Partida Rol por web

Kora había ayudado a su padre a levantarse con la mano que tenía libre. Parecía haberse serenado del todo y ya no tenía necesidad de secarse la cara.

Sonrió con calidez al verlo de pie. Había temido el tener que verse obligada a permanecer en aquel rincón si las cosas empeoraban; que de hecho lo hicieron en ese preciso instante...

Cambio de planes.

El inminente intercambio de balas a - muy probablemente - escasos metros de ellos le hizo dar un respingo, acelerando su pulso de súbito. - ¡¡¡Mierda, Zack!!! - La joven asió la empuñadura de su pistola, volviendo a jalarse la tela hasta los ojos de un tirón conforme se adelantaba junto a Erik dando amplias zancadas. Zack había atravesado esa misma puerta momentos antes, pero dadas las circunstancias Kora no podía concretar el tiempo que había permanecido deshecha en lágrimas en brazos de Tanner... ¿Quizás cinco? ¿Diez minutos...? Lo que fueran: no fue suficiente.

Saber que tenía a alguien a quien proteger ayudaba a que la muchacha se desenvolviera sin apenas vacilar. Era una de las pocas ventajas que venían en el pack junto a sus traumas personales: su mente trabajaba con fluidez al menor atisbo de peligro inminente, como era el caso...

- ...No lo sé. - Mintió. - Tus compañeras son unas... - sádicas hijas de puta... - ...tercas. - O no: realmente no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo un piso más abajo. - Había algo al final del pasillo... - Susurraba muy bajito, agudizando el oído, preocupada por el origen de los disparos. Tenía que darse prisa. - Hemos subido para ponerte a salvo y de paso - Señaló la puerta con el mentón. - ir a por el resto de supervivientes... Supuestamente están en algún lugar de este subnivel... - Se posicionó al otro lado de la puerta con el arma alzada en su mano derecha; la izquierda empuñaba la pistola restante. Que le dieran al machete. - Zack se ha adelantado para darnos algo de tiempo a ti y a mi... - Terminó de explicarle a su padre, mirándolo ahora a los ojos después de asegurar el perímetro...

Joder, no podía dejar que le pasara nada malo.

- Aún estás aturdido... - Tragó saliva; el corazón le latía a mil por hora. Le aterrorizaba la idea de cometer un error y que él terminara herido, o algo peor... Pero lo cierto es que no estaban a salvo en ningún sitio, y su compañero era la única persona que podía guiarles por el maldito - ¡¡maldito!! - Vault. Si es que Zack aún estaba con vida... - Mierda... Mierda, joder... - Abre con cuidado. Entro yo primero. - Ostias que si iba a entrar primero: tenía la ventaja de estar más espabilada que él. - ...No sé qué hay ahí adentro, papá... Pero ante la duda retrocede.

Os mire atentamente, sobretodo a Azra mientras comprobaba el pulso del hermano dormido por el dardo de Zack. Se noto cierta relajacion al notar que todo estaba bien, pero llego un suspiro al sentir las formas y las palabras de Azra sobre "comerse" a sus enemigos.

Te dejas guiar en exceso por la sangre chica... - Quizas sonase despectivo, pero no era asi, sino mas bien como hablaria un lobo viejo, con uno mas joven. - Eso esta bien al principio, pero no llegaras a vieja si sigues por ese camino.

No tarde en fijarme en Ania, tras expresar ella sus dudas. - Lo poco que se es que experimentaban con nuestra sangre... y los nuestros... - Señale con la cabeza al cuerpo. - Fijaos bien, las ropas no son las que llevaria uno de los nuestros, los cambios son aberrantes... si tuviera que pensar algo diria que se inyecto algo en el cuerpo, de ahi el extraño olor de su sangre... pero no lo se, todo el rollo cientifico se me escapa.

Le di un par de cachetes en el rostro para ver si asi reaccionaba, cuando llegaron las bravatas de Azra en direccion a la puerta. Durante unos segundos no paso nada, pero de repente se escucho una conmocion alli dentro y a no mucho tardar, un par de disparos.

Mire en direccion a la puerta, que de pronto se abrio, dejando salir a Sean por la apertura justa, apenas camino un paso antes de caer al suelo apoyandose en la pared dejando un reguero de sangre en la misma, no tardasteis en notar que tenia el pecho manchado de sangre. En su mano una pistola, que aun humeaba y con el dedo aun en el gatillo. Sus ojos estaban idos, ligeramente llorosos, pero tambien cargados de ira y sorepsa.

La puerta se cerro en ese mismo momento, con un golpe fuerte, mientras alguien al otro lado movia algo.

El chico estaba en el suelo, le habian acuchillado un par de veces en el pecho. No tenia buena pinta... y sus ojos se fijaron en vosotros. Habia miedo, pero el arma seguia ahi.

