Tan solo había bajado la ventanilla al ver que nuestra particular diplomática se apeaba del otro vehículo y entablaba conversación con el nativo; de momento me conformaba con escuchar.
La respuesta que dió el hombre a Halcón me dio qué pensar. Aparentemente no parecía mas que otro nativo ignorante y temeroso de las típicas superticiones locales como en cualquier otro pueblo de cualquier otra parte del mundo; pero teniendo las bases que nosotros teníamos sobre lo que habiamos investigado... la duda, la lucha interna de lo científico contra lo paranormal volvía a aflorar como había estado haciendo desde que empecé a trabajar para el Instituto Hoffman.
Suspiré profundamente -Lo tendremos en cuenta- dije elevando el tono tratando de no parecer descortes a modo de gracias y despedida. Metí la primera y levanté suavente el embrague hasta que la furgoneta comenzó un lento avance -Aprovechemos entonces el día- con tono conformista mientras hacia un gesto con la mano de "hasta luego" al extraño.
A pesar que su interlocutor ha perdido la sonrisa, Gabrielle por reflejo mantiene la suya. De hecho, lo sigue haciendo incluso luego de que Halcón deleitase los oídos de todos con las coplas de poesía básica sobre intoxicaciones por elementos de la tabla periódica. Mira al hombre, e improvisa una mirada de disculpa por lo que acaba de escuchar. Una de esas miradas cómplices que suelen despertar simpatías, abrir las puertas, y generar en la gente un recuerdo a fuego de la persona que se las ha dedicado.
- Le agradecemos su voluntad, señor. No podemos dejar de ir, lamentablemente, pero intentaremos no hacerlo de noche.
Le hace un gesto de despedida, cortés como el de Will, dejando unos segundos de silencio en el aire por si el hombre quiere decir algo más, un recuerdo de último momento. Luego vuelve a su camioneta, donde Drago continúa encerrado en su mutismo, y toma su lugar como acompañante. Le mira por un momento, y sonríe suavemente.
- Aparentemente, el único consejo que nos pueden dar quienes estuvieron allí es nunca entrar. Sabio parecer.
Director, no logré entender si lo que dice el extraño es que pueden seguir con las camionetas por ese camino o tienen que ir a pie. He seguido la interpretación de Will.
Asqueado, se enciende un cigarro, chasqueando fugazmente un zippo en su mano. Da una larga calada mientras sacude la cabeza, de vuelta al vehículo.
- Carajo, estoy asustado de verdad... - Suelta el humo, escupiendo después a un lado, tras su sarcasmo. - Todo esto se arreglaba mucho mas rápido con una rocidada de napalm y de paso a tomar por culo la puta jungla.
Pueden seguir adelante en la camioneta... XD
Durante el viaje me mantengo callada, como casi todos nosotros. De momento somos unos completos desconocidos que no tenemos la virtud de empezar a hablar desde el minuto uno. Me quedo embobada mirando el paisaje, de momento no quiero pensar en la misión porque no me quiero preguntar por qué estoy yo aqui y no en mi querido laboratorio de 5ª generación.
Al llegar a una especie de cabaña nos bajamos a tomar un poco el aire fresco y un extraño nos da unas cuantas instrucciones. Sin decir ni pio me vuelvo a subir al auto, asi que solos a la aventura, no? yuju! vamos de acampada, digo para mi misma en tono irónico. Al menos tenemos amigas que no nos abandonan, digo mirando a mi arma que llevo en la cintura.