Partida Rol por web

Sigues vivo, hermano... -le dijo al discernir en la oscuridad las vendas que contrastaban con la noche-. Tal vez no me creas, pero me alegro.

Y no dijo nada más, sabiéndose detenido y ya sin posibilidad ni fuerzas para huir de nuevo. Y ambos cumplísteis con la propuesta de regresar con Meredith, monte arriba. Ya habría tiempo para las explicaciones.

Meredith, quien había quedado esperando sobre el cerro con indio Lipán, oyó acercarse casi una media hora después un traqueteo lento que procedía de la falda de la montaña. Ésta llevó su mano a su Derringuer por instinto, y el lipán se mantuvo agachado, pero enseguida se percataron de que eran William, Thomas y Dan Harlan (quien caminaba atado, con una soga de nudo fuerte entre sus muñecas llevadas a la espalda). Allí Thomas se encontró que la periodista estaba acompañada por un Apache de cierta edad.

Entonces todos os hubísteis reunido en el mismo lugar en el que horas antes, el día anterior, Harlan disparar al aire para azuzar a los bisontes y provocar una estampida. Meredith ya estaba mejor, pues su pecho había dejado de dolerle.

Vaya, vaya... volvemos a encontrarnos, señorita -dijo Harlan, con cierto sarcasmo, que era lo único podía quedarle-. Aún me duele el golpe que me propinó en la cabeza. Aunque yo de ustedes me cuidaría, y mucho, de este joven... -señaló, mirando a Thomas, con cierta sonrisa-. ¿A que no adivináis quien ha matado a media docena de indios como éste -mirando al nativo lipán- sin disparar ni una sola bala?

Dan Harlan sonrió, pícaro. Una única antorcha iluminaba su rostro.

-¡Maldito! -respondí a Harlan a la vez que, furiosa, le golpeé de nuevo en la cabeza, esta vez con un revólver de verdad, el que me llevé del bandido muerto- ¡William casi muere por tu culpa, y el conductor de la diligencia lo asesinaron tus hombres!

Estoy temblando, no se porqué me he dejado llevar así por la ira. Esta tierra salvaje nos cambia a todos. Alzo los ojos y miro avergonzada a mis compañeros y al indio. Traté de sonreír a Thomas.

-Me alegro de que estés bien...¿Qué es esa historia que cuenta ese bastardo? ¿Qué ha pasado? -Mis ojos vuelan a los de William y luego regresan a Thomas, sin olvidarme de la sabia mirada del apache lipán.

-¿Eres tú el Hijo de la Noche?

De alguna manera, que escapaba a su comprensión, y Thomas no le había dado ninguna pista, Harlan había sido capturado por Thomas, para el que tampoco habían supuesto un problema aquellos indios que vieron acercarse al rancho al atardecer. Ante las palabras de Harlan, William le responde:-Yo también me alegro de que estés con vida y podamos continuar el camino, tras la intervención de tus malditos hombres, que acabaron con el viejo conductor, y que estuvieron cerca de terminar conmigo. Pero pronto pagarás por todos tus delitos.-Con Harlan maniatado y aparentemente derrotado, volvieron al cerro donde había quedado Meredith con el lipán. Antes de acercarse les dice a sus acompañantes:-No dispares Thomas hay un indio con Meredith, su tribu nos ha ayudado y en mi caso, les debo la vida, ya que me han curado y extraído la bala.-Y dirigiéndose a Meredith y al indio del cerro:-Somos nosotros, no disparéis, venimos con Harlan que ha sido apresado por Thomas.-Una vez arriba, desmonta de su caballo, y le deja atado, es todavía de noche, tendrán que esperar hasta el amanecer para retomar su camino para entregar a Harlan a la justicia. Tal vez podrían aprovechar para ponerse al día:-Tras separarnos fuimos encontrados por la tribu de este guerrero, que nos llevaron a su campamento y nos trataron muy bien, a mi me curaron, hecho que no podré olvidar. Luego nos alertaron sobre un hijo de la noche, y no terminamos de comprender si se referían a Harlan, o a ti (dice mirando a Thomas), aunque por lo poco que ha dicho Harlan, parece que hacían referencia a ti. Este noble guerrero nos acompaño hasta este cerro desde el que vimos como se acercaban unos 10 indios y como Harlan trataba de escapar por una ventana. Meredith se sintió indispuesta, y se quedo aquí, yo al ver varias antorchas decidí bajar a ver que ocurría y ahí fue cuando te encontré. Y esa es nuestra historia, ahora que tenemos un rato me gustaría mucho poder escuchar la tuya Thomas, ya que aún no has dicho nada, y son muchos los interrogantes que me han surgido.- Y espero pacientemente a ver que les podía contar Thomas, que le diese sentido a aquellas misteriosas palabras de Harlan, como había matado a media docena de indios, sin disparar ni una bala. De hecho, no habían oído ningún disparo, y cuando bajo, no había rastro de los indios.

