Partida Rol por web

Dos proyectiles salieron disparados para intentar alcanzarlos. Elian que no quería poner en riesgo a sus compañeros erró el tiro por prudencia y este se perdió silbando en la negra noche. Matka por el contrario consiguió darle por la espalda haciendo que el mercenario cayera de bruces sobre el cesped recién cortado del jardín.

El hombre apenas podía articular palabra, ahogándose con su propia sangre. Le habían perforado un polmón y pronto dejaría este mundo. Cuando una sombra se le acercó por detrás con presteza y se lo cargó sobre el hombro de nuevo hacia el interior, para no dejar marcas de arrastre en la hierba. Con un grito ahogado Vladko puede oír muy de cerca a ese hombre intentando dar el aviso - ya están aquí... han llegado... pero su voz apenas era audible entre la lluvia y los truenos.

Para cuando el tyviano regresó el cuerpo sangrante al interior de la mansión, este ya estaba muerto. ¿Que significaban sus palabras? Sara quiso golpearle pero se detuvo al ver que ya no tenía ningún sentido hacerlo. Cerráis la puerta que da al exterior, esperando que el Tallboy no se de cuenta de lo que aquí ha sucedido. Os mantenéis en silencio unos segundos donde la tensión es cada vez mayor.

En ese momento oís un sonido que no tardáis en reconocer. No es el de los mecanismos hidráulicos sino unas pisadas sobre el suelo de madera. Alguien se acerca a la cocina...

- ¿Hay alguien ahí? - pregunta la voz de una mujer entrada en años. La podéis oír perfectamente al otro lado de la puerta por la que Sara y Elian habían querido dirigirse hace un rato. Por la rendija que hay bajo esa puerta puede verse la luz de una lámpara que se hace cada vez más y más intensa a medida que los pasos también se acercan.

Y ahí estáis los cuatro, en esa cocina, junto a los cuerpos de un mercenario muerto y un moloso apaleado. De pronto un nuevo trueno os sacude por dentro. Parece que la tormenta cada se os echa más encima.

Con dos grandes zancadas, e intentando hacer el mínimo ruido posible, Elian volvió a la posición junto a la puerta en la que se hallaba hacía tan solo unos instantes, instantes que ahora se le antojaban largas horas. Se apoyó suavemente contra la madera para hacer peso sobre ella y que aquella mujer, si acaso intentaba abrirla, pensara que se había atrancado. Pero eso sólo les daba algunos segundos mas para tratar de salir de allí por otra puerta o, tal vez, para tratar de esconderse de algún modo. Sabía que si aquella mujer, seguramente del servicio de la casa, no conseguía entrar, daría la voz de alarma. Si entraba y los veía, daría la voz de alarma. Miró a sus compañeros esperando ver su reacción. Si entraba no sería complicado reducirla pero se arriesgaban a hacer mas ruido del necesario. Con la mirada interrogó al resto de asesinos. Sus movimientos en los próximos segundos iban a ser cruciales.

Sara suspiró, ¿porque se complicaba tanto todo? Guardó sus armas y se pegó al borde de la puerta, haciendo un gesto con la mano a Elian para que retirara el pie, era mejor no hacer mayor escándalo, tomar a presas y hacerles desmayar era otra herramienta útil para un silencioso asesino que (lamentablemente) no quisiera o no pudiera matar a su víctima.

Suspiraba más que por no poder matar a aquella persona, por ver en sus manos el elixir que tan caro le había salido, pero la herida de su pierna escocía bastante y no quería que se le infectara. Veía frustrada que el flanco inferior era su punto débil, primero el arma del guardia cobarde de la anterior misión, y ahora el perrucho... Pensar en tirar 500 monedas en ese instante era lo que más le molestaba, hubiera preferido ver caducar aquel remedio...

Aún con el cuerpo del mercenario en los brazos, tanto Vladko como sus compañeros escuchó la voz que esperaba al otro lado. Una mujer, seguramente una ama de llaves. Depositó con suavidad el cuerpo de forma que llamara la atención lo menos posible y vio por el rabillo del ojo cómo Elian y Sara se situaban a ambos lados. Con un gesto, indicó al antiguo Decano que no sujetara la puerta, dado que eso podría resultar más sospechoso en una casa de alguien con buena posición, y que permitiera a la más joven del grupo encargarse de la mujer. Le tranquilizó ver cómo guardaba la cimitarra, siguiendo sus instrucciones. No estaba del todo perdida.

Elian retiene la puerta hasta que sus compañeros le piden, mediante gestos que deje que se abra de forma natural.

Justo al apartarse, la luz bajo la puerta se detiene y el pomo se gira para abrirse lentamente. - El señorito no quiere que le molesten a estas horas. Neces.. - dice mientras cruza el umbral hacia la cocina y de pronto la mano enguantada de Sara le tapa la boca.

