Partida Rol por web

Aquello no había comenzado muy bien, el fallo, pero también lo hizo su oponente. Pero Trinidad tropezó, o algo así debió de ocurrirle, y el tipo que fue a por el le sacudió un buen puñetazo. El golpe sonó fuerte y seco en mitad de la noche.

El no era fino con los puños, y esperaba no tener que recurrir a las armas, pero si les daban una paliza no tendría otra opción.

-¿Por qué le estabais pegando?- Pregunto, si eran matones que robaban tras pegar una  paliza a sus víctimas, podían estar en serios  apuros. 

Dio otro paso, tratando de desconcertar a su oponente, justo antes de lanzarle otro puñetazo.

Había pisado una mierda de caballo y me había escurrido, lo que propició que el contrincante me diera un buen puñetazo en el mentón. Me dolió, claro está, pero ahora ya había sobrepasado el truño y ahora me tocaba a mi devolverle el golpe. Con gran fuerza, intenté darle un derechazo en la mandíbula.

-"Buen golpe... para una niña." Le dije riéndome.

Turno 2:

Aquellos tipos no se pararon a dar razones a Thomas por su actuación; tan sólo querían destrozaros con sus puños. Parece que Trinidad encajó el fiero golpe, pero aún le quedaban ganas de devolverlo. Y así fue... ¡¡PAFFF!!

Daño (a Burton): 3 puntos.

Acto seguido, Thomas dio otro paso para colocar su cuerpo y tratar de endosarle los nudillos en el rostro a su contrincante, con fuerza. Resultó que aquella táctica también encontró éxito:

Daño (a Clyde): 3 puntos.

Vuestros dos embistes causaron furor, pues se llevaron cada uno de ellos las manos al mentón un instante. Mientras que el bajito trató de golpear a Trinidad, el alto logró colocar un buen puñetazo en el costado a Thomas, el cual exhaló un grito de dolor:

Daño (a Thomas): 3 puntos.

Viéndose entonces bastante heridos por aquellos golpes que les propinásteis, los hombres trataron de huir de allí. Sin poder ponerse de pie del todo, dieron unos pasos totalmente desacertados hacia la explanada de la calle a vuestras espaldas, como para largarse antes de que los matárais...

Jeremiah escuchó como el cuerpo de Macy cayó a plomo sobre la tierra del rancho, levantando una nube de polvo oscura. Sabía que su disparo había sido certero, pero no entendía como la mujer no había hecho por dispararle. Aquella forajida era una mujer valiente y orgullosa y no habría dudado ni un segundo en volarle la tapa de los sesos al ranchero.

Pero aquellos pensamientos se borraron cuando escuchó la voz de Betty. Jeremiah se giró rápidamente y corrió hacia ella.

— ¿Es-tás, estttt-tas bien? — preguntó entre jadeos mientras la observaba con determinación.

Se llevó un buen puñetazo del más alto, aunque el también logró alcanzarlo. Y para su tranquilidad, pudo ver como Trinidad también zurraba al bajito que le estaba atacando.

-¡Joder!- Fue lo que soltó tras el duro puñetazo, que le hizo tambalearse, pero evito caer al suelo.

Y ambos matones, a trompicones, casi como si fueran a caer al suelo en cualquier momento, comenzaron la huida. No le pareció correcto volver a golpear a aquellos desgraciados, no por que no lo mereciesen, sino para evitar problemas. Y no perder más tiempo, que era ya grande la demora que estaban acumulando, dadas las urgencias que tenían.

-Si marchaos, antes de que nos lo pensemos mejor y acabemos con vosotros.- Les dijo, mientras estos se largaban tan rápido como podían.

Y a continuación, avanzó para ver a quien estaban golpeando aquellos tipos, a ver si por fin la suerte se ponía de su parte, con suerte, incluso podría ser el viejo Bill.

De no ser el, le ayudaría a levantarse, y se dirigiría a la barbería, tras comprobar que Trinidad se encontrase bien.

Sí, estoy bien... -te dijo, aún refugiada por allí-. Creo que ha sido un rasguño en el hombro... Creo que he perdido el revólver... -estaría por allí, en algún lugar del cercado-. Tú estas bien, ¿no? ¿Quién es ese tipo? -parece que Betty no había reconocido a la agresora, pues se había dedicado a huir en cuclillas hasta detrás de la cabaña-. No tardó mucho en acercarse hasta detrás de la roca y vislumbrar a la autora de los disparos.

¡Macy Bowlen! -exhaló Betty-. Luego miró para atrás-: ¡Has matado a Macy Bowlen! Aquello le parecía inaudito. Por lo visto aquella mujer debía ser muy escurridiza. Me temo, Jeremiah, que no podrás fardar de esta proeza sin confesar qué estabas haciendo aquí. Menudo fastidio... -decía con la ironía que le caracterizaba-.