La advertencia de William sobre las malas compañías de Meredith fueron lo único que impidió que encañonara al Apache en cuanto lo vio, aunque la forma en que expulsó aire de sus pulmones con pesadez era un buen signo de protesta y disconformidad.

- Pues me alegra que te sacaran la bala Brown, pero a mi lo que querían era sacarme las tripas - con un claro deje hostil hacia el indio junto a Meredith, aunque no pudo evitar que su mirada reflejara cierta satisfacción cuando la mujer volvió a sacudir al cuatrero

Por lo que contaba Brown habían estado muy cerca y habían visto demasiado, no más que Harlan pero... no les costaría trabajo verificar sus palabras si entraban al rancho cuando amaneciera. Dichosos Apaches ¿cuándo aprenderán a meterse en sus propios asuntos? Conforme la historia avanzaba la cara de circunstancias de Redwick más se acentuaba, dejando en evidencia que sentía que le estabais poniendo en un aprieto. No tardó en responder a la defensiva

- Mire señorita Moon... yo soy hijo de mi padre, un padre que murió por culpa de este cuatrero al que quiero llevar ante la justicia... y eso es todo ¿Qué importa que haya matado a media docena de esos perros salvajes en defensa propia? Ellos no dudaron en atacarme por la espalda con sus hachas cuando me acerqué a la ventana para evitar que Harlan huyera... una vez más ¿Eso es de honorables guerreros? - recriminó al indio, con cara de pocos amigos - he sido tolerante con vuestra presencia mucho tiempo pero después de esto... como vuelva a verles cerca de mi rancho les lleno de plomo - advirtió, aunque no estaba pensando exactamente en ni en el rifle ni en plomo en ese momento, pero era sin duda mejor expresarlo así - y si hay próxima vez, pongo a Dios por testigo que no permitiré una retirada - dejando claro que si había salido alguno vivo de allí, había sido porque él lo había permitido. Había declarado su particular guerra a los Apaches con aquellas palabras y es que estaba cabreado de verdad, se podría decir que tanto como con Harlan sin lugar a dudas. 

El medio paso atrás le asegura no estar dándoos la espalda a ninguno, estaba claro que estaba tenso y alerta, aquella encerrona le había descolocado... en sus fantasías con abandonar el rancho dejando atrás los cadáveres todo se habría resuelto sin complicaciones, pese a que Dan Harlan era ya el primero de sus cabos sueltos.

William explicó lo sucedido. Thomas también, a su manera. No aclaraba del todo las circunstancias de lo que pasó, y no sonaba a verdad o, más bien, que ocultaba cosas. 

-Estás en tu derecho de no revelarnos todo lo que haya pasado, pero también tenemos derecho a saber con quien compartimos nuestros días y noches y nuestro destino en este desafío cruzando las llanuras salvajes. 

