Partida Rol por web

"Disparar primero y preguntar después"

Esa es la única regla que no debes olvidar en un mundo colmena, aprendelo rápido y vivirás. Así es que en cuanto supe que no tenía ni idea de dónde estábamos y aquellos tipos empezaron a rodearnos no dudé ni un instante en sacar mi arma y empezar a disparar. Esa escoria no entiende otra cosa que no sea el sonido de los disparos, hablar no sirve de nada, son ellos o tú.

"¡Al fin algo de acción!" - pensé mientras sacaba el rifle automático y buscaba un objetivo.

Otra regla importante es que muchos de estos desgraciados siguen a un tipo que, o bien tiene dinero suficiente para pagarles, o bien es mucho más fuerte que ellos y, por tanto, merece su respeto, adoración y todo eso. Enseguida distinguí al que parecía el líder y decidí jugármelo todo a una carta ¡Me encanta hacer eso! Parecía probable que acabar con él minaría la moral del resto y el combate terminaría pronto y con buen resultado, así que le apunté y le pegué un tiro en la cabeza.

- Apúntate un tanto, Tercio - susurré al ver el resultado de aquel magnífico disparo.

Era difícil saber exactamente dónde le había dado porque la cabeza de aquel tipo estaba llena de sangre, y aunque se mantuvo en pie no le sirvió de mucho. El bueno de Itsua comenzó a hacer de las suyas, manejando aquel extraño poder que caracterizaba a los psíquicos.... cuanto misterio encerrado en el interior de una sola persona, es intrigante, desde luego. Por supuesto, hice caso de su advertencia de no mirarle, pero pude ver el resultado de sus acciones en las débiles mentes de aquellos desgraciados.

Casi me rio a carcajadas cuando el jefe le pegó un tiro a su compinche. Otros se tiraron al suelo gimiendo y rogando por su vida, como si acabaran de ver la encarnación del mal en persona... apuesto a que alguno que otro se lo hizo en los pantalones. Con aquel panorama lo mejor era terminar cuanto antes, el edificio de la autoridad portuaria estaba demasiado cerca de allí.

- Acabemos con esto - dije, justo antes de avanzar hacia el jefe.

De una rápida zancada me situé más cerca del líder y lo abatí de un tiro en el pecho. El tipo que estaba a su lado ni siquiera reaccionó ante eso, estaba demasiado ocupado intentando comprender lo que ocurría a su alrededor. Su confusión me dejó tiempo para volver a disparar, pero Xerxes nos advirtió de lo que ya sabía: había que irse rápido.

Dejé a aquel pobre infeliz quue hiciera lo que quisiera, por suerte para él su cerebro aún le funcionaba y decidió que lo mejor era correr. Al llegar junto a Xerxes vi cómo Vladymir se comportaba de manera extraña. Al principio pensé que estaba borracho o algo así, pero creo que me equivocaba. La mayor parte de la escoria había sido exterminada por el resto y los que habían conseguido sobrevivir ya no eran más que ratas huyendo entre los callejones.

- ¡Venga, venga! ¡Basta de charla! Es hora de salir pitando - devolví el rifle a su lugar y eché a correr, la dirección no era lo más importante, lo importante era que no nos encontraran.

- El grupo se aleja de los callejones ensangrentados, momentos antes de la llegada de un grupo de agentes de la ley con abrigos grises, cascos y fusiles automáticos.

- Poco después, la célula inquisitorial está de nuevo en las abigarradas pasarelas llenas de vagabundos.

- Xerxes y Arlan están totalmente desorientados, y a punto están varias veces de caer al mar desde una pasarela sin barandilla o desde un puente colgante.

- Finalmente, Tercio localiza un lugar que parece seguro para descansar un rato y conseguir que el Vostroyano se recupere de la impresión sufrida.

EL EMPORIO DE LOS PLACERES EFIMEROS DE VETO:

- Entráis en un amplio y sórdido local que seguramente sea el mayor antro de juego y bebidas de toda la Sentina.

- El interior está lleno de humo y consiste en varias salas distribuidas sin ton ni son, conectadas por pasarelas y provistas de docenas de reservados colgantes en los que se reúnen los clientes más refinados.

- Para que os dejen estar aquí hay que consumir: la cerveza de sierpe local está a 1 Trono por cabeza.

- Tras la barra principal está el propio Veto, el propietario del local. Es un anciano arrugado con la mirada perdida y los ojos desorbitados.

- En una mesa en un rincón está sentada una mujer con terribles cicatrices.

