Partida Rol por web

Die Glocke

El nombre de la guerra (Escena IV)

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24/09/2017, 23:35
Director

La colonia estaba recuperando su pulso. Habían enterrado a sus muertos y ejecutado a sus traidores. Los acérrimos del partido habían abandonado la colonia hacía más de un mes. Había rumores sobre cual fue su destino, pero ninguno que pudiera confirmarse. Los que se habían quedado, bien por convicción o por seguridad, se sumaron al cambio o no opusieron mucha resistencia al mismo. A pesar de que las señoras miraban con cierto desprecio, de las broncas y golpes a puerta cerrada, algunas muchachas alemanas habían sido pilladas "coqueteando" con los nativos. Era cuestión de tiempo que la supuesta pureza racial de los colonos se "degradara".

El futuro asomaba por la vuelta de la esquina, pero el hoy seguía siendo muy importante. A pesar de que Rommel pospuso la ejecución de los traidores hasta que pudo obtener de ellos toda la información necesaria, los intentos de "contacto" con la base antártica fueron en vano. Es como si no "hubiera nadie escuchando al otro lado". Mantener a los traidores con vida ya no tenía sentido, y además servía para dar ejemplo. Ellos habían querido matarles, y según el código penal militar, no merecían menos que la pena capital.

Bernstein se recuperó de su herida y su trabajo se multiplicó. Nadie de los que "conocían su secreto" parecía haber sobrevivido. Además, aunque pudiera generar rechazo, la colonia estaba en proceso de "desnazificación". Por si acaso, él no iba a sacar la menorah ni ponerse a rezar frente a un muro. Posiblemente no lo volviera a hacer nunca en su vida... por si acaso. Debido a la muerte de sus camaradas científicos, ahora él y los supervivientes debían formar a toda una remesa de científicos nativos que debían reemplazarles. Se escogieron de entre ellos a los mejores en matemáticas, que era una ciencia útil que los venusianos aprendían en sus colegios y a la que se concedía una gran importancia. Normalmente, los que más destacaban entraban a servir a los Nuaki, accedieron a cotas de conocimiento mayor, por lo que recibir clases teóricas de física, ingeniería o cualesquiera otra ciencia de la que no tenían ni idea les parecía algo normal. Se aplicaban mucho al estudio, aunque la necesidad hacía que, casi desde el primer momento, su aprendizaje fuera también práctico. Se necesitaba mano de obra, aunque fuera para repetir procesos simples cuyos principios no se terminaran de entender bien.

De cualquier modo, los nativos eran como esponjas. Estaban encantados de formar parte de todo aquello. A veces, de hecho, pecaban de crédulos o tenían demasiado buen corazón. Pero poco a poco, fueron limando la áspera capa exterior de los alemanes, acostumbrados a demasiadas desgracias. Su confianza en el futuro era contagiosa, y el trabajo se multiplicó en todos los campos. Krieg volvió a poner en funcionamiento la campana después de reemplazar el Xerum perdido. Pronto, el invento estaría al 100% y podría volver a "obrar su magia" de ser necesario.

Rommel actuó como líder de la colonia, aunque insistió en formar un "gobierno". No era un gobierno electo, por que ni alemanes ni nativos apreciaban la democracia occidental. Sin embargo, si aceptaron ser gobernados por aquellos que las profecías decían que les guiarían hacia el futuro. Krieg, Hagall y Bernstein entraron dentro de aquel gobierno, acompañados de hecho por alguna figura nativa como Daman (que representaba a los soldados nativos).

La muerte de Jürgens obligó a Rommel a ascender a varios militares que habían destacado durante el periodo de transición. Como necesitaba una mano derecha de fiar, Fegelein ascendió a teniente-coronel (saltándose dos rangos) y Topf pasó a la oficialidad como capitán de la compañía de élite, formada por los soldados más sobresalientes de la colonia, a la que planeaban utilizar para operaciones de comando.

Políticamente, las nubes se cernían en el horizonte. Por sus aptitudes y conocimiento de la cultura nativa, Adeline fue nombrada cónsul de la colonia y comenzó a tantear a las principales potencias con misiones diplomáticas. La fe de los nativos en el futuro de su proyecto era galvanizada por Hagall, que aprovechaba esas visitas para sembrar la semilla de la discordia, predicando entre los más desfavorecidos. Cada vez más, la colonia crecía convirtiéndose en una ciudad, y las fuerzas armadas pasaban a engrosarse con promociones de soldados que estaban a punto de ponerse a prueba.

Las noticias volaban. La emperatriz, y muchos de los reyes Nuaki, habían muerto. Margot Krieg se había proclamado reina en Halaf y Ajaka iba a ser coronado emperador dentro de unos días. Los problemas se multiplicaban, y Krieg no daba a basto. Se producían a destajo armas y útiles de todo tipo, para cubrir las crecientes necesidades. La fábrica se amplió con nuevos módulos y los nativos se pusieron manos a la obra, aprendiendo el oficio de los veteranos. Los primeros vimanas alemanes salieron de la fábrica, las impresionantes máquinas que había legado Olsen como testamento último de una vida a caballo entre la luz y la oscuridad. Nuevos e increíbles diseños de armas y vehículos en fase de pruebas salían de los talleres. Algunos fueron un éxito, y otros un rotundo fracaso.

Un día después de recibir aquella noticia, Rommel les convocó a una reunión privada para decidir que había de hacerse. Nadie les había atacado, al menos de momento, pero parecía la calma que precedía a la tempestad. Además, estaban preocupados por la ausencia de noticias de los hombres de Kammler. Algo se cocía, y seguramente nada bueno.

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25/09/2017, 00:07
Erwin Rommel

Había cosas que no cambiaban, y el schnapps con struddel en el despacho del general una de ellas. Una reunión informal, a puerta cerrada, con los mapas sobre la mesa y el proyector de diapositivas funcionando en un segundo plano. En todo aquel tiempo, se habían reunido varias veces para discutir diferentes pormenores de la vida en la colonia. El tiempo siempre era un factor adverso, pero ahora sentían la espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas.

-Bien. Caballeros, señoritas... Creo que estamos llegando a un punto decisivo en los acontecimientos. No sabemos si el nuevo emperador o la señora Krieg nos declararán la guerra, o si podemos sacar ventaja de todo ésto. Sin embargo, tenemos proposiciones diplomáticas por ambas partes. La señora Krieg insiste en que su marido la visite, ya que para ella es el único interlocutor válido con la colonia. El embajador del príncipe Ajaka nos ha transmitido su invitación... para que una embajada nuestra asista a la coronación oficial. Y luego, por supuesto, está el tema de los hombres de Kammler. Habría que enviar a nuestros comandos, y con ello me refiero al capitán Topf, para que recaben información y tomen prisioneros entre su avanzadilla. Debemos saber qué está pasando y a qué nos enfrentamos.

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25/09/2017, 11:52
Hans Topf

Con el típico taconazo prusiano se adelantó a la llamada. Había sido "bastante" desnazificado, pero las costumbres militares antiguas seguían formando parte de su disciplina militar.

 - Señor ¿No será tomado como agresión y podría perturbar las negociaciones si tomamos prisioneros? Al Capitán de los "guerrilleros" le parecía perfecto el formar patrullas, desde unos puestos de observación y recabar toda la información posible. Además, quería hacerlo desde días atrás, ya que su infructuoso intento de acercarse a una mujer había sido fulminado por la mano del "terrorismo". Quería apartarse por un tiempo, hacer que el campo y la montaña limpiara sus ideas, y centrarse en algo. En algo del trabajo. En algo que era su dedicación.

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27/09/2017, 09:09
Damien Krieg

Krieg había lamentado muchísimo que murieran muchos de sus trabajadores en el atentado, aunque muchos le consideraban un ogro, en el fondo lo consideraban como un padre estricto, que sabía ver de lo que eran capaces , lamento mucho su perdida, fue palpable en los entierros de su equipo de científicos, que les dedico unas bellas palabras, que jamás pensaría nadie que habían salido del propio Krieg, resumiendo , lamentaba su perdida, acompañaba en el sentimiento a los familiares de estos, pero lo mas llamativo, fue decir que eran como sus propios hijos, que admiraba el trabajo y esfuerzo, se recrimino a si mismo por su manera de hablarles, pero confesó que lo hacía para sacar lo mejor que podían sacar de ellos, fue un discurso muy sentimental y bello.Los familiares agradecieron las palabras de Damien , este se ofreció a ayudarles si necesitaban cualquier cosa.

Los días siguientes al golpe de Zimmerman, Krieg recuperó lo que había dejado en casa de Hagall, mientras se recuperaba la colonia del funesto evento, Krieg trabajo muchísimo en algunos proyectos, mas estaba en modo hermético, sin desvelar que hacia, o que creaba, cuando alguien le preguntaba, siempre contestaba con un " es una sorpresa ".

Pasaron las semanas, Krieg mejoró en parte sus particulares y secretos trabajos, pero no dejaba a parte, el reparar la campana y ayudar con la reconstrucción y mejora de Sigfrido.

Rommel los citó para una reunión, había escuchado los rumores de lo que su mujer había hecho a los Nuaki, eso hizo que se le helara la sangre, sabía que quería vengarse de ellos, pero , la verdad en que la forma en que lo relataban la gente  nativa, no creía que hubiera sido capaz Margot de tal cosa.

Empezó la reunión, al parecer Margot quería que Krieg la visitara, por otra parte con el vacío de poder y posición de los Nuaki, habían coronado Rey a Ajaka.

Ya por fin, se decidió hablar Krieg...

Posiblemente , ambas cosas sean una trampa, si Margot fue capaz de hacer lo que dicen y hablan por ahí, ha cumplido parte de su venganza contra los Nuakis, si el prícipe Ajaka va a ser coronado, emprenderá una ofensiva contra Margot, para vengar a su madre, vimos lo cercanos y ese amor madre hijo, cuando estuvimos alla...- dice con un tono serio Krieg.

Pero esta claro, que debemos ir, si o si, no sabemos nada de la base de la Antártida, cuando llegarán o que pasará, además desde el atentado, hay algo que no me da buena espina , eso me ha hecho pensar en la posibilidad que haya mas campanas en este planeta, ¿ el por qué de este pensamiento ?, Adeline y el Capitan Topf, comentaron este tiempo atrás el extraño pelirojo que tenía los planos de la campana y los proyectos tanto de el Dr Bernstein, como los míos, como del propio Olsen, si alguien iba a robar los planos, ¿ a quién se los llevaría y como ?, si el mismo hombre, puso los detonadores para que la explosión inutilizara nuestra campana, entonces.. ¿ como mandar esa información ?, eso me ha hecho pensar en la posibilidad de una campana mas en este planeta, quiero trabajar en algún tipo de ingenio, que pueda reconocer la señal electromagnética de alguna campana, pero para eso, tendrían que sobrevolar aviones o vimanas el espacio aéreo de Venus... -la verdad que se notaba que ese pensamiento, le había quitado muchas horas de sueño.

