Partida Rol por web

Dark Heresy: Capítulo Segundo.

Iocanthos: Desesperanza.

Cargando editor
03/12/2013, 08:56
Kurt Brokenbone.

Ignoro deliberadamente al Sandokán éste mientras me dejo llevar por Renata hacia la Catedral.

"Sí -pienso-, es verdad que alguno de estos memos saben usar sus armas. Pero están más perdidos que un bebé flotando en medio de un mar de disformidad. Aquí no sólo se huele la blasfemia y la herejía"

-Se está fraguando una jodida guerra civil -digo en un susurro sin darme cuenta.

Cargando editor
03/12/2013, 17:59
Inquisición.

KURT, RENATA:

- Veis que Kos'ke y sus guerreros llegan al Priorato, donde enseguida llega también el Abad Misionero Skae, que no repara en vosotros. Del Priorato sale la mujer que describió antes Kurt.

- Todos juntos se dirigen hacia la Catedral.

Cargando editor
03/12/2013, 23:52
Renata Canaglia Garibaldi.

-La blasfemia y la herejía son el calificativo a cualquier forma de atentado contra el Emperador. Así pues, si tus sospechas de una guerra civil fueran cierta, estaríamos hablando de lo mismo. Son las ventajas de un sistema donde todo delito se reduce a esos dos términos, osito mío -dijo Renata a Kurt mientras avanzaban-. Mira, se han reunido en el Priorato y se han dado buena prisa en salir. Con Sor Frígida y el Abad Impotente. Y se dirigen a la Catedral. Corramos. Debemos llegar antes que ellos a la posición de Ostrogov e informar.

Cargando editor
04/12/2013, 00:20
Iocanthos: Abad Misionero y Prelado Orland Skae.

Al cabo de un rato, el Abad regresa a la Catedral, acompañado de un grupo de guerreros, uno de ellos sin duda el Caudillo Kos'ke a juzgar por su porte impresionante, indumentaria y armas. Los guerreros escoltan con reverencia a una mujer tocada por un velo, vestida con ondeantes andrajos de tela negros y grises salpicados de cintas carmesíes.

Los guerreros son en total siete, contando al Caudillo, portan gabardinas, mantos con capuchas y piezas desiguales de blindaje decoradas con abalorios. Van armados con sables, cartucheras y armas de fuego, y algunos portan lanzas de pesadas puntas adornadas con tintineantes cuentas y plumas. El Caudillo Kos'ke es un bruto inmenso que lleva bandoleras cruzadas sobre el pecho y repletas de pistolas.

El Abad trata a la mujer y al Caudillo Kos'ke con la deferencia que se da a altos dignatarios.

Tras la comitiva se apresuran corriendo hacia la Catedral Kurt y Renata. Dos de los guerreros reaccionan hostilmente ante ellos, pero uno de los clérigos con casulla blanca los reconoce como parte del grupo del Vidente Aristarchus y detiene las hostilidades antes de que empiecen con gestos conciliadores con ambas manos extendidas, interponiéndose ante las lanzas de los guerreros Ashleen.

Cargando editor
04/12/2013, 06:33
Kurt Brokenbone.

Muy lentamente me desplazo hacia un lado para situar mi cuerpo delante del de Renata. Después dirijo mi atención hacia el Abad.

Buenos días, Abad –digo mientras hago una leve reverencia. Luego miró hacia la tipa del velo y agacho la cabeza en señal de respeto–. Señora.

Dejo asomar mi sonrisa lobuna cuando miro a los ojos del Caudillo, haciendo una nueva reverencia de reconocimiento, ésta claramente genuina:

–Caudillo. Impresionante entrada.

Por último, devuelvo la atención a los tipos de las lanzas y contemplo sus ornamentadas herramientas de muerte con atención durante un par de segundos. Chasqueo la lengua.

–Están bien, no me malinterpretéis... pero la verdad es que no sabría donde ponerlas, así que os doy un par de créditos por ellas. ¿Tres...? Bueno, en cualquier caso, si tenéis algo para fumar podría mejorar el precio por las lanzas.

Cargando editor
04/12/2013, 09:16
Tercio Veridio.

