Partida Rol por web

Downtown, Las Vegas, Miércoles 10:00AM

Si vas calle abajo en Fremont Street experimentarás lo que eran las viejas Vegas. Es lo que la gente de por allí llama Downtown. Los edificios están en buen estado pero su estética no ha variado en décadas. Los carteles de bienvenida de los casinos intentan arrastrarte dentro con la promesa de una bebida gratis o la oferta del día. Las chicas que sirven la bebida son mucho más llamativas que en otros sitios porque este lugar es sólo para adultos. Las familias se quedan en el Strip. Entrar en uno de los casinos de la calle Fremont es como viajar en el tiempo a los 50 o 60.

Ahí es donde tenía un apartamento de alquiler Arnold Lane, al que todos llamaban Frog por algún tipo de broma que se había perdido ya en las noches de borrachera de su juventud. Aquella mañana de un día en 1990 estaba preparando un golpe. Arnold no era un ladrón profesional. De hecho no lo era ni aficionado. Tampoco aquellos tipos con los que compartía el salón en esos momentos. Eran tipos desesperados que, sin salida, habían decidido pegar un golpe a la persona que les estaba amargando la existencia y que, probablemente, acabaría por matarlos de una manera u otra. Era uno de los hombres que la familia Bonano había puesto al cargo de unos cuantos locales de apuestas ilegales para recaudar pasta.

Y había uno de ellos, uno que se ubicaba a dos calles de allí, que iba a mover mucho dinero la noche del jueves. El tema era que un grupo de empresarios de California habían llegado a la ciudad buscando emociones fuertes. Habían empezado en la zona familiar pero pronto se informaron de donde estaba la verdadera emoción. Querían llevarse una buena anécdota. Y los Bonano querían dársela y desplumarlos un poco pero con cariño, sin que estuvieran realmente en peligro. Así que habían elegido uno de los locales más cutres del Downtown y lo habían acondicionado para la pantomima. Pero la pasta era de verdad. Lo bueno era que aquel sitio tenía una mierda de seguridad porque, realmente, nunca lo habían usado para nada importante. Y nadie se iba a meter con los Bonano ¿verdad?

¿O sí?

No hay jugador más peligroso que aquel que no tiene nada que perder ya. Y los cuatro tipos de aquel apartamento eran de esa clase.

Arnold estaba sentado en el sillón orejero con un puro sujeto entre los dientes. No solía fumar en puro pero en aquella ocasión se había metido en el papel de mafioso que habitualmente era el suyo. Tenía el pelo largo, castaño y lleno de grasa. Llevaba tiempo planeando ese golpe y había descuidado otros aspectos de su vida. Realmente necesitaba el dinero y se notaba la desesperación en su rostro.

—¿Has traído las herramientas Sneaky? —preguntó dirigiéndose a uno de los hombres que se sentaba en el sofá más grande—. Me gustaría entrar por detrás, seguro que por ahí hay una puerta que puedes abrir fácilmente. Entramos, cogemos la pasta y nos largamos. Sin hacer ruido. Sin complicaciones.

No pudo evitar soltar una carcajada al decir eso último. Una carcajada que reveló sus dientes amarillos debajo de esa cara que lucía una incipiente barba de varios días.

—¿Tenéis algo mejor?

—Ya me conoces Frog, siempre las llevo encima cuando hay un trabajo por medio —le contestó el cerrajero dando un par de palmadas sobre un saco de deporte de color oscuro.

Aquel al que habían llamado Sneaky era delgado y pálido, llevaba además barba de un par de días y el pelo repeinado hacia atrás. Algo en su aspecto había hecho que unos días atrás, la primera vez que le vieron, uno de sus nuevos compañeros juró que gastaba aires de putero.

Putero o no, estaba lleno de ira. Todo aquel que le conociese podría jurar que había vuelto cambiado del trullo, más no quería hablar de ello con nadie que le conociese. Lo que era una verdad a gritos es que estaba con la condicional, sin curro y con la espada de Dámocles sobre su cabeza.

—Supongo que tienes información del lugar, ya sabes... planos, vigilancia, esas cosas. Que después de mi único trabajo me niego a improvisar una mierda. Porque supongo que tu plan no es que deje la puerta abierta y me largue con viento fresco.

Antonio estaba sentado en el borde de la silla con una birra entre las manos. Un par de birras ayudan a conducir mejor, era bien sabido. Golpeaba el suelo rapidamente con un molesto "tap tap tap tap tap" que sólo era acallado por la mugrienta moqueta. Estaba claro que era un tipo nervioso. O al menos lo era fuera de un coche. Os habia pasado a recoger hacia unos dias para la primera reunion y en el coche parecia relajado. Conduciiendo a más de 0 millas por las calles de los arrabales de la ciudad. A vosotros os habia faltado tiempo par aocmprobar lo raído que estaba el cinturón de seguridad. 

