Partida Rol por web

Katarina no logró pasar la prueba tan rápido como esperaba, no pudo sortear una zona de piedras y se resbaló, teniendo que empezar esa zona de nuevo, quedando rezagada de las más ágiles de la compañía, que la pasaron a toda velocidad.

Curce se llevó las manos a la cabeza viendo el desorden que había y empezó a dar instrucciones... puso a los que pensaba que lo harían mejor primero:

-Id vosotras primero-señaló a quienes pensaban que serían más ágiles- y los demás, intentad seguir el mismo sendero que ellas sigan..no tendréis tal vez la misma zancada pero son zonas que si ha pasado alguien vosotras podréis también. Venga, vamos, y recordad que el Emperador nos protege, observa y ayuda incluso en momentos así.

Laura miró a la pista de hoyos, y sintió que esta le devolvía la mirada. Intentó entender las instrucciones de Curce, pero los vociferios inútiles del resto de sargentos -que solo consistían en repeticiones triples de palabras vagamente coherentes- se comieron como la mitad de las instrucciones que daba, y algo le decía a Bianchi que darse la vuelta y pedir una repetición de las instrucciones le valdría un latigazo. Molkov pasó a su lado masticando dos barritas de fécula de cadáver. Laura le tendió la mano para sacarla del hoyo y luego se lanzó sobre el terrible circuito. Cogió carrerilla, metió el pié en el primer neumático...

... y no logró sacarlo bien. Tropezó, Rodó hasta el siguiente obstáculo, se golpeó el hombro contra una trampa anti-tanques vieja y cayó dos agujeros más adelante.

- ¡Como no! -bramó ella- ¡No podía caerme y ya está! ¡A la chistosa le tenía que tocar hacer el número de Slapstick! ¡Que alguien me ayude a salir de aquí, que me he dejado el piolet encima del piano!

Antes de comenzar a correr, Yulia observó lo que tenía ante sí. Era sencillo, el barro no ocultaba la totalidad de los socavones. La doctora se agachó ligeramente para no perder ni un solo Segundo y llegar de las primeras.
Con la señal se lanzó a la carrera, un pie arriba, otro y uno más. Superaba los obstáculos con facilidad hasta que levantó la mirada para ver donde se encontraban los demás. Ese fue su único error y por desgracia no hacía falta más. No tardo en tocar con su rostro la húmeda tierra. Con la cara totalmente enterrada, Yulia escuchaba como trotaban a su alrededor superandola.
Cerró con fuerza sus puños por la rabia que la envolvía en aquellos momentos. No podía creerse que fuese la única que hubiese caído al suelo ¿Quedaría alguna oportunidad?
Esta vida es una puta mierda, tengo la boca llena de barro- Se fue incorporando mientras trataba de eliminar algo de barro de su ropa para volver a ponerse en camino

A pesar que había intentado organizar su escuadra lo mejor posible, todo iba mal... ahora le tocaba a él, tenia que dar ejemplo.* Y lo dio. Empezó a correr y parecía que los hoyos más evidentes los estaba esquivando hasta que tropezó. Tropezó tontamente con una piedra-tal vez- y perdió el equilibro dando unas zancadas en las que Randall luchaba por sobreponerse a la caída.

Al final, dando ejemplo de solidaridad acabó con la cabeza enterrada en barro... se levantó cerca de Yulia quien había corrido un destino similar. Le sonrió y dijo:

-Vamos, hay que perseverar-mientras se limpiaba el barro de la cara.

Esperaba que fuera mejor en las siguientes pruebas.

Al sonido del disaparo todos comenzaron a correr por el campo. Noventa personas dándolo todo por esas horas y el no pasarse toda la mañana pateando campo.

Vosotros caístis de los primeros, casi todos por temeridad. Sin embargo, al volver la vista comprobásteis que no érais los únicos, ni lo peor parados. El terreno era accidentado precisamente para ayudaros a manteneros en pie en una confrontación con un enemigo. Las bombas destruyen edificios y si tuviéseis que escalar las ruinas de uno para tomar la posición enemiga, pasaríais por eso mismo.

