Partida Rol por web

Me paso la mano por la cara como quien sabe tendrá que lidiar con un constante dolor de cabeza en el tiempo que le queda:

 - "Asi que aparte de aberrante eres molesto. Genial, espero que el Dios-Emperador me de la paciencia para lidiar contigo y no enloquecer en el proceso. Lo que me molesta lo suficiente como plantearme la agradable idea de verte arder en una pira, es que demuestras demasiada anarquia en tus palabras. Imaginaba que un autorizado como tu mostraria mas respeto por las personas normales y por lo tanto, sus superiores. ¿No querras que se te culpe de herejia contra los subditos del autentico Dios, y por consiguiente, contra SU voluntad? ¿O si?"

Termino mis palabras de forma amenazante y mirandolo inquisidoramente:

"Suficiente es tratar con un Psiquico para mas encima recibir a un Psiquico-Hereje"

Tercio empezó a impacientarse y tomó una varilla de lho y empezó a fumar. Estaban en un punto muerto. El psíquico se estaba comportando como un capullo y estaba envenenando el ambiente. Pensaba que llegaría a alguna conclusión, pero lo que estaba haciendo era que empezáramos a querer matarnos. Era hora de que tomara las riendas.

Nunca había estado ante una audiencia tan variada, pero pensó que eso podría facilitarle las cosas. Normalmente en todas las discusiones en su apretado mundo natal el objeto de disputa era una misma parcela de poder. Y aquí debería haber espacio para todos.

- Ya está bien. - dijo de repente con un tono firme pero neutro - ¿Para esto nos has traído, Arlan, para ver quién la tiene más grande? Pues la tengo yo. Punto y final. - Una breve pausa, la que sigue al punto, para que me prestaran atención. Con un punto de tono de reproche, - ¿Podemos empezar ya a hablar como adultos? - Pasando al tono de sugerencia - Hagamos una pausa. Podríamos disfrutar estas varillas. - Dando una calada termino. - Joder, este lho es la ostia...

Volátil, fácil de provocar y torpe en su ausencia total de diplomacia. Tercio, conciliador o no le gustan los conflictos, pensó el psíquico al escuhar la respuesta del novicio.

Itsua dirigió sus rojos ojos mecánicos hacia su nuevo objetivo. La inexpresividad de los mismos supo suplirla con auténtico desprecio en su tono de voz.

- ¿Y tú hablabas de apoyo y colaboración? Tan solo eres un fanático dogmático con escaso criterio propio, capaz solo de reproducir las máximas que te han imbuido. No hay fe ni inteligencia en tus palabras, solo mezquindad e ignorancia, oh gran y noble ser superior - la voz de Itsua parecía chorrear cinismo en estado líquido -. En cuanto a lo de enloquecer, me parece una magnífica idea. Si lo deseas, puedo ayudarte en ello - afirmó sonriendo sardónicamente -. No, no merecería la pena. Solo la envidia habla por ti. La envidia de saber que yo he llegado a ver al Emperador Dios en toda su gloria y magnificencia, siquiera por un instante, y saberme bendecido por él desde mi nacimiento. La vida de mis ojos fue escaso precio por ello. No, novicio. No eres superior. Ni a mí, ni a los demás aquí presentes. Así que no uses tan gratuitamente la palabra herejía y aún menos interpretes su voluntad. ¿O acaso no es cierto que si estamos aquí, es por ella, aspirante a beato? Gracias, Tercio, pero no. No suelo consumir nada que pueda enturbiar mi mente. En cuanto al tamaño de tu sexo, te diría que lo muestres para verificar que, efectivamente, es el de mayor tamaño entre los presentes. Pero procura que no lo vean las sororitas. No es cuestión de tentar su vocación a la castidad. Aunque tal vez tu nombre, Tercio, responda a dicha cuestión - dijo con auténtico humor -. En cuanto a hablar como adultos, lo he hecho en todo momento. Hay toda una motivación tras mis palabras. Si quieres saberla, no tienes más que preguntar.

-Bien! Bravo! -dijo Arlesha aplaudiendo lentamente- No habeis tardado ni lo que tarda en consumirse esta varilla de lho en intentar averiguar quien es el mas macho de esta sala. Espero que seais igual de valientes cuando tengamos una misión entre manos.

