Partida Rol por web

ARLAN, ARLESHA:

- No parece haber forma de sacar nada en claro de los prisioneros.

- La mayoría están apáticos y resignados a su destino, y no abren la boca.

- Uno o dos están histéricos y no paran de insistir en su inocencia de forma nerviosa y reiterativa, pero sin aportar datos, argumentos o pruebas.

- "Lo siento, pero no tenemos nada más. Para su futuro profesional, les aconsejo que no se dediquen a amenazar a Furrieles de la Guardia Imperial. Así nunca van a conseguir nada." -

Arlesha se acerca hasta uno de los histéricos. Lo mira fijamente, callada, sin decir palabra, un buen rato. Lo agarra de los dos hombros, zarandeándolo de un lado a otro hasta que consigue que deje de lloriquear y se fije en ella.

-Así no podremos ayudaros. Necesitamos saber que ha pasado aquí para poder defenderos delante de quien os ha sentenciado. Aunque sea para conseguir una muerte rápida e indolora. Haceros un favor, contadnos que ha pasado. Daros una oportunidad.

Escucho el plan de Tercio y le asiento con la cabeza mientras le respondo:

 - "Hagamoslo asi, asi será mas rapido."

Me dirijo a los supervivientes y les hablo con las palabras calidas de un siervo del Dios-Emperador que viene para calmar sus pesares.

 - "Hermanos mios, el unico Dios os bendice con vuestras vidas y su voluntad es que apoyen la causa para limpiar definitivamente este mundo de las inmundicias que atentan contra los hijos del Emperador. Por favor, valerosos hombres, cuentenme sobre lo que han visto ahi abajo y ayuden a este humilde siervo ha barrer este plante de la escoria que lo ensucia."

Intento indagar entre los hombres a ver que cosa averiguo.

- Esto es desesperante - le dijo Itsua a Arlesha con un tono que denotaba su frustarción y enfado -. Estoy tentado de demostrarles lo que es el terror verdadero si no hablan - a pesar de sus inexpresivos ojos mecánicos, la voz de Itsua consiguió trasladar a sus palabras un matiz oscuro y siniestro -. Y apenas nos queda tiempo. Tal vez a ti como arbitradora te hagan más caso. Es eso o recurrir a medios poco ortodoxos y convencionales. Necesitamos toda la información posible y no podemos confiar en que nuestros compañeros puedan conseguirla. Lo más probable es que tengan las mismas dificultades que nosotros para ello. Por el divino emperador que si me concedieran una habitación, una silla y diez minutos a solas con cualquiera de ellos y me sabría hasta el apellido de soltera de sus madres.

ARLAN, ARLESHA:

- Definitivamente, esa gente o no sabe nada de interés, o no quiere hablar, o ambas cosas.

- Cuando se agota el tiempo os alejáis del lugar hacia donde os indican que está el sello de la mina.

TAURON FAITH:

- Hablas con algunos soldados, pero no sacas nada en claro, excepto que ahí abajo hay mutantes y son peligrosos, cosa que ya sabías.

- Te das cuenta de que no vas a averiguar nada nuevo, esta gente apenas comprende lo que vio, y recuerda todavía menos.

- Parece que tanto tú como Tercio habéis perdido media hora de tiempo y ahora tenéis el tiempo justo para llegar al sello de la mina.

Despues de hablar con los soldados, me acerco a Tercio y le comento:

 - "No sacaremos nada nuevo de estos pobres hombres. Mas vale que nos demos prisa en dirigirnos al sello para no retrasarnos. Estos soldados comprender aun menos de lo que recuerdan, asi que no nos darán nada util. Vamonos rapidamente."

Espero su respuesta para partir hacia el sello.

- Cierto... - responde Tercio con un toque de amargura en la voz. - Yo tampoco he sacado nada en claro. Vámonos.

Justo antes de salir, Tercio se da cuenta de algo.

- Tauron, ¿crees que habrán pedido suministros médicos al furriel? Por si acaso...

Tercio vuelve rápidamente a buscar a un enfermero.

- Necesitamos suministros médicos. Esperamos que pueda darnos unos botiquines de campaña.

- "No estamos precisamente sobrados, ni he recibido autorización para suministrarle nada, pero de todos modos..." - El enfermero le entrega a Tercio un Kit Básico de Primeros Auxilios y un pack con 5 jeringuillas estimulantes.

[Le aseguro Furriel, que la hermana no le ha amenazado. Tan sólo ha constatado un hecho.] respondió de nuevo con tono neutro el tecnosacerdote. [Sin embargo ha perdido usted una gran oportunidad de ayudar a la Inquisición. Y eso, amigo mío, no es algo que nadie desee] la voz mecánica del adepto sonaba como una máquina fría y distante, que nada bueno presagiaba.

