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UNA HORA DESPUÉS DEL ATAQUE:

AÑO: 783 D.

MES 2: METAGITNIÓN.

MENÓS PHTHINONTOS: LA DÉCADA DEL MES QUE SE ACABA.

DÍA: 28 HENNATÉ.

HORA LOCAL: 07:10.

Los dos Glaucos de Helicaón se estremecen en una sonora vibración, mientras el aire riela a su alrededor y brillan con el color de la plata fundida incandescente...

UNA HORA DESPUÉS DEL ATAQUE:

AÑO: 783 D.

MES 2: METAGITNIÓN.

MENÓS PHTHINONTOS: LA DÉCADA DEL MES QUE SE ACABA.

DÍA: 28 HENNATÉ.

HORA LOCAL: 07:10.

Cuando los gritos resuenan en el ambiente, abro los ojos súbitamente y salto de la cama para comenzar a equipar mi servoarmadura. Hablo a mis compañeros arcadianos, los que despiertan en las cercanías. Me queda claro que todos los miembros de la delegación arcadiana que ha ingresado en la estación Iculisma están seguros de momento, por lo que no hay motivo alguno que pondere el riesgo de salir de los aposentos sin el equipo apropiado, por lo que continúo con el procedimiento para activar mi servoarmadura de la forma que corresponde.

Helicaón, indica la intención de salir de la habitación, por lo que le respondo a él y a Taurón:

 - "No salgan de la habitación. Quédense aquí y saldremos todos juntos. Comuníquense con el Aclamador, que estaba en alerta así que no debe haber sufrido ataque pues había cortado antes todo flujo de información desde mi aviso."

Pero el Dorado sale igualmente de ella y deja a Taurón cuidándome. Los glaucos me miran confundidos y la verdad es que nunca me han agradado mucho esos sirvientes, extraños y a la vez inútiles en muchos casos. Mientras mi equipo se carga completamente, tomo mi comunicador y hablo al Aclamador:

 - "¡Aquí Eteocles al Aclamador! Ha habido alguna clase de ataque en la estación. ¿Informe de la situación?"

No sé si hayan sido capaces de detectar algo o no, pero tengo confianza en la seguridad de la nave pues la alerta en que los puse al momento de enterarnos de la muerte de Vespan incluye protocolos de aislamiento que vuelven imposible la infiltración de tropas a su interior, así como cualquier tipo de intrusión. Arcadia tiene la tecnología y el poder para defenderse de lo que sea.

Cuando mi servoarmadura termina de cargarse, entro en ella y tomo todo mi equipo. Salgo por el pasillo, flanqueado por un ansioso Taurón y seguido por los silenciosos glaucos. Al llegar a lo que me parece el epicentro del escándalo que nos despertó, veo los cadáveres y escucho las palabras de quienes están ahí presentes.

"¿Un ataque informático? ¿Xombies descontrolados matando humanos?"

Veo que la mujer muerta es de la delegación de Gólgota. Escucho las palabras de Urban y el resto, a las que respondo también:

 - "Lamento su pérdida, Emisario Urban."

Las palabras de la Marquesa suenan con mucho sentido y no sé qué más pueda aportar a ello pues no soy un diplomático y las palabras nunca han sido uno de mis fuertes.

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DÍA: 28 HENNATÉ.

HORA LOCAL: 07:10.

++Analizando. Amenaza detectada. Nave capital entrante. Signatura de una segunda entrada. Analizando.++

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DÍA: 28 HENNATÉ.

HORA LOCAL: 07:10.

Por supuesto, los problemas no venían solos. Nunca venían solos. Laertes había accedido a empezar la reunión una hora después, aunque no había abandonado su armadura ni su rifle, pues era evidente que la seguridad en aquel lugar estaba comprometida. Y aún siendo perfectamente capaz de defenderse sin ellos, sería temerario o algo peor no usar todo lo que pudiera para acabar con posibles atacantes y defenderse de ellos. 

Pero no parecía que hubiera reunión tampoco en aquel momento, dada la alarma de Caoban y aparición de aquella nave. El monarca ateniense observó a la gobernante de la Marca, pues ella debía tomar la decisión, pero no se cortó en expresar su opinión.

