Partida Rol por web

Bien, acaba de quedar a las claras que en lo que a organización se refiere el capitán resulta bastante inútil. Espero que en combate sea más hábil... Ciertamente a mi también me seduce la idea de poder dormir en un lecho algo más mullido y que no se tambalee constantemente. Voto por buscar una posada donde poder comer algo y buscar alojamiento y aprovechar para preguntar al posadero y a los parroquianos si conocen de alguna caravana que parta hacia el norte. ¿Alguna objeción?

Sólo una, que la posada sea barata. Ya hemos gastado demasiado en este viaje.

Más de lo que un campesino vería en seis vidas.

El día despuntaba ya por encima de los edificios iluminando la noble ciudad con su tenue calor. Rondaban las 9 de la mañana de aquel veraniego pero frio día cuando la ciudad ya estaba en parte despierta y en movimiento. Altdorf, la capital del Imperio, es con diferencia la mayor de sus ciudades, sobre todo después de la tormenta. El Hogar del emperador en su doble labor como soberano del Imperio y como Conde de Reikland, Altdorf es una de las ciudades más importantes del Viejo Mundo.

Bien conocido es que a ella acuden diplomáticos de todos los países conocidos para negociar, y los nobles y plebeyos ricos envían allí a sus hijos para recibir una buena educación y encontrar una esposa adecuada. Además de la adamada Universidad de Altdorf, la capital es el hogar de las órdenes de la magia que imparten las diversas especializaciones de hechicería imperial. Ubicada en la confluencia de los ríos Reik y Talabec, por donde los aventureros habían llegado, Altdorf es uno de los núcleos comerciales del Imperio, y sus numerosas casas y mercaderes han medrado económicamente gracias a todo el tráfico comercial que debe pasar por su puerto.

Pero Altdorf también tiene un lado oscuro, algo que todo el mundo comenta y de lo que se bromea de un modo muy oscuro en las tabernas y locales nocturnos. Detrás del resplandor del palacio imperial y de la majestuosidad de la Catedral de Sigmar, en el puerto y en otras zonas hay una miseria absoluta. Es algo obvio nada más desembarcar y caminar lentamente por sus calles, los aventureros pueden ver que obreros y mendigos malviven mientras su trabajo enriquece a gordos mercaderes y funcionarios corruptos.

Muchos de los que están atrapados aquí y en otras zonas pobres buscan liberarse con drogas y alcohol, cosa igualmente conocida, pues se trata de un mercado negro muy apreciado y que sustenta muchas bocas y bolsillos. En la fortaleza palaciega de los cazadores de brujas, tanto los sospechosos de pertenecer a sectas del Caos como sus víctimas son torturados para que revelen lo que saben. Muy a menudo las negras redes de la orden atrapan también a inocentes, cosa de la que en cambio, no se hace ni una sola broma, pues no son pocos los casos denunciados y rápidamente tapados en los últimos tiempos, sobre todo tras la tempestad.

Por la calle de las Mil Tabernas, tras las linternas festivas y los sugerentes olores, conspiradores y sectarios (y no todos ellos humanos), confabulan y traman crímenes que van de lo banal a lo grandioso. Para los recién llegados, Altdorf es una ciudad de oportunidades y peligros, que debe ser tratada con respeto y prudencia a partes iguales.

Aquella parte de la cuidad había cambiado desde la última vez que estuve. Cosa normal teniendo en cuenta que habían pasado varios años y una incursión del caos. Pero como solía decir mi maestro “las cosas cambian para seguir igual” y pese a que algunos edificios estaban reformados o derruidos los recordaba perfectamente a todos y cada uno de ellos, así como la localización de las tabernas que mejor se ajustan a nuestro propósito.

Bien sabías por tus años en aquella ciudad, que la calle de las Mil Tabernas seria el lugar ideal para resguardarse y pasar desapercibidos. Quizás tambien fuera un buen sitio para encontrar alguna caravana en la que ofertarse o intentar integrarse. Otra posiblidad era visitar las zonas "adineradas" de la ciudad, pero en aquellos lugares los viajeros no excesivamente bien vistos, y desde luego era gente que no solia contratar a desconocidos ni solía viajar mucho. Si, tus recuerdos no fallaban, la calle de las Mil Tabernas sería el lugar idoneo para encontrar tanto alojamiento como transporte. Incluso recordabas cierta taberna, cercana a la plaza del ahorcado, que aun te hacia sonrreir, donde se juntaba gente de todo tipo, la taberna de Kainpot. Un lugar con alojamiento y seguramente gente con la que contactar para realizar gestiones para el viaje a Middenheim.

Si ciertamente recordaba aquellas casas. Y aquellas angostas callejuelas. Incluso juraría reconocer algunos de los mendigos que pedían en las esquinas. Al igual que aquella mezcla de olores tan “peculiar” de aquella calle, inigualable en ningún otro lado del Imperio. Me invadió una ligera sensación de nostalgia, como si estuviera volviendo a casa. Pero se me paso tan rápido como llego pues para mi ya no había ni un solo sitio en el viejo mundo que pudiera llamar hogar.

