Partida Rol por web

Al fin te acercas. Paso a paso, durante casi veinte años. Paso a paso, siempre cuidadoso. Paso a paso, sin perder de vista tu objetivo. Paso a paso, alimentandote del odio y el rencor. Paso a paso, hasta estar en posición de asesinar a Tywin Lannister.

Tras mucho intirgar has conseguido ser nombrado diacono sufraganeo en el Gran Septo de Baelor. El mayor septo del reino, solo a un paso de distancia de la capilla de la familia real y centro de culto de la Fortaleza Roja. Al fin has conseguido una manera de llegar muy cerca del mismisimo corazón del castillo del Rey. Muy muy cerca de la Torre de la Mano, residencia oficial de Lord Tywin Lannister. Con la oportunidad de cruzarte con el maldito Lannister y por fin hacer justicia. Apenas llevas aqui dos dias y ya te sientes cerca. Tan cerca....

...Y a la vez tan lejos. A Lannister lo guardan hombres armados dia y noche. Sus aposentos están estrechamente vigilados. Sus alimentos probados por catadores y gente de confianza....

Mientras te dirijes al septo para los oficios del alba te das cuenta de que no va a ser facil cumplir tu venganza. Y aún más salir con vida.

 Poco a poco, voy haciéndome a mi nuevo destino. Combino la preparación de mis obligaciones como diácono, con el estudio en secreto de la alquimia y la fabricación de venenos. Mi primer paso era tomar nota de quien asistía al rezo del día séptimo. Espero con ansía ese día, puesto que dependiendo de quien acuda ese día de la corte puedo aprovechar su asistencia para mis perversos planes.

Mientras pienso esto se me va el santo al cielo, para despertar rato después.

"He de hacer contactos en la ciudad, pero primero he de enterarme de quien maneja los hilos" pienso. Acto seguido busco mi ropa de "paisano" y me la pongo con intención de ir a la zona barriobajera de la ciudad, a escuchar chismorreos haciéndome pasar por mendigo o algo similar.

Tras celebrar los oficios del alba te vistes con tus ropas de mendigo y te dirijes al Lecho de Pulgas el infecto barrio bajo de Desembarco del Rey. asiento de las posadas y burdeles de peor fama, de las discretas casas de cita de la nobleza, de los más ruines peristas y usureros y de cualquier tienda que despache mecancias de dudosa catadura moral.

Mientras deciendes la colina en dirección a ese barrio te vas hundiendo en el hedor de las infectas callejuelas. ¿Como es posible que si nevó ayer con una capa de blanca nieve virginal las calles ya apesten a orines? Pasas por delante de una ruidosa taberna donde un grupo de rufianes se despacha alcohol de dudosa calidad.

Aprovechas para echarte algo de barro y añadir ese "toque maestro" a tu disfraz. Para bien o para mal es dudoso que nadie pueda distinguirte a simple vista de un pordiosero común.

Voy paseando por la calle hasta que vea a algún chico jugando por la calle.

- E mancebo, quieres ganarte unos "cobres"? - espero a que el joven se acerque-. Así me gusta, solo necesito saber de alguien que falsifique cosas de metal por la zona, si me das un nombre y un lugar esto será tuyo - y pongo discretamente en mi mano unas cuantas monedas de cobre, las suficientes para que el muchacho se puede comprar algún dulce, a ser posible de forma que solo lo vea el, tapándolo parcialmente con mis ropas o algo así.-

El muchacho te guia por unos callejones infectos en los que temes que en cualquier momento te asalten. Pero el chico debia ser más honrado que la media (o tu tienes mucha pinta de miserable) por lo que te lleva hasta una plazuela en la que en un rincón se abre una tienducha.

En su interior hay un hombre calvo y barrigon que al parecer anda ocupado aplicando un baño de oro de dudosa calidad a unas piezas de hierro para fabricarse unos dragones de oro. Cuando te ve esconde precipitado los materiales y te mira con desconfianza.

¿Que quieres pedigueño? Si no traes buenas monedas largate con viento fresco.

 Gracias joven- le digo al muchachito, dándole los "cobres" prometidos-, ahora lárgate, y a paso ligero, que los mayores tenemos que hablar.

Me dirijo hacia el mercader de dudosa moralidad:

-Verá señor, este joven me ha dicho que usted puede forjar objetos metálicos que son difíciles de conseguir de manera legal si uno no es...de cierta familia. Verá, mi señor, que me envía en su busca, estaría dispuesto a pagar una generosa suma de dinero por un anillo con el sello de la heráldica de dos casas nobles. Me han mandado al lugar adecuado, o tengo que seguir buscando alguien capacitado donde mi señor pueda invertir su dinero?

El hombre mira a lado y a lado esperando que no haya orejas indiscretas cerca.

Todo puede arreglarse, si puede pagarse. ¿Cuanto quereis gastar y que quereis fabricar?

- Quiero fabricar un par de anillos con sello, de los que llevan los principales miembros de algunas casas nobles. Sobra decir que mi señor los necesita para resolver un problema político, nada malo para la ciudad, y algo bueno para vuestro negocio, pues vos ponéis el precio, y si se hace pronto, seguro que mi señor sabrá recompensaros como es debido con algún extra. Si usted puede hacerlo, tened por seguro que mi señor puede pagarlo. Y bien, que decís?

 Me temo que no lo he entendido...:S

Bueno eso que pides es dificil...y muy caro. Va a costar una pequeña fortuna, y obviamente por adelantado. Dice el mercader mientras se frota las manos y realiza calculos mentales. Aún así tu aspecto de pordiosero no le inspira confianza en el. Como minimo tres dragones por sello

 No habrá problema en el precio, como sabréis, mi señor no es tan tonto como para mandarme con tal suma de dinero a un barrio como este, por lo que si queréis oler el dinero deberéis hacer los sellos primero, yo volveré a ver si están hechos y pondremos un punto de intercambio de vuestra elección, pero no en este sumidero de delincuencia. Esas son las condiciones, o lo tomáis o lo dejáis. Hay mas falsificadores, y dudo que tengáis oportunidad de oler tanto dinero aun juntando toda vuestra vida. Y bien, que decís? Solo acepto por respuesta un si, o un no.