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27/09/2017, 16:41
Helmut Bernstein

Bernstein iba a tope. Hacía días que le daba vueltas a la necesidad de otra visita a Turan, saber más cosas de aquella droga prodigiosa, pero no se atrevía. Hagall quería sacarle los ojos con una cuchara, e ir a pedirle detalles sobre la droga cuando su intención, al parecer, era humillarle, no le hacía gracia. Y tenía mucho trabajo. Demasiado. Empezaba a resentirse de tanta presión. Muchos de sus preciados tesoros habían quedado destruidos o mutilados. Mutilados como él. Aunque un observador externo aseguraría que el doctor estaba perfectamente, él estaba convencido de sufrir secuelas permanentes. Se veía como un Hefesto cojo, creando maravillas tecnológicas, artefactos sobrehumanos, pero tullido.

Con Olsen muerto, había ascendido a Anette como segunda. Confiaba en ella, a pesar de todo. Él entendía muy bien el peso de la cobardía, y sentía por ella lo más parecido a la empatía que podía experimentar el doctor. Y le había dado su sangre. Eso, a nivel simbólico, le parecía tremendo. Había muerto y renacido, con sangre de hombre y mujer mezcladas. El nacimiento del andrógino. Era un concepto demasiado literal, pero en Venus todo era demasiado literal.

Se encontraba en el despacho del mariscal, comiendo struddel con apetito canino. Ni recordaba cuanto hacía que no comía. Siempre proyectos, siempre ideas. Y allí estaba. Escuchando el informe del mariscal. Del Profeta.

Maldito loco. Después dirán de mí.

Escucha lo que dicen Rommel y Krieg, sin dejar de comer. Al acabar ambos, se sacude las migas de struddel de la pechera y carraspea.

Bueno, a mi entender, ese misterioso pelirrojo no puede ser parte de la gente de Kammler. Kammler ya tiene una campana. No necesita sus planos. Volar la nuestra podría ser útil si quiere evitar que escapemos, pero dudo que ni Kammler crea que pensamos huir a un lugar desconocido, sin dato alguno.

Y al decir eso se abre como una ventana en su mente. Viajar a la Tierra. Explorar lo que hay allí, como hicieron con Venus antes de venir. Ver como es ahora. Helada, al parecer. Pero saber si hay signos de ciudades... Saber si es un futuro o un pasado de 1945. Saber si quedan supervivientes en esa bola helada. Saber tantas cosas... Icluso sobre su propio futuro. Encontrar respuestas.

Como he podido ser tant ciego...

Pero el tema a tratar ahora es otro.

No sé. Se me hace raro el caso del ladrón pelirrojo. Sea como sea, debe de existir otra campana... O vino por la nuestra.* ¿Qué esperaba Olsen de él? ¿Hacía tratos con otra facción? ¿Es el pelirrojo alguien de Kammler? Su cara no la tengo vista, y eso me hace pensar que no era de la colonia. ¿Cómo contactó Olsen con él? Todo parece indicar que sea alguien de Kammler, pero no le veo el sentido a robar los planos de algo que ya poseen. Y robar planos de nuestros inventos... Si piensa invadirnos no veo la razón de un arriesgado golpe de mano que además ha acabado por matar a los partidarios de Kammler.

Sea como sea sí, es necesario que Topf tome prisioneros y saber más cosas de su plan. No se preocupe, oficial, sus acciones en nada pueden afectar a las negociaciones. Ellos son el enemigo de los Nuaki. Ellos quieren acabar con todos.

Luego se mesa la barba. Antes de añadir algo.

Bueno, Damien, en su momento estudiamos la posibilidad de reconvertir un vimana en una campana. Usan el mismo combustible. Se trata de convertirlo en vehículo cuántico. No digo que sea sencillo, pero lo veo posible.

Creo, si no me equivoco, que el mariscal desea saber a quien vamos a visitar. Si a Margot o Ajaka. Entiendo que a ambos, pero quien irá a hablar con quien. Está claro que Damien, usted, debería visitar a Margot. Por mi parte, me da igual. No conozco a ninguno de los dos.

El doctor quería ir. Tanto escuchar historias de nuakis, kimlars y otras fantasías, se moría por ver esas cosas con sus propios ojos.

Notas de juego

* si eso es posible

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29/09/2017, 14:09
Damien Krieg

Gira el rostro hacia Bernstein, cuando este le recuerda aquel loco proyecto del Vimana-camapana...

Con aire irritado..

Ya le dije que la posibilidad de convertir una Vimana en un vehículo campana, tranformarlo en un vehículo cuántico, llevaba mucho riesgo, hacer se puede hacer, pero tenga en cuenta como le dije en su momento, que sin los datos precisos, podría transportarse dentro de un volcán, en mitad de la roca y ahí se acababa su viaje, y en cuanto a los viajes en el tiempo, no quiero arriesgarme a que ese proyecto, sea la Vimana que capturó Kammler en el pasado, como le dije es una locura, muchas cosas en contra... - se notaba en sus palabras, con aire irritado, que habían hablado mucho de eso, había muchas mas cosas en contra que a favor, se notaba su aire científico.

En cuanto a lo del tema de las invitaciones, desde mi punto de vista, son trampas, esta claro que el Príncipe Ajaka, futuro Rey, se querrá vengar de los humanos por el asesinato de su madre y su gente, de ir la doctora Hagall allá, sería conveniente que fuera con Adeline que conoce bien ese terreno y a Daman y un grupo de nativos,de incógnito, para darles una cobertura de salida, por si acaso. En cuanto a usted, si le recomendaría que fuera con ellos, de seguro se quedaría atónito y sin palabras, ante lo que vean sus ojos...- dice con una sonrisa.

Yo por mi parte, no se que pensará hacer Margot, pero realmente necesitaremos su ayuda, si se hace realidad el teletransporte de la base de la antártida, vamos a necesitar toda la ayuda posible,he de hablar de varias cosas con ella.- su rostro se pone muy serio, casi con un aire entre tristeza, melancolía y nostalgia.

 

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03/10/2017, 01:42
Hagall Wirth

Avanzó por la colonia llamando a la calma e indicando a los colonos que permanecieran en sus casas, mantener la sensación de orden y control era crucial (la procesión iba por dentro claro).

La imagen del cadaver de Hulda, en el suelo, con la espuma del cianuro en la boca, la impactó más de lo esperado y deseable. No es que se se clavara de rodillas a llorar o se pusiera a romper a puñetazos la pared, fue un impacto similar a una grieta bajo la línea de flotación y de la que no te das cuenta hasta que es demasiado tarde y se ha abierto tanto que el agua entra a chorro. Así funcionaba ella.
Lo que pasó fue que le recordó a Himmler, tenía muchas cosas no resueltas con aquel hombre y, lo mismo que con su padre saldó en cierta manera las cuentas… con el reichsführer la cosa se asemejaba al síndrome del miembro fantasma.
Eran muchas emociones juntas para una persona poco acostumbrada a lidiar con sentimientos, las heridas del pasado, la imparable y cada vez más cercana amenaza de Kammler, la división social, el miedo al fracaso y a la pérdida… cuando escuchó el tiroteo proveniente de las oficinas del mando militar sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies. Si el mariscal caía… si Fegelein… si Fegelein… ¡No! ¡Rudolf no! Sus pies volaron ignorando todo lo demás.
Cuando los últimos golpistas se rindieron Hagall titubeó a la hora de acercarse a Fegelein, toda una vida de corrección en público no se supera tal que así ¿O sí? “A la mierda” pensó ¡Había estado a punto de perderle! Tuvo gracia la escena porque de estar parada pasó a de repente  estamparle un besazo. También hubo beso para Rommel, mucho más casto por supuesto pero que momento! Hasta el mariscal se quedó sin saber cómo reaccionar –Gracias- apenas acertó a decir ella antes de abrazar a su novio como si no lo fuera a soltar nunca más.
No hubo tiempo para solazarse mucho más, había que ponerse a trabajar de inmediato: hacer recuento de bajas y daños materiales, encarcelar a los golpistas, recabar información (ya fuera mediante interrogatorio o pruebas documentales) y sobre todo calmar a la población y proporcionarles la información debidamente procesada. Eso último fue lo más difícil sin duda.
Fue un día muuuuy largo y los siguientes se le hicieron cada vez más cuesta arriba. Alternar reuniones con la feligresía…  los nativos… la soldada y toooodo Dios que respiraba en Sigfrido y los interrogatorios… era como para volverse loco. Los interrogatorios… esa fue otra…
Que los interrogados se resistieran a hablar era de esperar, hasta estaban muy creciditos y se atrevieron a cuestionar la temible reputación de Hagall tildandola de farsante, vieja gloria y, lo peor, putón y trepa. Uno a uno los sacó de su error y la información fluyó como la sangre y las lágrimas, aunque los dejó lo suficientemente enteros como para que pudieran ser ejecutados en público sin que se les viera demasiado hechos polvo (también es que les metieron pervitin…), tampoco es que fueran nadie hacia quien ella sintiera un odio especial. Reservaba lo mejor para Kammler y compañía, soñaba con el “blodorn”*.
Soñaba despierta claro porque dormir dormía poco. Tras las exhaustivas jornadas no lograba desconectar. Fegelein se quedó con ella en casa -Hasta que arregle la puerta y los demás desperfectos- le dijo, pero había tanto trabajo que nunca tenían tiempo de ponerse con el bricolaje y los días pasaban y a ninguno de los dos parecía molestarle el volver a un hogar confortable donde alguien te espera, te pregunta como te ha ido y te abraza por la noche, así que la puerta rota y los agujeros seguían ahí. Tampoco nadie en la colonia dijo ni mu de que vivieran bajo el mismo techo y sin casar, en eso se notaba que Hulda había desaparecido y con ella el rígido código moral del partido, aunque sí se cruzaron con alguna que otra mirada, sonrisa y comentario picarón. Pero Hagall no estaba bien y no se daba cuenta. El funeral fue un trago, la marcha de colonos otro trago aun peor (se lo tomó como un fracaso personal a pesar de que ningún feligrés suyo hizo el petate), la quema de esvasticas el trago definitivo… se sentía cansada, fracasada, confundida… todo era una puta maraña y el ruido no la dejaba pensar. Permaneció inmóvil y en silencio durante horas frente a la pira de objetos del partido. Salvó cuantos pudo, convenciendo a los colonos de que los conservaran como piezas de museo con las que poder enseñar a futuras generaciones cual era su origen y aprender de los errores, pero la inmensa mayoría fueron pasto de las llamas. Periódicos, libros, fotos, banderines, insignias, banderas… para Hagall no había diferencia entre ese fuego y la quema de bibliotecas enteras en Berlín o la pérdida misma de la biblioteca de Alejandría, la “damnatio memoriae” era para ella un crimen atroz, la hiciera quien la hiciera. Era noche cerrada cuando estuvo por fin completamente sola, delante de ella quedaban unos cuantos girones de páginas de revistas, su cara aparecía en una foto, imposible adivinar de que evento se trataba por lo poco que quedaba de la imagen, el viento se la llevó y deshizo  las pocas formas que quedaban cubriéndola a ella de cenizas. Su mundo se esfumaba, el nazismo que la había traído al mundo y la había moldeado, su todo… ¿Qué sería de ella? ¿Quién era? ¿Sacerdotisa de que? ¿Qué era eso que sentía? ¿Nostalgia? ¿Era posible? Lloró. Luego entró en su casa como un ladrón, cogió dos o tres cosas, apenas nada y dejó una nota “Necesito pensar. Que nadie me busque. Volveré”.
Hagall desapareció de la colonia tres días.
La noche del tercer día encontró la puerta de su casa arreglada, bueno, era de hecho una puerta nueva preciosamente decorada con grabados mitológicos –Mira es Nidhogg- dijo a la kimlar señalando la figura del dragón enroscado en el árbol del mundo, la criatura se encaramó para verlo mejor, entonces la puerta se abrió de golpe y apareció Fegelein que la abrazó con todas sus fuerzas. Había vuelto a casa y al fin pudo descansar.
El día siguiente se lo tomaron para ellos porque sí, porque se lo merecían, muchas cosas habían quedado en pausa por culpa del golpe y tocaba remediarlo. En vista de los acontecimientos había que vivir el presente intensamente.

