Partida Rol por web

Die Glocke

El nombre de la guerra (Escena IV)

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22/10/2017, 09:34
Damien Krieg

Los días para la partida de las embajadas pasaron con rapidez, para cuando se descuido Krieg, ya estaba en el desfile , despidiéndose y diciendo unas palabras.

Se sentía muy orgulloso de sus hijos, que creó, todos esos vehículos, armas y maquinarias de Guerra, eran como hijos para él, pero en el fondo se sentía aliviado, de saber que no pasaría nada si caían en malas manos.

No pudo evitar sacar una gran sonrisa de satisfacción cuando vio surcar el cielo su pequeño Ta-185, su segunda creación de la que mas orgullo sentía. Pero no era de admirar sus creaciones, era hora de ponerse serio.

El viaje hasta Halaf, como era de intuir, aparecieron vehículos enemigos que los escoltaron hacia la ciudad, de momento se sentía serio, pero ver la cara que ponía Bernstein, al ver la ciudad flotante le saco una buena sonrisa,lo que va a disfrutar, pensaba para si, viendo como se le iluminaban los ojos al Doctor.

La comitiva estuvo bien, realmente esperaba un ejército, fuertemente armados, etc.., pero conocía a Margot lo suficiente para saber que no haría desfile de sus fuerzas, mas bien, de como sentirse en casa, quienes los recibieron le dieron la razón.Después de un buen rato, por fin estaba delante de su Mujer, su amada mujer, la que había conseguido que dejara su carrera olímpica, sus otros sueños para hacerse ingeniero, la que había logrado que en la Tierra cuando desapareció, trabajara sin descanso hasta poder conseguir que funcionara la campana como deseaba ella, la que había conseguido que fuera a otro mundo para buscarla o saber algo de ella, la que había conseguido resucitar y la mujer fuerte , muy fuerte, que tuvo que sobrevivir como pudo, no quería pensar todo lo que había tenido que hacer, pero ahí estaba delante de él, no pudo evitar querer adelantarse, pero un guardia y las palabras de Margot, le hicieron desistir en ello.

Después de las palabras de Margot, siguiendo el protocolo, tuvo que hacer  lo mismo Krieg.

Es un Honor que esta embajada este en el reino de la gran Margot, Reina de Halaf, nos complacería que aceptara unos regalos, venimos con muchas esperanzas de poder cerrar esas viejas heridas y poder sanarlas. - Krieg hizo un gesto para que trajeran tres cajas bellamente decoradas.

Una de ellas,  le resultaría familiar a Margot, ya que es donde tenía Krieg sus pistolas de competición...,, aunque ahora era una versión nueva, con la tecnología que había aprendido Krieg con los vimanas, dos armas eléctricas de gran precisión y potencia, la segunda era una pequeña caja, antigua como una reliquia, Hagall le ayudó con eso, dentro tenía unas joyas cuyo alto valor se notaba a simple vista , la ultima era una caja sencilla, pero al abrirla, Margot vería una foto enmarcada, la que guardaba todos estos años, cuando se conocieron la primera vez, la que esta Krieg al lado de los trofeos y Margot a su lado.

Cuando Margot le tomó la mano, no pudo sentir mas alegría, aunque intentaba no demostrarlo, viendo la extraña manera en que le miraba .

Será un placer y honor, acompañarla ... - dice Krieg sonriendo.

Luego cuando terminemos, si hay posibilidad de hablar a solas, le quiero comentar unas cosas y asuntos importantes, pero cada cosa a su tiempo..., su alteza.. - aparta la silla, cual caballero para que se siente, aunque le costaba decirle Alteza, en el fondo no le costaba, mas de una vez le llamaba en la tierra Mi Reina o Mi Vida.

Notas de juego

¿¡¡ BERNSTEIN !!? , ¿ De que conoces a mi mujer , Maldito ?, te voy a envenenar los struddels de manzana XD

¿La ropa algo así como la imagen?

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23/10/2017, 11:53
Helmut Bernstein

El doctor aguantó todos los protocolos de la colonia con cierto estoicismo. Eran rituales estériles pero necesarios. Las escoltas de fuertes cazas, los habitantes despidiendo a las comitivas, los discursos épicos propios de las despedidas fúnebres... Desde los atentados iba arriba y abajo apoyado en un bastón, para no sobrecargar su pierna herida. En realidad no lo necesitaba, al menos no físicamente hablando. Apoyarse en el bastón le ayudaba a soportar la espera de pie.

Había decidido un traje ligero de color crema, estilo Panamá, que le ayudara a soportar el clima cñalido y húmedo del planeta.

Durante el viaje en vimana se sentía ansioso e iba arriba y abajo, escrutando por las ventanillas, en busca de los ingenios enemigos. Un chillido de emoción infantil le sobrevino cuando apareció al escolta de Margot, y se apretujó contra la ventanilla cuando apareció la ciudad flotante en el horizonte.

¡Eso! Era eso lo que quería decir! Fíjese! Exclama a Krieg. Una ciudad flotante. La residencia propia de los dioses. Estéticamente impecable y de gran utilidad. Poder viajar con las estaciones, explotar los recursos sin agotarlos, en un perpetuo deambular, dando tiempo a los ecosistemas para regenerarse... ¿Y ha pensado en una cúpula? Una capaz de retener una atmósfera en el espacio. Imagínese eso. Un planetoide viajero. Oh... nada de cohetes para viajar por el espacio. Eso! Eso es el futuro!

Sigue declamando, señalando la ciudad totalmente emocionado.

Aterrizan y baja detrás de Krieg, cojeando ostensiblemente. Un viejo Hefesto chalado.

Observa a Margot, como una diosa hecha carne. No se le escapa el detalle de ir descalza. Se le dibuja una sonrisa pícara que se le congela en el rostro al dirigirse a él.

Siempre ha presumido de una memoria homérica, capaz de retener enormes cantidades de datos sin esfuerzo, pero por otra parte tiene gran dificultad para retener rostros y nombres. para él la gente pasa ante sus ojos borrosa, como una continuidad de personas informes y grises.

Margot, Margot... Una mujer ambiciosa. Con madera de líder a pesar de ser mujer. Uno de esos desperdicios que habrían hecho maravillas en los tiempos de Minos y Homero.

Me alegra verla otra vez. Y más como una diosa renacida. muy pocos tenemos el privilegio de vivir el mito que nos vivifica, y mucho menos vencerlo y salir fortalecidos de esa iniciación. ¡hye kie!*

Podría dar mi pésame por su cautiverio, Kore**, pero estoy convencido que ese cautiverio os ha ayudado a convertiros en lo que ahora sois.

Y le dedica una reverencia sincera. Irradia poder aquella mujer.

