Partida Rol por web

Me acomodo rápidamente, tras soltar la última carga de material que portaba en brazos dentro del vehículo.

Subo al asiento del piloto y arranco el motor mientras mis compañeros suben al vehículo. Con mis armas detrás del asiento y la pistola en el cinto, me giro a ver si estamos todos, viendo que falta el iniciado Marius, observo de reojo al inquisidor a la espera de ordenes, mientras observo a los dos pandilleros con sus motos.

Marius había estado ocupado con sus compañeros, cargando todo en el vehículo, hasta que recibieron aquella alerta. Más problemas aún. Aquellas pandillas asalvajadas eran una vergüenza para el orden que debía imperar en cualquier mundo imperial, y no podía negar que le ponían furioso... Pero, en aquellos momentos, debían evitar enfrentamientos innecesarios. 

Así que echó a correr para meterse dentro del vehículo, esperando de corazón que esos canallas se dieran por vencidos y no optaran por perseguirles. 

 - El Tecnosacerdote Cantus conduce adecuadamente el vehículo pesado de ocho ruedas, si bien su velocidad no es mucha, y todos tienen la incómoda sensación de que los pandilleros de vistosas vestimentas les siguen durante buena parte del trayecto.

- No es hasta la entrada a las zonas medias de la Colmena que el Equipo Inquisitorial comienza a sentirse más seguro.

- Pasan un control de los Sancionarios, pero al ver que el conductor es un Tecnosacerdote le dejan pasar sin problema, asumiendo que está ocupado en labores de mantenimiento de la Colmena.

- El Cargo-08 prosigue camino durante dos horas hasta llegar al garaje de la base inquisitorial, donde son interceptados por un Servidor de Combate Doble-Sierra, que se retira a un gesto del Inquisidor.

- El Descanso de las Tres Estacas ardió durante horas, hasta que finalmente un equipo de servidores comandados por un perezoso Tecnosacerdote se dignó a aparecer para apagar el incendio. Una notable desidia, quizá en parte provocada porque el barrio está mayormente deshabitado y sus escasos habitantes seguramente no paguen impuestos.

- La largas vigilancias son lo más pesado del trabajo de cualquier cuerpo de la Ley y el Orden, ya sea este el poderoso Adeptus Arbites o la sigilosa Inquisición.

El iniciado intentó permanecer alerta durante todo aquel tiempo, y pasar desapercibido, algo a lo que no ayudaba su túnica eclesiástica, pero poco más podía hacer que intentar disimular...

LIRI NERVA FERRIS:

- Sí que puede ser aplicable, ese poder te da una percepción extraña y antinatural basada en la Disformidad.

- Es una tirada normal, no oculta, de Psinisciencia +0 (1d100, como siempre). En caso de que la tirada salga pareada (los dos dígitos iguales), podría suceder algo malo.

El Sastre se sentía como pez fuera del agua. Tras años de sedentarismo escondido en su olvidada consulta, pasear por las Tres Estacas haciendo de espía se le antojaba ridículo. Quizás su presencia pasara desapercibida, teniendo en cuenta que los escasos habitantes de esa zona ya le habían visto más de una vez y le consideraban un vecino más, pero el Iniciado Marius no podía hacer nada para evitar llamar la atención. Su túnica de la Eclesiarquía y sus andares cansados salataban a la vista con el primer vistazo. El quirurgo intentó mantenerse cerca de su paciente, consciente de que sus heridas no estaban ni mucho menos sanadas.

- Con no poco esfuerzo, Sastre logra pasar bastante desapercibido en la operación de vigilancia, pero el Iniciado Marius y la Acólita Ferris se las arreglan para ser de lo más conspicuo.

- Ferris hace pocos esfuerzos serios para disimular, y cuando los vecinos la miran suelta excusas poco convincentes.

- Marius llama la atención de inmediato por sus ropajes del Ministorum, y pronto se forma a su alrededor una pequeña multitud de mendigos que imploran por sus bendiciones. Los demás miembros del equipo tratan de adoptar posiciones alejadas del Iniciado.

- Sastre y Marius averiguan que, mientras la guarida de Holthane estaba aún en llamas, llegaron unos "Caritas de Bebé" en motos. Al parecer el llamado Desollador (Edric Havofast) sacó una misteriosa caja metálica del lugar y se le veía especialmente feliz cuando salió.

- Ferris no logra averiguar inmediatamente nada de utilidad, y se debate entre acudir o no a los poderes de la Disformidad para tratar de saber más...

Lazarus vuelve a ser nombrado el responsable de la misión, que no es otra que vigilar e intentar obtener información sobre las reacciones ante lo ocurrido y posibles pistas que les ayuden. Es misión complicada la de sacar informacion pues el estado general es alerta y susceptible y en el grupo no destaca nadie por su sigilo. El que podria pasar mas desapercibido se encuentra en la base en estado grave y él aun se encuentra dolorido.

La mejor opción parece separarse para ver si alguno por su cuenta logra algo y espera que asi sea y que el emperador esté con ellos.

Después de un viaje de regreso a bajo-colmena, volviendo al almacén de los que suministraban tan nefasta y hereje tecnología, baje del vehículo intentando recopilar mas pistas o la presencia de los pandilleros y escoria, que tanto deseaban morir por sus blasfemias.