Miro al indio, luego a Will y Thomas -No puede entenderte pero seguro que imagina por el tono de tu voz. Thomas, estás lleno de odio. -Claro, también era justificable si los apaches querían matarlo. Sin duda algo oscuro y peligroso sucedía en torno al chico. Los indios fueron enigmáticos con eso de hijo de la noche, y ahora Thomas se mostraba distante y arrogante. Me olí una buena historia.

-Thomas, necesitamos saber qué ha pasado, la verdad. Hay muchos interrogantes aquí. No puedo sentirme segura si viajo con, además de un criminal, con una persona que nos oculta secretos y puede poner en peligro nuestras vidas.

¿Y si por su causa nos atacaban los indios?

- ¿Qué yo estoy lleno de odio? ¿Y ellos de qué están llenos? - alterado y señalando al indio con el extremo de su rifle, aunque dado que lo sostenía por mitad del cañón no era en absoluto una amenaza real, no más que un palo con el que señalar - ¿De miel quizá? Le puedo asegurar, Meredith - y en ese momento pareció hacer un esfuerzo por respirar y rebajar su tono a uno infinitamente más amable y paciente - le garantizo - remarcó - que no supongo ningún tipo de peligro para usted, ni para el señor Brown y que una vez me asegure de que Harlan está entregado a la justicia... no volverá a verme - conciliador y sin intenciones ocultas a ese respecto, aunque seguía vigilando vuestras armas con la mirada como si esperar que en cualquier momento os fuerais a echar sobre él

- Vamos, han viajado conmigo hasta ahora... ¿eso no significa nada? El tiroteo, la fuga de Harlan, le seguí y llegamos hasta ese rancho abandonado... - resume, quizá accediendo en parte a contar la historia para apaciguar la curiosidad de la mujer y recuperar su confianza - Dan se había atrincherado dentro, intercambiamos un par de disparos y cuando quisimos darnos cuenta casi una docena de esos salvajes bajaban por el cerro como demonios a lomos de sus caballos. No tuve más remedio que jugármela y entrar al edificio con Harlan para buscar cobertura, acordamos que nuestra única oportunidad era defendernos juntos y le advertí que después de eso le llevaría igualmente ante la justicia aunque fuera lo último que hiciera, mi padre me hizo prometérselo: nada de matarle, debía llevarle ante un juez. Esos salvajes dieron vueltas a la casa con sus monturas, aullando como perros rabiosos para ponernos nerviosos, hasta que al final entraron hachas en mano. Debían subir por unas escaleras estrechas, así que eso me daba cierta ventaja estratégica para defenderme... cuando vieron que no tenían nada que hacer huyeron.

Luego miro a William

- Del intento de huida del valiente cuatrero ya fue testigo el señor Brown - omitiendo repetir esa parte de la historia - y valga repetir, que eso casi me cuesta un hachazo en la espalda, de esos tan valientes guerreros... - volviendo a malmeter contra los Apaches

A pesar de que ya les había dicho que estábamos con un indio, y que tanto el como su tribu nos habían ayudado mucho, Thomas casi parecía querer dispararle. Y estaba muy nervioso y tenso, no conto apenas nada, y omitió cualquier detalle cuando volvió a preguntarle Meredith.-Ya sabemos quien es el hijo de la noche Meredith. Este indio Thomas no es nuestro amigo, no merece tu recelo, y nosotros creo que tampoco. No quieres contarnos lo que paso con los indios, como acabaste con 6 de ellos sin un solo disparo. Tendrás tus motivos, pero comprende que es natural que nos cause recelo. Respeto tu silencio, y si no quieres decirnos más, pues me conformo con lo que se. Supongo que entiendas que ahora le pregunte a Harlan, que es lo que ha ocurrido en ese viejo rancho.-Espero un poco a que se tranquilice Thomas, ni que nosotros fuésemos sus enemigos, no quiero poner más nervioso al joven. Y me dirijo a Harlan:-Te has ganado más que un golpe de Meredith, pero nos conformaremos con llevarte ante la ley, no nos tomaremos la ley con nuestras manos, ya que eso no nos dejaría muy lejos de ser un asesino como tu. Pero tal vez podrías contarnos lo que a ocurrido en ese rancho, no me gustaría tener que esperar a que amanezca, para tener que bajar a ver con mis propios ojos, lo que allí ha ocurrido. Y por favor, se serio, dinos lo ocurrido, sin meterte con Thomas, quien de momento ya te ha salvado la vida.-Tal vez Harlan, podría arrojar más luz sobre lo sucedido, y que Thomas ocultaba por completo. No tenía ninguna gana de tener que bajar por la mañana al rancho, era preferible que les contasen lo sucedido y pudiesen continuar su camino hacia el siguiente pueblo, para entregar a Harlan y pasar página.

