Partida Rol por web

El Dragón sin duda atacaba con una fiereza desmedida, si el hubiera estado allí hubiera caído presa de aquellas fauces. Volvió a apuntar a la bestia pero mientras lo hacía miraba de reojo si Beorne estaba bien. Parecía que Oskar había usado su magia para restablecerlo, se quedó un poco tranquilo mientras ponía otro virote y volvía a apuntar cuando vio como la cola golpeaba con fuerza a Helga. Comenzó a sudar al ver como a pesar del castigo que le estaban infringiendo la bestia no caía. Volvió a pulsar el gatillo pero el dragon esqueleto se estaba moviendo frenético en aquellos momentos y no consiguió acertarle.

Su instinto le decía a Oskar que debía curar las heridas de Helga para que aguantara más tiempo contra aquella criaturas, pero la experiencia luchando junto a ella le había enseñado que era capaz de aguantar aún más castigo y que si Bendecía a sus amigos podrían acabar antes con aquel dragón y eso aumentaría sus posibilidades de sobrevivir. Así se contuvo e invocó las Bendiciones de Gond sobre Daelios, Helga y Oronel. Ojalá ello les ayudara.

El coletazo del dragón fue tan tremendo que la hizo dar unos pasos hacia atrás. Parte de su armadura de pieles había quedado hecha jirones a la altura del pecho. La sangre empapaba las gruesas pieles, pero ella ni siquiera se llevó la mano al pecho pese al dolor que sentía.

Necesitaba ambas manos para manejar el hacha con fuerza y determinación. No había tiempo ahora para preocuparse de sus heridas.

El combate con la bestia renacida la había llevado hasta un lugar cerca de las escaleras. Si lograra alcanzar la primera planta quizá podría asestar un golpe mortal desde las alturas...

Sin pensarlo dos veces echó a correr para saltar por encima de la criatura desde un punto más elevado.

* * *

Los viejos escalones de madera gimieron bajo las zancadas de esa joven bárbara que sin miedo y en apenas unos instantes había llegado lo bastante alto como para saltar sobre la bestia hecha de huesos.

Helga se dejó caer y junto a todo su peso el del hacha que blandía. El filo del arma se clavó certera en su resistente columna.

Ahora, después de tal temeridad se proponía permanecer ahí arriba, sobre su lomo, para castigarla una y otra vez hasta que cayera ella o el monstruo.

El dragón vio pasar impotente a Helga entre sus patas, sin conseguir acertarle y casi tropezandose en el pequeño espacio. Como un gato torpe tratando de cazar a su presa.

El hacha de la guerrera se clavó en los huesos de la terrible bestia mientras esta, gritando y agitándose, trataba de tirar al suelo a Helga y quitarla de su espalda pero la mujer parecía mantenerse firme mientras atacaba al dragón. La bestia parecía desesperada pero aún aguantaba los embates del grupo aunque cada vez con más dificultad.

El dragón daba zarpazos y mordiscos a ciegas con tanta fuerza que la torre entera parecía temblar como un volcan a punto de entrar en erupción. Estaba desesperada por salir de allí, por escapar pero parecía serle imposible con aquel grupo de valientes combatiendo contra ella.

-¡Os mataré a todos!-rugió la voz de la bruja pero su amenaza cada vez parecía más vacía.

Daelios comenzaba a desesperarse el Dragón no paraba de moverse y con tantos huecos entre los huesos y la carne decrepita era incapaz de acertar un disparo. Volvió a intentarlo pero otra vez vio como el virote se desviaba demasiado a la derecha tras su salida. Pero sin embargo, algo ocurrió, algo que no terminó de entender pues el virote cogió un extraño efecto que acabó plantándose en la calavera del dragón con un sonoro impacto.

Agotados mis oraciones hasta que tuviera tiempo de nuevo de descansar largamente solo me quedaba lanzarme con el martillo contra el dragón o continuar invocando el fuego de Gond… No quedaba mucho tiempo hasta que aquel maldito dragón de huesos les derribara la torre encima de ellos y en ese caso quedaría libre y Oskar perdería su ventaja de que el dragón no tuviera espacio para esquivar las llamas sagradas, así que continuo con ellas que parecían haber dado buen resultado.

Oronel evitó el ataque del dragón, saltando y fintando constantemente y nuevamente probó a acertarle con su espada. Sin embargo, su tajo sólo cortó el aire.

El dragón revivido se agitaba con fuerza de un lado para otro. Intentando que la bárbara bajara de su grupa. Golpeaba su espalda contra las paredes de piedra que lo hacían retumbar todo. Pero Helga no se dejaba caer. Con maestría se descolgaba de un lado, trepaba por otro, siempre evitando que la estampara contra los muros.