-Si quereis me salgo fuera y el ganador que me vaya a buscar, asi le diremos a nuestro superiores que solo quedamos dos del equipo, por que yo -dijo señalandose con el dedo índice- no pienso formar parte de esta pelea verbal en la que os habeis metido, es más me está resultando graciosa. Cuando querais empezamos a hablar como los compañeros que somos y, repito, dejando las diferencias a parte -terminó lanzando una mirada a cada uno de ellos.

-Tercio...a propósito....apaga esa mierda.

- Un hombre con un cañón no es necesariamente más efectivo que un hombre con una pistola, pero seguramente hará mas ruido - el Vostroyano le sonrió a la Arbitradora mientras hablaba - Vamos ya, que la única verdad aqui es que la Inquisicíón nos ha llamado a servir al Emperador, y si seguimos por este camino tan sólo le serviremos como parte de su comida diaria - dijo haciendo ominosa referencia al destino de aquellos que dariamente eran sacrificados.

El enorme hombre terminó su tasa de recafeinado y con un gesto pidió otra, el bebedizo lo había animado un poco y ahora recuperaba el color de sus mejillas. - Nada ganaremos intentando imponer nuestras creencias, ni burlandonos o criticado las de nuestro vecino. Somos quienes somos y hemos sido educados de formas diferentes, y si debemos trabajar juntos las diferencias no deben ser un obstáculo. Como dije antes, estoy dispuesto a colaborar, a poner mis habilidades y conocimiento a vuesrta disposición, y espero de vosotros el mismo compromiso porque nada menos que eso nos permitirá llegar con vida ante el gran Inquisidor. La menor grieta en esta unidad será nuestra muerte.

Meneó la cabeza y señaló a los sirvientes, el pasillo que daba a las celdas, y finalmente las paredes de la nave. - Este viaje es tan sólo un recordatorio de los posibles destinos que nos esperan si fallamos, y no creo que hayamos visto los pores.

Tercio suspira y apaga su lho. Sostuvo la mirada a Arlan. Seguía buscando pelea. No era más que un provocador. Un pandillero con poderes. No iba a caer en sus infantiles provocaciones.

- ¿Ves lo fácil que es trabajar juntos? Sólo hay que tratarse con respeto. - Le dedicó una sonrisa.

Mirando a la arbitradora y al guardia imperial, los únicos constructivos hasta el momento, les lanzó su propuesta.

- Paso de los entrenamientos con Rachel. Me gustaría echar un combate. Nada competitivo. Pura práctica. Todos los de la Guardia de Hierro peleamos igual. Quiero ver otras formas de luchar. ¿Alguno estáis interesados?

- Yo lo estoy, Tercio - respondió el psíquico escuetamente -. Sin competición, solo práctica y conocimiento de nuestras formas de combate recíprocas. Mamá Ostrogov tiene razón al afirmar que no podemos mostrar grietas. Pero para ello, primero hay que probar la duereza del acero. Y en algunas partes, se ha mostrado débil. Mis palabras buscaban esas fisuras. Ese es mi don. Soy de Cadian, de donde proceden los mejores guerreros. Sé de lo que habla él - dijo apuntando con la taza al guardia imperial -. Arbitradora, hay algo que has dejado claro. Tú la tienes más grande que nadie.

Intento mantener la calma al obligarme a no atacar, tanto fisica como verbalmente, al psiquico. Luego de unos momentos en el que mis compañeros buscan reconciliar el ambiente, agrego mas tranquilamente:

 - "Estaras bajo mi mirada inquisidora cada segundo que permanezcas con nosotros. Esos futiles intentos de insulto no son mas que la base de la Fé. A lo que llamas falta de criterio propio, yo le llamo fidelidad a prueba de dudas. Esas maximas que me han imbuido no es otra cosa que la palabra misma del Dios-Emperador. ¿Acaso tienes dudas que tu miserable suspicacia necesita poner a prueba? ¿Acaso obedecer ciegamente a SU voluntad no es el mejor destino que puedes esperar? Eso que destacas como un don llamado razon, para mi es falta de Fé, lo que es el camino a la herejia y al paganismo. El oscuro camino a la condenacion."

