Partida Rol por web

Xazhum respiró aliviado al ver como uno de los dos mutantes se marchaba de encima suyo para encarar a Marcio. De esa forma se librara de uno de los dos enemigos que tenía en el cuerpo a cuerpo y las posibilidades de sobrevivir se multiplicaban por dos. Decidió entonces apuñalar a aquel ser abominable. No obstante, éste logró esquivar aquel ataque gracias a que interpuso su barra de hierro en la trayectoria del ataque. Pero no estaba todo dicho, pues en la otra mano todavía portaba su pistola automática. No tuvo tiempo para apuntar. Disparó al bulto y la bala se perdió nuevamente en la lejanía.

- ¡Pero qué...! - Gritó desesperado ante su falta de puntería. - ¿Realmente era tan difícil acertar a tan corta distancia?

El grito de dolor del mutante cuando Grunda le clavo el hacha os hizo ver que eran criaturas mortales y que tambien sufrian dolor a pesar de su horrenda apariencia. El hecho de que ademas gruñera sacudiendo la cabeza os levanto el animo en una batalla que habia comenzado con una tremenda desventaja. El tetracero del mutante silvo al contacto con el aire, imprimiendole tanta fuerza que, al apartarse la psiquica de su trayectoria, casi se le escapa de las manos y sale volando.

El mutante recibió el impacto del proyectil y antes de caer al suelo ya había muerto. Crassus observó el arma en sus manos por un segundo, sorprendido y aterrado a partes iguales. Nunca había matado a nadie, y sintió cierta satisfacción por haber hecho de su primera víctima un apestoso mutante. 

Sin embargo, el combate no había terminado. El resto de sus compañeros seguían enzarzados en luchas individuales. El adepto sopesó a quién debía disparar. Miró a Grunda. No era muy distinta de la abominación a la que se enfrentaba. Sus ojos la delataban como otra mutante, y el reconocerlo por fin le revolvía las tripas. En ese momento recordó las palabras del tarot: "Conoce al mutante. Mata al mutante". Extendió los brazos, sujetando el revólver con ambas manos, pero al final desistió. La tubería con la que le había atacado su difunto contrincante descansaba junto a su cadáver. El adepto se agachó, la tomó en la mano que tenía libre e intento golpear al mutante con ella.

Golpeas al mutante con el que está luchando la psíquica cuando ves una buena oportunidad. Le infliges un golpe en las costillas, fracturándole una. El sonido del hueso al romperse es estremecedor. El mutante cae derribado, aunque todavía sigue con vida, y fuera de combate.

uno de los mutantes se me había echado encima al saber que tenia una escopeta, por lo que llevo mi mano a mi fiel garrote que me había sacado de mas un apuro, y golpeo con toda mis fuerzas la cabeza del mutante que había cometido el error de ser mi objetivo.

El tremendo golpe propinado por Marcius hace trastabilar al mutante y replantearse la pelea. Es cuando ve a dos de sus compañeros caídos y en inferioridad numérica. Tan solo Xazhum sigue enzarzado con el otro mutante.

Sólo uno de los cuatro queda en pie, peleando con Xazhum. Lo que me da mala espina es que la pequeña me ha indicado que había cinco. Puede que se equivocara, o puede que no haya venido. O puede que siga escondido al acecho...

En cualquier caso, mi objetivo está claro ahora. Liberar a Xazhum del tipo que tiene encima.

Sin embargo, ni mi mente ni mi hacha me responden como debieran...

El mutante al que golpeo Marcius duda, recula y finalmente huye ante la superioridad de su adversario. El callejón se llena con el rítmico sonido de la huída. Su compañero se da cuenta.

Al verse solo ante cuatro oponentes más fuertes, decide hacer lo más sensato, huir. Da un pequeño salto atrás para alejarse del alcance del cuchillo de Xazhum y el hacha de GRunda para emprender la huída.

Xazhum no iba a dejar que aquel muti se fuera de rositas. Ahora que se había despegado de él podía apuntar con más facilidad y también con una tranquilidad superior al saber que se estaba alejando de él. No lo dudó, no es que le sobraran las balas, pero iba a utilizarlas bastante bien acabando con aquel payaso.

- ¡Ni se te ocurra! - Le gritó mientras apretaba el cargador del su pistola automática en modo de ráfaga.

Crassus miró a Grunda, después al malhechor que ella le había quitado de encima, y no pudo evitar dejar escapar un ligero asentimiento, casi imperceptible. Era una mutante y no podía evitar juzgarla por ello, pero le había ayudado y pese a sus escasas herramientas sociales, no se consideraba alguien ingrato. Se preguntó cómo había sabido que eran cinco. ¿Sería una psíquica? ¿Era por eso que tenía los ojos de ese color tan llamativo? Nunca había conocido uno y, a decir verdad, no tenía ninguna prisa. Además, de momento solo contaba cuatro. Sus cavilaciones se vieron interrumpidas de repente cuando recordó el dolor que sentía en la pierna. La adrenalina lo había alejado de él pero, ahora que empezaba a calmarse, parecía haber regresado. 