No le puedo negar que me muero de ganas por hablar con mis antiguos compañeros. Y con la creencia que no son antiguos, sino que todos ustedes siguen siendo compañeros nuestros. Compartimos lazos comunes. Por eso estamos aquí. Para saludar a viejos camaradas. Compartimos mucho más que viejso lazos. Compartimos el mismo viaje desde ángulos distintos.

Ante los comentarios sobre su seguridad y lo mal vistos que están, Bernstein asiente, fijándose en los rostros serios de esa sociedad espartana.

Esparta era guerrera, y como buena sociedad guerrera, odiaba la guerra. Sabía mejor que nadie los costos de la guerra. Eran mucho más justos e igualitarios que sus sofisticados vecinos atenienses. Haremos lo posible para no causar ofensa. Nos sentimos muy honrados de estar aquí, mi señora.

Krieg presenta sus respetos y le muestra los presentes. ¿Unas pistolas? ¿En serio? Bueno, sí que se ve una mujer de armas tomar, desde luego. Se mantiene en un discreto segundo plano, comiéndose con los ojos todo lo que le rodea, hasta el extremo de ser imprudente. Observa con mucho detenimiento todo artefacto que se pone a tiro de su vista. Se acerca a observar con una sonrisa imbécil los atavíos de los guardias...

Notas de juego

* Llueve, vuelve fecundo, en griego. La frase central de los Misterios Griegos.

** como mujer heroica de esencia divina.

 

Eh! Bernstein es rarito pero no tonto. Como no va a intentar conocer a semejante bombón, Indiana! Que pareces Indiana Jones! Estás muy guapo, Damien! ;-D

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23/10/2017, 17:47
Hans Topf
Sólo para el director

Las órdenes eran sencillas. Tenían que conseguir información. Los modos eran muy básicos, ya que se esperaba capturar personas para repatriarlas e interrogarlas, pero eso no era fiable totalmente. Y los informes que ellos les dieran si.

No podía dudar, y la misión se podía ver comprometida si había dilación. Un oficial se tenía que caracterizar por el buen juicio y por tener iniciativas. El buen juicio solo se vería tras los resultados de su acción, pero nadie le podría achacar que fuera un pusilánime. Que los matasen sin al menos haber hecho frente al enemigo. Y para eso, primero sacudía al enemigo y luego, verían como terminaban.

- Transportes, bajen altura y si pueden tomen tierra.

Tenía en mente iniciar un despliegue y tomar la base por tierra. Los heridos podrían ser repatriados como prisioneros y los que se rindan también. En principio tenían que ser algo discretos, pero ... si ya habían descubierto el convoy, sólo atacando podían salir de esta.

- Cazas y cazabombarderos inicien ataque. Y como un hermano les comentó. Limpiarnos el camino.

Era duro, pero se apoyaba en una frase. En un comentario. "Ya estamos en guerra" Antes era una frase, ahora, era verdad.

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27/10/2017, 00:36
Hagall Wirth

Esa noche tuvo el sueño más raro de su vida, de hecho no estaba segura de que fuera un sueño.
Rudolf la encontró en el salón, sentada en el suelo frente al “altar”* con la figurilla de la diosa minoica de las serpientes entre las manos –Tengo una sensación extraña- él se acercó -¿Es por la embajada?- Hagall había rayado la obsesión con los preparativo, el protocolo y lo de mantener las formas. Cualquiera desde fuera pensaría que era mero perfeccionismo (algo que la caracterizaba) pero Rudolf sabía que tanta meticulosidad ocultaba algo –No… es Kammler, este silencio… tengo la sensación de que los acontecimientos van a precipitarse…- se la veía muy vulnerable. Su novio la consoló con palabras amables, abrazos y un desayuno calentito sin prisa pero sin pausa. No es que tuviera hambre pero tenía que hacer por donde de coger fuerzas. Se dejó mimar. Una vez salió el sol fue el momento de ponerse en marcha.
Recogieron, se ducharon y se vistieron –Se parece al de la revista…- dijo Fegelein refiriéndose al uniforme que la sacerdotisa llevaba puesto*, quedó muy sorprendida por aquel comentario y arrugó la frente interrogante –En la SS Leitheft*… leí un artículo donde hablaban de Externsteine* y salías tú…- parecía azorado –Y te acuerdas del uniforme? Que buena memoria…- Hagall arqueó las cejas picarona intuía que había algo más –Sí… es que guardé la foto, la tenía en mi taquilla. Bueno todavía la tengo…- le acarició la mejilla –Sales muy guapa- ella tomo su mano y le miró llena de ternura –Tú también estás muy guapo- le ajustó el cuello de la casaca sonriendo, pero de pronto se puso mohína -No se si voy a poder aguantar estos 10 días sin besarte, sin abrazarte…-. Tanto romanticismo no era habitual en ella, no es que no fuera cariñosa pero lo era a su manera, le costaba abrirse, expresarse, por eso aquel momento era digno de ser valorado y recordado. El oficial la abrazó, paralelamente Nidhoog le propinó uno de sus “cocorotazos de amor”. Mientras se besaban barajaban la idea de “arañar” un poco de tiempo antes de salir pero entonces llamaron a la puerta, era la hora.
Partía de una colonia que no tenía nada que ver con la que dejó atrás la primera vez que viajó a Rajpur, tampoco ella era la misma pero su corazón estaba igual de encogido. En la pista, en medio de todo el ceremonial y la multitud, solo quería que acabara y montar en la nave. Siempre había tenido esa manía, se preparaba concienzudamente para los eventos y sin embargo cuando estaba inmersa en ellos ansiaba su conclusión. Además en ese caso hubiera preferido tener más privacidad para despedirse de sus allegados tranquilamente. Reiteró sus mejores deseos a Krieg y Ara se escurrió entre la multitud para estrujarla con uno de sus efusivos abrazos, darle un saquito de bayas para el viaje y transmitirle las bendiciones de su abuelo. La niña repartió besos para todos –Cuidaré del mariscal hasta que volváis- dijo pizpireta antes de regresar con sus padres.

