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[D&D 3.5] La Torre de las Almas Perdidas 2: El Plano de la L

Capítulo 15. La Pista Sobre Mork-Dar.

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05/04/2018, 17:12
Director

Los guardias se sorprendieron ante la facilidad de aquel enorme miembro de la raza enana para hablar en su idioma nativo. Satisfechos ante aquel hecho parecieron relajarse un tanto. Algo sorprendidos ante su útlima afirmación antes de la pregunta se miraron el uno al otro para acto seguido dedicarle una mirada a Iirag acompañada de una sonrisa.

- La aldea está abierta a todo viajero que no desee ningún mal para nosotros. – Habló finalmente el más veterano.

- Puedo recomendaros una posada. – Dijo el más joven. – La Herradura está en el centro de la aldea. No encontrareis otra mejor, pues es la única que tenemos aquí. – Sonrió ante su propia broma.

Ante las facilidades para acceder a la aldea, ni Iirag ni Borg pusieron objeción alguna y se encaminaron en dirección al centro, pues el enano le comunicó a su compañero que la única posada de la aldea, la Herradura, estaba en esa dirección. Se trataba de un pueblo de casas bajas de madera con tejados de pizarra. Las paredes de prácticamente todos los edificios estaban húmedas y cubiertas por musgo al menos de forma parcial debido a la extrema climatología de la zona.

Las calles estaban poco transitadas, no obstante parecía evidente que la mayor parte de las viviendas estaban habitadas, pues las humeantes chimeneas eran una constante allí por donde mirasen. A través de las ventanas de las casas se veía a alguno de los aldeanos haciendo labores del hogar y de alguna que otra surgía un aroma a comida que alimentaba a través del olfato.

Una vez se encontraron en el centro de la aldea, una plaza redonda y adoquinada se abrió paso ante ellos. En el centro de la misma se erigía una estatua a tamaño natural. Se trataba de un hombre vestido con armadura y un casco de guerra que alzaba una espada hacia el cielo mientras sonreía a través de su espesa barba.

Un pequeño templo dedicado a la Cierva Dorada se alzaba frente a ellos y un amplio caserón con dos alturas y un sinfín de ventanales sin duda alguna hacía las veces de ayuntamiento. Entre otras edificaciones que completaban la plaza sobresalía una de ellas, también de dos pisos, la cual estaba presidida por un cartel de madera que pendía sobre la puerta y que mostraba la imagen de una herradura.

A diferencia del resto de la aldea, la concurrencia de personas en la plaza era mucho más notoria. Una serie de niños y niñas, no menos de una docena, se encontraban jugando a juegos de persecución mientras estaban vigilados por dos señoras vestidas de forma humilde, con raídos vestidos y un delantal portando el pelo recogido en un moño. Un mendigo parecía estar pidiendo en los escalones del Ayuntamiento, mientras hombres y mujeres vestidos con abrigos y gorros de pieles iban y venían de lado a lado. Junto a la entrada de la posada, junto a una barrica de vino se encontraban dos fanfarrones mal vestidos y con apariencia etílica degustando dos jarras de cerveza. Por último, un hombre vestido con una túnica blanca y una corona de madera que simulaba unas astas de ciervo se encontraba frente al templo barriendo su entrada.

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05/04/2018, 17:18
Director

Los guardias se sorprendieron ante la facilidad de aquel enorme miembro de la raza enana para hablar en su idioma nativo. Satisfechos ante aquel hecho parecieron relajarse un tanto. Algo sorprendidos ante su útlima afirmación antes de la pregunta se miraron el uno al otro para acto seguido dedicarle una mirada a Iirag acompañada de una sonrisa.

- Ela vila o opreta gli caminio che nio volte mol-noi. – Habló finalmente el más veterano.

- Tropo recomiente nha turata. – Dijo el más joven. – Nha Clavicie est ne unmi-vila. Noi afanyate ori meglio, est noi more da. – Sonrió ante su propia broma.