Aprender a convivir fue una tarea que requirió de mucha paciencia por parte del capitán. Para ser una persona a la que le gusta vivir en la naturaleza como una salvaje, Hagall, era desesperantemente quisquillosa con las cosas del hogar. Todo tenía su sitio exacto, su manera de hacerse concreta, o una extraña razón de ser que él desconocía, lo cual le dejaba poco margen de maniobra y espacio. Un día tuvo que sentarse y hablar en serio con Hagall del tema, explicárselo bien y muy tranquilamente. Después de un tenso silencio ella dijo –Hmm… entiendo…- y pudieron llegar a un acuerdo sobre temas como el consumo y experimentación con drogas (seguía investigando sobre las flores azules y como resultado colateral había destilado un licor), habilitar un espacio para que él pudiera dedicarse a su hobbie (la madera), la aparición de carne en la despensa, la colocación de fotos familiares en el salón o la instalación de una caldera para tener agua caliente (entre otras muchas cosas).

Había transcurrido un mes cuando empezaban a culminarse algunas cosas que contribuyeron a sanar las heridas de la colonia y recuperar la alegría de vivir. Fue un esfuerzo conjunto consciente el de, pese a todo el trabajo de reconstrucción y preparación bélica, dedicar también tiempo a cosas más amables como el parque (al que nombraron “Jardín de Frijjo*” ) para que estuviera listo a tiempo de las bodas. Sí, los esponsales de Müller y Schinkel siguieron adelante porque tanto ellos como sus parejas permanecieron fieles a Sigfrido. Hagall podía sentirse orgullosa de sus feligreses, eran ellos siempre los primeros en amoldarse a las necesidades de la colonia, en arrimar el hombro, en mostrar interés en entender el mundo que les rodeaba y eran leales de corazón. Confiaba en que la amabilidad de la pequeña comunidad “Druidengemeinschaft”* hiciera populares sus creencias y estas influyeran en la mentalidad general de la colonia.
Ahora que ya… no eran nazis Hagall tuvo que reescribir los ritos y repensar todo el credo en general (sus fundamentos, organización, etc…). Haciéndolo mientras Rudolf tallaba los platos para el pan* para las bodas (y otros objetos de culto sin simbología propiamente nazi) se dio cuenta de que el sacerdocio había dejado de ser un paripé para convertirse en una vocación real.
Que bonito si la vida hubiera seguido así para siempre, oficiando esto o aquello, enseñando yoga a las mujeres y viendo los días pasar apaciblemente, pero como bien advierte la frase latina “si vis pacem para bellum”, y Rommel lo tuvo muy presente.
El mariscal no tardó demasiado en constituir un “gobierno”, un “Ausschusses der weisen”*, como a ella le gustaba decir. Sistema de gobierno con el que estaba completamente de acuerdo, al igual que con la selección de sus miembros, aunque Bernstein y ella nunca fueran a entenderse “la disidencia es necesaria” pensaba. Fue la constatación de los que desde un principio (bueno casi, porque antes estaba Jürgens y no Rommel) consideró líderes de la comunidad. La inclusión de Daman la llenó de orgullo, el esclavo había llegado por méritos propios a lo más alto, era el ejemplo viviente del sistema en el que creía firmemente: la meritocracia.
Otra alegría fue el poder retomar la relación con Adeline, ya no había charada que mantener, así que se pusieron al día. A Hagall le vino particularmente bien porque necesitaba el consejo de una mujer en lo que a vida sentimental se refería y además su amistad y mutuo entendimiento hacía que las misiones diplomáticas fueran como la seda ¡Menudas valquirias! Juntas como embajadoras era un espectáculo digno de verse.
Aquellos viajes, conocer más de Venus, hacer fotos, dibujos y hasta grabar algunas películas… eran aire puro para el alma de la sacerdotisa.
Por su parte escribió un par de cartas más al príncipe Ajaka, aunque no recibía respuesta esperaba que sirviera al menos como gesto de cercanía ¿Lo entendería? ¿Lo valoraría? Nunca hablaba en sus misivas de temas políticos, solo de amor por Venus, de la fascinación que sentía por los paisajes, la gente, la naturaleza, el arte, eran prácticamente textos místicos sobre la vida y la belleza. La nota divertida de las cartas era que junto a su firma Nidhogg estampaba su pata.
Entonces llegó la noticia del golpe de Margot.
Los días de asueto tocaban a su fin.

-Le traigo un regalo mariscal- dijo al entrar en el despacho, desde que salvó la vida de Rudolf era más cercana con él. Se trataba de una botella de su licor casero “Blauer Stern*”, un líquido azul brillante como el hielo de los fiordos que gozaba de cierta popularidad y tenía fama de delicioso pero traicionero.
La kimlar la acompañaba, había pegado un buen estirón y ya era alta como un perro mediano y sus formas de había empezado a estilizar. Al oler el struddle se entusiasmó y Hagall tuvo que llamarle la atención, obediente se sentó en el suelo junto a ella emitiendo un quejido de fastidio. Al final la sacerdotisa se ablandó y le dio su porción del pastel mientras le pedía que se mantuviera silenciosa.
Escuchó atentamente la exposición de datos y comenzó a meditar profundamente sobre el asunto mientras los demás aportaban sus diversos pareceres. Sí, ciertamente lo del pelirrojo parecía sacado de una novela de detectives, un enigma… quedó ensimismada por el tema.

De pronto entre el cruce de comentarios levantó el dedo para pedir la palabra mientras aun andaba dándole vueltas a la cabeza -¿Se me permite hablar?- parpadeó para salir de la introspección –Por un lado, y con todo el respeto- hizo un gesto amable a Krieg –creo innecesario de momento acometer el esfuerzo de ir a la base antártica. Considero que primero debemos esperar al resultado de la incursión del capitán Topf y actuar en función de la información que obtenga. Sin duda en la base de la montaña estarán al tanto del arsenal… efectivos… organigrama… etc… que Kammler haya previsto- los miró a todos para saber si estaban de acuerdo –por otro lado no tengo problema en asistir a la coronación ¿Me acompañará la cónsul*? Me gustaría que Daman también viniera. Obviamente hay que ser cautos con ambas invitaciones (la de Margot y la de Ajaka), personalmente creo que se trata más de tanteo para tomar posiciones que de una emboscada. Han cambiado los jugadores y hay que establecer nuevas alianzas, veamos cual es su juego- sonrió. Se moría de ganas de volver a Rajpur –y sobre lo del pelirrojo…- de nuevo la maquinaria de su cabeza se activaba –y sí… fuera un espía de una tercera facción?- hizo una pausa dramática –¿Y si se trata de un infiltrado entre las filas de Kammler? ¿Alguien que trabajaba para gente que quiere hacerse con la tecnología de la campana? ¿Ingleses? ¿Americanos? ¿Rusos?...-
Dejó la pregunta en el aire a la espera de reacciones

Notas de juego

*Blodorn: Águila de Sangre https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81guila_de_sangre
*Frijjo es el equivalente germánico de Venus https://en.wikipedia.org/wiki/Frijj%C5%8D
*literalmente comunidad druídica
*Plato para el pan de madera. Era un elemento de uso diario que se regalaba a los recien casados como símbolo de su nueva vida en común
http://www.germaniainternational.com/bread.html
http://thule-italia.org/ThuleItaliaEditrice/la-cerimonia-di-matrimonio-e-lammissione-delle-mogli-alla-ss-sippengemeinschaft/?lang=es
*Comité de sabios. Ahora a cada uno le corresponde el título de “weiser” (sabio)
* Blauer stern: Estrella azul. Es muy oloroso, entra solo pero pega un buen pelotazo. Como pasa con el Fino :P
*Se refiere a Adeline

 

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04/10/2017, 00:34
Adeline Grasser

Las cosas se habían puesto mucho más difíciles de lo que en un principio parecían y ya lo eran así que ahora todo estaba peor pero una cosa era cierta: tenían que actuar porque no podían quedarse de brazos cruzados y esperar. Para ella también aquello le olía a trampa pero la señorita Hagall no lo creía y tal vez hubiera que hacerle caso, después de todo si había alguien allí con mucho conocimiento era precisamente ella y sin embargo, se animó a dar su punto de vista.

-Yo en principio también pienso que es una trampa, señorita Hagall pero también creo que si o si tenemos que ir pero no todos, debemos dejar a resguardo lo más importante... Tal vez no sea buena idea que todos nosotros vayamos,
sería entregarles demasiado poder. Claro, ese es sólo mi punto de vista.

No, ella no era especialista en táctica, no, ella tenía otras virtudes y en eso debía centrarse.

-Pero yo podría... Me ofrezco para ir a la base Antártica, aún si no volviera, ustedes podrían seguir con el plan.