Realmente a Betty debía haberle rozado el hombro aquella bala, sino no hubiera estado como siempre, con esa vitalidad para todo.

Oye... parece que Thomas y Trinidad tardan demasiado. Quizá sería mejor que uno de nosotros cabalgara a Rose Spring. Nosé, cuanto antes vengan con el herrero, mejor. ¿qué opinas? -te preguntó-.

Thomas cormprobó que Trinidad estaba de una pieza; no entero, pues había sido golpeado tanto como él, pero tampoco estábais tirados por los suelos. Quien sí lo estaba era aquel tipo, que tras acercaros a él vísteis sus cabellos blanquecinos, con patillas alargadas y voluminosas, y aquel bigote canoso ahora tornado en sangre (pues dos hilillos caían por sus fosas nasales). Seguía recostado en el callejón, y al miraros lo hizo con algo de temor.

Sólo cuando le tendísteis la mano éste la tomó para alzarse, no sin cierta dificultad.

Uggh... gra... cias... -murmuró el tipo, con voz ronca-. Luego carraspeó fuertemente y escupió sangre a un lado, liberando su boca de ese sabor férrico característico. Vísteis entonces que tenía el rostro hinchado, fruto de alguno de los puñetazos recibidos. ¿Quién diantres sois? Me habéis... salvado la vida de esos malnacidos... -cuando hablaba notásteis que le faltaba la fila superior de dientes (sólo tenía las muelas laterales).

Cuando aquellos matones se largaron, se acercó y ayudo a levantarse al que estaba en el suelo, debido a la paliza que le estaban dando.

-Mi nombre es Thomas y este es mi amigo Trinidad. Ha sido un placer ayudarle, y si nos lo permite le acompañaremos hasta su casa, donde podría ayudarnos usted.- Habla en voz baja, no quiere arriesgarse a que le puedan oír.

Ayuda a Billy a llegar hasta donde tienen los caballos.

-¿Dónde ha dejado su caballo?- Le pregunta, mientras mira si pudiera estar por allí. También puede llevarlo en el suyo, pero mejor coger el caballo de Bill a dejarlo abandonado en el pueblo.

Jeremías se alegró de que Betty estuviera bien y no hubiera resultado herida, ya que era lo que más le preocupaba.

— Quédate aquí, Betty. Cuida las vacas y coge el arma de Macy. Yo iré a por los demás. Ten cuidado por favor.

Después de darle un buen derechazo en el mentón al cagaliendres ese, éste echó a correr como una gallina, llevándose a su amigo. Por lo menos no eran tan imbéciles como creía. Si hubieran continuado peleando, habrían caído groguis al suelo. El tipo que estaba siendo linchado resultó ser Billy, el borrachín al que buscábamos.

-"Sí, yo soy Trinidad." Dije con una amplia sonrisa. "Será mejor que no perdamos más tiempo. Iré a por los caballos y nos iremos enseguida, no quiero hacer esperar más a Betty y a Jeremiah."

Me acerqué al tipo, le sacudí un poco el polvo de la ropa, le di una palmadita en la espalda y me di la vuelta para traer los caballos al callejón. No estaban muy lejos, así que en un par de minutos estaría con ellos aquí. Si el tipo no quería venir voluntariamente, siempre podíamos darle un buen mamporro y echarle en la grupa... u ofrecerle una botellita de whisky para el camino.

¿A... a mi casa? -levantó una ceja el tipo mientras Trinidad le sacudía la arenilla que portaban sus ropas-. Entonces le explicásteis que íbais al cercado de su herrería, que necesitábais los hierros a fuego candente para un trabajito, aunque no le dísteis más detalle. En... en el ambulatorio... -señaló, refiriéndose a su caballo-; corrí desde allí cuando vi a esos tipos -señaló al fondo del pueblo, pues el edificio del matasanos se veía desde aquel callejón.

En pocos segundo alcanzásteis la montura de Billy y salísteis de Rose Spring.

De camino al cercado Trinidad y Thomas vieron una figura que se acercaba en posición contraria. La noche ocultaba a unos y a otros, pero el sonido de cascos de caballos delataban a los pistoleros y a al otro tipo. Y el otro tipo no era ni más ni menos que Jeremiah. Parecía que había venido a buscarlos, desde que hace casi una hora os separárais. Jeremiah advirtió que un tercer tipo venía con ellos, de cabellos blanquecinos, más mayor que vosotros tres. Al parecer era Billy Ford, el herrero.

Si contar mucho más, los tres cabalgásteis hacia el cercado, al sureste de Rose Spring, y en unos cinco o seis minutos estábais de vuelta allí.