Demasiada pompa para recibir a aquellos tipos, que tenían toda la pinta de ser unos paganos redomados, no creo que en el Yermo se venere demasiado al Emperador. Esa relación entre la Eclesiarquía y las tribus Ashleen de Iocanthos no dejaba de sorprenderme, para mi sólo tenía sentido que se estuvieran liando a tiros todo el día, sobre todo después de conocer aquella opinión de algunas tribus acerca de que el lugar estuviera maldito. Supuse que todo aquello no era más que la herencia de aquella amistad que habían mantenido el abad y el tal Seth.

En cualquier caso, no dejaban de ser un grupo potencialmente peligro, desde luego iban mejor armados que nosotros aunque dudaba seriamente que supieran utilizar sus armas mejor que yo o mis compañeros. Me parecía que se trataba de la típica demostración de poder, "¡Oh! ¡Mirad cuantas armas tengo!¡Muhahaha!", pero a la hora de la verdad... 

" A ver si empieza ya esa dichosa ceremonia... y a ver si termina pronto y podemos dedicarnos a lo que hemos venido" - pensé.

Cargando editor
04/12/2013, 11:32
[RIP] Hermana Scythia.

Una entrada triunfal del Caudillo Kos'ke seguido de una mujer con un velo y muchos guerreros interrumpió los pensamientos de Scythia. Sus oraciones mentales al Emperador se quedaron a la mitad, y no era algo que le gustara. 

Echó un vistazo a los recién llegados y finalmente a Kurt y Renata que entraron corriendo detrás. No eran formas de entrar en un templo como aquél. Menuda falta de respeto. Contuvo una mirada de reproche a sus compañeros y permaneció atenta a los movimientos de los guerreros del Caudillo. Puede que no quisieran causar problemas, pero portar armas al interior de un templo no era algo sensato. Por supuesto el caso de ella y sus compañeros era distinto, ellos eran Acólitos de la Inquisición.

Además Scythia recordó la última vez que estuvo en un lugar de oración sin armas... en aquel entrenamiento. Y no pensaba volver a repetir la experiencia.

Cargando editor
04/12/2013, 12:10
Iocanthos: Abad Misionero y Prelado Orland Skae.

Los guerreros parecen a punto de atacar a Kurt por su insolencia pese a los aspavientos conciliadores del clérigo de la casulla blanca.

El Abad interviene con habilidad, evitando la pelea que mancillaría este lugar tan especial en el día de su consagración. Acomoda a los recién llegados, haciendo que se sienten frente a los "enviados del Sínodo Tarsino" (vosotros). Los guerreros parecen bastante incómodos con este hecho, aunque su Caudillo lo disimula con una máscara de calma fría.

Cargando editor
04/12/2013, 12:15
Vidente Aristarchus.

En el último momento, Aristarchus se cuela discretamente y se sienta junto a los Acólitos.

La música del órgano se intensifica en ese momento, los asistentes elevan sus voces en una plegaria al Dios Emperador, y así da comienzo la ceremonia.

Cargando editor
04/12/2013, 12:20
Iocanthos: Abad Misionero y Prelado Orland Skae.

En el punto álgido de los cánticos rituales, el Abad Skae, haciendo gala de su imperiosa presencia como siervo del Dios Emperador, se dirige hacia el altar flanqueado por los Hermanos Lamark y Severus, que sostienen en alto sendos braseros encendidos. Cesa la música y el Abad comienza su sermón:

- "Hermanos, nos hemos reunido aquí en este día glorioso en que el Dios Emperador de la Humanidad ha dirigido su mirada hacia este mundo tan alejado de Su Trono Dorado. Hoy ha reconocido vuestra profunda fe y ha bendecido nuestra labor.

Sé que os habéis debatido en las tinieblas durante mucho tiempo, creyendo que jamás veríais un nuevo amanecer. ¡Contemplad! ¡Al fin ha llegado, y el día de hoy será recordado por toda la eternidad, porque hoy seremos testigos de un gran milagro!" -

Skae hace una pausa para dejar que sus palabras calen hondo, y en el silencio reinante oís tañer las campanas de alarma de las torres de vigilancia mientras el traqueteo de las armas de fuego y el agudo restallido de disparos láser resuenan alrededor de la catedral.