Que diferencia de viaje, rápido y confortable, sin despeinarse un solo pelo. Aun así estaba tensa, la diplomacia, o intrigas cortesanas (como se quiera llamar), eran un lodazal con un baño de brillantina “¡Diez días!” iba a acabar agotada. Fegelein estaba sentado junto a ella, se miraban de cuando en cuando o tonteaban con los dedos, Hagall se preguntaba que tendría que hacer para que la embajada fuera un éxito y a la vez pensaba en si ya era capaz de vivir sin Rudolf ¿Le dejaría ese amor libertad suficiente para maniobrar? ¿Resistiría Rudolf? ¿Resistiría ella misma? No descartaba que tuviera que hacer ciertas cosas, ignoraba que circunstancias se le iban a plantear pero… en caso de darse las más… “delicadas”, ahora que sabía que eran el amor y el placer… la cosa podía ponerse complicada.
–Pase lo que pase confía en mi- dijo juntando la frente con la de su novio cuando la nave tomó posición de aterrizaje ¿Entendería lo que quería decir? Se dieron un último beso antes de que se abriese la pasarela –Estoy a tu lado- respondió él. Todos intercambiaron una mirada intensa, estaban en la boca del lobo, Adeline y Daman tenían razones de sobra para estar especialmente preocupados. La sacerdotisa respiró hondo antes de descender –Que comience el juego…-
Bajó la rampa llena de confidencia flanqueada por Adeline y Nidhogg, el palacio resplandecía ante ellos cegadoramente blanco ¿Allí les iban a alojar? ¿En la residencia personal del príncipe? Hmmm… Observó todo lo pormenorizadamente que pudo cuanto les rodeaba sin que se le notara para obtener el máximo de información posible. Pero si el lugar despertó sus suspicacias la comitiva principesca la extrañó aun más ¿Qué demonios estaba pasando allí? ¿Acaso  el príncipe iba a recibir a todos los invitados? Obviamente no… ¿Se trataba de una estrategia para congraciarse? ¿Cómo se conciliaba eso con no responder a sus cartas? En el fondo estaba un poco picada por no haber recibido respuesta , lógico teniendo en cuenta que estaba acostumbrada a ser una VIP, quizas por eso el nuaki había captado su atención ¿Y quien era esa? ¿Su hermana? ¿Su mujer? ¿Su concubina? Adeline le confirmó la identidad de la mujer. Que hubiera otra abeja reina pululando la ponía nerviosa, las mujeres eran adversarias terribles y si era digna hija de su madre… la iba a putear pero bien. “Si fuera solo ella…” pensó, en la comitiva nuaki podía identificarse a todo tipo de personalidades cortesanas, en ese momento fue consciente de que muy posiblemente el único aliado allí presente era el propio Ajaka y eso con suerte… ¿Por eso estarían allí? ¿Para dárselas de importantes? ¿Para medirles? Desde luego todos lucían miradas displicentes, mentones altos y cinco kilos de joyas cada uno, y les escrutaban como si tuvieran rayos X en los ojos. “Papagallos pomposos!” no veía diferencia entre ellos y la “aristocracia” fascista, ya tenía ganas de volverse a Jat con sus campesinos curtidos de vestiduras sencillas.

Llegó entonces el momento de poner a rodar la maquinaria. Caminaron parsimoniosamente mientras la banda alardeaba de pericia musical, los soldados de coordinación y marcialidad y en general todos iban destilando poderío y estilo a chorros. Otra cosa no, pero los alemanes desfilando eran un espectáculo inigualable.
Hagall hizo gala de la altivez que tantos años había entrenado. Aquel era uno de esos momentos que determinaría la imagen de “Doichlan” en el imaginario colectivo, un nuevo “Reichparteitag”*, posiblemente el más espectacular del que había sido partícipe ¡Jolines! ¡Acababa de bajarse de un platillo volante! Estaba con un subidón impresionante, ella también había caído presa del poder de la música. Cuando el Ta-185 surcó el cielo a ella se le escapó también una risilla, de vuelta a Sigfrido felicitaría a Rommel por el show “Viejo zorro…”.
Entonces la canción terminó, llegó la hora de la solemnidad, el estandarte se inclinó y Hagall pensaba pronunciar por fin ese discurso que había repensado 50 veces durante el viaje.
El príncipe se levantó para invitarla a subir deslumbrando a todos con su sonrisa perfecta, parecía salido del pincel de un miniaturista mogol. El gesto la desconcertó hasta el punto de dejarla muda por un segundo ¿El futuro rey la invitaba a sentarse junto a él? ¿Pasando por delante de su hermana y por encima del resto de la corte? Eso podía terminar en guerra civil, con todo lo destructiva que podía ser una guerra entre los nuaki! También podía ser un plan para tenerla cerca y clavarle un puñal en el tercer hueco intercostal… y por si fuera poco podía sentir los ojos de Rudolf clavados en la espalda. Nidhogg le dio un tironcito de la falda.
-Nos honra con su presencia alteza. Permítame transmitirle el agradecimiento y afecto del pueblo de Doichslan por su consideración- inclinó la barbilla ligeramente y se llevó la mano al corazón, sobre el broche-bouquet que sostenía una flor fresca de Jat –Sentimos la terrible pérdida de su majestad la reina Maduvanti, reciba nuestras sinceras condolencias-. La kimlar estaba ansiosa por subir, aunque estaba sentada en una pose muy digna le brillaban los ojos y meneaba el rabo. Recordaba al príncipe y le caía bien por eso se hartó de esperar y ascendió por los escalones como una exhalación para esperarla junto a aquel impresionante hombre de Vitruvio nuaki  –No os alejéis demasiado- susurró Hagall a Adeline aprovechando la distracción. Antes de subir tenía una última cosa que hacer –Es un honor conocerla alteza- dijo, e hizo otra inclinación de mentón dirigiéndose a la princesa antes de aceptar la invitación de Ajaka y ascender a su lado –Me alegro de volver a verle- parpadeó lanzando una de esas miradas enigmáticas suyas solo que ésta vez sonreía comedidamente.

Notas de juego

*Una mesita a un lado del salón donde tiene figurillas de diferentes diosas
 
*A diario viste ropa de estilo militar aunque no exactamente un uniforme dado que no pertenece al ejército. En éste caso es un traje de chaqueta oscuro (con falda ¾) a medio camino entre lo elegante formal y lo militar principalmente por el corte.
* https://en.wikipedia.org/wiki/SS-Leitheft
* https://es.wikipedia.org/wiki/Externsteine
* https://en.wikipedia.org/wiki/Nuremberg_Rally

 

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30/10/2017, 01:33
Director

¿Iban a enfrentarse ellos solos a toda la base avanzada enemiga?

Estaban muy lejos para una contacto por radio, así que solicitar refuerzos no parecía una opción en aquel momento. ¿Huir, quizá? Pero no parecía que ese fuera el estilo del nuevo capitán. Quizá, y solo quizá, atacando con denuedo sin que el enemigo estuviera preparado se podría sacar algo en claro de aquella incursión.

-Si, señor -respondieron al otro lado de la estática.

Las primeras pasadas de la aviación propia se concentraron en los aparatos que intentaban despegar en la pista enemiga, estorbándoles la maniobra. Sin embargo, los defensores contaban con artillería anitiaérea bastante nutrida, que comenzaron a hacer valer en cuanto los rodamientos giraron y las pequeñas cúpulas ficticias mostraron el arsenal que había debajo.

