Partida Rol por web

─Recta final hacia un lugar civilizado ─se decía a sí mismo el enano─ Ya no queda demasiado. Pronto descubriremos realmente dónde van. Y podremos volver con la información a informar al consejo de caballeros solámnicos. Traspasar la responsabilidad...

Thorwyn intentaba autoconvencerse que pronto acabaría su relación con esa escoria humana carente no sólo de escrúpulos, sino también de palabra. En lo más profundo de su ser sentía chocar sus palabras con su naturaleza, como quien golpea un yunque con un pequeño martillo. Pero debía perseverar.

Y entonces, tras finalizar la conversación sobre la compra de la armadura, el theiwar pudo verlo. El brazalete. Aquel brazalete no se parecía al de Briand. Aquel era el brazalete de Briand. Por un momento Thorwyn quedó mudo, estupefacto. Pero Tres Ombligos le entregó la bolsa de piedras preciosas y la mente obnibulada del enano tuvo algo a lo que aferrarse.

─Entendemos, sí...

Armado con una lupa y buscando reflejos e imperfecciones, el enano fue inspeccionando las gemas una a una hasta que pudo sumar lo que él consideraba una cantidad aproximada en valor a las 1.000 monedas.

─Aquí tienes las 1.000 monedas en gemas. Un poco por lo bajo... ─añadió entre susurros, acompañando la entrega con un cómplice guiño de ojo.