Partida Rol por web

No, No iba a permitir que pasara , no dejaría que esa cosa ganara , llena de miedo y de coraje cogió al señor Largernon por el brazo y jalo con fuerza a modo de tratar de sacarlo de la oscuridad

Tirando de el hacia el pasillo con la luz , ya  no podía hacer nada por la pobre mujer, pero tampoco dejaría que esa cosa fuera lo que fuera se saliera con la suya , si bien tenia miedo, también tenia coraje , coraje por que unas cosas trataban de lastimarla ,y de lastimar a los vivos

-Tire con fuerza señor Largernon, no dejaremos que esa cosa le arrastre , nada que no se ade este plano va a treverse a hacernos daño , encontraremos la forma de apaciguarle – seguía tirando con todas sus fuerzas para sacarlo d ela habitación- te metiste con la equivocada maldita cosa

Mientras Lucas escapaba aterrado para su habitación Nereida no parecía dispuesta a dejar que la oscuridad se saliese con la suya. Herbert estaba desesperado. Aunque resistía los embites de aquella entidad como podía veía la luz salvadora del umbral tan lejana como alguien que se ahoga sin fuerzas a escasos metros de la playa.

Y entonces sintió una mano que la aferraba. Aquella mujer, salida de la nada, enfrentándose a los miedos que poblaban aquel siniestro lugar se había metido en la habitación y tiraba con decisión hacia el pasillo del hombre. No estaba exento de riesgo su movimiento: la oscuridad, por un momento, tuvo a dos presas a su alcance. La puerta comenzó a cerrarse nuevamente. Pero Nereida se tiró al suelo con violencia, arrastrando con ella al hombre, para acabar rodando hacia el pasillo sin soltarlo. Lagernon reprimió un aullido de dolor cuando aquella extraña esencia negra le arrancó parte de la piel del brazo mientras intentaba retener a su presa.

¡Pero ambos llegaron al umbral! Se arrastraron desesperados comprobando con alivio como la oscuridad se retraía en el interior de la habitación.

Pero aquel alivio duró poco al comprobar que las luces del hotel titilaban, amenazando con apagarse.

No podréis escapar, pronto todo esto nos será entregado...

Las voces, que ahora parecían una legión, aullaban su amenaza desde la habitación cuya puerta permanecía ahora abierta para mostrar la insondable oscuridad.

¿Qué estaba pasando allí? ¿Qué es lo que sería entregado?

Aquello era una locura.

Eso mismo pensaba Lucas mientras se encerraba en su habitación. A través de la ventana veía como la tormenta blanca se desataba con tal furia que parecía que todo el hotel se vendría abajo con el ímpetu del viento.

Asustado aún por los acontecimientos, Herbet empieza a toser del nerviosismo. 

Tranquilizate- se dijo asi mismo mientras a la mujer que le había salvado la vida de aquella... oscuridad.

- Gracias, muchas gracias- en su cabeza empezó a rememorar una imagen difusa por la ventana de su habitación- vi alguien fuera... un hombre, parecía indio... ¿quizás eso tenga algo que ver con todo... esto?- preguntó, sin esperar siquisera una respuesta.

Cuando notó que las luces empezaban a apagarse, su decisión fue sencilla- tenemos que salir de aqui Sra. Moonflower- tras esto gritó- ¡Sr. Merrows, esconderse no es la opción! ¡Hay que salir del edificio!.

Lucas cerró la puerta tras de si, echó el pestillo y empezó a prepararse, ropa de abrigo, botas, tres pares de calcetines, guantes, abrigo, jersey, bufanda, todo lo que podía ponerse se lo puso. Miró por la ventana, la tormenta era realmente atroz, jamás encontraría el camino correcto para llegar a la ciudad.

-Maldita sea- pensó de forma negativa pero a la vez realista. -No puedo creer que esto sea el final.-

Se sentó en la cama unos segundos para sobreponerse, su corazón latía frenéticamente. Unos cuantos segundos después sonó una voz estridente y demoniaca que hizo encoger el alma de Merrows hasta hacerse una pelota poco más grande que un botón de camisa, pero ya era tarde para que su cordura se fuera al garete, ya no tenía nada más que perder. Agarró la botella de vodka con fuerza y ocultó el pica-hielos en la manga derecha del abrigo, dio un trago largo a la botella y abrió la puerta dispuesto a enfrentarse a la tormenta del pasillo.