Una pelea suave por ver quien iba primero, quien protegia a quien, el sentimiento de un padre que habia recuperado a una hija y el de una hija que no queria volver a perder a su padre. Sin importar como al final el pulsador fue apretado y con ese sonido de aire comprimido sutil que solia exhalar la puerta, esta se abrio, hacia arriba como ya empezaba a ser normal para ambos.

Un habitaculo de lo que bien podria haber sido un amplio salon. Sillas y mesas colocadas en espacios alternados, de forma que habia mucho espacio y cierta posibilidad de interaccion, pero tambien privacidad. Sofas en un lado, algunas pantallas finas colgadas de las paredes y luminosidad. Aqui y alli macetas, donde diferentes variedades de plantas daban vida y cierto punto de agradable presencia al lugar. Las luces estaban levemente bajas, pero nada excesivo, podiais ver con facilidad.

En un mundo perfecto eso seria suficiente, e incluso por la amplitud de la sala estaba claro que podia perfectamente haber sitio para unas cincuenta personas, pero aqui y alli habia sillas tiradas al suelo, al lado de copas derramadas y de entre los diferentes liquidos de colores, habia uno que resaltaba mas que los demas, el rojo. Sin embargo no habia en exceso, ni marcaba el lugar como habia ocurrido en el laboratorio. Habia pequeñas marcas y poco mas, pero sobretodo y mas importante, no habia cadaveres.

El lugar era rectangular, mas alargado en los laterales que en la pared frontal. Era en esta donde podian verse dos puertas simetricas respecto al centro de la sala y aun asi colocadas en la mitad suya. En las paredes laterales habia otra puerta por cada pared.

El lugar tenia ese punto de quitud antes de la tormenta, cuando en medio de ese silencio, volvio a escucharse el sonido apagado de unos disparos mas contundentes, como de escopeta, mientras habia algunos gritos. Parecian provenir de la sala o salas que hubiera mas alla de la pared que teniais delante.

Las horas iban y venian de forma lenta y angustiosa. Era como estar mirando un reloj de arena, donde los granos parecen ir cada vez mas lentos cuanto mas los miras. Frustrante y desquiciante. Aun asi estabas dentro de un Refugio. Estabas segura de que si Pratt estuviera contigo fliparia cuando se lo contaras. Las leyendas eran ciertas... aunque no tenias claro que eso fuera bueno o malo. La situacion sin duda era... mala. Ademas estabas bajo tierra... y esa no era una sensacion nada agradable cuando no estabas acostumbrada a ella.

Recien despertabas. Estabas tirada en una sala amplia, habian unas colchonetas en el suelo repartidas por casi toda la superficie. Alli dentro que deberia haber cabida tranquilamente para unas cuarenta personas, estabais metidos algo mas de cincuenta. No es que fuera un problema claro, sino fuera por el traje azul que llevaban la mayoria de los presentes y el hecho de que tu y unicamente otra persona, una mujer que habia venido contigo, erais los que llevabais ropas de fuera. Eso habia creado un espacio a vuestro alrededor de distancia... despues de todo vestias parecido a los secuestradores.

Los secuestradores habian colocado a dos guardias en la puerta de la habitacion, por dentro claro, porque las puñeteras puertas del refugio eran de algun tipo de tecnologia que tenia un pulsador al lado para abrirlas. Nada era... normal para ti. Toda esta tecnologia se suponia olvidada y sin embargo aqui estabas tu.

Dos guardias. Estos eran normales. Tipos con cuchillos y armas, pero normales, puesto que ninguno tenia ese punto enfermizo en la piel o esas protuberancias que hablaban de exposicion continuada a venenos de otra epoca. La radiacion. La conocias, pero nunca habias visto algo asi... era extremo y sin embargo aunque parecian enfermos, no se comportaban como tales, a excepcion de que les habias escuchado cuchichear en un idioma raro.

No muy lejos de donde estabas, uno de los hombres, el segundo del jefe, que estaba contigo en ese bunker antes de que os arrastrasen hasta aqui.

Estuvieras donde estuvieras dentro de este ataud de metal bajo tierra, una cosa estaba clara no habia forma de saber cuantas horas habian pasado o si era de dia o de noche. La sensacion era extraña porque aunque creias ser capaz de adivinar que no habian pasado mas de 48 horas, la sensacion se difuminaba cuanto mas mirabas a tu alrededor. No habia ni un minimo indicio o forma de saber si era de dia o de noche, a menos que preguntases a los "moradores" del Refugio.

Tu compañera estaba tendida, con la espalda contra la pared, parecia dormir. Habia venido contigo en tu grupo, pero no sabias mucho de ella... aunque creias recordar que conocia a Pratt.

Todo parecia en tu contra, pero no era la primera vez que las cosas iban mal, escondida entre tus ropas aun estaba ese cuchillo corto que te habia regalado el...