Una vez entrásteis en el cercado, los tres vísteis a Betty en la puerta del edificio de madera, y las vacas en un lateral. Olía a pólvora recién derramada (y disparada) y los dos pistoleros del grupo advirtieron un cadáver allá, arrojado en el suelo tras una roca. Betty tenía el hombro descubierto, por fuera de la camisa, mientras se lo miraba. Al veros, tiró de la solapa de la camisa rápidamente, para ocultarlo, y os recibió con el revólver en alto. Pero enseguida lo bajó al comprobar que érais vosotros.

¿Betty... Whalmer...? -masculló Billy, como incrédulo, nada más verla-. Entonces se bajó del caballo y se acercó unos pasos hacia ella-. ¿Qué significa todo ésto? -preguntó, extendiendo sus manos al divisar las vacas longhorn a un lado-. ¿Quiénes son? ¿Qué hacéis en mi cerca? -la verdad es que el tipo no entendía nada-.

Hola, "tio" Bill -masculló la ranchera-. Al parecer se conocían. Siento hacerte venir así, pero has de devolverme aquel favor... ahora mismo... -mientras terminaba su frase giró su cabeza rápidamente hacia las vacas-.

Jeremiah se alegró de ver a Thomas y Trinidad sanos y salvos. Venían de camino, así que esperarían a volver al rancho para contar lo sucedido.

— Ma-Macy Bow-ww-len nos atacó, dispa-paró primero... — comentó mientras señalaba el cadáver —. Ayudadme a escon-conderla. Después le le da-daremos descan-nnn-so.

No estaba orgulloso de lo que había pasado, pero sí de haber ayudado a salvar la vida de Betty.

— ¿Cómo os-os fue a vo-vosotros?

No tardaron mucho tiempo en coger los caballos y abandonar el pueblo. Poco hablaron en el camino de vuelta, algún que otro masaje a las zonas donde habían recibido los golpes. No sería nada grave, pero un buen moratón señalaría la zona en pocas horas.

Vieron que alguien venía hacia ellos, ya tenía las manos cerca de los revólveres, cuando vio que era Jeremiah, y respiró aliviado, mejor no más problemas para aquella complicada noche.

AL llegar hasta la casa de Bill, vieron un cuerpo, Macy Bowlen. Aquello si que eran malas noticias, cualquier esperanza de que pasasen inadvertidos, acababa de esfumarse.

-Tuvimos que buscar a Bill, y meternos en una pelea, en la que llevaba la peor parte. Pero nada en comparación con lo que os ha pasado. ¿Os disparó sin preguntar?- Aquello olía a problemas serios, de los que pueden acabar en un momento con la vida de un hombre, o de una mujer. Si alguien más sabía que Macy había ido allí, estarían muy jodidos.

-¿Estáis seguros de que estaba solo?- Aquello era muy importante, y luego estaba el ruido, esperaba que nadie lo habría escuchado, pero más les valía que Bill hiciese su trabajo, y que lo hiciese rápido.

-Bill, acabamos de salvarte la vida, así que supongo que tu también podrás hacer algo por nosotros.- Le dijo al viejo herrero, al que también habría que pagar, cuando fuera posible. 

— Quería lle-llevarse las va-vacas — explicó a Thomas —. Y solo vvvv-vio a Bett-tty. Hasta que no-sss enfren-tá-támos.

Jeremiah asintió ante las palabras de Thomas: no había visto a nadie más, aunque el sonido de los disparos quizás hubiera alertado a alguien. Por ahora, no se veía a nadie.

— Reunamos las vvv-vacas y después ha-hablemos.

-Si, cuanto antes hagamos esto, antes podremos hacer otras cosas, y Bill ponerse a descansar.- Y se puso a la tarea, no tenían mucho tiempo, eso si es que tenían algo.

Mientras estaba moviendo las reses para que Bill, pudiese hacer su trabajo, miro a Betty y le pregunto:

-¿Te encuentras bien Betty? ¿Te ha dado en el hombro?- Le había parecido que la joven tenía el hombro lesionado, o incluso algún perdigón en el cuerpo. 

Galopamos rápidamente hacia el cercado donde estaban los otros dos, pero Jeremiah vino a nuestro encuentro. Los cuatro seguimos hasta llegar al lado de Betty, la cual estaba herida. Mientras escuchaba lo sucedido y echaba una fugaz mirada hacia el cuerpo de Mace, descabalgué y fui a ver a Betty. Una herida de bala mal curada podría desencadenar una infección que acabara con su vida.

-"¿Estás bien? ¿Qué ha sucedido?" Le pregunté. "Déjame que te vea el hombro, he visto que te lo estabas mirando."

Lo del tipo y lo de las vacas me daba igual. Yo estaba aquí por ella y nada más. Si la sucediera algo, me sentiría responsable. Dejaría que los otros dos se encargaran, junto a Billy, de marcar el rebaño.