El Abad mira a su alrededor sorprendido, pero su expresión se endurece al instante. Se gira hacia vosotros y os mira fijamente mientras proclama en voz alta:

- "Pues la sangre es el sacramento del Imperio." -

Notas de juego

Nota: El brasero encendido en llamas es un poderoso símbolo, tanto de la Eclesiarquía como de la propia Inquisición (especialmente para Inquisidores de tendencias Monodominantes, que son los más cercanos y afines a la Eclesiarquía).

Cargando editor
04/12/2013, 13:05
Kurt Brokenbone.

Notas de juego

Sólo aclarar un par de cosas: Kurt no entra corriendo a la Catedral. Puede llegar corriendo al exterior de la Catedral, pero en ningún caso correría hasta el interior.

En segundo lugar, ofrecer mis disculpas: he malinterpretado la descripción del jefe y pensaba que la escena con los guerreros y sus lanzas se producía en el exterior de la Catedral, y no en su interior. Así pues, me gustaría rectificar: dentro de la Catedral me limito a quedar en silencio, hacer el gesto del águila sobre mi pecho, a quedarme con las caras de los tipos de las lanzas y a escuchar.

Cargando editor
04/12/2013, 13:49
[RIP] Hermana Scythia.

- El Emperador nos observa desde su Trono Dorado. Sólo los devotos son llamados a su lado. - dijo Scythia mientras se levantaba como un resorte y miraba hacia la puerta. Disparos láser. ¿Cómo no? Algo o alguien intenta interrumpir tan glorioso día. 

- ¿Quién osa interrumpir los rituales? - preguntó enfurecida. Echando mano de la pistola láser se dirigió hacia la puerta de la catedral para ver qué ocurría en el exterior.

Ignoraba el milagro que iba a producirse, aquél del que hablaba el Abad Skae... pero fuera cual fuera no se produciría si el poblado estaba bajo ataque, y los disparos y las campanas de alarma parecían indicar que así era.

Cargando editor
04/12/2013, 20:22
Sargento Vladymir Ostrogov.

Sabía que su instinto de soldado no le engañaba, y casi se alegró al escuchar los disparos. Lo habría hecho si no fueran disparos, y por tanto, problemas. Fuera lo que fuera, requería su pronta intervención. Desde luego, no era algo que pensara en dejar de lado.

-Nos movemos. Armas a punto, y avanzad con precaución-dijo secamente el vostroyano, empuñando el rifle láser en sus manos y avanzando con paso decidido hacia las puertas. 

Cargando editor
04/12/2013, 21:50
Iocanthos: Caudillo Kos'ke.

¡Desesperanza está siendo atacada! Contrariamente a lo que cabría esperar, parece que no cunde el pánico entre la congregación. Los habitantes de Iocanthos están, lamentablemente, acostumbrados al combate. Sí se escuchan exclamaciones de sorpresa por toda la Catedral.

- "¡A un lado!" - Brama Kos'ke, y los feligreses se apartan rápidamente, despejando un "corredor" para que el caudillo y sus hombres puedan salir de la Catedral.

La Hermana Scythia y el Guardia Ostrogov ya avanzan hacia la puerta, habiendo reaccionado incluso antes que los guerreros Ashleen.

Cargando editor
04/12/2013, 22:09
Renata Canaglia Garibaldi.

La premura para llegar a la Catedral no había sido suficiente para adelantarse a la comitiva del caudillo local. Compuso un gesto de fastidio pero guardó silencio y acabó apoyando una mano en el hombro de Kurt, conminándole a sentarse junto a ella. Tan pronto como se sentaron comenzó el ritual, cargado de las fórmulas que entendía tradicionales, un ritual bruscamente interrumpido por las campanas de las torres de vigilancia y el sonido de las armas disparándose en las inmediaciones.

