Partida Rol por web

Donovan había quedado en suspenso durante unos momentos, mientras Carver cabeceaba sobre la chapa de la furgoneta, asimilando todo el dinero perdido.

Jooooder... Tanto billete perdido... ¡mierda!

Después, recibe poco a poco las nuevas palabras.

- ... Espera, espera... ¿He entendido mal o quieres coger a un pringao cualquiera y matarlo para poder cobrar la pasta? - pregunta con total incredulidad, para más tarde soltar una carcajada en un principio gutural, y después algo más escandalosa

No puedo creerlo, no puedo creer lo que estoy oyendo piensa mientras sigue riendo

Carver se acerca a Donovan con la misma sonrisa desquiciada, hasta que tiene la cara a centímetros suya.

Eso es justo lo que estoy diciendo... Dime Donovan, ¿conoces a alguien que te caiga realmente mal?

Para de reírse y le devuelve la sonrisa

- Conozco uno... Mi ex-mujer, la muy..., se piró con un zumbado que creía hacerla feliz. Ella también lo dejó - para unos segundos para humedecerse los labios - Ella no nos sirve, pero sí el imbécil aquel. Suele estar tirado por las calles, buscando algo de alcohol y droga. El pobre quedó destrozado...

Comienza a imaginar la captura y después la tortura. Sería muy fácil

Dick no parecía muy desesperado ante las noticias. Ciertamente le provocaba darse la cabeza contra algo como Carver, pero temía el dolor demasiado como para castigarse de esa manera. Pero, por otro lado, la solución le llegó a la mente tan rápido como a su colega ex-militar. Dudosamente eso era algo bueno. Se le veía más relajado dentro del vehículo, alejado del almacén en llamas, la parte jodida del trabajo terminada.

Mierda, podríamos haber terminado de una puta vez.

-¡Yo y mi puto gatillo fácil!- exclamó, sin darse cuenta. -Bien, bien. Entonces... nos hacemos con un gilipollas cualquiera, le damos caña y nos llevamos otros 50- resumió, más para mentalizarse que por utilidad. Miró a Donovan, aún algo distante, pero dispuesto. -A ver, ¿ese idiota es un frijolero como estos críos que masacramos hace dos minutos? Porque sino es así...-

Encendió un cigarrillo, y se dispuso renovar sus armas mientras le daba profundas y dañinas caladas. -Yo conozco algunos narcos de pandillas hispanas. Siempre podemos hacer sufrir a uno de esos- Rió, sin quitarse el pitillo de entre los labios. -Una historia para los jodidos nietos, ¿ah?-

Mierda... Joder, yo no recordaba lo de la tortura. No obstante, tampoco es que hubiesemos tenido tiempo para llevarla a cabo. Fue un trabajo limpio.

Mientras estoy sumido en mis pensamientos, comentan en cargarnos a alguien cualquiera. Así pues, mientras doy una calada al pitillo, digo- Joder... Cuanto aprecio por la vida ajena... ¡Me encanta!. Siempre podemos buscar al primer gilipollas que veamos vestido así, o incluso coger a un mendigo, vestirle así, y torturarle. Nadie le echará en falta...

Mientras dais vueltas con el furgon por la ciudad, cualquier coche de policia que veis a lo lejos os da un vuelco al corazon. Os alejais del barrio del local donde hace menos de 20 minutos habeis matado a 8 jovenes. Esperais que en cualquier momento os cruceis con algun camion de bomberos a toda velocidad pero eso no ocurre.
Decidis parar en un garito abierto 24 horas. Un bar para camioneros sin casi clientela, para tomar un cafe, una cerveza o cenar algo mientras discutis quien morira esta noche torturado para cobrar 50000$.

Dick rebajó los restos de unas papas fritas atorados en su garganta con un largo trago de cerveza. -Agh, que mierda- dijo, con una mueca de asco, aunque no le tomo más de tres segundos resignarse y seguir llenando su estómago con alcohol.

-Bien, decidámonos, pero rápido. Creo que todos estamos de acuerdo en que vamos a hacer esto, ¿no?- inquirió, agazapado, con los codos sobre la mesa y los dedos entrecruzados frente a él. -Nos hacemos con un pringado cualquiera y le hacemos ver las putas estrellas. Yo digo que busquemos a algún narco de las pandillas latinas. Tienen la pinta de aquellos fiesteros, y dudo que el ricachón que paga por esto sepa diferenciar entre un Cribs y un negrata cajero del supermercado-

Carver da un trago del botellín de agua mineral que ha sacado de una máquina expendedora. Se obliga a si mismo a no probar una gota de alcohol hasta que no termine este asunto. Además, la comida que sirven en estos lugares le revuelve el estómago, el olor a fritanga le produce nauseas.

