Eris cuando os realizo la Falna.

-Bueno, pues ya estamos todos.- Dijo mientras le ponía la mano en el hombro a Gerda.- Ahora derechos al gremio para que os inscriban y así podáis bajar al laberinto mañana a primera hora. Venga va…- Su voz fue interrumpida por otra que era la primera vez que se escuchaba en público en aquella casa.

-Ma… duele.-La débil voz acolchada por estar en medio de un abrazo provenía del hijo de Vivienne. La joven elfa no tardo en colocar su mano en la frente del joven para comprobar lo que se temía. La fiebre del pequeño estaba por las nubes. Si no fuera por los brazos de su madre el pequeño habría caído al suelo pues parecía tener los ojos cerrados y haberse dormido.

La primera en reaccionar en la sala fue la diosa, quien camino con paso tranquilo hasta el niño y se agacho junto a la elfa.- Me ocupare de él, no te preocupes.- Dice mientras intenta quitárselo de los brazos para levantarlo.- Tomaste tu decisión y debes mantenerla. Si quieres bajar allí abajo para encontrar una solución no podrás estar con el cuándo lo necesite. Es algo que ya sabias. Debes ir con Aranis e inscribirte en el gremio.- Aquello, en cierta manera, podía interpretarse como una prueba por parte de la diosa.

Aranis, por otro lado, tenía el ceño fruncido mientras miraba a Eris. Su mirada no había dejado de ser amable, pero si parecía molesto por la situación. Finalmente agito la cabeza.- Vamos.- Acabo su frase mientras abría la puerta y salía esperando que le siguierais.

—Ay no... Ay no ay no ay no, justo ahora no.
Lo sigo abrazando, dándole el besote en la frente medidor de temperaturas y casi que me quemo. Santo cielo...
—¿De verdad lo harás? —pregunto a Eris con la cara llena de lágrimas—. Te lo agradezco.

Sí, lo he decidido, debo curar a Vilfi, cueste lo que cueste, y eso implica hacer sacrificios. Tengo que confiar en que la diosa lo cuidará de la mejor manera posible. ¡Pero igual se me desgarra el corazón! ¡Duele mucho esto!
—Gracias, de verdad, gracias por darnos la chance, doña Eris.
Mi voz se quiebra por la mitad de la frase y me tengo que llevar una mano a la cara para disimular, que ya del principio la impresión que les di a los demás no fue buena, si ven esto ahora de seguro me odiarán y creerán que la que bajará con ellos a algo tan peligroso es una inútil. Debo ser fuerte, por Vilfito.

Asiento con vehemencia.
—Iré.

No es del todo como Eris dice. No es que no esté presente cada vez que lo necesite. Puede que no estemos físicamente juntos, pero sí que estoy, Vilfi me necesita y todo lo que hago es por él.

Escuchando a Eris y viendo las reacciones solo podía especular lo que ocurría. Lance suspiró  mientras se giraba olvidando el pequeño encontronazo. No había tenido una buena primera impresión de Vivienne y por como era él no iba a sentir lástima por ellos, pero al menos podía reconocer el esfuerzo que mostraba intentando mantenerse compuesta dada la situación.

-Hagamos esto rápido, solo de pensar en burocracia me entra sueño, y  Marianne dice que quiere visitar alguna tienda antes de que se haga tarde... y algo de patearle el culo a alguien. - Comentó rascándose la cabeza mientras se alejaba de la casa siguiendo a Aranis. Pensando en las palabras de Marianne, no estaba de más prepararse un poco por lo que comenzó a enumerar cosas que podrían necesitar en repuesta. - Algo de material para mapear y ¿Carboncillo o tiza para las marcas valdrá? No estaría demás algo para primeros auxilios... Que nos de el dinero para ello es otra cosa claro...

Evitó no mirar la escena, le parecía demasiado surrealista y no lograba entenderla demasiado. Así que estando al lado de Lance fueron organizando como proceder una vez pudieran salir de allí, al margen de que deberían inscribirse o hacer algo de ello según Aranis. El papeleo no importan en donde estés, era infaltable. 