Miró a su ahora amiga porque realmente había aprendido a apreciar la compañía de Hagall pero no sólo eso, sino que sentía que la rubia estaba en sintonía con ella y separarse sería difícil pero también necesario. Bajó la mirada porque no quería decir adiós pero estaba segura que ella podía con aquello. Sobre Margot no quiso emitir ningún tipo de juicio, las cosas con Krieg estaban calmas y así quería que siguieran por lo que sólo restaba esperar que se pusieran de acuerdo.

-Claro que si consideran inútil que vaya y que me necesitan aquí, con gusto trabajaré con la misma eficacia porque sigo estando con ustedes. Sólo les pido que no seamos crédulos, esa gente no nos quiere para pactar algo y no deberíamos poner en peligro a Hagall o al profeta.

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04/10/2017, 19:02
Helmut Bernstein

El doctor cruzó las piernas y asintió ante las palabras de Hagall. Cuando comentó la posibilidad que el pelirrojo fuera un espía de una facción desconocida chasqueó los dedos y la señaló con una expresión de pícaro entendimiento.

Era justo lo que él creía.

Quizás Olsen no confiaba tanto en Kammler y su grupo de fanáticos. Tiene sentido que sea de alguna de esas facciones que comenta srta. Wirth. Los secretos a cambio de una nueva vida. El tema es si debemos preocuparnos por ello o no. Sin más datos... Hablaré con la sobrina sobre el tema. Por si puede aportar algo.

Ambas mujeres citan el tema de la base antártica, y el doctor también dice la suya.

Opino como la srta. Wirth en ese aspecto también. Dejemos los temas militares al oficial Topf y después decidiremos. Venus me parece prioritario. Y después eliminar cualquier campana externa para asegurar nuestro futuro.

En su mente ya estaba pensando qué regalo presentar a Margot o Ajaka. Le parecía igual de fascinante conocer a la mujer de Damien que a un príncipe nuaki.

 

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04/10/2017, 22:11
Erwin Rommel

El mariscal había dejado que todos opinaran antes de emitir su juicio. Le echaba un ojo a la botella de licor de flores azules que le había regalado Hagall, de la que tomaría un chupito de vez en cuando. Ante todo, moderación. Los presentes opinaban más o menos como él, así que dejó para el final el responder a la pregunta de Topf.

-No se engañe, ya estamos en guerra, aunque no nos la hayan declarado. Seguramente ya sepan por sus espías que hemos ajusticiado a sus cabecillas en la colonia. Tenga en cuenta que alguno de los colonos que han decidido marcharse, de hecho imagino que la mayoría, habrá ido a éste puesto avanzado. ¿En qué otro sitio de éste planeta podrían refugiarse? Otra cosa es que hayan informado a sus superiores en la Tierra. Si nosotros no podemos contactar con ellos... tal parece que su campana esté estropeada... o quizá hayan cambiado de sitio. Eso es precisamente lo que no sabemos. Una de tantas cosas, en verdad. Por eso es de capital importancia tomar prisioneros.

Tamborileó los dedos sobre la mesa, como dando por zanjada la cuestión.

-Bien, ganemos tiempo entretanto con la diplomacia. Señorita Grasser, acompañe a la señorita Wirth y su comitiva a Rajpur. Usted conoce la ciudad mejor que ellos y podrá ayudar en todo lo que sea necesario. La otra embajada estará compuesta por el ingeniero Krieg y el doctor Bernstein. Según tengo entendido, Margot tiene entre sus filas a algunos de los científicos desaparecidos que eran desafectos a Kammler y hacia lo que representaba ésta colonia en sus inicios. No veo mejor manera para tantear el terreno y aprender en lo posible de los misterios que todavía no conocemos de la tecnología Annunaki que ustedes vayan allí y traten de ganarse su confianza.

Parpadeó, como si se acordara de algo importante.

-Paralelamente lanzaremos esa operación de comando al mando del capitán Topf. Las ordenes son claras: un ataque por sorpresa contra sus guardias, solo si es necesario y con el objetivo de capturar al mayor número de ellos. Habrá que tener distinguirlos a unos de otros... busquen caras poco conocidas. Corremos el riesgo de volver a capturar a alguno de nuestros antiguos colonos y, en ese caso, la información que nos puedan aportar será de poco valor. Contarán con apoyo aéreo para la inserción, la extracción y ataque ligero de ser necesario para cubrir la retirada. Si es posible, destruyan equipo durante el ataque, especialmente el que puedan usar para atacarnos, o su dispositivo de comunicación con la base antártica. Pero solo si lo juzgan un objetivo alcanzable sin poner en riesgo el principal.

Sonrió, haciendo un amplio gesto con las manos.

-Bien, todos tenemos trabajo. En su ausencia, terminaré de preparar las cosas por aquí. Hay un segundo batallón de nativos a los que entrenar y la colonia no para de crecer. Para cualquier cosa que necesiten, estaré en la radio. Pueden retirarse.

Notas de juego

Podéis describir cómo os preparáis o qué lleváis.

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05/10/2017, 01:36
Damien Krieg

Pienso que el que me acompañe el Dr Bernstein es un error, si pasara algo , se quedaria Sigfrido sin ese pilar cientifico, de ir solo si me pasara algo,Bernstein se podris ocupar de la campana y demas,aunque me fastidie admitirlo,es un gran e inteligente cientifico,muy capaz y trabajador, de ir los dos, Sigfrido se quedaria sin su fuerte cientifico, se que hay gente muy capaz, pero no tan sobresalientes ni adelantados a su tiempo, como el Dr. Bernstein, preferiria ir solo.- se le veia bastante molesto de que le acompañara el Dr Bernstein,pero todas sus palabras eran honestas.
Ademas he de tratar algunos aspectos muy personales con quien fue mi mujer, sus verborreas ,honestamente, me molestarian bastante, mi mujer al parecer fue quien dio la orden del abuso a la enfermera y que le amputaran un brazo al doctor,esto sumado a lo que hizo a los nuakis, hacen que desconozca a mi mujer, es estupido mandar dos borregos a sacrificar,cuando solo uno no supondris tanta perdida.- las palabras de Krieg eran directas y llenas de convicción.
No queria de si saliers mal la reunion con Margot,murieran ambos, pero en el fondo no soportaba la idea de tener a Bernstein devorando struddels y hablando sin parar, de cosas, que Krieg no entendia nada, ya que eo aspecto filosofico, arqueologico y de leyendas y demas canturreas del doctor , no entendia.

Luego estaba el aspecto de estar por fin a solas con su mujer, despues de tanto...
..... aunque.......
El podria distraer a Margot y Bernstein empaparse de todo lo que pueda aprender de la tegnología Nuaki, ya habia demostrado eso, ademas, el Dr Bernstein entendia mejor que el todo el tema de leyendas,historias y el idioma nativo.

Krieg se queda quieto,pensativo,su cara se pone roja de rabia, sus puños se cierran cada vez mas, hasta el punto de blanquearse sus nudillos...
Quiera o no, si necesitaba que Bernstein lo acompañara...

Maldita sea !!, haga lo que quiera, si quiere y ests seguro de querer acompañarme Bernstein, de acuerdo - sin mas se retira,casi como un niño enorme enfadado.

Krieg se prepara las cosas para su reunion con Margot, entre las cosas que lleva, esta el proyector con la cinta que enseño a Hagall,ademas de las bobinas, de lo que grabaron cuando los expiaba, tal vez Margot, podria descubrir el paradero de la base e incluso, percibir algún detalle que se les escapara a ellos, que pudiese de alguna manera hacerse una idea de a donde se transportara la base de la antartida.

Se lleva tambien algunas pistolas, un pequeño revolver en el tobillo y su cuchillo en un arnes militar,tambien lleva una carcasa , los tipicos cilindros donde llevar planos, dentro, lo que ha trabajado ultimamente.
De ropa, una mas parecida a un explorador de peliculas antiguas de aventuras, botas militares ,ademas del arnes para el cuchillo,llevar las pistolas en fundas sobaqueras.

Ya estaba listo.

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05/10/2017, 11:40
Helmut Bernstein

Las palabras de Krieg son como miel para los oídos del doctor. Pilar científico, mente preclara... Lo escucha con una pose de falsa indiferencia, aunque en realidad está teniendo una erección mental.

Cuando dice lo de la verborrea es como un castillo de naipes que flaquea, como un gatillazo psíquico.

¿Lo ha dicho por mí o por ella? Oh, ha sido por ella, claro. A mí me ha alabado. Ella es un pendón por lo que veo. Un escorpión.

¡Oh! No se preocupe. No creo que pueda pasar eso. Ella pide que vaya usted expresamente. Tiene algo con usted. Sea bueno o malo, no lo sé, pero es a usted a quien le interesa. Cualquiera que le acompañe debe ser para ella una molestia necesaria. Y si aún mantiene a científicos con ella, seguro que nuesras vidas no corren peligro. Es una ocasión ideal para saber qué quiere i qué puede ofrecernos.

Toma un struddel y lo mastica con fruición, llenándose el bigote y la perilla de migas.

No se engañe, me duele no ver un nuaki de verdad, pero ver sus maravillosos artefactos... ¡Oh! Y poder hablar en alemán también es una ventaja. La variante védica local la domino, pero se me escapan los matices sutiles. Sí tiene sus ventajas visitar a Margot. No existen muros culturales y sabe perfectamente lo que somos y sabemos lo que es ella. Y más usted. Mientras usted trata con su esposa yo puedo hablar con los científicos que ella retiene, saber cosas...

Pero krieg parece ausente. No escucha al doctor. Al final estalla, dándole la razón. Parpadea confuso y mira al ingeniero.

Perfecto, perfecto... Bien dicho Damien.

Responde, como si nadie hubiera gritado.

A un monarca se le ha de llevar un presente. ¿Qué se le puede dar a Margot? Krieg puede ser un buen regalo, pero no se puede regalar lo que ella ya ha pedido como condición. Nunca he sabido qué regalar a las mujeres.

¡Damien! Grita antes de que se marche el ingeniero. Piense en un regalito para Margot. Usted la conoce mejor que nadie.

No quería parecer un comentario ofensivo, el tono era neutro, como una valoración de un hecho objetivo.

 

Notas de juego

jajaja! Buenísimo el Kireg desquiciado

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05/10/2017, 14:33
Hans Topf

Mientras los demás disputaban los lugares a donde marchar y donde no marchar el capitán empezó a pensar en las tácticas a emplear en misiones de razia.