Por eso tiene el gesto torcido cuando contesta a Dick, evitando fijarse en como se zampa su plato de papas.

Tienes razón. Hay que buscar a un latino joven, llevarlo a algún lugar apartado que conozcamos y hacer lo que hay que hacer de manera rápida. No tenemos toda la noche.

Se vuelve hacia Donovan.
Escucha tío, si el cabrón que se largó con tu ex encaja en el papel, nos podría valer, pero si no tendremos que recurrir al plan B.

Lo cierto es que el trabajo me ha dado hambre. Me pido una hamburguesa en el bar, esperando que no sea una bola grasienta que sea incapaz de digerir. Mientras me la sirven, escucho al resto.

Si tú conoces a ese tío, podríamos ir a por él... -Comento lo dicho por Dick- Sea el que sea, tenemos que tener algo claro. Tiene que ir vestido como esos pandilleros a los que nos hemos cargado.

Una vez digo esto, la camarera llega con una hamburguesa con patatas fritas. Las patatas parecen grasientas, pero no esperaba otra cosa, al fin y al cabo, son patatas fritas. Mira la hamburguesa con cierto reparo. Parece que al menos, lleva algo de lechuga...

Por cierto, el tío quería ver muerto a esa gente porque eran los amigos de su hijo, ¿no?. Tal vez tengamos que tener cuidado de a quién nos cargamos.

Dicho esto, pego un bocado a la hamburguesa. Parece comestible. Tras tragar el contenido de mi boca, apunto a lo que dije antes- Sólo nos faltaba, que encima quieran cortarnos los huevos...

Dick sabe donde buscar, cerca de aqui hay un parque donde pandilleros intentan conseguir pastillas y coca. El parque esta semiabandonado por el ayuntamiento y pocas farolas funcionan. Esta casi en total oscuridad.
Acercais la furgoneta lentamente hasta donde un chicano apoyado en una esquina espera para colocar su negocio. Se acerca hasta vuestra ventanilla bajada y su cara de superioridad y desden cambia radicalmente cuando le encañonais.

-Hey. ¡Hey!-

¿Te parecemos clientes habituales, idiota?

Dick asomó su mano sosteniendo unos cuantos suculentos billetes, y fue todo lo que necesitó para que el camello se acercara. Segundos después, tenía una pistola en la cara. -¿Te parezco un drogadicto, imbécil?- El ex-poli sonrió, satisfecho por la corta visión del narco. Aún encañonándolo, se bajó de la furgoneta, no sin antes pedir refuerzos. Mientras el conductor le tenía en la mira, cacheó al pobre bastardo. Le dejó vacío.

-¿Ya terminaste, gilipollas?- Dick le tomó de la camiseta, lanzándolo dentro del vehículo. -Métete ahí y cierra el culo sino quieres que te abra uno a balazos-

La puerta trasera se cerró, él dio dos golpes en el respaldo de Carver, y continuó apuntando al prisionero. Su mano izquierda le recorrió la frente y le alisó el cabello hacia atrás, barriendo el sudor. -Hoy es tu día de suerte. Saldrás de fiesta con los cabrones más cool de la ciudad-

Carver pisa el acelerador y sale a la calle principal.

Bien. Las cosas van bien. No han tardado demasiado, con lo que tienen tiempo de dirigirse hacia la periferia y buscar un lugar tranquilo donde rodar su primera película snuff. A Carver le gusta grabar y editar sus propias películas: las actuaciones de sus niñas en las obras del colegio, los días de picnic, Acción de Gracias y mariconadas parecidas. Lo que van a hacer no puede ser muy distinto ¿no?

Dick. Dice el exSEAL con tono serio. Haz lo que quieras pero que no se cague encima. Aun tenemos un rato en la furgo y no quiero tener que soportar el olor a mierda todo el viaje.

Donovan contempla la imagen de la "captura" divertido, con una sonrisa de oreja a oreja. Tal vez demasiado lobuna, pero aún así coinciliadora con el pobre chaval

Ni te imaginas lo que te espera...

- Tranquilo, chaval - le pega unas palmaditas amistosas en el hombro - Tú disfruta del viaje