Partida Rol por web

Esta noche a las 5, en la calle Gardner en W.Hollywood, 3 planta del garage publico nº 23.

Habeis llegado hace un cuarto de hora. Dick acaba de orinar entre dos coches aparcados, su vejiga estaba a punto de estallar.
Carver y Donovan han recorrido la planta del garage para no tener sorpresas y Fairlane, bueno....se ha fumado un cigarrillo tras otro apoyado en el furgon.
Un sonido llega desde la rampa, sonidos de neumaticos.
Pero hay algo extraño, el sonido llega por la rampa de salida. Y otro vehiculo esta bajando por la otra.
Dos furgones grises, sin ningun adorno, pesados, con los faros encendidos hacia vosotros se acercan ahora lentamente. Y se quedan parados a unos 20 mts.
Ois el sonido de las puertas correderas y varios hombres bajan. Hombres armados. Con AK,s.
-Bien, chingones*, ahora vais a poneros de rodillas y con las manos en alto, o...bueno no hace falta que vengais todos vivos, ¿entendido?
El acento es inconfundible, son mexicanos.

Algo ha ido mal. Algo ha ido jodidamente mal...

Carver levanta las manos por encima de la cabeza mientras comparte con los demás esa mirada universal que dice sin palabras: Estamos jodidos.

Desde luego, esta no parece la gente del congresista, asi que ¿quién son? ¿cómo se han enterado de que habían acordado encontrarse aquí? ¿qué quieren de ellos?

Despacio, el ex-SEAL se pone de rodillas. Por lo menos no los han matado directamente. Eso implica que aun tienen alguna posibilidad...
Aun así, Carver se prepara mentalmente para lo que pueda suceder a continuación, concentrándose en una única cosa:
Tiene que sobrevivir.

Pone las manos en su nuca, bufando sonoramente y expresando su incomodidad. También para ocultar el miedo

Ratón que te pilla el gato, ratón que te va a matar...
De aquí a la tumba... Joder...

Mira a los demás, apresurandose para no recibir un balazo entre ceja y ceja. Iba a empezar a cabrearse como alguien no empezara a explicar algo, pero no estaba en situación de pedir explicaciones

Si hubiesen querido matarnos, ya lo habrían hecho... Creo que solo quieren acojonarnos, no matarnos. Tal vez quieran llevarnos algún sitio raro a hablar con alguien más raro, o algo así... Putos mexicanos

Mientras pienso esto, imito a mis compañeros, y me pongo de rodillas, no sin antes echar un vistazo, a ver cuántos son los que nos están asaltando. Seguro que puedo tumbar a la mitad sólo con puñetazos... Siempre que aprenda a esquivar las balas, claro.

Los cuatro chicanos de enfrente no dejan de apuntaros mientars que los de detras vuestro os lanzan contra el suelo y atan vuestras muñecas a la espalda con sujeciones plasticas. Os colocan bolsas en la cabeza mientras os llevan a rastras hasta el furgon.
Alguno monta junto a vosotros y el vehiculo se pone en marcha.
Durante el vieje ois conversaciones en español y recibis algun puntapie.
Os moveis durante lo que parece una eternidad, entrando en algun camino rural porque ahora no deja de pegar tumbos.
Al fin se para y os hacen bajar. Notais el calor del Sol, asi que ya ha amanecido.
Os empujan hasta meteros en alguna edificacion y os sientan a todos en robustas sillas de madera.
Comienzan a enrollar grueso cable electrico alrededor de vuestros pecho y vuestras piernas sujetandoos fuertemente contra las sillas.
Despues os quitan las bolsas.
Estais en una habitacion de paredes de madera y ventanas de pequeños cristales, sin apenas iluminacion.
Delante vuetro hay tres mexicanos. Dos tipos son fortachones y el otro un esmirriado con gafas de montura al aire y guantes de latex farmaceuticos.
A su lado hay una bandeja metalica con agujas hipodermicas y los grandullones llevan puños americanos.
Detras de ellos hay una camara de video enfoncandoos.
El pequeño os mira con divertimento y suelta.
-Traed al perro.
La puerta se abre y entra otro chicano con perro negro enorme y atado con cadenas.
-¡ATACA!
El perro parece enloquecer y se lanza contra vosotros. Solo en el ultimo instante cuando iba a morder la cara de Donovan, las cadenas lo sujetan con un fuerte tiron.
Todos los mexicaons se rien.

Desde que le quitaran la bolsa, Donovan había empezado a respirar con fuerza, hiperventilando. Durante el viaje había permanecido tranquilo, aprovechando la oscuridad para abstraerse y no pensar. Pero al ver aquella bandeja con ese material y al perro, estaba empezando a perder el control.

Y el perro no ayudaba. Desde siempre le había tenido animadversión a los perros, evitandolos o pateandolos para que no se acercaran. Tenerlo tan cerca no le gustaba, no le gustaba en absoluto. Estaba al borde de perder el control y ponerse a gritar. No le gustaba ser el cazado

Probablemente van a morir todos aquí.

Es así de sencillo. Los han traido a este lugar para sacarles algún tipo de información, y cuando lo hayan hecho, porque lo harán, los ejecutarán sin más.

Carver tiene un último pensamiento para su mujer embarazada y sus dos hijas. Por lo menos su seguro de vida les garantizará el no tener problemas económicos durante mucho tiempo... Es un buen seguro, que cubre situaciones como ésta, en la que sabía que podía terminar. Se hará efectivo incluso aunque no encuentren su cadáver.