Se me ocurre un lugar estupendo donde podemos preguntar por una caravana y almorzar. Se trata de una taberna de nombre Kainpot, la cual frecuentaba durante mi época como aprendiza. Si no hay ninguna objeción propongo empezar por ahí.

Comida?..-preguntó el gruñon veterano adelantandose un par de pasos para estar a la altura de la mujer,perro y dueño asintieron ante la propuesta con una sonrisa.-Eso si...-dijo tocandose el vientre.-evitemos callejones que las puñaladas no me sientan bien con la comida picante.

En esa taberna que frecuentabais durante vuestra...educación. ¿Había más clientes como vos? ¿O eran más...ordianrios?

!GUUAU! !GUAU! Grrrrrrr... El perro de Diego se encuentra inquieto ante la gente que comienza a rodear al grupo conforme andan por la ciudad. Cada vez más gentes se suman a las calles, pues el día promete ser largo y algo más caluroso de lo que ha ido siendo hasta entonces. La multitud y los olores que salen de las tabernas y restaurantes hacen agitar el rabo a Asche mientras se pega a la pata de su amo.

Tranquilo,tranquilo...pronto te esperará un buen filete.-Diego palmeó la cabeza del mastín con suavidad,allá donde la espada hirió a su fiel amigo,pronto descansarían y el animal recuperaría fuerzas.-bueno,da igual tanto si son mas magos o no...somos hombres del acero,así que la magia no nos da miedo..-sonrió y rió ante un recuerdo.-hasta que un rayo salido de un dedo te tuesta el culo...pero es otra historia.

Una sonrisa divertida afloro a mi rostro al escuchar la pregunta del escudero ¿te refieres a si todos los clientes de la posada eran hechiceros? pregunté en respuesta con tono divertido. Normalmente me hubiese entretenido dando alguna respuesta oscura y grandilocuente para solo para ver su reacción, pero teniendo en cuenta que era probable que más adelante mi vida dependiera de el decidí que no sería la opción más acertada.

Tranquilo, se trataba de una posada normal y corriente. Quitándome a mi y a los dos amigos que íbamos no recuerdo haber visto jamas a ningún otro hechicero. Hay, o al menos en mi época estudiante había, posadas específicas a las que van los hechiceros para no alarmar a las gentes del resto de las tabernas. Pero nosotros no queríamos ir a ellas porque al ir en horario de clase los taberneros se chivaban a los profesores. Así que fuimos probando y siendo expulsados de diversas tabernas hasta que encontramos cobijo en Kainpot.

Al contrario que los anteriores este posadero, un rechoncho y jovial halfling llamado Pieter “Dedosgrasientos”, no solo no nos hecho de una patada sino que siempre nos defendía de los parroquianos por lo que acabamos yendo siempre a esa posada, incluso fuera del horario lectivo. Por aquella época era una taberna muy concurrida por todo tipo de mercaderes y es por eso por lo que creo que sería el mejor lugar para preguntar por ello. Además Pieter era conocido en la zona por la calidad de sus fogones por lo que también es un lugar excelente para comer

¿Dedosgrasientos? No es un apodo que me abra el apetito, siendo sincero. Pero si está concurrida es el lugar donde deberíamos ir, necesitamos tener orejas entre las espadas de alquiler, quizá algún comerciante necesite manos en su viaje al norte.

Al principio yo era de la misma opinión hasta que probé una de sus afamadas “salchichas al estilo Schiller”. Aquel día cualquiera de nosotros era merecedor de aquel mote. Además como diría el propio Pieter, “si al comer no te manchas las manos es que el plato no lo comen ni los enanos”.

Pues vayamos a degustar ese plato, os sigo, señorita. Indicadnos el camino.

Umbra guió al grupo por entre las callejuelas mientras estos observaban sorprendidos a su alrededor la nueva ciudad en la que se encontraban. Los olores les hacían a partes iguales salivar y tener que taparse la nariz mientras caminaban por calle de las mil tabernas. ¿Que se podía decir? Esa era una ciudad de contrastes desde luego. Tras unas cuantas vuelvas Umbra se detuvo frente a una taberna. Parecía dudar si era aquel el lugar o no, pues el cartel había desaparecido y no indicaba nada. De pronto la puerta se abrió con un fuerte golpe y un guardia de la ciudad salió despedido por ella. El agente impactó contra la acera y rodó un par de veces hasta detenerse contra la pared de enfrente de la posada. !Y CUANTO DESPIERTES NI SE TE OCURRA VOLVER CON ESAS OSTIAS POR AQUÍ MAMÓN! Gritó un hombre grande y fuerte que se apoyó en la puerta. Sus brazos eran como dos jamones y su calva brillaba como si la hubieran aceitado. A su lado, casi llegándole a la cintura del grandullón, un mediano observaba con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre el pecho y apoyados en su prominente barriga. Es suficiente Bruk, volvamos...

