Partida Rol por web

La muchacha te señala una mesa para que te sientes y te trae otra jarra de cerveza antes de meterse a la cocina y volver a salir con un plato que huele deliciosamente especiado y que te hace la boca agua tan buen punto te lo pone delante. Te dice que no hay problema y coje tus cosas y las lleva hacia arriba, a tu habitación mientras te deja comiendo. Vuelve al cabo de unos minutos y se sienta en el borde de tu mesa como meditando sobre cuales han sido los sucesos más recientes.

         No me había dado cuenta del hambre que tenía hasta que Vane me puso la comida delante, pero el olor hizo que mis intestinos rugiesen y mi boca salivase anticipando el momento de probar la primera tajada de carne humeante, que me supo tan exquisita como cabía esperar después de un largo viaje y los sobresaltos del dia.

         Cuando finalmente Vane volvió para sentarse frente a mi con una sonrisa, ya había decidido que esa muchacha me caía bien, y pensé que un amigo en Desembarco del Rey podría venirme bien, incluso aunque no formase parte de la nobleza... Seguro que podía aportarme mucha información.

La gallina está exquisita, Vane, eres una excelente cocinera - Le dediqué una amplia sonrisa con mi blanca dentadura antes de continuar - Bueno... ¿has pensado en mi pregunta? Seguro que una muchacha tan avispada como tú escucha muchas cosas trabajando en una taberna... Los hombres hablan mucho cuando beben, ¿no es cierto? ¿Has oído algo de interés?

Gracias sire. Sois muy amable. Suelta una risita complacida ante tus halagos. Ciertamente los hombres suelen perder el seso entre trago y trago pero esta taberna no es frecuentada por muchos nobles. Para ello deberíais acudir a alguna de las tabernas caras de la colina de la Fortaleza o.... bueno se dice que en el Lecho de Pulgas hay lugares que bajo una sordida apariencia esconden los burdeles de la nobleza. Y decidme ¿de donde venis vos? vuestro acento parece del Rejo, es muy suave.

     Cuando menciona el nombre del lecho de pulgas y la idea de que la nobleza de la ciudad pueda acudir a semejante lugar en busca de rameras, mi gesto se tuerce ligeramente con desagrado... No creo que allí encuentre nada de lo que estoy buscando.

Asique alguna taberna en la colina de la fortaleza... - le digo, la sonrisa ya recuperada gracias, en gran medida, a la simpatía de la muchacha y al sabor de la gallina de la que sigo tomando pedazos durante las pausas - Seguro que sabrías recomendarme alguna para comenzar a tantear, quizá incluso hayas escuchado hablar de algún noble señor que necesite o acepte buenos caballeros a su servicio... Y no, no vengo exactamente del Rejo, aunque Sotodeoro se encuentra cerca, y al igual que los Redwyne, los Rowan somos vasallos de Altojardín... ¿Tu eres de aquí, de Desembarco?

La muchacha niega con la cabeza No, soy de Puente del Principe. Es una aldea a un dia de viaje de aqui. Ahí no habia mas que hacer que cuidar de las gallinas y pasar frio así que me vine aqui a ver si mejoraba mi suerte... Da un suspiro antes de seguir ¿Rowan? Suena importante eso seguro. Pues no conozco muchas tabernas de la zona alta, no trabajo ahí y una chica como yo no la dejarian pasar de la puerta me temo. Creo que lo mejor será que os presenteis en la Fortaleza, ¡seguro que cuando os vean luchar todos quedarán admirados!

Te sientes halagado por la muchacha y no puedes evitar sonreir calidamente ante sus sinceros elogios.

       Acabo con la gallina al mismo tiempo que parece acabarse la conversación, y aunque no he logrado averiguar mucho, la buena comida, los halagos y la simpatía de Vane me hacen sonreir con franqueza... No suelo conversar con gente ajena a la nobleza, pero esta muchacha ha resultado un grato descubrimiento, y no puedo impedir sentir una corriente de afecto hacia ella.

Entonces, creo que eso haré... Iré a la fortaleza roja en primer lugar para tantear el ambiente y si no encuentro facilidades para demostrar mis habilidades, daré una vuelta por las tabernas de la zona.  - Levantándome, me dispongo a subir a mis habitaciones para... - Dime... ¿crees que podría tener problemas si me muevo con la armadura puesta? Y con respecto a la gallina, tendrás que decirme qué te debo, aunque si te parece bien, dado que comeré aqui a menudo, podría pagartelo todo al final de la estancia...

