Partida Rol por web

- Pasáis dos horas en el lugar registrando, y recuperando cuanto pueda ser útil.

- Es raro que no hayan regresado todavía los demás. Lo cierto es que sería conveniente evacuar este lugar, pues los mercenarios podrían regresar con fuerzas adicionales.

- Las pertenencias de Tanda Trix Fatal son puestas aparte, y su cuerpo introducido en una bolsa de plástico.

- El Tecnosacerdote encuentra arcones contenedores donde guardar las piezas del Servidor destruido que piensa que podrían reutilizarse.

- El Inquisidor encuentra multitud de maquinaria oxidada y equipamiento en todas las formas y tamaños forma una suerte de laberinto. Cajas, baúles y taquillas de varios bienes están almacenadas aquí. Los bienes más valiosos e ilegales se a esconden dentro de contenedores de hierro bajo el suelo o dentro de la maquinaria deteriorada.

Muchos de los contenedores están vacíos, pero parece que han sido utilizados recientemente. Entre los artículos de contrabando en la sala hay dosis de obscura y otras drogas, obras de arte falsificadas, y pequeñas estatuillas xenos que, aunque perturbadoras, no son intrínsecamente peligrosas.

Varias lámparas portátiles están colocadas en varios puntos, proyectando intensas sombras de la maquinaria muerta que domina la cámara.

Varios de los contenedores de carga tienen etiquetas adheridas con manifiestos estampados con el sello del Auctoriate de Port Gyre.

Parte del lugar está ardiendo, pues los Acólitos hicieron estallar un tanque de promethium en su batalla inicial. Se han encontrado los cuerpos medio quemados de cuatro mercenarios con rifle láser adicionales, sin duda muertos por Jaq Flair y Tanda Trix. Las posesiones de los mercenarios son aún aprovechables: cuatro armaduras Flak de mercenario, cuatro rifles láser de la FDP, y ocho baterías de rifle láser adicionales.

Aparte lo recuperado anteriormente: cuatro armaduras Flak destrozadas de pésima calidad, cuatro espadas herrumbrosas, cuatro pistolas láser y otras tantas baterías. Tres armaduras Flak de mercenario, tres rifles láser de la FDP y seis baterías de rifle láser adicionales.

Entre todos los mercenarios y escorias muertos hay letras de juramento por valor de 1600 scrips de Desoleum. El scrip es la moneda del planeta Desoleum, suele adoptar la forma de letras o cartas de juramento, tan sólo es válida y de curso legal en las Colmenas de Desoleum y su valor es más o menos equiparable al del Trono Dorado que es la moneda oficial de otros mundos, como Escintila en el Sector Calixis.

El incendio del almacén principal arde con un fuego lento y poco intenso, de momento no es una gran amenaza para vosotros, pero podría extenderse o incendiar algo más inflamable.

- El Campo de Tiro: Los hombres de Holthane han convertido este corredor en una galería de tiro. Ancestrales estatuas del pasado de Desoleum están colocadas al final del pasaje, pero están tan agujereadas por proyectiles que resultan irreconocibles.

Por todo el suelo hay fragmentos de las estatuas y una verdadera alfombra de polvo de piedra. Cerca de la entrada hay un soporte de armas con dos fusiles automáticos, un rifle de francotirador y una escopeta. Un armario de municiones contiene el equivalente a dos cargadores para cada arma.

Resulta bastante obvio desde donde disparaban los tiradores, pues el retroceso ha causado marcas de botas en el suelo metálico.

- El Tecnosacerdote Cantus descubre un residuo quemado entre las marcas. Se da cuenta tras un rato de observación de que el residuo no es de armas de fuego, sino más bien por los post-quemadores de un transporte intraorbital.

- Oficina de Holthane: Holthane ha dejado aparte un pequeño habitáculo como su oficina y archivo, donde mantiene registros acerca de sus tratos y negocios. El servidor de combate Mechanicus estaba oculto tras un panel deslizante en una pared, en el interior no hay nada reseñable.

Dentro de la oficina, montones de papeles y unas pocas placas de datos se amontonan sobre un escritorio desgastado, junto a un baúl con signos de corrosión. Viejos manifiestos de carga, nombres y direcciones escritas, y pergaminos agrietados anteriores de la llegada de Holthane. En el cajón superior del escritorio hay un paquete de varillas de lho, un revólver cargado y tres cartuchos sueltos de escopeta.

Los documentos incluyen registros de al menos una docena de aterrizajes de lanzadera en diferentes plataformas de aterrizaje de Port Gyre, así como los nombres de varios nobles y mercaderes, incluyendo a Lans Guljian.

INQUISIDOR EISENGAARD:

- Estás razonablemente seguro de que el contrabandista Zax Holthane se ha dirigido al espacio-puerto de Port Gyre, fuera de la colmena. Es uno de los principales espacio-puertos de Desoleum, y el más importante cerca de la zona de la Colmena Principal en la que estáis ahora.