-¡Recibimos fuego del enemigo! -indicaron los pilotos.

Mientras, los haunebu desembarcaban a los hombres y pertrechos y en el área designada para el aterrizaje, que ofrecía una excelente posición para la defensa aérea. Los vehículos se desplegaron rápidamente, bajando por la rampa, y los Sdkfz 2 tiraban ya de los cañones de 88 milímetros. Faltaba poner a prueba los cañones de energía de tiro rápido desplegados en las tanquetas, que todavía no se habían bautizado en el combate, pero que a buen seguro lo harían.

Topf ya había bajado con sus hombres y vigilaba la lejanía con los prismáticos. El ataque a la base pintaba mal: habían perdido el primer caza, y los enemigos estaban consiguiendo despegar. El fuego antiaéreo era muy nutrido.

-Deberían retirarse -dijo su segundo- O perderemos todos los aparatos. La nave más rápida debería regresar a distancia de contacto por radio para solicitar refuerzos...

La pequeña fortaleza de cañones que apuntaban al cielo estaba terminando de tomar forma. Pero era una batalla incierta, pues frente a los aviones, cuando éstos eran numerosos, ni la defensa antiaérea más nutrida podía evitar las bajas. Ellos eran, en cierta forma, solo blancos estáticos en el suelo. Habían agitado el avispero, aunque posiblemente pudieran ganar tiempo para una evacuación sin el problema añadido de tener encima a toda sus fuerzas aéreas de reacción rápida.

- Tiradas (3)
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30/10/2017, 02:00
Director

En su anterior visita, no habían tenido la oportunidad de ver el palacio por dentro. Aquellas fastuosas construcciones parecían más pensadas para gigantes que para hombres: enormes corredores, sucesiones de estancias, claustros, jardines, cocinas, almacenes y mil y un lugares que convertían a los palacios Nuaki en universos en si mismos. El continuo ajetreo del servicio, la custodia de los guardias, la música que se mezclaba con los colores, olores y sensaciones. El suave contoneo de las cortinas, el canto de pájaros enjaulados y el gruñido de los animales exóticos. Todo ello transformaba la atmósfera militariza de Halaf en un remanso de paz.

Les acompañaron hasta unas estancias que estaban contiguas, puerta con puerta, y que iban a ser sus alojamientos. Eran lujosas, pero para el criterio de Bernstein carecían de cosas necesarias como tomas de corriente o sprays contra la aterradora fauna de mosquitos del planeta. No descansaron mucho, lo justo para deshacer la maleta, pues justo después les acompañaron hasta uno de los comedores. Quizá no el más grande o el más solemne, pero sin duda uno donde estarían bien atendidos y podrían conversar con un cierto grado de confidencia. Los criados no veían ni oían, pero si servían las viandas.

Comenzaron a comer sin más ceremonia, como les indicó uno de los presentes, que chapurreaba alemán. Poco después apareció de nuevo Margot, acompañada por uno de aquellos científicos alemanes cuyo nombre desconocían. De hecho, no creían acordarse de él. El hombre se mantuvo de pie junto a la puerta, como si vigilara lo que pasara allí dentro, pero sin acercarse a los recién llegados.

Margot propuso un brindis por ellos y les invitó a sentarse en su misma mesa. Era el momento para las preguntas y la charla, pues parecía que había prescindido de la presencia de los cortesanos Nuaki o sus sirvientes Anu. ¿Un gesto de buena voluntad?

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30/10/2017, 02:43
Ajaka

La hermana del príncipe regente apenas se movió lo justo para que ella pudiera pasar. Sin embargo, se les adelantó la pequeña Nidhogg, que tenía ganas de jugar. Ajaka sonrió, acariciándola en lados de la cabeza, detrás de las orejas, que era una cosa que a los kimlares les gustaba mucho (tenían la piel más fina ahí y les hacía cosquillas).

-La pequeña ha crecido. Ya mismo lo pondrá todo perdido cuando mude la piel...

Sonrió, escuchando sus saludos y típicas zarandajas de diplomático que estaba más que acostumbrado a escuchar. Sin embargo, parecía que el príncipe estaba agradado por su presencia, por reencontrarla finalmente. Cuando subió a su lado, se llevó una mano al pecho y se inclinó brevemente. Era toda la cortesía que un "humano" podía recibir de un rey Nuaki, y aún así habría quien lo consideraría un gran honor.

-Debo disculparme. Recibí sus cartas, pero mientras mi madre vivía, me estaba prohibido contestar. No deseaba que nos relacionáramos demasiado con los recién llegados. Ella decía... que albergaban segundas intenciones. Quizá fuera así, pero, en realidad, la mayor y funesta sorpresa nos la dio una vieja conocida.

Parpadeó, como alejando los malos pensamientos. Sonrió de nuevo, afable.

-Tenemos mucho de lo que hablar, en realidad. Sentaos junto a mi hermana, hemos preparado un banquete en vuestro honor. Así podremos hablar sobre las relaciones entre nuestros pueblos. Espero grandes cosas de ésta embajada. Pero antes de nada... ¿Que opinión os merece la traición de la artera Anu Margot? Dicen que se ha autoproclamado regente en Halaf... parece que no se ha contentado con ser una vulgar asesina.

En sus palabras había odio. Pretender que existiera una alianza a tres bandas entre el imperio, Margot y la colonia, quizá era un sueño imposible. Los ánimos estaban más que caldeados. Y por su fuera poco, los ojos de la princesa Parvati estaban clavados en ella, esperando una respuesta... que les satisficiera a ambos.

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30/10/2017, 08:01
Hans Topf
Sólo para el director

Es una base avanzada, con apoyo aéreo. O sea, una base aérea escondida. No podía estar demasiado protegida.

Agarró con fuerza el comunicador de la radio: - Alejensé para informar a BASE. Indicó a los cazas, pero no esperaba que llegasen a tiempo unos refuerzos que ni si quiera estaban preparados. - Atraigan los cazas y luchen en condiciones de superioridad aérea.

Cerró el comunicador. Era el momento de avanzar. Tenían, como prioridad eliminar aparatos, las armas contracarro y antiaéreas.

- Compañeros, es el momento de la verdad. Veníamos a por prisioneros y va a resultar un ataque preventivo de fortuna.

Con la frase antigua alemana ordenó el ataque: - Panzer Vor.

- Priorizamos posibles ataques aéreos, así que por este orden atacaremos aquello que nos pueda dañar o nos enfrente, pero precisamos destruir los aparatos que puedan o estén despegando, las unidades antiaéreas y los contracarro. Avancen con precaución y siempre con el apoyo de los compañeros. No se lancen a lo fanáticos. Somos inteligentes, y tras cumplir la misión tenemos que regresar a informar.