Mallory ayudó a Katrina a levantarse mientras otro cadete caía a su lado golpeándose el hombro con un cascote. Delante vuestra otro hombre se sacudía con espasmos y caía al suelo. Entonces recordásteis que os habían mencionado algo sobre minas electrificadas. El soldado cayó al suelo fuera de combate... y no era el único. Aproximadamente la mitad habían tropezado, caído o se arrastraban por el suelo intentando llegar al muro.

Incluso se oían algunos gritos de dolor y angustia. A pesar de ser un día despejado y soleado, esa escena os recordó que la guerra no entiende de días bonitos y cualquiera puede convertirse en una masacre.

Al final, siguiendo las instrucciones del sargento, conseguísteis llegar al muro.

Una vez pasados esos traicioneros hoyos, alambres y barricadas, Katarina llegó al muro, su equilibrio no es muy bueno, pero tiene cierta coordinación para actividades que requieran más físico. Apoyándose en un aspirante que se estaba resbalando muro abajo, pisó su hombro y salto hasta agarrarse al borde con un buen salto. Desde arriba se puso con el pecho en muro, dejando una pierna a cada lado y estiró la mano para ayudar al resto de su escuadra por si lo necesitaba.

-Vamos, que no se diga- anima sin sonreir pues se lo toma muy en serio esta prueba.

El sargento rechazó la ayuda de Katarina:

-Déjalo para otra, a mi se me da bien subir...- y eso parecía.

Fue trepando con dificultad pero de manera continuada hasta que a mitad de muro le falló el pie de apoyo y resbaló hacia abajo maldiciendo. Tal vez debería haber aceptado la ayuda. Ya era tarde, no iba a contradecirse así mismo. Volvió a la escalada con un salto potente que lo ayudó a posicionarse mejor y con un par de esfuerzos estaba arriba. Prueba conseguida.

Jadeando por el esfuerzo de superar el campo de hoyos, se detuvo para mirar el muro -Que mierda de vida, es demasiado alto- Yulia vio como un soldador que la adelantaba saltaba y no alcanzaba la parte superior del muro -Es mi oportunidad, ahora o nunca- Corrió tan rapido como pudo para llegar cerca de la pared mientras ese soldado que había visto comenzaba a levantarse -Oye, estupido- Grito para que no se terminara de levantar y así utilizarlo como escalera.
Yulia dio un salto y se apoyó en la espalda del soldado para por asir la parte superior del muro. Flexionó sus brazos y en cuando puso una de sus piernas arriba el resto ya fue sencillo.
Mirar hacia donde tenia que aterrizar hizo que su estómago se revolviese. Todos saltaban, menos ella. Agarrada a la parte superior como una gata a una manta -Vamos... Tengo que bajar, son solo un par de metros...- Con movimientos lentos fue deslizándose hasta dejarse colgar por el otro lado manteniendo los ojos cerrados hasta que finalmente se dejó caer. La sensación de tocar suelo o, mejor dicho barro, con sus pies fue gratificante. Su respiración fue volviendo a su ritmo normal -Lo he superado!! - La ingenua Yulia alzó los brazos por la emoción y miró a su alrededor viendo que nadie le hacían caso -Mierda, mierda. No debo pararme aquí como una estupida- Volvió a correr para afrontar el siguiente obstáculo

- ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

Como operadora, Bianchi había pasado un puñado de veces mal contadas por aquella pista. No se la conocía, no estaba acostumbrada a usar su propia fuerza para rebasar muros. Y honestamente, hacía trampas para las dominadas. Si hubiese llegado a tiempo al muro, podría haberse puesto ella de escalón y que luego la ayudasen a subir. Pero por lo que veía el resto de chicas habían tenido ideas parecidas, pero con escalones involuntarios. 

Siguiendo los gritos del sargento como un perro arrastrado con correa, reptó fuera del agujero, saltó hacia el muro desde cuclillas para darse impulso y terminar de recorrer el trecho que le faltaba. Recuperó el equilibrio como pudo durante la carrera, lo utilizó para redirigir parte de la inercia a un salto que le permitiese agarrar la mano de Molkov...

