Partida Rol por web

La salvaje, que se había deslizado hasta sentarse en el suelo junto a la chiquilla, estaba cuchicheando algo a la pequeña. Levantó la cabeza cuando su compañero se acuclilló y le hizo signos con las manos para que las dejara.

- Ése es uno de mis amigos. Ahí están los otros dos, ¿ves? Te he dicho la verdad. Nos ayudamos y por eso no tenemos miedo. Tú tampoco debes tenerlo, ¿vale?, nosotros no dejaremos que te hagan daño. Pero tienes que contarme lo que te asusta. ¿Qué es lo que hace que hayas llorado tanto...?

Qué a Xazhum no se le daban muy bien los niños lo sabía todo aquel que le conocía lo más mínimo. Con sólo dos frases había quedado del todo retratado. Por suerte a Grunda parecía dársele mejor el tema.

Aunque en el fondo poca importancia tenía para la misión. Estaban allí para resolver unas desapariciones y no para hacer de niñeras. No obstante, aquel granuja se quedó expectante por ver qué sucedía con la niñaja. Le había despertado la curiosidad.

- Bueno... - Dijo Xazhum sin dejar de mirar de reojo a Grunda y la niña. - ¿Entonces no sabes nada de las desapariciones? - Le preguntó al camarero. - Buscamos pistas. Queremos resolver el problema... - Dejó caer.

La niña se arrebujó aún más si cabe contra la esquina. Estaba claro que no le gustaba ser el centro de tanta atención y comenzó a eludir las miradas de todos.

-Emh, te diso que peres fuera.- Dijo el camarero a la niña cuando su cerebro comprendió que todos estábais pendientes de la niña y no de su cerveza. -Fuera, Fuera.-
 

La niña se abrazó a su osito y meneó la cabeza en negativa al camarero.

-Que bayas pa´tras. Sustas a los clientes.- Dijo dando un golpe en la barra, a lo que los ojos de la niña comenzaron a llenarse de lágrimas mientras meneaba la cabeza en negativa.

-Ah, ya sus la quito yo.- El gordo camarero salió torpemente de la barra en dirección a la niña. -Pal callejón o te saco yo.- Dijo en tono de amenaza como ultimatum.

-No. Viene conmigo. ¿Está claro? Y más vale que respondas a lo que mi amigo te está preguntando. O ya no tendrás que preocuparte por la clientela: lo harás por tu cabeza.

La salvaje se había levantado y había acercado toda su envergadura al camarero, acariciando su hacha expresivamente. Si había que hacer de poli malo, no tenía problema alguno. Xazhum ya haría de contrapeso. 

Le dio la espalda de nuevo pero mirándole de reojo, no fuera a hacer algo inesperado. Se sentó junto a la chiquilla otra vez. Y le habló con voz dulce, lanzando ojeadas a la barra de vez en cuando.

-Ya veo. Te tiene asustada, eh?. ¿¡No será tu papá, verdad!? No, claro que no. Vas a venir conmigo, no te preocupes. Nada de amenazas ya, ves. Tú, el osito, y nosotros. Cuidaremos de ti, y de tu mascota. Aún no me has dicho tu nombre. Ni porqué llorabas. Ni porqué estás aquí escondida.

Xazhum se acercó al gordo mesonero y le agarró de la pechera con cierta sutileza. Acercando su boca al oído de este formuló una aclaración con evidente tono de amenaza.

- La tipa esta es peligrosa... - Le susurró. - ¿Has visto como tengo la cara? Fue ella y eso que somos amigos... si no empiezas a colaborar... yo me quito de enmedio... - Entonces le soltó.

Crassus aprovechó que sus dos compañeros se estaban haciendo cargo de todo para sentarse sobre una de las mesas, pero se incorporó una vez se dio cuenta de que Grunda pretendía llevarse a la niña. 

—Eh, eh. Grunda —dijo, sin mucha seguridad de que estuviera pronunciándolo bien. Tener por nombre esa onomatopeya solo podía significar dos cosas: que procedía de un mundo salvaje, o que uno de sus progenitores era de la raza orka. Se arrimó hasta ella y, agachándose, le dijo con voz queda—. Hemos venido a investigar las desapariciones, no a secuestrar más gente. No nos ha enviado la Schola Progenium, ¿recuerdas? 

el camarero había salido de la barra para echar a la niña que estaba llorando por que Xazhum era extremadamente cuidadoso con las palabras, pero para mi sorpresa la psiquica que era originaria de un mundo salvaje si tenia mas tacto, aunque ambos ya habían salido a su defensa, me sumo acercándome por su espalda, haciendo que se escuchen mis pasos para ayudar en la intimidación, "Has caso a mis compañeros, esa niña no te molesta y queremos hablar con ella" le digo con voz seria y profunda al camarero, a la par que llevo mi mano a mi garrote.