Después se prepara para lo que está a punto de suceder. Levanta levemente la vista del suelo para mirar de reojo a los mexicanos. A Carver no le preocupan los dos gorilas ni el perro. Le preocupa el médico.

El médico será el que evitará que queden inconscientes durante la tortura y el que no permitirá que mueran rápido...

Arrugando la nariz ante la visión, no puedo hacer nada más que quedarme como me han dejado. El porque estamos aquí, no lo sé, pero lo averiguaré. Y el que sea el culpable, se arrepentirá de haber jodido al tipo equivocado. Eso seguro...

Analicé la situación. Ahora mismo, estaba... Estabamos jodidos. No obstante, parecía que querían jugar con nosotros. Muy bien. El que juega, acaba perdiendo... Ya tendrán algún fallo, o desvelarán sus autenticas intenciones.

El esmirriado sonrie con suficiencia. Habla con un ingles fluido.
-Bueno, hay un problema de intendencia. No tengo suficiente codeina para todos, asi que no puedo garantizar que todos esten lucidos, para la sesion ludica. Asi que lo solucionareis vosotros. Tu, suelta a ese.
Señala a Carver y uno de los grandullones lo suelta desenrollando el cable alrededor de su cuerpo. Despues lo levanta y se coloca su espalda.
-Bien El pequeñajo echa mano sus riñones y saca una Beretta de 9mm.-Toma, cogela. Se la extiende y el gorila de su espalda le clava el cañon de la suya.
-Ahora vas a matar a uno de tus compañeros, sobra gente. Venga, sera divertido, y ni se te ocurra ninguna tonteria, porque entonces tu seras el que sobre.
El tipo detras de Carver sube su arma hasta la nuca.
El otro sujeta al perro, que no deja de gruñr por lo bajo, con el cuerpo en tension.

Carver avanza un paso, con el cuerpo temblando mientras de sus labios surge un entrecortado Dios Mío...

Pero sus ojos, los cuales sólo pueden ver sus tres compañeros, cuentan una historia diferente. Su mirada es dura, opaca, no refleja que el ex-SEAL muestre ningún tipo de vacilación ni sentimiento ante la situación ante la que se encuentra.

Con la mano con la que no sostiene el arma Carver se saca la pequeña cruz de plata que lleva colgando al cuello y se la lleva a los labios.

Después levanta la Beretta, mientras siente el frío del cañón del sicario en la nuca. Su mirada pasa alternativamente por cada uno de los tres hombres que están firmemente atados a las sillas.

Dick. Donovan. Fairlane.

Uno de ellos tiene que morir.

¿Pero quién?

Carver repasa los sucesos de la noche, pensando en cuál de los tres es el más prescindible, en cuál de los tres le resultará menos útil a la hora de intentar escapar de esta situación sin salida, en cuál de los tres sería una carga para él...

La respuesta se le revela claramente. El ex-instructor SEAL cree sobre todas las cosas en la experiencia, en el entrenamiento y en el trabajo.
Dick fue policía durante muchos años. Donovan es un cazarecompensas profesional.

Fairlane es un puto aficionado, obsesionado con las armas y su físico.

La decisión está tomada.

Carver avanza dos pasos hasta colocarse enfrente de Fairlane. Levanta la Beretta y le apunta a la cabeza.

Lo siento chico... Pero no me culpes a mí, es el senador Forbest el que nos la ha jugado a todos...

Carver está de espaldas a los sicarios, por lo que estos no le ven el rostro, cosa que sí que puede hacer Fairlane.

El ex-SEAL está diciendo algo sin palabras, moviendo los labios. Un mensaje privado sólo para Fairlane, que éste logra descifrar.

IN-SUL-TA-ME

El mexicano pequeñajo da un respingo.
-¡Alto!, ¿como has dicho?, ¿el senador Forbest? Su cara es de total extrañeza.
-¿Forbest os contrato?, ¿pero que mierda es esta?.
Chasquea los dedos y rapidamente el tio que Carver tiene detras, sin dejar de apuntarle a la nuca, en un mal ingles, le dice que se ponga de rodillas y deje el arma en el suelo.
El "practicante" saca un pequeño telefono movil y sale de la habitacion. Ois que habla en español y tiene una pequeña conversacion.

Con la cara llena de sudor, Don mira a todos los allí presentes, sin comprender. Lo único que sabe a ciencia cierta es que se acaba de salvar de recibir un tiro en la frente a manos de Carver. Y algo parece ver que el tal Forbest se la jugó a todo el grupo.

Tal vez para limpiar toda la mierda que hemos dejado...

Empieza a buscar alguna salida, una puerta. Tal vez con una patada en la cabeza del perro lo deje fuera de juego. Pero debía ser rápido para poder escapar

Carver no entiende bien lo que pasa, pero inmediatamente ve una oportunidad.

¿Qu-qué dices? Pregunta al sicario de su espalda, fingiendo que no ha entendido lo que le ha dicho.
La respuesta del tío grande es repetir la orden a gritos junto al oido del ex-SEAL y golpear con el cañón del arma su cabeza.

Gritas como una puta maricona. Piensa Carver mientras, lentamente, comienza a ponerse de rodillas.
Pero lo que prentendía lo ha conseguido. El pequeñajo ya ha salido. Están sólos con estos dos y el perro.
Es el momento de jugársela.

Carver está de espaldas a los sicarios, por lo que estos no le ven el rostro, cosa que sí que pueden hacer sus compañeros.

El ex-SEAL está diciendo algo sin palabras, moviendo la boca en silencio. Un mensaje privado sólo para ellos, que pueden leer en sus labios.

GRI-TAD-AL-PE-RRO