-Marquesa, ¿de qué capacidad de respuesta dispone la Iculisma? Hemos sufrido un ataque informático de potencia inaudita y origen desconocido, y ahora aparece una nave de potencia considerable y origen desconocido. Creo que lo más prudente sería enfocar en ella todas las armas... Y que nadie nos juzgaría con dureza si empezamos a disparar-sentenció, con un tono calmado y firme. 

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DÍA: 28 HENNATÉ.

HORA LOCAL: 07:10.

El capitán Melpurgis llegó al lugar del breve combate. Al ver la situación, guardó sus armas y evitó mirar al Rey Leónidas. Sin duda iba a recibir suficientes alabanzas de otros por hacer lo que mejor sabía hacer.

Tras la máscara, los ojos de Expurgare miraban a los xombies descontrolados y a la víctima. Kolette.

-Los siervos no humanos son un peligro en estos momentos, comentó. -Pueden ser usardos como arma contra sus propios dueños.

Era inevitable pensar en el Gestor Omnios de Ritea. Pero a veces lo evidente no era la respuesta que se buscaba. Las palabras del Emisario Urban le sacaron de sus pensamientos, y se volteó hacia aquel tecnomuerto y dio un paso al frente para ponerse cara a cara. Por alusiones directas, estaba obligado a intervenir. -Lamento su pérdida, pero debéis cuidar el tono. No todos los que os detestan están automáticamente aliados con Jerjes. Los Mercs respetan y aprueban esta asamblea, y no tienen que ver con esto. Este ataque parece en su conjunto más sofisticado. No es de nuestro estilo, y además sería una estupidez y una insensatez, más propia de una mente programada que humana.

Respiró hondo sin apartar su máscara del Emisario Urban. -Para nosotros que defendemos la libertad, Jerjes representa el mal. ¿Para qué ibamos a querer que Damocles cae bajo su yugo?

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HORA LOCAL: 07:10.

Un evento imprevisto tras otro se sucedían llevando la improvisación a la Iculisma. A pesar de que habían pasado menos de dos días desde que la expedición de Hesperia llegará a la estación espacial, la situación había dado un giro total haciendo que todo el trabajo de planificación del baronet no fuera más que papel mojado.
Después del ataque sufrido a primera hora, William no había soltado sus armas en espera de la nueva reunión que tendría lugar. Sin embargo, una nueva amenaza acontecía y los sensores de la estación detectaron la intromisión de una nave hostil en sus proximidades.
Tras escuchar el planteamiento del Rey Laertes sobre la conveniencia de un ataque preventivo no pudo evitar mostrarse de acuerdo con él.

-Como máximo dignatario de Vesperia, secundo la moción del Rey Laertes de Atenas de utilizar el armamento de la Iculisma sin más dilación-

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La piel de Leónidas, en el momento inmediatamente posterior al combate, brillaba con una fina pátina de sudor. Su mirada recorrió de forma desapasionada los cuerpos de los xombies, mientras su pecho subía y bajaba, hasta detenerse en el cuerpo de la mujer. Su cuello desgarrado y el charco de sangre hablaban de una muerte que, probablemente, no mereciera.

Una leve vibración de la lanza hizo que los restos orgánicos mezclados con los fluidos propios de los tecnomuertos se despegaran el metal y cayeran al suelo, en el momento mismo en que Ladi Meyers hizo acto de presencia a su lado.

-¿Supones? -una sonrisa cargada de sarcasmo se abrió en el rostro de Leónidas-. En cualquier caso me alegra ver que Laertes cuenta con alguien lo suficientemente veloz como para llegar al lugar de combate con rapidez. No con la sufiente pero no está mal -echó un brazo sobre los hombros de Ladi y lo atrajo un segundo hacia él-. La próxima vez corre más. Puede que en vez de dos sean más y necesite ayuda. Y será bienvenida.

Apenas le había soltado, hizo acto de presencia el emisario Urban.