Ahora Antonio enarcó una ceja al oir lo que decia el lider del grupo. 

- Hombre, eso sería un gran qué, pero igual es más complicado que eso. Si el local es de los Bonano y hay tanta pasta ALGO de seguridad habrá. Matones, vamos. Si salis con la pasta y entrais en el coche os aseguro que salimos de esta, peor no tengo yo tan claro que la entrada sea tan limpia... Estamos hablando del capullo de Jason Bonnet. ese tio nos la tiene jugada a todos, peor no es imbecil. Habrá tomado medidas. Soy el primero que quiere jugarsela y largarme cagando hostias a Canadá, pero no veo tan facil el trincarle la pasta sin más. Tiene mucho sentido lo que dice Sneaky. Aqui hay que pensar bien donde nos metemos. 

Le echó un ultimo trago a la birra, vió que se habia acabado y se levantó como un resorte par air a la cocina a buscar otra. Volvió a la silla i siguió con el tap tap tap tap del pie. 

El grupo tenía actitud pero ¿tenía un plan?

Sobre la mesa había un plano del local. Estaba en una calle cercana, con un par de almacenes a los lados y un motel no muy lejos. El sitio estaba en una parcela con parking y se trataba de un local de una planta. Por la distribución podría pensarse que en el pasado fuera una gasolinera o un autoservicio o algo así. Los Bonano no habían gastado gran cosa en acondicionarlo.

Frog había estado un par de veces dentro. Una sala principal con cuatro mesas de poker y una barra. Detrás de la barra un acceso al almacén que daba a la parte trasera. Y desde ese almacén se accedía al despacho del contable también. Pero la sala importante era una oficina a la que se accedía desde la zona de juego. Ahí estaba el despacho del jefe y la caja fuerte donde se cambiaban las fichas por el dinero. El objetivo.

—¿Vigilancia? —preguntó Arnold mientras señalaba en el mapa el acceso por la parte trasera—. Creéme, los Bonano no se han dejado la tela y van con lo justo. Si nos lo curramos bien podemos engañarlos o incluso merendarlos.

Apoyó la espalda en el sofá y aspiró una larga calada del puro, casi hasta el límite de la tos.

—¡Y relájate de una puta vez Speedy que me sacas de mis casillas! —espetó.

—Una llamada a la pasma —sugirió Sneaky.

—No son los principios del negocio, pero hace tiempo que este cabrón ha jodido el asunto. Así que, ¿qué os parece un chivatazo? Les decimos que hemos visto meter contrabando y a un contable recopilando todo —agregó señalando a la sala del contable—. Hasta que no tengan una orden judicial no podrán abrir la caja fuerte. Supongo que ahí podremos entrar nosotros, con suerte sólo dejan a un agente vigilando el tema hasta que tengan la orden.

—Rápido y sencillo, habría un poco de riesgo pero si lo hubiera, simplemente no daríamos el golpe —reconoció en voz alta.

Se dedicó a valorar varios segundos los planos. 

—Definitivamente tenemos que acercarnos por allí, ver las cámaras por si luego las usa la pasma contra nosotros. Además, si no hiciésemos eso, tendríamos que buscar una forma de neutralizar a sus tipos rápido. Si la mayoría están de esta puerta para allá tendríamos que bloquear las cerraduras con bridas. Sin embargo... A ver, esto tiene demasiadas entradas y salidas. Somos pocos para entrar por la fuerza y medios normales.

Calló Sneaky varios segundos antes de volver a la carga:

—Mira... Yo lo que necesito es estar con esta mi tiempo —dijo señalando a donde creían que estaba la caja fuerte—, esto pasa por hacerlo aquí o fuera. Si no vamos a poder neutralizarles rápido, pensad que llevarnos ese bicho que pesará media tonelada será cosa jodida.

Sneaky detuvo su tap tap tap ante el comentario de frog, pero sólo lo cambió por hace rrodar de manera compulsiva la botella de budweiser entre las manos. A este ritmo se le calentaria la birra en poco rato. 

- Al menos la zona es buena par auna huida. hay varios descampados quen se pueden usar para aparcar un coche, y hay varios vias de escape para que Betsy queme neumático si es necesario. Eso está bien. Perro sigo sin fiarme de que los Bonano no metan matones si hay pasta gansa de por medio. que Jason Bonet nos la ha jugado a todos, pero no es imbecil tampoco. Un creido y un capullo, pero no tonto. 