-Ahh...- comenzó a decir el camarero ante tal despliegue de intimidación. -Ensaba que us moletaba. A vees se engacha a las piernas de clientes y no es deja salir.- Dijo indicando la otra puerta. 

Estaba claro que, por los garabatos escritos, una de las dos puertas era un servicio, sin embargo la otra no tenía letrero, cartel o símbolo que la identificara.

Fue entonces la niña la que, sin soltar su osito, se enganchó a la pierna de la psíquica con fuerza y sus ojazos azules la miraron inundados en lágrimas.

Haciendo tanto caso de la advertencia susurrada por Crassum como del zumbido de las abundantes moscas que revoloteaban por el sucio antro, Grunda le hizo una leve caricia al rostro de la atemorizada chiquilla y le habló  con dulzura.

-¿Qué es lo que quieres que haga? ¿quieres que vaya a ver qué hay tras esa puerta? ¿és ahí donde está lo que te asusta?

Esperó su respuesta mientras inclinaba la cabeza  señalando la puerta que había mirado el tabernero, la que no estaba marcada.

- ¡Tengo que repetir mis amenazas! - Insistió Xazhum visiblemente enfadado y es escupiendo mientras hablaba. Entonces retorció un poco más el cuello de la camisa de aquel hombre y se lo acercó a la cara. - ¡Dime qué más sabes de las desapariciones! ¡Ésto es una puta taberna! ¡Tienes que hacer oído algo!

El adepto se estrujó el ceño. La investigación parecía que se había quedado parada, y la suma de los llantos de la niña y los berridos de Xazhum le estaba empezando a provocar una jaqueca. Escuchó a Grunda preguntar a la niña por la puerta y, por precaución, se apartó unos pasos de la dirección en la que estaba. Más le valía ser cauto. Se volvió hacia el camarero. Con un tono mucho más frío que el que usaba su compañero, preguntó: 

—La niña, ¿es su hija? No se parecen ustedes dos mucho.  

La niña meneaba la cabeza enérgicamente mientras se aferraba a la pierna de Grunda. Era obvio que no quería que salieras por esa puerta.

-¿Eqh desaparisiones?. No se, no se.- Dijo retrocediendo hasta la barra, donde creía sentirse más seguro.

-Dime, ¿qué hay ahí? ¿te ha pasado algo tras esa puerta...?

La niña parecía demasiado asustada como para hablar, y además no se soltaba de mi pierna. Por eso hice signos a mis compañeros para que alguno fuera a ver.

Ese cerdo escondía algo. Se hacía el tonto, pero era evidente que ocultaba algo. Lo que si estaba claro era que las cuadro cervezas estaban más que pagadas. Xazhum pensó en soltar al camarero pero... ¿Y si tenía un arma tras la barra? No... Iba a ir con él. El granuja sacó entonces su pistola automática y tiró del cuello de la camisa al camarero sacándole de la barra y tirando de él hasta la puerta sospechosa. Una vez frente a esta le soltó tirándole al suelo. 

- ¡Hasta ahora he intentado hacerlo por las buenas! - Le gritó. - ¡Pero ahora... me cago en la puta! - Frunció el ceño. Estaba de muy mala hostia. - ¡Abre la jodida puerta! ¡Y nada de truquitos! - Le ordenó mientras apuntaba alternativamente al camarero y a la puerta.

"vamos, has caso a mis compañeros y abre esa puerta, no creas que no no hemos dado cuenta de que estas ocultando algo tras esa puerta, o si no lo vas la lamentar" digo mientras me aprieto los nudillos, no le gustaba aparentar un maton de tres al cuarto, pero había que aparentar que eran criminales y el camarero estaba pidiendo a gritos una paliza.

El camarero, desde el suelo, viendo la pistola de Xazhum, comprendió. De repente parecía que el cuelgue se le había pasado del todo. Se incorporó y abrió la puerta...

-Solo da al callejón de atrás.- Dijo ya perfectamente. -Yo no sé nada de desapariciones, pero seguro que tiene que ver con esas dos bandas callejeras que están en guerra por el territorio. Ella..- dijo señalando a la niña -hace un mes que aparece por aquí. No habla, creo que es muda y de vez en cuando, cuando algún cliente va a chutarse mierda al callejón, se le aferra de la pierna. Yo que sé.-

Echaís un vistazo a través de la puerta abierta. El pestilente olor del callejón se mezcla con el del ozono. Está oscuro, más incluso que aquél tugurio, un perfecto lugar donde meterse obscura o cualquier otra mierda sintetizada sin que te molesten, pues nadie en su sano juicio se metería en un callejón como ese. Un escalofrío os recorre la espina dorsal.