Quizás hemos presionado en exceso al chico. No se lo toma a bien. Tampoco cuenta mucho más, solo rodeos y carga de nuevo contra los indios. ¿Qué secreto oculta? 

Miro de nuevo a William, que insiste un poco más. Y observo la reacción de Thomas, me fijo en sus ojos. Y de soslayo no pierdo atención del apache, que lo mismo estos dos acaban por atacarse mutuamente.

No se qué pensar. Mi instinto periodístico me susurra al oído de que la historia es jugosa, pero no quiero que Thomas estalle.

Y parece cerca de hacerlo. 

Abajo, aún en el rancho:

Siento decirte, William, que esos fulanos de poca monta no eran los miembros de mi banda -respondió Harlan-. Si lo hubieran sido quizá ya estaríais muertos...

_______________________________________

Arriba, ya con Meredith:

Harlan se trastabilló ante el segundo impacto de Meredith con la culata de un revólver. Esta vez no dijo nada, ni sonrió sarcástico, sino que se mordió los labios y miró rabioso a la mujer. Pero sabía que estaba en inferioridad total.

Mientras tanto, el nativo Lipán miraba las palabras de reprimenda del joven Thomas, sin entender nada en absoluto (nada excepto el común enfado del "hombre blanco" con el "hombre de la tierra").

Harlan escuchó a William ante su pregunta. Miró a Thomas y luego a Meredith. La periodista estaba muy intrigada en toda esa historia.

Los indios llegaron, Apaches, como éste... -señaló al que teníais al lado-, y rodearon la vivienda al galope, sobre sus monturas. Luego, tras un buen rato, entraron en los restos de esa casa, donde el muchacho y yo nos resguardamos -explicaba el cuatrero-. El caso es que yo tenía pocas balas, y él su rifle. Matar o morir... y cuando los indios entraron en la vivienda y subieron los maltrechos escalones... -miró entonces a Thomas-, el joven le quitó un hacha al primero de ellos, y esperándoles en el último escalón sacudió una y otra vez el filo como nunca había visto... Este crío tiene muchos reaños, como su padre... Increíblemente, los nativos salieron huyendo, creo que los dos últimos salvaron la vida. Abajo están las pruebas.

Harlan dejó de hablar, o eso pareció.

Thomas. No volveré a hablar de tu padre, pues esta será la última vez: antaño éramos amigos, pero nuestros caminos se separaron, como ocurrió con más gente -miró entonces a William, un instante...-. Puedes creerme o matarme aquí mismo, pero ya es hora de contar la verdad -decía ahora el cuatrero, delante de sus compañeros-. Los Twenty Tuscan -se refería a su banda de malhechores- abandonaron la idea de robar diligencias y apostaron por arrasar ranchos y llevarse animales de ellos, algo mucho menos penado y más sencillo. Sólo puse una condición a mis hombres, y era la de no entrar en el rancho de tu padre por la amistad que una vez nos unió. Sin embargo, no me hicieron caso y actuaron por su cuenta. El día que mataron a tu padre yo no estaba ni siquiera allí. Horas después, cuando los alcancé, yo mismo los maté por aquel desacato... ¿porqué creéis que me apresásteis así como así*?

Buff... ese maldito Harlan era un pájaro de mal agüero. No supiste a ciencia cierta si toda la historia de la muerte de tu padre a manos de su banda era verdad. No estabas seguro...