Esperaba que Ania fuera más razonable no pudo ocultar la decepción de su tono Azra es peligrosa, está desequilibrada, se contradice constantemente y sus reacciones son imposibles de predecir era una advertencia sobre ella, él había intentado comprender a la guerrera, pero le había resultado del todo imposible. Supongo que me drogasteis con algo tampoco se molestó en ocultar el reproche de su voz puedo entender porque lo hiciste, pero no es lo correcto no quería pelearse con ella, ni mucho menos, por lo que suavizó sobremanera sus últimas palabras.

Dejó que Kora fuera delante, pero no por la lógica, sino porque el escuchar como la llamaba papá con tanta naturalidad hizo que se perdiera durante unos segundos, que dudara, habían sido casi diez años aceptando un hecho demasiado doloroso… No tenía ninguna duda, era su hija, su pequeña, pero no la conocía, no sabía por lo que había pasado, no sabía quien era, él no había estado a su lado… no podía pretender darle lecciones de moral, por mucho que creyera en ellas.

Alguien está luchando señaló la dirección de donde venían los obvios ruidos cada uno al lado de la puerta, no sabemos quien o quienes no podía entrar sin más pero si Zack está en apuros, no podemos demorarnos no lo conocía, pero Kora le tenía aprecio y parecía confiar en él, motivos más que suficientes para que Erik lo hiciera, eso sin contar conque no quería que más gente muriera de forma absurda.

Tiempo para pensar. Justo lo que Kiabi no quería tener era lo que más abundaba en aquel sombrío espacio. Encima, llevaba sobria dos días. O mil horas. Una putada enorme.

Kiabi se sentó, recogiendo sus piernas, para abrazarlas por los tobillos. En una actitud sumisa, para que se notara que su vida peligraba lo mismo que los de los demás, intentaba separarse un poco de los secuestradores que vestían como ella, aunque fuese en la percepción sutil de los demás que la rodeaban. Era un blanco fácil con espacio alrededor. Destacaba.

Estática, en silencio, invisible… no le costaba permanecer así, es más, se podía tirar años en aquella postura. Literalmente. Los quince años de esclava no habían desaparecido de su cuerpo, ni mucho menos los había olvidado. Un entrenamiento estupendo para la situación en la que estaba, si no fuera por la angustia que le producía pensar en la posibilidad que esa vida volviera a ella. Nunca la había tenido tan presente.

Seis meses libre. Y en aquel retiro forzoso espiritual, aderezado por el ayuno involuntario, se reconoció a sí misma que quería continuar, vivir, dejar de compadecerse de la vida de mierda que llevaba desde hacía tanto. Las había mucho peores, saltaba a la vista, y aunque se llevara palos, por lo menos tenía la libertad de actuar en consonancia a ellos. Tenía que dejar que se colaran esos olvidados resquicios de futuro, de recuperar las ganas de que le pasaran cosas buenas, aunque pudiera perderlas tan pronto como aparecieran.

¿Estará Roland preocupado por no saber de mí? O sea, de nosotras. De las dos, sí... ¡Kiabi, por favor!

Los ojos de la esbelta morena estaban fijos en los guardias, mientras acariciaba despreocupadamente el pañuelo palestino blanco que le regaló su Pratt el día que se reencontraron, las yemas de sus dedos tocando el pico de la punta. Ya no tenía su sugerente olor, pero eso no impedía que se lo recordara tanto que casi podía sentirlo al lado suya. Le susurraría que siguiera su vida, que no se sintiera culpable. Que siempre quiso una vida feliz para ella.

Que hiciera el puto favor de aguantar. De luchar.

Suspiró pesadamente, era muy difícil en aquella situación mantener la esperanza. Pero resistir en cualquier situación estaba tatuado en su ADN. Aunque no quisiera.

Ania pudo leer aquellos sentimientos grabados a fuego en los ojos de su hermana y aunque quería ser la tipa dura que era cuando llevaba la mascara, la impotencia y cierta pena cubrió sus pupilas irradiandose hacia el azulado de sus iris. No sabía como borrar aquel dolor que acompañaba a la Amazona, ni tampoco como aliviar su carga. Fue el hombre mayor quien habló y rogó en su interior que aquello provocara algún efecto. Uno bueno.

Lo miró cuando explicó lo de los ropajes y pensó que ella era demasiado pequeña cuando la separaron de los suyos y todos sus recuerdos eran más olfativos o emocionales que otra cosa. Como una mancha impregnada en su piel que se veía mejor cuando se enfrentaba a esos olores o sensaciones. Si, su madre le había contado cosas, pero no lo suficiente como para imaginar de que color eran las ropas que vestían.

El ruido de la puerta la sobresaltó y estupefacta vió como el chico salía. Y con una pistola - Menos mal que solo teníais una barra de hierro ahi dentro - bufó incrédula por que aquella chica estúpida le diera más motivos a Azra para odiarla. Realmente estaba demostrando que era una hipócrita mentirosa y egoista. De todas formas tampoco podía descartar que fuera una trampa.