Lo principal será disponer de un par de bimanas, para que uno hiciera de estafeta y el otro de transporte de tropas. Además la estafeta requeriría un complemento de seguridad para custodiar a los "rehenes". En sus viajes de regreso podría traer suministros como municiones, comida y combustible, además de novedades y órdenes para el grupo de aplicación. El otro realizaría unos apoyos de transporte de asalto. Además precisamos de 4 vehículos blindados, con capacidad antiaérea para proteger los puestos avanzados de observación y otros tantos para los puntos de control de presos y aterrizaje de los transporte bimanas.

12 vehículos acorazados con capacidad antiaérea.
12 vehículos blindados de transporte para darle movilidad a la unidad de aplicación.
2 bimanas de transporte
2 bimanas de combate aéreo
Todos los vehículos con sus dotaciones al completo
1 pelotón de infantería para realizar las funciones de control de rehenes en los viajes para ser interrogados.
(Pelotón de infantería= 1 sargento y 1 cabo primero [Lider y segundo de la unidad] 4 cabos en sección de armas [armas especiales como contracarro, eléctricas o ametralladoras]) 10 soldados [armas de asalto/subfusiles])
1 Estado Mayor del Comando (1 Capitán y un Sargento Primero [líder de la misión y un ayudante de combate] 1 médico y tres sanitarios [apoyo del grupo de aplicación] 4 cabos en sección de armas y 4 soldados)
1 Grupo de aplicación 2 pelotones de infantería.
1 Grupo de base 1 Brigada y un Cabo primero [Jefe del grupo de base y su asistente] con un pelotón de infantería de protección (y control temporal de rehenes). y 10 soldados para la asistencia de la base (comida y servicios).

 

El grupo era nutrido, y este se podría considerar una compañía, así que siendo capitán, era justo el mando que podía asumir.

- Señor. Presentó el boceto que había preparado en su libretita de bolsillo al mariscal mientras los demás pugnaban en sus discursiones. - Tomaré un puesto de observación seguro para iniciar las razias y la base de operaciones será un puesto móvil que se desplazará a mi orden según las circunstancias y oportunidades. La bimana de estafeta podrá traer órdenes escritas y los cazas podrán realizar tanto funciones de observación como de inteligencia, para indicarnos los lugares a los que atacar, además de escolta aérea.

Se estaba empezando a concentrar en la misión que tenían en mente. Ya estaban en guerra y la discreción sería la de una unidad de comando en operaciones encubiertas en un guerra abierta.

- Y si tenemos oportunidad de realizar golpes de manos a enemigos, usaremos objetivos de fortuna.

Permaneció en firmes, como los cánones prusianos ordenaban mientras se dirigía la mariscal. Tras su breve explicación esperó instrucciones y esperaba que le diera el plan de actuación que tardaría unas horas en prepararlo. Estaba ilusionado con la misión, pero temía que le vetara la mayor parte del material y personal, lo cual, todo sería mucho más complicado.

 

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11/10/2017, 20:16
Adeline Grasser

Adeline estaba convencida de que volver a Rajpur podría ser muy malo para ella, siempre lo era de alguna manera pero ya estar allí era bastante malo y había logrado escapar de eso así que no le quedaba más remedio que acatar las órdenes que se le daban y asistir a esa reunión al lado de la señorita Wirth. La verdad que si algo la tranquilizaba un poco era precisamente eso: poder asistir con ella. No le tenía mucha fe a nadie hasta que conoció a Hagall porque aunque habían empezado con el pie izquierdo, poco a poco le había demostrado que contaba con ella como no había contado nunca con casi nadie, su mejor amiga hasta antes de ella probablemente estaría muerta y bueno, la única familia que tenía era aquella y por más disfuncional que fuera, lo cierto es que era mucho mejor que no tener nada ni nadie en quién o dónde refugiarse, así que por dentro se encontraba resignada.

Mientras se preparaba para todo aquello, que no debería realmente tomarles demasiado tiempo, pensaba en que le habría encantado ver la cara de Margot y ver cómo de todo aquello, seguramente inventando alguna excusa. Había mujeres que realmente habían conseguido perfeccionar esa arte pero tampoco quería pensar demasiado en ello por lo que se encargó de disponer de las cosas que ella llevaría y si era necesario, de ayudar a Hagall con las suyas, no porque fuera una inútil, no, sino porque consideraba que de alguna manera aligeraría su carga y si no son para eso los amigos, no entendía muy bien el concepto de amistad. La rubia tenía casi todo lo que necesitaba, un par de armas, algo de ropa por si se terciaba esconderse vestidas de algo que no fuera lo que eran y claro, tenía en su cabeza cada detalle de aquella ciudad que conocía tan bien.

-Si necesitas algo más, sólo tienes que decirlo, lo conseguiré antes de partir o si necesitas saber algo de Rajpur, bueno, estoy lista para atiborrarte de detalles innecesarios y necesarios.

Normalmente trataba todo con la seriedad de una señora antigua pero con Hagall podía darse el lujo -que no era muy a menudo- de relajarse y sentirse un poco como en casa aunque eso fuera del todo imposible dentro de ella pero estaba claro que eso no podía confesarlo a nadie, al menos no antes de hacer todo lo que tenían que hacer y ver qué resultaba de ello. Aún así, lo único que no pensaba guardarse era lo que pensaba acerca de aquella reunión y mucho menos con su amiga, se sentó frente a ella con la frente arrugada y un vaso de whisky algo rancio en una mano, a saber de dónde lo habían sacado pero era mejor que nada para esos momentos. Había servido uno para Hagall pero lo dejó a un costado, que lo tomara cuando lo considerara oportuno.

-Aún creo que corres amplio peligro al presentarnos allí, es cómo meternos solas en una jaula dispuesta para encerrarte... Encerrarnos pero dudo mucho que yo les sea útil como tú. Sé que eso no nos detendrá pero tenemos que estar atentas a esta y cualquier otra posibilidad.

Sabía que no estaban solas, que no irían solas pero ¿sería suficiente? Ella no estaba segura pero quería tener, no fe, ni esperanza, confianza en aquellos hombres y en sus propias habilidades, las de ambas. Bueno, el punto era que no sería cualquier reunión y que debían estar preparadas para lo peor y para lo mejor.

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15/10/2017, 18:23
Hagall Wirth

“Kamler, Kamler, Kamler… te crecen los enanos… dentro de nada no habrá una roca en la galaxia bajo la que puedas esconderte” divagó por un momento pensando en lo apropiado que era que él y sus secuaces se hubieran escondido en medio de un desierto de hielo. El valor de Adeline la agradó y contrarió a partes iguales, hacían un equipo magnífico y no se le ocurría mejor guía para adentrarse en la crema de la sociedad nuaki, pero también entendía que tuviera ganas de acción, la sed de venganza es lo que tiene... La exuberante rubia era fuerte como una montaña y podía plantarle cara a ese mal nacido sin temblar, no en vano había resistido todos esos años siendo víctima de abusos y vejaciones, había soportado a Hulda además de seguirle el juego, la había visto salir victoriosa del complicado juego diplomático con numerosos señores feudales nuaki sin perder la compostura ni por un momento. La admiraba y la sentía como una hermana, Adeline representaba para Hagall el ideal femenino al que toda mujer debía aspirar. Fuerte, inteligente, perseverante y consciente de su poder, una Cleopatra moderna.
Giró la cara cual autómata cuando Bernstein le dio la razón no una si no dos veces ¡DOS VECES! De ser cristiana habría creído que era una señal del apocalipsis. Estuvo a pique de pellizcarse para ver si era cierto o estaba soñando, luego pensó que que más le daba que ese engreído estuviera de acuerdo con ella y se concentró en la conversación.
Rommel actuó sabiamente a la hora de establecer el organigrama y los grupos. La tranquilizó ver que la temeraria idea de mandar un comando a la Antartida quedaba aparcada (de momento). También se sintió aliviada al no tener que lidiar con las posibles indiscreciones del doctor aunque no dejó de preocuparse, sacarle de Sigfrido era siempre un riesgo y Krieg no iba a estar como para andar con un ojo encima de él, no le cabía duda de que tendría los dos puestos en Margot. Pero no podía estar en todo, y ni aunque pudiera, debía acostumbrarse a que eso era la vida, a que no todo puede estar bajo su control. Debía aprender a delegar, a confiar, no en vano eran los “weisen” de la colonia.
Cuando se levantó la sesión se acercó para desear suerte a cada cual con su  respectivas misiones. Dedicó palabras de confort a Damien, por quien estaba genuinamente preocupada como amiga, y aunque sabía que era muy suyo para las cuestiones personales le recordó que (hasta que partieran) su casa siempre estaba abierta para lo que pudiera necesitar.
Antes de salir del despacho el mariscal le entregó la invitación a la coronación donde venían algunas especificaciones (fecha, duración aproximada, etc…) –De vuelta al punto de partida, parece que han pasado mil años y apenas han sido unos pocos meses…-  dijo con el papel entre las manos. Sus vidas habían cambiado de tal manera desde esa primera visita a Rajpur… Rommel había regresado de entre los muertos, Adeline rompió las cadenas de su esclavitud, al igual que Daman, había nacido Nidhogg y Hagall… era más humana que nunca (paradójico). Recordaba los temores que la invadieron por entonces y aun a sabiendas de que ahora se enfrentaban a un peligro inminente se sentía muy segura de sí misma, como si tuviera el convencimiento de que estaban cumpliendo con su destino (aunque la idea de la predestinación le desagradara).