Di una vuelta, aprovechando la presencia de otro Tecnosarcedote, para hacer como que revisaba ciertos puntos importantes, moviéndome con mi habitual interés por la tecnología y haciendo como que observaba diferentes puntos de futuras reparaciones o zonas clave que pudiesen estar en riesgo.

Al menos eso buscaba aparentar, mientras realmente echaba vistazos a las gentes y a cualquier presencia del enemigo o pista que nos pudiera dirigir hasta nuestro próximo objetivo.

En un momento dado, los globos oculares de Liri Nerva Ferris desaparecen, reemplazados por pozos de luz blanca de los que brotan zarzillos ectoplasmáticos que buscan y rastrean en el aire cualesquiera emanaciones disformes.

Entusiasmada por la caza, y en parte poseída por un ansia poco humana, Liri se siente exultante y completamente ajena al pavoroso espectáculo que está dando.

La multitud atraída por la presencia de Zariel Marius queda espantada y aterrada, y huye despavorida. Muchos se estampan en su torpe huida contra la sólida armadura del Arbitrador Enoch, cayendo al suelo en montones, en una maraña de brazos, piernas, y gritos desconsolados. Los llantos y gemidos de angustia llenan las calles, mientras algunos aprovechan para robar a los que han caído y otros huyen aunque sea a cuatro patas, casi reducidos a bestias por el miedo y la ansiedad. Todo es confusión y caos.

Los zarzillos de luz disforme ectoplásmática casi tiran de Liri Nerva Ferris en una dirección. Ha captado un rastro de algo antinatural, algo de origen inhumano, y cree que puede seguirlo. Aunque desde luego no sin llamar la atención.

El Sastre no había tardado mucho en enterarse de datos de interés. La vieja Magdala se lo había contado. La pobre anciana regentaba un puesto de frutas no muy lejos del callejón donde el quirurgo tenía su consulta, y en varias ocasiones había intercambiado algo de su género de baja calidad por chequeos y tratamientos de su artrosis. El medicae la observó mientras anadeaba camino a su tienda. Una mujer dura, pero en el ocaso de sus días; la Subcolmena no tardaría en tragársela sin dejar más rastro que un local tapiado lleno de polvo.

Cuando el Sastre se disponía a rescatar al Iniciado Marius de su avasallador séquito, un grito de espanto le hizo volver la mirada. Liri, la delgada chica con la que había estado trabajando horas atrás, se había convertido en una criatura de pesadilla. ¿Era esta la imagen de un psíquico perdiendo el control? ¿Se estaría abriendo una puerta al caos a través de su frágil cuerpo?

El quirurgo buscó con urgencia la figura de sus compañeros. El gentío se había transformado en una jauría de perros asustados, correteando entre aullidos de un lado a otro, chocando entre ellos, peleando, huyendo. Logró atisbar a un par de desgraciados pateando el cuerpo caído de la pobre Magdala, mientras tiraban del bolso que ésta aún sujetaba con una mano engarfiada; un último puntapié en su canosa cabeza y lograron vencer la resistencia de la anciana. Tristeza...

Pero detener el colapso hacia el que se dirigía la psíquica era más importante. La figura del Arbitrador Enoch apareció entre la muchedumbre, apartando a manotazos a los aterrados habitantes de las Tres Estacas. El Sastre levantó las manos sobre la cabeza, haciendo gestos para llamar su atención. Cuando el hombre de la máscara metálica posó su atención en la figura del quirurgo, éste señaló apremiante hacia el horrendo espectáculo en que se estaba convirtiendo su compañera, desenfundando su viejo revólver en una clara y muda pregunta. ¿Podía una bala en la sien cerrar un portal a otra dimensión...?

SASTRE:

- Aunque no habéis tenido tiempo de descanso, quizá sería conveniente cuando fuera posible revisar las heridas del grupo.

ESTADO DE SALUD:

1) Arbitrador Enoch: Herido Leve.

2) Iniciado Zariel Marius: Herido Grave.

3) Liri Nerva Ferris: Ilesa.

4) Sastre: Ileso.

5) Tecnosacerdote Cantus: Ileso.

Lo tengo, ahí está. Débil pero absolutamente presente, disolviéndose por momentos. Tomo una decisión en fracción de segundos. No sé el tiempo de que dispongo, pero me lanzo en esa dirección mientras tomo un transmisor y grabo lo siguiente:

- Hay algo inhumano, un artefacto de rastro muy débil. No sé hasta donde podre seguirlo. De momento estoy estable.

Haciendo lo posible por investigar y pasando mas desapercibido que mis compañeros, ya que no es extraño ver a los míos haciendo reparaciones de emergencia o extinguiendo fuegos, que pueden afectar a los niveles altos de la colmena. Veo como muchas personas empiezan a huir, fijando mis ojos en la compañera, que ha decidido cambiar sus ojos por dos focos de luz. Me maldigo mentalmente por no haber estado mas pendiente y aunque consigo escuchar que esta estable, se que mi deber, como el de cualquiera del equipo, es que no llegue a descontrolarse.

Veo que va rápidamente en una dirección y no me lo pienso, voy directo al vehículo y arranco, sabiendo que mis posibilidades de seguir a alguien corriendo son casi nulas. Salgo despacio para dar la oportunidad a mis compañeros de montarse, pisando el acelerador antes de que Liri desaparezca de mi vista.