La mujer mayor apenas puede hacer ningún esfuerzo por gritar o resistir por la fuerza. Estando a merced de la ballenera y con los ojos abiertos en una expresión de terror, os mira a todos.

Parece que las fuerzas comienzan a fallarle. Sara sabe que si sigue manteniendo su presa, esta mujer puede perder el conocimiento y por la edad, incluso morir...

Sería tan fácil matarla que ni a la sangrienta asesina le hacía gracia cobrar esa vida, vigiló al instan en el que la conciencia comenzara a fallarle para asegurarse de no acabar con ella, una mano en la boca, otra al cuello posicionada tras ella comprobando el ritmo del corazón de aquella mujer.

Le bastaba con la información obtenida, "al señorito..." esa frase le indicaba que bien podía estar por ahí. Por lo que procuró depositar a la mujer de la forma más cómoda posible.

Vladko agradeció silenciosamente que Sara no decapitara a la pobre mujer de un tajo y depositara su cuerpo delicadamente sobre el suelo. No quiero víctimas inocentes, había dicho. Y por ahora se estaba cumpliendo. ¿Qué había más inocente en aquel lugar que una mujer entrada en años que lo único que pretendía era trabajar día tras día para ganarse el pan? Mientras tanto, el tyviano se afanó en buscar algo con qué inmovilizarla tanto a ella como al moloso para así ahorrarse sorpresas desagradables.

Cuando terminó, señaló a la puerta por la que la mujer había venido: sería el camino correcto para llegar hasta su objetivo.

El señorito.

Con el cuerpo tenso y pegado a la pared Elian aguardó los movimientos de Sara. De nuevo pudo ver una actuación limpia e implacable. Desde luego la despiadada asesina tenía un gran futuro en el grupo aunque Vladko la apretara en ocasiones para detener su exceso de ímpetu juvenil. Ver derrumbarse en pocos segundos a aquella mujer entrada en años le dio la medida de cuan fuertes se habían convertido con el tiempo y de lo poco que les costaba ya reducir a una persona "normal". Con un movimiento rápido de su mano, pero con sumo cuidado, acercó de nuevo la puerta por si alguien, que pudiera asomarse por el pasillo, miraba hacia la cocina.

Siguió atento los movimientos de sus compañeros. Sara depositó el cuerpo de la mujer con delicadeza en la mejor posición posible consiguiendo que Vladko asintiera con la cabeza. Quizá habían empezado mal la misión pero no todo estaba perdido. Y teniendo en cuenta que estaban rodeados de ollas colgadas, platos y cubiertos por todas partes, algún tipo de milagro había tenido que ocurrir para que nada de todo aquello acabara en el suelo con el consiguiente escándalo.

Alejó la mirada de los asesinos. Observó el pasillo a través de la rendija que había dejado al no llegar a cerrar la puerta del todo. Debían permanecer atentos a cualquier movimiento o sonido que llegara de cualquier parte. La suerte no siempre iba a acompañarles.

En silencio, Matka observó la escena. Sara era muy capaz de valerse por sí misma para librarse de un aguerrido asesino, mucho más cuando se trata de una débil y desarmada anciana.

Asintió también al ver cómo se libraba de ella delicadamente.

Esa no dará problemas -pensó la ballenera. Era de esperar que así fuese.

Problemas puede que no diese, pero pistas sí. Lo de "el señorito" era crucial, pues parecía referirse al chico que buscaban.

No debía estar lejos.

La mujer no puede hacer nada contra vosotros cuatro más que morirse del susto, por suerte no literalmente. Sigue respirando pero entre la falta de oxígeno y el shock pronto cae desplomada. Junto a ella una linterna encendida reposa en el suelo...

Con el fulgor de esa cálida luz, los azulejos de la cocina brillan con tonos anaranjados. Podéis ver vuestro reflejo en las superficies pulidas de ollas, cuchillos y demás utensilios que por suerte no han caído durante la breve refriega contra el moloso.

Sabéis que el tiempo no está a vuestro favor, que de alguna forma habéis hecho ruidos que la anciana ha podido oír desde otra estancia. Sospecháis también que de alguna forma estaban esperando la llegada de alguien, ya fueseis vosotros y otros intrusos. No por nada tenían alrededor de la mansión un nivel de seguridad digno de la residencia privada del actual Lord Regente.

Ahora, con esa luz a vuestros pies, se os abre un pasillo hacia el sur, ligeramente iluminado por la rendija que Elian permite al tenerla entreabierta. Al fondo del mismo una puerta y otras dos a la izquierda.

Sigue habiendo varias puertas que todavía no sabéis a donde pueden conducir...