—Sí, es la idea. Bajar con provisiones, lo del kit de primeros auxilios nos vendrá bien y bueno las carbonillas. Son cosas necesarias, también alguna linterna o velas por si está muy oscuro el sector en donde estemos—comentó organizando con el chico y ante el último comentario, miró a Aranis para preguntar—. ¿Nos darás el dinero o lo que necesitamos para bajar? 

Aquello era sumamente importante, considerando que debían tener todo lo adecuado para una mejor supervivencia. 

No había reparado en la salud del niño hasta este momento. "¿Podría yo ayudar? Si Eris así lo creyera me lo hubiera dicho. Quizás aún soy demasiado débil como para manifestar tan magnitud de poder pero si me esfuerzo y entreno podría ayudar a Vilfi... Podría ayudar a la casa Eris de esa manera."

Cuando comienzan a hablar de los primeros auxilios mi cara se ilumina pero no estoy seguro que de podamos depender enteramente de algo que no entiendo completamente.

En ese momento me viene a la mente lo que acaba de hablar con Aranis y digo: Antes de nada me gustaría pedir disculpas a todos los compañeros por abandonar de esa forma el salón antes. Y agacho la cabeza disculpándome.

Después, miro a nuestra diosa para preguntar Soy consciente de que solo puedo hacer cosas pequeñas y de que no puedo hacer nada para solucionar heridas graves pero quizás yo pueda ser los primeros auxilios ¿no? Curé sus dedos, podría curar heridas pequeñas si me concentro mucho ¿Verdad?.

—No te preocupes, estará bien.— Dijo la diosa a Vivienne mientras se levantaba con el pequeño en brazos. Tras un momento se gira hacia Gerda— Si, tu habilidad te permitirá hacer eso, pero primero tienes que averiguar donde están los limites. Es bueno que os preparéis para cualquier cosa.— Asintió la diosa hacia los otros dos jóvenes que planeaban ya como enfrentar el calabozo. Sin decir mucho mas empezó a caminar hacia el salón mientras todos vosotros acababais saliendo de la casa.

Aranis no hizo comentario alguno con lo ocurrido en la entrada de la casa, si no que empezó a caminar cuando todos estuvisteis ya fuera. Las calles secundarias por las que caminabais estaban bastante vacías a comparación con la algarabía de voces que escuchabais de las avenidas principales. Parecía que el festival de la cosecha estaba triunfando. Mientras los dos muchachos iban haciendo planes para cuando bajaran al laberinto Aranis iba escuchándolos.

—Tiza será eficiente en el calabozo, pero debéis tener en cuenta que los monstruos allí abajo “nacen” de las paredes, techo y suelo. Podéis tener la mala fortuna que un monstruo nazca de justamente ese sitio y perdáis alguna de las marcas que vayáis haciendo. Tampoco penséis en marcar la pared cortándola o algo parecido porque se regenera poco a poco y perderíais las marcas. —Durante un momento parece recordar algo. —En los pisos superiores la aparición de criaturas no es muy alta así que no os servirá de momento, pero si las paredes del calabozo están dañadas, mientras este regenerándose, no aparecerán criaturas de esas paredes.

—Por lo habitual hay cierta luz ambiental ahí abajo, pero si es cierto que algunas zonas son oscuras y conviene llevar algo de luz o fuego. —Ante la última pregunta Aranis se encogió de hombros. —Si soy sincero la economía de la familia Eris no es precisamente buena. Sois libres de coger todo lo que queráis de la casa cuando volvamos, pero la verdad es que no hay mucho más.  Sé que en la biblioteca hay papeles en blanco y carboncillos que pueden servir para mapear y en la cocina hay fosforos.