-SIn duda lo más coherente es salir de aquí  señor Largernon y muy probablemente algo tenga que ver ese hombre, no es normal que aparezcan los muertos y le ataquen a uno, pero piensa que si salimos aquí por lo menos tenemos que salir armados y con un par de provisiones ya que hay peligro de quedarse aquí y también peligro de salir por la tormenta buenos abrigos, wiski, comida y algún arma ,de lo contrario no sobreviviremos un día - sin esperar nada más cogió del brazo al Señor Largernon y prácticamente le arrastró por el pasillo sin intención de esperar a el señor Merrows, estaba claro que no pensaba claramente y su falta de juicio podría ponerlos en peligro a todos ,ya saldría para alcanzar los en un momento o tal vez se paralizará, pero una cosa era segura, no estaba dispuesta a perder tiempo 

Nereida siguió arrastrando a Herbert en cuanto se levantaron. La mujer no tenía pensado esperar por el otro superviviente y se dirigía todo lo rápido que podía hacia las escaleras que tanto daban al recibidor como subían a la planta superior. En ese mismo momento vieron salir nuevamente de la habitación a Lucas. Al menos él llevaba su abrigo puesto. Herbert y Nereida no estan preparados para la intemperie pero aún así parecía que salir de allí era la única salida posible.

Sobre todo porque las luces empezaban a apagarse tras ellos mientras corrían hacia las escaleras. La oscuridad iba engullendo aquel pasillo y tras lo visto en la habitación 236 no parecían dispuestos a permanecer en el medio de la misma.

Así que el trío se encontraba ya bajando las escaleras cuando en el recibidor del hotel vieron a otras dos personas vestidas con uniformes blancos. Lucas los reconoció: uno era Barney, el de mantenimiento, que estaba ahora empujando la puerta giratoria hacia el exterior, hacia la tormenta. El otro era Teobald Henkins, uno de los médicos del Overlook.

—¡No pienso permanecer un segundo más en este infierno!— aullaba Barney mientras se precipitaba al exterior.

—¡No podrás sobrevivir ahí fuera! ¡Estamos a cientos de kilómetros de la población más cercana! ¡Nuestra única oportunidad es detener a Roostelvein! ¡Él ha provocado todo esto!

—¡Estáis todos locos!— fue lo último que escucharon decir a Barney antes de desaparecer entre la tormenta de nieve exterior.

Los otros ya habían descendido las escaleras. Fuera lo que fuera que estaba pasando las luces del recibidor del hotel parecían mantenerse encendidas. Teobald aún no los había visto siquiera, seguía observando la tormenta del exterior donde el otro se había perdido, como quien mira el mar en el que se ha ahogado un compañero.

Me refería en sentido figurado. XD

Parecía que no era el único que había tenido la misma idea que ellos. Barney, el hombre de mantenimiento se precipitó hacia fuera mientras el médico le gritaba que no lo hiciera. Sin embargo, quedó sorprendido al escuchar en esa conversación el nombre de Roostelvein y que él era el culpable de todo aquello.

Doctor Henkins- le llamó- hay que salir de aqui cuanto antes. Hay una... oscuridad que nos persigue ahí fuera. Se ha llevado la vida dela enfermera McRain y viene a por nosotros.

Ya al final de mi vida, mientras espero el momento de perderme en el abismo sin fondo de la divinidad desierta y silenciosa; en esta celda del hospital Miskatonik de Massachussets, donde aún me retiene mi cuerpo pesado y enfermo, me dispongo a dejar constancia en este diario de los hechos asombrosos que me fue dado presenciar en mi juventud, cuando no contaba más de dieciseis años y era el encargado de material del hotel Overlook.

Lo que ocurrió en aquella serie de sucesos aterradores que acontecieron en aquellas desdichadas montañas nunca ha salido de mi memoria y aún hoy, después de tantos años, atormentan mis noches visiones de aquellos pasillos interminables y aquella oscuridad insondable que perseguía a aquellos tres desafortunados.