- Tercio hace además un hallazgo espectacular: un desvencijado expendedor crediticio que parece estar en funcionamiento. Debe ser uno de los pocos que hay en todo el planeta. Todos tenéis cuentas bancarias asociadas a vuestros Cognomen, y en mundos algo más avanzados se puede pagar con ellas. En un mundo atrasado lo normal es que sólo acepten efectivo: Tronos de oro.

El camino por los sucios callejones de aquel intento de colmena no es del todo agradable, sobre todo porque estoy completamente perdido y no tengo ni idea de a donde ir. Es un lugar confuso, aunque similar a zonas donde viví de joven, he perdido el toque y ahora me siento más cómodo en las lujosas recámaras de edificios corporativos. Ahora avanzo entre suciedad mientras espero que no manche permanentemente mis zapatos cuando noto como nos cierra el paso un montón de escoria. Son criminales de poca monta, nada profesional, nada distinguido. De seguro que han visto en nosotros una presa fácil para dinero, especies y diversión viendo sangrar a los idiotas de turno. Sonrío en mi interior por su equivocación y cuando ellos aun están apuntando sus armas, saco mi pistola oculta y la disparo hacía el más cercano.

El suave zumbido del láser saliendo del arma y volando por el espacio me relaja, pero mi trayectoria fue fallida y mi tiro se desvía hasta impactar en una pared detrás de mis enemigos. No tiene importancia, pues si fallar una vez fuese terrible, todos en el Imperium se habrían suicidado de niños.

Un grito a mi espalda dice que no debo mirar. La curiosidad me mata, pero hago caso de sus palabras y pronto siento esa sensación de la disformidad a mis espaldas. Las voces vuelven a susurrar a mis oídos, prometiéndome poderes y placeres más allá de mis sentidos, y de la misma forma como hago siempre lo me hablan... las ignoro. Los tipejos estos son aun más miserables de lo que esperaba y el tipo al que disparé huye a los pocos segundos. Giro sobre mis talones en un rápido movimiento y disparo contra el que reconozco como el líder, fallando también:

"Creo que hoy ando distraído. Debe ser el aire húmedo."

Saco mi espada de mi cinto por estos miserables siquiera merecen las energía que gasta mi arma en producir el láser. Tercio acaba con el líder de un impecable tiro en el pecho, poco elegante pero muy efectivo. Giro hacía otro de los enemigos que parece no apto para el combate y cargo con mi espada para herirle, causando un leve rasguño en su brazo. Finalmente Intius, a mi lado, le mata con su garrote.

Miro alrededor y ya no quedan maleantes que deseen morir, pues los únicos que aun conservan su vida han huido como las ratas que son. Guardo mis armas y me dispongo a abrir mi maletín para tener más preparado mi mejor arma cuando pienso que tardaré demasiado y que no es conveniente, después de una matanza como esta, llevar un arma casi exclusiva para asesinos. Demasiadas preguntas para una identidad que ocultar.

Declino de mi primer impulso y registro al tipo, sacándole todo lo que tiene excepto un feo cuchillo de mala calidad. Tomo todas las cosas y corro rápidamente detrás de mis compañeros que ya se han marchado a refugiarse del caos que provocará nuestra pequeña e involuntaria escaramuza.

Lográis encontrar un hueco para sentaros bajo el estridente fulgor rojo de las luces de emergencia.

Es el propio Veto quien os atiende:

- "¿Qué van a tomar? Les recomiendo la cerveza de sierpe local." -

Todo había acabado. Apenas unos segundos de pelea tras una inoportuna emboscada y ahora estaban en aquel tugurio perdido de la mano del Emperador. Peroalgo bueno había salido de todo aquello. Una nueva arma que debería revisar, munición, dinero... y la consciencia de que el grupo podía enfrentarse al menos a unos matones portuarios. Solo Vladymir había salido malparado y era fruto de su propia inconsciencia por no hacer caso de las advertencias de un psíquico. Ya había peleado juntos antes, ya le había visto ejercer su poder, ¿por qué infernales criaturas del caos había tenido que dirigir su mirada hacia él? Fuera como fuera, estaban a buen resguardo, si es que el lugar podía ser considerado como un refugio conveniente.

Se acercó a la barra cuando el tabernero les habló.

-Ponme una de esas cervezas y una infusión de tanna. Fría la primera, caliente la segunda -dijo antes de volverse hacia Vladymir-. Espero que esta cerveza te devuelva el sentido común o por lo menos el oído. La próxima vez, haz caso de lo que digo.

