Partida Rol por web

- Si, tienes razón - respondió mansamente el druida - Así como a mi me resultaría sencillo moverme entre los arboles - se encogió de hombros - Pero como dije, no tengo intenciones de atacar. Puedo ayudar con los ogros - su rostro cambió momentáneamente - No me gustan los seres que no respetan a la madre naturaleza. Pero si estoy acá es a pedido de vuestros compañeros. Ellos creían que vuestra ayuda podría ser importante para acabar con los bandidos -

Repentinamente miró al sátiro - No me habías dicho de la recompensa... No soy muy adicto a conseguir monedas por atrapar gente... aunque si lo merecen puedo ayudar... y quizas deba plantearme cambiar algo de mi equipo - le dijo antes de volverse hacia las mujeres - En fin. Uds sabrán si quieren volver con nosotros o seguis hacia la ciudad. Yo cumplí lo que prometí, alcanzarlas y avisarles -

- Supongo que por más que sean ocho si no saben que lso estamos esperando podremos con ellos sin problemas -

Valeria le echó una mirada dura a Bourdain cuando dijo que la guardia no podía "ni sacarse un moco". Ella era, al fin y al cabo, miembro de la guardia sortílega. Pero  no era una mujer pasional precisamente, así que dejó pasar la ofensa y meditó la información que había traído el sátiro y su nuevo compañero. Declinó la pipa antes de responder.

—Supongo que puedo actuar en nombre de la Guardia si tengo una confesión de esos bandidos —empezó Valeria—. Y es mejor que acabemos con sus fechorías ante de que puedan volver a emboscar a ningún viajero desprevenido. Pero no se les dará trato de favor a esos forajidos aunque hayan confesado: caerá sobre sus hombros toda el peso de la ley de Nevesmortas. Y quiero a ese Belis vivo. ¿Podrías identificarlo si nos lo encontramos, Bourdain?

—Ya—suspiró Niren haciendo rotar los ojos en redondo—. Y tú supongo que eres más listo porque te los sacas y te los comes...

Le hacía cierta gracia que el sátiro calificase a la guardia como una panda de mentecatos teniendo en cuenta que él mismo no era capaz ni de recordar algo que ya le habían dicho ya tres veces. O no era capaz, o no le daba la gana pero a la tiefling no le gustaba repetir las cosas más de tres veces. Al menos por las buenas.

Apartó la pipa con la mano, no entendía cómo había quien podía gustarle aspirar el humo de la hierba quemada pero allá cada cual con sus peculiares gustos.

—No, gracias—gruñó. Luego miró a Valeria—. Yo creo que lo difícil no va a ser identificarlo, va a ser que el par de paladines que nos acompaña no se lance sobre él para despedazarlo y así "librar a estas tierras del terrorífico poder del mal" o algo de eso. Ya sabes, por aquello de autoproclamarse guardias...

-Ehhh si... eemmm... la recompensa.... si, se me había olvidado! -COntestó el sátiro rascándose la cabeza y sonriendo afablemente.

Por un momento, la mirada de Valeria le hizo pensar que en cualquier momento lo iba a convertir en una sanguijuela o algo peor y el humo de su pipa se le atragantó en la garganta, haciéndolo toser exasperadamente.

...Coufgg Coufgg Coufggg.... Ggggssshhh. -Escupió saliva marrón al suelo y habiendo recuperado el aliento, volvió su atención a la maga. -No se les ha prometido nada a esos bandidos, sin duda el peso de la ley les caerá encima, y para esta altura, yo creo que alguno de ellos se habrá convertido en la mascota del grandulón Redwin o cena del clérigo Jeje.

-Uyyy! -exclamó a la tiefling -¿Con ese genio si encontrarás marido que te soporte?

Arrastró a Niren hacia un lado de la tienda y le comentó en voz baja, pensando erroneamente que los demás no escucharían. -Ehh, tengo que decirte algo.... es sobre.... mmmm... es de tu amiga Shaonn! si quieres hablamos bien cuando no hayan....

Se volteó a los demás. -¿Vamos?

- Pues si, tenemos la confesión - comentó Angelo - Quizás no por escrito, pero no creo que se atrevan a negar lo que ya le reconocieron al hombre-toro

Angelo observa a la Tiefling con curiosidad pero no dice nada, ha visto animales más extraños y no tiene parámetros para catalogarla más que como una humana algo distinta al resto de los que ha conocido

- De cualquier manera, por lo que dijeron, no creo que ese Belis y el resto de sus cómplices vuelva hasta mañana o pasado... claro que para asegurarnos sería mejor que nosotros nos aseguremos de llegar antes que ellos. Si quieren desarmar esa tienda y ponerse en marcha yo puedo ir adelantandome... y quizás consigo algunas provisiones que no sean frutos secos - propone recordardo los comentarios de los que quedaron en la cabaña - parece que a algunos les estaba cansando esa dieta - intenta bromear

El viaje de regreso inició, y durante algunos metros los seguiste, hasta que viste el momento de separarte. Prometiendo que los alcanzarías en la cabaña al cabo de unas cuantas horas.

Silencioso a través de la montaña, pudiste ver un ciervo, una presa perfecta para comer. Tensaste tu arco, listo para disparar la flecha, pero lo que ignorabas era que el cazador también estaba a punto de ser cazado......

Niren arqueó una ceja como si no supiera de qué le estaba hablando el sátiro.

—¿De qué rayos hablas?—dijo—. Ni necesito ni quiero un marido.

Agitó una mano como desestimando el tema y se limitó a ponerse en marcha. Por lo que a ella respectaba le daba igual lo que le pasara a los bandidos mientras fuera Valeria quien representase a la guardia.