-Urban, no me des las gracias por acabar con esos desgraciados. No llegué a tiempo para salvar a tu técnico que hubiera sido lo deseable. Siento tu pérdida -Leónidas se mostraba directo, ajeno a las formas que tanto gustaba a lo sdemás guardar, aunque luego fueran capaces de acuchillarse por la espalda- y si necesitais ayuda para sus honras fúnebres, no dudes en pedirla.

Un sutil roce y unas palabras murmuradas, desviaron momentáneamente su atención hacia la Marquesa. Pero Athena fue la que despertó su curiosidad. Que quisiera informarles a la Marquesa y a él, simultáneamente, no dejaba de ser sorprendente.

-Por supuesto, Athena. Y entiendo que cuanto antes, mejor, ¿no? -preguntó a su mentat-. ¿Marquesa? -dijo volviéndose hacia ella y esperando de su parte alguna declaración. No obstante, la potencial atención de esta quedó inmediatamente absorbida por las nuevas noticias. Una nave capital de tipo Acorazado. Y con ella el nerviosismo-. Entiendo perfectamente la necesidad de ser precavidos y estar preparados, pero ¿atacar a una nave capital sin saber su procedencia o sin haber previamente intentado contactar con ella para averiguar sus intenciones? Parece que nada es casual en lo ocurrido en estas últimas horas, pero no aventuremos ni corramos demasiado. Pongamos nuestras respectivas naves en alerta máxima y que desplieguen su armamento. Que lo haga igualmente la estación. Pero no comenzaría con un ataque preventivo sin saber algo más.

Se volvió hacia su polemarca.

-Athena, alerta máxima en nuestra nave. Que preparen el armamento y estén listos para disparar a nuestra orden. Marquesa, que se permita a nuestro crucero liberarse de los anclajes de la Estación.

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HORA LOCAL: 07:10.

La servoarmadura hacía el ruido suficiente como para alertar de su llegada casi antes de que el brillo de la misma pudiera advertir al resto de que estaba allí. Haciendo honor a su apodo Helicaón portaba una armadura dorada de rectas y elegantes formas. En su mano portaba una lanza hecha por él mismo. Sus pisadas eran seguras mientras empuñaba su arma y miraba a los lados buscando algún posible enemigo que resultara alguna amenaza. Aprovechó el comunicador de su armadura para ir transmitiendo información al resto de la delegación de Arcadia.

Cuando llegó ante el grupo de dignatarios reunidos guardó silencio tratando de reunir información en base a los comentarios de los presentes. No pronunció palabra alguna hasta la llegada de Eteocles que venía escoltado por su hermano Taurón y sus dos Glaucos. Con un gesto de cabeza asintió a Taurón felicitándole por haber cumplido sus órdenes y luego se acercó a Eteocles para informarle de lo que había averiguado. Con un tono bajo habló.

—Las defensas de este lugar no proporcionan una seguridad óptima teniendo en cuenta los hechos acontecidos. Me veo en la tesitura de aconsejar una pronta vuelta a nuestro planeta. Un dirigente muerto, varias bajas y combates en las inmediaciones de nuestras habitaciones.

Tras eso hizo una pausa y habló de nuevo con un tono ligeramente más audible.

—Este no ha sido un buen lugar para celebrar la reunión. Quizás deberíamos proponer Arcadia para futuros encuentros.

Sus ojos apreciaron el brillante estado de sus mayordomos personales y eso le extrañó, sin embargo no dijo nada que demostrara tal extrañeza. Con su mano libre, la izquierda, indicó a los dos siervos que se alejaran de su posición y que fueran hacia el fondo del pasillo usando únicamente dos dedos.

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HORA LOCAL: 07:10.

Cada vez que sonaba la voz de Caoban La Marquesa apretaba tan fuerte la mandíbula que le rechinaban los dientes.

¿Ahora qué?- Una intrusión. Lo que les faltaba ahora. Esta vez tomó ella el control del intercomunicador recordando cómo Caoban le había enseñado sin que ella prestara demasiada atención.

- ¡Nave entrante no identificada! Aquí estación espacial Iculisma. Han entrado en el Sistema de La Marca de Angouleme. Por favor, indentifíquense."- Hizo un primer intento. No iba a disparar sin preguntar primero. Después se volvió hacia Laertes.