El Viejo Veto no tarda apenas nada en servir una taza de tanna caliente y una jarra del espumoso brebaje local. También un cuenco de cortezas de cerdo del pantano, cortesía de la casa.

El viejo se cobra dos Tronos de Arlan Hex.

Habían llegado a un buen sitio, o al menos eso le parecía a Intius. Necesitaban un sitio donde reponerse de lo ocurrido tranquilamente y sobre todo donde recuperar el estado de ánimo de Vladymir.

Una buena bebida seguro que lo pone de nuevo a tono.

Cuando el dueño del local, o al menos eso le pareció a Intius, se acercó a pedir Intius no se lo pensó.

-Pues seguiremos su recomendación. Dijo con una sonrisa afable. Traiga una para mi y otra para mi amigo.

No se atrevió a pedir por el resto pues no sabía si querrían beber algo, o simplemente preferirían beber otra cosa. Además tenía otra urgencia que cubrir primero. No tenía ni un puñetero trono encima para pagar, así que tendría que ir al expendedor crediticio que había encontrado Tercio y sacar dinero. No tenía ni idea que sería aquella bebida que les habían ofrecido, pero al fin y al cabo todas servían para lo mismo, no se iba a morir por probarla.

Espero que hayan metido algo en mi cuenta como prometieron hacer.

Sería muy embarazoso encontrarse sin dinero. En la cárcel no lo había necesitado, pero afuera si que tendría que usarlo. Esperaba que su familia hubiera hecho las gestiones oportunas para volver a ingresarle sus rentas y depositado un pequeño fondo con carácter urgente.

-Esperad aquí junto a Vladymir, necesito sacar dinero.

Se dirigió al expendedor y comenzó a teclear los números y claves necesarias para acceder a su cuenta. Respiró con alivio al comprobar que había algo de dinero, así que lo sacó todo, no sabía cuanto necesitaría ni cuanto había cambiado el nivel de vida en los últimos 15 años.

No se si tengo una fortuna o una miseria, supongo que en breve lo comprobaré.

A Intius no le parecía demasiado dinero, así que esperaba que fuera suficiente para sus gastos hasta que le ingresaran sus rentas familiares. Nadie había hablado de reembolsarle las rentas perdidas durante 15 años, parecía que la exculpación no incluía esa parte, ni por parte de su familia ni por parte de su antiguo trabajo. Aún así Intius se sentía satisfecho, no necesitaba el dinero mientras pudiera servir con eficacia al Emperador, ese era su único deseo. Quizá el pudiera hacer con su misión lo que su familia no podía hacer con todo el dinero que tenían.
Llegó de nuevo junto a sus compañeros, todavía excitado por la adrenalina de la pelea, aunque con ganas de preguntar muchas cosas, sobre todo a Itsua y lo que había hecho allí afuera. Por supuesto no era el lugar adecuado.

-Bien, creo que este será un buen sitio para conseguir información.

ARLAN HEX:

- Puedes hacer una tirada oculta de Carisma +0 o de Indagar -10.

- Te descuento a ti 2 Tronos, si luego quieres cobrarle uno a Vladymir, ya es cosa vuestra.

- Te queda 1 Trono en efectivo.

- Aparte en tu cuenta bancaria tienes 442 Tronos, pero en este mundo en general sólo aceptan el pago en metálico. En este local hay una de las poquísimas máquinas expendedoras bancarias que vas a encontrar en Acreage.

- Varnias saca dinero de la máquina expendedora bancaria y paga dos cervezas de sierpe local, una para él y otra para Vladymir, que sigue estando un tanto alelado.

VARNIAS:

- Ahora tienes 136 Tronos de oro en efectivo. Has pagado dos por las dos cervezas, por lo que no parece que te vaya a durar mucho esta cantidad de dinero. Esperas que haya suficiente para toda la misión.

- Tirada oculta y secreta de Carisma +0 o de Indagar -10.

Cuando Intius sacó dinero, se dispuso a hacer lo propio, pero algo lo refrenó en el último momento.

-¿Será seguro hacerlo? Quiero decir, ¿no pondrá nuestra cobertura en peligro usar el expendedor crediticio? -susurró al resto del grupo.

Era una buena sugerencia, pero para Intius llegaba demasiado tarde...

-Espero que no, yo necesitaba el dinero, no se vosotros, pero yo no llevaba nada encima.

Demasiado tarde se dio cuenta de que quizás Itsua tenía razón, pero ya nada podía hacer. Quizá pudieran apañarse con el dinero que él había sacado solamente si es que el resto no llevaba nada encima, aunque dudaba que fuera suficiente para mucho.