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30/10/2017, 16:54
Adeline Grasser

La idea de meterse en la boca del lobo no era algo que le encantara a Adeline pero había prometido cumplir con su misión y eso era lo que haría. Los preparativos habían sido la parte más interesante de todo aquello porque se había mantenido ocupada y no había tenido que pensar en más que eso pero una vez viendo el despliegue que había para recibirlas, se dio cuenta de la seriedad de aquel asunto.

Por más que se comportara a la vista de todos como si nada sucediera, por dentro estaba atenta, alerta, no queriendo dejar pasar ningún detalle por encima. Se daba cuenta de muchas cosas pero como en el pasado habían descubierto sus pensamientos, ahora se limitaba a sólo pensar y no emitir juicio alguno en sus gestos, aún si era un gasto de complacencia como cuando Hagall y su novio jugueteaban con sus dedos.

Para la joven rubia no fue un sorpresa el elefante despliegue para recibirlas, ni mucho menos que el Príncipe invitara a Hagall a ocupar un sitio junto a el. Sus saludos fueron apenas perceptibles y más que nada para no quedar fuera de protocolo pero claro estaba que a ellos no les importaba ella, ya tenían lo que querían.

-No iré a ningún lado.

Respondió breve y rápidamente a su compañera y amiga. Miró alrededor de ellas y deseó secretamente que aquello no fuera una emboscada como ella había pensado desde el principio, realmente esperaba equivocarse acerca de ello.

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30/10/2017, 23:48
Helmut Bernstein

Bernstein iba como acompañante, lo que le permitía ciertos lujos. No debía ir pensando en buscar la alianza de Margot. O al menos eso pensaba el profesor. Ella había solicitado la presencia de Damien. Los detalles se le escapaban. Sabía lo de su condición de concubina y como había pasado de concubina a reina. Eso la convertía en alguien muy peligroso.

Sonrió al pensar en lo duro del cometido de Damien, aunque de cara al exterior, parecía una sonrisa de completo deleite.

Se sentía maravillado con aquel lugar. Era como visitar la India de los Rajás, y se preguntaba, de hecho, donde escondían las maravillas tecnológicas.

Vuestro palacio es impresionante. Dijo con sinceridad a la recién llegada. Es precioso. No os voy a negar que encuentro a faltar ciertas ventajas de la vida moderna, pero sí, he de reconocer que luz eléctrica, unos inodoros convencionales y una toma de corriente romperían el encanto de este lugar, que parece sacado de las Mil y Una Noches. Y sin duda estoy ante la Sherezade del cuento. Damien os conoce de sobras, pero yo, que no puedo decir lo mismo, he de confesaros que estoy impresionado con vuestra labor.

Una buena elección al poner Ganesha presidiendo la mesa. El destructor de obstáculos. Un símbolo tanto de vuestra tenacidad como del deseo de todos de poder destruir los obstáculos que puedan existir entre nosotros.

Tomó una de esas empanadas vegetales y le dio un buen mordisco. No era como un struddel pero el gusto exótico era delicioso.

Se inclinó sobre la mesa, acercándose un poco hacia ella.

¿Y él? ¿No se sienta a la mesa? Murmura, señalando con los ojos al científico por un momento. El hombre se mantenía a distancia y no entendía las razones.

 

 

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31/10/2017, 09:14
Damien Krieg

Damien fue directo..

¿ cuál es el siguiente paso Margot ? - dice tajante y serio Damien -..ya has cobrado en parte tu venganza , ¿ Sigfrido sigue siendo parte de ella? , los afines al partido Nazi fueron expulsados, solo queda la gente que quiere hacer una nueva vida olvidando todo el pasado y los habitantes de Venus... - dice mirando a su mujer.

¿ Aún sigue en pie la venganza contra Kammler ?, si la respuesta es positiva , deberíamos de hablar mas adelante en privado, he de mostrarte un par de cosas, lo mismo con la tecnología que ahora tienes y tu vista mas en los detalles, podrías descifrar donde esta la base de la antártida, sabiendo su lugar exacto a la misma vez que donde se transportaran con la campana.. - dice aun en tono serio.

Quería ser directo, sin muchas vueltas, el tiempo apremiaba y no saber nada de la base de Kammler, le daba mala espina, deberían de estar preparándose para dentro de nada llegar al planeta.

Luego, necesitaré de tu ayuda para un proyecto, ahora mismo en esta mesa están las mentes mas brillantes, necesito de ambas para un arma capaz de dejar fuera de combate a toda la base de la antártida, he hecho pruebas y son muy positivas, hasta ya hay varios prototipos secretos...- esta vez sonrie al decir esas palabras.

Si logramos hacer realidad esa arma, la base de la antártida y su tecnología no serán ningún problema, sobretodo si han estado creando las armas que cree como las de Bernstein, digamos, que deje en todos los proyectos, planos y creaciones, unas pequeñas sorpresas.. - dice aún sonriendo.

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01/11/2017, 10:32
Hagall Wirth