Según la invitación los fastos comenzarían en una semana aunque les esperaban con un par de días de antelación para instalarles apropiadamente* y la estancia se prolongaría otra semana más aproximadamente.
-Una coronación imperial al estilo oriental… no es moco de pavo lo que tenemos que preparar- puso un brazo en jarra y apoyó un dedo en la barbilla pensativa -…Ropa adecuada… regalos… personal de acompañamiento… Daman ¿Te parece bien que llevemos la misma comitiva que con el resto de embajadas?* Habrá que poner el vimana a punto… y a lo mejor habrá que llevarse el “Schellenbaum”*…- su cabeza bullía con mil cosas, cuantas más vueltas le daba más caía en la cuenta de que los preparativos de ese viaje iban a requerir de cada segundo de los 5 días que tenían antes de partir. En contraste la cónsul se veía seria.
Daman se separó para ponerse de inmediato con su parte de los preparativos y ellas dos se encaminaron a casa de Hagall, Adeline necesitaba ropa adecuada y la sacerdotisa asesoría sobre protocolo nuaki del más alto standing.
-Todos esos detalles son justo lo que necesito- respondió abriéndole la puerta  -No se puede ir de cualquier manera a un evento de tal magnitud y los gestos son igual de importantes, no quisiera arruinar todo nuestro trabajo porque ponerse un broche a la derecha en vez de a la izquierda es signo de mal agüero o porque no hacer sopas en el plato es tomado como un insulto personal. Me costó mucho hacerle entender estas cosas a los expedicionarios que acompañé. Que cansado me resultaba tener que esperar a que se dieran cuenta ellos solos de que la estaban cagando por no hacerme caso- suspiró y luego rió encogiéndose de hombros y negando con la cabeza mientras iba de aquí para allá removiendo cosas. A veces se paraba poniendo cara de reflexión.
–Ponte cómoda por favor- Recibía a Adeline de forma habitual así que la rígida formalidad con la que solía abordar a las visitas se había relajado, sin dejar de ser correcta claro, que genio y figura… ya se sabe. Era gracioso como Nidhogg ayudaba a Hagall en su búsqueda de cosas, el vínculo mental entre ellas se había hecho extraordinariamente fuerte y para estas cosas resultaba de lo más útil porque no tenía que andar con explicaciones, solo pensar. Aun así la kimlar era una traviesilla y no dejaba de tener sus ocurrencias.
La sacerdotisa se sentó en uno de los pufs mirando alrededor pensativa, tenía que encontrar un regalo adecuado, llevar turrón y struddle (aunque fuera por palés) iba a quedar cuanto menos pobre por no decir raro “Nota mental: pasar por cocinas y hacer el encargo”, fue entonces cuando reparó en la seriedad de su amiga, que había pasado del tradicional té para servirse directamente un copazo. Parpadeó aceptando el vaso y la escuchó. No había tenido en cuenta que la sola idea de volver a Rajpur debía revolver las tripas de la señorita Grasser, lo mismo le sucedía a ella con la Tierra en general.
Guardó silencio por un momento.
-Confío en el príncipe ¡Dioses! Suena ridículo dicho así- se rascó el pelo –Soy consciente de que volvemos a meternos en la boca del lobo pero también tengo el convencimiento de que la coronación es una oportunidad de oro. Ajaka es diferente de su madre, atendió a razones ¿Te acuerdas? Si es el gobernante inteligente que creo que es entenderá que necesitamos estar unidos para enfrentar a Margot y a Kamler, especialmente a Kamler…- cada vez que decía su nombre se le erizaba la piel –Así que creo que aprovechará la ceremonia para demostrar el poder de la unidad más que el de la fuerza. No ganaría nada humillándonos o haciéndonos daño salvo unos aplausos efímeros, él tiene a los nuaki, pero nosotros tenemos al pueblo y si su madre le enseñó algo de historia sabrá que fue el pueblo quien les expulsó de la Tierra. Es una corazonada ¿Verdad que sí?- la kimlar emitió un graznido muy gracioso desde dentro de una máscara tibetana que había descolgado no sabían como -¡Eres una genio gordita!-
Se levantó, le quitó la máscara, la devolvió a su sitio y estiró los brazos para coger algo de más arriba. Dos larguísimos khantsi* con apliques de plata –Me va a dar pena deshacerme de ellos pero creo que merecerá la pena- dijo cargando uno de ellos –son el símbolo perfecto de la imagen que quiero dar: amistad y confianza*- había desglosado las motivaciones pragmáticas de su estrategia pero en el fondo, como había dicho, sentía que podía confiar en el príncipe. No sabía por qué pero así era ¿Se trataría de algún extraño vínculo nuaki? Si podía estar conectada mentalmente con un anfibio… ¿Por qué no iba a ser posible eso de la afinidad interespecie? Hagall no terminaba de entender bien algunas cosas sobre los sentimientos y llegaba a desarrollar teorías de lo más estrambóticas.
Adeline seguía seria, la kimlar y su madre se miraron y Hagall comprendió –Disculpame, tal vez he sido una desconsiderada al pedir que me acompañaras ignorando tus malos recuerdos pero…- aquella forma de sincerarse era cosa rara y destacable por su parte –… es que no se me ocurre nadie mejor que tú para ésta misión. Yo pongo la imagen pero tú… tú eres quien realmente domina el terreno- dejó los cuernos a un lado y se acercó a ella tomándole una mano –Piensalo como una gran revancha. Imaginanos, entrando en la corte, pisando fuerte, pasando por delante de todos esos que una vez te maltrataron, viendo como tienen que inclinar la cerviz y tratarte con respeto. Será nuestro triunfo, mujeres imponiendo sus reglas, haciendo una política diferente ¡Será glorioso!- arrodillada frente a su amiga tenía los ojos y las mejillas enrojecidos de emoción, exhaló –Y por la seguridad no te preocupes, estarás conmigo y si no con Daman- dijo intentando disipar sus preocupaciones y a la vez aligerar el ambiente.
-Venga ven- Se levantó –Pongámonos manos a la obra- subieron al piso superior y allí se sumergieron en el fascinante mundo de la moda de alta costura. Hagall tenía arcones enteros llenos de vestidos, estolas, capas, chaquetas… todo hecho a medida, con cortes impecables y tejidos fabulosos, pero lo que de verdad cortaba la respiración eran las joyas. Repartido entre diversos compartimentos secretos había traído un tesoro. Antes de viajar a Venus vació sus cuentas e invirtió todo el dinero en joyas y equipo ¿De que iban a servirle monedas y billetes en otro planeta?  A ello se sumaban los regalos de Himmler –Una corona por cada año desde mi “consagración”- dijo átona “para mi reina” estaba escrito a mano en la tarjeta de uno de los estuches –Ésta es la última- la número 10 –está sin estrenar- era la más suntuosa de todas, una copia de la corona de la reina Cunegunda* -creo que es la ocasión perfecta- tragó saliva, ella también tenía su propia revancha que tomarse –y para esto también- corrió a sacar algo de un cajón y volvió junto a Adeline –este es mi bien más preciado- era un paquetito de tela que desenvolvió con sumo cuidado, dentro había una larguísima trenza de pelo platino –es lo único que tengo de mi madre…-*
Hubo que descartar aquello que tenía simbología evidentemente nazi y algunas cosas requerían de ciertos arreglillos, por suerte Hagall era diestra con las agujas y en uno o dos días lo tendría todo listo. Al cabo de un buen puñado de horas lograron armar dos roperos completos*, espectaculares, marcadamente alemanes y llenos de significado.
Dedicaron tanto tiempo a aquella tarea que dio lugar a que Fegelein regresara a casa. El joven teniente-coronel subió sonriente, parecía traer noticias, saludó a Adeline y ésta (muy perspicaz) decidió marcharse a pesar de que Hagall le ofreció quedarse a cenar.

-Estábamos seleccionando el vestuario para coronación, supongo que el mariscal te habrá informado- hablaba mientras recogía pero se dio cuenta de que la miraba fijamente ¡Como para no hacerlo! Dado que habían estado probándose un montón de ropa llevaba puesta una túnica sencilla que era rápida de quitar y poner. Sencilla… y casi transparente (hecha con un chal egipcio*). La noticia era que él también acudiría a la coronación –Am…- hubo poco entusiasmo en la onomatopeya -¿Es que no quieres que vaya? Pensé que… te gustaría, como me hablas siempre tanto de Rajpur…- frunció el ceño poniendo esa terrible mirada suya de enfado volviendo a analizar la túnica –T… te vas a poner eso?- Hagall arqueó la ceja suspicaz ¿La estaba llamando fresca? ¿Pretendía decirle lo que se tenía que poner? ¿Habría pedido acompañarla para controlarla? Que fuera su novia no quería decir que se hubiera convertido en una damisela supeditada a su hombre, automáticamente se puso a la defensiva. Y así empezó su primera pelea, vaya momento y vaya par de caracteres… esa noche Hagall se la pasó cosiendo en el sofá con el morro torcido entre el cabreo y las ganas de llorar, de hecho lloró un poco… como una cría…
Pasaron los días atareados con los preparativos, la sacerdotisa fue concienzuda puliendo cada detalle, repasando tarea por tarea una y mil veces. Pegando mangas, bordando pecheras, seleccionando manzanas, repasando uniformes, sacando brillo al metal, poniendo motores y armas a punto e intentando afinar el protocolo. Al final hasta consiguió agenciar un motor de xerum para el vehículo que habían dejado en el patio de honor de palacio, cosa que utilizó para tentar a Aziz de acompañarles.
Pasaban los días y empezaba a ponerse nerviosa y eso la volvía obsesiva ¿Sabría Ajaka valorar los regalos que Hagall había planeado? Quería impresionarle, imaginaba que todo el mundo iba a regalarle las típicas cosas (lo típico nuaki claro: joyas, esclavos, telas lujosas…) así que había decidido rematar la jugada sentimental que había iniciado con las cartas. Una persona con cientos de años a sus espaldas y el dinero saliéndole por las orejas estará aburrido de lo tradicional, pero las experiencias nuevas puede que las recuerde para siempre. En parte fue Rudolph quien le dio la idea, por eso que dijo cuando se le declaró en el lago “Contigo siempre hago... cosas muy interesantes, bonitas, productivas” ¿Era inadecuado?
-Gordita tu que crees? ¿Le gustarán?- Nidhogg no solo rechazó su caricia si no que le dio la espalda, de ese modo su madre entendió que la kimlar estaba molesta por la discusión con Fegelein. Hubo una conversación muy graciosa (aunque seria) entre ellas, más que nada porque no intercambiaron palabras si no sensaciones, onomatopeyas y mucha expresividad facial -¡¿Cabezota yo?!- Nidhogg arqueó una ceja recalcando la obviedad.
Al bichito no le faltaba razón, se les echaba el tiempo encima. Iba a tenerle al lado todo el rato en la embajada, no podían andar enfurruñados y con susceptibilidades, la fina estrategia que había urdido durante esos meses podía saltar por los aires. O, poniéndose en el peor de los escenarios, si la cosa salía mal y acababan con la cabeza pinchada en una pica, no querría haber desaprovechado sus últimos momentos juntos por un enfado tonto. Por eso esa tarde le esperó y le explicó que le pasaba* –Entonces… no te vas a poner esa túnica… allí- ella sonrió -No pero… te gustaría que me la volviera a poner?- y hubo reconciliación y gran regocijo. Luego durmieron a pierna suelta, al día siguiente tocaba partir.