El mediano se quedó mirando a los cuatro sujetos que se habían detenido justo al lado de la taberna y que miraban la escena arqueando las cejas. ¿Vosotros que miráis? Preguntó de mala gana viendo como aquellos foráneos, porque saltaba a la vista que venían de muy lejos, le miraban con aquellas caras llenas de ojos. ¿Acaso sois de esos que....? Sus ojos se entornaron cuando se posaron en la mujer del grupo, en la joven que vestía con aquellas ropas gastas y remendadas. !¿Será posible?! ¿Y te atreves a volver por aquí bruja de pacotilla? Dijo con tono enfadado pero guiñando un ojo a la joven hechicera.

El bruto de la puerta, el tal Bruk dio un paso adelante con los puños cerrados. El halfling rapidamente reaccionó. !WO WO WO! Alto alto altoooo. Solo era una broma grandullón. !JA! Se puso delante de el y apoyando sus manos en la barriga del grandullón le dijo en voz baja: Vuelve a la cocina, hay trabajo que hacer. Vamos. !UN DOS! El bruto se dio la vuelta y entró mientras Pieter se apoyaba en el marco de la puerta y esbozaba una sonrisa torcida. ¿Así que has vuelto emm? Ni me visitas, ni me escribes... Me tienes muy decepcionado jovencita. Se inclina hacia delante en tono confidencial. Había oído que tuviste que salir muy rápido de la ciudad. ¿Que hay de cierto en ello?

Absolutamente todo. Me fui a intentar arreglar unos asuntos personales pero la cosa no salio bien. Te lo contare en otro momento me inclino y le susurro rápidamente al halfling para luego volver a alzar la cabeza sabes que si hubiese podido visitarte lo habría echo Pieter pero últimamente el maestro ha estado muy encima mio con los estudios y no he podido darle esquinazo ni una sola vez. Hasta hizo poner barrotes expresa y únicamente en nuestra habitaciones para que no nos escapáramos cuando el no estaba en el colegio de magia le digo ahora en un tono de voz que todos pudieran oír con una amplia sonrisa en el rostro.

Pero tu también me decepcionas a mi pequeñín. ¿Desde cuando en la mejor posada de todo Altdorf se deja a los clientes sedientos y hambrientos en la puerta en lugar de dejarlos pasar? Creo que no tenerme cerca te ha afectado demasiado le digo con tono burlón guiñándole el ojo como el antes había hecho.

Entiendo entiendo... Cosa preocupante. Comenta el halfling asintiendo con gesto grave ante las palabras de Umbra. !Pero todo pasa y queda atrás! ¿Verdad? No te preocupes jovencita. Pasa, y tus amigos claro está. Pasad todos y poneros cómodos. Se acerca a Umbra y tirándole del manto le hace agacharse hasta poder llegar a su oído. Tu mesa está libre, al fondo de la taberna, como siempre te gustó. Le guiña un ojo y le da un cariñoso abrazo. Se te ha echado de menos querida. Tras eso, algo ruborizado se va corriendo a atender a los parroquianos. ¡En nada estoy con vosotros! Os dice mientras pasa al otro lado de la barra.

El capitán arquea una ceja y mirando a Umbra le dice: Vaya... si que te ha debido echar de menos "jovencita". Mira como se aleja rapidamente el halfling y se pone a servir algunas copas a los clientes que están sentados en la barra de la taberna. Un tipo encantador. Si señor... Sonrrie mientras camina hacia la mesa que Pieter os ha indicado.

Asuntos personales que te llevaron hasta la prisión...¿cuál era su crimen y su grado de culpabilidad?

Señor Dedosgrasientos, hemos oído hablar de ciertas salchichas de renombre. ¿Sería posible disfrutar de ellas con un vino tinto o una cerveza? Hemos recorrido un largo viaje, y nos espera un viaje aún más largo...

Cuando la clientela habitual son mercaderes cuarentones, rudos mercenarios que no conocen el significado de la palabra “higiene” y borrachos con más alcohol que sangre se hecha de menos a cualquiera que se salga de esos patrones le explico al capitán mientras nos dirigimos a mi mesa. Cuantos grandes recuerdos en esta mesa: la primera gran borrachera en la que casi quemamos a un comerciante de Nuln, las partidas de cartas amañadas con los mercenarios más estúpidos, el día que Johannes se declaro a aquella muchacha sin saber que era la hija de uno de los sacerdotes de Sigmar más importantes y casi acabamos con la inquisición detrás de nuestros culos... eran tiempo mejores y sin tantas preocupaciones...

Por desgracia ahora tenía mas preocupaciones y más apremiantes pero pese a todo seguro que pueden esperar a que tenga el estomago lleno ¡Pieter una de salchichas y algo de bebida para todos! ¡Enséñales de lo que eres capaz “Dedosgrasientos”! Pido a gritos mientras nos sentamos en la mesa.