Tomo mi ultimo trago de tanna antes de terminar:

 - "Estaba considerablemente dispuesto a pasar por alto tus deforminades, al igual que lo hizo el negligente que te autorizo, y tratarte como a un compañero, pero cada una de las palabras que sueltas con una frialdad imperdonable cuando nombras a nuestro amado Dios-Emperador, me hace saber que no eres mas que una aberracion que usufructa el poder divino que solo ÉL tiene el derecho de poseer. ¿Egoista? ¿Ignorante? ¿Mezquino? ¿Envidioso? Creo que te caben mucho mejor a ti esas calificaciones. Has demostrado en este corta platica como es que eres egoista y mezquino, juzgando a los que se suponen que serán tus compañeros, Envidioso pues yo tengo una vida de servicio y amor, en cambio tu solo tienes dudas, dudas que nacen de tu ignorancia, la que curarias si mirases el unico conocimiento real que debes poseer, que es este."

Termino de hablar poniendo el Credo Imperial sobre la mesa y señalandolo. Luego me doy vuelta al resto de mis compañeros y les hablo:

 - "Para todos quienes esten dispuestos a formar un grupo en el que no estudien a sus compañeros como ratas de un laboratorio pagano y sean capaces de cooperar sin preocuparse de quien quiere mandar o quizas queriendo él mismo aquel rol para si, escondido bajo un manto analitico, estoy mas que dispuesto a unirme a ellos con mi fuerza, mi maximo esfuerzo y mi Fé."

Finalmente me levanto de la mesa, pido otra taza de tanna y vuelvo a sentarme donde mismo.

- Perdona, novicio. No te estaba prestando atención. ¿Decías algo? - preguntó Itsua con tono inocente.

Lazerus-20-Silon asistió divertido al espectáculo que se desarrollaba ante sus ojos. Las comisuras de su boca esbozaban el principio de una sonrisa, oculta como siempre por el vocosintetizador que le permitía comunicarse, en las escasas ocasiones que deseaba hacerlo, de modo verbal con los demás.

El psíquico resultaba un individuo intrigante, en clara contraposición con el novicio Firth. La discusión comenzó a calentarse, al modo típico en que los ajenos al Omnisiah permitían que sus emociones humanas les alterasen e hicieran perder sus papeles.

Cuánto bien se haría si se les enseñase el camino del Mechanicum a los profanos. Pero entonces, seguro que lo corromperían con sus celos y envidias.

A pesar de algunas de las alusiones a su persona, Lazerus siguió impertérrito, en silencio. Cuando parecía que se había llegado a un punto de empate, el Novicio hubo de volver a atacar al psíquico, quizá para dejar clara su postura, quizá por la mera necesidad de decir la última palabra. eso sería muy propio de alguien de su casta.

Finalmente, la conversación aburrió al joven tecnosacerdote, que simplemente se levantó y abandonó en lugar, dejando intacta su taza de tanna. Ya había visto más que suficiente. Un brillo reluíaa en sus ojos mientras se marchaaba, dejando escapar tan sólo una escueta frase.

[Si las piezas no engranan, la máquina no funcionará jamás.]

Tercio miraba con pena al tal Arlan. Una de las personas, si se le podía considerar así, más desagradables que había conocido. Seguramente las cicatrices de su espalda eran de las torturas que había sufrido por ser psíquico. Y que no conoció a su madre, o se arrepentía de haberla conocido. Y que no quería ser odiado por ser psíquico y por eso era tan cretino. Había visto eso muchas veces en su mundo, cambiando psíquico por tonto, deforme o bastardo. Y solía aprovecharse de ello. Éste le estaba haciendo el trabajo sucio de "descubrir" a los demás. Así que ignoró su auto-invitación a entrenar, no quería tener que aguantarle él solo.

Quizá por eso, cuando Lazerus se levantó, aunque Tercio también había pensado en hacerlo, intentó detenerle.

- ¡Venga, hermano! Quería pedirte ayuda con los espíritus de mis armas.

Cita:

-No estaria mal que tuvieses un poco de más paciencia Lazerus, es muy fácil salir por esa puerta, pero das la espalda al grupo. Sientate, aun no te has tomado la tanna -con una media sonrisa Arlesha lo miró y le señaló con la mirada el asiento del que hace unos instantes se había levantado mientras que le asentía con la cabeza, animandolo a no irse aún.