Siguiendo a Aranis finalmente llegasteis a una de las avenidas principales. Parecía que mucha gente estaba paseando y divirtiéndose, cada ciertos metros parecía haber carretas con frutas de las que los viandantes parecían coger comida sin que hubiera vigilancia alguna. Finalmente parecía que habíais llegado al edificio del gremio. Cerca de la puerta había algunos aventureros en pequeños grupitos, alguna que otra persona desvió la atención hacia vosotros cuando empezasteis a cruzar la puerta.

El interior resultaba ser bastante organizado. Dos grandes mostradores con empleados detrás revisaban papeles. En la zona a la derecha había algunas mesitas bajas con sillones cómodos, solo una de las mesas estaba ocupada por lo que parecía un empleado del gremio hablando con un grupo de tres aventureros. La zona izquierda estaba diáfana y había un gran panel con papeles clavados, posiblemente misiones o anuncios. Cerca del panel algunos grupos de aventureros hablaban.

Detrás de los mostradores, había tres personas que parecían disponibles para preguntar. Una medio elfa con gafas rectangulares que parecía bastante seria y está leyendo unos documentos; una humana bastante bajita con el pelo rosado y cara de aburrimiento que parece que dentro de poco se quedara dormida sobre la mesa; y por último, una humana bestia, con lo que parecían orejas de lobo y una melena pelirroja, esta, sigue con la mirada a vuestro grupo.

—Dadme un momento mientras voy a registraros. — Comenta Aranis mientras sacude las hojas. — Es posible que toque rellenar cierto papeleo con vuestros datos y otras cosas. También pueden pedir ver vuestra Falna si hay algo raro en los datos de Eris.— Dice mientras se aleja hacia la recepcionista de cabellos rojos.

—¿Las paredes hacen eso? Hmm...

Al pasar cerca de la recepción hago contacto visual con la semielfa de lentes, a quien saludo sonriente con la mano. Ya me había pasado por aquí ayer, pero como no tenía ni idea de nada y ni siqueira pertenecía a una familia, no pude hacer mucho, pero al menos conocí a Eina, es muy amigable y buena.

En fin, me pasé todo el camino tratando de pensar en una solución a ese problemita de la "regeneración", lo que habría que hacer es buscar una forma de marcar sin que la seña dependa del entorno. Y creo que sé cómo hacer.

—Chicos, escuchen. —Trato de llamarles la atención a los demás mientras Aranis nos registra—. Respecto a lo de la tiza, tal vez no sea del todo necesaria.
—Em...
Me parece que la mejor forma de explicarlo será enseñándolo.
—Lunar decoy —murmuro tendiendo un brazo al frente. Donde apunto con el índice aparece una pequeña luna creciente flotando a unos diez centímetros del suelo, de color blanco brillante.
Titubeo un poco nerviosa, pero siempre con expresión alegre.
—Quizás sirva, eso se quedará estático ahí un rato largo... aunque no sé bien cuántas podré colocar antes de quedarme sin energía mágica. Doña Eris dijo que mi reserva era una barbaridad, pero mejor no confiarme.

Mientras tanto me distraigo jugueteando con la imagen ilusoria, poniéndole una carita feliz y haciéndola girar.
—Hehe.

King parecía el guardaespaldas del equipo, su tamaño y el hecho de estar en la retaguardia del grupo solo le permitía llevar un paso calmado, escuchando cada palabra mientras tenía un rostro de pocos amigos, su aura era facil de reconocer, unas constantes ansias de pelea no le hacian pasar desapercibido. Dio un enorme bostezo mientras todos parecían preocuparse, analizar y también buscar una gran cantidad de soluciones antes los problemas que tenían incluso antes de ingresar a la mazmorra. -Que bueno que no tengo que preocuparme por esas cosas. -Si, exactamente, King no haría ningún tipo de aporte intelectual en relación a aquello, él tenía un trabajo bastante claro y al parecer todos tenían consciencia de que el pelinegro le importaba un comino como iban a sobrevivir en los sectores de la mazmorra. -Hey peliblanco. Has dicho que los monstruos desaparecen una vez son acabados ¿No? -Pronuncio con seriedad mientras se llevaba el dedo pequeño hasta la oreja rascandola con pocos modales. -Sus restos, su sangre, su carne. ¿También desaparece? Podríamos utilizar su sangre para marcar y su carne para comer. -King era alguien simple y sobrevivia en cualquier ambiente mientras pudiera cazar. 