En un momento de agotamiento la criatura cejó en su empeño y la joven pelirroja aprovecho el momento para impulsarse en una de las costillas y subir a lo más alto del cuello. Allí asestó de nuevo otro terrible hachazo, quebrando huesos.

Su furia estaba desatada, en su máximo apogeo, sintiendo como dominaba a esa bestia legendaria a su merced.

-¡NOOOOOOOOOOOO!-aun aullido lleno de furia y desesperación salió desde lo más profundo del cuerpo del dragón. El ultimo virote de Daelios se había clavado en su cráneo que ahora ardía por las llamas de Oskar. Helga, encima de la bestia, cabalgándola sin caer lo golpeaba pese a los desesperados intentos del dragón por quitarsela de encima mientras Oronel mantenía a raya sus zarpas con su espada refulgiente. De pronto todo quedó en silencio, estático, durante unos segundos y el cuerpo del dragón se desplomó en medio de la sala haciendo que Helga cayese al suelo. 

El grito lastimero de la bruja se seguía escuchando ahora mas débil como un eco llevado por el viento y algunas piedras de la parte superior de la torre comenzaron a caer.

-¡Rápido-dijo la enana que al ver muerto al dragón había corrido a socorrer a su compañero- ayudadme a sacarlo de aquí antes de que se nos caiga la torre encima!-dijo tratando de moverlo hacia fuera.

Casi no se podía creer cuando escuchó el espantoso grito agónico del Dragón y ver como caía. ¿Habían conseguido hacer caer a semejante criatura? Y habían salido casi indemnes. Cuando Brima les pidió ayuda no lo dudó, se colgó la ballesta pesada al hombro y marchó corriendo junto a ella para ayudar a Beorne.

Tenían que salir de allí lo más rápido posible. - Ayudadnos antes de que esto se nos caiga encima. Les dijo, él no era especialmente fuerte y el enano era pesado, necesitaba más ayuda. Tras superar la adversidad del dragón sólo faltaría que murieran en un derrumbamiento.

Son ya muchos los que iban a ayudar al enano, asi que Oronel se abalanzó sobre la bruja para desvalijarla rápidamente. Sabía que se exponía pero no todos los días se derrotaba a un dragón sin recibir ni un rasguño y, además, Oronel confiaba en su velocidad y sus reflejos.

Oskar había contenido la alegría de haber acabado con la bruja, incluso las ganas irrefrenables de decirle a Daelios un “ya te lo dije”. Había confiado en Gond y como siempre había sido recompensado por su dios. Corrió junto a Brima. Probablemente Helga y él mismo fueran de los más fuertes del grupo para acarrear con el enano caído, así que se pasó uno de los enormes brazos del enano por el cuello y el hombro para levantarlo de un lado.

- Déjame, Daelios. Será más fácil que Brima y yo la llevemos, que somos de estatura similar.

Sin esperar más comenzó a salir de allí junto a Brima y Beorne lo más rápido que podían. Sin siquiera girarse gritó para que el semielfo lo oyera.

- ¡Tu avaricia te enterrará aquí!

Helga cayó desde una altura considerable pues es su frenesí no se había preocupado de sucedería si caía desde esa altitud. Por suerte solo se llevó un golpe en el costado, nada comparado con el coletazo del dragón que podía haberla partido en dos.

Hechó un vistazo hacia arriba sabiendo que pronto la torre los sepultaría a todos. - A mi también me gustaría llevarme un trofeo para demostrar lo que acabamos de hacer, pero no pienso jugarme la vida dos veces hoy... - sabía que la fama que podría granjearse entre los suyos con algún hueso de ese dragón la haría parecer una guerrera formidable, pero se conformaba con contar su historia al calor del fuego. Si querían creerla o no, ya sería cosa suya...

Una vez fuera del área de peligro se dió media vuelta. - Ya no volverá a amenazar estas tierras nunca más... - dijo a los allí presentes.

El dragón llevaba muerto demasiado tiempo como para guardar un tesoro aún así Oronel logró encontrar un pequeño baúl cerrado, que más tarde descubriría que estaba lleno de monedas de plata y algunas gemas. Nada demasiado ostentoso pero desde luego una recompensa al fin y al cabo. 

Cuando el grupo salió de la gruta era noche cerrada y el viento helado azotaba el paramo. Con el enano inconsciente  y cansados por la lucha era impensable regresar a Bryn Shander en ese momento asi que decidieron establecer un pequeño campamento y así poder descansar y pasar la noche cubiertos del frío haciendo turnos. Hasta Helga pudo volver a la torre, que no había colapsado por completo, y arrancar un par de colmillos al dragón para mostrarlos como trofeo.