Ante las facilidades para acceder a la aldea, ni Iirag ni Borg pusieron objeción alguna y se encaminaron en dirección al centro, pues el enano le comunicó a su compañero que la única posada de la aldea, la Herradura, estaba en esa dirección. Se trataba de un pueblo de casas bajas de madera con tejados de pizarra. Las paredes de prácticamente todos los edificios estaban húmedas y cubiertas por musgo al menos de forma parcial debido a la extrema climatología de la zona.

Las calles estaban poco transitadas, no obstante parecía evidente que la mayor parte de las viviendas estaban habitadas, pues las humeantes chimeneas eran una constante allí por donde mirasen. A través de las ventanas de las casas se veía a alguno de los aldeanos haciendo labores del hogar y de alguna que otra surgía un aroma a comida que alimentaba a través del olfato.

Una vez se encontraron en el centro de la aldea, una plaza redonda y adoquinada se abrió paso ante ellos. En el centro de la misma se erigía una estatua a tamaño natural. Se trataba de un hombre vestido con armadura y un casco de guerra que alzaba una espada hacia el cielo mientras sonreía a través de su espesa barba.

Un pequeño templo dedicado a la Cierva Dorada se alzaba frente a ellos y un amplio caserón con dos alturas y un sinfín de ventanales sin duda alguna hacía las veces de ayuntamiento. Entre otras edificaciones que completaban la plaza sobresalía una de ellas, también de dos pisos, la cual estaba presidida por un cartel de madera que pendía sobre la puerta y que mostraba la imagen de una herradura.

A diferencia del resto de la aldea, la concurrencia de personas en la plaza era mucho más notoria. Una serie de niños y niñas, no menos de una docena, se encontraban jugando a juegos de persecución mientras estaban vigilados por dos señoras vestidas de forma humilde, con raídos vestidos y un delantal portando el pelo recogido en un moño. Un mendigo parecía estar pidiendo en los escalones del Ayuntamiento, mientras hombres y mujeres vestidos con abrigos y gorros de pieles iban y venían de lado a lado. Junto a la entrada de la posada, junto a una barrica de vino se encontraban dos fanfarrones mal vestidos y con apariencia etílica degustando dos jarras de cerveza. Por último, un hombre vestido con una túnica blanca y una corona de madera que simulaba unas astas de ciervo se encontraba frente al templo barriendo su entrada.

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05/04/2018, 17:22
Director

Notas de juego

Podéis ir directamente a la posada o preguntar, interactuar con los tipos que hay en la plaza o bien ir a cualquier otro sitio.

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07/04/2018, 13:05
Iirag Throrson

Notas de juego

Mierda, eso me pasa por estar enfermo. Buscamos a alguien, y que mas?

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07/04/2018, 13:33
Director

Notas de juego

- Me parece correcto. – Habló de pronto Neegor. – Veo que usas la cabeza Iirag. No creo que os pongan en demasiados apuros allí dentro. Tratad de no ser demasiado rudos, pero tampoco demostréis ser unas mujerzuelas.

El enano pisoteó lo que quedaba del dibujo que el vovit había trazado en el firme terroso mientras mostraba una descarada sonrisa. Nigrith le miró con desaprobación, pero al fin y al cabo ya conocía en sus propias carnes de lo que aquel brabucón era capaz. Tampoco trató de decir nada, pues no iban a entenderle de todos modos.

- Buscamos a dos hombres, Iirag. – Se dirigió al hombretón del norte antes de que emprendiera la marcha hacia el poblado. – ¿Supongo que no pretendías partir sin saber a quién buscamos, no? Uno es un guerrero capaz y el otro es una alimaña. El guerrero es un hombre de piel oscura, porta barba y cabellos negros ondulados. Es casi tan alto como tú, pero bastante más apuesto. Responde al nombre de Mork-dar. La alimaña se llama Gladys Thety. Es un hombre de cabello grasiento y repeinado. De mirada oscura y cejijunto. Suele llevar bigote frondoso y luce un cuello alto con obertura delantera… al menos siempre le he visto vestir así.

