Partida Rol por web

Fueron necesarios varios intentos para que Asche esperara fuera de la consulta, pero al final se consiguió. Entraste por aquella puerta acompañado por el joven Galeno y mientras tanto Eria, Otto, Umbra, el silencioso Contrabandista y el señor Heindrich se quedaron esperando en la antesala, en el recibidor o en la consulta, fuera lo que fuese aquella sala.

Nada más entrar en aquel "quirófano", un lugar de baldosas blancas y paredes lisas y también blancas, el joven te hizo tumbar en una camilla y comenzó a examinarte soltándote varias prendas. Que desastre... Murmuraba mientras te examinaba. Me ayudaría que me contase rápidamente como fue herido, con que arma, si podía estar en mal estado, envenenada... debo saber a qué atenerme...soldado. Dijo aquello ultimo dudando pero con la confianza de acertar tras haber tratado a algunos hombres de armas. ¿Donde está herido? ¿En más lugares?.

La enfermera comenzó a preparar unas correas en la mesa de operaciones y dejó un cinturón cerca, con claras marcas de dientes en el. Luego puso en una bandeja hilo y aguja, una larga y curvada aguja que estaba enhebrada por un largo y negro hilo. En la bandeja había otros instrumentos como algunos escarpelos, pinzas, una botella de incolora sustancia, y otros trastos que dudabas mucho que fueran para preparar un bocata.

El contrabandista parecía pasar bastante de las palabras del capitán, y en cuanto recogió la bolsa de oro, pareció perder interés y comenzó a mirar algunos libros. Vaya vaya, algunos de estos deben valer lo suyo en el mercado negro... Si pudiera... Sacó uno y lo sopesó. Era un grueso tomo de cirugía. Pesaba demasiado como para llevárselo y a demás ahora poco tiempo disponía para ello, así que lo dejó donde estaba y siguió mirando los nombres. Todo el grupo debió pensar lo mismo. !Pero si ni sabrá leer!

Si algo aprendí en mi servicio en el norte es que la cura con alcohol sana mejor.-Diego fue dejando sus cosas en el suelo a medida que entraba.-Así que por favor traigame algo que beber y me callaré como sea...-Diego fue a protestar sobre la higiene de su perro,pero pasaba de darle problemas a aquel que lo iba a devolver a la acción.-Asche,espera ahí.-El perro se quedó afuera tras algunos intentos.

El galeno fue preguntando y Diego procedió a responder.-Vientre...dos puñaladas,acero limpio y corto...espada...sin veneno...lo habría notado,Dos puñaladas...tal vez tres.-Diego se enrolló la correa y la cerró en torno al brazo y agarró el otro extremo con los dientes para poder morder y tirar aguantando así el dolor,conocía el procedimiento y las cicatrices de su cuerpo así lo demostraban...sabía que el no era el mejor y que asche no podía protegerlo siempre.

Oh... válgame Sigmar... Que estropicio. Murmura mientras toma el instrumental. Vamos allá. La enfermera te sujeta bien a la mesa de operaciones y el doctor corre una persiana horizontal del techo, por la que entra una clara luz. Sin taparse esa luz y ayudado con unas pinzas, el médico se inclina sobre ti y empieza a abrir tus heridas con ellas. Es un proceso tremendamente doloroso, el Galeno lo sabe, e intenta hacerlo lo más rápido posible, pues ha visto algo. Con las pinzas extrae un fragmento del tamaño de una uña, metálico y puntiagudo. Un fragmento, mal acero, se rompió... Las otras heridas parecen estar limpias, o al menos no extrae nada de ellas.

Cuando ha finalizado de inspeccionarlas echa el liquido incoloro en las heridas. Escuece como mil demonios, pero eso es mejor que dejar formarse infección. Te comenta mientras añade una especie de pasta extraña en pequeñas cantidades en los orificios. Esto se absorberá solo y evitará que se genere pus. Una vez realizado el proceso, la enfermera le cambia el instrumental y el doctor te sutura las heridas muy eficientemente, rápido y conciso, cerrándolas bien.

Para finalizar aplica unos vendajes con bastante presión y te entrega un vaso con un líquido verde. Tómeselo, ayudará a la pasta que le he puesto a absorberse y cerrar mejor la herida. Facilita la regeneración, es caro, pero por eso la tarifa es elevada. Te sueltan las correas y te limpian el sudor generado por la tensión de la operación. Al mismo tiempo la enfermera trae un cojín cómodo y te lo coloca debajo de la nuca, retirando la bandeja de instrumental y dejando otra con un bocata. Descanse un rato, y coma algo mientras toma el líquido. Dentro de poco volveré.