Los sobos a Nidhogg causaron un leve escalofrío a Hagall. Sí, sospechaba que dentro de poco pegaría otro estirón y volvería a cambiar la piel, pero por suerte para ella acostumbraba a salir de casa para hacerlo, frotándose con los postes del porche, y solo tenía que echar un par de manguerazos para limpiarlo todo. Ventajas de vivir en una casa rural y no en un megapalacio.
Sonrió en respuesta al saludo de Ajaka, era paradójico que tan efusivas como eran las culturas orientales (“orientales” extraño término reconsiderando las circunstancias)marcaran tanto las distancias en lo protocolario.
-…mientras mi madre vivía, me estaba prohibido contestar- ¿Cuándo cumplían la mayoría de edad los nuaki? ¿A los 500 años? ¿A los 1000? Sonaba ridículo en boca de un hombre adulto, máxime cuando de facto, públicamente, se le había concedido el poder de un rey sobre los territorios fronterizos en vida de su madre ¿Habría llegado a recibir los turrones o se los habría tirado a la basura antes siquiera de que los viera? No le cabía duda de que sus correos habían sido leídos antes de llegar al destinatario “¡Que chiquillada! ¡Por todos los dioses!” .
Siendo tan longevos, Hagall, encontraba cosas de lo más infantiles en su comportamiento. No obstante eso eran juicios que se guardaba para ella, de momento tocaba posar y ser encantadora.
-…Sentaos junto a mi hermana…- “posar y ser encantadora” se repitió a sí misma ocultando el profundo desagrado que le producía estar sentada a los pies de un hombre. Desabrochó unos cuantos botones de la falda y se sentó con toda la elegancia que pudo, especialmente por mostrar decoro ante la hermana no la fuera a acusar de ser otra Margot. Era inevitable enseñar pierna pero mantuvo la abertura de la falda a raya posando el brazo con mucho glamour, aquel no era un modelito pensado para andar sentándose en escalones como una adolescente “Tenía que haberme puesto pantalones” se quejó mentalmente.
-…Espero grandes cosas de ésta embajada…- “A saber… miedo me está dando…” -¿Qué opinión os merece la traición de la artera Anu Margot?- “Mierda, empezamos bien” -…ser una vulgar asesina…- “…” Silencio… aquello la enfadó mucho “una vulgar asesina… una vulgar asesina…” no es que de pronto Margot le cayera estupendamente y estuviera de acuerdo con ella, pero eran hermanas en el sufrimiento, tenían un enemigo común. Era una mujer que valía más que muchos, una mujer de la que se habían aprovechado y a la que habían desechado abandonándola a su suerte en un mundo medieval ¿De quien era la culpa de lo que había pasado? ¿Cómo hacerle entender eso a un hombre? Y no a cualquier hombre si no a aquel que, en última instancia, era el responsable de sostener aquel sistema injusto y primitivo. Llenó los pulmones buscando mantener el carácter a raya (el suyo y el de la kimlar) tenía que medir sus palabras al milímetro.
-Somos un pueblo guerrero, recurrir a armas de tipo químico es para nosotros un acto indigno, las cuentas que Margot tuviera pendientes con la reina Maduvanti o con el resto de presentes en aquella reunión debió dirimirlas cara a cara. Además no pudo hacerlo en peor momento y pese a que puedo entender sus motivaciones lo considero un movimiento muy poco inteligente. No lo comprendo- tonteaba con las gafas de sol entre las manos calculando como decir lo que quería decir –Sabe que el general Kamler está por venir y se que quiere vengarse de él más que de ningún otro, pero no puede vencerlo sola, nadie puede, ninguno de nosotros… - a punto estuvo de partir las gafas de como las apretó con la vista puesta en la lontananza –Perdoneme alteza- parpadeó para escapar del ensimismamiento iracundo, continuó –No crea que soy desconsiderada con su dolor es solo que intento ser lo más objetiva posible- miró de soslayo al nuaki bajando la vista. Guardó silencio por un segundo, estaba entrando al trapo demasiado pronto –Es… una cuestión muy compleja- inspiró –y no se si estoy sabiendo expresarme correctamente. Ruego disculpe mi torpeza con el idioma- un toque de humildad siempre viene bien para rebajar el tono –No soy capaz de imaginar el sufrimiento por el que están pasando- eso era completamente cierto –Si fuera posible me gustaría presentar nuestros respetos ante la tumba de su madre- Nidhogg se marcó el detalle de acariciar la pierna de Ajaka con la mejilla “chica lista” –Pero no es mi intención estropear tan calurosa recepción– tenía gracia esa expresión cuando tienes al lado a alguien (la princesa) que parece una aspid con ganas de morderte la yugular –reavivando sentimientos tristes y pensamientos oscuros, nuestro primer encuentro ya fue lo suficientemente dramático. Será un placer disfrutar del almuerzo en su compañía. Además… si le gustó el turrón he traído ingredientes para preparar otro dulce que creo que le puede gustar- ni ella podía creerse que estuviera intentando ganarse a un hombre, a un rey nada menos, por el estómago "Los hombres son hombres, aquí y en la luna, humanos o nuakis". La kimlar se relamió dando saltitos entusiasmada por volver a comer apfelstruddle, Hagall por su parte sonrió contagiada de su espontaneidad. Observó entonces a la princesa, bella, cautivadora, terrible y enigmática como una diosa ¿Encontraría el modo de ganarsela también?

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05/11/2017, 01:21
Parvati

El palanquín volvió a moverse. Los criados no parecían resentirse por el peso extra, posiblemente por que Hagall tampoco era una ballena franca, o por que eran gente acostumbrada a cargar con cosas mucho más pesadas. Aquel mundo lleno de oropel y riqueza era para unos pocos, mientras unos muchos velaban por que a sus amos no les faltara de nada. En la tierra, se vería como esclavitud, al menos en las culturas civilizadas, pero aquella gente había nacido para eso, o se les había escogido. ¿No consideraban hasta su llegada los padres de Ara un honor que su hija entrara a servir a aquella gente? Se imaginaba a la niña, convertida en una de aquellas silenciosas criadas infantiles que les acompañaban con sus canastillas llenas de pétalos de flores. ¿Era esa la vida a la que la hubieran relegado?

Sus preguntas parecieron coger a contrapié al príncipe. ¿Quizá siquiera le habían informado de que ella había mandado alimentos con las cartas? Quizá los catadores impidieran que nadie ajeno al círculo diera nada a sus amos. ¿Y si querían envenenarles? Mantener vivo a alguien frente a cualquier accidente durante toda una vida era, sin duda, un trabajo duro.

-Ah, si... aquel dulce de miel tan duro -dijo ella, como refrescándole la memoria- Nos reímos mucho. En la Tierra deben tener unas buenas dentaduras para roerlo.

Ajaka sonrió, mientras ella continuó hablando, mirándola muy fijamente.

-No es necesario que cocines nada, no aquí. Todo lo que desees te será concedido... Los mejores manjares, las mejores telas, los mejores muchachos...
-Si ella quiere molestarse...
-dijo su hermano.

Negó, despacio, con una sonrisa.

-Le gusta tener las mujeres a sus pies. Él es así.

Parpadeó, sin dejar de mirarla como si fuera un bicho exótico que le causara mucha curiosidad. Era una mirada incómoda. Lo que dijo después lo fue más.

-Mamá no quería que ninguno de vosotros la viera nunca más. Así que no me parece apropiado que vayáis a admirar su hermosa tumba. Hay que respetar los deseos de los difuntos.

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05/11/2017, 01:36
Ajaka

Lo que dijo su hermana le parecía muy duro. Él se mostraba conciliador. ¿Era la política o algo más? Se removió en el asiento y bufó, mesándose la barba. El palanquín seguía dirigiéndose a buen paso hacia la entrada. Para evitar el desnivel de las escaleras, más porteadores les levantaban desde atrás con brazos estirados y varas con forma de horquilla, para mantener el palanquín nivelado en todo momento. El resto de la comitiva venía detrás, andando, escoltada por los guardias.

-Creo que es apropiado. Queríamos mucho a madre, pero tenemos que hacer las cosas de forma diferente a partir de ahora. Creo que nuestros invitados vienen con ánimo sincero, para entablar una alianza. Bien, hablaremos de ese tema ésta noche, durante la cena.

Parvati parecía poco complacida por ésto. El ambiente estaba cargado contra los extranjeros, e iba a ser díficil que los Nuaki diferenciaran entre unos y otros, máxime cuando ellos mismos habían ido el circulando el rumor, más bien la certeza, de que estaban allí para terminar con su milenario y esclavista modo de vida.