- El chico ya estaba herido de antes... - recordó en voz baja. O al menos eso entendió ella cuando Marlen les contó que no se encontraba muy bien. Se deslizó buscando una cobertura lateral que estuviera más cerca de aquel pobre diablo sangrante. En el proceso, si pasaba cerca de algún cristal roto lo cogería. Después de todo, la pelea contra la mujer bestia de antes había ocasionado bastantes destrozos...

Un muy leve quejido que no estabas segura de haber escuchado, mientras el cuerpo que estaba cerca tuyo comenzaba a moverse. Estiraba los brazos y notabas como se desperezaba lentamente, eso si con los ojos abiertos mirando en direccion a los "moradores". Una vez segura de que no habia problemas o enemigos cerca, su mirada se desvio hacia ti. Era mas joven que tu, pero si Roland confiaba en ella, eso siempre daba puntos.

Lentamente una leve sonrisa asomo a sus labios. Se movio hasta sentarse y quedarse a tu lado practicamente. Tenia ese punto donde parecia darle igual el que los demas de la sala os mirasen mal, y por el momento su atencion estaba entre tu persona y los dos guardias.

Joder, necesitaba dormir...

Te mire de arriba a abajo, si una cosa tenias clara es que debia haberte visto o habiamos chocado alguna vez en el refugio de Roland, asi que sin duda sabia por donde iban los tiros en general, pero no habia miradas compasivas o de pena o de ningun tipo en general. Me pegue un poco mas a ti. Notabas un punto de despreocupacion completo, como si todo fuera un juego o algo asi, y sin embargo habia seriedad y calculo en los movimientos.

Parece que somos las malas del lugar aun estando con ellos... que bien... es que la gente tiene la cabeza llena de arena?

Mire a los guardias y luego a los moradores. Iba a decir algo mas, cuando sono una escopeta y una pistola en repetidas ocasiones en alguna sala no muy lejana.

La situacion cambio rapidamente, provocando los nervios en los demas prisioneros, mientras los dos guardias se miraban y tras decir algo entre ellos, uno se movia hacia afuera para ver que ocurria, mientras el otro levantaba su rifle, dejando constancia de el, y se colocaba en posicion de guardia mirandoos a vosotros.

Quizas, esto sea una oportunidad... - Te mire y mire a los "moradores" donde podia notarse como algunos estaban listos para mirar de buscar su propia salida... aunque estaba claro que no era una buena idea.

Kiabi observó brevemente a la chica que despertaba, en seguida miraba de nuevo a los guardias. La había escuchado y entendido, pero no tenía ganas de hablar. Aunque su semblante era tranquilo, concentrado y nada arisco. Ella era así, y en el refugió ya la conocían, tomarse a mal lo silenciosa que era, básicamente, sería una absurdez.

Su cuerpo se tensó cuando empezaron los disparos. Podían ser dos cosas, que atacaban a los asaltantes o que estaban matando a la gente secuestrada que pudiera haber en otras salas como aquella. El nerviosismo de los guardias hizo que cobrara más peso la primera opción.

Se levantó suavemente, despacio, sin hacer movimientos bruscos. Que bien le vendría ahora estar cubierta por gente, para poder acercarse al guardia… con su cuchillo. Lo sentía aunque no lo estuviera tocando.

Pero no, seguían aisladas de los demás, visibles sus movimientos.

Ivy había pensado lo mismo que ella, cruzó con complicidad los ojos con la rubia y le indicó con la cabeza al guardia. No iban a volver a tener la oportunidad de luchar solo contra uno si solucionaban lo del exterior.

Miró alrededor con seriedad, menudo caos se iba a montar, familias sin entrenamiento, sin haber dormido o comido en dos días y con niños pequeños, que el instinto de cualquiera intentaba proteger. Eran el futuro. Como si existiera un futuro. O mereciera la pena ni siquiera un poquito.

Podía contribuir de forma constructiva a ese caos, dar una oportunidad a que pudieran moverse ambas, y la que tuviera a mano antes al guardia, sabría que hacer.

Pegad a los niños a las paredes y los adultos delante…. ¡Rápido!

Recordaba el día que habló del tema con Pratt, no porque el joven se lo propusiera, sino por charlar de todo un poco, y Kiabi le dejó clara su postura: prefería que le cortaran un brazo sin anestesia a tener uno. No había cambiado de opinión.

La chica de mirada azul comenzó a desplazarse, ayudando a hacer lo que había dicho, pero con una dirección muy marcada, aunque estuviera dando rodeos: El guardia. Sabía que no hacia falta decirle a su compañera ninguna indicación.