Hizo una mueca tras decir eso y le pegó un buen trago a la birra.

- Desde esa cafeteria de ahi se puede ver el local por el frente. Conozco el local y tienen apuestas deportivas, asi que estar ahi un par o tres de horas no llamará la atención. Propongo pasarme a ver qué tipo de seguridad y actividad tienen, aunque estoy seguro que eso será más a partir de la noche donde lleguen los pastosos de la ciudad con ganas de perderlo todo. Pero para saber cómo huir hay que saber de qué se huye, asi que me quedaré mas tranquilo.

Tap tap tap....

Al ver la cara de Frog dirigida a su pie, paró y enciendió un pitillo desviando la mirada.

El golpe era la única oportunidad que tenía para no salir con los pies por delante de la ciudad. Coge la pasta y vete era lo que Rambo se repetía constantemente para no caer en un estado de borrachera continuo de cara a evitar un ataque de ansiedad.

A diferencia de sus compañeros, Rambo no lo veía tan fácil.

- Tendrán seguridad, si hay pasta, hay matones. No tenemos mucho tiempo así que la opción de que uno de nosotros se ponga a trabajar en el local como seguridad está descartada, no? - acarició su Glock en un acto reflejo.

- Habrá que crear una distracción y como habéis dicho, habrá que ver el lugar con nuestro propios ojos. Contar cabezas. Medir tiempos. Esas cosas.

Speedy señaló el arma de rambo. 

- Igual seria adecuado tener algún arma más. Por acojonar, básicamente, que siempre imponen. Lo que es disparar, no es lo mio pero igual nos sirve para que la gnete se mantenga tranquilita mientras nos llevamos la pasta. 

La idea de echarle un ojo al local desde el bar de apuestas les podría dar información adicional sobre lo que Frog ya había conseguido¹.

John meditaba sobre el asunto de colarse como guardia de seguridad. Igual alguno de los de la mesa tenía contactos que lo pudieran colar en el último momento. Aunque para ellos fuera un golpe impresionante para Jason Bonet probablemente aquel asunto sería un tema menor y para los Bonano fijo que sería calderilla. La verdadera putada sería lograr colarse entre los guardias y que el hijo de papá despertase en la UCI y diese un nombre. Pero sería una casualidad de la hostia ¿no?²

Sopesaron la petición de armamento de Speedy. John conocía a algunos tipos que traficaban con armas ilegales y Arnold todavía tenía pasta en efectivo³.

- Puedo intentar conseguir armas y armamento, conozco a un tipo... - ofreció al grupo sin dar muchas más explicaciones pues no hacían falta - No perdemos nada por intentarlo, ¿no?

- ¿Alguno de vosotros tiene contactos que puedan colocarme dentro del personal de seguridad? - preguntó a sus compañeros - Si conseguimos meternos dentro facilitaríamos las cosas - se encogió de hombros.

John agarró una de las birras que había por ahí, la abrió con cierta ansiedad y le dio un sorbo grande, como para beberse la cerveza de un trago. Si ese niño de papá despertaba... estaría muy jodido, pero la casualidad no se iba a poner en su contra tan pronto.. o tal vez si.

—Como seguridad no... —contestó a Rambo—. Pero conozco tipos que trabajan en mantenimiento¹ y mierdas varias. Ya sabéis, cerrajería, fontanería, esas cosas y puedo conseguir sus monos y ya si fuera posible su furgo. Supongo que podremos desde la calle meterles un pico de tensión que seguro que les joderá algo.

Meneó la cabeza mientras pensaba, y lanzó su siguiente conjetura:

—Otro tendría que pinchar la llamada para recibirla en cuanto llamen a alguien, tenemos que ser los tipos que manden lo que sea que jodamos. Una especie de caballo de madera ese. De Troya.

Sneaky enarcó una ceja. 

- No sé qué gente de ciudad habeis visto vosotros, pero los que yo veo soltando la pasta a espuertas acostumbran a apostar cuando cae el sol. Asi que que aparezcan unos tipos de mantenimiento a las 9 de la noche suena raro...

Tomó un trago de la birra y miró con desdén a la botella. estaba vacia y se acababa de tomar la espumilla rancia del final. Se habia fundido la birra en menos de 4 minutos. 