La muchacha va a decir algo cuando dos Capas Doradas entran en la sala. Al entrar la guardia de la ciudad se hace un silencio sepulcral. Se dirigen sin duda hacia donde estas y se paran delante de la mesa. Uno de ellos aparta a Vane de un empujón.

¿Sois vos el que ha atacado a un hombre antes en la calle delante de esta taberna? Acompañadnos. El tono del guardia es duro y poco cortés. Notas las miradas de todos los presentes convergiendo en ti.

      Las palabras y el tono de voz del capa dorada me irritan sobre manera... ¿Quién se ha creído que es el para dirigirse a mi de esa forma? Girándome hacia el le dirijo una mirada dura y gesto de enfado, le "escupo" con una imitación bastante buena del tono de voz autoritario que emplea mi padre cuando tiene que reprender a algún guardia.

Asumo que no sabeis quien soy... - Digo cuadrándome y sacando pecho - Estás hablando con Ser Rymund Rowan, asique la próxima vez me llamarás "señor" y pedirás las cosas "por favor"... Pero con gusto os acompañaré, así podré dirigir una queja a quien resulte pertinente acerca de la seguridad en la ciudad... Que un caballero no pueda entrar ni cinco minutos en una taberna sin que un maleante trate de robarle el caballo y ser amenazado públicamente por el cuando le insta a marcharse...

     Sin esperar respuesta, me giro hacia Vane y le dirigo una media sonrisa de disculpa, después de todo no quiero causarle problemas...

Disculpame Vane, volveré pronto... Cuida que nadie toque mi caballo y mis cosas, ¿quieres? Y disculpa el incidente...

      Vuelvo a girarme, de nuevo con la expresión dura, hacia los guardias, y apoyo la mano izquierda sobre la empuñadura de la espada adoptando una postura de espera, listo para hechar a andar tras ellos.

Espero que no tengamos que ir muy lejos, porque tenía la intención de acercarme a la Fortaleza Roja esta misma tarde para intentar conseguir un trabajo... Os sigo.

Los guardias cruzan una mirada y por un momento parece que van a echar mano de las alabardas para "convencerte" pero parecen contentos con que aceptes acompañarlos sin armar más follón. Con uno a cada lado caminas colina arriba, para tu sorpresa hasta la mismisima Fortaleza Roja. Pero en vez de entrar por la Puerta de los Traidores (la entrada principal) os meteir por un callejon que bordea la fortaleza y entrais por una portezuela secundaria.

Tras cruzarla te das cuenta de que estás en el segundo patio de la fortaleza. Los guardias te escotlan hasta una recia construcción que parece ser el cuartel de los Capas Doradas. Te hacen un gesto para que entres dentro.

Entras y dentro hay una caldeada habitación con una gran mesa de roble con un par de taburetes delante. Detras de la mesa un hombre de unos cuarenta años  te mira con las cejas arqueadas y te hace un gesto para que te sientes en uno de los taburetes.

       Al ver que me llevan a la fortaleza roja, me cuesta contenerme para no maldecirles por no haberme avisado cuando les dije de mi intención de acudir a ella... Pero decido dejarlo pasar y les sigo hasta el interior.

       Una vez dentro, un hombre de unos 40 años me hace un gesto para que tome asiento frente a el. Espero unos instantes antes de hacerlo observándole en busca de algo que pueda ayudarme a reconocerle, ya sea un escudo o algun rasgo conocido, antes de sentarme finalmente con despreocupación y dignidad.

Buenas tardes, señor. Dado que sus hombres han tenido la "amabilidad" de acompañarme a verlo, deduzco que es usted la autoridad al mando aqui... ¿Me equivoco?

El hombre se echa para atrás y puedes observar que lleva un escudo bordado en la pechera. Blanco con tres bandas amarillas que lo cruzan en diagonal de izquierda a derecha. Se mesa las sienes antes de hablar y echa un vistazo a tus ropas y apariencia.

Mirad Sir no se si en Sotogrande es practica comun ir repartiendo espadazos a la minima. Pero esto es Desembarco y no voy a permitiros ciertas actitudes y licencias. Escuchadme con mucha, mucha atención si volveis a liarla yo mismo Tobias Chyttering os echaré a la primera mazmorra que encuentre. Cerraré y procurare perder la llave. Y ahora desapareced de mi vista, tengo una ciudad en la que mantener la paz y muchos idotas como vos tratando de amargarme el dia. Así que iros a jugar al caballero andante a cualquier lado en el que no deis por culo.