Asintió a la advertencia de Erik. Había necesitado poco tiempo para llegar a la misma conclusión y - como el noventa y nueve por cientos de las veces - no se había equivocado. ¿Qué le había llevado a formar parte de ese grupo tan dispar? Supuestamente era el médico quien tomaba las decisiones, pero ya había podido comprobar que la diferencia de rangos no significaba absolutamente nada para algunos. Claro que Kora tampoco era la más indicada para hablar...

Desvió la mirada a propósito cuando mencionó lo de la "droga". Y aunque pareció achantarse un poco ante la regañina - habían cosas que no cambiaban: como la forma en la que sorteaba los sermones de su progenitor cortando el contacto visual - no dijo nada. Francamente, no se arrepentía de haberlo hecho, pero por nada del mundo buscaba tener una discusión con él. Ni siquiera el propio Tanner daba la impresión de querer ir por ahí tampoco: su tono de voz no daba pie a ello. Punto positivo para ambos.

Se preguntaba qué opinaría de todo lo que aún no sabía sobre ella. Con suerte jamás lo averiguaría.

Las pupilas de Kora recorrieron el habitáculo con atención y celeridad, estudiando la posición de las salidas laterales para terminar aproximando sus pasos a la que tenían justo en frente. Notaba el sudor de la inquietud bajo los guantes... Unos nervios que se traducían en una fugaz agitación de los hombros tras colocarse en uno de los laterales de puerta.

- Deben de ser los animales que se han colado en el Vault. - Estaba nerviosa... Debía de ser por Erik. - Según el tipo de abajo tienen a los rehenes aquí. - Y Zack no podía esperarse un POQUITO para confirmarlo... ¡Joder! - Miró de reojo a "papá". Dios, qué bien le hacía sentir usar aquel apelativo con él; nunca pensó que tendría la opción de volver a hacerlo... - No nos esperan... O eso creo. - La imagen de su padre empuñando una pistola era algo nuevo para la joven. Claro que a él debía de ocurrirle lo mismo con ella... - Abro yo ahora... A la de tres... Una... Dos...

Apretó los ojos antes de volverlos a abrir, exhalando con fuerza...

- ...Tres.

Claramente la amazona estaba bastante afectada con todo aquel asunto de la experimentación, su humor no hacía sino empeorar por momentos y sus músculos mostraban una clara tensión e irritabilidad. Pasara lo que hubiera pasado antaño podía leerse que todo aquel asunto la ponía de muy mal humor por lo que la subida de tono al mirar al viejo fue más que evidente. 

- Este tipo de gente no merece vivir.

Dijo con frialdad mientras tensaba su cuerpo al escuchar la puerta abrirse y cuando cayó el cuerpo simplemente lo miró con desprecio.

- ¿Tu hermano necesita carne con la que alimentarse? La de este chico podría ayudarle... - Cuando Ania habló volvió su vista a ella - ¿Realmente crees eso? El chico quería entregárnosla pero la zorra de ahí dentro es una asesina cobarde que prefiere que matemos a toda esta gente antes que entregar su vida... Y él - Dijo volviendo a mirar al chico - No estaba de acuerdo...

Se acercó, siempre en tensión y preparada para cualquier cosa, para dar una patada al arma dejándola en un lugar donde ella o Ania pudieran disponer fácilmente de esta.

Volvió a mirar a ambos.

- Esa zorra no piensa salir ni abrirnos, por lo que no necesitará mucha ayuda... También tenemos la opción de hablar con la gente y decirles que es una criminal que prefiere su vida a la del resto de gentes que aquí viven... Si no quiere salir de ahí dentro podemos ofrecerles que se muera de hambre ahí dentro o buscar una forma de volar la puerta y, si hay suerte, a ella también. También, si consiguiéramos acceder a la ventilación del aire podríamos ahogarla de alguna forma... No sé realmente cómo funcionan esos sitios y el chico dudo que nos sea de mucha más ayuda... - Le dio unos golpecitos con el pie - Eh chico... ¿Puedes hablar? 

Se abrio la puerta, dando a una estancia mas amplia que en la que os encontrabais. Tres grandes umbrales, uno en cada una de las direcciones principales, daban fe de una mayor extension.

Observasteis el lugar mientras intentabais entender donde estabais y de donde venian los disparos. Los umbrales eran largos pasillos donde podian verse multitud de pequeñas puertas, que parecian asociadas de dos en dos. Podia notarse como a mitad camino dentro de cada umabral , la propia pared parecia demarcar lo que seguramente seria un pasillo interno. Asi que habia amplias probablidades de que toda la zona estuviera intercomunicada. Por la zona habia plantas, maceteros y bancos, dispuestos para poder sentarse siempre con cierta intimidad, aunque habia zonas claramente dispuestas para mayor numero de personas.