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14/04/2018, 19:38
Iirag Throrson

Notas de juego

Perdon he tenido una semana rara. Pero les buscamos y que hacemos, los matamos? Los traemos? simplemente los encontramos y volvemos a avisar??

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14/04/2018, 19:55
Director

Notas de juego

Matar no creo que sea buena idea!! Las otras opciones me parecen mejor.

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16/04/2018, 12:24
Borg Piealto

Notas de juego

A mi me gustaría empezar tanteando un poco el terreno, ver un poco la distribución, la actitud y las fuerzas del pueblo.

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16/04/2018, 18:41
Director

Notas de juego

Adelante entonces, sois libres de actuar como queráis!

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17/04/2018, 20:10
Iirag Throrson

Al joven vovit le disgusto desconocer aquel absurdo idioma, tomo buena nota de preguntar al enano de que idioma se trataba, mas adelante. ¿Quien sabe? En un futuro pueden ser mis lacayos

Como ninguno se dirigió a él para decirle nada, entró al pueblo echando un vistazo disimulado a las defensas, intentando conseguir el máximo posible de información sobre los guardias, cantidad y calidad. Despues echo un vistazo a la plaza y calles cercanas con la esperanza de encontrar a aquellos dos.

Echo un vistazo a Borg para ver si tenia algún plan, sino, posiblemente iría al único sitio de aquel lugar donde, seguramente, la gente querría estar, la posada. Se preguntó si alguno de esos lugareños serian fácil de amedentrar o si alguno de esos niños soportarían bien el dolor. Echó a su vez una ciertamente lasciva mirada a una de las muchachas mas creciditas, llevaba mucho sin fornicar.

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18/04/2018, 16:23
Borg Piealto

Una vez dentro Borg empezó a observar su alrededor tratando de no elevar ninguna sospecha. Lo primero que analizo fueron los soldados y ciudadanos que habitaban en el poblado, quería hacerse a la idea del numero y la fuerza que podrían llegar a tener. A continuación se fijo en el terreno y estructuras del poblado, buscando las zonas que podrían darles ventaja y aquellas que debían evitar en caso de pelea. Trato de buscar y memorizar la ruta de escape mas segura que pudiera ver y los puntos ciegos que podían aprovechar poder irse con el sujeto a secuestrar sin llamar la atención.

- Deberíamos hablar con los habitantes un poco, después de todo en los pueblos como estos los cotilleos suelen ser los mayores temas de conversación. Puede que obtengamos información sobre los hombres que buscamos sin tener que preguntar. - Le dijo Iirag mientras mantenía una amable pero falsa sonrisa en su rostro. - Y cambia esa mirada de tu cara si no quieres saquen sus armas antes de que siquiera tengamos tiempo de empezar a buscar. Jasotts -

 

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19/04/2018, 20:35
Director

Se trataba de un pueblo no demasiado grande en el que no vivirían más de trescientas almas. Casi todos los habitantes eran de la raza humana, aunque pudieron apreciar algún mediano e incluso a un enano. Como era de esperar, a su paso les miraban con curiosidad, pues en una aldea de aquel tamaño, todo viajero era fuente de preocupación y de posible negocio.

La estructura de la aldea era bastante simple. Una calle principal que cruzaba el poblado de lado a lado. A ambos lados del camino se encontraban edificios de madera de diferentes tamaños y alturas y escasas calles estrechas y callejones serpenteaban a ambos lados de la calle principal. A excepción de la plaza que se encontraba en el centro del pueblo, el resto era bastante homogéneo.

Al llegar al final de la aldea, se toparon con una nueva puerta custodiada de un modo muy similar al lugar por donde habían accedido a la aldea. Pudieron comprobar entonces desde aquella posición, que la aldea se encontraba sobre un acantilado que caía casi dos centenares de metro en pendiente. Sin duda un alto obligatorio para todos aquellos viajeros procedentes del lado opuesto de la ciudad desde el que habían llegado ellos.

Finalmente decidieron regresar al centro de la aldea, pues una vez evaluado el total de la misma, era evidente que si algo pretendían sacar en claro, lo mejor era comenzar por allí. De todo aquello, Borg pudo deducir que no habría más de una decena de guardias en toda la ciudad y eso con suerte, por lo que la vigilancia no era el fuerte de aquel lugar.