-Bien. Ya veo que esto va a costar, si, va a ser entretenido. Intentemoslo de otra forma. ¿Quien esta cansado de entrenar con Rachel y prefiere hacerlo con algún otro de nosotros? Itsua entiendo que si, creo que Tercio tambien, yo por mi parte tambien, sin duda ¿Que tal los demas? Entrenar entre nosotros nos ayudará a conocernos....y a que quemeis la adrenalina y las ganas de pegaros que os sobrán a todos...Aun tenemos dias de navegación, así que nos dará tiempo a algo medianamente interesante. Si los señores quieren claro, solo es una propuesta.

Una propuesta si, pero en los ojos de la arbitradora se veía claramente que los estaba evaluando y de esos dias en la nave iba a llevarse bien puesto una escala de confianza...ya se estaba labrando una en su cabeza. Individuos que le guardarían las espaldas, individuos de los que tendría que guardarse....aunque solo era una primera impresión.

Itsua no movió un solo músculo ante las palabras de la arbitradora. Se limitó a mirar a los demás. El silencio de Tercio y su reacción ante su aceptación de la oferta de combate propuesta por él mismo, no le habían pasado desapercibidos y los había traducido como una evidente negativa. Se reclinó en su silla, estiró sus piernas e hizo crujir sus nudillos entrecruzando las manos. La entereza de algunos de los potenciales miembros de aquel grupo era casi nula. Unas palabras, una provocación de taberna y saltaban como resortes mal engrasados. ¿Y era en ellos en quiénes debería confiar ante una crisis? La evidencia estaba ante sus ojos. Unos huían. Otros esgrimían la amenaza y el miedo. Solo la arbitradora y el guardia imperial habían demostrado carácter y templanza.

- Así es, Arlesha. Pelear con la sororita está bien. Pero ha acabado siendo monótono y poco estimulante. Por mi parte, no hay problema en entrenar con vosotros. Con el que quiera de vosotros - añadió con su voz ronca.

Respondo a las palabras de Arlesha de forma amistosa:

 - "Arlesha, Yo estaria encantado de entrenar con alguien, siempre y cuando sea alguien que tuviese la capacidad de escucharme con el respeto que merece cualquiera de nosotros y de relacionarse con buena educacion. Tengo la intencion de comenzar la relacion amistosa y cooperativa que una celula inquisitorial necesita. Creo que hemos comenzado mal y tengo intenciones de enmendarlo, pero necesito un acto de buenas intenciones para ello."

Me acerco a Arlan y le ofrezco la mano:

 - "Te ofrezco la paz. Reconozco que me he dejado llevar por mi xenofobia hacia los mutantes y he ignorado el hecho de que si la inquisicion te eligio para estar aqui, es porque debe haber un gran valor en tu individuo y en tu presencia ... en todos los presentes. Pero te haré saber cualquier reclamo hacia tu actitud y tu comportamiento, aunque de una forma mucho menos agresiva que la que hemos dejado ver en esta disputa sin sentido. Es cierto que jamas estaremos de acuerdo, pues es la voluntad del Todopoderoso Dios-Emperador habernos dado una vida muy distinta, con la cual vemos el universo de perspectivas muy diversas, pero haré todo mi esfuerzo por respetarte, asi como respeto las diferencias con los demas miembros del grupo. La voluntad de la inquisicion es esta y es una voluntad mucho mayor que la mia, por lo tanto la acepto con honor y agrado."

Mantengo mi mano extendida esperando su respuesta.

- Bien, Tauron. Estoy totalmente de acuerdo. Respeto, ya lo dije antes.

Me quedé mirando a Arlan esperando su reacción. Más bien probándole, a ver si seguía con sus juegos mentales o empezaba a ceder al grupo.

Los ojos del psíquico, mecánicos e inexpresivos, oscilaron de la mano al rostro del novicio. Sin mediar palabra, volvió a sentarse correctamente y estrechó firmemente la mano tendida.