Luego notó a la "maga" sinceramente ya había olvidado por completo los nombres de todos los presentes, no porque tuviera mala memoria, más bien por el solo hecho de que no tenía intención de mencionar o Vivi o Mari o Casi o Lati. Prefería el decirles por su labor, también como ellos podían llamarle Barbaro o como quisieran hacerlo. -¿La maga del grupo gastando su magia en eso? -Elevo los hombros ante aquella pregunta aceptando que no era su problema. -Sería malo que te quedaras sin magia por solo eso y luego seas solo un cuerpo que cargar. -Y obviamente sería él quien lo haría, los demás se veían chiquitos para hacerlo.

"No sé si estará permitido hacer magia dentro del gremio" Pienso mientras observo aquel sitio y a los lugartenientes que allí estaban. Tras lo cual recuerdo la petición de mi diosa y, aprovechando que Aranis está ocupado con la recepcionista y el grupo parece enfrascado en un dialogo sobre el aprovisionamiento para la mazmorra, saco mi colgante sosteniéndolo en frente de mi cara con una mano y digo:

"Diosa Eris, ¿Hay alguien en el gremio por quien debiéramos preguntar para poder cumplir tus deseos?" 

Alzando tras esto solemnemente el amuleto como si de un ojo que escanea el lugar se tratase mientras mi tez se vuelve cada vez más rojiza al sentir algo de pudor por no tener ni pajolera idea de lo que estoy haciendo realmente y pienso "Que funcione, porfa, porfa, porfa, porfa,..."

Asintió a las palabras de Aranis y tomó nota mental de cada indicación ya que de alguna manera pensó en dejar marcado más allá de las condiciones del lugar. No obstante al escuchar el ofrecimiento de Vivienne, torció el gesto ya que eso podría consumir muchísima energía y sería evidente para todo el mundo que cruce por ahí que sigan sus pasos. No servía. 

Pero al ver que la chica se pone a jugar con lo que creó con su magia, le da un toque en el hombro. 

—Vivienne, tienes que centrarte. No más tonterías que cuando bajemos la situación se pondrá difícil y no puedes estar con esta actitud tan... Infantil. Es serio esto. 

Tras darle una pequeña regañina suspiró y escuchó a King, aunque agradeció que Gerda tenga habilidades para curar. 

—Lo de la sangre es un buen punto, considerando que no se sale con facilidad—dijo un tanto pensativa—. Toda la razón King, pero no vamos a usar algo tan llamativo y que ella gaste su magia en algo tan poco útil. Cuánto más pasemos desapercibido mejor. 

Aunque podría ser difícil con la mami del grupo, no perdía las esperanzas de que una vez se baje ella estará centrada. 

-Coincido con el grandullón y Marianne- Comentó Lance observando el hechizo aun flotando. Honestamente, a pesar de su aspecto de bárbaro estaba resultando ser bastante civilizado y razonable por el momento. Respecto a Vivienne, no le presto mucha atención a verla juguetear con su magia, era libre de hacerlo mientras no estuvieran en allí abajo, aunque no era muy fan de ir mostrando habilidades en publico  - Es muy vistoso, monstruos y “otros” podrían usarlo en nuestra contra…Aunque podría servir como faro de emergencia si nos separamos. Las magias y esas cosas tienen usos limitados ¿no? Mejor guardarlas para cosas más útiles. –Su vista se posó un momento en el enano haciendo…algo. La habilidad de curación mencionada podría ser útil pero viéndolo por el momento no estaba esperando mucho de él.- Por lo que dice el capi, mejor guiarnos con un mapa y  nuestra memoria, podemos utilizar la tiza como marcador adicional sin depender mucho de ella.