Bigotitos y Sor Frígida reaccionaron de inmediato al nada sutil mensaje del Abad Skae. Un mandato había sido proferido en un críptico mensaje que aquellos dos habían interpretado de forma inmediata y que Ostrogov había traducido mediante una seca orden. Era su turno. Suspiró, sintiendo en su carne el mordisco de la violencia contenida y que pronto sería vertida.

Se puso inmediatamente en pie, extrajo sus armas y se dispuso a seguirlos de inmediato.

-Osito, es hora de trabajar.

Cargando editor
05/12/2013, 00:11
Sacerdote Tauron Faith.

La ceremonia comienza y los cánticos se dejan sonar por toda la estructura. Nunca he sido un buen cantante, pues mi oficio desde pequeño en la iglesia de Veneris fue encargarme de los oficios de copista, no de los coros. Aun así, intento seguirlos en voz baja para no desentonar, pero manteniendo todo el respeto para una celebración tan importante como esta.

Lamentablemente algo interrumpe esta hermosa consagración: Son ruidos de disparos. Una batalla parece comenzar pues alguien parece atacar Desesperanza desde el exterior sin ningún miramiento.

 - "¿Quien osa interrumpir la consagración de esta catedral a la gloria del Dios-Emperador y San Drusus?"

Vladymir da órdenes y algunos de los Ashleen también salen de la Catedral. Saco mi revólver y salgo detrás del grupo para ocuparme de lo que sea que está poniendo en peligro este sagrado oficio.

Cargando editor
05/12/2013, 00:53
Kurt Brokenbone.

En cuanto comienza el ulular de las sirenas empuño mi arma, levantándome. Veo cómo todos se dirigen apresuradamente hacia la puerta, y en cuanto Renata hace lo propio le sigo al instante.

Antes de abandonar la Catedral desvío la mirada hacia atrás, fijándola durante unos instantes sobre la misteriosa mujer embozada que al parecer va a quedar allí dentro en compañía de unos cuantos religiosos. Siento un escalofrío; para disiparlo descuelgo la escopeta y entrelazo la cinta con mi antebrazo derecho.

"No me gusta", pienso.

Pero un segundo después estoy en el exterior aguardando órdenes de mi Ama.

Cargando editor
05/12/2013, 13:25
Tercio Veridio.

¡Estaban atacando el asentamiento! ¡Y de qué manera! Por el ruido de las armas había todo un ejército a las puertas, aunque en cierto modo la gente no parecía muy sorprendida, como si ya esperaran que ocurriera algo así. Eso me hizo pensar en lo que había escuchado en la Clota Llorona acerca de ese tal Seth la Voz.

En cualquier caso, los hombres se movilizaban y la batalla era inminente. Desenfundé mi rifle automático y seguí a paso ligero a Vladymir y al resto.

Cargando editor
05/12/2013, 15:22
Iocanthos: Voceadores Fanáticos.

Una vez en el exterior, la situación privilegiada de la catedral sobre el asentamiento os proporciona una amplia vista de Desesperanza, y podéis comprobar qué es lo que está pasando.

Un humeante vehículo de gran tamaño provisto de un ancho espolón frontal de hierro ha embestido las puertas principales del asentamiento, arrancándolas de sus goznes y empotrándose contra ellas en el proceso.

Al menos treinta guerreros de aspecto desaliñado con tiras de tela amarilla atadas a distintas partes de sus cuerpos corren hacia el pueblo, disparando y acuchillando a todo lo que se mueve. Varias tiendas de campaña son ya pasto de las llamas.

Cargando editor
28/01/2014, 00:00
Sacerdote Tauron Faith.

De un momento a otro el caos se transforma en el señor absoluto de Desesperanza: Fuego, disparos y muerte llenan el lugar y se esparce el miedo como un reguero de pólvora. Desde dentro de la catedral, nos llegan como rumores, pero rápidamente salgo de ella para contemplar el dantesco escenario que consiste en una fuerza invasora que derriba las puertas del asentamiento para ingresar a causar destrucción. Un gran vehículo blindado y más de treinta atacantes son los ahora encargados de asesinar y destruir todo a su paso en nombre de alguna herejía que no tiene perdón. Este debía ser un día de paz y armonía en la que se debía adorar al Dios-Emperador y a su santo local, pero se ha transformado por obra de herejes en una danza de miedo y asesinatos.