Una vez en el centro de la aldea, se detuvieron un instante a pensar en sus siguientes pasos. Fue entonces cuando uno de los rufianes que se encontraba todavía apoyado junto al tonel de la taberna, le llamó la atención a su compañero y apuntó con su dedo señalando a los dos extranjeros. El segundo le dijo algo al primero y ambos comenzaron a caminar en dirección a Iirag y Borg.

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19/04/2018, 20:35
Max Bothmann

- ¿Unmios? – Dijo uno de los dos hombres.

Aquel hombre desprendía un olor etílico que tiraba para atrás. Su pelo grasiento caía sobre sus hombros desordenado y lucía una cicatriz en el rostro que podía ser fruto tanto de una pelea callejera, como en batalla. Sin embargo de ser la segunda opción, sería algo más remota, pues o bien su físico fue otro en el pasado o era un milagro que hubiera sobrevivido a ninguna batalla.

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19/04/2018, 20:46
Brogo Caleidan

- Ya os he visto pasar antes por aquí… - Respondió el segundo asumiendo que si hablaban umnio. - ¿Contrabandistas? – Preguntó muy interesado.

Éste segundo también se encontraba afectado por la bebida y sin duda alguna parecía encontrarse en peor estado que el primero, pues su voz pastosa, sus ojos enrojecidos y su falta de equilibrio denotaban una completa intoxicación.

Ambos se miraron sonrientes, podía ser que pensaran haber encontrado dos rufianes como ellos. Dos tipos con los que entablar una conversación etílica sobre la luna, la política o el estado de las flores, o bien podían creer haber encontrado a dos pardillos a quienes podrían sacar algunas monedas para poder seguir bebiendo.

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24/04/2018, 23:46
Iirag Throrson

Iirag analizó rapidamente sus opciones. Claro estaba que no parecían simples comerciantes, cazadores o meros pueblerinos. De hecho le extrañaba que les hubiesen confundido con meros contrabandistas, pero es algo que tenía que aprovechar.

¿Como dices? No somos contrabandistas, somos guardias. Acompañábamos a un par de carreteros pero nos dejaron en el anterior pueblo, camino arriba, allí no nos contrataba nadie así que venimos a buscar trabajo aquí. De hecho, buscábamos a un par de compañeros con los que trabajamos hace meses, nos dijeron que venían a este pueblo, igual los conoceís, uno es un otro guardia y el otro se dedicaba mas al contrabando y esas cosas, no se si me entiendes. El guardia es un hombre de piel oscura, porta barba y cabellos negros ondulados. Es casi tan alto como yo, se llama Mork-dar. El otro se llama Gladys Thety. Es un hombre de cabello grasiento y repeinado. Cejijunto. Suele llevar bigote frondoso y luce un cuello alto con obertura delantera, al menos durante todo nuestro contrato juntos.

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25/04/2018, 17:57
Max Bothmann

Los dos hombres, aquellos dos rufianes embriagados se miraron el uno al otro. Tanto Borg, como el propio Iirag percibieron cierta gesticulación, ciertos gestos secretos que se dedicaron el uno al otro antes de responder a las inquietudes del vovit. Parecían no estar demasiado cómodos ni seguros de que fuera oportuno responder. Pero finalmente uno de ellos se encogió de hombros y se dirigió al humano.

- Si… - Dejó caer mirando de arriba abajo al bárbaro que tenía frente a él. – Creo que podemos conocerlos. Pero es a vosotros a quien no conozco. Soy Max, Max Bothmann y él es Brogo Caleidan. - Hizo un pausa esperando a que se presentaran, pero le ganó la curiosidad. - ¿Por qué buscáis a esos dos hombres?

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02/05/2018, 00:07
Iirag Throrson

Iirag mostró una actitud relajada.