El último de ellos salía por patas y Xazhum le disparó. 

—¡Los necesitamos con vida! —apuntó al que yacía con vida en el suelo, para que no intentara nada raro— Hay que interrogarles. 

los deformes seres habían huido al ver como nosotros no eramos las presas fáciles que creían que eramos, pero uno de ellos no había conseguido escapar, por lo que guardo mi garrote y saco mi escopeta y apunto sobre el caido, "Ya me encargo yo de este" le digo a Crassus, sin quitar el puntero laser con el arma, de la cabeza del ser.

El destello del arma de Xazhum inundó el callejón mientras escupía las mortales balas al mutante que huía. El primer impacto acertó en la cabeza, consiguiendo que el mutante perdiera el conocimiento al instante. El segundo impacto de bala desparramó sus sesos por el pestilente hormigón de ese oscuro callejón del sub nivel 13, impactando el tercero, cuarto y quinto proyectil en el brazo derecho y la espalda.

La sangre teñía el hormigón del suelo y un charco cada vez más grande inundaba el lugar. El mutante estaba muerto.
Desistís de perseguir al otro que huía ante la posibilidad de interrogar a uno de los que Crassus había dejado inconsciente. Sin embargo un ruido seco, seguido del inconfundible sonido de cualquier ser de este universo al ahogarse os pone alerta.

Veis, en el oscuro callejón, como la silueta del mutante que huía a escasos diez metros vuestro, elevarse del suelo. Algo lo sujeta como si de un muñeco de trapo se tratase partiéndole la tráquea en el aire con una sola mano. Detrás de un contenedor de basura una sombra se alza por encima de los dos metros y medio de altura.
Su maltrecha carne está llena de costras, bultos y músculo. Sus pantalones son harapos y un amago de burdo chaleco cuelga de sus hombros. En una mano tiene lo que parece ser un poste de madera con clavos y puntas retorcidos convirtiéndolo en una especie de maza primitiva. En la otra mano sujeta al otro mutante, flácido e inerte, como si de un muñeco se tratara.

Por primera vez, en ese callejón, veis una inconfundible deformación obra de los poderes oscuros del caos. Por primera vez sentís lo que es el auténtico miedo.

- ¿Qué diablos es esa mole? - Preguntó entonces el bueno de Xazhum. 

Pese a que debería haber salido corriendo nada más ver a tan demoledor enemigo, no lo hizo. No es que Xazhum fuera un hombre valiente, todo lo contrario, pero se sentía arropado por sus compañeros y además sabía que en ese momento era su deber permanecer allí enfrentándose a lo monstruoso. Para eso habían llegado. Además estaba Grunda... si le demostraba coraje igual podía acabar encamado con ella. Siempre quedaba la opción de salir a la carrera más adelante...

Y entonces disparó una nueva ráfaga. Esperó a tenerlo a bocajarro y entonces disparó tratando de asestarle el mayor daño posible. El blanco era enorme, así que Zazhum supuso que no fallaría. Además, ya había exprimido al máximo su mala suerte en ocasiones anteriores. Ésta vez no podía fallar. El único problema era que se le estaban acabando las balas, aunque para eso tenía su fusil preparado para acabar con cualquier amenaza.

La "Cosa" mutante levanta el cadáver del otro mutis para protegerse de las balas. Estas aciertan con gran habilidad en las extremidades. Solo dos iban dirigidas a zonas más vitales, impactando en la espalda del cadáver mutante, e impidiendo que el ataque fuera más letal. 
El abominable ser gruñe, pero a pesar de haber encajado 3 disparos, apenas se resiente mientras su mole sigue avanzando.
 

Al ver la horrenda critatura, no puedo evitar sentir retortijones y como todo lo que había comido se me empezaba a salir, y sin poder evitarlo, empiezo a gomitar sin parar, no pudiendo evitar dejar de mirar a la horrenda criatura mutada por los poderes del caos.

La pavorosa visión del mutante blandiendo a su compañero como un escudo de trapo, es suficiente para doblegar el temple del Arbites. Sus ojos negros, como dos abismos retorcidos y deformes, parecen brillar y una mueca que podría considerarse como una sonrisa, asoma en su retorcido rostro.

Tu mente retrocede hasta el mismo momento en que la niña abrió su manita avisándote de cinco peligros. Ahora tu instinto hace que vuelvas rápidamente la mirada a la niña. Está allí, escondida tras el cubo de basura donde la dejaste. Sus ojos de un increíble azul expresan claramente el dolor de que te dejara salir del bar, de que no insistiera lo suficiente como para que la hicieras caso. No para de llorar abrazada a su osito, el cual ha visto demasiadas veces el desenlace de este combate.  

Aunque no he visto nunca un mutante como éste, desde luego me he enfrentado a bestias salvajes en mi mundo que podrían combatir cuerpo a cuerpo con esa mole. Por eso no pierdo la cabeza...

...aunque saber que la pequeña está ahí, llorando, mirando, no me ayuda.

Saco mi pistola, que había cargado con mis nuevas balas a prueba de placas y blindajes, y disparo.

Pero no, no consigo impactar con ella.