Después de ver a la oscuridad cara a cara el señor Merrows quedó visiblemente trastornado y no era capaz de juntar varias palabras sin hacer una especie de mueca o tic. La señora Moonflower por su parte parecía decidida a salir del hotel costara lo que costara y arrastraba al señor Lagernon, quien había perdido la piel de su brazo izquierdo en la "lucha contra la sombra.

Pero avancemos hasta el momento en que se encontraban ante la puerta de salida, Barney, uno de los empleados de limpieza del Overlook y gran amigo mío salió encarando la tormenta. Prefería arriesgarse con la nieve que seguir allí dentro un segundo más. No lo podía culpar, si yo hubiera sido consciente del peligro que se cernía sobre nosotros quizás también lo hubiera hecho. 

Lucas Merrows se quedó en silencio detrás de la señora Moonflower y del señor Lagernon, ni siquiera yo que viví los acontecimientos desde una perspectiva neutral y de forma externa, podría intuir en qué estado se encontraba el señor Merrows en aquel momento. Debería haber dicho algo, advertirles a los demás sobre la creciente paranoia y delirios que se vislumbraban en sus ojos vidriosos, pero tan sólo era un muchacho de dieciseis años sin ninguna experiencia, ahora, con la experiencia adquirida de los años puedo, sin duda, juzgar mejor los acontecimientos, pero en aquellos confusos y horribles momentos me fue totalmente imposible.

Nunca olvidaré la forma en que miraba hacia todos lados de manera frenética, como si viera algo que los demás no podíamos ver, el modo que esquivaba cada sombra de la habitación, los ruidos que sólo él parecía oír, estaba en un estado de shock permanente. Quizás por eso mismo no hablaba, porque seguramente si hablare se descubriría que su cordura se había evaporado, se encontraba disperso por un universo de aterradoras figuras grotescas y tenebrosas, y en su completo delirio, aquellas invisibles amenazas se ocultaban en cada esquina que giraban, en cada cuadro colgado de la pared, en cada espejo y en cada habitación, esperando pacientemente a que bajaran la guardia tan sólo un segundo.

Mujer se acercó al doctor Henkins Sí ese hombre era el responsable de lo que estaba pasando tenía que pagar por ello se preguntaba a sí misma Cuántos más habían sobrevivido en el hotel estaba comenzando a tener ideas descabelladas ,tanto que estaba dispuesta a salir  así solamente

-Si usted sabe algo diganos doctor Henkins, es más que obvio que lo que pasa en este lugar no es normal , el señor Largernon y yo hemos sido atacados en una de las habitaciones y necesitamos respuestas, tenemos que salir si ,pero antes debemos tener información y si usted sabe algo es su deber informarlo. 

La mujer miraba hacía todos lados buscando, algo más con que abrigarse  y defenderse en caso de volver a ser atacada ,se guardaba el abrecartas en una de las bolsas de su bata para dormir 

El doctor Henkins se volvió sorprendido al escuchar las voces de los recién llegados.

—Son ustedes... reales.— por la evidencia de esa frase estaba claro que el médico había estado sometido a los mismos sucesos que ellos mismos —¡Todo esto lo ha provocado la locura de Roostelvein! Yo mismo lo he visto con mis propios ojos: ¡el paciente de la 237! El anciano era un chamán y Roostelvein nos embaucó con una locura acerca de medicina mágica que salvaría a su hija. Muchos de los residentes decidieron abandonar el hotel hace unos días porque decían que el hombre había perdido la cabeza. ¡Ojalá hubiera sido eso! Me quedé porque pensé, precisamente, que ese era el problema. Pero el verdadero problema fue ¡que tenía razón! No sé a que tipo de tortura han sometido al hombre de la 237 pero he visto, como ustedes, lo que ha sucedido. Se han desatado unas fuerzas más allá de la comprensión de la ciencia. He visto sesiones de espiritismo en Nueva York ¡meros juegos de niños comparados con lo que aquí sucede! Desconozco el motivo por el que Roostelvein ha despertado a los espíritus furiosos de nuestro pasado ni como lo ha hecho ¡pero él es la clave de todo!