 

Notas de juego

*Pregunté al master y fue lo que me respondió ^^  
*Se refiere a las que han estado realizando con Adeline estos dos meses pasados
* https://de.wikipedia.org/wiki/Schellenbaum
   El de la colonia: https://duvallonfecit.deviantart.com/art/Schellenbaum-of-Sigfrid-709484600
* Khantsi https://en.wikipedia.org/wiki/Drinking_horn
   Los que va a regalar Hagall son de Uro con apliques del siglo XIX https://i.imgur.com/1Mxpr4W.jpg
*La intención es contar al príncipe/rey como brindan ellos y el por qué (ya sabeis, lo de chocar las copas x si hay un veneno blablablá), brindar además es tb una forma de sellar un acuerdo como estrechar las manos https://es.wikipedia.org/wiki/Brindis
*En algunas tribus mongolas las mujeres heredan postizos hechos con el cabello de sus antecesoras. Mayor volumen de cabello, mayor antigüedad del linaje y mayor nobleza. Los usan en ceremonias importantes. Hagall quiere usarlo dándole ese sentido.
*El traje de coronación de Adeline: https://duvallonfecit.deviantart.com/art/Consul-coronation-dress-709849464
  El traje de coronación de Hagall: https://duvallonfecit.deviantart.com/art/Hagall-comp-709855463
*Tejido semitransparente con motivos geométricos de hilo metálico
  La túnica en cuestión: https://i.pinimg.com/736x/e4/fa/85/e4fa859b99f2f587a673b53e6b29613a--vintage-clothing-vintage-fashion.jpg
*¿Que le pasa a Hagall?:
1-No puede evitar saltar a la mínima con los hombres
2-Le preocupa que Fegelein, por celos o lo que sea, se entrometa en su forma de hacer diplomacia
3-En resumen, cuando siente amenazado su libre albedrío y su control de la situación se crispa
4-Está nerviosa

NOTA: Adeline, el DJ me dijo que continuara hasta el día de partida. Espero que no te moleste que no continuaramos la conversación ^^U

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21/10/2017, 23:36
Director

El aeródromo se había ampliado a causa de la propia ampliación del ejército de la colonia. Todas aquellas obras de ingeniería, que se habían ido desarrollando en tiempo récord, causaban siempre algo de malestar. El ruido de los trabajos a destajo, el tener que desalojar chozas y tiendas de campaña de los nativos para reubicarlas en lugares más permanentes... Era traumático. Una de las tareas más acuciantes del nuevo gobierno estaba siendo la creación de un plan de urbanismo coherente en el que la ampliación de la "ciudad anexa" se hiciera sin perjuicio de las instalaciones militares. Además, estaban teorizando ya la construcción de una bella ciudad, cuyas primeras calles estaban comenzando a levantarse, con amplias avenidas y ensanches hechos con el tiralíneas, donde diseminar los diferentes centros culturales y espacios públicos. La línea férrea proyectada que iba a unir las minas de la Sierra de Jat con la colonia iba tomando forma, y en torno a la misma se soñaba con la diversificación de ramales para conducir a los colonos a otros puntos del planeta. Comenzando, en éste caso, por sus territorios aliados.

De momento, se estaban contentando con asfaltar varias avenidas principales, y aprovechando la obra distribuir en ellas los tendidos de agua, electricidad y desagüe de alcantarillado, obra pública que estaba tomando una absoluta prioridad entre los nativos para impedir que la creciente colmena humana cristalizara en un foco de enfermedades y falta de salubridad. Los alemanes, ante todo, eran ordenados y sabían priorizar.

La segunda remesa de reclutas estaba recibiendo instrucción en la explanada de la "Base Militar Lago Bihar", que era una nueva y creciente instalación que servía como acuartelamiento y campo de instrucción para el nuevo ejército. Los reclutas y cadetes se agolparon frente a la avenida Venera para saludar a los vehículos del grupo de exploración y asalto del capitán Topf. Los oficiales consintieron aquel arranque de espontaneidad, ya que subía la moral de los que iban a jugársela tan lejos de casa.

Vehículos y soldados embarcaron en dos vimanas Haunebu IV, el modelo más pesado que había salido de las fábricas alemanas. Su escolta lo formaban dos KF-102 "Hummel", aeronaves de apoyo aéreo cercano con disco/turbina rotatorio, de despegue y aterrizaje vertical, armadas con dos cañones de energía Kracht-10 y capaz de superar la velocidad del sonido. El empuje de éstos eficientes aunque estéticamente chocantes aparatos lo proporcionaba un motor Bernstein-Krieg de xerum ligero.

Por insistencia del general, se sumaron también dos KF-112 "Hai", los pequeños cazas monoplaza de despegue y aterrizaje vertical pensados para escoltar a despliegues terrestres y bases avanzadas sin necesidad de contar con una pista de aterrizaje para su operación. Éstos aparatos contaban con un cañón de energía de repetición Flak-240, que estaban demostrando una excelente capacidad tanto en ataques en picado para apoyo de fuego pesado como en combate aéreo. En su caso, las aeronaves doblaban la velocidad del sonido con cierta holgura.

El mariscal Rommel les despidió a pie de pista, pasando revista antes de que las aeronaves despegaran con aquel zumbido prodigioso y alzaran el vuelo con su particular estilo, de abajo a arriba, con la gracilidad hipnótica de su flotar y el movimiento rápido de sus discos de estabilización.

Dos días más tarde partieron las dos embajadas. La de Rajpur, con más pompa y boato, la formaba un vimana Haunebu IV, escoltado por dos Haunebu III, cuatro cazas "Hai" para la escolta y solo "para impresionar" un KF Ta-185, el caza más rápido y poderoso de su arsenal, capaz de alcanzar match 3,5. La embajada a Halaf, menos numerosa, contaba solo con un vimana Haunebu III y un par de escoltas. En realidad, no tenía mucho sentido impresionar a Margot... ella ya conocía de sobras el potencial militar e industrial de los alemanes, pues había formado parte de él.

Rommel ordenó formar a un regimiento completo para darles la despedida, aunque la más calurosa se la dieron los habitantes de la colonia. Muchas esperanzas estaban puestas en aquellas embajadas, pues un futuro turbulento se perfilaba en el horizonte. Los "embajadores" de excepción saludaron al público a pie de pista y les fueron entregadas sus "carteras" como despedida simbólica. Rommel dio un pequeño discurso y ellos también tuvieron la oportunidad de poder decir unas palabras ante el micrófono, recibiendo aplausos y despedidas con banderitas, manos agitadas y tiernos infantes sobre las espaldas de sus padres.

Sus caminos se separaban, pero la aventura entraba en su punto álgido. ¿Que les depararía el futuro más inmediato?

Notas de juego

KF son las siglas de Kriegsfaktorie, que es el nombre de la empresa de armas e ingeniería que Krieg ha fundado en el planeta.

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22/10/2017, 00:45
Director

El reconocimiento aéreo había seleccionado el emplazamiento óptimo para la base avanzada. Montar en aquellas nuevas bestias tenía sus ventajas: no había necesidad de repostar. Los ciclos de purificación del xerum mediante electrólisis aumentaban espectacularmente los tiempos de vuelo. Se especulaba incluso que, avanzando en aquella tecnología, se consiguiera dentro de poco fabricar motores capaces de mantener a una nave en vuelo perpétuo. Un impresionante adelanto de la ingeniería, sin duda alguna.

Era extraño recorrer aquel planeta alienígena, tan parecido a la Tierra y a la vez tan diferente. La base enemiga, situada cerca de uno de sus polos, les hizo recorrer un hemisferio completo y contemplar desde el aire el fascinante espectáculo de naturaleza salpicada por presencia humana: grandes ciudades flotantes, pequeños pueblos, inmensas tierras de labor, océanos interiores, grandísimas selvas que dieron paso a bosques de hoja perenne.

Allí arriba hacía frío. Quizá no tanto como en el polo norte terrestre, pero era un frío parecido al de un otoño en Noruega, cuando caían las primeras nieves. El espectáculo de las auroras polares de Venus era cosa de ver. Al estar más cerca del sol, su radiación peleaba ferozmente con la gruesa atmósfera del planeta en una batalla cautivadora.

Les faltaba poco para llegar cuando el silencio de radio se rompió. Uno de los 112, que iba explorando en avanzada, dijo algo que les puso sobre aviso. Algo increíble.

-Aquí Águila 3 a Buque Insignia. La presencia enemiga ha aumentado espectacularmente. Repito, veo una enorme base a mis pies... y lo que parece un escuadrón de cazas a punto de despegar.

Aquello solo podía significar una cosa: el silencio de radio de Kammler solo indicaba que la base antártica había completado su viaje, llegando al planeta. Debió hacerlo en las últimas 24 horas, pues sus aviones espía habían fotografiado el puesto avanzado hacía 26.

Los oficiales y pilotos presentes en la sala de mando del vimana, donde estaban las imágenes de radar y las cámaras de televisión se miraron entre si con inquietud. Esperaban órdenes, aunque tenían sus reservas. ¿Les habrían detectado a ellos también, o solo al caza que iba en avanzada? En cualquier caso, las imágenes de televisión eran alarmantes. Se trataba de un gran complejo de domos ocultos bajo la nieve, hangares e instalaciones subterráneas que ocupaba una extensión considerable. Los pilotos se disponían a abordar sus aeronaves. Sin embargo, se fijó en que su diseño era más primitivo. Parecían ser aeronaves de turbina de jet, acompañadas de lo que parecían las dos primeras versiones del Haunebu.

-¿Órdenes, mi capitán? -inquirió su segundo al mando, un nativo que no mostraba la mínima sombra de temor.

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22/10/2017, 01:05
Director

Estaban algo nerviosos. Krieg, el que más. Sin embargo, procuraban que no se les notara... demasiado. El fruto de su nerviosismo era diverso, ya que en el caso de Bernstein era una excitación casi infantil por todo lo que podría descubrir... ¡En una ciudad voladora! Krieg, por su parte, sabía que el reencuentro con su esposa podía terminar muy bien... o muy mal.

Su vuelo fue el más corto, por que desde el inicio de las hostilidades con Rama, la ciudad flotante de Halaf había vigilado la frontera sur, la que colindaba con su propio territorio. Se cruzaron con varias patrullas de vimanas "enemigos", una de los cuales les "escoltó" hasta su ciudad. Los pilotos de Sigfrido se mantuvieron tensos. ¿Les matarían a todos en cuanto aterrizaran? De momento, se callaban sus opiniones y se mantenían firmes en sus puestos, profesionales.

Finalmente, llegaron a la vista de la ciudad. Era impresionante ver como flotaban aquellas moles, con grácil majestuosidad. En el caso de Halaf, una ciudad no muy grande pero con una gran presencia de la casta militar. Había sido, hasta hace muy poco, una ciudad conquistadora y erizada de defensas. Para aquella visita, sin embargo, había bajado su "muralla/escudo" para mostrar una faceta más amable, encantadora y exótica.