- Os lleva más de dos horas de ventaja y no estás muy seguro de que podáis encontrarle en Port Gyre, pues es como buscar una aguja en un pajar, pero seguro que querrá recortar pérdidas y marcharse rápidamente del planeta.

- Encuentras referencias a un túnel de mag-rail abandonado no muy lejos del Descanso, tal vez a unas cinco manzanas hacia el Noroeste. Probablemente escapase por ahí.

- El problema es que tu equipo está disperso y con demasiados heridos.

El Inquisidor analizó la situación de manera fría y metódica, como hacía siempre. El equipo estaba demasiado disperso y con numerosos heridos. Sospechaba por dónde había huido Holthane y con qué intenciones, pero perseguirle bajo esas condiciones era una locura. Encontrarle sería como buscar una aguja en un pajar.

- Recoja sólo lo que pueda llevar. – Ordenó a Dakka Cantus. – Vamos a reunir al equipo. Volveremos con el Cargo-08 a recoger cuanto podamos y quemaremos el resto. – Dijo mientras reprogramaba al Doble-Sierra para que protegiera aquella zona. Cualquier ser – quitando obviamente al propio Inquisidor ya que había programado su huella biométrica - que se adentrara en el área donde habían colocado todo lo que habían podido recuperar, sería atacado por el Servidor de Combate.

Dicho aquello comenzó a salir del lugar para encaminarse en dirección a la consulta clandestina donde esperaba que hubieran encontrado a alguien capaz de tratar las heridas del Acólito Jaq.

PROGRAMACION DEL DOBLE-SIERRA:

- Se necesita una tirada de Competencia Tecnológica +10.

- El Tecnosacerdote Cantus también puede hacerlo, sin tirada, pero eso requiere que el Inquisidor le dé acceso y control total sobre el servidor.

Después de revisar y separar todas las armas, material y partes del servidor destruido y alejarlas de las llamas, depositando lo importante en los arcones contenedores. Voy donde los cargadores y recargo mi Rifle, guardando el otro cargador. Observo si hay alguna medida anti-incendios que pueda usar, ya que las llamas podrían dejarnos sin nada a la vuelta. Intento llevarme la pieza mas cara y difícil de conseguir del servidor enemigo y finalmente cojo las placas de datos.

-Han usado un transporte intraorbital, justo aquí hay marcas de quemaduras. Toco las marcas para ver si están frías y recojo finalmente el Rifle de francotirador, dejando mi Rifle colgado a la espalda y armando y cargando el nuevo rifle para tenerlo preparado, comprobando la mirilla en la distancia mas lejana para comprobar su alcance. Asiento a las palabras que me dice el inquisidor y salgo con todo lo que pueda cargar, incluyendo lo anteriormente citado y las placas de Datos las oculto bajo mis túnicas, protegiéndolas en la zona mejor protegida de mi armadura. Listo señor.

Sigo finalmente al Inquisidor Haldane Eisengaard, una vez puesto su servidor para proteger el resto de las cosas obtenidas y apartadas.

- Tras programar el Servidor de Combate, el Inquisidor y el Tecnosacerdote salen del Descanso de Zax Holthane hacia la avenida principal del Refugio de las Tres Estacas, donde se supone que tres manzanas hacia el Norte se encuentra la consulta clandestina del tal "Sastre".

- El vehículo Cargo-08, conducido por el Tecnosacerdote Cantus, llega hasta el Descanso de las Tres Estacas.

- El cuartel general del contrabandista del Gremio Sable Zax Holthane parece estar ardiendo en un lento incendio, aunque el Inquisidor y sus acompañantes llegan a tiempo de salvar algunas cosas que previamente han apartado, además de recoger al servidor de combate Doble-Sierra.

El vehículo se detuvo junto al almacén en llamas y la figura del Inquisidor descendió apoyando de forma contundente todo su peso en el suelo.

-Acólitos Cantus y Ferris. Recojan todo el equipo que puedan salvar. – Indicó con un gesto de la cabeza en dirección al almacén. – No podemos perder mucho tiempo. - Jaq y Enoch no estaban en condiciones de hacer nada, y debía mantener al Sastre cuidando de los pacientes.

- Iniciado Marius. Écheles una mano. – Ordenó al más nuevo del grupo. Luego la armadura se giró en dirección al táctico. – Acólito Noctine. Vigile. Si se acerca alguien informe cuanto antes. – El Inquisidor echó un vistazo alrededor y luego echó a andar en dirección a todo lo que había amontonado con Cantus hacía unos largos minutos. Había papeles interesantes en esos montones que no quería que se perdieran, así que era mejor que él mismo cogiera algunos de ellos y supervisara las labores del resto de Acólitos a la hora de recoger el material.

- Dentro de tres minutos nos marchamos de aquí. – Avisó a todo el grupo. Tres minutos o antes si acababan de cargar todo aquello a tiempo. No esperaría ni un segundo por nadie.