Por el rato de dolor calculas que la operación ha podido durar entre media hora y una hora entera, que a ti se te ha hecho larga como una vida en el infierno. Haguantaste todo el proceso como un autentico soldado, y gracias a ello el Galeno pudo realizar su trabajo con la precisión que habitualmente solo lograba una vez que los pacientes ya se habian desmayado. Gracias a ello, comenzaste a notar la mejoria rapidamente. El "zumo" y el bocadillo esperaban apetecibles sobre aquella bandeja.

Diego dejó de sentir el intenso dolor de las heridas cuando el galeno hubo acabado.-Dios...Que....de recuerdos...-Susurró entre dientes cuando hubo acabado,recordó el dolor de aquella vez cuando lo tuvieron que coser tras esas heridas de flechas en la espalda...la sensación fue similar a excepción de que aquella vez lo dejaron fuera de juego de una patada en la boca para que no se moviese durante la operación.

Diego agradeció con una cansada sonrisa la mullida almohada y el bocata,tras darle buena cuenta al bocata echó un ojo al liquido verde...no le parecía apetecible y sabía sin beberlo que sabría a mil demonios,tosió con el bocadillo atorado en la garganta y alzó la voz.-Asche...sigo vivo...-Dijo para calmar al perro y luego de un trago sin saborear se bebió el vaso.

Mejor jodidos que muertos respondo con un encogimiento de hombros al comentario del capitán además son ustedes los que tienen prisa, a mi al menos no me hubiese importado nada ir en un transporte más lento y barato.

El capitán niega resignadamente ante las palabras de la joven hechicera. No sabes lo que está en juego... Hay que rescatar a esa joven, lo antes posible, o todo por lo que se ha luchado, toda la gente que ha muerto, podría irse al garete. Nadie le había preguntado sobre nada de la misión al capitán durante el tiempo que llevaban en marcha, nadie se había interesado por lo que estaba sucediendo, como si todo aquello solo fuera algo... puntual. Aquello hacia sonreír resignadamente al capitán. Cuanta gente vive y deja pasar sus vidas sin darse cuenta de cuánto cambia y se transforma el mundo a su alrededor, sin darse cuenta de lo cerca que tantas veces la humanidad se encuentra al borde del precipicio y con otro ejercicio de equilibrio evita la caída a un profundo abismo... El capitán no dijo nada más, pues solo esperaba lograr cumplir la misión encomendada y aceptada, y dejar que la gente siguiera viviendo ajena a todo lo que sucedía a su alrededor en las sombras.

Otto se giró y miró por la ventana, o a los libros, o al suelo o a cualquier lugar maldito en el que no estuviera el capitán los demás, la bolsa de oro y todas las malditas personas que había conocido en los últimos días. ¿Qué clase de mundo es este dónde todos piden y dan monedas de oro sin protestar y en cualquier momento? Recordó su primera moneda de oro. Era muy joven, un niño más bien, andaba por el camino mientras silbaba una canción, y cuando estaba seguro de que nadie le oía la cantaba en voz baja. En el suelo hubo un destello y se acercó. Una moneda de oro, redonda y gorda con la cara de un joven Karl Franz en su anverso, y el dios Sigmar en el reverso. No pudo disfrutarlo, unos chicos grandes le dieron una colleja y se la quitaron.

Se sentía igual que aquel día, con su sangre y su sudor había ganado el poco oro que tenía, insuficiente para comprarse una armadura, y por tanto ser caballero, lo que le había llevado a la prisión. Y ese funcionario, capitán de una chusma de carceleros que ahora comandaba unos expresidiarios le salía el oro por el culo, como si lo cagara.

Negros pensamientos en la mente de Dusseldorf.

Tienes razón, no sabemos lo que esta en juego... porque no nos habéis dicho nada le comento al capitán al tiempo que le lanzo una mirada inquisitiva. Por lo que sabemos tenemos que encontrar a unos desaparecidos después de un ataque a un templo por parte de un grupo de asaltantes desconocido. Pero eso es algo que lleva pasando desde que se rechazo al ejercito del caos. ¿Acaso hay algo especial en este caso? ¿Qué era lo que realmente buscaban en el templo? ¿Por que tanta prisa en encontrar a los desaparecidos?