La noche pasó tranquila y no hubo rastro de ningún Yeti, ni tampoco de trols aunque no sabían por que iba a haber trols en aquel lugar pero aún así les escamaba esa idea, y pudieron descansar. Para cuando el sol despuntaba en el horizonte el enano despertó.

-Decidme que vencimos a ese dragón, por que tengo un dolor de cabeza terrible y no muchas ganas de volver a pelear con un monstruo así-dijo al despertar a lo que Brima le dio un puñetazo cariñoso, aunque lo suficientemente fuerte como para que se quejase.

Oronel, que estaba contando las monedas del tesoro, se encogió de hombros y luego creó una ilusión de él tumbado, inconsciente y el resto luchando contra el dragón con sonrisas en la cara.

-La verdad es que el único que ha recibido has sido tú, Beorne! Deberías confiar más en tus reflejos y menos en la armadura! Ha sido fácil, ese dragón era muy lento! Y pensar que tú estas preocupado, Daelios!

No puedo esperar a llegar a Bryn Shander y cobrar la recompensa! A ver si con ello puedo crear un arma que le haga justicia a Helga! Esa maniobra en el lomo del dragón ha de inmortalizarse! "Daño de dragones" la llamaré!

La anterior ilusión desapareció y ahora una gran hacha con un dragón montado grabado en el cilindro de metal que sujetaba la doble hoja al mango de madera. La cabeza del dragón, visto de frente, estaba en el cilindro y cada ala se adentraba en una de las hojas.

Todos a salvo y la emoción del momento pasada permitieron que los cuerpos empezaran a pasar sus facturas a todos. Oskar cumplió con su cometido habitual de revisar las heridas y curarlas con uno de los kits que llevaba siempre. Habían sobrevivido. Sí.
- ¿Qué? ¿Para cuantas cervezas nos dará eso, Oronel? – le preguntó con su tono bromista que para que no hubiera viajado antes con él bien podría parecer un gruñido de reproche – Espero que al menos mereciera la pena el riesgo, que también podrías haber vuelto a por eso después como ha hecho Helga con sus huesos jajajajajaja
Se acercó más a ver la imagen que conjuraba Oronel.
- Muy bonita, muy bonita. Si me permites… - dijo acercando más el baúl lleno de monedas – me gustaría contribuir…
Puso las manos sobre el metal y alzo una plegaria a Gond para extender sus bendiciones al metal que había ante él que ante la vista de todos se volvió líquido y tomó poco a poco la forma que Oronel seguía mostrando en su imagen hasta ser una replica exacta.
Cuando terminó admiró su propio trabajo.
- ¿Qué opináis, maese? – le dijo tendiéndosela a Oronel para que la examinara.

Pudieron sacar al enano sin problema de la torre aunque al final está no cayó por suerte. La temeridad de Oronel les reportó un buen puñado de monedas pero eso no era lo importante para él. Lo importante era que habían sobrevivido. Miró al enano que ya despertaba y el cariño que la enana parecía profesarle. Entonces Oronel se dirigió a él.

- Cómo para no estarlo. Le respondió, parecía que la juventud del grupo no les hacía conscientes de que habían estado luchando contra un Dragón no Muerto. Que habían tenido mucha suerte de salir de allí con vida. - Espero que en el futuro actuéis con un poco más de seso. les reprochó aunque con una sonrisa pues esta vez habían salvado el día y podría emprender por fin su tan ansiado viaje a Targos y enrolamiento en un barco pesquero.

Se quedó apartado mirando la interacción entre Oronel y el clérigo y mientras veía como las monedas se consumían realizando aquella estupenda creación, se fijaba en la cara de Oronel que no sabía como le sentaría ver las tan ansiadas monedas desaparecer.

Mientras los dos estaban ocupados se giró hacia Helga y se acercó a ella para susurrarla al oído mientras le entregaba algo.

- Esto es tuyo. Cógelo y parte para volver con tu familia y compartir tu experiencia con ellos. Cuídate las espaldas y no cometas locuras de aquí en adelante. la puso una mano en el hombro y con la otra le entregó sus pertenencias. - Debes sobrevivir por ti y tu gente.

Oronel se llevó las manos a la cabeza

-Pero ¿Qué haces, loco? El metal de las monedas no se puede usar para hacer armas, animal! Pensaba que un sacerdote de la forja tendría más respeto hacia el sagrado arte de la herrería! El oro, la plata y el cobre son muy blandos!

Quería decir que con el dinero podría comprar materiales! Ahora, sin embargo, lo que tenemos aquí es una vulgar pieza de decoración.

-Humanos!! no sois capaces de tener paciencia ni aunque os maten!

El herrero semielfo se alejó, furioso, maldiciendo al sacerdote.