-  El sistema solar de La Marca al completo está protegido por toda una red de satélites de sensores, comunicaciones, plataformas de armas, estaciones defensivas con cazas espaciales drones, y demás- El sistema de defensa era antiquísimo y obsoleto para los modernos estándares riteanos, posiblemente se tratara de tecnología colonial terrana, pero milagrosamente todavía funcionaba y La Marquesa parecía orgullosa de ello. Volvió a apretar el interfono pero esta vez para comunicarse con Caoban.

- Administrador Caoban, obtenga imagen y pásela a la pantalla. Si la nave no contesta establezca la alerta máxima y envié una advertencia. Autorice el desacople del Carguero Espartano y la Hydra de los riteanos.

Ignoró las críticas hacia la seguridad de la Marca. El ataque no sólo dejaba en evidencia sus sistema de defensa sino el de todas las naves de las delegaciones invitadas. No era el momento de echarse los trastos a la cabeza. De hecho, La Marquesa era una firme defensora de que, ante un ataque informático semejante, precisamente la superficie de Canopus, que no la Iculisma, era el lugar más seguro que podía haber.

La petición de Athena había tenido que esperar y por ello la Gobernante se disculpó con la Polemarca espartana.

- Espero que sepáis disculparme la espera. Vayamos a un lugar más tranquilo.- No le gustaba el secretismo, pero entendía que quisieran comunicarle a ella en primer lugar cualquier cosa que pudiera ser importante.- Trescaras, acompañadme.

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HORA LOCAL: 07:10.

Laertes sonrió levemente ante la réplica de Leónidas, que en este caso parecía querer ser más prudente. Sin embargo, cuanto antes se pusieran todas las medidas posibles en marcha, antes estarían listos para contrarrestar la amenaza que aquella nave suponía, si es que estaba en lo cierto.

-Yo solo digo que no creo en las casualidades. Varias muertes, sabotajes, ataques informáticos y ahora esto. Como decía el granjero Eteocles en la famosa comedia de Sículo, y ruego que me disculpeis el lenguaje... "Si parece mierda y huele a mierda, ya sabes lo que es. Si hundes tu cuchara, o es porque no tienes olfato, o porque eres idiota"-citó, encogiéndose de hombros-y a mi todo esto me huele muchísimo. Ojalá me equivoque y esa nave responda de forma no hostil, pero sospecho que su primer comunicado va a venir en forma de lanzas de energía o torpedos.

-Por lo demás, también solicito el desanclaje de mis naves, ya que en caso de combate no serán de utilidad fijadas en ningún lugar-añadió. Probablemente ya llegaban tarde, inexcusablemente tarde, pero poco se podía hacer al respecto a estas alturas. Solo esperar que estuviera equivocado y aquello fuera una serie de increíblemente desastrosas casualidades, y no un intento premeditado y consciente de destruirles a todos. 

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HORA LOCAL: 07:12.

Repentinamente, el fulgor de la plata fundida desaparece, y los cuerpos metálicos de ambos Glaucos caen al suelo, convertidos en montoncitos apagados de polvo de plata.

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DÍA: 28 HENNATÉ.

HORA LOCAL: 07:10.

Cumpliendo las órdenes de Leónidas, me comuniqué con la Conquista de Escila para dar orden inmediata de alerta máxima.

- Atentos a la nave entrante. Ante cualquier movimiento extraño, captación de onda o mensaje, avisadme inmediatamente. 

Asentí cuando la Marquesa accedió a la charla privada, y no hubo ningún gesto o palabra en contra de que Tres Caras nos acompañara. Aún mejor.

Sin embargo, la suerte y el tiempo no estaban de nuestro lado. Ver caer a los Glaucos, cambió mis planes a corto plazo.

- Es probable que tengamos que dejar la charla para otro momento...

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DÍA: 28 HENNATÉ.

HORA LOCAL: 07:10.

La noticia de la llegada de una nave no identificada puso en alerta a los presentes. El Capitán Expurgare Melpurgis comenzó a tener serias dudas de las defensas de aquella estación, y de la protección que podía brindarles la Marquesa. -Podéis contar con mi nave nodriza "Cuna de Perros", dijo dando por supuesto que la fama de la joya de la flota de los Mercs le precedía. -Propongo interceptar a la nave desconocida con varias naves hasta averiguar sus intenciones.

