Partida Rol por web

Ps... ¿Y que queréis hacer si no? ¿Ir de compras? Jajajaja. Comenta el contrabandista mientras abre la puerta y sale de la consulta del galeno. El día iba pasando... Vaya historia que cuentas Hiemdrich... sí señor, en caso de que vayamos a tener las cosas tan complicadas, será mejor que compremos algunas cosas para el viaje. Al sol que atravesaba las nubes que cubrían el cielo sobre la plaza, el joven se despereza y estira. UUaaaaahh... Bueno. ¿Y ahora qué?

Lo de comer me parece una buena idea. Además puede que sea la última comida tranquila que tengamos en mucho tiempo. En cuanto a las compras por mi como veáis, estoy bien pertrechada pero nunca esta de más estarlo un poco más digo comprobando el contenido de mis bolsillos.

La embarcación parará en los pueblos fluviales, pero no sería mala idea tener algún alimento para el camino. Por si no encontramos civilización. Lo primero, compañeros, es llenar el estómago. Es lo mejor después de una pelea.

El grupo de aventureros salieron a la calle tras el desembolso con el Galeno y la adecuada reparación a Diego. Este se caló su sombrero y su espada al cinto nada más salir del local y disfrutó al igual que el resto de los pocos rayos de cálida luz que iluminaban la plaza. Se había hablado algo de ir a buscar comida, pues no sabían cuanto tiempo estarían de viaje, si el pasaje en barco la incluía, o en caso de hacerlo la calidad de la misma. Umbra había mencionado también que deseaba comprar algunos elementos que le ayudaban en su oficio pero no había especificado cuales. Todo el grupo se puso en marcha y rápidamente se encaminaron al puerto. Antes de llegar a él, se encontraron en una calle ancha llena de puestos y tiendas integradas en los edificios donde se ofrecía desde carne y pescado listos para llevar hasta objetos de recuerdo y pieles bien curtidas típicas del lugar. Los tenderos gritaban en sus puestos: !Looos mejoooores productos! !No lo duden! !Vengan aquí y compren al mejor preciooo! Los discursos de los vendedores eran casi todos iguales.

Aprovechando que finalmente habíamos decidido darnos un paseo por el pueblo para hacer unas compras decidí comprar unos pocos utensilios que necesitaba para poder lanzar mejor mis hechizos.  “El poder no lo es todo en la magia. La correcta preparación de los elementos necesarios es igual de importante” repetía muy a menudo mi maestro.

Por fortuna los ingredientes que buscaba eran los suficientemente comunes como para ser encontrados incluso en el mercado de un pueblo. Era una de las pequeñas ventajas que tenían los hechizos simples, no eran necesarios ni huesos de dragon ni pelos de trol para poder potenciarlos. En este caso lo que necesitaba era algo tan común como el aceite y la mantequilla. Esquive las grandes tiendas llenas de gente, pues a buen seguro esas serían las más caras, así como aquellas a las que ni los gatos que rondaban por la plaza se acercaban. Finalmente me acerque a un pequeño puesto que en todo el tiempo que había estado observando el mercado apenas había recibido la visita de dos ancianas buenas tardes caballero. Vera estaba buscando unos artículos para comprar, me son necesarios para un viaje que voy a realizar en breves. ¿Tienen viales de aceite y mantequilla? ¿Y a que precio?

Oooohhh...siiiiii... Tengo muchas cosas. Pase pase y eche un ojo.... O dos si lo ve necesario. El dependiente posó una mano en tu espalda cordialmente mientras con la otra te invitaba a pasar. Artículos exóticos. !Si! Exóticos de muchos lugares lejanos. Especias, plumones, candelabros de extraños metales... !Tengo cosas que solo podrían encontrarse en el fin del mundo! Sonreirá amigablemente invitándote a ojear su mercancía. Todo lo que quiera, está en su casa... La tienda era un lugar oscuro e iluminado por unas velas aromáticas de canela que cargaban el ambiente de un olor dulzón especiado muy particular. El suelo estaba alfombrado por extrañas telas de procedencia árabe o de los territorios del sur. Y las paredes estaban recargadas con numerosos objetos que se superponían unos a otros. ¿Viales de aceite? Claro claroooo. Eso tengo mucho. ¿En envase de cristal o de madera? El precio oscila según el material del envase... y del aceite requerido, tengo una gran veriedad. ¿Puedo preguntar para...que...es?

Mostré una amable sonrisa ante la elocuencia y curiosidad del anciano si supiera las cosas que he visto en compañía de mi maestro... cierto es que los productos que tienen no son precisamente comunes, pero de ahí a exóticos tampoco creo que lleguen...