      Las palabras del hombre me irritan sobremanera, no obstante, está claro que es un hombre importante a pesar de que no logro reconocer su blasón, y podría meterme en problemas si tentase demasiado a la suerte, asique opto por ser algo más diplomático y contener la ira, forzando un tono cordial que no siento en modo alguno.

Señor, debeis haberme confundido con otra persona pues yo no procedo de "Sotogrande", aunque se parezca, mi hogar está en "Sotodeoro"... En cuanto a lo que me habeis dicho, debo pedirle disculpas por lo sucedido, pero tal como decís en mi tierra a un ladrón se le corta la mano, y yo no voy por ahí repartiendo espadazos por doquier... Pero el hombre al que agredí estaba tratando de robar mi caballo que, apenas dos minutos antes, había atado a las puertas de "El Dragón Furioso". Cuando la muchacha que servía en la barra me dió el aviso salí corriendo para tratar de espantar al hombre, pero éste, sin duda borracho, hechó mano de su garrote para amenazarme...

      Tras la parrafada, pronunciada en un tono tenso y a gran velocidad, trato de calmarme y respiro con profundidad, pues una idea me ha acudido a la mente... Quizá granjearse la simpatía de este hombre sea un buen punto a la hora de integrarse en el lugar... Asique con un tono más amable trato de ganarmele con unas palabras favorables.

Sin duda no estabais al tanto de que en la zona se moviese semejante chusma, pero no me cabe duda de que un hombre como vos, capaz de ocupar este puesto y hablar con esa autoridad, hará todo lo posible para que no se repitan semejantes altercados... Por mi parte, tiene mi palabra de que procuraré evitarlos, es más, le aseguro que no tengo el menor deseo de verme envuelto en ellos... pero dado que ya me ha pasado en una ocasión, le ruego que me explique que debo hacer en el caso de que un indeseable vuelva a intentar robarme en mis narices y me amenace con un arma...

Con un gesto el hombre pone su espada encima de la mesa, puedes admirar que es una obra fina y algo llama tu atención aunque no sabes que es.

Os lo repetiré caballerete. No os metais en asuntos que no podeis comprender, vovled a vuestras justas y a recitar poemas de amor a las damas pero si volveis a sacar la espada me vere obligado a... usar la mia. Y ahora desapareced de mi vista. Id a hacer lo que sea que hagan los caballeros, pero no os metais en problemas.

       A pesar de la dureza de las palabras del hombre, su gesto me inspira respeto... Desde luego, hay que tener pelotas o ser muy imbecil para tratar de ese modo a un caballero, o ostentar un título que te permita hacerlo... Debería averiguar más sobre ese hombre... Pero antes, dedico una lenta mirada a la espada, con calma, antes de levantar nuevamente la mirada hacia el.

Te das cuenta de algo que pasaria desapercibido a cualquiera que no fuese un guerrero con cierta experiencia. O que no se hubiese cruzado con alguien como Tarly. Una esapada no puede moverse con la ligereza con la que lo ha hecho el hombre a no ser que el material de su forja sea...acero valyrio.

No ves la utilidad de seguir buscandole las cosquillas al hombre y abandonas el puesto de la guardia. Mirandolo por el lado bueno te han franqueado la entrada a la Fortaleza. Eres acompañado a abandonar el patio interior y tras cruzarte con un par de damas que cargan a un perrito de aguas te ponen de patitas en el patio exterior de la Fortaleza.

Delante tuyo se extiende una gran explanada cercada por murallas y edificios, al fondo se abre la Puerta de los Traidores que va a dar a la ciudad. Pero lo que llama tu atención es que en un lateral un grupo de jovenes escuderos practica bajo la mirada y los gritos de sus maestros de armas.

        Una vez fuera de los barracones, con un humor de perros por la injusticia de la situación, estaba pensando si encaminarme de vuelta a la taberna y dejar mi objetivo para otro dia, cuando me llama la atención un grupo de jóvenes escuderos que practican bajo la atenta mirada de los maestros de armas...  "Genial, esta puede ser mi oportunidad para desahogarme un poco..."

        Con paso calmado me acerco al grupo mientras observo la forma en la que luchan y trato de evaluar tanto a los aprendices como a los maestros, buscando aproximarme al grupo que más se ajuste a mi nivel...