Los vimanas alemanes aterrizaron, finalmente, en la explanada frente a un majestuoso palacio de grandes proporciones que Krieg ya había visitado durante la negociación del intercambio de prisioneros con Rama, pero que ahora lucía más hermoso bajo la luz del mediodía.

Los alemanes desembarcaron. Primero, la escolta militar que formó un pasillo de honores para los civiles y embajada, que bajaron a pie o montados en sus vehículos después de que la rampa fuera asegurada. Los tambores tocaron una alegre marcha militar, que terminó con una ceremonia de presentar armas e inclinar las banderas ante los embajadores.

Finalmente, los nativos se acercaron, curiosos. No venían muchos guerreros, quizá en un gesto totalmente estudiado por Margot, si no que entre la comitiva había muchos niños y mujeres. Traían cestas con regalos para ellos, cántaras con vinos, agua con sabor a cíctricos y sutiles licores que embriagaban con cierta facilidad. Les invistieron con coronas de flores, besaron sus manos (que era el símbolo de acato debido a los Nuaki durante ceremonias de paz y concordia) y les regalaron los oídos con una bella canción cantada a capella.

Los soldados se abrieron paso luego, invitándoles a acompañarles hasta el palacio. Lo hicieron, aunque montados en sus vehículos, dejando una guardia en sus aeronaves. Fueron saludados, aunque no en olor de multitudes. A pesar de los desvelos de Margot, era evidente que la gente de Halaf forzaba las sonrisas ante ellos. Era lógico, por que hasta hace poco no habían sido otra cosa que enemigos. Durante la Batalla de Umad, no pocos de sus soldados habían perecido bajo el fuego alemán. Los guerreros eran gente orgullosa, que se mantenía seria y procuraba no mirarles demasiado. Se notaba, además, que aquella sociedad era bastante "espartana". Las mujeres se encargaban de diferentes oficios, mientras el hombre principalmente era un soldado o entrenaba para serlo. Solo vieron tiernos infantes o abuelos dedicados a otros oficios, quizá por que no tenían edad para desempeñar el que se esperaba que fuera su cometido.

Tras el breve paseo llegaron a la fachada principal del palacio de Margot, hasta hace poco el palacio de Rama, que todavía tenía representados los emblemas de la familia. Los guerreros sin nombre, tapados tras sus máscaras, formaban la temible guardia personal de la ahora regente. Los soldados contaban historias sobre ellos tras la Batalla de Umad. ¿Eran hombres o bestias disfrazadas de hombres? Había quien dice que no caían fácilmente. Que podías vaciarles medio cargador de MP-40 a quemarropa y seguían atacando...

Los guardias se apartaron de la puerta principal, justo cuando ésta se abrió. La comitiva bajó de sus coches, estirándose los uniformes y los trajes. Las cuellos de las camisas apretaban en aquel intenso calor. Había sido una buena idea llevarse aquel salacot, pensó Krieg. Su estrambótico look de cazador colonial pegaba bastante en aquel lugar y le daba un aire algo gallardo.

Las lanzas tocaron el suelo al unísono cuando la mujer surgió de palacio, acompañada por algunos de los consejeros y hombres fuertes de aquella ciudad. Entre ellos, había algún rostro caucásico. ¿Alemanes? Pero lo cierto es que Krieg solo tuvo ojos para ella. Ésta vez no vestía una armadura, si no un sencillo y vaporoso vestido, muy fresco y adecuado para aquel clima. No llevaba más armas que el pelo recogido y una sonrisa en el rostro. De hecho, caminaba descalza, pues frente a ella desplegaban una mullida alfombra.

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22/10/2017, 01:39
Margot Krieg

Se detuvo a unos pasos. Damien sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, al verla finalmente frente a él, cara a cara. El instinto le hizo adelantarse dos pasos, y uno de los guardias se quiso interponer, nervioso. Ella lo retuvo con un gesto, apoyando la mano en su pecho.

-Espera... cariño -susurró, antes de bajar la mano.

El guardia se quedó donde estaba y ellos dos se miraron. Después de la sonrisa, se puso un poco más seria. El protocolo era lo primero.

-Bienvenidos a Halaf, embajadores de Sigfrido. Doctor Bernstein... -dijo acercándose a él- Me alegro de verle otra vez, después de tanto tiempo. Se le ve bien, con buen ánimo. Seguro que querrá hablar con nuestros científicos, y ellos estarán encantados de compartir impresiones. Aún aquellos que pasamos años en éste planeta, sufriendo una cautividad babilónica, nos acordábamos de usted con afecto.

Parpadeó, prosiguiendo con algo importante.

-Haremos todo lo posible para que vuestra estancia entre nosotros sea lo más cómoda posible. Sin embargo, habéis de saber que vuestra presencia no es vista con buenos ojos por algunos de nuestros ciudadanos... Pero procuraremos cerrar esas viejas heridas, en pos de la necesaria concordia. Entretanto, para vuestra seguridad, os pediremos que no abandonéis el palacio sin una escolta.

Ahora se situó frente a Damien, mirándole fijamente. Su voz era dulce, pero firme.

-He aquí mi marido... -dijo, acariciando su mejilla- Fiel a su promesa, ha vuelto a mí.

Le dio un beso. Quizá los que estaban cerca de ella no se vieron enternecidos por él, pero sin duda él si. Ella le miraba, más no con lágrimas en los ojos, si no con una extraña fijeza. Quizá no era el reencuentro de película con el que había soñado, el del caballero rescatando a su damisela entre un mar de lágrimas y emociones. Pero era un reencuentro al fin y al cabo, y uno que podía prometerse pasional.

Tomó su mano y se situó a su lado.

-Acompañadme. Hemos preparado un agasajo. No se preocupe, doctor. Muchos en éste planeta llevan una dieta aún más estricta que la suya, así que encontrará los manjares aptos para usted.

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22/10/2017, 01:54
Director

De vuelta a Rajpur. Era una sensación extraña. La última vez que habían estado allí eran espías perseguidos que apenas habían conseguido salir de allí gracias al buen hacer de Rommel y los acontecimientos precipitados por el ataque de Rama a la colonia. Ahora, eran flamantes embajadoras al frente de una nutrida delegación destinada a impresionar a gente que llevaba viva miles, quizá cientos de miles de años. ¡Que cambio!

A pesar de su escolta, unos vimanas de la ciudad les "acompañaron" para indicarles el área de aterrizaje. Ellos hubieran querido entrar directamente a los patios del gran palacio, pero no fue así. Sin embargo, lo sobrevolaron y Hagall sintió cierta nostalgia, como si no pudiera esperar a volver allí.

Finalmente, aterrizaron en otro lugar de la ciudad. Era un palacio muy bonito, y según le explicó Adeline, la residencia "de verano" de la reina, normalmente habitada por el heredero de la corona. ¿Quizá Ajaka no ocupaba todavía la residencia de su madre? Era lógico.

Los vimanas se posaron suavemente sobre la gran explanada, y todavía sobraba mucho espacio para que desde el palacio se acercara una gran comitiva. Los soldados del imperio de Rajpur formaron un enorme cuadrado, controlando a la masa que se había acercado a mirar. ¿Curiosos o un gesto programado para recibirles en olor de multitudes? Finalmente, bajaron las pasarelas y escalerillas. Los soldados de la colonia tomaron posiciones, y a nadie se le escapó que ahora no solo eran "gentes de Doichslan" si no también venusianos con el uniforme de gala del Venuskorps, bastante más bonito que el de servicio (recordaba, de hecho, a uniformes de la era del káiser, pues los oficiales llevaban sable). El resto de los integrantes de la comitiva, exceptuando los pilotos y soldados de guardia, bajó de los transportes y se situó formando un bloque más o menos homogéneo a los lados del Haunebu IV donde iban las embajadoras, que habían bajado finalmente recibiendo el saludo de los soldados, que tenían la bayoneta calada en el fusil.

Desde el palacio, una impresionante comitiva se acercaba. Sobre un palanquín, el príncipe regente y bajo él, en la pequeña escalinata, una dama de belleza más propia de cuentos y leyendas, a la que abanicaban con indolencia. Era Parvati, la hermana pequeña de Ajaka y tercera en la línea de sucesión. Desde la muerte de Rama, la segunda mejor dicho. Unos músicos tocaban una melodía exótica, de flauta y sitar, que les pareció una alegre fanfarria para recibirles con pompa y circunstancia. Soldados, consejeros y cortesanos, de ambos sexos, acompañaban a la comitiva, que finalmente se detuvo a unos cincuenta metros de donde ellos estaban. El protocolo dictaba que era uno quien debía ir a agasajar al futuro rey, y no viceversa, por muy embajador que se fuera.

Ese el momento que estaban esperando. Fegelein mandó con un gesto que la pequeña banda de música militar tocara la canción. Era un viejo himno prusiano, una de las canciones más bellas y patrióticas de la vieja Alemania, "Die Wacht am Rhein", que hablaba de vigilar la frontera frente a los franceses y derramar la sangre en protección de la amada madre patria. Los soldados, que se la habían aprendido de memoria (retocadas algunas estrofas, fungía como himno no-oficial de la colonia, pues hablaba sobre estar alerta y defender el sueño que su patria representaba), la cantaron a coro con una poderosa voz que casi ahogaba la música de los instrumentos. Los nativos se quedaron muy callados, escuchando aquella melodía, como estremecidos. La música que emanaba de los extraños instrumentos terráqueos hacía latir el corazón con fuerza, enardecía. Para colmo, el Ta-185 hizo una pasada sobre sus cabezas, rompiendo con estruendo la barrera del sonido. Algunas niñas chillaron y las ancianas se asustaron, pero Ajaka se rió de buena gana, como si aquella ocurrencia no se la hubiera imaginado, pero le había gustado.

Cuando la canción sonó, la cabecera de la comitiva ya había alcanzado la cercanía del trono-palanquín, ya posado en el suelo. El schellenbaum de Sigfrido se abatió finalmente ante el príncipe regente, rindiéndole honores. Los soldados se detuvieron, haciendo un pasillo por el que pasaron la embajadora y su diplomática. El príncipe se levantó en el trono del palanquín, haciendo un gesto con la mano. Como si estuviera invitando a que Hagall subiera para tomar su mano. Fegelein estaba de pie, firme al final del pasillo de honor. Procuraba no mirarla mucho. Habían hablado de eso durante el viaje. Había que guardar las apariencias, no reservarse ninguna carta. Su reciente y descubierto amor no podía empañar las negociaciones con Ajaka. Fegelein no sabía muy bien que significaba aquello, pero no quería malpensar. Debía jugar, de nuevo, a ser el paciente. De cualquier modo, llevaba años esperándola desde la sombra, soñando con ella. Bien podía procastinar un poco más.