Pues fíjate, me alegra de que lo preguntes... Comenta con un claro tono de sarcasmo. Esto es diferente a otras veces. Camina hasta la ventana de la tienda y se queda mirando fuera, a la gente que va y viene por la plaza. Un par de chiquillos hacen rodar un aro con un palo, y los dos ríen cuando dando vuelvas en circulo acaba cayendo al suelo. Tras un suspiro señala: Esta vez fue algo especial, algo concreto. Fueron a por ella, a por esa joven, y lo hicieron con especial virulencia. No eran hombres bestia, ni guerreros del caos. Fueron ciudadanos, todos ellos corrientes, o eso parecía...

Saca el sable en un rápido movimiento de su vaina y hace un movimiento lento señalando en redondo a todos vosotros. Vosotros... todos vosotros... Luego busca una silla y tras sentarse comienza a pasarle un trapo poniendo a punto el arma. ...fuisteis la mejor opción que se pudo poner en juego. Lo comentó como si fuera la cosa más lógica que se hubiera planteado en todo el día.

Se abrieron paso por el lugar eficaz y metodicamente y por lo que parece, las hermanas que atendian el lugar estaban preparadas para ese momento. Parece pensar en ello mientras frota la superficie brillante del arma. Sabian algo, algo que no contarón a nadie... Quizás por ello fuera de clausura. Hace un gesto vago como diciendo "claro está... que cosas...". Lo que está claro es que alguien va detrás de ella, y ha invertido muchisimo en ese empeño. ¿Por algo será no?.

Eira pese a escuchar toda la conversación, seguía mirando por la ventana, hasta el comentario del Capitán. Estando hasta el cuello de mierda como estaban, lo que necesitaban eran respuestas, y no frases irónicas que no llevaran a ninguna parte.

- ¿Por qué? Porque creen que si fallamos nadie nos echaría de menos, y encima no nos podíamos negar ¿no? - pregunta también con ironía. Sin dejar tiempo a que nadie conteste, pues no cree que haya una buena contestación, continúa - ¿Por qué ha dicho que parecían ciudadanos corrientes? ¿Qué les hacía especiales exactamente? ¿Qué es por lo que se ha luchado? ¿Qué está en juego? ¿Qué sabe sobre lo que nos enfrentamos?

¡Oh por Sigmar! Hágame una lista y lo iré contestando... ustedes o no dicen una palabra o lo sueltan todo de golpe ¿Em? Respondió resoplando. Verá, si se fija bien, yo también estoy en esto, al igual que ustedes, así que no se comporten como si fuera el enemigo. Lo cierto es que el señor Heindrich ya había sangrado por un buen tajo junto al resto, y ahí seguía cuando se podría haber alquilado un barco regateando un poco e irse a vivir lejos donde nadie lo conociera... o quién sabe. ¿Por qué? No es por lo que acaba de decir... Asegura desechando la idea. Es porque a estas alturas y por lo que yo sé, no se puede confiar en nadie que ostente algún cargo de poder para este tema.

Sentado en la silla clavó la punta del sable en las tablas que tenia entre los pies y se apoyó en el inclinándose hacia delante. He dicho que parecían ciudadanos corrientes, porque tras recuperar los cuerpos se indagó sobre su origen, y hasta el día del suceso ninguno había dado muestras de comportamiento extraño. Levantó una mano en el aire mientras decía: Un día tan solo se levantaron y desaparecieron de sus hogares para buscar a una muchacha en un convento, profanarlo, matar a todos los presentes y todo eso... Precisamente eso es lo raro, que no había nada que los hiciera especiales.

Que fuimos la mejor opción...¿acaso no hay cárceles en Middenland?

Decidió meter baza en la conversación, aunque él ya sabía todo lo que tenía que saber, o eso pensaba.

Los adoradores del Caos empiezan siendo ciudadanos corrientes. No tienen el aspecto de los mutantes. Me sorprende que no se confíe en la nobleza, todo el mundo sabe que ellos están exentos de toda conspiración...¿Que por qué hemos luchado? Puede que los elfos viváis en los bosques, pero incluso vosotros debisteis sufrir la gran guerra que se padeció en el norte. Incluso los de Reikland hicimos frente al Caos, y vencimos. Una victoria amarga. Luché por Hochland, la luz del este, ahora no es más que un montón de ascuas.