«A ver si por una vez dejamos de hacer las cosas para nada... »

Con el arco en la mano, atento al ciervo, Angelo intentaba decidir donde apuntaría para asegurar el tiro, y el almuerzo. Caliope, acostumbrado a cazar en compañía de su amo se mantenía en silencio, tan poco atento al gato que se los estaba acechando como lo estaba el Aasimar

Tu arco soltó la flecha con una presición digna de un cazador: La flecha atravesó el ciervo por el cuello y lo mató al instante.

Pero no hubo tiempo de celebrar, cuando te fijaste, un gato de montaña se acercaba a tí a gran velocidad, desde detrás, donde tus finos sentidos ni los de Caliope pudieron haberlo detectado.

Antes de que pudieras reaccionar, el gato se abalanzó y clavó sus garras en el pecho y sus colmillos en el hombro izquierdo del druida, se encontraba ancima tuyo, con el gran riesgo de hacerte perder el equilibrio...

El ataque fue tan vigoroso como sorpresivo y Angelo se encontró, repentinamente, en el piso. Casi sin darse cuenta dejo caer el arco y buscó en su cinto la maza de armas que había sido de su padre, mientras buscaba ponerse de pie - ATACA! - gritó pidiendole ayuda asu compañero animal y sin analizar si el gato no sería demasiado rival para el

El pequeño tejón no dejó a su amo en la estacada, uñas y dientes buscaron el cuerpo del leon que había sorprendido a Angelo y, si bien no le causaron demasiado daño, desviaron por un instante la atencilon del animal

El druida se levantó del suelo aprovechando la distracción que le daba Caliope al gato de montaña, pero no pudo evitar el rasguño en su brazo.

Caliope se abalanzó sobre el enemigo fieramente, defendiendo ferozmente a su amo.... su intención (si es que tenía alguna) había sido exitosa, el gato ahora centraba su atención en el Tejón.

Se abalanzó contra ella, pero la agilidad de Caliope era sin igual; ni el mordisco ni las garras del enemigo lograron impactarla!

- No entiendo porque lo intentas - preguntó el druida, aunque en el fondo lo tenía claro, la naturaleza era sabia y los animales tenían que comer. Aunque, por el momento, el prefería no ser el almuerzo de nadie. Aferrando con fuerza su maza de armas buscó contestar el ataque aunque lo intentó con demasiadas ganas y la cabeza de su arma pasó sobre la del gato

Su fiel compañero, sin embargo volvió a usar sus garras con soltura. No hacía demasiado daño, pero las filosas uñas cortaban la piel del gato una y otra vez.

El tejón enfurecido siguió atacando al gato de montaña, ferozmente clavó sus garras sobre el animal. Este lanzó un rugido, quizá de dolor o quizá de fastidio y se abalanzó sobre el pequeño compañero del druida. Esta vez, la agilidad de Caliope no fue suficiente para esquivar los colmillos del animal.

Su torso sangró, pero se libró rápidamente antes de que sus mandíbulas se cerraran completamente y acabaran con su vida.

- Lo tenemos - exclamó Ángelo mientras volvía a aferrar su maza de armas con ambas manos e intentaba golpear al gato en la cabeza, errando su golpe por mucho.

Sin embargo, la mala puntería del druida se compensaba con la saña con que su compañero, herido, se revolvió frente al gato le clavó las uñas una y otra vez - Gato, gato, elegiste un mal día para hacer enojar a Caliope - murmuro Angelo sorprendido por la fiereza que demostraba su mascota

El Gato recibió despiadadamente los ataques de la pequeña compañera de Angelo mientras combatía fieramente para protegerse a si misma y a su amo, pero el gato salvaje era un contrincante demasiado para ella sus colmillos y sus uñas se clavaron en Caliope, desgarrando su piel y exponiendo su carne.

Si Angelo no hacía algo para protegerla, su destino podría estar sellado.

- No, no, no. Con Calíope, no - exclamó el druida malhumorado mientras aferraba su maza con ambas manos y buscaba partirle la cabeza al gato que tanto daño le estaba haciendo a su mascota - Si quieres comer el tema es conmigo - insistió preocupado al ver la sanger que brotaba del tejón y sabedor que esta no se detendría ni aunque estuviese muriendo

- Así que o te vas, o te parto la cabeza - insistió, más preocupado por el estado de su animal que por el orden natural de las cosas - Además de ciervo pienso comer gato - lo amenazó como si este pudiera entenderlo mientras Caliope se revolvía y usaba tanto sus uñas como sus dientes para ayudar en el combate

El mazazo hizo crujir los huesos de la costilla del animal y lanzó un aullido de dolor. Para completar la pequeña fiera seguía encarnizada contra su enemigo, en una furia ciega que solo le dictaminaba atacar y seguir atacando.....

Parecía suficiente, el gato había intentado cazar una presa demasiado para él, y lo había pagado caro.

Se dio media vuelta e intentó huir a grandes zancadas, lejos de aquellos que le habían causado tanto dolor.

- NO no, ahora no te vas de aquí - exclamó el druida mientras volvía a mover su maza bien asida con ambas manos. Si bien el golpe impactó de lleno en la cabeza del gato, este juntó fuerzas para terminar de escaparse mientras Calíope, enfurecido intentaba volver a usar sus uñas, sin éxito

Angelo respiró profundamente e intentó calnmar a su compañero animal - Caliope, ya está. Se fue - se lo escuchó decir - Y no creo que vuelva... solo queda curarnos... cargar ese ciervo y volver con el grupo -