Mientras hablaban con el hombre Nereida buscaba un nuevo arma y algo con lo que cubrirse. En uno de los cuartos de la entrada había un almacén donde se guardaban las cosa que antiguos huéspedes habían dejado olvidadas en las instalaciones. ¿Encontraría allí algo de utilidad?¹

Por su parte Lucas se mantenía en el umbral, contemplando la pared de nieve que golpeaba furiosamente la fachada del hotel, con la mirada perdida y la boca entreabierta, ensimismado en unos pensamientos insondables².

Esa es la idea, la cordura de Lucas se ha evaporado, el narrador es él en tercera persona, pero como si fuera otra persona allí presente (doble personalidad). De hecho, si me lo permites, puede que Lucas vea a esta persona (de nombre Tyler) como un referente de autocontrol o para hacer frente a sus propios miedos e indecisiones.

-Por supuesto que somos reales doctor Henkins Supongo que debemos Buscar a ese hombre para que no se las respectivas explicaciones como yo veo las cosas tenemos dos opciones la primera es no salir y mantenernos en la luz y la segunda que en caso de salir debemos llevar las respectivas provisiones y no estar por ahí desarmados, particularmente no soy una partidaria de la violencia pero sí debemos defendernos lo primero está la supervivencia por lo que estoy entendiendo casi no queda gente aquí o somos los últimos Debemos entender que no podemos dejar que entes que no son de este plano pueden hacernos daño

Decía la mujer con miedo pero al mismo tiempo tratando de sacar fuerza estaba comenzando a pensar algo Bastante descabellado pero hasta no estar segura No lo ejecutaría

- Entonces... - dijo el empresario, mientras recapitulaba la información recibida- si vamos a por Roostelvein podremos detener esto- miró hacia las escaleras, donde se encontraba aquella oscuridad que apunto estuvo de atraparle, y tragó un poco de saliva. Herbert no estaba muy entusiasmado para subir de nuevo arriba e ir a por aquel tipo... claro que salir con aquel tiempo era también la muerte segura. No tenían muchas opciones.

- Necesitaremos alguna fuente de luz para subir de nuevo- dijo, intentando que no se le notase el miedo en su voz- algo con lo que espero podamos pasar por esa oscuridad. 

Puede que Nereida no fuera amiga de la violencia pero se sintió mucho mejor cuando en el almacén encontró una caja de coleccionista en la cual había un reluciente Colt Single Action Army con seis balas en su cargador. Y justo unas estanterías más allá había ropa de abrigo suficiente para ella y los demás. Recogió un abrigo de piel gruesa, invernal, y un par de bufandas para su propio uso, además de un sombrero de lana grueso. Dudó un momento si ponérselo ya mismo o dejarlo allí a mano para después¹

Herbert siguió los pasos de la mujer y se agenció una lámpara de foco que estaba a la entrada misma del almacén. Tenía una carga de aceite completa y estaba dotada de un mecanismo muy útil para enfocar la luz al estilo de un faro o incluso 'silenciarla' sin llegar a apagarla. Era justo lo que necesitarían si seguían teniendo problemas de iluminación².

Mientras los otros se pertrechaban el médico hablaba sin parar:

—Hace dos noches me enteré de lo que pensé que era un delirio de locura. Roostelvein quería usar los poderes de un chamán indio para llamar a un espíritu con el que curar a su hija. Pero cuando el hombre llegó al hotel la pobre niña había fallecido ya. Pensé que aquello lo libraría de lo ridículo de su plan... ¡pero no fue así! Habló con el anciano de los tatuajes y tuvieron una gran discusión. Luego me enteré de que habían encerrado al chamán en la 237. ¡Fui a buscar a Rooselvein para exigirle explicaciones, para intentar sacarlo de su locura! Y lo encontré como si nada hubiera sucedido, como si su hija estuviera curada. Pensé que había tenido una recaída en la depresión y que se había alejado de la realidad por completo pero entonces me contó su plan: pensaba arrancarle al chamán el poder necesario para invocar a otro espíritu. Uno que fuera capaz de abrir la puerta entre la vida y la muerte. En su cabeza el plan era tan simple como el viaje de Orfeo en busca de Eurídice. ¡Pero algo salió mal! No fue el vivo quien bajo a por el alma de la muchacha en tierra de los muertos ¡fueron los muertos quienes han acudido en horda a través del portal abierto hacia el mundo de los vivos!