Intento correr hacía el enemigo pero mis heridas evitan que tenga el control completo de mis movimientos, por lo que choco con un lugareño que corre despavorido sin dirección alguna. Ambos caemos al suelo pero el tipo rápidamente vuelve a ponerse de pie para desaparecer entre la muchedumbre. Intento ponerme de pie, pero el dolor me afecta completamente y las heridas aun no sanadas del todo me causan un dolor paralizante en las piernas. Logro ponerme de pie con gran dificultad y a duras penas consigo caminar.

Con mi revólver en la mano, camino para situarme en alguna posición propicia para disparar a los atacantes, pero la estampida de gente, tanto los lugareños huyendo como los defensores avanzando hacia el enemigo, me hacen imposible encontrar de manera veloz un buen sitio de tiro. Camino detrás de mis compañeros quienes ya comienzan a tomar posiciones más tácticas y así es como finalmente encuentro el lugar desde el cual tengo una línea de tiro despejada en medio de tanto desorden.

Apunto a uno de los enemigos y efectúo un disparo intentando ser cuidadoso, pero el caos a mi alrededor es enorme y mi tiro sale desviado cuando personas se cruzan frente a mí. Avanzo hacia el sur y disparo nuevamente, pero esta vez el movimiento hace que falle nuevamente. Afirmo el revólver con las dos manos y apunto, pero los enemigos se mueven antes de que apriete el gatillo, lo que hace que dispare al vacío.

Comienzo a desesperarme pues solo he fallado mis disparos. Apunto a otros enemigos y fallo nuevamente. Veo a otro enemigo y este si tiene una línea de tiro directa, por lo que apunto contra él y disparo. El tiro se impacta directamente el el cuerpo de mi enemigo, pero eso no parece detenerlo. Aun así, sé que estoy aportando al derramar la sangre de los herejes que atacan este lugar sagrado en un momento tan preciado por la Fe.

Mi revólver ha quedado vacío, por lo que camino hacía el sur mientras enfundo el arma. Saco mi segundo revólver, lleno de munición lista para impartir justicia. Apunto hacia un nuevo enemigo, pero el casquillo está defectuoso, por lo que el disparo no sale. Por suerte no ha encasquillado mi arma, por lo que el tambor gira para dejarlo atrás. Veo a un enemigo herido por Tercio y avanzo hacia él decidido a acabarlo. Mi cojera parece desaparecer por un instante antes de apretar el gatillo y ver como el enemigo cae muerte al instante.

El humo aún sale de mi arma con un cadáver al frente cuando veo al líder de los enemigos. Avanzo hacia él mientras le apunto con mi arma y disparo. Mi bala se entierra en su brazo desprotegido, lo que le hace quejarse, mas no caer muerto. Vuelvo a apuntar contra él pero una ráfaga de viento abrasador proveniente de los incendios me golpea en el rostro y me obliga a parpadear en el momento del disparo, lo que hace que falle.

Kos'ke y sus guerreros matan al líder enemigo, por lo que desvío la mira de mi arma hacía un nuevo oponente. Me subo en las escalinatas de la catedral y apunto en línea recta a uno de los últimos herejes en pie. Aprieto el gatillo y veo como un agujero aparece en un brazo del enemigo, justo antes de que un escopetazo del Hermano Severus le mate.

La batalla ha terminado y los invasores han sido exterminados. Comienzo a recargar mis armas sin esperar pues no sé si es la primera de varias olas de atacantes, por lo que siempre debo estar listo. Miro a mi alrededor desde la altura para asegurarme de que no vengan más enemigos hasta donde alcanza mi visión, pero de momento parece despejado.

"La lucha ha acabado y hemos vencido gracias a la luz del Dios-Emperador. ¡Alabado sea en su infinita gloria protectora de los fieles y purificadora de los impuros! ¡Que su fuego destructor descienda sobre las almas corrompidas y las libere de sus prisiones de carne inmunda!"

Continúo recargando mis armas mientras espero instrucciones del Vostroyano, quien es nuestro líder en esta misión.