... y no la alcanzó. Bianchi cayó arrastrándose por el resbaladizo muro, y descubrió que algún cerdo hijo de fak había echado aceite de motor viejo en algunos trozos. Lo intentó otra vez, pero un cabrito de la 6ª le tiró de la camiseta para asirse y pasar. Lo intentó de nuevo y, esta vez, al caer, casi se hace daño en el tobillo. Finalmente, al quinto intento, logró efectuar un salto de altura decente que le permitió alcanzar la parte superior del muro, lanzarle a Molkov una mirada de disculpa y deslizarse al otro lado, donde tuvo la suficiente vergüenza torera como para ayudar a su camarada a bajar sin hacerse daño. 

Laura empezó a tener pensamientos sediciosos sobre comisarios y atropellos con fuga. 

- Vale: ¡esto ya no tiene gracia! -rezongó-

Los hoyos pusieron a prueba vuestro equilibrio, el muro vuestra fuerza, pero el barro y las concertinas ponen a prueba vuestro temple. Algunos de los aventajados ya están a medias de la prueba mientras que otros no paran de entrar. Atrás veis como Molkov ayuda a Bianchi, que suponéis resabala una y otra vez hasta que su cabeza asoma por el muro, luego una pierna hasta caer del otro lado.
Este pequeño parón os ha dado cierta ventaja, pues veis como las afiladas cuchillas se quedan con tela y carne por igual. Un soldado se levanta desgarrándose la espalda con los alambres mientras grita como si le estuvieran arrancando la vida. Os preguntáis que sería lo que le ha hecho levantarse de esa manera cuando, ya a cuatro patas, veis los dientes metálicos de un cepo asomar entre el barro. 

Sin duda hay que ser de una madera especial para pertenecer a la Guardia imperial.
 

Bianchi apreció la genialidad de diseño que tenía delante: un obstáculo en el que el cerebro era solo peso muerto en el camino de los cepos. Intentó localizar las trampas mortales de un vistazo, pero un sargento se percatóde que intentaba pensar y abortó el intento de una patada. 

Bianchi se arrastró, buceando con los brazos en un intento de atrapar los malignos dispositivos por los lados en vez de por donde  eran peligrosos. Localizó tres y les dió la vuelta, disparando uno en el proceso. Siguiendo a Rockson de la 5a, llegó finalmente al otro lado. Incrédula de conservar los dedos.

- ¡Chicas! ¡Por la calle 3! gritó antes de proseguir.

La tres es la fácil muy bien. Sin embargo las cosas no salen como quieres siempre, cuando se va a meter de cabeza en la 3, le chocan el hombro un grandullón de la primera escuadra que la manda directa a envocar la 4 calle. Con el resto pisándole los talones y azuzándola solo le queda agachar la cabeza y empezar a reptar maldiciendo por lo bajo.

La primera parte parece facil y la supera con fuerza y velocidad. El sargento le está gritando que recuerde bajar el culo. Me giré para decirle alguna palabra muy malsonante sobre un enano de jardín y su propio culo. Fue un error, mi mano rebaló y caí de frente contra uno de los cepos. Con los ojos abiertos de terror, levanté la cabeza a toda velocidad mientras el cepo se cerraba, arañándome le cuello y cerrándose a pocos milímetros de mi cara con un fuerte CLAK.

Entré en pánico y comencé a gatear con fuerza, arrastrando mi espalda por las conrsentinas mientras apretaba los dientes, casi me meo encima. Laura ya ha pasado y me ayuda en el ultimo tramo indicándome el mejor camino, dejándome caer al final de la misma, escupiendo agua empozada y con la cara y la espalda rajadas.

-Me cago en la puta- es lo único que me sale.

El sargento tardó en entrar en batalla contra el General Barro...y no le fue bien al principio. A pesar que siguió las indicaciones y fue por la calle 3 una concertina le añaró el brazo casi a la altura del hombro de Randall que emitió un aullido de dolor.