Pese al inofensivo aspecto del anciano y al hecho de que en breves abandonaríamos la ciudad opte por decir una pequeña metirijilla sobre la utilización de los productos que deseaba comprar oh para nada en especial. El cocinero que viaja con nosotros me ha pedido que le ayude con la compra de la comida. ¿Y que tipos de aceite tiene y a que precios? Me temo que no dispongo de un presupuesto elevado y tengo que mirar cada penique que gasto.

Ohhh.. Verá, tenemos aceites de todas las tierras donde se cultivan. Pero si busca el más barato este es el que más se ajusta a sus necesidades. De su mesa con múltiples cajones saca un vial de cristal que deposita con sumo cuidado. Encontrará que estas cantidades vienen perfectas para los asuntos de.... Te mira arqueando una ceja y pronuncia la siguiente palabra muy lentamente ...cooociiinaa. Está claro que la gente que visita su tienda no busca productos alimentarios de buena calidad, sino objetos poco comunes empleados para otros fines, cosa que desde luego jamás admitiría en público.

Manteniendo en su anciano rostro esa expresión suspicaz te pregunta mirándote a los ojos: Entonces... supongo que dada su juventud, para su... cocina... necesitará ingredientes que aporten la mayor seguridad. Para que nada... explote mientras se prepara un buen...caldo. ¿Verdad? Del mismo cajón extrae otros dos tipos de aceite todos ellos en el mismo vial, pero claramente diferentes debido a sus densidades y colores. En cuestiones de...cocina... es mejor no escatimar, hágame caso. !Jejejeje! Ahora mismo vuelvo, un segundo. Te dice antes de desaparecer en una trastienda separada del local por una cortinilla de abalorios que tintinean al moverse.

Un minuto después vuelve con un buen pedazo de mantequilla contenido entre unos papeles resistentes. Esto también había pedido ¿No? Es un producto especial. Resistente al calor. Aguanta muy bien las altas temperaturas sin derretirse, todo claro está para la mejor...cocina. Jajajaja. Parece divertirle el emplear aquellos términos con la joven muchacha que se encuentra frente a él.¿Cuanta cantidad de cada necesita? Como le dije, el precio oscila segun el recipiente, la calidad del contenido y la cantidad. Si me dijera... quizas podria hacerle un precio.

Al parecer aquel anciano había conservado intactas las sus facultades pese a la edad. O puede que fuese precisamente por eso por lo que las tenía más agudizadas. Sea como fuere parecía saber bastante de “cocina” jajajajajaja tiene usted toda la razón. El “cocinero” siempre me ha recalcado que los ingredientes han de ser de buena calidad le digo guiñándole el ojo con complicidad. Pues vera, me gustaría comprar un par de viales de aceite, de cristal a poder ser y un par de onzas de esa mantequilla especial que ha comentado.

Bienn joven... bien. Sonríe preparando los viales en un envoltorio compacto de papel duro, y colocando la mantequilla del mismo modo en otro paquete separado. Cuando lo tiene todo ata los dos bultos con una cuerda de esparto y le hace un nudo en la parte superior. Aquí tienes joven, serán dos coronas por todo.

Aquí tiene señor. Encantada de hacer negocios le digo entregándole las dos coronas de oro al tiempo que recojo ambos paquetes y me los guardo debajo de la túnica. Después de vuelvo a donde estaba el resto del grupo yo ya he terminado mis asuntos, cuando queráis podemos ir hacia el barco.

Tras las compras en el mercado, con gran interés por cómo sería en barco que los levaría más cerca de su objetivo los entusiastas se pusieron en marcha hacia la dirección que les había indicado el capitán Durec. No les costó mucho encontrar el barco. Un buen transporte de dos mástiles y de aparente robustez, con afilados ángulos que también transmitía sensación de ser una embarcación veloz.

El capitán Durec los recibió sobre la cubierta y los invitó a subir a bordo con grandes ademanes. Estaba claramente contento de poder zarpar por fin. !!Adelante!! Suban a bordo. !!Bienvenidos al Cortante!! La embarcación más veloz a este lado del mundo. !!JAA!! La tripulación dio un grito a unisono apoyando las palabras de su primer oficial al manod. El caballo de Otto fue acomodado en la zona de carga de la nave y el capitán mostró donde se encontraban las zonas más relevantes para aquel viaje. Los aposentos del grupo eran espaciosos y bien amueblados, sin muchos lujos pero realmente cómodos para tratarse de un barco. Había una cama y una hamaca colgada de pared a pared para cada uno, por si preferían dormir sin notar el balanceo del barco.