Por cierto, no te había delatado. ¿Tal vez por el aprecio hacia tu padre ahora volcado en tí?

Vaya... ese maldito Harlan era un pájaro de mal agüero. No supiste a ciencia cierta si toda la descripción de su lucha contra los nativos en el rancho abandonado podía ser verdad. No estabas seguro..

Vaya... ese maldito Harlan era un pájaro de mal agüero. No supiste a ciencia cierta si toda la descripción de su lucha contra los nativos en el rancho abandonado podía ser verdad. No estabas seguro..

Asiente satisfecho a la versión de Harlan, lanzando a William una de esas miradas de suficiencia que hablan por si mismas como si le estuviera diciendo "te lo dije". Traba uno de sus pulgares en el cinto, relajando un poco la postura y bajando la guardia, como si todo lo peor hubiera pasado ya.

- Lo que le ocurrió a mi padre, le ocurre a otros... te tenemos y ahora la justicia hará contigo lo que tenga que hacer, la Ley es la Ley... no creas que por compartir unas historias me voy a compadecer - estaba claro que el joven ranchero tenía las ideas muy claras: llevarle ante la justicia y no había más opciones que valorar. 

Para William estaba claro que allí seguía faltando información. La historia de Harlan había aclarado algunas cosas, pero eso del hacha y 8 indios muertos, no tenía mucho sentido. Ni Harlan les había contado todo lo que ocurrió en aquella casa, y tal vez fuese mejor así. Todos estaban nerviosos y demasiado alterados, miro a Meredith y la vio preocupada. La periodista también sabía que la historia estaba incompleta, pero tal vez deberían dejarla así. Luego miró a Thomas, el joven se había sentido muy aliviado tras el relato de Harlan, lo cual solo hacía aumentar su recelo y el de Meredith, por que estaba callando más de lo que contaba. Y finalmente al guerrero que les acompañaba, este permanecía en alerta y listo para ponerse en acción. Estaba claro que tenían que dejarlo ahí, o se arriesgaban a que el chico perdiese los nervios, y desde luego no sería una buena idea bajar al rancho con esos dos. Pero lo primero, aunque le pesase le debía una disculpa a Harlan:-Estamos nerviosos y sometidos a mucha presión, yo he estado a punto de morir. Pero no es excusa para haberte acusado de algo de lo que no eres responsable. Es cierto que te encontramos solo, y es posible que matases a tus hombres por haber asesinado al padre de Thomas. Así que esos tipos que nos atacaron, puede que tan solo fuesen un grupo de ladrones, asaltadores de caminos. Y que no tendrían ninguna relación contigo. Así que perdona la acusación.-

-Dada la hora que es, propongo que tratemos de descansar un rato, si es que podemos, aquí mismo, y cuando amanezca partamos hacía el pueblo.-Y se dispuso a buscar un buen lugar para tumbarse un rato, la herida volvía a molestar, y estaba muy justo de fuerzas, algo de reposo le ayudaría a afrontar con más energías el viaje. Pero primero había que atar bien los caballos, y a Harlan, al cual tendrían que vigilar haciendo turnos, ya que este podría volar en un momento. Y luego quedaba el asunto del lipan, a cual le dijo:-No te entiendo, y no creo que tu entiendas lo que digo. Te estoy muy agradecido a ti, y a tu tribu, por la ayuda que nos habéis prestado. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?-No sabía como comunicarse con el indio, ni cuales eran sus planes. Esperaba que no quisiese bajar al viejo rancho, pero tampoco se lo podría impedir, y de hecho tendría que ayudarle si Thomas le atacaba, aun a coste de mi vida, tenía una deuda de sangre con este hombre y con los suyos. Esperaba que no fuesen de su tribu las víctimas, pero todo parecía indicar que así había sido.

El asunto era turbio. Uno no decía ni desmentía la versión del otro, y el otro me sonaba a demasiada fantasía. De acuerdo que en lo alto de una escalera se pude defender bien una posición, pero...¿más de media docena de guerreros apaches? No me lo creo.