-En el primer día de mi reinado, sellaremos esa alianza, si todo va bien y llegamos a un acuerdo razonable. Lo primero será lo primero: hay que destruir Halaf, apresar a la bruja y vengar a nuestros muertos.

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05/11/2017, 01:43
Margot Krieg

La regente escuchó a ambos hombres, viejos conocidos y por fin reencontrados. Habían pasado cinco largos años para ella, y se notaban su peso sobre la responsabilidad que recaía sobre sus hombros, así como su mirada, intrigante, poderosa, peligrosa. Damien tenía en ocasiones impulsos nada honestos, y habría apartado la comida de un manotazo para fundirse con ella de una manera enteramente bíblica.

-No se engañe, doctor. Rasque la superficie y verá toda esa tecnología. Por ejemplo, esas cajas de orfebrería que hay en las habitaciones, las cuadradas... son un pequeño generador. Ellos no usan nuestros cables, aunque es posible adaptar la corriente para su uso, con un transformador. La mayoría de los artefactos de los Nuaki son en forma exterior indistinguibles con un artefacto de apariencia arcaica, pero en realidad contienen dentro una tecnología muy refinada, en algunas áreas superior a la nuestra. Mandaré que le muestren todo ello...

Hizo un gesto al que estaba de pie en la puerta y éste asintió, como haciéndose cargo de su deseo.

-Mi siguiente movimiento, Damien, es terminar con esos cerdos autócratas. Es cierto que si Kammler ha llegado al planeta, o está al llegar, deberíamos concentrar nuestros esfuerzos en él. Aunque podríamos forzar la enemistad de los Nuaki con los recién llegados y dejar que se desangren, haciéndonos el trabajo sucio...

Sonrió, despacio. Hablaba de guerras como si fuera una experta en ellas, y quizá fuera así.

-Tengo mis teorías. Creo que la base enemiga aparecerá cerca de donde tienen ahora mismo el puesto avanzado, en el polo. Vienen de la Antártida así que para ellos el frío no es un problema. Además, los nuaki no ocupan esa zona del planeta, así que podrían usarla como territorio propio sin interferencias. No obstante... creo que ya han mandado gente para hablar con los Nuaki, para convencerles de una alianza contra vosotros. Contra mi. Eso simplifica las cosas, pero solo es una teoría. En realidad, la alianza entre nuestras dos ciudades es una necesidad. La doy enteramente por hecha, al menos en lo que a mi respecta, siempre y cuando nos pongamos de acuerdo con un buen tratado, que delimite bien las áreas de influencia.

Se inclinó sobre los cojines, sonriente, sensual.

-Estoy deseando que me hables de ese arma, Damien. Seguro que es algo espectacular.

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05/11/2017, 01:57
Director

Los cazas regresaron, uno de ellos corrió de vuelta a la base, para informar. Pero el enemigo no parecía picar en el anzuelo. De momento, se contentaba con poner más aparatos en el aire, con ir desplegando sus tropas en el complejo. Poco a poco, comenzaron a darse cuenta del alcance de lo que estaba sucediendo. Aquello no era la base avanzada, pues habían visto fotos. Parecía que había búnkeres, una auténtica red de ellos, con cúpulas y hangares retráctiles. Aquello debía ser la base, la desaparecida base antártica, que había ocupado su lugar en el planeta Venus. Por eso, podían verse superados en fuerzas, y parecía que ese era el plan de quien allí estaba al mando: concentrar sus fuerzas y atacarles de forma abrumadora.

La estática de la radio se rompió, pero en un canal abierto. La voz le era inmensamente familiar, de cuando estaban en las montañas Búho. Era el general Kammler.

-Tropas alemanas en el sector. Al habla el general Kammler. Rindanse ahora o serán destruidas. Mis hombres tienen ordenes de no tirar a matar. Si vienen a unirse a nosotros, rindan las armas y se les tratará dignamente.

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06/11/2017, 09:12
Hans Topf
Sólo para el director

Más que una "Base avanzada" era una estación militar en toda regla.

Teníamos un trabajo y no podíamos retirarnos sin siquiera intentar parte del trabajo que habíamos venido a hacer. No podíamos regresar con el rabo entre las piernas sin haber siquiera hecho detonar un cartucho. Además, tenían muchas palabras, pero no había visto desplegar nada de nada. - Joder, que pena no haber traído ningún vehículo de artillería de campaña. Es el momento para estrenar los "cacharritos" que hemos desplegado.

- Señores, saben su función. Adelante. Abran fuego en cuanto tengan objetivos en su alcance.

Algo le rascaba la curiosidad: - ¿Quién serla el tal General Kammler? Me suena.

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06/11/2017, 11:22
Helmut Bernstein

El doctor se sintió encantado con la confesión de Margot. Unir ciencia y arte eran, para él, el verdadero y último objetivo de su profesión. No compartía ese utilitarismo prostituido de la ciencia, despojado de su faceta trascendental. Esos objetos de lineas frías. Ciencia viva en un arte muerto. Un zombi.

Como ha de ser... Como ha de ser.

Al doctor le brillan los ojos. Le encanta esa mujer. Y aún le encanta más cuando parece indicar al silencioso hombre de la puerta que le muestre esas maravillas.

No le interesan demasiado los temas que ahora van a tratar. Armas temibles e invasiones. Esos temas bélicos no van con él. En sus vertientes teóricas sí, pero si se acercan mucho las balas ya no tiene ninguna gracia.

Parece lógico pensar en esa ubicación para la base espejo de Kammler aquí. Pero cuidado. Creemos que hay una tercera facción en liza. Una interesada en los secretos de ambos bandos, suponemos.*

Aunque tarde, se daba cuenta que allí sobraba, por lo que se levantó con pesadez y se ayudó del bastón para abandonar la sala, cojeando de forma exagerada.

Con el permiso de ustedes...

Y se acercó hasta el científico silencioso.

Creo que necesito un paseo para desentumecer mi herida de guerra, muchacho.

 

Notas de juego

* ¿se investigó el cuerpo del pelirrojo y sus pertenencias? Se sacó algo en claro de eso?

