Partida Rol por web

Cres que, por lo gestos de la niña, son cinco "algos" grotescos y fuertes.

-Si os habéis perdido podemos ayudaros. JeJeJeee...- Una voz rasposa suena en las sombras. Una forma vaga se mueve por una pared y otra por delante vuestro a cierta distancia. Es tal la penumbra que apenas distinguís nada.

- ¡Mierda! - Exclamó Xazhum. - ¿Pero que cojones son esos tipos? - Preguntó al bulto y entonces miró a Marcio con una sonrisa pícara impresa en su rostro. - Son casi tan feos como tú... - Le dijo en tono de broma.

-¡Cuidado! Hay CINCO!! seguro!! Y son fuertes los cabrones...

Cómo lo ha sabido Grunda queda sin resolver, pero la salvaje empuja sin miramientos a la pequeña para que se proteja tras el cubo, y se lanza a la ayuda de sus compañeros gritando y empuñando el hacha, dispuesta a todo.

-¡¡AAAAAARGH!!

cuando oiga la voz agarro fuerte mi escopeta, "sal de donde estéis malditos, dar la cara" grito a la penumbra y preparo mi escopeta y enciendo mi puntero laser, cuando veo a lo que puede que sea un mutante, me enervo de ira, algo que se ve aumentado con el comentario de Xazhum, que iba hacia mi."¿como que soy tan feo como un mutante?, cuando acabe con ellos tu iras detras"

En cuanto Marcio levantó la escopeta las sombras se movieron envolviéndoos en un ataque premeditado que ya habían ejecutado antes, por como se desenvolvían y la táctica usada.

Cuatro sombras emergieron de las paredes gruñendo, gritando y agitando tuberías oxidadas aderezadas con clavos y alambre de espino.
 

Conté cuatro, cuatro sombras en la oscuridad, negro sobre negro. Faltaba uno, pero eso lo dejé en alguna parte de mi cerebro, mientras me concentraba siguiendo los movimientos. Bien orquestados, esos malditos cabrones estaban habituados a esto, lo tenían por la mano. La chiquilla los habría visto, y debió terminar muy mal la cosa... esta vez tendría que ser diferente.

Gritar me había devuelto la ira, la rabia, y la necesitaba. Estaba llena de adrenalina, y sentía latir mi corazón hasta en el mango del hacha que blandía. 

Vi las formas, y me encaré a uno. No era el que estaba más cerca, a ése le atacaría con el hacha, no, por un segundo dirigí mi fuerza mental a uno de ellos, tratando de causarle un dolor incontrolable...

...Pero me topé con un muro. 

Rugiendo arremetí alzando mi hacha, aunque esa cosa se movió, y ya no veía nada... el filo hendió el vacío.

Si. Esa no era la primera vez que combatían, esos asquerosos mutantes. Se apoyaban entre ellos, engañaban con un amago para dejarle en bandeja el golpe al segundo. Solo unos reflejos tan rápidos como los de una pantera de Kult podían evitar lo inevitable.

Al estar detrás de todos, el adepto se creía más seguro. Pronto descubriría que en un combate de verdad la teoría no siempre tenía la razón.

Los dos mutantes avanzaron hacia ti sin importarles los demás, sin duda, pensando que ese revólver era peligroso. El primero alzó su trozo de hierro en un arco vertical directo a tu pierna...  

Xazhum tenía mucha fe en que su pistola automática diera buena cuenta de aquellos mutantes. Había aprendido a disparar en las calles y quizás por ello estaba convencido de que ante una situación como aquella no iba a fallar. Sin embargo y pese a que lanzó una ráfaga de balas, éstas rebotaron en todas las paredes del callejón, aunque ninguna de ellas impactó contra uno solo de aquellos mutantes.

- ¡Mierda Xaz! - Se dijo a sí mismo. - ¿Pero qué cojones te sucede?

Sin embargo el segundo mutante no estaba tan concentrado y falló el golpe. La tubería pasó de largo del adepto.

Crassus observó aterrado como los mutantes ignoraban a sus compañeros y cargaban contra él. No lo entendía: de todos ellos, él era el más anodino, el más inofensivo. No llevaba un arma en cada mano, mucho menos una escopeta, y tampoco portaba armadura alguna. Trató de apuntar con el revólver antes de que llegaran, pero se movían muy rápido y el primero de ellos le alcanzó con su arma de que pudiera disparar. Aunque improvisada, probó ser sumamente efectiva, hiriéndole en la pierna y haciéndole trastabillar hacia atrás unos pocos pasos. Nunca antes había sentido tanto dolor, y solo la gracia del Emperador logró evitar que el que le acompañaba encadenara un nuevo impacto.

Crassus elevó una plegaria al Emperador, tratando de no ceder al miedo. Apuntó el cañón del revólver al que le había golpeado y disparó.

por algún motivo que desconocía, los mutantes habían pasado del gigante arbitres que iba con una escopeta, un gran error que rápidamente aprobecho para meterle un escopetazo a uno de ellos, "desaparecer de nuestro camino, malditas abominaciones" digo al mutante a la vez que disparo.

El combate había comenzado casi de inmediato, una emboscada en un oscuro callejón provocada por pobres almas temerosas del emperador que no se atreven a atacar sin ventaja.

Xazhum y Crassus habían recibido sendos golpes, y aunque tenían algunos rasguños, estaban más pensados para dejar inconsciente que para matar. Es posible que esas desapariciones sean secuestros intencionados con algún oscuro propósito, pero la pistola de Crassus acertó con tal potencia que arrancó de cuajo el brazo izquierdo del infeliz mutante. La sangre manaba por el muñón del hombro como si fuera un oscuro manantial. El mutante cayó al suelo, si poder siquiera gritar de dolor, pues el shock había sido tal, que lo mató inmediatamente. 

La escopeta del agente Marcio rugió en el callejón pero las sombras y el movimiento del combate hizo que errara el tiro por poco. Sin embargo, viendo que semejante arma estaba en manos de un enemigo, decidieron cambiar de objetivos.

¡Pero qué...?!

Grunda vio pasar junto a su sien el proyectil vomitado por el escopetazo de Marcio. Por fortuna la bala no quiso incrustarse en su cráneo, pero tampoco buscó al maldito mutante con el que estaba enzarzada.

Con el hacha aún ansiosa de sangre pulsando en su mano, se giró en una media vuelta rabiosa y aprovechó la inercia del movimiento para intentar hendir la carne del asqueroso tipo. 

Sin llegar a detenerse buscó concentrarse para lanzarle al desgraciado una oleada de dolor que ayudara a paralizarle, si el hachazo no lo hacía.

Uno de los dos mutis que acosaban al granuja de Xazhum, retrocedió y se encaro con el musculoso arbites. La escopeta era un arma poderosa y podia causarles muchos problemas. Pero si conseguian una, serian capaces de intimidar a la gente sin necesidad de luchar contra ella.
Con una medio sonrisa en la cara, el mutante avanzo pensandose ya ser el dueño del arma. Avanzo decidido levantando la vieja y oxidada tuberia para asestar un golpe descendente potente, pero previsible. Marcio no tuvo dificultad en apartarse a tiempo del ataque.

Mientras su compañero se encaraba con otra amenaza, el mutante seguia en su empeño de fastidiar a Xazhum todo lo que pudiera. Ya habia recibido un buen golpe, con otro caeria y podria jactarse delante de todos de añadir otro humano a su cuenta. Pero sin el apoyo de la superioridad numérica, el mutis no conseguia alcanzar al pandillero.