Aquel al que llamaban el Sastre contempló impertérrito cómo las llamas consumían lentamente el antiguo almacén. Llevaba suficiente tiempo viviendo en esa zona como para saber que el edificio se usaba como centro de contrabando, pero nunca se había acercado lo suficiente como para saber quién portaba las riendas de tan oscuro negocio. Lanzó una mirada de reojo hacia la figura embutida en una servoarmadura.

Fuego purificador... 

En silencio, volvió la atención a su paciente. El hombre parecía dormitar en un sueño inquieto, cubierto por un sudor viscoso y febril. Al otro lado del maltrecho cuerpo, los ojos de la delgada chica se encontraron con los suyos, pero el quirurgo apartó la mirada simulando con un gesto tomar el pulso del pandillero inconsciente. Una psíquica; una abominación. A escasos centímetros de él se hallaba una puerta a las demoníacas fuerzas del Vacío, una bomba de relojería, un nexo andante con contacto directo al averno. El Sastre retiró la mano del cuerpo inerte de Jaq y volvió a presenciar las hambrientas llamas. Quizás los antiguos ocupantes del almacén hubieran tenido suerte. Hay destinos peores que la muerte...

Tras asentir a las órdenes del Inquisidor, el noble se colocó en la zona más adecuada para la vigilancia. Al fin y al cabo había examinado la zona escrupulosamente antes del combate.

- Ojalá no venga nadie- dijo para sí sabiendo las graves heridas de sus compañeros.

Observo que el cirujano me mira y desvía la mirada. Nada que no haya experimentado antes. Sé lo que soy y lo que los demás esperan de mí por ello. No puedo culparlos cuando a veces yo misma he soñado con alejarme de mi realidad. No ahora que ya sé lo que significa. Estoy muy orgullosa de haber pasado las pruebas en Terra, de ser digna de servir al Emperador.

Escucho la voz del Inquisidor y respondo al instante, tan rápido como mi cansado cuerpo permite. Bajo y actúo de manera sistemática, trasladando con presteza lo preparado para ser cargado, ilumanda por el rojo resplandor del fuego a mi alrededor.

No articulo palabra. Sólo son un desperdicio de energía en estos momentos.

Después de cargar las cosas en el vehículo y hacer sitio para que Jaq y los demás se acomodaran, lleve el Cargo-08 de vuelta al almacén. Las llamas habían avanzado, pero, como habíamos apartado muchas de las cosas mas útiles y en mejor estado, pude salvar parte de ellas. Avance al servidor de combate del inquisidor y mire a este último un instante hasta esperar su aprobación para devolverlo a la función manual, antes que atacará a cualquier compañero por error.

Carge primero las cosas que se encontraban mas cerca de las llamas y después me acerque al despacho para recopilar toda la información que pudiera y cargarla también. Aunque me había llevado la pieza más importante del otro servidor, no pude evitar arrastrarlo entero y coger, eso sí, las piezas de repuesto que los herejes tenían.

Una parte de mí hacía que me emocionará al ver el servidor de combate, con las piezas de repuesto y los restos de este, podría arreglarlo y volverlo funcional para que sirviera a su propósito, servir a la causa de mi Dios. Hice varios viajes intentando no dejar nada que las llamas no hubieran purificado y volví al vehículo esperando más ordenes. No había sido un trabajo demasiado minucioso, sino más bien un saqueo en toda regla. Tomando todo lo que mis brazos podían cargar y arrastrando lo que pesaba demasiado, poniendo prioridad al servidor destruido y sus piezas ante todo.

- El grupo entero se apresura a cumplir las órdenes del Inquisidor, recuperando el material y los documentos, mientras gran parte del almacén sigue ardiendo sin que aparezcan vecinos a dar la voz de alarma o acuda ninguna cuadrilla de bombaeros a combatir el fuego.

- La premura está sobradamente justificada, pues pronto el Táctito Noctine alerta sobre la presencia de una avanzadilla de pandilleros que ha llegado y acecha desde el extremo más alejado de la calle principal, hacia el Norte. Son dos, y montan en motocicletas de combate.

Tras dar el aviso, Caradoc espera instrucciones, mientras prepara su arma por si fuera necesario volver a combatir.

- ¡Todos al Cargo! - Bramó el Inquisidor en cuanto llegó el aviso del Táctico. - ¡Nos vamos! - Esos dos pandilleros en moto seguramente serían una avanzadilla de un grupo más numeroso que llegaría detrás.

El Inquisidor subió al vehículo con su paso habitual, sin apresurarse, y tomó asiento mientras agarraba un control remoto para utilizar el Doble-Sierra en caso de ser necesario.

Subo al cargo, obedeciendo de inmediato al inquisidor.

Lazarus oye conversaciones y al principio no sabe muy bien si es dentro del sueño o fuera, pero pronto es consciente de que son sus compañeros organizándose y Noctine dando prisa al grupo.

Esto último es suficiente para que despierte y se prepare para ayudar, aunque en su estado lo más que puede hacer es sumar uno más y tratar de intimidar, pues lleva el brazo colgando prácticamente.