Apretó los dientes y siguió deslizandose como buenamente pudo por las trampas mortales ideadas por un psicópata. Se araño las manos, pero eran rasguños sin importancia. Cuando se dio cuenta y se pudo limpiar los ojos para ver mejor estaba saliendo del barro como habían hecho sus chicas antes.

Aún estaba escupiendo barro de la primera prueba cuando Yulia se giró al suelo para arrastrase una vez más por el suelo - Arrrrgggghh!!- Grito en cuando sintió en su piel como se le clavaban las cuchillas en la piel del trasero. El dolor le produjo un movimiento de respuesta automático y levantó la cabeza. Otro error más que hizo que ahora su cuerpo ya estaba lacerado en varios lugares -Por la 3, esto es fácil. Esto es... Una puta mierda-
Para poder superar la prueba tuvo que pegar un último tiron. Su pierna izquierda se había quedado atrapada y su uniforme estaba tan totalmente ensangrentado. Por suerte no se percibía el color rojo, el barro ocultaba casi cualquier prueba del desastre que había realizado.
Se incorporó y miró al frente -¿Que suplicio viene ahora?- Los pulmones ya no eran capaces de abastecerla de todo el oxígeno que ella hubiese deseado, jadeaba, sudaba y tenía todo el asqueroso pelo pegado en la cara, pero comenzó a sonreír al girarse para mirar las concertinas y pensar que si, quizás tuviese el culo demasiado respingón

Grenda estaba asfixiada y todavía no habían llegado al ecuador de la prueba. Ya había pasado en más de una ocasión por aquel campo de entrenamiento y por mucho muy similares, pero el extra de motivación al estar compitiendo con otras escuadras, le estaba jugando una mala pasada. Normalmente actuaba mejor bajo presión, pero por alguna razón, quizás la proximidad a un posible conflicto real en las próximas fechas, le estaba afectando de manera negativa.

Se lanzó al barró con la clara intención de seguir los pasos del sargento Curce y de la recluta Kutznekova. Empezó a arrastrarse a a través de aquella calle y de buenas a primeras se enganchó la ropa en la concertina. Cuando trató de seguir avanzando se dio cuenta de que estaba bloqueada por el cinturón que sujetaba sus pantalones. Luchó unos momentos por salir del apuro y eso le costó perder bastante tiempo y varios rasguños en las manos y la espalda. 

Cuando por fin logró soltarse, siguió reptando a toda velocidad. Ya veía el final del túnel cuando las ansias le jugaron una mala pasada. De nuevo se había enganchado en el alambre de espino. Esta vez fue en su propia piel en la que sintió un doloroso pinchazo. Su hombro había sido atravesado por varios de aquellos alambres afilados y en la posición en la que se encontraba, se hacía muy difícil el poder liberarse. 

- ¡Mierda! - Farfulló Macmardiggan. - ¡Joder! - Increpó al aire.

Se revolvió así como pudo. Volvió a perder un tiempo vital para dar la victoria a su equipo, pero finalmente, tras varios gritos de dolor y mucha sangre vertida sobre el barro, logró soltarse y esta vez sí, llegó al final del túnel. Se puso en pie y sin mostrar más síntomas de dolor que su propio gesto compungido, se dispuso a seguir adelante, afrontando la siguiente prueba.

Las heridas y el barro acumulados no os quitan las ganas, ni a vuestros competidores tampoco. Tras pasar la zona denominada "el barro", corréis hacia la siguiente prueba, disparo. 

Cada escuadra dispone de un único rifle láser con un cargador para poder pasar la prueba. Así pues, debéis ir pasándooslo para ir haciendo blanco y continuar. Varios sargentos os controlan desde los laterales para que no hagáis trampas. Ni se pueden coger los rifles de otras escuadras, ni se puede continuar sin hacer blanco. Aquella escuadra que gaste su munición sin que todos los miembros del grupo hagan blanco quedará eliminada.