Estaba casi seguro de que el pasillo por el que había venido la doncella era una buena opción, pero la experiencia le había enseñado que avanzar a ciegas dejándose incógnitas a su espalda era la mejor manera de que le clavaran un palmo de acero en las costillas. Ya era un problema tener que trabajar en una mansión de la que no tenían mapa, pero no cubrir el mayor rango posible era un error.

—Sara, Elian —señaló la puerta por la que había venido la mujer. Luego cabeceó a Matka para señalar la puerta junto a la que estaba la alacena. No tenía mucho sentido que hubiera dos juntas, así que desenvainó su espada y encabezó la marcha abriendo la puerta con cuidado. Estaba seguro de que sería otra habitación.

Elian asintió con la cabeza a la indicación de Vladko y, de nuevo, abrió lentamente la puerta que daba a aquel pasillo. Aguzó el odio. Levantó la mano para tener un disparo de ballesta presto por si aparecía algún guardia y empezó a caminar lentamente pegado a la pared. A cada pocos pasos debía separar un poco la cabeza de la misma al encontrarse colgados cuados de diferentes tamaños con ostentosos marcos. Estaba claro que si algo no faltaba en aquella mansión eran recursos.

Se detuvo en mitad del pasillo. Una pequeña mesita obstruía su camino. Con suma delicadeza dio un paso adelante y avanzó lentamente, de forma lateral, bordeándola. Mientras pasaba junto a ella sus ojos se detuvieron por un instante en lo que había encima. Un pequeño jarrón de porcelana fina con flores dibujadas en todo su contorno; una especie de cenicero de forma extraña y una fotografía en la que se podía ver a varias personas no muy sonrientes. En muchas ocasiones, y debido a los líos familiares, el dinero tampoco aseguraba la felicidad. Una mujer sostenía a un bebe en brazos. ¿El señorito?.

Elian volvió a mirar al frente. No podía permitir que su mente divagara en asuntos absurdos que no le incumbían. Varios tapices y dos pequeñas lámparas completaban la lujosa ornamentación de aquel pasillo que, en cambio, a Elian se le antojaba algo siniestro. Volvió a pegar su cuerpo totalmente a la pared y siguió avanzando. Casi había llegado al final. Fijó su mirada en la puerta justo enfrente. Tenía claro su plan. Si llegaba a ella sin ningún sobresalto pegaría su cuerpo, y sobre todo su oreja, a la madera. Necesitaba captar cualquier ruido, movimiento o conversación. Necesitaba saber si había alguien al otro lado.

Primero registró a la anciana, por si por un casual esta tuviera alguna llave; para acto seguido avanzar siguiendo a Elian en esta ocasión, Sara volvió a tomar sus armas, avanzando cual sigilosa felina sin prestar demasiada atención a adornos o detalles que no le acababan de importar, se acercaban a la primera de las puertas atravesando el pasillo y lo que la asesina no quería era presionar alguna trampa por accidente.

Abriría ella misma la puerta de ser necesario desde una punta de la puerta, para que la pared le ofreciera cobertura, permitiendo a Elian un disparo limpio de ser necesario, y si alguien se afercara, sería el turno de sus armas acabar cualquier posible disputa amtes de que esta alertara a nadie.

Tenía ganas de atravesar a alguien con su estoque de una vez, o partir un cráneo con su cimitarra, pero tendría que contener sus ansias, no por Vladko pese a ser el principal motivo, si no porque su misión estaba por encima de todo, y debía evitar ruidos innecesarios.

Vladko y Matka se dirigen a la puerta que hay hacia el sueste de la cocina, mientras Elian y Sara se dirigen por el largo pasillo hacia el sur. El grupo se separa en dos para abarcar más terreno y poder alcanzar al objetivo lo antes posible en detrimento de una mejor disposición para un combate abierto...

El tivyano encabeza el grupo mientras Matka vigila las espaldas con su ballesta cargada. La puerta se abre lentamente para descubrir unos peldaños que ascienden hacia la planta superior. En una escalera que sigue más allá tras girar el recodo. Vladko se pega a la esquina y asomándose con cuidado, puede ver como las escaleras se pierden en dirección oeste. Desde esa posición y con tan poco luz, sería difícil decir que hay al final de la misma..

El ex-decano por su parte encabeza el otro grupo junto a Sara. Al igual que la otra pareja se cuidan mutuamente las espaldas vigilando cada paso que dan. La decoración, recargada y fastuosa hasta para un simple pasillo no hace más que ponerles nerviosos. Cuantas cosas delicadas que poder y generar ruido peor. 

Una de las puertas laterales resulta ser un pequeño armario con escobas y demás material para la limpieza del hogar. Nada interesante. En cambio las puertas que hay al fondo del pasillo sí despiertan el interés de los balleneros. La del fondo esta vez está entreabierta. Una humilde dormitorio para el servicio, la cama deshecha y la mesilla vacía. Es fácil deducir que de ahí había venido la señora que tomando su lámpara salió de la cama para ver que pasaba.