Menos mal, no sabia si estarían aquí. Yo soy Rag, encantado. Les buscábamos porque no tenemos conocidos en la región, pensábamos que igual ellos podrían ayudarnos a encontrar trabajo—Después sonrió—También les buscamos para tomar una cerveza con unos amigos, un vicio difícil de quitarse.

Se encogió de hombros, quitándole importancia al asunto.

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03/05/2018, 16:24
Director

Borg e Iirag acompañados de sus dos nuevos amigos, finalmente se introdujeron en la taberna situada en la plaza de aquella aldea. Una vez en el interior, percibieron que nada tenía que envidiar a las más oscuras y polvorientas tabernas de los bajos fondos de cualquiera de las grandes ciudades por las que habían pasado.

Se trataba de un local alargado, más profundo que ancho, con tan solo dos hileras de mesas dispuestas a lo largo de un pasillo que se ensanchaba en su parte trasera dando lugar a una sala algo más amplia y frente a una barra de bar repleta de malolientes beodos recostados sobre la misma y un sinfín de copas, jarras y botellas vacías.

Tanto el suelo como la barra estaban repletas de cáscaras de frutos secos, líquido derramado e incuso huesecillos de pollo, desechados por los feligreses de aquel lugar. El ambiente no era mucho mejor, pues una mezcla de olores a cual peor inundaba toda la estancia. Sudor, humo de tabaco, comida de dudoso gusto y falta de higiene hacían casi irrespirable el aire de aquel lugar.

 

Max y Brogo se hicieron sitio a través de la atiborrada taberna a base de empujones y de culebrear a través de los muchos clientes embriagados que copaban la taberna. Algunos gruñían al paso del grupo, otros saludaban alegremente y los que más no respondían de forma alguna, como ni se hubieran percatado de  nada. Por la apariencia de los allí presentes, Iirag, pero sobre todo Borg debido a sus orígenes, dedujo que se trataba de mineros, pues su aspecto general, vestimenta, aparejos que portaban y deterioro físico eran muy evidentes.

Finalmente los dos rufianes que les habían introducido en aquel lugar se hicieron sitio hasta llegar a una pequeña mesa en una de las esquinas del local, junto a una chimenea y sobre la cual pendía una lámpara de araña con la mitad de las velas apagadas y una cabeza de un venado anclada a la pared. Sentados en aquella mesa se hallaban dos hombrecillos de pequeño tamaño, que al ver que llegaban aquellos cuatro hombres de ruda apariencia se pusieron en pie para cederles la mesa.

- ¿Nos vais a invitar a una cerveza, no? – Preguntó uno de lo dos.

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07/05/2018, 00:35
Iirag Throrson

Iirag echó un vistazo al bar sin disimulo, eran, al fin y al cabo, unos extranjeros, era normal que tuviesen curiosidad. La taberna olia genial, a sudor, a abundante comida y camas de paja, le recordaba a los campamentos de guerra. Siguió a aquellos hombres hasta la mesa. Y rió ante la pregunta de aquel tipo.

Hasta que me contraten apenas tengo dinero para mi propia cerveza, pero no puedo hablar por mis compañeros.

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08/05/2018, 14:53
Borg Piealto

Borg se llevó la mano al cinto. Tras este ocultaba una pequeña bolsa en la que todavía restaban las últimas monedas de plata que le quedaban. Por suerte para él, durante su viaje a través de los desolados páramos de la locura que había atravesado en las últimas fechas, no había tenido la oportunidad de malgastarlas. Ese sería sin duda un buen momento para hacerlo.

- A mí sí me queda algo. – Dijo de forma tajante el enano. – ¿Al fin y al cabo, el dinero está para eso no? – Esperó unos instantes a desvelar la respuesta de su propia pregunta. - ¡Para gastarlo!

Tras sacar la pequeña bolsa de monedas y situarla sobre la mesa, reclamó la atención de un tipo sucio como el propio local que hacía las veces de camarero. Aquel hombre se acercó y Borg encargó una ronda de cerveza para todos los que se sentaban entorno a su mesa. Entregó una moneda de plata al camarero y éste asintió abandonando el lugar en busca de la comanda.