Podíais ver como Aranis parecía intentar charlar amistosamente con la empleada del gremio, aunque la mujer parecía mantener un gesto hosco hacia el peliblanco. Pasados unos minutos, por una de las puertas detrás de los mostradores apareció un elfo. Pero no era un elfo habitual, de una baja estatura acentuada por su prominente barriga, si no fuera por las orejas picudas no habríais sido capaces de saber su raza. Su rostro ya estaba arrugado por la edad y con pasos cortos se acercó hacia donde Aranis hablaba con la empleada.

Tras unos momentos de tensión finalmente el elfo señalo la puerta de donde venía y Aranis entro en la zona de los empleados siguiéndole. No teníais muy claro que ocurría, pero visteis como la mujer pelirroja con la que hablaba hacia unos momentos salía de detrás del mostrador y caminaba hacia vosotros con varios papeles en las manos.

—Familia Eris, ¿Correcto?. —Pregunto mientras os miraba a todos los integrantes que estabais allí. —Vuestro… “asesor” tiene que solucionar unos asuntos el líder del gremio. Yo me encargare de vuestra recepción. —Comenta mientras señala las mesas con sillones cómodos que hay a un lado de la sala. —Venid.

Si bien había parado un momento a mirar la pequeña señal que la Elfa había hecho, no había comentado nada al respecto así que seguramente no hubiera problema mientras la magia no ocasionara daños. El caminar de la mujer bestia era tranquilo y cuando llego a la primera mesa fue dejando en esta varios papeles en diversos montones.

—Si tenéis alguna duda con alguno de los datos requeridos. Preguntad, no puede quedar ninguno vacío. Vuestro asesor ya entrego las impresiones de las falnas, así que solo comprobaremos que en vuestro interior hay sangre de dios para corroborarlo. —Las maneras de la mujer no eran precisamente amables, quizá aburrido por las veces que habría realizado aquello mismo. —Cuando estéis registrados se os permitirá la entrada al calabozo así como vender objetos recolectados en las tiendas del gremio situadas en la torre y la opción de tomar encargos de los tablones. —Dice mientras señala el otro lado de la sala. —La mayoría son encargos particulares, pero en algunas ocasiones el propio gremio pone algún anuncio, recomiendo que lo reviséis siempre que paséis por aquí.

—Según vayáis acabándolas entregármelas para comprobar que todo esta correcto.— Comenta mientras busca en uno de sus bolsillos algo para sacar finalmente lo que parece un cilindro para sellar. Los datos que se solicitan en las hojas son simples, nombre, edad, familia a la que se pertenece... Aunque también había algunos otros extraños. Como función a desempeñar en la familia, tipo de combate y cosas mas especificas. Parecía mas un cuestionario de posibles datos que podías ser útiles al gremio en alguna situación que a un registro.

—Supongo que vuestro "asesor" os habrá dejado claro que en las primeras semanas no debéis bajar mas del piso 2 ¿no? A no ser que quiera que muráis todos claro. — Una vez mas había pronunciado con cierto desdén la palabra asesor. Aunque no teníais claro el motivo.

Estabas hablando con tus compañeros sobre como os desenvolveríais en el calabozo cuando captaste con tu mirada lo que ocurría donde Aranis. Estabais demasiado lejos para escuchar algo de lo que hablaba pero…

—Horkos Aranis, “Juramento”. Usted vino el otro día a presentar los papeles junto a la diosa Eris, pero nos hemos dado cuenta de que hay algunos fallos en estos. Por ejemplo, usted no figura como miembro de la familia Eris. Pero si demostró tener Falna cuando se le registro. Esto debe de ser un error ¿Cierto? Por favor, acompáñeme a mi despacho para solucionarlo. Rose, encárguese de los nuevos miembros de la familia Eris por el momento.

El elfo bajito y gordinflón, por como hablaba y se dirigía a Aranis parecía un alto cargo pero también había dicho cosas interesantes. De todas formas, siempre habías tenido buen oído, pero aquello había sido extraño, ¿Quizá era cosa de la Falna?