La otra puerta (3), está cerrada con llave y tras ella, si uno es lo suficientemente paciente y aguza el oído puede oír roncar a una persona. El ronquido parece ser el de un varón adulto, no el de un chico de 12 años...  

Pero qué bueno soy. La Dama había decidido regalarle un poco de buena suerte al indicarle cuál era la puerta buena. O al menos, él estaba convencido que era la puerta buena porque había escaleras. Los nobles vivían en las plantas superiores, donde podían mirar desde sus ventanas inmaculadas a los provincianos arrastrándose metros más abajo. Así que el muchacho estaría ahí arriba, dormitando mientras confiaba en que sus mercenarios, sus perros y ese puto-zancudo-de-los-cojones patrullaban su casa día y noche. Con un asentimiento de cabeza, indicó a Matka que encabezaría la marcha y que mantuviera su ballesta preparada.

Era hora de ser tan sigiloso como una rata.

Escalón tras escalón, el tyviano ascendió con la espada curva pegada al cuerpo, preparado para abatir a cualquiera que asomara por allí, aunque sospechaba que esa escalera terminaría en una puerta cerrada. 

Parecía que la suerte estaba de su parte. Si Matka pudiese fumar sin temor a ser detectada por el humo o el olor, sería feliz en ese momento.

Sin hablar, solo por gestos, Vladko y ella se entendían. Asintió y alzó su ballesta para indicarle a su compañero que le seguiría sin sacar ojo a los alrededores, con el gatillo de su arma listo para ensartar un virote en la frente de aquel que osase importunar su avance.

Una respiración honda y de sueño profundo llegó al oído de Elian. Por suerte, quien fuera aquel adulto (pues su respiración no era de niño) no tenía el sueño tan ligero como la anciana y parecía que, de momento, no iba a causarles problemas. Apoyó levemente su mano en el pomo e intentó abrir pero la puerta estaba cerrada desde dentro. Fuera quien fuera el que o la que allí durmiera no parecían gustarle las visitas inesperadas. Elian se disponía a volver sobre sus pasos cuando una duda asaltó su mente....¿respiraría un niño postrado en silla de ruedas, varias veces intentado asesinar, envenenado y golpeado por la vida, que un niño normal? ¿Buscaría, al cerrar por dentro, una última barrera de protección sabiéndose bien resguardado por el exterior?

En esas cavilaciones estaba cuando recaló en la mirada de extrañeza de Sara que tenía sus ojos clavados en él mientras sujetaba su arma fuertemente. Unos simples movimientos de su cabeza gesticulando un "no" fueron suficientes para disipar aquellos pensamientos. Volvió la mirada hacia la habitación de la anciana. Sus ojos revolotearon de la cama a la mesita y de esta al armario. Finalmente su mirada volvió a posarse en los ojos de Sara que continuaba expectante en el pasillo.

La asesina se interponía en el camino de vuelta de Elian hacia la cocina. Esperó que su compañera tomara la iniciativa sobre cual debía ser su siguiente movimiento. De pronto, un fuerte ronquido y una voz desconocida, provenientes de la habitación, le sobresaltaron. "-Maldita vieja bruja.........devuélveme.... mi...... botella......." - le pareció escuchar entre resoplidos y toses. Un instante después siguió la respiración pesada. Parecía que alguien se había estado divirtiendo antes de su visita. No pudo evitar que una media sonrisa se dibujara en su rostro bajo la máscara.......

Al parecer Elian no pensaba en abrir aquella puerta, Sara suspiró mostrando las llaves de la anciana, pero al percatarse de que él no quería atacarle, pasó al lado de Elian entrando a la habitación para tomar las sábanas. Cerró con cuidado la habitación y ató los pomos de las dos puertas para evitar visitas silenciosas a sus espaldas, si corrían a atacarles; primero ganar tiempo; y segundo que no fuera ataque sorpresa.

A continuación hizo una leve reverencia indicando la salida para que Elian le guiara.

Subís las escaleras con sumo cuidado. Ambos con las armas listas para cualquier eventualidad. Por ahora todo está tranquilo, no parece que haya saltado ninguna alarma o sean conscientes en la mansión de vuestra presencia. Eso era algo muy a tener en cuenta en una noche que pese a los truenos de la tormenta o el repiqueteo de la lluvia en las ventanas, seguía siendo silenciosa. Cualquier ruido os podía delatar en el peor de los momentos y era más que justificado el poner todos los sentidos alerta.

Una vez arriba os encontráis en un distribuidor que da a varias nuevas salas. Una de ellas es un pequeño pero lujoso escusado, la otra un nuevo distribuidor que a acceso a más puertas. Con mucho cuidado tanteáis cada una de ellas y os dais cuenta de que varias de ellas están cerradas con llave. Únicamente una os permite el paso sin forzar la cerradura...