- ¡Tu mal acabá hoy aquí, seas bruja o dragon!

Helga, vio que las escaleras no eran la mejor forma de atacar al dragón, así que cargó directamente contra él.

Con rabia acumulada en su interior desató un certero golpe de hacha con ambas manos, sin importarle por ahora recibir otro golpe como respuesta.

Pese al gran esfuerzo era una criatura hecha de huesos, difícil de rajar o cortar...

- ¡¡Vuelve al infierno de donde has salido maldita bruja!! - gritó impotente ante semejante rival.

La enana cogió su hacha y se lanzó contra el dragón gritando. El hacha pasó por debajo de la garra de la terrible criatura justo cuando esta iba a golpearla con la suerte de que no le llegó a golpear pero pasó por debajo de las garras y no llegó a golpearla. Beorne sin embargo aprovechó ese momento para clavar su espada en la carne correosa de la bestia aunque esta parecía insensible al dolor. Cuando Helga le golpeó el dragó se giró hacia ella y trato de morderla con sus afilados dientes pero la guerrera logro apartarse a tiempo para no quedar mutilada y solo se llevó un rasguño en el brazo.

Oronel se movió para separarse del resto y encontrar una buen a posición. Entonces volvió a extender su mano y sintió la energía que le proporcionaba su arma impía, alimentándolo. Entonces, un nuevo relámpago púrpura surgió de su mano e impactó al dragón. Esta vez, sin embargo, sólo tangencialmente.

Gritarle nada más no iba a funcionar para que me atacara a mí en vez de a mis amigos… tocaba buscarle los puntos débiles… El fuego había funcionado bien con los yetis, veríamos que tal iba con un dragón de hueso. Al menos el poco espacio disponible debería ponérselo más difícil para esquivar el fuego sagrado de Gond. - ¡Arde criatura vil!

No terminaba de entenderlo. Había disparado donde estaba aquella bruja pero no sé había dado cuenta de que era esta se había disuelto y su esencia había despertado aquel dragón del demonio.

Apuntó de nuevo a la criatura, pero el temor hacia el dragón era demasiado fuerte, no fue capaz de disparar en condiciones y el vírotes salió hacía el techo. No pudo más que preguntarse qué demonios, ¿Qué demonios hacia allí?

Helga, la bárbara, seguía lanzando hachazos enardecida. Movida por ese odio vísceral, no tenía la más mínima intención de sacar su escudo y protegerse de lo que se le venía encima.

- ¿Eso es todo? ¡Vamos demuéstrame de lo que realmente eres capaz de hacer! - gritó resonando entre las paredes de piedra.

El tajo que lanzó agarrando el mango con ambas manos tenía fuerza, pero no la suficiente precisión. Se estaba precipitando y sin embargo todavía no se había dado cuenta de ello...

-No vivirás para ver otro día Bruja!-Gritó beorne lanzándose con su espada hacia el dragón. Las llamas que salieron de las manos de oskar golpeó de lleno al dragón muerto mientras que Helga y Brima trataban de flanquearlo. Sus hachas atravesaban y astillaban los enormes huesos de la bestia la bruja parecía cada vez más enfurecida.

-Estupido!-bramó y su voz volvió a resonar por la torre- otros héroes lo intentaron mucho antes que vosotros- las garras del dragón agarraron al enano y lo levantaron del suelo como si fuera un muñeco de felpa. El relámpago purpura de Oronel impactó en su rostro pero eso no le hizo soltar a su presa- ¿Que te hace pensar que estáis a su altura?-le dijo apretando las garras. El enano dio un grito de dolor y el dragón lo lanzó contra una de las paredes. El enano rebotó en la pared y cayó en el suelo con la armadura destrozada e inconsciente.

-¡Beorne!-gritó Brima que golpeó con furia al dragón nuevamente pero este solo se rió con una risa maligna. La cola del dragón restalló contra la pared cerca de Oskar pero sin llegar a golpearle.

Oronel dejó caer la varita y lanzó un rápido conjuro. Sacó entonces la espada hasta entonces gris mate, que brilló con una luz purpúrea cuando el semielfo se abalanzó también contra el dragón con la espada asida con ambas manos. Había llegado la hora de mancharse de sangre.

-Ven a mí, criatura, y afronta tu muerte!

El hecho de ver a Beorne caer gravemente herido le hizo afrontar sus miedos. Si seguía disparando con dudas todos acabarían muertos. Volvió a cargar otro virote en la ballesta y disparó. Apuntó allí dónde debiera de haber estado el corazón del dragón, pero a pesar de atravesar carne y hueso toda la potencia del virote acabó con sonoro golpe en la pared tras atravesar, las pocas partes sólidas que este tenía.

Enarbolando el arma con sus brazos en alto, la guerrera descargó el tremendo hachazo directo al dragón.

La criatura tuvo que estremecerse tras haber recibido tremendo desgarro de piel muerta. Los huesos astillados saltaron en todas direcciones. Y todo indicaba que pese a ser uno menos en el combate, la suerte les sonreía...

- ¡Brima ten cuidado! Tiene una fuerza increíble. - dijo en voz alta. Nunca había visto a un dragón en pleno combate. Los yeti eran una amenaza. Los dragones implicaban algo más que fuerza...

Corro esquivando las garras y mándibulas de la bestia mientras mis compañeros la siguen haciendo sufrir hasta que llego junto a Beorne.

- Vamos, viejo tozudo, aún no te toca abandonarnos... - le dice imponiendole sus manos con el símbolo sagrado de Gond.

El dragón rugió con furia tratando de apartarse de Oronel, temerosa de su espada. Los golpes y tajos que recibía parecían hacer mella en la criatura pues, confiada en sus poderes, no conseguía hacer frente a tan valerosos enemigos. Desesperado trató de devorar a quien le había producido ese miedo incontrolable pero el semielfo lo esquivó con facilidad. Sin embargo la cola restalló como un látigo golpeando a Helga en el pecho con tanta fuerza que la empujó hacia atrás, pero la guerrera no estaba dispuesta a ceder ni un metro ante el dragón. 

Retirado junto al muro Oskar trató de curar al enano usando unas palabras de sanación. Las heridas parecieron cerrarse y la cara de dolor de Beorne se relajó pero no se desertó. Continuaba inconsciente aunque puede que el clérico le acabase de salvar la vida.

Oronel habia conseguido esquivar al dragón por los pelos, asi que decidio sacar el escudo y volver a atacar. Sin embargo, el escudo le estorbó un poco y su estocada salió desviada por debajo de la cabeza del dragón.