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DÍA: 28 HENNATÉ.

HORA LOCAL: 07:10.

Ladi, en total silencio una vez hubo acabado la trifulca, permaneció junto a Laertes a la espera de indicaciones y escuchando lo que los diversos mandatarios decían. Torsionó su columna, haciendo sonar algunas vértebras, dolorido aun por el abrazo del oso que con un solo brazo le diera Leónidas hará un par de minutos.

Dioses, casi me parte, tuvo que admitir recordando la fuerza del coloso espartano. Entonces pudo oír la conversación de un acorazado intruso, poniendo aun más en alerta a todos los pasajeros de la estación marqueña. Y pudo escuchar las palabras y órdenes en voz alta que por un trasmisor parecía enviar la Marquesa, sita junto a Laertes, a un subordinado al cargo de las defensas del sistema.

- Disculpadme, Marquesa - interrumpió con toda la diplomacia que pudo a la mujer, que trataba de mantener la compostura a pesar de que apretaba la mandíbula y era perfectamente audible el rechinar de sus dientes -. Si una imagen de la nave es captada... agradecería que me fuera posible verla. Quizás, y digo solo quizás, pueda averiguar su procedencia con un vistazo - comentó a la señora de La Marca. Tras decir esto dejó a la mujer con los asuntos, sin duda muchos y apremiantes.

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HORA LOCAL: 07:10.

La respuesta que me brinda una de las IAs del Aclamador no me deja conforme pues puede significar que algo va a aparecer por el Laberinto además de ese enorme acorazado. 

"Como si aquella enorme nave capital no fuese suficiente amenaza."

Los presentes hablan y, de un momento a otro, los glaucos de Helicaón comienzan a hacer movimientos extraños. Este les ordena que se alejen y, finalmente, se deshacen en polvo plateado. Miro sin entender lo que sucede y le respondo a mi lugarteniente en voz lo suficientemente baja para que solo él escuche:

 - "Nuestra misión siempre es mantener el peligro lo más lejos posible de Arcadia. Luchar en este sistema me parece mucho mejor que hacerlo en casa, por deficiente que sea este sistema de defensa en comparación con el nuestro."

Pero no me gusta mucho tratar con las IA si tengo seres orgánicos para hacerlo. Por suerte, dejé suficientes suprahumanos a bordo de la nave para poder obedecer mis órdenes. Hablo nuevamente al Aclamador y le imparto órdenes:

 - "Eteocles al Aclamador. Quiero hablar con un Suprahumano. Mantengan el estado de alerta, cierren todas las entradas y salidas de información inalámbricas a excepción de este canal de comunicación. Desactiven temporalmente todos los droides no esenciales en el interior y manejen todo de manera análoga lo más posible, de inmediato. Preparen armamento y permanezcan alerta. Quiero un reporte con cada nuevo dato."

Miro a la Marquesa y a todo el resto, antes de continuar:

 - "Marquesa, dirigentes, creo que la suposición general es que esto es un acto de hostilidad claro. Si bien, estoy con el Rey Leónidas en que atacar sin preguntar no es lo apropiado, sí soy partidario de preparar una inmediata defensa. Si asumimos que vienen a matarnos, dudo que realmente esta estación sea el lugar apropiado para esperarles pues con disparos sobre la estructura, nos matarán sin necesidad de realizar un desembarque. Propongo descender a la superficie planetaria y preparar nuestras tropas para plantar cara si los atacantes superan nuestras flotas combinadas. Pongo a disposición de esta alianza, tanto la fragata Aclamador, como las tropas que en el interior permanecen."

Miro a Helicaón mientras acaricio el pomo de mi espada, pues sé que probablemente será el momento de usarla. Soy un guerrero pero no un amante del combate. Creo que la mejor batalla es la que se evita mas dudo mucho que aquella nave, precedida de un ataque informático y lo que sea que traiga, venga a negociar.

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HORA LOCAL: 07:10.