Merrows seguía intentando asimilar, a su forma, toda la información que recibía sobre demonios, no-muertos, invocaciones y chamanes, gracias a Dios él no tenía la pistola en la mano sino quizás ya se hubiera pegado un tiro en la sien.

Bebió un trago largo de Vodka y se dio cuenta de que ya quedaba menos de la mitad, y es que ¿Qué mejor momento que aquel para ver la botella medio vacía? Cuando se levantó por la mañana no pensó que acabaría volviendo a beber, aunque tampoco pensó en nada de lo que estaba pasando, así que hizo un movimiento vertical con los hombros en señal de "que más da" y bebió otro trago. Y justo cuando la mujer cogía la pistola y Lagernon el farol, Merrows se apoyó en el alfeizar de la ventana y miró caer la nieve, silenciosa, blanquecina e imperturbable, en aquel momento empezó a sentir aquel extraño calor dentro que tanto hacía que no sentía, casi había olvidado aquella dulce sensación de falsa seguridad en donde todo se nubla y todos parecen más amables, por lo menos lo parecían por un tiempo. Se giró y miró a sus compañeros.

- ¿Una mujer con una pistola? ¿Estamos locos o qué? Señora Moonflower, dele el arma al señor Lagernon haga el favor. - El acento británico había pasado a ser un acento extraño, seguramente por el efecto del alcohol.

Con su linterna preparada, el empresario escuchó toda la explicación del doctor. 

- Desde mi ventana vi lo que me pareció un indio- dijo. Ahora todo tenía "lógica", si es que era la mejor forma de llamar a esa situación- por lo que parece, tenemos dos opciones: o bien ir a por Roostelvein o intentar liberar al chaman que es el que tiene el poder suficiente para parar esta situación. 

- Señora Moonflower, salvo que tenga habilidades en el uso del arma, es mejor que me la de a mi- el estado en el que se encontraba aquella mujer no le inspiraba la suficiente confianza para que tuviera aquella arma. Claro que tampoco iba a obligarla a dársela. No era el momento de provocar a una persona mentalmente inestable. 

Mas que perfecto, se sentia segura con un arma , se puso los abrigos y luego de escuchar alos caballeros los miro sin expresividad en el rostro , ¿Estaban diciéndole que hacer? , por su propio bien mejor que asi no fuera

-¿Qué pasa caballeros? ¿tienen miedo de una dama? …Señor Merrows , señor Largernon , no me malinterpreten, soy peligrosa , también soy audaz , pero no soy una estúpida , asi que dejen de insultar mi inteligencia , les aseguro que  no planeo usar ninguna bala contra ustedes ,  me temo que todos aquí estamos velando por la inegridad propia y dadas las circunstancias  y mi poca habilidad de pelea cuerpo a cuerpo me temo que no la pienso entregar , de verdad no insistan , no me gustaría tener que usarla con alguno de ustedes –decía guardándola a buen  recaudo –Sera mejor que nos apresuremos , entre mas rápido salgamos de aquí mejor

La dama comienzaba a caminar , despues de aquello tendría que cuidarme mejor las espaldas

El médico parecía aliviado al ver que los recién llegados no parecían dejarse llevar por el pánico que había conducido al pobre Barney a una muerte segura. Ignorando la discusión sobre la posesión del arma se centró en lo que Herbert había dicho:

—¡Sí! ¡Ambas opciones tendrían que ser válidas! Según Roostelvein el chamán debía permanecer vivo hasta que se cumpliese el pacto... pero por otro lado si lo detenemos antes de que esta locura vaya a más, antes de que concluya el ritual ¡quizás haya una salvación para nosotros! Roostelvein tiene que estar en el ala privada, probablemente en la habitación de su hija fallecida. En cuanto al chamán lo alojaron en la habitación 237.

Así que la decisión quedaba en manos de aquel variopinto grupo. Ir a la habitación 237 supondría regresar a ese pasillo de oscuridad pero que, al menos, ya conocían. Aventurarse a por Roostelvein implicaría descubrir que estaba pasando en el ala privada del hotel. Ambas situaciones sostenían un riesgo innegable pero no parecía haber otra opción.