Las paredes tenian largas ventanas, circulares en los extremos horizontaes de cada una, pero completamente horizontales en el resto de su perimetro. Desde alli podiais ver lo que sin duda serian zonas de ocio, mientras que las que tenians ventanas mas pequeñas parecian cerradas para dar intimidad. Si, estabais en la zona de acomodacion del refugio, donde los residentes vivian.

De repente los disparos volvieron. Dos fuertes disparos de escopeta... y mientras vuestras manos apretaban vuestras armas, por el umbral izquierdo aparecio una figura cubierta por las mismas ropas que los canibales y saqueadores que habias visto fuera. Recien amartillaba un rifle de asalto, mientras daba dos pasos atras fuera de lo que suponiais era un pasillo, cuando de un disparo le volo la cabeza. El cuerpo cayo desmadejado como una marioneta a quien le cortan las cuerdas.

Un par de escopetazos sonaron viniendo de esa misma direccion, junto con una serie e exabruptos que no entendias, y obviamente no eran cosa de Zack. Alguien estaba muy enfadado.

Maldito perrro, sal para que pueda abrirte de par en par... Pagaras por Milai...

Un leve bufido de exasperacion. - Seguramente no, pero hablando asi no te diferencias en mucho a ellos... ¿Despues de todo no es ese tambien su modo de pensar? - Habia un punto de sarcasmo e ingrato humor en todo ello, como si estuviera viendose a si mismo en cierta forma. - Solo matamos a quienes nos hacen algo, no masacras a civiles que no tienen nada que ver con ello... sino, si somos los animales que dicen que somos.

Un gruñido bajo, levemente amenazante, mientras los ojos del Desconocido se volvian menos amables que hace un momento. - Creo que puedo entender porque los demas no te aguantan... - Habia un punto de humor negro en todo ello, pero eso no quitaba que claramente no le habia gustado que dijeras lo de su hermano. - No somos canibales, joven Loba, si te hubieras criado con los nuestros lo sabrias. No es lo mismo supervivencia y necesidad, que deseo y eleccion.

Le dio un fuerte golpe para ver si respondia, pero por el momento no parecia por la labor. El cuerpo de la criatura seguia inerte aunque el pecho ascendiera y descendiera fruto de una pesada respiracion.

Joder... - Empezo a moverse para cargar a su hermano, tirando lentamente de el, pero estaba claro que seria una tarea costosa.

Se paro a mitad de accion para mirar a Azra. - Los demas estan en el subnivel dos, aunque los saqueadores no creo que esten muy conformes con dejarlos ir... aunque algo me dice que ese tipo que tan bien te caia, habra ido a hacer algo al respecto.

Miro en direccion a la puerta donde estaba Marlen. - Su vida... - Señale al hombre que cargaba. - Es mas importante que su muerte... y yo no se como abrir esa puerta, ni como cortar la ventilacion.

Ania podia observar como las heridas no dejaban de manar sangre, el chico apretaba, pero estaba claro que necesitaba algo mas que poner una mano. Necesitaba primeros auxilios y quizas ni eso fuera suficiente.

El chico tosio algo de sangre y sus ojos miraron mas a Ania que a Azra. Se le notaba que le dolia y que las heridas eran muy feas. Ante el golpe de Azra la miro. Podia verse miedo, ira, dolor y un punto de necesidad. - Si... - Tosio porque estaba claro que le costaba. - Puedo hablar...  y si... puedo decirte... como abrir... la... pero antes... Kari, quiero ver a Kari...na...

Estaba claro que pensaba que no sobreviviria, o que si dependia de Marlen o de vosotros, ya podia darse por muerto... despues de todo ya le habiais dejado claro que lo ibais a usar de comida.

Te mire de reojo, para luego acabar girando parte el cuello para que pudieras notar mi atencion sobre ti, mientras lentamente una sonrisa parcialmente divertida asomaba a mi rostro. No parecia estar molesta con tu silencio, cuando lentamente como un movimiento sutil de pendulo mi cabeza acabo girandose para mirar a los guardias. Habia ese punto de no tomarse en serio las cosas, o eso pareceria a simple vista.

Observe tu gesto y la comisura mostro una leve sonrisa antes de un cabeceo que dejaba claro que estaba contigo. Me levante con tranquilidad, desperezandome de forma ostentosa mientras me movia en direccion a unos chavales. Les guiñe un ojo con la sonrisa siempre presente, cuando llego tu grito.

La gente te miro y de inicio no ocurrio nada, hasta que el jefe de ellos parecio estar de acuerdo con lo que habias dicho y la gente empezo a moverse. El guardia no parecia estar muy de acuerdo porque comenzo a gritar ordenes, provocando que el caos aumentara por unos segundos mientras el miedo al arma y el sentido comun peleaban, decantandose levemente la balanza por el primero.

Viste como me deslizaba entre la gente, ahora que el foco de atencion era el guardia, pero a diferencia de ti, yo no ayudaba a nadie, parecia un animal que habia encontrado a su presa, un felino.

