Partida Rol por web

Carver dispara dos veces sobre el pecho de la muchacha, una joven que tendrá un par de años más que su hija mayor. Los disparos resuenan amortiguados gracias al supresor de sonido e inadvertidos debido a ese ruido que los jovenes llaman musica y que retumba por todo el lugar.

La chica cae hacia atrás, dentro de la habitación, en el suelo. El exSEAL sale de la cobertura en la esquina y atraviesa el pasillo, quedando junto a la puerta y a la chica caida. Se agita un poco, así que la remata de un tiro en la cabeza. La sangre salpica un poco, pero no mancha a Carver, que sólo ve otro objetivo abatido.

Con el arma apuntando al frente, pasa a la habitación desde donde ha pasado la chica para asegurar que se encuentre despejada.

Agazapado detrás de la puerta, Dick no pudo ver a la muchacha en el momento de su muerte, pero pudo ver los ojos fríos de Carver enfocados en ella y los destellos insonoros del cañón. Inmediatamente, un golpe seco contra el suelo, y la sangre comenzaba a colarse por la rendija de la puerta abierta. Con una morbosa curiosidad, más que por la necesidad de avanzar, el ex-poli emergió de su escondite para continuar avanzando por el pasillo.

Al pasar junto al cadáver de la desdichada joven, se arrepintió de sentirse atraído ante semejante panorama. Aquello era tan malo o peor que el cuerpo convulsionante del pandillero. La chica podía ser la hija de cualquiera de ellos, aunque ninguno pareciera un hombre de familia. Dick miró los ojos vacíos del cadáver por pocos segundos, y se recordó que ya era un caso perdido. No era su culpa. Sino lo hacían ellos, otro grupo de mercenarios lo haría en su lugar. Entonces, ¿por qué lamentarse? Esos niñatos tendrían suerte de encontrarse con ellos. Hasta el momento, todos parecían al menos clementes y no unos sádicos torturadores.

Un último click y la muchacha se sacudió por última vez. El mercenario, echándose la melena sudorosa hacia atrás, avanzó, furtivo, por el pasillo. La música le molestaba, y hubiera entrado a las balas para hacer que se detuviera, pero por suerte, no era ningún enfermo mental... Controló las puertas restantes, pegando el oído en vano, pues el monótono ritmo de la fiesta ocultaba los sonidos mundanos, y miró a través de las cerraduras, sin probarlas aún.

La alegría parece acabado... piensa mirando a sus compañeros.

Realmente parecen afectados por esas muertes. Mientras Dick avanza, contempla a la muchacha terminar de convulsionarse hasta morir. Después, comienza a seguir los pasos de sus compañeros. El arma preparada en caso de necesitar despejar la siguiente sala. La sonrisa por fin ha desaparecido

La habitacion donde estaba la chica es pequeña, solo hay un gran sofa marron viejo de cuatro plazas en la pared del fondo. Un fluorescente en el techo es toda la iluminacion.
Huele a cerrado; normal, porque la pequeña ventana con barrotes que esta en la misma pared del sofa parece que no se ha abierto nunca. El suelo esta lleno de polvo y envoltorios de chocolatinas y hamburgesas, ademas de latas vacias de refresco y cerveza.
Ahora tambien se mancha con la sangre de la chica tumbada boca arriba, con una cara de sorpresa en su rostro muerto.
La habitacion no tiene nada mas, ninguna otra puerta.
Dick se acerca a la otra puerta del pasillo para intentar oir o ver algo.

Pegando la oreja a la puerta, Dick logra escuchar por encima de la musica las risas e insultos en español que se oyen dentro. Le parece que oye tres voces masculinas distintas y dos femeninas.
La cerradura es tan estrecha que no deja oportunidad para ver algo.

Dick estuvo casi un minuto entero con la cabeza pegada a la puerta. Unas gotas de sudor se habían estrellado contra el suelo junto a sus pies, y él se mantenía estático. Finalmente, se alejo de allí lentamente, aunque prefirió no tener que pasar sobre el cadáver de la muchacha nuevamente.

-Por lo que pude oír, hay otros cinco allí dentro. Tres tipos y dos muchachas. No pude ver nada por la jodida cerradura. Podemos hacer esto en menos de lo que pestañeamos. Pateamos la puerta y los acribillamos. No se han enterado de la mierda que pasa aquí, fuera de su fiesta. Incluso si tardamos, creeran que estos dos están teniendo su propia fiesta- aseguró, señalando los cadáveres con un gesto vago, pero sin mirarlos.

-Eso sí, no sabemos que puede haber abajo. ¿Alguien se presta para hacer algo de reconocimiento?-

Escucha lo dicho por Dick y asiente. Alza una mano presentandose como voluntario

- ¿Yo mismo, tal vez? - pregunta con una sumisión casi impropia de él

¿Reconocimiento? -Pregunto en tono jocoso mientras me saco un cigarrillo- ¿Y qué pasa si pillan al que está de reconocimiento aquí dentro?. Esto no es como cuando estábamos ahí fuera. Deberíamos de tirar abajo esa puerta, y coser a balazos a todo lo que se encuentre ahí dentro...