La mirada del capitán de prisión se ensombreció. No podemos dejar que eso vuelva a ocurrir. Nunca. Con toques a la empuñadura, hacia que el sable diera vueltas sobre la punta del mismo, clavada en el suelo de madera emitiendo un sonido metálico y rápido "Shin, Shin, Shin, Shinnn..." con cada vuelta. Por raro que parezca, el caos se ha decidido por una vía más sutil... y si no lo impedimos, entrarán por la puerta de atrás. Cabrones... Termina diciendo. Hiemdrich levantó la vista hacia el reloj. Ya habia pasado una hora, y todavia no se habia oido gritar a Diego. O algo iba mal, o iba fenomenalmente. Cosa que era raro en estos temas...

Te encontrabas muy bien, tras media hora de descanso y digestión de aquel apetitoso bocata, notabas como un extraño cosquilleo ahí donde habías tenido los feos cortes, cosa que era todo un alivio, porque antes donde había un cosquilleo solo notabas una abrasante sensación punzante. Menos mal. El galeno apareció con el equipo limpio y lo depositó en una mesa cercana cubierto por una caja de cristal transparente para que los instrumentos no se vieran afectados por la suciedad que pudiera haber en el ambiente. Bueno. ¿Se encuentra mejor?. Te examinó brevemente y dijo. Si, está mucho mejor. Ha salido todo muy bien. Su ayuda ha sido indispensable, no había visto nunca a nadie con tal determinación, no se ha movido ni un ápice. Permítame. Te dice ayudándote a ponerte en pie y acompañándote hacia la puerta de la sala donde esperan tus compañeros.

En ese preciso momento la puerta por donde Diego había desaparecido se abrió y el soldado apareció por ella apoyado en el Galeno. Los dos traían muy buena cara, y el doctor parecía muy satisfecho de su trabajo con la expresión que traía. Todo suyo caballeros. Dijo pasando a Diego al apoyo de otro compañero del grupo. Bueno, he de decir que todo ha salido muy bien. La operación había sido todo un éxito al parecer y las coronas habían cundido hasta el último penique. Listos, a finales del día estará totalmente recuperado*.

Gracias buen señor,que sigmar le otorgue muchos clientes...-Diego respiró hondo y se miró la herida vendada.-gracias a hombres como usted las guerras serían menos peligrosas...y los accidentes en la calle también...lastima que no todos podamos permitirnos este lujo...-sonrió al capitán y asintió con la cabeza.-gracias buen señor...a media tarde volveré a estar bien.

Si, si muy bien. La chica se muere bla, bla, bla, hemos de salvarla por el bien del imperio, bla, bla, bla la justicia debe prevalecer sobre el caos bla, bla, bla... Mucho hablar pero no ha dicho nada que no supiéramos. Para mi que no es más que un simple secuestro. Siendo un templo lo mismo la chica secuestrada es hija de un noble. No sería de extrañar pienso para mis adentros después de escuchar la historia del capitán cuando el galeno y Diego hicieron su aparición en la sala.

Muchas gracias por su ayuda le digo al galeno para después dirigirme a Diego pues si ya estas mejor deberíamos de partir hacia el barco. No es nada personal, pero el capitán ha dicho que si no estamos a las 8 en el barco saldrá sin nosotros, y no se si sera saludable intentar buscar otro barco.

Celebro ver que el cirujano ha hecho su trabajo y que está recuperado. Ahora deberíamos comer algo y recuperar fuerzas. Buscar un sitio tranquilo donde descansar hasta que llegue el momento.

Miró con curiosidad lo que no había visto al llegar: uno de esos artilugios mecánicos que indicaban la hora, obra de grandes maestros artesanos, sin duda. Se preguntó si cuando el tuviera una edad, y una bonita casa o, si Sigmar lo que quería, un castillo tendría en su pared uno de esos artefactos.

- Es demasiado pronto para ir al barco - dice Eira de acuerdo con Otto. - Y Diego sobre todo necesitará comer bien. Mientras salen, dirigiéndose a alguna taberna cercana al pueblo, tras recoger a los animales, Eira no deja de dar vueltas a las guerras mencionadas, pero más a los comentarios del Capitán Hiemdrich. 
- No sé nada de ninguna guerra. Mi familia nunca ha tenido contacto con las razas... con las otras razas. - Todos pueden darse cuenta del "inferiores" que terminaba esa frase, pero Eira simplemente se encoge de hombros, no queriendo entrar en discusiones que de nada sirven.
- Y yo he pasado la mayoría de mi vida dentro del Gran Bosque. Esta es la vez que más tiempo he pasado fuera y lejos. - No parece apenarse, o disculparse. Sólo da la información para explicar su desconocimiento, y lo extraño de sus preguntas.