- Lo que sí quen hará falta es un coche, con otro para cambiar. Yo tengo a Betsy, que es mi coche particular y ese no lo controla la mafia, pero habrá que mirar que no nos controlen. Betsy es perfecta para salir por piernas, peor para abandonar discretamente la ciudad hará falta otro vehiculo. Es facil de conseguir. Como plan yo propongo entrar de estranquis y una vez dentro asegurar el local y hacer las cosas de prisa. Ir de super discretos como ninjas no creo que sea lo de nnguno de los que estmaos aqui, asi que mejor entrar de manera rapida eficiente y largarnos cagando hostias luego. 

—Creía que el objetivo era ser lo más discretos y rápidos posibles —repuso Sneaky—. Y eso en la noche no creo que sea posible. Habrá más vigilancia incluso... A primera hora sin embargo... Tendrán toda la recaudación a tope con la vigilancia justa pienso yo. Eso tenemos que confirmarlo con la vigilancia.

Arnold tamborileaba sobre su propia pierna.

—Queréis correr demasiado y las prisas no son buenas. Me parece bien que John entre como seguridad. Haré unas llamadas y veré si te puedo colar. Mueve lo de los de mantenimiento también Sneaky y mira también si puedes conseguir alguien que conozca bien el subsuelo. Quizá un agujero desde abajo... sí, ya lo se joder, es demasiado clásico pero suele funcionar.

Miró a Speedy de arriba a abajo.

—Tú te ocupas de la salida. Si hay que conseguir otro coche, lo consigues aunque puede que Sneaky pueda apañar lo de la furgoneta de mantenimiento. ¿Qué te parece? Pero métete una cosa en la cabeza, esto tiene que sonar menos que el pedo de una mosca, ¿entiendes? Una vez tengamos la pasta entonces puedes desmelenarte y mover ese puto pie tuyo tantas veces como billetes contemos en diez minutos.

Sonrió sonoramente.

—Resumiendo: Sneaky, te ocupas de la vigilancia del lugar. Si mientras tanto puedes hacer unas llamadas para lo del mantenimiento, cojonudo. Si no me lo dices y yo le aprieto las tuercas al turco. Me debe una el muy cabrón y siempre está metido en esos fregados. Speedy, te encargas del transporte y planificar la salida. Si conseguimos lo del mantenimiento entras con Sneaky y conmigo como curritos. Rambo, consigue la percusión. Llamaré a Jimmy para que te meta como segurata. ¿Alguna duda? —esperó un instante para que todos contestaran—. Pues en marcha.

- Haré unas llamadas - dijo. Rambo sonrió. Parecía que todo iba se había puesto ya en marcha de una manera imparable. Con un poco de suerte en unos días cogería su parte del botín y se piraría para no volver a esa mierda de ciudad en la vida.

Se cierra la escena, suena la música y una cortinilla lateral va alternando lo que sucede con cada uno de los protagonistas, alternando entre ellos de forma rápida...

Rambo fue el primero en salir con una sonrisa en los labios. Tenía los nombres, el dinero y la actitud. Ahora sólo faltaban las armas. ¡Armas! Dios bendiga a U-S-A. John no podría vivir en un aburrido país europeo donde encontrar un mercado negro de armas fuera complicado¹.

Sneaky salió pensando en como resolver su parte. Podría acercarse al local de enfrente y vigilar el garito mientras hacía unas llamadas desde la cabina cercana².

Speedy salió de tercero pero al llegar a las escaleras adelantó a los demás en una carrera, entre risas. Había buen humor en ese momento ¡todos estaban animados! Ya en la calle se subió a Betsy y arrancó con un derrape para resolver sus propios asuntos³.

Por su parte Frog se reclinó en la silla, sintiéndose por primera vez en mucho tiempo a gusto consigo mismo. Se veía como un jefe maestro desarrollando un plan infalible. Ya nadie más se reiría a sus espaldas cuando se hubieran largado con toda esa pasta. Joder, y podía ser el principio de una nueva gran vida. Ahora sólo tenía que hacer algunas llamadas⁴.

Speedy levantó las manos con una sonrisa apaciguadora. 

- De acuerdo jefe. Por lo que se comentaba pensaba que queriais hacer algo más espectacular, pero la discreción tambien es útil. Me encargo de la salida. Ya que eso me llevará poco tiempo iré a la casa de apuestas a ver si puedo ver algo antes como he comentado. ya os digo luego si he detectado algo relevante. Caballeros...

Con esa ultima palabra Gonzalez se levantó y se dirigió a la puerta con la botella de birra aun en la mano. Cogió su chupa con la otra y salió por la puerta para arreglar el transporte y apostar a las carreras un poco. 

Rambo se marchó a hacer sus llamadas. Y a darle al palo un buen rato. Esperaba que sus contactos estuvieran todavía dispuestos a hacer negocios con él porque sino iba a acabar con las reservas de whisky de la ciudad.