Saco el zippo de mi bolsillo, enciendo el pitillo, le doy una calada, y termino de hablar- Además, nadie sabrá si esos disparos son de verdad, porque se están pegando entre ellos, o por esta mierda de música que tienen puesta... Dudo mucho que se oigan de pensar... Si es que lo hacen alguna vez, claro...

Opino igual que Fairlane. Dice Carver en voz suficientemente alta como para que le puedan escuchar el resto. Echemos esa puerta abajo y acabemos con esto de una maldita vez...

Como para subrayar sus palabras, prepara su MP5, poniéndo el modo de disparo en "automático".

Dick se encogió de hombros en gesto de resignación, alisando su cabellera una vez más. Se alejó de la puerta y le hizo un gesto a Fairlane, dando a entender que le daba permiso de proceder.

-A la mierda, acabemos con esto-

El ex-poli se mantenía agazapado cerca del cazarrecompensas. El cañón de su arma apuntando a la puerta, sus ojos situados en donde calculaba que estarían aquellos niñatos teniendo su fiesta.

Terminemos con esta puta masacre de una vez

¿Cómo queréis hacerlo? -Pregunto sacando y cargando la SPAS 12, con su característico "KA-CHINK"- ¿Probamos a abrir la puerta de una patada, disparamos directamente, o giramos el pomo?. Lo cierto es que esto último es lo que menos me gusta, pero tal vez sea lo más conveniente. Uno abre, se tira al suelo, y yo hago uso de esta pequeña...

Vosotros diréis...

Ultima opción Fairlane. Le contesta Carver mientras se pone de espaldas a la pared junto a la puerta. Poco a poco estira su mano enguantada hacia el pomo.

En cuanto abra les puedes dar las buenas noches...

El pomo gira sin resistencia y la puerta se abre de par en par. La musica retumba por el pasillo.
La habitacion es tres o cuatro veces mas grande que la de la pareja. Tambien esta sucia y llena de polvo. Dos grandes sofas, uno enfrente del otro estan en las paredes laterales, uno de color negro y otro blanco. En el blanco hay un chico y una chica, abrazados los dos. En medio de la habitacion hay una pareja bailando y en el sofa negro otro joven tumbado soltando una espesa nube de humo del cigarro que esta fumando. Al fondo casi pegado al ventanal sucio identico a la otra habitacion, hay un pesado escritorio de madera y detras un mexicano joven, sentado en un mullido sillon, como si fuera un capo de la Mafia con una pistola Beretta delante de el. A un lado de el hay un equipo de musica de ultima generacion, con sus indicadores del equalizador totalmente locos castigados por la musica regeton que esta sonando.

Un vistazo rápido le hace valorar la situación a Carver e identificar al objetivo más peligroso casi de inmediato: el chico tras el escritorio.

Odio el reggaeton. Piensa mientras se asoma a través del lado de la puerta lo justo como para empezar a disparar su subfusil en modo automático.

La rafaga le impacta en el pecho y la cabeza, llenando de sangre la cristalera de atras. El tipo con la chica del sofa blanco la tira al suelo y comienza a levantarse con cara de susto. La chica de enmedio comienza a gritar y el tipo que esta con ella parece paralizado.
El mas rapido es el que estaba tumbado que salta sobre el sofa y desparece.

Decid buenas noches, pequeños... -Digo en plan tipo duro, mientras busco algo a lo que disparar con la mirada. Soy como un niño pequeño en una tienda de chucherías. Todos me gustan. De pronto me doy cuenta del que se ha escondido tras el sofá. Eso no será un problema para mi SPAS. Si las balas no le alcanzan, partiré el sofá en dos...

Empiezo a descargar plomo, intentando hacer un bonito corte de pelo al muchacho.

- ¡Cierra el pico, muñeca! - dice mientras dispara a la muchacha que había empezado a gritar.

Y ni te habrás dado cuenta del balazo en tu cabeza, chiquitina

El disparo de escopeta destroza el respaldo del sofa, haciendo saltar el relleno por los aires. Un gemido se oye desde detras del mueble, el chico sale a rastras dejando un regrero de sangre sujetandose el estomago. No tiene fuerzas ni para chillar, se tiende de espaldas y un charco de sangre comienza a crecer rapidamente debajo de el.

Donovan dispara una rafaga corta contra la cabeza de la chica. El grito cesa de inmediato cuando la primera de las balas le destroza la garganta, la segunda le salta los dientes y la ultima le entra por el ojo derecho. Cae al suelo como un fardo, muerta ya antes de llegar.