Sin embargo no era momento de discutir más. La noche nos cubría a todos con su manto de cansancio y descanso. Quizás al día siguiente podamos obtener más respuestas veraces. Me levanto para colocar bien mis mantas y atizar el fuego que ahora ya habíamos encendido. 

-Harlan, un juez, el representante válido de la ley, decidirá tu culpabilidad o inocencia. Si te envía a la horca y no lo mereces por estos asesinatos, sí probablemente por otros. En esto comparto la opinión de Thomas - Por supuesto que no me creía su historia, la de Harlan. Algo de verdad escondería, sin duda, el motivo de que estuviese solo, sin sus hombres. Pero puede que le hubiesen abandonado. Y también era posible que fuesen esos mismos que nos atacaron y él negaba. No podíamos creernos todo lo que soltaba su lengua mentirosa.

-Atadle bien. Haremos turnos, somos cuatro. -hago señales para el apache pero a saber si me entiende y él tampoco estaba metido en este asunto- Bueno, mejor entre los tres, dejamos fuera al lipán. Y, Thomas, como ha dicho William, ya se ha derramado suficiente sangre. Le han salvado la vida. Mañana nos ponemos en camino y abandonaremos estas tierras.

No las tengo todas conmigo, para nada. Puede resultar una larga noche...

Thomas parecía conforme con el plan de pasar allí la noche y partir al alba.

- Si quisiera volarle la cabeza a ese perro Apache ya lo habría hecho, ¿vale? Si se comporta... tenéis mi palabra de que no le voy a poner la mano encima - asegura - pero no esperéis que me deje cortar el cuello - dejando claro que se defendería sin miramientos en caso de un ataque, sin segundas oportunidades para su adversario. 

El recelo de Thomas ante el indio Apache que acompañaba a Meredith y William seguía en el interior de su mente. No era normal que uno de estos nativos acompañara al hombre blanco en sus viajes por el Llano (ni por cualquier otro sitio donde se asentaban), por lo que la idea de hostilidad de éste, pese a que aún cabía la posibilidad en el joven ranchero, desechaba la idea de total tranquilidad en Thomas.

Harlan no dijo nada, ni respondió a lo que le dijísteis en cuanto a la justicia, pues se sabía cercado y ahora con más razón. William dio un rodeo por el cerro mientras Thomas y Meredith ataban los caballos y a Harlam. Tras unos minutos, el pistolero vio una explanada descendiendo otra de las faldas de aquella altura, donde bien podrían descansar, pasar la noche, y con los primeros rayos del sol partir hacia Honey Creek.

Una vez que os instalasteis en tal lugar, hicísteis una pequeña hoguera para calentar algo de comida, tumbaros alrededor de ésta y comenzar a descansar. El indio Lipán extrajo de un bolsillo una especie de material moldeable, lo mezcló con agua de un pellejo y lo masticó un rato. Luego se lo sacó de la boca y se acercó a William. No es que fuera un remedio excesivamente concreto en la cultura nativa, sino más bien una cura improvisada para heridas (o así lo entendió William). El nativo hizo gestos para dejar que el pistolero le enseñara sus vendas de nuevo, y sobre éstas "pegó" el emplaste, apretándolo contra él. Hizo gestos para que William se quedara apretando aquel material masticado contra las vendas.

Acto seguido, el nativo se deshizo de dos pellejos de agua, y le dio uno a Thomas y otro a Meredith. Se quedó mirando a la mujer, y le hizo señas y gestos: apuntó a sus propios ojos, luego a su pecho y luego a su corazón, en el mismo lugar donde a Meredith solía dolerle el pecho. Luego sólo dijo una palabra: ¡Gan!

Y tras estos, montó en su propia montura, sin dejar que pasara el tiempo ni llegara el amanecer. El indio debía y quería regresar con los suyos, y os hizo una señal de asentimiento. Estaba claro que habíais caído en gracia a aquella tribu Lipán (no así a los Apaches que atacaron a Thomas y Harlan allá abajo en el pequeño rancho).