- Tervico Veridido, el respeto, como otras muchas cosas en esta vida, debe conquistarse. No es un derecho inalienable con el que nazcamos. Es un bien difícil de conquistar y fácil de perder - sentenció -. Somos un grupo heterogéneo y, algunos de sus miembros, incompatibles en apariencia. Solo renunciando a una parte de nuestra individualidad, podremos llegar a ser una unidad y funcionar como tal. Mi actitud provocadora tenía un objeto claro. Poner en evidencia ciertos defectos. Y los hay. Y exigirá esfuerzo pulirlos. No, Tercio, no necesitamos tanto el respeto como la aceptación. El novicio Tauron - dijo nombrándole por primera vez - no necesita respetarme. Hay aspectos de mi naturaleza que le resultan anitnatura, y seguirá siendo así. Nunca podrá respetar esos elementos. Pero tampoco lo necesitamos. Ni él, ni yo. Basta con que me acepte y confíe en que, llegado el momento, haré lo posible para salvar su culo peludo. Realmente, es muy sencillo. Sabemos qué somos y quiénes somos. ¿Podremos superar nuestras diferencias? Dependerá de nosotros. Y más vale dejarlo claro ahora, a que las tensiones se acumulen y se desborden en el momento menos adecuado poniendo en peligro nuestras vidas y la misión que se nos encomiende.

Mientras la conversación seguía su curso, el joven Guardia de Hierro se dirigió a Lazerus antes de que éste abandonase la estancia.

El tecnosacerdote se giró en redondo, observando con atención nada disimulada a Tercio Veeridio. Lazerus realizó un escueto gesto de asentimiento, lento, respetuoso. Evidentemente el Guardia De Hierro había dado en el clavo, nunca mejor dicho.

[Vivo para servir al Dios Máquina... y al Emperador.] añadió antes de que el novicio Tauron pudiera inmiscuirse por una teórica falta de Fe [Si su voluntad es que calme a los espíritus máquina, entonces no cesaré en tal cometido. Todos vosotros podeis contar con mis servicios en tales menesteres.]

Dicho aquello se giró hacia Arlesha, aún desde la puerta.

[Arbitradora] respondió a la mujer [Mis aptitudes en combate serían más efectivas en distancias largas. Sin embargo, si es tu deseo, practicaré con vosotros para mejorar nuestras aptitudes de colaboración. No puedo ofrecer más que lo que soy. Si no se requiere más mi presencia, me retiraré como era mi intención.]

- Tercio, a secas si no te importa, y el apellido es Veridio, Arlan. - Le corrigió con firmeza, aunque tampoco estaba molesto por esa parte. Continuó. - Y también te equivocas en tu discurso, el respeto es necesario. Aún no sabemos cuál es nuestra misión, ni a qué tendremos que enfrentarnos. No solo tendremos que salvarnos el culo, tendremos que escucharnos y trabajar juntos. Claro que te salvaré el culo, así me deberás un favor. Pero si no te respeto no pensaré que tus ideas puedan ser buenas cuando no las entienda. Ni pensaré que tu vida pueda valer tanto o más que la mía para que me la juegue por ti. Es la diferencia entre que Arlesha acepte que voy a fumar delante de ella cuanto quiera, y que yo respete que no lo soporte y fume solo cuando no esté. - Tercio usó su tono más pedagógico. Sin duda consideraba a Arlan inteligente, pero por otro lado consideraba imposible que un ser maltratado y aislado, al que han tenido que "autorizar", conociera mejor la naturaleza humana que él, que se consideraba a sí mismo un experto del tema, que la había convertido en su forma de vida.

Lazerus intervino, y Tercio asintió y le sonrió como diciendo "Gracias, hermano. Luego hablamos".
 

Respondo al apreton de mano de mi compañero y escucho las palabras de ellos, me siento y agrego:

 - "Es cierto que la cooperacion sin respeto bastaria para trabajar como una unidad, mas no funcionariamos de manera integra y optima si no nos respetamos, como dice Tercio. Si no respeto a mi compañero y sigo creyendome muy superior, no daré un esfuerzo que podria cobrarme la vida por la de él."

Bebo de mi taza de tanna y luego continuo:

 - "Aunque tambien es cierto que nuestras diferencias no permitirán un respeto automatico. Pero si nuestra disposicion esta, nos ganaremos el respeto mutuo mucho mas facilmente que si nos mirasemos con reticencias inconciliables. Espero que superemos nuestras barreras prontamente. La Inquisicion pensé que funcionariamos bien juntos, ¿Quien soy yo para contrariarla?"

Bebo mas tanna hasta completarla en silencio.