Lazerus recogió los pertrechos que el furriel había logrado entregarles, y salió de la estancia.

[Vladimir, hermana Scythia, vayámonos. Hoy no podemos perder más tiempo.] dijo a sus compañeros saliendo inmediatamente de la tienda. No había más que decir, y no sacarían nada más de aquel hombrecillo.

La hermana sonrió

- Yo solo cumplo órdenes...me pidieron un informe, y en él constará que no obtuvimos ayuda armamentística alguna. No es una amenaza, es objetividad.

Tomó algunas de las cosas entregadas por el Furriel

- Gracias de todos modos

Y abandonó la estancia tras Lazerus.

Obtengo lo que nos ha dado el soldado y le agradezco en nombre de todo el grupo:

 - "Muchas gracias. La inquisicion le agradece en nombre de todos los siervos del Dios-Emperador por esta ayuda que puede cambiar el curso de nuestra mision. Muchas gracias."

Los guardo y me retiro para ir al sello.

Cuando la Sororita y el Tecnoadepto se hubieron marchado Vladymir miró con cara de circunstancia al Furriel, se encogió de hombros y se atusó el bigote. - Es lo que tiene carecer de entrenamiento militar, no entienden hasta que punto se puede depender de una adecuada linea de suministros. Mis disculpas si el trato de mis compañeros le pareció poco adecuado, no han vivido los azares de la vida militar. - Cuando salió encaró a sus compañeros - El mapa ya nos lo ha dado el Comisario, el resto nos será úti, aunque admito que no nos vendría mal algo de armamento pesado.

- Inútil, todo inútil. Míralos. Observa sus miradas. Sinceramente, incluso si hubieran hablado, dudo que hubieran dicho nada que pudiera ayudarnos. Vámonos. Nuestro tiempo aquí se ha agotado. Será mejor que nos dirijamos al sello. Comprobemos qué han logrado los demás, tanto en información como en material. Ojalá hayan tenido más suerte.

- "Tenga". - Le pasa una bolsa de papel de estrangis. Vladymir ve que contiene cuatro granadas de fragmentación y la guarda discretamente.

- Gracias, enfermero. Vámonos, Tauron.

Al sello.

-Pense que viéndose en las últimas nos hablarían, pero me equivoqué. Cada momento que pasa siento más curiosidad por saber que es lo que pasó, que vieron, para no querer abrir la boca lo más mínimo.

Arlesha camina junto a Itsua, enfadada por no haber obtenido información de quien pensaba que sacarían algo interesante sin muchos problemas.

-El sello, si. Es alentador saber que nos van a enterrar en esa mina, ¿verdad psíquico? -una mirada de reojo al hombre que camina junto a ella con una medio sonrisa irónica la libera un poco de su frustración- Espero que hallan conseguido algo interesantes estos, aunque...tengo mis dudas...

- Reunidos nuevamente los siete, tardáis exactamente treinta minutos en recorrer la distancia que separa el campamento del pie de las montañas en que se encuentra el gran sello que bloquea el paso a la mina Gorgónida.

- Durante la caminata, encontráis más señales de lucha, tierra removida, edificios desmoronados y los restos de maquinarias apenas reconocibles.

- Lazerus busca con la mirada evidencia de la presencia del Mechanicus o servidores, y no ve ninguno, ya que los Mechanicus que sirven en la Guardia Imperial van siempre con el Munitorum, cuya nave de suministro no ha llegado.

- Hace bastante frío en el planeta, y el viento os sopla a vuetro paso, cortante como una cuchilla.

- Al final del trayecto, veis algunos grupos d mineros sentados alrededor de fogatas hechas con estiércol, madera rapiñada e incluso plático, que llenan el aire con vapore venensosos. Todos los mineros tienen una expresión melancólica, y presentan una asombrosa cantidad de defectos y deformaciones, además de numerosas heridas.

Unos minutos antes...

Lazerus, la Hermana Scythia y el vostroyano Vladimir acudieron puntuales a la cita con el resto de miembros del séquito inquisitorial. Sin embargo, por sus caras - o al menos la parte de ella que se le veía al tecnosacerdote-  los otros cuatro compañeros comprendieron que la visita al furriel no había sido demasiado productiva.

Lazerus dejó caer un pesado fardo sobre el húmedo y frío suelo.

[Esto es todo lo que nos han podido falicitar. Parece que no hay nada más hasta que la nave de suministro llegue.] dijo con voz neutra, aunque visiblemente molesto.

Dentro del fardo los compañeros pudieron encontrar un rollo de quince metros de cuerda resistente, cuatro linternas eléctricas, veintiuna raciones de campaña y catorce cantimploras de agua de litro y medio.

[Ni siquiera pudieron darnos armas o munición. El furriel asegura que no dispone de ello]