Finalmente el nativo se marchó sobre su montura, dejándoos allí con la compañía de Dan Harlan. Arriba, en el cielo del Llano Estacado, la luna brillaba junto a las estrellas más brillantes que jamás habiais visto en otro cielo. Tocaba hacer turnos esa noche.

* * * 

Al día siguiente, el último de vosotros en guardia aviso al resto. El sol hacía acto de presencia, y era preciso levantar campamento y avanzar, pues el Astro Rey calentaba desde muy temprano. Recogísteis vuestros petates, esterillas y utensilios, y tras dar de beber a los caballos y montar en ellos, hicísteis andar a Harlan loma abajo. No era necesario un arma, aunque sí la buena soga que le sujetaba. El cuatrero tampoco hizo ademán de escaparse, pues era realmente difícil obrar una segunda vez con un resultado similar.

Y tal que así, pusíteis rumbo al sur, atravesando las quebradas del Llano Estacado en dirección a Honey Creek, donde esperaba un justo destino a ese infame de Harlam. Seguro que Meredith tendría ya varios capítulos que narrar; Thomas algunas palabras que recordar y William nuevos amigos a los que alguna vez revisitar.

Tras encontrar un lugar adecuado para descansar y recuperar un poco las fuerzas. Aviso a sus compañeros, hicieron una hoguera y prepararon algo de comer antes de tratar de dormir un rato, haciendo guardia por turnos. Aunque la verdad es que Harlan, parecía derrotado y abatido. El indio lipan preparó un emplaste y me indico que lo pusiera sobre las vendas, eso me trajo de nuevo una sensación de alivio, ya que la herida me ardía. Nos dio su agua y subió a su caballo, hizo unos signos a Meredith diciendo la palabra o sonido "Gan" y despidiéndose a su manera se fue. Le volvía a dar las gracias de corazón, que bien se habían comportado estos indígenas conmigo, desde luego que estaba en deuda con ellos. Mirando a Meredith le comenta:-Ha sido una gran suerte encontrarnos con estos indígenas, nos han ayudado y tratado muy bien. Tengo que volver a verles, saber más de su cultura y tratar de ayudarles. No siempre que se está en apuros, te tratan así de bien, siendo además extraños y blancos.-La marcha del indio, por un lado me alivio, casi tanto como mi herida había sido aliviada por su emplaste, ya que temía por que podía pasar entre el y Thomas.

No se hablo demasiado, y tratamos de recuperar fuerzas. Por la mañana reemprendimos el camino a Honey Creek, Harlan iba bien atado y callado, probablemente resignándose a su destino. El resto no estábamos mucho más habladores, y el dolor en la herida no facilitaba no hacía más cómodo el trayecto. De todas formas, era asombroso que con todos los contratiempos que habían tenido, estuviesen a punto de terminar su trabajo, en más de una ocasión, pensó que no lo iban a conseguir.-Parece que a pesar de todas las dificultades a las que hemos tenido que hacer frente, vamos a lograr llegar a nuestro destino. Yo voy a necesitar algunos días para recuperarme de la herida, pero podría haber sido mucho peor. Y vamos a entregar a las manos de la justicia a Harlan, que tendrá que pagar por los delitos cometidos.-Piensa un rato en como hablar de lo que paso la noche anterior, y no sabe bien que decir:-Y a pesar de lo que pudiese ocurrir en aquel viejo rancho con los apaches, lo cierto es que Thomas capturó a Harlan, y hemos de estarle agradecidos. De ti Meredith solo puedo decir que has sido una magnífica compañera, y que has estado a mi lado cuando estaba más falto de ayuda. No te olvidaré, y espero que nuestros caminos vuelvan a cruzarse en el futuro.-Y ya estaba, suficiente, demasiado tiempo hablando, para alguien como el, trago un poco de agua, pues tenía seca la boca, y continuó su camino hacia el cercano pueblo.