Segundos. No teniais mucho mas.

Te moviste, lentamente, intentando mover a una marea humana, que era reacia hasta quedar justo al lateral del guardia. El mismo que en ese momento amartillo el arma, justo cuando Ivy asomo por el lateral, un fuerte golpe y el hombre perdio el equilibrio, yendo directo hacia ti. No necesitabas mas.

Un segundo mas tarde, tu cuchillo se clavaba en el cuello del guardia. El rojo manchaba tus manos y sus ropas, mientras perdia fuerzas. Antes de poder parpadear, Yo ya estaba a tu lado arrancandole el arma de las manos y comprobandola como si los residentes ni existieran.

¿Todo lo haces en silencio, eh? - Habia un tono cargado de humor tonto.

Mire a los residentes y luego a ti. - Creo que tienes audiencia... - Sin esperar respuesta, me movi en direccion a la ventana para ver si podia observar algo. El exterior no se veia, debido a una especie de persianas extrañas.

Cuando miraste a la sala, viste al jefe moviendose entre ellos hasta no quedar muy lejos de ti, sus ojos completamente fijos. La posbilidad de sobrevivir, ese atisbo en el brillo de su pupila. La esperanza. Algo tan fugaz y preligroso.

Dos disparos de escopeta mas. Un disparo de pistola. Unos gritos que no llegabais a entender ninguna.

Mi voz saliendo de nuevo de entre mis labios aunque no me gire a mirarte. - Alguien la esta liando parda ahi fuera... y dudo que fuera de los nuestros.

¿Quien estaba tan loco para entrar en una ciudad destrozada, adentrarse en un Refugio y ponerse a matar a los saqueadores? LOs heroes no existian... asi que... ¿Quien?

Al final la guerrera se deslizó hacia la pared donde estaba ubicada la puerta. La espalda pegada contra el frío metal recibiendo aquella sensación térmica como un alivio para la elevada temperatura que había generado su propio cuerpo durante la batalla. Con aquello, la rubia esperaba poder asomarse por la pequeña ventanita. Sería un segundo, quizás dos. No se fiaba de ella, aunque tampoco de él.

Mientras se desplazaba sin perder de vista al chico escuchaba la conversación de los otros dos. Le sorprendieron las palabras del hombre mayor. Parecian sensatas y no estaban cargadas de sangre y destrucción como hacia unos momentos, cuando Erik, Keira y Zack estaban con ellos

"Si te hubieras criado con los nuestros lo sabrías" Aquellas palabras la atravesaron como un dardo a pesar de que no iban dirigidas a ella

- Lo dices como si ella hubiera tenido elección - respondió con cierta armagura pero sin alzar la voz. Ya había llegado a la ventana pero aún no se había asomado. El muchacho herido habló y Ania buscó la mirada de Azra. No lo mates, por favor, decían sus ojos, también sus labios que se movieron por inercia pero sin emitir sonido.  Se empapó la mano zurda con la sangre que manchaba su cuello y su pecho, la sangre sucia y corrupta de la aberración a la que le habian cortado la cabeza.

Entonces miró, y después teñiria el cristal con su mano para que Marlen no pudiera mirar hacia fuera...

Luego le hizo un gesto a Sean para que avisarle que iba a aproximarse a socorrerle. Al menos a intentar contener la hemorragia

Miró a aquel anciano con una ligera sonrisa pues parecía que a él sí lo había engañado y eso en parte era bueno y divertido. Pero, en cuanto dijo lo de criarse con ellos su expresión cambió a una más seria.

- Quizás si no hubieran masacrado a todo mi clan ante mis ojos hubiera crecido de otra forma pero, para mi fortuna encontré a alguien que me comprendió y enseñó a ser una depredadora... Porque sabes, eso es lo que soy y jamás me avergonzaré de ello. Además, pienso vengarme de todos los que me persiguieron a mi y a mi familia... - Se giró mirando a Ania y negando con la cabeza - No es necesario, aquellos años pasaron y en parte, me alegro. Si no hubiera sido por aquello... - Se calló - Bueno, veamos... Podemos intentar salvarle la vida a ese de ahí - Dijo mirando al muchacho - Y esperar que pueda contarnos algo o podemos salir de aquí y que su gente se ocupé de él... Y en cuanto a la zorra... Bueno, algún día daré con ella y la degollaré con mis propias manos... - Volvió a mirar al chico - Quieres ver a Kari... Bueno, puedes decirnos cómo abrir la puerta y trataremos de salvarte la vida para que te reúnas de nuevo con ella o podemos simplemente rematarte y dejar a la zorra ahí dentro y así nunca más volverás a ver a la tal Kari... Tu mismo, pero se me esta empezando a agotar la paciencia... 