En un primer momento no pareció ocurrir nada cuando convocaste la guía de Eris, pero tras unos momentos pudiste ver como pequeños hilos retorcidos, como si fueran ramas traslucidas empezaban a desprenderse de la piedra del colgante. Estas se movieron por toda la sala y cuando se detenían en un punto una pequeña manzana roja creía de la punta. Las tres recepcionistas, el tablón de anuncios e incluso uno de los aventureros que estaba en un grupo cercano. Como si te señalara posibles acciones aquellas manzanas se mantuvieron un momento allí.

Cuando el elfo bajito y gordinflón salió por la puerta y a caminar hacia Aranis, tanto las ramas como las manzanas empezaron a hacerse más tenues. Parecía que solo tu habías sido capaz de verlas, pues nadie más había mostrado ninguna reacción.

Me quedo mirando a los demás con una expresión más decaída.
—Yo... yo sólo quería ayudar... perdón —digo, bajando la vista al suelo—. Sé muy bien lo peligroso que será todo esto, apuesto a que están nerviosos, yo también lo estoy, mucho. Sólo... intentaba ser cariñosa y animarlos... poner un poquito de alegría en sus caritas... lo siento.

Cabizbaja tomé asiento en un sofá, ya no dije ni hice nada más, al parecer les molesta mi actitud, por lo que decidí permanecer en silencio hasta que se nos acercó esa empleada.

...

Me pongo a llenar los datos con letra prolija, aunque pequeñita, poniendo mi nombre y demás cosas. ¿Debería dejar mi nombre completo? Edad... ug... Bueno, no puedo mentirles, así que con mucho dolor, lentamente voy poniendo un veintiséis dentro del cuadrito.
—¿Qué función desempeño?
Pero si recién formamos la familia, ¿cómo voy a saber?
—¡Ah!
Ya lo sé. Sonriente nuevamente y canturreando escribo "alegría" en ese espacio y "sonrisas" en mi tipo de combate. Pues por supuesto, nada más importante que bajar al laberinto con los ánimos bien elevados, optimismo y mucho entusiasmo.
—Hehe.

Le devuelvo el formulario a la empleada.
—Creo que ya he terminado, muchas gracias, señora.

De nuevo aquello de no irse más lejos del piso dos. No me preocupo por mí, que me ha quedado bastante claro, sino que en el grupo... pues...
No, creo que entenderán ellos también, están siendo muy precavidos desde ya, no creo que quieran pasarse.

Muy atenta al entorno se encontraba Marianne cuando sucedió algo que reclamó su atención y la dejó un tanto pensativa, sin poder evitarlo se había sembrado una sospecha en su interior mientras esperaba que sea un error tonto y no algo más importante que influya en todos ellos. Gracias a esto, es que tras recibir las indicaciones de la mujer cogió el formulario para llenarlo de una forma bastante rápida, incluso obviando la actitud de su compañera. Tenía otras cuestiones en mente. 

Al completarlo, no dudó completar cuando se le indicaba el rol en su familia donde escribió "rastreadora" y en el estilo de combate se limitó a poner: "combate a distancia, uso del arco" para dejar en claro cuales serían sus habilidades más fuertes en ello. Más allá de que su arma puede ser un dolor de cabeza en sitios estrechos o sin un espacio donde pueda tener una distancia adecuada para disparar. Lo bueno es que sabía usar su daga y junto a Nieve ofrecer otro ataque diferente. 

En la parte del nombre ella puso: Marianne y Nieve ya que sin su lobo no era nadie, incluso si había que firmar lo haría ella y haría que el lobo deje la huella de su pata también. Eran pequeños detalles, pero que en parte hablan sobre la hermandad que se traen esos dos. 

—Por mi parte todo listo...

Y se fue alejando un poquito, buscando pasar desapercibida para seguir los pasos de Aranis ya que quería saber más sobre lo que había escuchado. Al menos para no sospechar tanto o enterarse sobre el asunto de pertenencia a esa familia.