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06/11/2017, 13:04
Hagall Wirth

-Ah, sí… aquel dulce de miel tan duro-
“Niñata” ¿Ese era todo el veneno que tenía? Como ella había conocido unas cuantas entre las esposas e hijas de los “pro-hombres” del nazismo, a punto estuvo de bostezar. El poder de esas mujeres es tan limitado como la atención que quieran prestarle los hombres a su alrededor, no hay que perderlas de vista pero tampoco darles más importancia de la que tienen. No obstante Ajaka debía vigilar sus espaldas, cualquier hombre que se case con una princesa como ella podía convertirse en un competidor por el trono “¡Que agotador es todo esto de la realeza!” no les envidiaba la suerte para nada. Las clases basadas en los linajes de sangre iban en contra de aquello en lo que creía, al final se convertían en cajones estancos que contenían a explotadores acomodados y explotados y cuyo sistema acababa colapsando por la inoperancia de unos y el descontento de otros. A lo mejor de tener hijos pensaría de otra manera, pero no era el caso ni lo iba a ser.
-En la Tierra deben tener unas buenas dentaduras para roerlo-
“Sí, en la Tierra tenemos buenos dientes para morder y no para comer p****” En la cabeza de Hagall se desarrollaba un diálogo de lo más corrosivo que sin embargo, por el bien de todos, no exteriorizaba.
-Si ella quiere molestarse…- sonrió por dentro con satisfacción maquiavélica, había picado el anzuelo –Le gusta tener a las mujeres a sus pies… Él es así- “Él no, todos los hombres” iba a responder con ironía pero la princesita tenía reservado un último insulto “Bueno pues tiraré las flores a los cerdos en lugar de llevarlas a la tumba, mejor que se las coman ellos a que se pudran como tu madre” el desplante le había tocado las narices, tanto que Nidhogg dibujó una de sus expresivas caras de suspicacia. “Y acabamos de llegar…“ Esperaba no tenerla cerca mucho rato, aunque estaba convencida de que las puntaditas de cabronería se las iba a soltar todo Nuaki que se le pusiera cerca a excepción del príncipe. La sacerdotisa mantenía una sonrisa aristocrática que bien podía ser interpretada como divertimento, chulería o indiferencia, las gafas de sol le daban ese toque enigmático de esfinge.
Parecía que la cosa no iba del todo mal, la hostilidad pasivo agresiva del sector nuaki se la esperaba, pero la última frase de Ajaka casi le hace salir de su elegante mutismo “Claro que sí, lo primero es enseñarle a todos el tamaño de tu chorra como un niño cabreado en el kindergarten ¡Hombres!...” No podían ser más arquetípicos esos dos (Parvati y Ajaka)¿Por qué a Rommel le había costado tanto lidiar con ellos? Seguramente porque en el ejército las cosas funcionan por “ordeno y mando” y no había pisado su casa lo suficiente como para saber lo que era bregar con niños. Ella sin embargo estaba curtida en lo que a niños grandes se refiere, en resumen ¡Nuakis! Iba a tener que echarle mucha paciencia a esa embajada. En el fondo era enternecedor, viniendo del horror del Reich todo aquello parecía tan naïf… así debió ser el pasado en la Tierra, antes de que la humanidad perdiera la inocencia a causa de la industrialización, el colonialismo salvaje y la gran guerra… que triste que la esclavitud y el abuso de clase te parezcan algo mejor que el mundo del que vienes… ¿Cómo le iría a Krieg? Un sudorcillo frío le bajo por la espalda.
–No será molestia cocinar para su alteza- retomó el hilo iniciado por la princesa que le venía muy bien para seguir estrechando el lazo en torno a su hermano a la vez que se pintaba a si misma con amabilidad -es costumbre entre los alemanes preparar dulces para agasajar al protagonista de una celebración, con gusto enseñaré a sus cocineros a hacerla si le gusta- encogió los hombros muy graciosa y la kimlar volvió a relamerse pensando en la deliciosa manzana calentita, tierna y dulce entre capas de hojaldre –prometo que no tendrán que masticar tanto- ella también sabía soltar veneno. Rió traviesa como si acabara de hacer un chiste inocente.
-Sobre el homenaje a su difunta madre… se hará como gustéis- breve pausa –Sin embargo debo decir que, aunque su madre no sintiera simpatía por nosotros- se sorprendía a si misma de como era capaz de dulcificar las cosas con palabras, bonita manera de decir “quería cortarnos la cabeza a todos y ponerlas en picas” –eso no evita que no sienta respeto por ella. Apenas la conocía pero si educó a un gobernante cabal e inteligente como su alteza el príncipe debió ser por que contaba con grandes virtudes personales- el noble arte de dar coba nivel experto. “respetar los deseos de los difuntos…” aquello le trajo a la memoria las palabras de Ibn Khaldun “Seguir ciegamente las costumbres y tradiciones no significa que los muertos estén vivos, si no que los vivos están muertos” claro que no podía soltar algo así, no expresado en esos términos –Muchas cosas quedaron pendientes a causa de su repentina pérdida y ninguno pudimos despedirnos de ella apropiadamente. Tal vez sea egoísta por mi parte pero me gustaría que éste acto de reverencia hacia su persona supusiera la reconciliación de nuestros pueblos. El culmen de aquella reunión truncada en la que, si no he entendido mal, también se reconcilió con vuestro hermano- una maniobra rebuscada, pero esperaba que psicológicamente efectiva para rebajar la hostilidad hacia Halaf -¿No sería ese un signo de buen augurio para comenzar el nuevo reinado? Libre de los rencores del pasado y fuerte por la unidad de sus súbditos- sus ojos habían resplandecido por un momento acompañando al estudiado entusiasmo de sus palabras. Giró entonces la cara en un gesto de arrobo –Disculpadme de nuevo, me dejé llevar…- si claro –ignore mis palabras si le parecen ingenuas es que… fue precisamente eso lo que nos llevó a abandonar la Tierra. Huíamos de una espiral de odio y teníamos el sueño empezar de nuevo, de crear algo mejor, por eso al oir su deseo de hacer las cosas diferentes me entusiasmé…- Y ahí estaba el toque justo de sentimentalismo para parecer un poquito frágil y tocar la fibra. De no ser porque habría destapado su mascarada a Hagall le hubiera encantado dedicarse al cine, pocas actrices había con su talento. Nidhogg, que era tan lista como su madre, se le acercó y la acarició con la mejilla (juntas hacían un equipo de 10).

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06/11/2017, 14:24
Damien Krieg

Lo que dice Bernstein, lleva razón.. - dice cuando lo comenta.

Al parecer hay algún otro grupo, hizo que nuestra campana quedara inutilizada y robó planos de armas y tecnología, un extraño pelirojo que perdimos de vista,según informe de los supervivientes...- dice Damien, mirando a Bernstein, para asentir con la cabeza a la hora de que se levantaba.

Así mismo, para evitar que el buen Doctor,  diga que murió aquel hombre, no era por descartar, que la causante de ese sabotaje haya sido su mujer.

Ahora que quedaremos solos, quiere que veas unas grabaciones que hicimos, cuando contactaban con aquella base, pos si hay algo que se me escapa o puedes encontrar alguna pista en esos videos y audios, de donde puede ubicarse concretamente la base.. - dice a su Mujer, ya cuando el doctor abandonaba la habitación.