Hostia que madura es…

Kiabi sacaba suavemente el cuchillo del cuello y tiraba el cuerpo inerte al suelo, sin mirarlo. Evitó que la sangre comenzara a impregnar sus telas oscuras; la broma no la hizo perder ni un poquito de la concentración que había empleado en meter el arma en el lugar adecuado y con la precisión y posición requeridas para dos cosas: ser totalmente efectiva y también lo más rápida posible. Disminuir la agonía.

Porque Kiabi odiaba la muerte. Mucho más producirla. Sabía que la situación lo requería, que el tipo seguramente se lo merecía y que lo más seguro es que acababa de salvar la vida a muchas personas. Pero eso no implicaba que le gustara lo que acababa de hacer. Lo aprobaba, pero porque no le quedaba más remedio. En el mundo que le había tocado vivir, así estaban las cosas.

Suspiró pesadamente, estaban un poco mejor – que no te estén apuntando con un arma ayuda bastante – Pero que nadie pensara que aquello se podía dar por finiquitado, ni mucho menos. La situación seguía siendo súper jodida.

Kiabi se dirigió al jefe de aquellas personas, mirándolo directamente a los ojos – Voy a asomarme a ver que es lo que está pasando. Si pillamos lejos a los que estén asaltando el sitio, puede que tengamos una opción de hablar con ellos mientras se acercan.

Miró a Ivy, sabiendo la respuesta desde antes de hacerla - ¿Te apuntas a cubrirme?

No pensaba exponerse, solo asomar su cabeza, literalmente, para buscar una opción para salir con vida de allí. Ella, su compañera y todas las personas de aquel habitáculo. Aquellas familias.

¿Desde cuándo eres tan blanda?

La tensión y la adrenalina comenzaron a aparecer en el cuerpo de Erik… sentía un hormigueo en el estómago que hacia muchos años que no sentía, no al meno de esa manera, y supo de inmediato que era preocupación… está aquí, ha sobrevivido sin tu ayuda… tras llegar a una conclusión sobre la usabilidad de este espacio, trató de centrarse en el siguiente paso, pero la irrupción de una figura a su izquierda hizo que apuntara con el arma en esa dirección, pero alguien se le adelantó, y al escuchar la voz, hizo un gesto rápido hacia Kora….

Escóndete… a cubierto…

Que alguien matara a los caníbales no implicaba que estuviera de su lado, así que él siguió su propio consejo y buscó cobertura y escondite, porque el hecho de que quisiera abrir a alguien de par en par no era precisamente algo pacífico, y además, sus palabras indicaban venganza, y la venganza… no te hacía pensar con claridad.

Espero paciente, con pocas esperanzas de que se tratara de alguien amistoso.

Un primer vistazo para situarse ayudó a que Kora se imaginara el tipo de vida que se estilaba en el interior de los famosos refugios. Al menos hasta hacía unas horas... Sintió un poco de envidia, lo cual era perfectamente comprensible.

La aparición de lo que no tardó en convertirse en un cadáver la devolvió instantáneamente a la realidad. La joven asintió repetidamente a Erik en silencio, buscando cobertura al igual que había hecho él, sólo que en el lado opuesto del pasillo. Apenas tardó unos segundos en acomodarse, apuntando con su arma hacia donde intuyó que pronto aparecería una segunda figura. Entonces cayó en la cuenta de algo cuando echó la vista hacia atrás...

Mierda...

Con un gesto de la mano llamó la atención de su padre, señalándose a sí misma para luego apuntar hacia donde "descansaba profundamente" el fiambre. Después hizo lo mismo con él, pidiéndole que estuviese atento a la dirección contraria: no quería que nadie los pillara por sorpresa desde atrás.

Hoy va a ser Navidad para este hijo de puta... - Pensó al encañonar de nuevo en dirección al muerto, preparada para dar la bienvenida a la amenaza.

Un cañon en direccion al pasillo, el otro cubriendo la retaguardia. Un par de escopetazos mas tarde dieron fe de que no iba a aparecer por el pasillo... y entonces varios impactos seguidos de una pistola resquebrajaban uno de los cristales, que no estabais cubriendo como tal, puesto que aunque estaban parcialmente en la direccion del pasillo, no era este propiamente dicho.

No os dio tiempo a mucho cuando de repente una figura con cresta atravesera la cristalera y rodara lo que pudo antes de lanzarse hacia atras, cubriendose con la pared. Apenas un segundo mas tarde, la ventana estallaba con el sonido de un escopetazo que repartia cristales por encima del cuerpo de Zack que aun tenia su arma cogida con fuerza.

Se le veia ligeramente rasguñado, sobretodo alli donde los cristales habian atravesado su piel, pero nada importante.

Sonidos de pisadas provenientes del pasillo central, por el sonido al menos tres tipos mas venian por alli. No estabais seguros de si se habia dado cuenta de vuestra presencia, pero si de que rebuscaba algo en su cinturon.