Durante un par de horas los preparativos siguieron hasta que bien entrado el día, cuando el sol comenzaba a descender, el grupo escuchó como comenzaban las maniobras de salida. El viento era fuerte y favorecía la navegación, por lo que mientras las sombras iban cayendo sobre la ciudad, la nave comenzó a surcar el rio sin luces. El Capitán Durec se mantenía junto al timonel, un joven que estaba recibiendo ciertas clases por parte de Capitán. Lo hacía bien, esquivando las zonas de menor calado y las corrientes descendentes más fuertes.

Y ahora más de doscientos cincuenta kilómetros de río hasta Nuln..

Debería hacer acopio de toda su paciencia para este viaje, sus compañeros, a excepción del capitán Heimdrich, no le gustaban en demasía. El soldado era el más aceptable, pero sus modales eran nulos y sus palabras ofensivas. Las mujeres, reconocía que debían saber cuidarse solas para embarcarse en esta aventura. La elfa sin duda era un elemento peligroso, pues gozaba de los dones de la inmortalidad, y al experiencia. 

La hechicera era la que más le preocupaba, había visto a magos baratos y hechiceros imperiales. Capaces de realizar actos peligrosos y de consecuencias trascendentales. Pero los hechiceros imperiales estaban...entrenados.

En cambio, esta bruja ha salido de una prisión, encerrada por Sigmar sabe qué razón... 

En la proa del barco el escudero contemplaba la sinuosa silueta del río. Estaba seguro de que pronto se hartaría del paisaje aunque agradecía, pese al descaro del capitán, poder viajar en un barco en lugar de cabalgar hasta Middenheim. ¿Qué pintaba él en Middenheim? "A este lado del mundo", había dicho el capitán. Middenheim estaba al otro lado del mundo.

Buscó la compañía de la elfa, no sabía cómo empezar una conversación con ella. No debía preguntar por la prisión, y era de mala educación preguntarle a una mujer su edad. Decidió conversar sobre un asunto que le preocupaba.

¿Qué opina, señora, de nuestro amigo el contrabandista? ¿Abandonará el barco, o aún conservará parte del honor innato de los hombres?

Aunque trataba de ocultarlo lo más posible estaba algo emocionada con el viaje. No era la primera vez que viajaba largas distancias, ya lo había echo con el maestro. Pero si era la primera vez que viajaba en barco. Las veces anteriores había sido siempre en diligencia o andando en el peor de los casos. Desde que estaba en el templo de las Shallyanas siempre había deseado viajar en barco, y aunque la compañía y las circunstancias no fueran las mejores por fin veía ese pequeño sueño hecho realidad.

Así que con la intención de disfrutar del viaje mientras las circunstancias lo permitieran, me coloque en la proa del barco con la melena al viento y la mirada perdida en la lejanía.

Tras dejar en los aposentos del grupo sus cosas, en un montón poco ordenado, Eira sube de nuevo a la cubierta, intentando disfrutar del viaje en barco, pese a las circunstancias. Está distraída, pensando en sus cosas, pese a percatarse de que Umbra también prefiere quedarse en la cubierta y de que Otto se acerca a ella...

Mirándole a los ojos, le responde:
- Poco puedo hablar del honor innato de nadie. - sonríe, pero no con alegría. - Aunque si alguien hubiera querido huir, habría sido más fácil en la ciudad, ¿no cree? Todos buscamos lo mismo tras esta extraña misión, el indulto. ¿Por qué iba a ser él diferente? - termina encogiéndose de hombros.

Porque los ríos y caminos son la casa de los contrabandistas, pero no me haga caso. Tan sólo quería iniciar una conversación. Una persona diestra con el arco se merece mi respeto, y vos pareceis serlo, señora.

Sigo pensando que estamos muy lejos, ¿por qué acudir tan lejos para solventar un problema en el norte?

¿Y qué opina de nuestro capitán de río? ¿Nos llevará a buen puerto?

El capitán encara una ceja en alto como si no hubiera entendido bien lo que el Otto estaba señalando. ¿A buen pueto? ¿Lo dice en serio? Esta maravilla surca las aguas como un salmón nada rio arriba. No tiene que temer. El cortante los llebará sanos y salvos a su destino. Tuerce el morro con rostro pensativo. Tal y como acordamos, desde luego. Jamás me verá romper un trato, escudero de tierra. Hace referencia al origen poco naval de aquel escudero que le preguntaba tan direcamente si su embarcación sería capaz de surcar las embrevecidas aguas del Aver.

Creo que mi compañero no se ha expresado con toda la claridad que deseaba comento alzando la voz para que todos en la cubierta me puedan oír desde la proa no vaya el capitán a pensar que ha metido en el barco a un motón de palurdos de pueblo que se piensan que el mascarón de proa es algún tipo de atuendo ceremonial y que su pregunta era si el río y el tiempo nos darán una travesía tranquila o por contra tendremos un viaje ajetreado.