A pesar de que el grueso mi atención no era para la escena que rodeaba a la pantalla, no pude sino aceptar que era una suerte que empezaran a razonar de aquella forma. Sin embargo el movimiento en el Laberinto tiraba por tierra mi teoría acerca de Circe, no porque no albergara esperanzas de que pudiera aparecer en el último instante, sino porque no lo habría hecho con dos astronaves de aquel calibre.

- ¿Alguien más dispone de tropas adicionales ocultas?

Pregunto de improviso para disponer del total de nuestras fuerzas e idear un plan de defensa viable ante un acorazado y algo del mismo nivel o superior. El único problema iba a ser que seguramente mi pregunta sería malinterpretada, como hasta ahora lo habían sido todas mis acciones.

- ¿Y tropas de asalto espacial?

Añado de seguido porque tenía presente que el intercambio de fuego no nos sería muy productivo e inevitablemente nuestras fuerzas quedarían enormemente dañadas.

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HORA LOCAL: 07:12.

++Desacoplando "Conquista de Escila", Majestad. Preparando armamento.++

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HORA LOCAL: 07:12.

-¿Alguien más? -dijo Leónidas enarcando una ceja-. ¿Quiere eso decir que tú sí, Omnios? -alzó la cabeza al escuchar que su nave ya estaba desacoplada-. Tal vez quieras explicarnos eso, salvo que se trate de un lapsus linguae.

Se separó levemente del grupo allí reunido y a través de su intercomunicador dio instrucciones a su crucero.

-Pasad a una posición orbital en torno la estación, dejando esta entre vosotros y la nave recién llegada. Armamento preparado y listo para hacer fuego a mis órdenes o de la Polemarca Athena. 

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Tal y como sospechaba, no tardaron en desconfiar.

- ¿Qué hay que explicar? Mantener refuerzos lejos de la vista del enemigo es una táctica básica en la guerra - esperaba no tener que explicar por qué - Y si tuviera conocimiento de que un enemigo fuera a reunirse, golpear con fuerza para intentar destruirlo sería algo lógico. ¿No le parece Rey: Leónidas?

Concluyo la lección no queriendo ahondar en la herida que estaría creando en el orgullo del líder de Esparta.

- La presencia de una Astronave: Acorazado demuestra que tuvieron conocimiento de nuestras fuerzas, aunque quizás no que dispusiéramos de dos Astronave: Fragata más un sistema de defensa, que a pesar de su antigüedad sigue siendo funcional - no iba a ignorar recursos por anticuados que resultaran - De todos modos, sigue habiendo actividad en la puerta. Quizás deberíamos continuar vigilando antes de diseñar una estrategia más elaborada.

Una vez más, ya tenía preparadas unas directrices básicas, pero dependía de lo que siguiera saliendo del Laberinto.

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HORA LOCAL: 07:12.

Leónidas miró a Omnios con un deje de desprecio en su sonrisa y una sombra de frialdad en sus ojos. 

-Admirable prevención en una Inteligencia Artificial Residente -dijo sin ápice de tacto-. Solo que tus palabras, Omnios, traslucen una potencial intención. Nadie esconde un arma si no tiene intenciones de usarla. Y ocultar fuerzas de refuerzo a cierta distancia del lugar en el que se celebra una reunión de presuntos aliados, despierta ciertas suspicacias en quien lo escucha por más que trate de justificarse su presencia en la suposición de un ataque de manos de un enemigo. Quizá quedaría por determinar si el enemigo es Jerjes o a la Alianza. No, no hace falta que respondas. Ya tenemos demasiados problemas como para complicarlo todo con la semilla de la desconfianza -se dio media vuelta, dando la espalda al gestor de Ritea. Miró el polvo en el que se habían transformado los glaucos y entrecerró los ojos-. La casualidad no existe. 

Era hora de ser paciente. Ningún depredador podía permitirse el lujo de actuar improvisadamente, de lanzarse a un ataque sin haber previamente venteado el aire y observado sin ser visto. El ataque informático había causado daños y bajas, pero nada especialmente relevante si se evaluaba fríamente. Las defensas, el armamento y las naves atracadas seguían operativos. Lanzar un Acorazado contra ellos no tenía demasiado sentido en aquellas circunstancias.